30/04/2022, 21:00
(Última modificación: 30/04/2022, 21:01 por Akamatsu Nao. Editado 1 vez en total.)
En esos momentos, uno de los ratoncitos de Nao pareció regresar. Nao se agachó y soltó un pergamino, siendo que el animalito se convirtió en tinta de vuelta, dejando un mensaje donde indicaba que al menos los lugareños habían logrado evacuar. «Al menos, se salvaron las vidas de los civiles.» No podía decir lo mismo de los bandidos y de algunos de sus caballos, pero ciertamente no se sentía mal de que matones como esos hubieran terminado así. Quizá era, un castigo exagerado eso sí, pero no por ello les tendría misericordia.
—Bueno, será un incordio tener que decirles a los aldeanos que pueden regresar ya luego de que los hicimos correr por gusto, pero es mucho mejor que las cosas se hayan dado así — se volvió a meter el pincel a la boca. —Tomaré su consejo y regresaré a Amegakure cuando termine de confirmar ciertas cosas con los aldeanos, al final, es mi jurisdicción — Se encogió de hombros.
El muchacho caminó hasta la Kusajin.
—Nunca esperé venir a tomarme un té bajo la llovizna y encontrarme luego con una quimera que lanza láseres por la boca — Rió. —Si nos volvemos a ver, espero que podamos contar aún más historias. Nunca sabremos cuando ni cómo, pero no me molestaría volver a sentarme a su lado — Saludaría con una última reverencia para despedirse. —Espero que no sea un adiós, sino un hasta luego. Nos vemos. — se daría la vuelta, dirigiéndose hasta el poblado mientras seguía el sendero de hierba chamuscada.
Nao quizá no encontró la respuesta a las dudas que tenía, pero tenía ahora una pista al respecto. Después de todo, cuando hay vidas en peligro, no importa demasiado pensar en el porqué de si se hace lo correcto o no. Hoy, fue una bestia. Pero en un futuro, les esperaba un campo de batalla mucho más vasto para afrontar.
—Bueno, será un incordio tener que decirles a los aldeanos que pueden regresar ya luego de que los hicimos correr por gusto, pero es mucho mejor que las cosas se hayan dado así — se volvió a meter el pincel a la boca. —Tomaré su consejo y regresaré a Amegakure cuando termine de confirmar ciertas cosas con los aldeanos, al final, es mi jurisdicción — Se encogió de hombros.
El muchacho caminó hasta la Kusajin.
—Nunca esperé venir a tomarme un té bajo la llovizna y encontrarme luego con una quimera que lanza láseres por la boca — Rió. —Si nos volvemos a ver, espero que podamos contar aún más historias. Nunca sabremos cuando ni cómo, pero no me molestaría volver a sentarme a su lado — Saludaría con una última reverencia para despedirse. —Espero que no sea un adiós, sino un hasta luego. Nos vemos. — se daría la vuelta, dirigiéndose hasta el poblado mientras seguía el sendero de hierba chamuscada.
Nao quizá no encontró la respuesta a las dudas que tenía, pero tenía ahora una pista al respecto. Después de todo, cuando hay vidas en peligro, no importa demasiado pensar en el porqué de si se hace lo correcto o no. Hoy, fue una bestia. Pero en un futuro, les esperaba un campo de batalla mucho más vasto para afrontar.