El boxeador imitó lo que Ranko había hecho una vez, y saltó hasta el techo, y pronto se dejó caer para intentar golpearla desde arriba. Ranko le siguió con la mirada, sin perder detalle. Se sentía adolorida, pero viva. Más viva que antes. Sintió la fuerza rebosar en sus músculos, la energía impulsándola a seguir, aunque se agotara. Sentía las manos más ágiles y los ojos más agudos. Se sentía al máximo .

Ranko concentró chakra en su pierna derecha por un instante, antes de lanzar una patada ascendente contra el golpe de Daigo. Los ataques impactaron, pero la carga de chakra de Ranko anuló y contrarrestó la fuerza de Daigo, reflejando parte del daño de vuelta [-10PV], como si él hubiese lanzado un puñetazo contra un bloque de granito.

—Juinsuiryokkyō. —susurró. Justo después, dio un pequeño salto con la izquierda y, en el aire, lanzó una segunda patada al peliverde, intentando alcanzar su estómago [-22PV].

El contraataque le había desequilibrado de nuevo, pues había quedado en el aire un instante, así que cayó al suelo en cuclillas, y retrocedió de un salto. Se miró las manos ante el comentario de Daigo. El chakra rosa violáceo que el Máximo Esfuerzo quemaba era ahora constante. Si bien no consideraba que lo dominaba, Ranko se sentía lo suficientemente confiada. Meme agitó los pompones metálicos con muchos más ánimos al verla "brillar"

—E-es cierto. Creo… creo que ya le he comprendido… ¡Venga, Daigo-san! ¡Al máximo! —le invitó a atacarle, terminando con la postura del Hakuto no Mai.

¡Bam! El puño de Daigo impactó con la pierna de Ranko, que cedió tanto como cedería una roca al viento, aunque incluso las rocas se acaban erosionando con el tiempo. Ranko no.

El chico acabó despejado levemente por el choque, pero Ranko no planeaba simplemente dejarlo escapar así como así.

En medio del aire, Daigo se vio forzado a bloquear una patada con su propia tibia, viéndose propulsado un par de metros antes de caer rodando en el suelo.

De un salto, y siguiendo la inercia, Daigo se levantó. Le dolía bastante la pierna, pero todavía podía moverse.

«También se ha hecho más fuerte...»

Se tomó un segundo para adoptar su guardia, cerrando los puños con fuerza.

—De acuerdo, Sagisō-chan. ¡Pongamos a prueba tus límites!

Los brazos y piernas del boxeador empezaron a arder incluso más, como si la motivación de su compañera lo hubiese encendido.

—VAMOS.

Corrió de vuelta hacia Ranko y le lanzó un puñetazo a la cara que simplemente se desvaneció en el aire apenas hiciera contacto con algo, pues no lo acabó él, sino su sombra (Nise no Ito, mientras él aprovechaba la confusión y giraba sobre sí mismo para...

—¡ROLLING THUNDER!

Lanzarle el puñetazo más fuerte que tenía directamente al estómago (140 PV, Rolling Thunder).

Su técnica había funcionado, y había forzado a Daigo a cubrirse de su patada. El chico estaba tan o más emocionado que la kunoichi, y le alentó a romper sus límites de nuevo. Ranko asintió.

—¡VENGA! —gritó casi al mismo tiempo que el peliverde.

El boxeador se lanzó hacia ella con un puñetazo, y Ranko contraatacó con una patada frontal al rostro, pues su pierna era más larga, y haría contacto antes que el puño de Daigo… Pero el pie atravesó su cara.

”¡Es el jutsu de la sombra!” pensó Ranko, reconociendo la técnica al instante, pero no podía salir del camino, pues no le quedaba tiempo. El Daigo real se cernía sobre ella con un puñetazo potentísimo, el cual impactó en su vientre, justo en su bandana, sacándole el aliento y haciéndola retroceder mientras giraba en el aire. "¡Rayos!"

—¡HERMANA! —al borde del dojo, Meme detuvo los movimientos de sus pompones y, por un momento, su rostro se vio invadido por la ira. Los pompones se transformaron en perlas, densas y rígidas, listas para lanzarse contra Daigo.

—¡Meme! —Ranko había caído y había rodado un poco, pero ya estaba de pie, aunque muy adolorida. Levantó la palma izquierda hacia su hermanastra, instándola a detenerse —. E-es un entrenamiento, Meme-chan. Es natural recibir golpes. I-incluso así de fuertes.

La pelirroja dudó. Claramente no era rival para Daigo, pero ella no lo sabía. Las perlas se deshicieron y la Suiken envolvió a Meme como si fuese un abrigo afelpado.

—Entiendo. —Un poco desanimada por ver a Ranko caer, Meme se cruzó de brazos.

La de la trenza se dirigió a Daigo y le dedicó una reverencia.

—Di-disculpa a Meme-chan. Sigue siendo u-un poco… nueva en muchas cosas. Ahora… ¡Sigamos!

Ranko quería flexionar las piernas y lanzarse con el Hitoshin, pero tendría que pagar la reparación del dojo, así que hizo lo más cercano: hubo un parpadeo y un fuerte movimiento de aire, y Ranko apareció a los pies de Daigo, agachada y lista para echarse sobre su espalda para lanzar una potente patada ascendente dirigida al mentón del peliverde, intentando lanzarlo por los aires. [-80PV]

—¡Shōfū!

Sabía que estaba drenando su chakra muy rápidamente, y sentía que pronto se le acabaría la energía.

"Mejor. Así rompo mis límites de nuevo" pensó con decisión.

Ranko reaccionó rápidamente lanzándose una patada al boxeador en forma de contraataque, intentando detener su ofensiva a la puerta.

«Muy buena reacción, pero....»

¡BAM! El puñetazo fue brutal. Mucho más de lo que Daigo se lo había imaginado.

Meme pareció enfadarse muchísimo, incluso llegando convertir sus pompones en armas, pero Daigo no se giró siquiera a verla. Estaba demasiado concentrado viendo a su compañera.

Durante un segundo, pensó en decirle que ya era suficiente, que si continuaban acabaría haciéndose daño.

Pero él odiaba eso. La única persona que podía definir los límites de Sagisō Ranko era Sagisō Ranko.

—No te preocupes, Meme-san. —Dijo, al ver a Ranko levantarse—. Te sorprendería lo mucho que puede llegar a resistir Sagisō-chan.

Ranko parecía determinada a continuar, así que... ¿quién era él para decir que no?

En un parpadeo, Ranko apareció frente a Daigo, no sin previo aviso. Una ráfaga de viento reveló la posición apenas un instante de que Ranko llegase. El tiempo suficiente para que Daigo pudiese prepararse para defenderse.

Daigo consiguió bloquear la patada con su brazo izquierdo (¤ Ningen no Tate) que, aunque endurecido por su chakra, cedió ante la patada de Ranko. Aún así, consiguió apartar la cabeza a tiempo para no recibir el impacto también con la cara.

Tenía tantísima fuerza que casi le daba miedo. Aún así, sonrió, porque esa era su compañera.

Lanzó un puñetazo rápido con la derecha hacia su mejilla en cuanto se recuperó, girando su puño hacia dentro en el último segundo para añadirle aún más potencia al golpe (60 PV, ¤ Rolling Thunder).

Ranko reconoció la dureza del Ningen no Tate con la que chocó su patada. Había conectado, pero no había infligido todo el daño posible. No le importó, pues podría seguir atacando, danzando. Daigo no retrocedió, sino que lanzó otro puñetazo cargado. La kunoichi sintió que podría haberlo esquivado, pero un fuerte dolor donde su compañero le había pegado anteriormente le dio un tirón que la ralentizó.

"¡Rayos de nuevo!"

Recibió el golpe en la mejilla, y rezó por un instante que no le tumbara ningún diente. Afortunadamente el Rolling Thunder de esa vez no había sido tan potente como el anterior. Medio desorientada y casi por reflejo, se aferró al brazo de Daigo para evitar retroceder de nuevo.

"No me queda mucho chakra, ¡A patada limpia será!"

Teniendo tan cerca a Daigo, Ranko lanzaría una potente patada hacia el frente, cargada de toda su adrenalina y su espíritu de pelea, dirigida al estómago del boxeador. [-39PV]

—¡Tenbu!

De nuevo, el puñetazo del boxeador impactó de lleno. Quizás demasiado fácil, pensó el boxeador. Quizás le había pegado demasiado fuerte antes.

Tonterías. Para Hakuto todo eso eran tonterías, pues su espíritu de combate no le permitía simplemente desfallecer con los golpes. En su lugar se aferraba a lo que fuese con tal de acertar aunque sea un golpe más. Ese era el verdadero espíritu del máximo esfuerzo.

Una patada impactó en el estómago de Daigo, doblándolo completamente y sacándole todo el aire de los pulmones. Probablemente le habría dicho algo como "buen golpe" pero bueno, no podía. Aún así, a pesar del dolor, sonrió.

Daigo también agarró el brazo de Ranko para que no se escapase y durante un segundo pensó en patearla, pero no se permitiría una victoria contra Ranko si no la conseguía usando sus puños.

«Ha inmovilizado mi única mano buena... ¿fue apropósito?»

En su lugar, cerró su puño izquierdo con la poca fuerza que le quedaba y lo lanzó contra las costillas de Ranko con tan poco fuerza que ni siquiera le llegaría a doler, pues todavía se estaba recuperando del Ningen no Tate.

Aún así, aquello solo fue una distracción para que no se viese venir un barrido con la parte interior de su pie izquierdo, que lanzó con toda la intención de tirarla al suelo (16 PV).

La kunoichi conectó su patada, pero el boxeador le imitó y le apresó del brazo. Luego le lanzó un puñetazo. Aunque Ranko en realidad no podía hacer nada para contrarrestarlo, le sorprendió que no le doliera, y la incógnita le siguió hasta el suelo, pues el puño distractor había evitado que se fijara en el barrido.

Ranko apretó los dientes cuando su espalda chocó contra el suelo. La chica lo aprovecharía, no obstante, y, como un resorte, mecería el cuerpo hacia adelante para regresarle una patada al torso [-22PV]. Luego, usando el impulso de la misma patada, daría un giro hacia atrás para retroceder y levantarse. Sentía el dolor plagarle el cuerpo, y sus músculos rasgarse mínimamente. Pero la energía no le abandonaba, y sabía que podía continuar, al menos un poco más.

—¡Vamos, Hermana! —animó Meme al borde del dojo, agitando la Suiken, de nuevo en forma de pompones. Ranko le dedicó una sonrisa relámpago a la pelirroja.

—Q-qué emocionante combate, Daigo-san. Gracias por lo que me has enseñado. —Pero no atacaría, sino que instaría a su compañero a que lo hiciera, con un movimiento de cabeza. Seguiría el consejo de su madre: retirarse y reagruparse. Tal vez un pequeño respiro era todo lo que necesitaba para dar el golpe final. Sus ojos ardían y su espíritu lo hacía mucho más. Imaginaba las auras del conejo y el tigre rodeándole a ella y a Daigo. Un combate espiritual además de físico.

Hakuto cayó por el barrido de Daigo e intentó utilizar el impulso de la caída para lanzarle una patada en la cara al boxeador, que inclinó todo su cuerpo hacia atrás para evitarla.

«Esto es malo. No debería quedarle demasiado para alcanzar su límite ».

Daigo retrocedió un par de pasos a la vez que Ranko, que estaba siendo animada por su hermana.

—No, gracias a ti. Combatir contigo me ha ayudado a recuperarme y poner en orden unas cosas. —El chakra que rodeaba su cuerpo empezó a desaparecer—. Ya es suficiente. Desactiva la técnica.

Odiaba tener que dejar el combate en ese momento, pero no podía continuar sin que Ranko quedase prácticamente tan inválida como él durante una temporada.

—Seguramente estés cansada y te duelan todos los músculos. Más de lo normal, digo. —Explicó—. Si continuamos peleando acabarás teniendo que descansar durante meses, y si llegamos a continuar más allá de ese punto ni siquiera la técnica podría volver a ponernos al cien por cien.

Ranko se sorprendió al ver cómo el aura de Daigo se desvanecía. Sin embargo, entendía sus razones. Curiosamente era con lo que ella misma había insistido: no llegar al punto de romperse.

Asintió e hizo caso a su amigo. Suspiró, relajando su cuerpo y dejando enfriar su sangre. Pronto sintió el cansancio y el dolor sustituir la adrenalina que corría por su cuerpo. Se inclinó, sudorosa, apoyando las manos en sus rodillas, mientras escuchaba la explicación de las posibles consecuencias de usar el Máximo Esfuerzo por demasiado tiempo. Se irguió cuando escuchó los pasos cautelosos de Meme, quien cargaba los pompones contra el pecho.

—¿Estás bien, hermana? ¿Quién ganó?

La castaña sonrío y colocó una mano suavemente en la coronilla de Meme.

—Es un entrenamiento, Meme-chan, no hay ganador —Suspiró de nuevo —. Ha sido todo u-un placer el combatir contigo, Daigo-san. ¡Prometo dar buen uso a tu técnica!

Ranko le dedicó una profunda reverencia, y Meme le imitó.

—¿Te parece s-si recuperamos energía co-con una buena comida? —Ranko le sonrío ampliamente al erguirse de nuevo.

Se sentía exhausta, pero nada que un almuerzo abundante y una siesta no pudiesen arreglar.

Daigo suspiró, aliviado de que Ranko hubiese entendido que era el momento de parar, o se romperían.

El chico se acercó a Ranko y Meme a paso lento. Estaba extremadamente cansado y lo único que le pedían las piernas era mucho descanso, pero tenía que mantenerse firme.

—El placer es mío, Sagisō-chan. —Sonrió, genuinamente alegre—. Me alegro de haberte podido enseñar la técnica. Espero que te ayude mucho.

Ambas chicas hicieron una profunda reverencia, poniendo algo nervioso a Daigo, que se apresuró a imitarlas.

Entonces, Ranko le ofreció salir a comer para recuperar energías. Una oferta que Daigo simplemente no pudo rechazar.

—¡Claro! ¿Quieren ir al mismo lugar de ayer?

—Me gustaría acompañarlos. —soltó Meme, con leve tono tímido. Ranko rió suavemente.

—Claro, Meme-chan. Una buena comida para dos peleadores y una muñeca.

Sin dar explicaciones sobre la última frase, Ranko les instó a salir, para después partir hacia el mismo restaurante de la vez pasada, aquel donde reconocían ya a la de la trenza. Una vez más, Ranko comería por dos personas, e insistiría en pagar por lo de todos. Meme sólo pediría una sopa miso y un postre, contenta de poder compartir tiempo con su hermana y sus amigos.

La próxima vez que Ranko y Daigo se vieran, les sería encargada una misión que sacudiría toda Kusagakure.