Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Y así fue como ambos nos pusimos de acuerdo para trabajar en equipo. Él salió de los arbustos como si fuese la mismísima carnada y yo me quedé dentro del arbusto observando. No pasó mucho tiempo para que llegaran los cienpies asesinos que se avalanzaron en contra de mi compañero para hacerlo pedazos.
O eso era lo qeu ellos creían, porque no dejaría que lo hicieran. Utilizé la técnica del Kagemane para atrapar la sombra de los cienpies con la mia e inmovilizarlos. No quería que él supiera como exactamente lo hacía, así que les atrapé discimuladamente. Dividí una sombra en varias partes, y esa misma sombra la redirigía a otros tan pronto el terminara de darles en la madre. Tenía que estar alerta y tener cuidado de que no se me pasara un animal por alto.
En ocasiones fue difícil capturar a algunos porque salían rápidos. De esos rápidos se me escaparon dos o tres, pero mi compañero era lo suficientemente agil como para golpearlos, o eso esperaba. Pero la mayoría de los cienpies sería interceptado por las sombras e inmovilizado. Era un area oscura así que me favorecía al haber sombras en todos lados y eso ayudaba a discimular mi técnica de sombras.
El plan estaba listo, no estaba seguro de como ella lo estaba haciendo, pero lo hacia, al menos fue capaz de inmovilizar a varias de esas cosas para que yo las matara de un golpe certero en la cabeza, uno por uno, eran demasiados bichos y por alguna razón no tenían sentido común "En que pienso, si son animales después de todo" Ciertamente lo eran, pero tras morir varios pensé que el resto se irían, sin embargo no ocurrió, de hecho el ruido de los bichos al morir y el de los demás parecía estar atrayendo a mas.
Golpe tras golpe me agotaba mas, pero había logrado percatarme de una cosa "Así que eres mas peligrosa de lo que pensaba" No lo habría notado, de hecho, al principio no lo hice, pero al pasar los segundos era casi imposible no percatarse de la sombras moviéndose por el suelo "Pudo haberme atrapado y matado con eso fácilmente" Por necesidad, y como una forma de estar a mano, decidí mostrarle lo que podría llamar mi arma secreta.
-Terminemos con esto... Fūton: Kakeami!- Finalmente desplegué el abanico y a través del mismo canalice aquella técnica, formando una red de viento de considerable tamaño que arrasaría con los ciempies, cortándolos en pedazos y dejando marcas en los arboles, ademas de cortar algunas ramas de los arbustos en el camino.
•PV
75/90
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•CK
90/120
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¤ Fūton: Kakeami ¤ Elemento Viento: Arrojo de red - Tipo: Ofensivo - Rango: A - Requisitos: Tessenjutsu 25 - Gastos: 30 CK - Daños: 50 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: La red tiene 5 metros de ancho y 3 metros de altura, y avanza hasta 10 metros en línea recta antes de disiparse
Usando su abanico, el usuario es capaz de crear múltiples corrientes de viento estrechas que se entrelazan formando una red y avanzan hacia el objetivo a gran velocidad. Los vientos generados por esta técnica son increíblemente afilados, lo suficiente como para cortar incluso objetos duros.
Lo consideraba una ventaja y a la vez una gran desventaja. Por el momento y con mi poca experiencia -comparado con ninjas más experimentados- tenía que fiarme de mis compañeros, aunque me las había arreglado para sobrevivir sola, pero uno que otro ingrato no vendría mal. ¿El problema? Que no había donde encontrar compañeros de confianza. Llevaba tiempo viviendo en Ame y todavía no conocía a nadie.
Y entonces fue que lo vi. El chico desplegó el objeto que tanto llevaba encima y que resultaba ser nada más y nada menos que una especie de abanico. "Genial... Para los días de calor." - Se puso en posición y lo blandió como si fuera su propia katana.
Fuertes corrientes de viento comenzaron a arremeter contra e llugar, atacando a los cienpies y cortándolos en pedazos. Los árboles más cercanos recibían daños, las piedras volaban, la tierra se alzaba y ella misma podía sentir el viento en el lugar donde estaba. Entrecerró los ojos para intentar ver mejor entre tanto reguero. Sentía que estaba dentro de un mini-huracán. Se mantuvo alerta pero aun así no vió más necesidad de seguir utilizando el Kagemane. El chico tenía todo bajo control. Logró paralizar uno que otro cienpies, pero los que intentaban acercarse salían volados.
"Así que puedes llegar a controlar el clima si te lo propones..." - Pensó. "Crear tempestades, tornados... No quiero tenerte de enemigo sabiendo que fuiste capaz de sacarme información de la manera más sútil."
Se quedó oculta en los arbustos que ahora tenían menos hojas por la mini-tempestad. Asomó la cabeza cuando todo estuvo en calma y salió para dirigirse a donde él. -¿Estas bien? - Se detuvo frente a él.
Habia tenido mi momento de gloria y parecía no haber mas bichos que nos fueran a molestar, por breves instantes recordé mis días en la academia y el como siempre los sellos resultaron complicados para mi, pero había convertido mi desventaja en una ventaja, ahora podía realizar jutsus ofensivos sin necesidad de sellos, claro que seguía habiendo problemas, pero esa noche me había demostrado a mi mismo que el camino que había tomado había sido el correcto -Si, estoy bien...-
Dije eso, pero no tarde en dejarme caer al suelo sentado tan pronto cerré el abanico, jadeando y apoyándome en el mismo, había dado demasiados golpes continuos y encima había usado una buena cantidad de chakra, todo de un tirón -Podría decirse que ganamos- Quien pensaría que seguir aquel llanto acabaría por meterme en semejante problema, aunque al fin y al cabo, la experiencia no caí mal.
Que molesto... -Tsk. - Todo lo que habiamos tenido que pasar porque el muy idiota habia desarrollado instintos paternales y se habia dejado tentar por una mocosa llorando. -Al final ni la encontramos, y nos costó demasiado. Mas a mi que a ti. - Mencionó acercándose a él. - Ahora sabes más de mi, y eso no me gusta. Ni si quiera somos de la misma aldea. - Le extendió la mano para ayudar a que se levantara, a menos que el quisiera quedarse ahi tirado.
-¿Como puedo confiar en que no le diras a nadie de mi? - Habia clavado su mirada en él. Era fría y vacía. Esta vez no estaba bromeando.
yo era el que estaba en el suelo, cansado y herido ¿como es que a ella le había costado mas que a mi? de nueva esa lógica extraña se hacia presente, pero no quedaba mas que ignorarla -Tu no me has matado y yo no te he matado- Mencione levantándome con su ayuda -Eso deberia ser suficiente para confiar, ademas de habernos ayudado- Ni siquiera paso por mi mente que fuésemos de aldeas distintas hasta que o menciono.
-Yo soy yo, al igual que tu, mi aldea no tiene que ver en mis... Amistades, supongo que así podría llamarte ahora- Tras reponerme coloque el abanico detrás de mi espalda -Yo no vi nada y tu tampoco- Le di un par de palmadas al abanico detrás de mi espalda, así es, si ella no hablaba de mi habilidad yo no hablaría de la suya -Pero no creas que hemos terminado, ya eliminamos la amenaza, así que podemos seguir buscando tranquilamente-
-.... - Carajo, se le había safado lo de la aldea. Bueno, supuso que el ya lo sabia al ver que tenia habilidades, pero meh. Mejor no pensar en eso. Lo ayudó a levantarse y escuchó su discurso. -Espero que lo que digas sea cierto, Aoshin. - Pensó que por fin iban a salir de la isla, pero el insistió en seguir buscando.
-Que?! No nos vamos?! No piensas tratarte la herida de la espalda?! Al menos dejame limpiarte o vendarte con algo!!
Quizá la mayoría hubiese terminado con la búsqueda, pero en mi caso, solo veía aquellos desafortunados sucesos como contratiempos, que aunque fueron molestos logramos resolverlos sin demasiados problemas -No hay mucha sangre, pero puedes limpiar la herida, un poco de agua y una prenda, nada complicado, dejare que me traten adecuadamente cuando regresemos- Volví a quitar el abanico de mi espalda, ahora que lo pensaba era un poco molesto hacerlo a cada rato.
Deje mi arma en el suelo y me despoje de mi camisa para descubrir la herida -Haz lo que puedas y luego seguiremos- Pense que estaba la posibilidad de que se fuera tras echarme una mano, así que pensé ofrecerle un pequeño incentivo -Digamos que curarme y ayudarme con los bichos cuenta como el masaje, puedo invitarte a comer luego si me sigues ayudando... Pero me seguirás debiendo una cosa- Sonreí levemente al decir eso ultimo, tras un momento de estrés y cercanía a la muerte merecía divertirme un poco molestándola.
Bueno, al menos el tipo no era idiota y se dejaría tratar las heridas. En el mundo habían personas que no querían visitar un doctor y eso era tan desesperante. Por lo menos éste muchacho si tenía algo de sentido común... Esperaba. Así que tomó asiento y Akasha comenzó a buscar entre las pertenencias de su mochila. "No se si es cansino llevar esta mochila a todas partes, o si él tiene suerte de que la traiga." - Pensaba mientras sacaba una botella de agua y la toalla con la que se había secado antes. Utilizaría la botella de agua para lo obvio, y con la toalla ayudaría a limpiar y secar la herida. La parte más humeda para la limpieza, y la más seca para lo demás.
Sinceramente no sabía si seguir en la isla o no. No estaba de misión, la mocosa no era de su incumbencia, y casi pierde la vida por estar metiéndose donde no debía. Pero a la misma vez, Akasha tenía sentimientos encontrados con ese lugar: No quería que la mocosa muriera -pero ojala y la salvara otro-, y podía utilizar la situación de "desventaja" para aprender algo para futuras misiones. Es decir, podía verle el lado positivo a ese lugar y su mala situación, pues en el futuro podría estar en peores condiciones, ¿verdd? Basta de quejarse. Podía sacarle lo positivo a esa mala experiencia. Además de que había aprendido algo nuevo sobre un ninja en específico, y no precisamente leyendo libros. sino estando ella presente. No es tan malo después de todo.
-Digamos que curarme y ayudarme con los bichos cuenta como el masaje, puedo invitarte a comer luego si me sigues ayudando... - ¡Waaahhh! ¡Comida! ¿¡Dijo comida, verdad!? Los ojos de la pelinegra brillaron de la emoción y una sonrisa se dibujó en su rostro. ¡La iban a invitar a comer! ♥ -Pero me seguirás debiendo una cosa. - Y ahí fue cuando Ao sentiría un dolor algo molesto en su espalda, y es que la pelinegra, para vengarse, le había hundido los dedos en el area de la herida, sin dejar su sonrisa de lado. -¿Seguro que te debo algo? ~ - Le preguntó en tono juguetón.
Tomó la parte inferior del lujoso kimono y... Suspiró. -No se porque voy tan lejos como para hacer esto, pero... - Pasó sus brazos alrededor del cuerpo ajeno para vendarlo con el pedazo de tela y hacer un nudo. -Mas te vale que lo cuides. - Mencionó refiriéndose al pedazo de tela. -...era de mis favoritos... - Susurró.
Cuando la chica se sentó el hizo lo mismo, dándole la espalda para hacer de la tarea un poco mas cómoda para ambos, todo estuvo bien hasta que hice mi comentario y sentí un dolor producto de una presión cerca de la herida, parecía que había cumplido mi propósito de molestarla -Estoy muy seguro de que me debes una ultima cosa... Y bueno...- Aparte su mano tras algunos segundos -Creo que ya estoy bien-
Pense que hasta allí llegaría, fue cuando escuche el sonido de una prenda rasgándose y gire un poco para tratar de observar lo que hacia "¿Acaso ella...?" Me sorprendió ver que hiciera algo como eso, aquello también me hizo replantearme mi opinión acerca de ella -De tus favoritos he...- Susurre pasando mi mano sobre la tela, parecía ser de buena calidad... En ese momento volví a colocarme mi camisa, mi equipo y me puse de pie -Estamos a mano- Mire hacia arriba y di un pequeño salto para llegar a posarme sobra la rama de un árbol -Tendremos una mejor vista desde arriba-
El chico se levantó y se adelantó a la copa de un árbol, dejando la pelinegra recogiendo sus pertenencias y volviendo a llevarla a sus espaldas. Se levantó y se sacudió la ropa. -¿Algo interesante allá arriba? - Dió un salto hacia el tronco y se impulsó hacia otra rama a ver si veían algo diferente. La jóven estaba segura que detrás de la neblina había un paisaje más hermoso. -¿Tienes alguna sugerencia? - Observó a su alrededor, por suerte, habían unas secciones de la isla más despejadas que la otra. -Antes de seguir caminando deberíamos tener un plan. ¿Qué haremos si nos separamos y dónde nos encontramos? - Lo miró.
-Pues seria mejor sin tanta neblina, pero al menos se ven algunas secciones despejadas, podríamos ir a verlas una por una- Eso podría resultar tedioso, pero no podía irme sin comprobar que todo estuviese en orden, y sobre todo, de donde había surgido el ruido ahora ausente -El detalle de separarnos podemos resolverlo fácilmente...- Tras decir aquello salte al árbol donde ella se encontraba, presionándola contra el tronco sin querer debido al limitado espacio -Un momento, no te muevas-
Lleve una mano a mi espalda y tras unos segundos rodee la cintura de Akasha con la misma mano -Eso lo resuelve- Lo que había hecho era unirnos mediante la cadena que usualmente me ayudaba a no perder mi abanico -Con eso tendremos unos 3 metros de espacio y nos mantendremos juntos- Seria un poco complicado lo siguiente que tenia en mente, pero esperaba que pudiésemos conseguirlo -Podemos ir saltando desde aquí, sera mas fácil guiarnos viendo el área desde arriba-
Verificar todas las secciones una por una... A ver si él tenía el mismo ánimo para ir de compras. -¿Huh? - Notó que él había saltado para acercarse e invadir el poco espacio que tenía. -¡O-Oye! ¿Qué haces? ¡Ten cuidad...! - Interrumpió sus pedidos diciéndole que no se moviera, y así lo hizo. ¿Quizás él había visto algunos enemigos?
En unos segundos la amarró a él y explicó las razones por la que lo hizo. -Bien... Ahora espero que tengamos el mismo sentido de orientación y la misma cordinación. - Por alguna razón ella tuvo una imagen mental donde ambos estaban huyendo, había un árbol en medio del camino, y la cadena choca con el árbol dejándolos a ellos colgados por uno querer ir por la derecha y el otro por la izquierda, eso sería triste... O si no, que no brincaran al mismo tiempo y terminara uno de ellos siendo arrastrado por el otro... Y ella no planeaba ser la arrastrada.
-Solo espero que tu idea funcione. -Iba a saltar, pero él estaba muy cerca. -Ok, ok... ¿A dónde saltaremos primero y en qué momento? - Preguntó mirándolo a los ojos.
No penes que fuera gran cosa moverse bajo esas condiciones, solo había que saltar mas o menos al mismo tiempo, pues la cadena aun nos daba buen margen de movimiento, no es como si estuviésemos en una carrera de tres piernas -Iremos a esa rama de aquel árbol de allá- Señale nuestro objetivo, que se encontraba a una distancia media -Contaremos hasta 3, saltaremos al llegar a 3 ¿bien?-
Me separe un poco mas para que ambos tuviésemos espacio y me prepare para saltar -Uno...- La mire de reojos -Dos...- Flexione mis rodillas levemente -Tres!- Al decir eso salte sin pensarlo mas, con suerte saldría bien.
Bueno, parece que el idiota tenía un plan así que le seguiría la corriente. No confiaba demasiado en eso de estar dando saltitos juntos como si fueran gemelos o algo así donde tenían que hacer todo junto y a la vez, pero vale. Permitiría casi todo con tal de no perderlo de vista en la niebla, y de momento no había mejor idea. ¡Pero más le valía no quedarse colgada o ser arrastrada...!
Así que ella saltó cuando él dió la señal. Ambos saltaron a la vez y cayeron con éxito en la rama del árbol que estaba frente a ellos. -¡Ja! - Mencionó decidida. -¡Lo hicimos! ¡Ya veo que al menos sirves para esto! - Le sonríe. Lo había estado molestando otra vez. -¿Y bien? ¿Cuál es tu plan? ¿A dónde quiere ir a investigar ahora, oh, Señor de la Curiosidad Imparable? ~ - Dejó salir una leve risa.