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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Tema Veraniego

A finales del verano de 219, la familia Sagisō fue al este de Ōnindo para aprovechar los últimos días del sol más intenso del año. Una semana antes, la chica se había encontrado con Ayame, en Yachi, y tiempo después regresaría al este, a Los Herreros, donde se encontraría con Ken y Hikaru.

Un buen lugar, esto es lo que es. —dijo Sagisō Kizaemon mientras clavaba un enorme parasol en la arena fina del País del Rayo.

Era un día despejado, temprano todavía, y con agradables vientos del este. Había un calor exquisito, y no había casi nadie en aquella playa. Una serie de rocas naturales de lo que parecía ser otrora un risco fungía de escollera a la izquierda, hacia el este. Detrás del hombre con yukata de colores amarillos, se veía una mujer algo madura, muy atractiva y de cabello carmesí, quien guiaba con su único brazo, el izquierdo, a un par de sirvientes para que colocaran varias mantas sobre la arena y las aseguraban con lo que podían. Portaba un kimono que mostraba desde la rodilla hacia abajo, típico de esta fémina, aunque no parecía portar ropa de baño alguna. Al lado de Sagisō Komachi se veía una chica bajita de cabello similar y piel bronceada, con pequeños pantaloncillos y la parte superior de un bikini naranja muy modesto, de aspecto modesto. Sagisō Kuumi portaba también unas gafas de sol de aspecto costoso y un bolso que no podía tener más pinta de “vacaciones de verano”.

Y al final iba una chica alta, de cabello castaño oscuro suelto, salvo un entrenzado en la nuca, y piel ligeramente morena. Vestía un traje de baño blanco con florecitas cian, de una pieza, el cual llegaba hasta la base del cuello, además de tener un adorno ondulado a lo largo de la línea de la cadera, como una falda. Aunado a ello, vestía una falda azul translúcida, que apenas y alcanzaba a oscurecer sus piernas bien formadas, fruto del entrenamiento y su estilo de pelea.

Sagisō Ranko estaba bastante contenta de que no hubiese mucha gente en aquel lugar, así podría estar tranquila sin temor que la vieran.

Perfecto —Les dijo Komachi a los sirvientes que colocaban el resto de las mantas y parasoles, y a los que traían las canastas de comida de la carroza que había quedado un buen tramo más atrás, en el camino —. Chicas, adelante. Son libres.

Kuumi rió.

Genial. Pero comenzaré tomando algo de color. —dijo antes de acomodarse fuera de los parasoles para recibir gustosa el sol de media mañana.

Creo que yo iré a pasear un momento. No… No parece haber mucho problema por ese lado. —Ranko señaló hacia las rocas.

Komachi la despidió con un gesto de la mano, y Ranko comenzó a caminar hacia el este. Hacía ya mucho tiempo que no estaba en el País del Rayo, y hasta ese momento no conocía lo bellas que eran sus playas.

”Es tan raro ver el mar a su mismo nivel, y no desde un risco…” pensó, mientras deambulaba sobre la arena rumbo a la escollera. Tal vez por eso iba hacia las rocas.

Tal vez.
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#2
El Yotsuki continuaba vagando por Ōnindo, tal y cómo llevaba un buen tiempo haciéndolo. Tras una corta vida encerrado entre el acero y la perpetua lluvia, su ansia de conocer el mundo era difícil de saciar. Siempre repetía una y otra vez que era su última parada antes de regresar a su aldea natal, pero al final de cuentas tomaba otro destino distinto. 'De todas formas, Kurozuchi sensei debe estar metido en saber dónde haciendo saber que cosa acompañado de saber quién." En parte, le molestaba. Sentía una terrorífica ansiedad por llegar a superarse y ascender de rango, pero recordar los requisitos para la prueba era abrumante.

Pero hoy estaba para distraerse y dejar de pensar. Si bien pudo haber ido por el país del fuego para regresar a la tormenta, dió un innecesario rodeó con el fin de retornar al rayo a dar un paseo. No era que se sintiese atraído por la tierra de sus antepasados ni nada por el estilo. Simplemente, era curioso.

Tal cómo la nieve, la playa era algo ajeno a su cotidianidad. Era por ello que llegó hasta la orilla, donde el embravecido mar le esperaba. Dónde las olas se agitaban con fuerza, dónde finalmente sintió que era una experiencia... "Decepcionante" Estando ya finalmente ahí, sus expectativas de vieron tumbadas abajo al no encontrar nada especial.

Eso sí, el calor estaba jodidamente sofocante. "Al menos puedo nadar..." Dejó su carga a un lado, además de quitarse sus prendas de viaje a un lado salvo por una calzoneta de color azulado en detalles negros.

Estaba a punto de echarse al agua, cuando entrecerró los ojos ante la fuerte marea. "Pensándolo bien, puede ser riesgoso... Maldición, estar aquí solito no tiene sentido. No tengo nada que hacer en este sitio." Suspiró y caminó de regreso.

Tomó su guitarra y alzó la vista al sol, cubriéndose con la mano de los rayos solares. Finalmente, tomó el nada y se cubrió únicamente la cabeza. "Dicen que entre más clara la piel es más fácil quemarse. Y yo no quiero lucir como una tostada horneada" Se sentó bajo el abrigo de una roca inclinada y desenfundó su guitarra. "Esto lo pude hacer en cualquier otro sitio, pero quizás el cambio de ambiente me inspire distinto." Cerró los ojos y comenzó a rasgar las cuerdas, dejando que su mente viajaste a otros sitios. Era una canción relajada, que transmitía un sentimiento profundo, suave cómo la naturaleza pura sin la intervención de la palabra humana.


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#3
El vaivén de los pies de Ranko rompía la sombra que un oleaje insistente dejaba sobre la arena. No pensaba en mucho, tal vez en el calor que lentamente perlaba su piel, o en lo refrescante que era poner sus plantas en la arena húmeda, o tal vez en la comida que disfrutaría dentro de un poco con su familia. O tal vez en la suave y relajante guitarra que sonaba cerca de allí.

"¿Guitarra?" Ranko ralentizó sus pies para escuchar con detenimiento. "¡Sí, guitarra!"

Por un segundo se preguntó por qué sonaría una guitarra en la playa, mas apenas hubo pensado tal interrogante, se respondió a sí misma. Era una playa, y una muy hermosa. ¿Qué mejor lugar para dejarse llevar por la música?

Con pasos cuidadosos, Ranko se acercó a la escollera, y notó que la música aumentaba su volumen cada vez más. El intérprete de aquella melodía tan amena se encontraba detrás de alguna roca. Su corazón se aceleró brevemente, como cuando uno se asoma al abismo desde la cima de un risco. Sintió un levísimo aire de familiaridad, como si ya hubiese estado allí, o si ya hubiese vivido algo similar.

Pronto no estaría a más de algunos metros de distancia. Ranko se preguntaría qué hacer.

"Sería de mala educación interrumpir. Pero realmente quiero seguir escuchando. Si tan solo esta persona me viera acercarme…"

Decidió entonces acercarse lo más silenciosamente posible a las rocas y sentarse en una, de su lado, sin asomarse para ver al músico. Así, escucharía, muda, todo lo que quisiera, y cuando aquella persona dejase de tocar, sería por volición propia y no porque le interrumpió.

"El plan perfecto~"

Sin embargo, Ranko no tuvo en cuenta el estado de las rocas. No llevaba ni un minuto sentada en el pedrusco cuando éste cedió bajo el peso de la chica, haciéndola caer sobre su trasero contra la arena. Segundos después, temería haber provocado un derrumbe (aunque la disque escollera no era muy alta, podría haber roto alguna que otra zona), mas solo había caído la roca sobre la cual estaba sentada y una pequeña a su lado. Afortunadamente no le habían caído encima.

¡Aay! —No pudo evitar soltar un quejido.

"Oh. OH NO" pensó, mientras su mente se ponía en modo pánico inicial.
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#4
El muchacho esta totalmente sumido en su música, tanto que en ningún momento prestaba atención a sus alrededores. Nunca de los nuncas se habría esperado un ataque, o la intervención de un fanático hipnotizado por su música. Sin embargo, las situaciones nunca pueden predecirse. Por inverosímil que fuese, una roca terminó desprendiéndose y cayendo, que por suerte fue la de al lado y no la que tenía encima. ¿¡Qué demonios fue eso!? No se movió de su sitio, pero aunque sus manos se mantuvieron sujetando la guitarra, esta ya no sonaba.

El genin de la lluvia entonces giró su mirada, dándose cuenta de que no estaba tan sólo cómo creía.

Durante unos instantes sus ojos parecían dos huevos estrellados, posados sobre la persona que había osado interrumpir su presentación.

—¿¡Sa-sagisō!?— No tenía nada más que decir, pues su cabeza aún estaba procesando lo ocurrido.

Su mirada escudriñó a la muchacha de arriba para abajo, más abajo que arriba. "Joder, esta chica no pierde el tiempo." Se dijo clavando su mirada en las extremidades inferiores de la chica, las cuales ahora lucían más marcadas y musculosas de lo que él recordaba tras su último combate.

—Oye, si lo que querías era un autógrafo hay maneras más apropiadas de llamar mi atención— Bromeó al ver la actitud nerviosa de la chica. —No le voy a decir que no a esos jamones de pierna~

El muchacho dejó la guitarra y se quitó el kasa, lanzándolo al lado de su instrumento mientras sus orbes dorados observaban a la chica mientras él empezaba a caminar hasta ella con el fin de extenderle la mano para ayudarla a levantarse.

—Nos volvemos a ver, bunny Dijo coqueto con su filosa mirada mientras esperaba la reacción de la chica.

Al contrario que la kunoichi, él no tenía una diferencia física demasiado apreciable para que ella pudiese decir que había cambiado o mejorado en sus entrenamientos, salvo por las claras cicatrices de explosivos que recorrían ambos brazos y parte de sus manos. Normalmente solía ocultarlas, más no por vergüenza sino porque creía que se veían mal.
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#5
El músico no tardó en mostrarse, saliendo de detrás de la roca. Un peliazul muy sorprendido, ataviado solo con una prenda inferior.

¿K-Kingu-san? —reaccionó la chica, entre asombro y alegría. Era bastante coincidencia que ambos encuentros sucedieran en el País del Rayo, cerca de roca y agua —. D-digo… ¿Rōga-san?

Quiso apresurarse para ponerse de pie, pero Rōga se acercó rápidamente para tenderle la mano. La chica aceptó el gesto y se levantó. Sin embargo, no tardó en alejarse un paso de él debido a sus comentarios.

”¿Autógrafo? ¿Jamones de pierna? ¿Bunny?” pensó, recogiendo sus brazos. Lo único que no era coincidencia era la actitud del Amejin hacia sus miembros inferiores.

¡N-no intentaba…! Ahm… No intentaba conseguir su autógrafo, Rōga-san. ¡Y-y no me gustan s-sus comentarios sobre mis… sobre mis…! —Intentó cubrir su muslos, pero su falda era demasiado veraniega como para ello. Soltó un “jum”, un gesto que no habría podido hacer contra nadie antes. Comenzaba a recordar lo trabajoso que era el choque de su personalidad contra la del cantante —. A-aunque… Aunque es bueno ver que esté bien. Creo, —Se corrigió al ver las cicatrices en sus brazos. No recordaba haberlas notado en su primer encuentro.

La chica miró alrededor, pasando sus ojos del mar a las rocas, a Rōga y al final a los árboles que se veían detrás de los dos chicos, y repitiendo el recorrido visual. Se sentía un poco más madura desde esa vez, y más fuerte, tanto física como mentalmente, al menos un poco. Claro, no había dominado ni de cerca aquello que quería mostrarle a Rōga (y a todos), pero sí había avanzado un par de pasos en su camino.
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#6
"Vaya, sigue sin aprender a pronunciarlo... Pero lo ignoraré por esta vez." Rōga sostuvo su arrogante sonrisa, aún cuando la muchacha parecía ofendida y se intentaba cubrir en vano con aquellas playeras ropas. "Ho~ Parece que la conejita ahora tiene un poco más de carácter." Aparentemente, era mucho más fuerte emocionalmente, complementando su mejoría física. Le agradaba saber que seguía esforzándose, no sabía porqué exactamente, pero siempre le era agradable saber que sus competidores seguían exigiéndose a sí mismo.

Nunca se hubiese imaginado recibir un gesto cómo aquel por parte de la chica, tanto que la rabia parecía algo totalmente ajeno e imposible de ver en aquella dulce morena, pero que logró sonsacarle de todas forma.

—Je je~ Por favor, no te pongas así. Únicamente elogio las cosas o cualidades impresionantes en las personas— Se pasó la mano por el fleco del cabello. —Aunque, ¿nunca te han dicho que te ves linda cuando estás enojada? Luces muy tierna con esa carita de puchero—. Giró su cabeza cómo un perro que observa curioso. —Vamos, tienes bastante carne que presumir. Yo que tú le demostraría a los demás lo que esas extremidades pueden hacer. ¡Vamos, Usagihime! Debes lucirte... Aunque en esta playa no hay mucho público para admirarte. De todas formas, siempre puedes patear al que quiera pasarse de listo— Alzó ambas cejas, cómo si tuviese doble intención al hablar.

Los temperamentos de ambos eran totalmente opuestos. Agua y aceite, día y noche, blanco y negro. Antónimos en todos los sentidos. El muchacho cruzó ambos brazos cuando la muchacha afirmó que le alegraba verlo bien, aunque luego parecía dudar de sus propias palabras.

—¿Cómo que crees?— Parpadeó confundido, aunque luego reparó en que Ranko observó sus cicatrices. —Ahhh...— se puso serio por unos instantes, pero negó con la cabeza y sonrió de nuevo. —No te preocupes por esto— Empuñó el brazo diestro delante de sí. —Si yo no lo hago menos tú. Yo no estoy bien, ¡estoy fabuloso! Nunca pierdo mi estilo, darling~
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#7
Aquella sonrisa no dejaba de brillar, desafiante. Como la última vez, Ranko se sentía a la defensiva, hasta en la conversación. Rōga le pidió que no se ofendiera, pues tenía razones por la cual otros podrían sentirse atraídos.

¿Que si me han dicho…? —No recordaba a nadie que le hubiese dicho linda al enojarse, pero entonces Mei apareció en su mente, con su mano tomando su mentón y su aroma inundando su nariz.

"Eres muy inocente, Ranko-san. Eso te hace ser una persona muy dulce."

Las mejillas de Ranko ardieron intensamente al recordar su estancia en Yugakure con aquella chica, y sus sentimientos confusos.

—dijo distraída, luego regresó en sí al cien por ciento y sacudió la cabeza —¡N-no! Digo, n-no sé realmente si soy… ¡P-pero Rōga-san…! A-agradezco lo que dice, s-sólo no me parece el tono correcto. Yo…

Ranko se interrumpió al escuchar al chico llamarla por ese nombre. Rōga no sólo había sido el primer ninja extranjero con quien se había topado, sino también la primera persona, fuera de Komachi, su madre, en llamarla Princesa Conejo.

"Lo recordó. Recordó ese nombre."

Y-yo… pues… ¡Pues tal vez te patee la próxima vez! —Aunque no fue su intención, su voz sonó muy juguetona, y para nada amenazante. Estaba agradecida por la manera del chico de referirse a ella, pero con la manera en que hablaba de la carne para presumir. Por eso se refirió a él de manera informal, y no de "usted".

No pudo dejar la leve preocupación que sentía por los brazos de Rōga, pero si, como él decía, no tenía la suficiente importancia, ¿Por qué se preocuparía ella? Él se veía la mar de bien, y animado en demasía.
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#8
El genin estaba más que acostumbrado a recibir negativas o regaños por su actitud despreocupada e irreverente para con los demás, pero cómo en todas las situaciones, se las pasaba por la raja del culo, aunque de todas formas resultaba un poco pesado que se las recalcaran a cada rato. Era un efecto psicológico inverso en él, logrando probablemente el efecto contrario.

—¿Tono correcto? Bah. Has de disculparme, porque los manerismos y normas de conducta no son para nada la mío— agitó la mano restándole importancia. —Mi abuelo siempre quiso meterme los modales en la cabeza, así fuera a golpes. Pero seré honesto, no busques que actúe cómo alguien de la nobleza—. negó con la cabeza, aunque no lucía molesto. —No sé, es cómo si no fuera yo. Lo último que quisiera es que la gente tengan una imagen errónea de un yo que busca agradar a las personas porque sí. Me gusta ser directo con la gente, además de que hay ciertos protocolos que se me hacen tediosos e innecesarios. No sé, no termino de agarrales el sentido— suspiró tras finalizar su explicación.

Fue entonces, cuando notó un atisbo de compromiso en la kunoichi. Él era muy detallista con la actitud de las personas, por lo que notó el cambio de trato en la kunoichi cuando usó un pronombre de mayor confianza en él. "Al fin se decidió." El genin no pudo sino reír alegre mientras cerraba los ojos.

—¡Ha! Eso era lo que quería escuchar, pero espero que no creas que me dejaré agarrar cómo saco de golpear tan fácilmente— Se cruzó de brazos. —A todo esto, ¿cómo fue que terminaste tú sola en este sitio? Yo ando de vacaciones, unas muy muy largas, aunque en realidad he hecho de todo en este tiempo menos descansar... Recién vine aquí para pasar el rato, ¿qué es lo que te trajo aquí a ti? La verdad, siempre escuché a la gente hablar maravillas del mar y demás, pero ya estando aquí solito no se siente muy divertido que se diga. ¡Kuchiu!— Puso los labios como el pico de un pato.
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#9
Ranko frunció los labios ante el comentario de Rōga, pero su expresión se relajó en cuanto mencionó lo de su abuelo.

”Pobre… ¿Cómo pretendía su abuelo enseñarle modales si él mismo no los tenía? Creo… creo que entiendo, de cierta manera."

S-sólo creo que suena un poco… U-un poco vulgar. En especial… En especial lo del jamón. A-gradecería q-que no dijeras cosas d-de ese tipo, Rōga-san. Po-por favor.

El chico afirmó que no sería fácil asestarle una patada. Esto liberó algo de tensión e hizo que la chica soltara una risilla. A pesar del choque de personalidades entre ambos, el espíritu de pelea del Amejin había dejado una marca en Ranko, así como una meta que alcanzar.

¿Qué ha… has hecho en vacaciones, si no es descansar? —Ranko se acomodó algo de cabello tras la oreja. Era raro verla sin su trenza, aunque disfrutaba que su cabello fuese llevado por el viento. La chica se volvió y señaló a lo lejos, al oeste, donde sus padres charlaban y su hermana tomaba el sol —. ¡Yo t-también vine de vacaciones! ¡Con mi familia! Q-queríamos aprovechar los… el .. ahm… el final del verano.

Ranko dio unos pasos más allá de Rōga, hasta el punto que las olas mojaban sus tobillos. Respiró profundamente el aire salado y abrió los brazos hacia el océano.

¡Rōga-san! ¡El mar es inmenso! ¿No es eso hermoso? T-tanta paz. Tanta calma. E-encuentro relajante esto. E-e-especialmente sin tanta… tanta gente —Bajó los brazos y miró al chico —. A-además… Rōga-san ya no está solito.

Sentía contradictorio que Rōga fuese tan agresivo e insolente, pero que a Ranko se le hiciese más fácil ser informal y familiar. Tal vez, pensaría después, eso mismo hacía que no tuviese miedo de equivocarse.
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#10
—Huh, bueno, lo que tú digas— admitió con resignación y se encogió de hombros. Si ella no quería halagos, ella se lo perdía.

Venían de dos mundos totalmente distintos, pero él podía ser permisivo con ella al ser alguien que le agradaba. Ranko era de las pocas personas con las cuales podía decir que había congeniado de buena manera. Con sus respectivos tropiezos, pero se llevaban bien. Luego de eso, la chica preguntó en qué ocupó su tiempo durante su recorrido que no fuese relajarse.

—Pues... ¡De todo un poco!— Extendió ambos brazos. —Tuve un duelo con un viejo colega que también es de Kusagakure. No sé si lo conoces, se apellida Tsukiyama. ¡Tiene un estilo de Taijutsu basado en puños! Nunca se lo he visto a nadie antes— Pegó nuevamente los brazos al cuerpo. —¡AH! Y también conocí a un tal Hanamura, que fue el réferi. Aunque el chico es una mezcla rara entre anciano y niño, dice cosas lúgubres pero a veces parece muy impresionable. Que por cierto, fue cerca del Puente Tenchi. ¿No te enteraste? ¡Alguien lo voló en pedazos! Cuando lo vi, estaba hecho un desastre y nadie supo decirme el porqué o quién lo causó— Negó con la cabeza. —También estuve en el paraje de bambú... Uh, pero esa es historia larga para otro día—"Además que no creo que sea buena idea decirle que un tipo que posiblemente sea un peligroso renegado me enseñó a fumar, no sería bien visto." —También fui a ver cómo estaba el puente Kannabi, que ese si estaba de una pieza. ¡Ahí conocí a un chico espadachín de la Espiral! Se presentó cómo Yoshimura y dijo que su sensei era un samurai, pero el tipo tenía tan mal carácter que nos terminó haciendo el feo a los dos. ¡Kuchiu!— pegó un brinco y asintió luego varias veces con la cabeza. —También he estado practicando con mi guitarra, que me enteré que en otoño habrá un festival musical en la capital de Hi No Kuni y pienso participar cueste lo que me cueste. He estado cantando en los caminos y tocando cuando me lo piden, pero aún no logro encontrar una canción adecuada para concursar... También he entrenado un poco... Hay una técnica que quiero dominar. ¡Estoy harto de ver que todos la conocen menos yo! Dicen que es muy complicada y que con mi nivel de chakra no podría realizarla correctamente. ¡pero yo creo estar a punto de conseguirlo!— Se frenó y se sentó de golpe en la arena, cruzándose de brazos.

Todas esas anécdotas se limitan al verano, aunque sus aventuras son muchas más. Entre tanto, tras descargar toda la energía que tenía contenida, escuchó atentamente a la castaña. Esta mencionó que su familia estaba cerca, ante lo cuál el genin de la luvia no tenía mucha idea sobre cómo reaccionar. Luego, fue girando lentamente su cabeza mientras observaba a la kunoichi caminar hasta el borde de la playa, dejando que la arena y el agua le acariciaran mientras sus cabellos eran peinados por el viento.

—Supongo que sí, este mar es muy distinto al lago de mi aldea. Porque bueno, en Amegakure hay un lago— Más bien que la aldea estaba en medio del lago, pera la idea era esa. —Yo no puedo relajarme cómo tú... No sé, incluso detesto esas cosas como la meditación... Creo que si no estoy haciendo algo, termino estresándome. Quizás podría decir que trabajar me relaja, jaja— bromeó alegre. —Tienes razón, contigo ya no tengo que preocuparme de ello— Se paró y caminó hasta quedar al lado de donde ella estaba parada, separados por un metro y medio mientras él se llevaba las manos a la cintura y observaba el horizonte. —Maldita sea, debí pedirle prestada su cámara a mí papá, así podría habernos tomado una foto para el recuerdo— Giró su cabeza hasta ella. —Lo que me da curiosidad es ver cómo se verá de noche, pues dicen que la luna causa que suban las mareas. Aunque lo que de verdad me interesa es ver el reflejo del cielo en el agua, pues dicen que es cómo un enorme espejo que refleja las estrellas.

»Siempre me gusta conocer lugares nuevos, pues muchos sitios de Ōnindo son muy raros comparado a Amegakure. Sólo solía verlos en fotografías o los entornos simulados en la academia, pero nada cómo presenciarlo en persona.
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#11
Le alegró que Roga aceptara su petición de no decirle cosas de esa índole, y Ranko soltó un suave “gracias”.

El chico entonces se dispuso a contar su historia. La Kusajin escuchaba con atención y hacía notas mentales para poder responderle, pues no quería interrumpirlo o cortarle la emoción.

Tsukiyama… Creo… creo que no lo conozco. ¡Pero lo buscaré cu-cuando regrese a la aldea! Sería… Sería interesante que sus puños chocasen con mis patadas —Se imaginó una escena dramática en la cual luchaba contra un ninja sin rostro que lanzaba puñetazos a la velocidad del rayo —. Ha… ¿Hanamura Kazuma-san? ¡Lo conozco! Es bastante amable. A-aunque sí, un tanto excéntrico… Oh, no, no sabía… —La información que su padre compartía se limitaba a personas y familias, y no había escuchado sobre el puente.

Hubo también una historia apenas mencionada sobre el paraje de bambú y un espadachín Uzujin llamado Yoshimura, cuyo maestro tenía muy mal carácter. Rōga también había estado puliendo sus habilidades, tanto musicales como de combate.

¡M-me gustaría escucharte! Di-digo, apropiadamente. No a hurtadillas… ¿Y qué técnica es? Tal… T-tal vez haga falta un compañero para practicarla… ¿Has encontrado a un… un Hermano?

El chico se sentó en la arena, pero no tardó mucho en levantarse de nuevo.

E-en Kusagakure tenemos… ahm… riscos —Cruzó las manos detrás de su espalda —. Así que, aunque es el mar, es… es raro. Es diferente verlo d-desde arriba, de lejos, c-como una criatura peligrosa —Regresó un momento a las rocas mientras se aflojaba la falda. Se la quitó, mostrando tanto su traje de una pieza como la totalidad de sus piernas, y la dejó sobre una de ellas, cuidando que no se cayera o la volara el viento. Luego fue a zancadas al agua, pasando de Rōga y metiéndose hasta la rodilla. Dio media vuelta para encarar a su amigo —. ¡Pero aquí es c-como un gatito! Un gatito algo agresivo… ¡Pero muy lindo!

Él comentó lo ideal que habría sido tener una cámara en ese momento, a lo que Ranko concordó encogiéndose de hombros. Asintió al escucharlo decir lo increíble que sería ver un cielo nocturno cubriendo el mar. Se le hizo interesante que un comentario, tan contemplativo, surgiera de la boca de un chico como Rōga. Por un instante quiso contarle del certamen de poesía en el cual había participado hacía meses, pero decidió callarlo.

El oleaje empapaba a Ranko hasta medio muslo constantemente, y su cabello se ampliaba como abanico a cada movimiento del viento.

Pa… Parece que Ōnindo no tiene s-solo lugares hermosos, sino momentos hermosos. Creo —De repente apareció en su cabeza una chica con una luna menguante en su frente —. P-p-por cierto… Rōga-san me dijo q-que tenía un… Ahm… grupo d-de fans. P-pero Aotsuki Ayame-san me dijo que s-s-sólo es en el karaoke…

Ranko se cubrió la boca con una mano, no para intentar callarse, sino porque no quería que se le escapara una risita.

"Tal vez suene de mala gana, pero Rōga-san no debió de haber mentido, ¡Jum!"
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#12
—Desde luego, siempre puedo ofrecerte una presentación privada cuando gustes~ Infló el pecho.

»Lo de la técnica, más que necesitar un compañero, me da al compañero—. Asintió con la cabeza. —¿Has escuchado alguna vez de los clones de sombra? No son cómo los clones de la academia que se esfuman y ya, ¡sino clones reales y sólidos! ¡PODRÍA CREAR UNA BANDA DE ROCK DONDE TODOS LOS INTEGRANTES SEAN MI MISMO!— Extendió los brazos al aire.

Mientras intercambiaban palabras, el Yotsuki meditaba sus respuestas. No porque tuviera que ocultar algo, sino porque realmente no sabía que responder a ciencia cierta. De todas las preguntas, lo del hermano fue la que caló un poco fuerte en él ya que era el único tema que solía tomarse con mucha seriedad y sin dar permiso a bromear con ello.

----Bueno, lo de encontrar a alguien es complicado de explicar... Aunque, quizás el hermano termine siendo hermana— sonrió tosco. —En realidad, me integraron a un equipo en primavera y hay una chica que es de mi mismo clan. Es sólo que no hemos tenido mucho tiempo para congeniar. Parte de la razón es que sensei anda ocupado y justamente por ello yo me di unas vacaciones en su ausencia, así que tampoco la he visto a ella... Pero es que...— se rascó la nuca. —¡Es que deberías verla! Dice que su apodo es Gatillo Loco, además que es una vanidosa y dice que el idioma de nuestros ancestros es demasiado vintage para ella. Pero lo peor de todo, ¡se pinta el pelo de rosado chinto!— Él mismo se llevó las manos en la cabeza cómo si fuera un crimen fatal. —Se supone que el ser los dos Yotsuki en algún momento podríamos cumplir cómo manda la tradición pero, demonios— suspiró y dejó caer sus brazos, colgando cómo trapos mojados.

Negó con la cabeza y respiró para recuperar la compostura. Irguió la espalda y se cruzó de brazos, recuperando el porte sereno.

Observó cómo la chica se acercaba al mar y dejaba que este le acariciara mientras la brisa del océano jugueteaba con los cabellos de la muchacha. "Joder, parece que está grabando la escena de una película romántica." Se dijo divertido así mismo mientras continuaba escuchando a la muchacha. Sin embargo, quedó descolocado cuando Ranko mencionó un nombre familiar para él, además de algo que resultó de improviso para él.

Wait, ¿conoces a Aotsuki?— Frunció el ceño. "¿Ella de verdad me desacreditó de esa manera?" —¿Qué fue lo que te dijo de mi exactamente?— Parpadeó bastante confundido para luego inflar los cachetes. —No me puedo creer que me rebaje de esa manera. ¡Justo almorzamos en un karaoke!— Mantenía el gesto enfadado y volteó la cara al mar, poniendo también los labios como pato. —No importa. Planeo cumplir mi meta de algún día ser una gran estrella musical y ahí todos mis detractores se van a tener que tragar sus palabras. ¡YA LO VERÁN!— De pronto empuñó la mano y puso un gesto agresivo apretando los dientes mientras levantaba el puño. Casi podías ver rayos chispeando en sus ojos. —Hoy podrán ser unos karaokes, ¡pero algún día será el mundo entero!
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#13
¡Oh, ésa! —Ranko golpeó suavemente su palma izquierda con la base de su puño derecho —. Conozco ese jutsu. D-digo... Lo he visto. M-madre lo usa cuando entrenamos, pero… pero yo sigo sin poderlo usar. Creo q-que se… se me da mejor el patear.

Se imaginó entonces a un grupo de Rōgas, todos con instrumentos musicales diferentes, tocando en perfecta sincronía una balada sobre convertirse en estrellas. Ranko soltó una alegre risilla y aplaudió un par de veces.

¡Sería genial no sólo ver a Rōga-san tocar, sino a todo un concierto de Rōgas! —La chica guardó silencio mientras él platicaba sobre aquella otra integrante de su clan, llamado Yotsuki. ¿Vi.. vintage? ¿Rosado chinto? Suena… Suena a que es una persona energética, como Kuumi, mi hermana. Es algo… ahm… ¿Pesado? Para mí. ¡N-n-no digo que sean personas pesadas! E-es solo que… pues yo tengo un… ahm… ritmo, sí, un ritmo de vida diferente. ¡Espero que pronto descubras si es tu hermana!

Su reacción ante lo que Ayame había comentado no sorprendió a Ranko. Parecía molesto, aunque no de veras. Ranko acompañó el puchero de Rōga con una sonrisa amigable. Él le pidió una explicación sobre lo que la Amejin había dicho, pero pronto cambió de parecer y no le dio más importancia. Pronto surgió el King Rōga superconfiado que había quedado en la memoria de la Kusajin, aquél con la energía de un relámpago y el ego del sol.

Ranko se sintió inspirada.

¡Me alegra que Rōga-san sea inquebrantable! E-es realmente algo pa-para admirar de ti... ¡Y s-sí! Me encontré con Aotsuki-san en Yachi, hace unas semanas. Es muy li-linda y muy amable. Me preguntó sobre otra chica d-de Kusagakure, pero… pero no sé de su paradero. Le prometí que intentaría encontrarla… —La kunoichi miró al horizonte también, con aire melancólico, pero pronto sonrió de nuevo. Dio un par de pasos más hacia el mar, hundiéndose unos centímetros más entre las olas —. ¿Sabes? C-creo que solo me he topado con ustedes dos. De Amegakure, qui-quiero decir. Q-quiero… Quiero descubrir más. Conocer más gente. S-superar mi problema. Mostrar lo fuerte que soy… Que seré. Alcanzar esa técnica q-que te mencioné en Unraikyo. E-estoy segura que… que me falta menos de la mitad del camino. Lo siento en mis músculos, en mi mente. ¡Cu-cuando llegue el momento…! ¡Cuando pueda ejecutarla, te m-mostraré mi técnica!

Con los ánimos al nivel de Rōga, Ranko lanzó una fuerte patada al aire, levantando un leve cortina de agua que humedeció el aire. Sentía que podría haber invertido la dirección de las olas, o mejor aún, que algún día lo lograría hacer de una patada.
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#14
—Yo también creo que soy bueno para golpear— Sacó la lengua y se rascó la nuca. —Pero, luego de una misión que tuve me quedé pensando en que no puedo estancarme en una sola cosa. Aunque a última hora casi siempre termino volviendo a mis bases de Nintaijutsu... No tengo mi camino totalmente decidido, o no se— suspiró.

—¡Oh! ¿Tú hermana es mayor o menor? Yo soy hijo único— se balanceó sobre sí mismo. —Supongo que lo tuyo es ser más tranquila, ¿no? Creo entender tu idea aunque no pueda explicarlo.

Luego, fue la kunoichi quién tomó la batuta del concierto, dando un discurso lleno de confianza. Antes, recordaba a una chica mucho más tímida y cohibida, pero esta nueva Ranko se mostraba mucho más determinada y fuerte. Aún con esta diferencia, se sentía cómo ella misma, pero más madura ante los ojos del Yotsuki.

—Espero con ansias ese día... Demonios... Siento que debo tener algo especial yo también. ¡NO PUEDO DEJAR QUE ME SUPERES TAN FÁCIL!— se cruzó de brazos tras observar a la kunoichi patear el oleaje de forma melodramática.

Agachó la cabeza.

—El primer paso es dominar esa técnica...— Recordó cómo Akame le dijo que sus niveles de chakra no eran adecuados. "¡Que chupe limón!" bufó en sus recuerdos. —¡Tú y yo vamos a seguir superando nuestros límites para algún día enfrentarnos no en duelo, sino en una épica batalla!— pegó un salto en el sitio. —Creo que ahora puedo lograrlo. ¡Sé que puedo!

Se tomó los dedos y el cuello, aunque realmente no iba a necesitar esforzarse físicamente. Cerró los ojos y respiró hondo, visualizando cómo si él mismo se dividía. Hizo un único sello moldeando el chakra y... "¡Kage Bunshin no Jutsu" Hubo una repentina nube de humo a su lado, pero al disiparse lo que estaba ahí era algo más parecido a un muñeco inflable de Rōga al cuál le faltaba aire. Estaba descolorido y su cara parecía la de un enfermo terminal.

—...

De pronto, el fallido clon se tiró de frente al suelo, abrazando los tobillos de la genin de la hierba mientras le miraba con un rostro que suplicaba que acabaras con su mísera existencia.
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

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#15
A Ranko no le quedaba duda alguna de que Rōga era bueno para los golpes, y que su Nintaijutsu era bueno, al menos lo suficiente para mandarla a volar.

"Nintaijutsu…" Otro rostro conocido saltó a su mente, uno de piel morena y cabellos rubios.

E-es curioso… Esto se lo dije también a… A él. Alguien de mi Aldea también… ahm… usa un estilo Raiton de Nintaijutsu. ¡Qué coincidencia! —A pesar de lo arrogante que parecía, Rōga mostró que podía ser empático y considerado. No hizo de menos a Ranko, sino que le comprendió, aunque no compartiera su visión del mundo. Ella lo agradeció —. Kuumi es… bueno, no sé. Somos mellizas, p-pero nuestros padres no nos quieren decir quién… pues… quién nació primero. Aunque yo soy más alta que ella.

Rōga no solo se emocionó por el futuro combate en contra de Ranko, sino que pareció inspirarse y decidirse por ejecutar el jutsu. La Kusajin juntó las manos, mirando emocionada cómo su amigo se preparaba, concentraba su chakra y…

Creaba una abominación: un clon mutante y agonizante de Rōga, que nomás aparecer cayó, sin fuerzas, como si tuviese paja en lugar de huesos. Aquel ser se agarró de los tobillos de Ranko, como si quisiera que lo salvase de la vida. Las olas lo golpeaban en la cara, haciéndolo ver incluso más tétrico.

Ranko no supo si reír o preocuparse, así que rió con preocupación. Levantó una pierna, muy alta, zafándose del agarre del clon, y le dio una fortísima patada con el talón, haciendo que explotara en una nubecilla de humo y una tremenda salpicadura. Rió de nuevo, por lo bajo.

E-eso fue… Eso dio miedo. ¡P-pero apuesto a que ya estás cerca! Creo que yo… yo ni siquiera podría ha-hacer eso…
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