17/10/2017, 21:09
Datsue suspiró, ahora más calmado, cuando Akame le aseguró tener una solución a sus problemas de imagen. A diferencia de las suyas, las ideas de Akame solían ser buenas, prácticas y comprensibles. Todo ello al mismo tiempo. Al contrario que las de Datsue, que solían cojear en alguno de los tres puntos.
Entonces, Akame se colocó a su espalda…
—¿¡Pero qué…!?
… y se subió a caballito suyo...
—…cojones…
…, para terminar transformándose en una mochila.
—…haces!? —¡El muy hijo de…!—. ¡Serás hijo de perra! ¡Baja ahora mismo de ahí o te machaco ca…!
Datsue se interrumpió de golpe. Una niña le observaba a muchos metros de distancia, agarrada de la mano de su madre. Parecía que no se habían fijado en él hasta entonces, justo en el momento en que se había puesto a gritar como un loco a… una mochila.
Se llevó rápidamente una mano al oído.
—¡Una misión! —se excusó—. Si no grito mi compañero no oye nada con este viejo comunicador. Siento el vocabulario.
Resopló, mientras corría alejándose de ellas. «Esta me la vas a pagar, Uchiha Akame… Ya lo creo que sí.»
Lo que sucedió aquel día y días posteriores quedará guardado en la memoria de ambos Uchiha… tras un cerrojo de tres llaves, como poco. Ducharse juntos había sido, más que vergonzoso, una lata. Una lata que le valió una colleja a Datsue cuando realizó cierto comentario sobre cierta cosa.
Hacer sus necesidades juntos no era mucho mejor. Datsue había pedido a Akame que se sentase dentro de la bañera mientras él estaba sobre el váter, corriendo la mampara para que le diese cierta intimidad, quedando la cadena de la esposa colgando en medio. No funcionó demasiado, porque seguía estando allí, y su sola presencia era un obstáculo para hacer de vientre debidamente.
Dormir… Bueno, dormir era una putada de las gordas. Incómodos, sin poder darse la vuelta en la cama como querían… Por no hablar de que Akame era el campeón de los madrugadores, mientras que Datsue disfrutaba quedándose en cama hasta media mañana. Para empeorar, en las comidas no era mucho mejor. Coordinarse para comer al mismo tiempo era un suplicio, una fuente continua de broncas y quitaba hasta el hambre de la pereza que daba.
Eso sí, fue la época en que más misiones pidieron de largo. Casi no habían terminado una cuando ya estaban solicitando la siguiente. Con el paso de los días, sin embargo, el tremendo castigo se volvió tan solo una molestia. Cuando los días se transformaron en semanas, Uchiha Raito les quitó las esposas.
Dijo que habían cumplido su cometido. Quizá tuviese razón. Un mes más tarde, se convirtieron en los Hermanos del Desierto.
Entonces, Akame se colocó a su espalda…
—¿¡Pero qué…!?
… y se subió a caballito suyo...
—…cojones…
…, para terminar transformándose en una mochila.
—…haces!? —¡El muy hijo de…!—. ¡Serás hijo de perra! ¡Baja ahora mismo de ahí o te machaco ca…!
Datsue se interrumpió de golpe. Una niña le observaba a muchos metros de distancia, agarrada de la mano de su madre. Parecía que no se habían fijado en él hasta entonces, justo en el momento en que se había puesto a gritar como un loco a… una mochila.
Se llevó rápidamente una mano al oído.
—¡Una misión! —se excusó—. Si no grito mi compañero no oye nada con este viejo comunicador. Siento el vocabulario.
Resopló, mientras corría alejándose de ellas. «Esta me la vas a pagar, Uchiha Akame… Ya lo creo que sí.»
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Lo que sucedió aquel día y días posteriores quedará guardado en la memoria de ambos Uchiha… tras un cerrojo de tres llaves, como poco. Ducharse juntos había sido, más que vergonzoso, una lata. Una lata que le valió una colleja a Datsue cuando realizó cierto comentario sobre cierta cosa.
Hacer sus necesidades juntos no era mucho mejor. Datsue había pedido a Akame que se sentase dentro de la bañera mientras él estaba sobre el váter, corriendo la mampara para que le diese cierta intimidad, quedando la cadena de la esposa colgando en medio. No funcionó demasiado, porque seguía estando allí, y su sola presencia era un obstáculo para hacer de vientre debidamente.
Dormir… Bueno, dormir era una putada de las gordas. Incómodos, sin poder darse la vuelta en la cama como querían… Por no hablar de que Akame era el campeón de los madrugadores, mientras que Datsue disfrutaba quedándose en cama hasta media mañana. Para empeorar, en las comidas no era mucho mejor. Coordinarse para comer al mismo tiempo era un suplicio, una fuente continua de broncas y quitaba hasta el hambre de la pereza que daba.
Eso sí, fue la época en que más misiones pidieron de largo. Casi no habían terminado una cuando ya estaban solicitando la siguiente. Con el paso de los días, sin embargo, el tremendo castigo se volvió tan solo una molestia. Cuando los días se transformaron en semanas, Uchiha Raito les quitó las esposas.
Dijo que habían cumplido su cometido. Quizá tuviese razón. Un mes más tarde, se convirtieron en los Hermanos del Desierto.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado