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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#91
La despedida algo atropellada y pausada de Kiriko la hizo alzar una ceja mientras las miraba de reojo. Esas dos iban a tener que lidiar con el mismo problema que Rin le gustase o no tarde o temprano. En lugar de ir hacia su casa, fue a la dirección que Sora le dio donde se supone que vivia. En parte prefería que todavía no hubiera llegado, que se hubiera quedado por ahí dando vueltas y que cuando tocara en la puerta no estuviera.
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#92
La casa de Sora era dificil de no ver. Era una mansión con jardín delantero y trasero, además de pequeños estanques en los laterales. No era enorme, pero era bastante grande para estar dentro de la aldea. En la puerta había una mujer uniformada con una espada en el cinto. Al ver a Rin acercarse, se interpuso entre ella y la verja abierta que daba al jardín delantero, que tenía un hermoso camino con flores a los laterales que llevaba a la casa principal.

Disculpe, señorita. ¿Qué le trae a la mansión Nakamura? — le preguntó la chica castaña con pecas alrededor de la nariz y unos cuantos centimetros más de altura que ella.
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#93
Aquella fue toda la confirmación que Rin necesitó. Abrió su bandolera y buscó el bento que quedaba por abrir en ella, abriendolo primero para asegurarse de que el contenido seguía allí, unas simples empanadillas fritas. Tras volver a cerrarlo, se lo ofreció a aquella chica.

Aquí vive Sora, ¿no? Me llamo Long Rin, soy una kouhaii suya que tiene que vigilar durante un tiempo. Me dijo que cuando tomara una decisión que viniera aquí. Dele esto, y digale que es de mi parte. Y que... Que la espero esta noche en mi casa... — Rin lo dijo todo con un semblante serio, tal vez un poco preocupada, pero sus últimas palabras no pudo decirlas mirando a aquella chica a los ojos, mientras se avergonzaba.
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#94
¿Tú eres Rin? — dijo ilusionada antes de toser levemente. — Quiero decir, como guardia de la familia Nakamura tengo completamente prohibido coger paquetes. Tendrá que entregarlo usted misma a la señorita Sora. Su habitación está entrando en el pasillo de la izquierda al final del todo del pasillo. — dijo mientras se ponía tras ella y la empujaba levemente al interior de la hacienda.

Una vez dentro, la guardia se pondría en mitad de la puerta, impidiendole la salida y esperando a que caminase hasta la puerta principal.
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#95
¿Eh? ¿Me conoces? — Pero antes de que respondiera a su pregunta, fue arrastrada al interior de la casa. — ¡E-Espera! ¡Espera! ¡S-Solo vengo a entregar esto e irme! ¡T-Tengo cosas que hacer!

Rin miró soprendida a la guardia cuando decidieron cortarle el paso de salida, para volver a mirar a la chica confundida.
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#96
Pues lo dicho, solo entrar a la izquierda. Vamos, entregalo y aquí te espero. Mucho animo, Rin. — le dijo señalandole la puerta principal con una sonrisa. — No puedo desobedecer las ordenes directas de la señora Nakamura y aceptarlo yo. Eso haría que me despidieran. No te preocupes, la mayoria de las chicas están fuera de misión. Estaréis tú y la señorita Sora solas.
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#97
Rin parpadeó de incredibilidad ante las palabras de ella. Pensaba ir a casa después de eso, darse un largo baño y entonces terminar de decidir algo para esa noche cuando Sora volviera. Y sin embargo, ahi estaba siendo arrastrada a la fuerza, por alguien que además se veía demasiado y extrañamente animada al respecto.

¡E-Espera, espera! ¿¡D-De que me conoces!? ¡¿Q-Que te ha contado Sora de mí?! ¡¿Y a que viene tanta alegría e ilusión?!
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#98
Bueno, se ha hablado de ti, claro. Y yo soy siempre alegría e ilusión, se lo puedes preguntar a cualquiera. Excepto si ves a la señora Nakamura, a ella dile que he sido muy cordial y seria. Pero, venga, ¿no tenías prisa? ¿Para qué vas a hablar con una simple y mundana guardia? Vamos para dentro.

Le volvió a hacer gestos para que se moviese a la casa, sin dejar de sonreir.
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#99
Rin la miró nuevamente extrañada, sin terminar de fiarse de ella por algún motivo. Después se volteó, sosteniendo el bento con ambas manos y siguiendo sus indicaciones. Si por el camino veía algún espejo, se fijaría en su reflejo, dándose cuenta de lo desaliñada que estaba; hasta sus moños estaban algo deshechos del combate de antes, y desde luego necesitaba una ducha. Se pararía entonces un momento a cambiarse el peinado, dejándose dos pequeñas coletas bajas para seguir con su travesía hasta dar con Sora.
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Encontraría a Sora tras la puerta corredera al final del pasillo de la izquierda como le había dicho la guardia. Allí estaba con el mismo kimono de antes sentada en un cojín y con una mesa enfrente con todo tipo de utensilios de costura. Al otro lado de la habitación había un pequeño estanque con un tubo de bambú que acumulaba agua y bajaba, vaciandose y golpeando una roca de las que rodeaban el estanque.

En sus manos Sora tenía una bufanda roja y negra a medio hacer.

Ya te he dicho que he salido a dar una vuelta, Cynthia. No insistas, estoy trabajando.
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S-Soy Rin, no Cynthia... — dijo un poco avergonzada de estar allí, sobre todo con lo lujoso que se veía todo. — Venía a... Traerte esto y... Q-Quería decirte que te pasaras luego por mi casa para hablar...

Rin estaba simplemente de pie, sosteniendo el bento con ambas manos y mirando a otro lado, avergonzada de la situación.
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Sora giró la cabeza al instante, fijando su mirada en Rin. Asintió y volvió a mirar su bufanda.

No hace falta que sigas trayendome comida. Pero puedes dejarla encima de la mesa. Ahora estoy algo ocupada. — contestó mientras seguía con lo suyo. — Me pasaré al anochecer, si eso es lo que quieres.
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Asintió con levedad, y dejó el bento donde le había pedido, para volver a dirigirse a la puerta.

Pican bastante, asi que ten algo de pan o leche a mano — añadió mirandola desde la puerta, y quedandose allí unos segundos más para fijarse en Sora y todo lo que la rodeaba.

Tras ello, iria de vuelta a la entrada, para buscar salir de una vez de aquella enorme mansión e irse a casa directa.
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Muy bien. Gracias. — dijo sin siquiera alzar la cabeza.

No dijo nada, pero parecía ir exageradamente lenta a la hora de seguir cosiendo la bufanda. Cuando Rin saliera de la casa, podría ver que la señora guardia seguía esperandola sonriente.

¿Y bien? — preguntó entusiasmada cuando la tuviese cerca.
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¿Y-Y bien, qué? Le he dado lo que te he pedido y le he dicho lo mismo que a tí. ¿Q-Que esperabas? — Se cruzó de brazos avergonzada y algo molesta. — M-Me voy a casa, necesito descansar y un buen baño.

Tras ello, camino por el lado de aquella chica para dirigirse a la puerta y marcharse.
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