Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
El de Uzu trató de zafarse de mis ataduras, alarmado por el sonido que venía del interior de la aldea y la suma estupidez de ir de cabeza a ver qué fue aquello. Vi que no disponía de la fuerza para librarse de mí si yo no se lo permitía, si se le ocurría la gran estupidez de colarse en mi propia aldea me ocuparía de él.
- Lo siento, luego hablaremos, pero primero debo ver qué sucede allí-
El chico se fue y le perdimos de vista y entonces apareció un anciano que venía en nuestra dirección. El hombre, sorprendido se interesó por el motivo de nuestra visita a Kushiro, algo que no tardó en responder la muchacha que, lucia bandana pero no lograba discernir el símbolo inscrito en ella, igual era compañera de aquel inconsciente de Uzushio, así que tendría la oportunidad de saber más de sus intenciones si le preguntaba una vez hubiéramos acabado con el viejo.
— Su aldea es el centro de todos los rumores de Oonindo, normal que un grupo de ninjas se haya reunido y hayamos venido a aquí
*Ni que fuera tan extraño ver a un puñado de ninjas en una aldea poseída por el demonio*
No obstante, había que ser cauteloso. Si los rumores eran ciertos, aquel anciano podía estar bajo los mismos efectos por los que pasó la mujer de los rumores y de ser cierto no había que descartar que optase por atacarnos.
— La mujer que murió por el ataque epiléptico, la mujer de los rumores, ¿Puede decirnos algo al respecto? Dicen que el demonio se adueñó de su alma
Directo al grano. Por alguna que otra razón sentía que el tiempo apremiaba a pesar de aquella aparente calma.
En cuanto escuché aquel sonido metálico mi primer reflejo, así como el del chico uzureño, fue el de correr a ver qué es lo que sucedía. Pero al ver que Yota le impidió el paso tomándole el brazo decidí no hacerlo, no vaya a ser que alguno de ellos hiciese alguna tontería.
Luego de intercambiar unas palabras con Yota, el uzureño se zafó del agarre de mi compañero y se dirigió directamente hacia el callejón siguiendo el sonido que pudieron escuchar apenas unos instantes antes.
-Ya le preguntaremos de eso más tarde-
Le comenté a Yota restándole importancia al asunto, pues no había venido para interrogar a ningún chico de Uzugakure ni mucho menos, solo quería ayudar.
-Parece que por ahí sí que viene alguien a quien preguntarle este lío- Señalé en cuanto vi a un señor de avanzada edad acercarse.
Tanto Yota como la chica le explicaron al señor que habían sido atraídos hasta allí por los recientes rumores.
-Pues... Basicamente es eso, señor, vinimos a ayudar- Contesté lo más amablemente que pude -Así que si tiene algo de información, nos sería muy útil escucharla-
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Ashito no encontró nada sospechoso en el callejón. Lo único que se podía apreciar con claridad -debido a la oscuridad de la noche- era lo que parecía ser un rudimentario incinerador fabricado en metal. Las puertas de este estaban cerradas, y estaba manchado de hollín por todas partes.
El anciano se llevó la mano al mentón, extrañado. Enarboló una expresión facial que dejaba muy claro que no tenía ni idea de lo que le estaban hablando aquellos niñitos.
—Hmm... ¿rumores, ayudar? ¿Se puede saber de qué estáis hablando? —chasqueó la lengua— ¿Epilepsia? Lo siento, pero no sé qué es eso. Tampoco sé nada de rumores, y respecto a ayudar... como no nos queráis ayudar a recoger la cosecha, no sé para qué estáis aquí. La única mujer que ha muerto por aquí en mucho tiempo fue la líder de la comunidad, pero ya estaba muy mayor, más incluso que yo.
»En fin, yo estaba a punto de acostarme. ¿Váis a quedaros ahí como pasmarotes? Soy el dueño de la única posada de Kushiro, así que si queréis un techo bajo el que dormir, venir conmigo ahora. No lo diré dos veces.
Una vez estando en el callejón, no pudo ver a nadie, al parecer nadie estaba teniendo ninguna batalla.
- No hay nada aquí, estoy seguro de que escuche algo metálico- murmuro para sí mismo adentrándose en el callejón, entre la oscuridad el chico observo algo fijamente, lo único que se podía ver en el lugar, era…bueno en realidad Ashito nunca había visto un objeto como ese, la cosa era que estaba hecho de metal << tal vez se golpearon las puertas >> se acercó lentamente hacia el incinerador e intento abrir las puertas, tiro y tiro con todas sus fuerzas, aunque lo único que logro fue mancharse las manos inútilmente.
- Porque… esta tan… duro- exclamo a la vez que seguía intentando abrir el incinerador, pero nada cambio, las puertas seguían cerradas, por lo que se dio por vencido.
El joven se volvió por sus pasos, deteniéndose centímetros antes de salir de la sombra de la casa, llegando a tiempo para escuchar las palabras del anciano.
<< ¿Qué? ¿Los rumores, son, solo rumores? No puede ser, como que recoger la cosecha, no tengo tiempo para eso, pero… ¿de dónde salió el rumor entonces si aquí no saben nada? o tal vez es demasiado anciano como para enterarse de algo >>
Al parecer su viaje hasta Kushiro había sido inútil, un desvió sin razón, pero al menos tenia donde dormir.
La gente vive su vida ligada a lo que ellos mismos creen que es correcto y cierto, asi es como definen su realidad, pero, ¿que significa estar en lo correcto o en lo cierto?, son solo conceptos vagos, su realidad puede ser tan solo un espejismo.
Perdón chicos por desaparecer estos días, resucite y ya me encuentro mejor.
La chica escucho con atención las palabras del anciano, los ojos claros de la kunoichi miró a un lado y otro buscando algo que....Lo que sea...algo que al menos le dijera que aquel viaje tan largo desde Amegakure no había sido en vano -Al menos tendrás donde pasar la noche- intentó animarse a sí misma, pero aun con las palabras del anciano, había algo que no le cerraba, se lo decía su interior -Yo me quedaré a pasar la noche señor- dijo la chica de cabellera dorada -Pasando una noche aquí quizá pueda saber si en verdad sucede algo o solo era una mentira- se dijo en pensamientos y espero escuchar las respuestas de los demás.
Sin estar totalmente seguro de lo que acababa de escuchar, al parecer el viejo o se estaba haciendo el loco o realmente vivía aislado del mundo. Era totalmente improbable que, como mínimo no hubiese oído los rumores de la mujer fallecida hacía poco en aquel mismo pueblo, quizás incluso en el mismo lugar en el que estábamos hablando. No obstante, tuvo la delicadeza de darnos alojamiento en la que él mismo decía era la única posada del lugar y al parecer era de su propiedad.
Miré a mi compañero de reojo y me encogí de hombros al escuchar que la muchacha del grupo había accedido a la proposición del viejo.
— Supongo que no tenemos elección
*Por ahora...*
— No sé tu, Toshio, pero yo estoy algo cansado del viaje. Nos irá bien descansar y retomar mañana el trabajo
*A no ser, pro supuesto, que Kenzou-sama no se entere de esto y nos venga a buscar para darnos una paliza skin*
— Es usted muy amable —dije, sonriente ante las palabras del anciano de Kushiro a modo de agradecimiento. Los modales eran importantes, algo en lo que mamá siempre hacía hincapié. Ahora entendía algunas cosas.
El anciano asintió varias veces con los ojos cerrados. Parecía satisfecho con las respuestas de los muchachos.
—Muy bien, pues seguidme.
Los condujo a lo largo de la calle principal a ritmo de babosa pocha. El señor caminaba con las manos a la espalda, el cuerpo arqueado pero el rostro bien alto. Se mantuvo en silencio, y esta situación se prolongó durante unos buenos cinco minutos, hasta que llegaron a un edificio de madera y paja más grande que los demás, casi en el extremo norte de la aldea. Curiosamente no habían cabañas de campesinos alrededor de este, a pesar de lo apiladas que estaban el resto de fincas.
—Aquí estamos, aquí estamos, mi vieja casa —masculló según se acercaba a la puerta, fabricada en madera de roble bien sólida, tan ancha como dos puertas combinadas.
La entrada se encontraba desbloqueda, pues el caballero la abrió sin necesidad de una llave. La oscuridad que reinaba en el interior dio la bienvenida a los huéspedes cuando el portón cedió. El posadero se internó sin pena ni gloria y tomó el asa de un reposador fabricado en latón que llevaba una vela montada encima; lo encendió con un fósforo y se hizo la luz, aunque era una luz tenue que creaba sombras algo perturbantes.
—Adelante, bienvenidos al "Tejón rojo", mi humilde morada —hizo un gesto con la mano libre para que le siguieran según penetraba en el recibidor— Son 20 ryos la noche, ¡y no preparo el desayuno! Eso tendréis que buscarlo vosotros. Puedo poneros juntos o por separado, me es lo mismo, en estos momentos no tengo a otros huéspedes.
Caminó hacia un mueble que estaba dispuesto en mitad del recibidor, cercano a la pared del fondo. Debía de tratarse de la recepción o algo similar.
—Bueno, vosotros diréis.
El grupo de investigadores se encontraría con un pasillo de apenas de un metro de largo al entrar, que desembocaba en el recibidor. El susodicho, además del mueble ya mencionado, tenía unos bancos para sentarse en las esquinas, y varias ventanas a los lados. La oscuridad no les permitía distinguir mucho más. A izquierda y derecha un pasillo discurría en cada dirección, con las habitaciones, baños comunales de cada ala y escaleras que llevaban al segundo piso.
Amarillo = ventanas.
P.D: Las habitaciones del segundo piso tienen ventanas como las del primero, pero se me olvidó darles color xD
Los tres ninjas de los distintos países, accedieron a la propuesta del anciano, y sin mucho que agregar el anciano asintió y comenzó guiar a los jóvenes por en medio de la calle principal de la aldea, rápidamente Ashito se unió a sus filas para continuar el camino hacia la posada, después de todo era el único lugar en donde podía pasar la noche sin estar a la intemperie.
- Oye ¿Tú le crees al anciano lo que dijo del rumor?- susurro a la kunoichi de Ame para no ser oído por el anciano-¿Y sabes algo de lo que dijo ese chico?- pregunto refiriéndose al rubio de Kusagakure- Que es eso de que el demonio se había adueñado de su alma, yo pensé que Kushiro había sido tomada por personas- el peliazabache estaba algo intimidado por silencio que aun reinaba en la calle, pero aún más por las palabras de Yota.
El anciano los condujo a un edificio de dos pisos en el extremo norte del lugar, su apariencia no era para nada tranquilizadora, el silencio continuaba intacto de no ser por las palabras del anciano, pero las luces que alumbraban la calle principal habían desaparecido en el interior de la posada, y la pequeña luz proporcionada por su propietario no la hacía menos aterradora, brindado unos juegos de sombras no muy atractivos.
A Ashito se le paso por alto que la entrada estaba abierta, ya que su cabeza no funcionaba a un ritmo normal, cualquiera se daría cuenta, de que si el anciano vivía allí, era imposible que los escuchara el primero, ya que ellos estaban ubicados a pocos metros de una casa, y este lugar estaba bastante lejos de donde ellos se encontraban, y si este no era su hogar, como explicaría que la entrada se encontrara desbloqueada, pero como dije, Ashito no es mucho de pensar antes de actuar.
Después de darles la bienvenida a los huéspedes, el anciano comenzó a explicar los detalles sobre su servicio.
No le pareció nada mala la idea de dormir separados, Ashito nunca había tenido un cuarto propio así que sería su primera vez, aunque considerando lo tenebroso del lugar, y la nueva información adquirida, opto por seguir sin esa experiencia, estaba a favor de compartir habitación, Yota se había encargado de plantar la semilla de la desconfianza en su cabeza y no podía dejar de observar a su alrededor.
La gente vive su vida ligada a lo que ellos mismos creen que es correcto y cierto, asi es como definen su realidad, pero, ¿que significa estar en lo correcto o en lo cierto?, son solo conceptos vagos, su realidad puede ser tan solo un espejismo.
El dúo de shinobis que se había quedado con ella cuando apareció el anciano y posteriormente, la kunoichi dentro de si misma se imaginaba que ellos tampoco creían que el anciano no supiera nada de lo que supuestamente sucedía en su pequeña aldea, por tanto el shinobi de Uzugakure que había echado a correr en busca de aquel sonido metálico en medio de la oscura noche, había regresado y le hacia una pregunta por lo bajo a la rubia -¿Que pueblo tomado? el rumor era de un demonio- respondió al chico de cabello azabache, quien al parecer se habia enterado de algo muy distinto, pero era el único que había llegado a este lugar por algo completamente distinto a los demás.
Cuando al fin el cuarteto llego al tan anhelado techo para pasar la noche, se encontraron con una estancia completamente oscura, iluminada únicamente por la vela que llevaba aquel anciano, dio las explicaciones necesarias y permitió al grupo que cada uno eligiese su habitación...mas allá de estar rodeada de completos desconocidos, algo le decía a Reika que aquella noche no dormiría y que debía tener los 5 sentidos a tope en aquel lugar, con la esperanza de que los demás eligieran una habitación mas alejada a la de ella, se dirigió hacia la derecha de la entrada al fondo justo en frente a una escalera que llevaba al segundo piso, la habitación que justo en la puerta tenia el letrero de numero 1
El canuto ese que llevaba la bandana de Uzushio volvió en cuanto el anciano nos empezó ad ar explicaciones al mismo tiempo que nos ofrecía un techo bajo el que dormir. Quién sabe si aquello era una buena idea o no, pero lo cierto es que la posibilidad me iba de maravilla. Cargar pilas y destinar el día siguiente a investigar.
Seguimos al viejo por las calles hasta llegar al lugar que utilizaba como hotel. El aspecto era más bien tétrico, apenas había iluminación. De hecho la calle estaba mejor iluminada. Supusé que las cosas no le irían demasiado bien. De hecho... ¿Acaso el lugar tenía algún reclamo turístico? ¿Formaba parte Kushiro de alguna ruta comercial? La verdad es que no parecía ser un lugar turístico ni por asomo, sobre lo otro no tenía ni puñetera idea.
— Nosotros compartiremos habitación
Puse la mano sobre el hombro de Toshio.
*Y los gastos también*
Luego le daría explicaciones al pelirrojo sobre aquella decisión y por el hecho de tomarme la libertad de ni siquiera preguntarle.
— ¿Qué habitación le parece bien que tomemos? —pregunté finalmente instantes después de que la chica rubia se tomase la libertad de no abrir la boca e ir en busca de su habitación.
*Estos shinobis de Uzushio... A cada cuál más grosero*
Seguimos al anciano durante un par de minutos hasta llegar a un edificio grande algo separado del resto.
Este debe de ser el lugar.
Al llegar, el anciano solo tuvo que empujar la puerta sin necesidad alguna de utilizar una llave. No le presté demasiada atención en un principio, quiero decir, no debería de haber ningún problema en dejar tu hogar y tu negocio sin ninguna clase vigilancia durante la noche en una aldea como Kushiro ¿Verdad? Y seguramente el lugar estaría más seguro ahora con todo el lío de los demonios.
Quizá en aquel lugar tenían mucha confianza entre los habitantes, quizá la puerta tenía alguna clase de problema y no podía ser bloqueada, o puede que simplemente le estuviese dando demasiada importancia. En fin, el punto es que ver eso le dio cierto añadido en mal rollo a la ya de por sí extraña aldea tomada por demonios.
De pronto algo en mi hombro me llamó la atención y me sacó de mis pensamientos.
-Nosotros compartiremos habitación-
Se trataba de Yota, quien decidió por sí mismo que compartiríamos habitación. Yo no tenía ningún problema con aquello, así que asentí y esperé a que el señor respondiese a Yota para podernos ir a discutir sobre lo que haríamos al día siguiente.
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—¡Oye, oye! ¡¿A dónde vas?! ¡Todavía tenéis que firmar en el libro de huéspedes y pagarme! —sus palabras iban dirigidas hacia Reika.
Esperó a que la rubia retornara al centro del recibidor. El anciano no parecía contento, negó varias veces con la cabeza. Sacó un libro de gran tamaño tras el mostrador y lo dejó encima, a la vista de todos, abierto. Esas dos páginas concretas estaban vacías.
—Poned vuestro nombre aquí y firmad, pagadme ahora también. Si pretendéis quedaros varias noches acepto pagos por adelantado —indicó, esperando a que se le obedeciera— Bueno, los dos chicos estos irán a la habitación uno. ¿Y vosotros dos, señorita, caballero?
Apuntó con su dedo diestro a Ashito, y poco después lo hizo danzar hacia Reika.
El anciano elevo solo un poco su voz para dirigirse a Reika, así indicarle aun debía firmar el libro de huéspedes y sobre todo pagar por su estancia en el hospedaje, con una mirada no muy estimulante saco del mostrador un libro bastante grande, al abrirlo se pudo observar que no tenía muchos visitantes, o que la página anterior ya estaba llena, ya que las dos páginas a la vista estaban vacías.
El longevo índico donde deberían de firmar cada uno, aunque esa parte no le gustó mucho al Uzureño, ya que su escritura no era muy buena, de hecho, tanto su escritura como su lectura eran realmente malas, cualquiera lo tacharía de analfabeto.
Se acercó al mostrador para llevar a cabo el acto solicitado<< haber, haber, firmo aquí>> pensó haciendo un par de rayones, parecidos al símbolo que los Kusareños llevaban en su banda ninja- Y mi nombre aquí- susurro en coordinación con sus pensamientos, mientras intentaba escribir su nombre, estuvo aproximadamente 5 o 6 minutos tratando de hacerlo, “Kursu Ashto”, eso fue lo que escribió en el libro, le faltaron algunas letras, pero al menos recordó la pronunciación de su propio nombre.
Al finalizar la travesía que fue para el peliazabache el escribir su nombre, saco de su portaobjetos un pequeño monedero con forma de un oso panda, presente que recibió de su hermana al graduarse como genin, y pago los 20 ryos necesarios para alojarse bajo techo.
Luego de que le indicara al par del país del bosque su habitación, el anciano pregunto sobre su preferencia a la hora de alojarse, hubiera querido colarse con los dos de Kusa, pero no tenía la suficiente confianza como para hacerlo, sin contar que el chico rubio realmente lo intimidaba, parecía como si fuera darle una paliza por el simple hecho de nombrar Kusagakure.
Al parecer, su estancia seria en una habitación, solo, en una noche muy silenciosa, en donde acababa de enterarse que posiblemente, hubiera demonios.
- Eh, creo que sera una habitación para mi solo- expreso perfilándose para el pasillo donde se encontraban las habitaciones N°1, 2 y 3.
La gente vive su vida ligada a lo que ellos mismos creen que es correcto y cierto, asi es como definen su realidad, pero, ¿que significa estar en lo correcto o en lo cierto?, son solo conceptos vagos, su realidad puede ser tan solo un espejismo.
28/04/2017, 22:45 (Última modificación: 28/04/2017, 22:50 por Reika.)
La kunoichi sintió la mano del anciano y su cara de "jamás vuelvas a hacerlo" no se hizo esperar -No tengo con que pagar, pasare la noche afuera- tras decir esto se dio media vuelta yendo en dirección hacia la salida. No podía entender como corrían tantos rumores acerca de este lugar y luego éste anciano tan tranquilo y con la puerta de su casa sin bloquear -Nada cierra- se dijo mentalmente la chica de Amegakure mientras caminaba de camino a la salida -Buenas noches a todos-
Ya afuera buscó por donde el shinobi de Uzushiogakure había escuchado los sonidos metálicos, daría unas cuantas vueltas investigando por cuenta propia buscando al menos una pista o lo que sea que le dijera que no había hecho aquel viaje en vano, si en verdad nada había, buscaría su propio cobijo en la noche donde pudiera dormir.