—¿No lo sabes? ¡Eri-san me va a ayudar con mi control de chakra y el elemento rayo! ¡Es una experta! Por fin podré superar a ese estúpido de Ryota . ¿Ella también es tu pupila, verdad?

Hana se cruzó de brazos. Al principio estaba molesta porque de repente apareciese Hiroki como aprendiz de Eri sin que nadie le hubiese dicho nada. No era tan egolatra como para pensar que era la única alumna que podía tener su sensei, pero un aviso hubiese estado bien. Sin embargo, el resentimiento fue sustituido por diversión al ver la exasperación de la pelirroja con la actitud del chico.

Finalmente, su sensei les explicó el motivo de su encuentro. Quería que peleasen.

— ¿Con algún objetivo más allá del propio combate? ¿O es solo zurrarnos?

Normalmente en los entrenamientos iban con alguna restricción ya fuese por preservar los materiales que usaban o por seguridad. No era plan de dar shurikens y acabar todos con un ojo sacado.

— ¿Con algún objetivo más allá del propio combate? ¿O es solo zurrarnos?

¿Era su sensación o tenía dos pupilos dispuestos a reprocharla o hablarle sin ningún tipo de reparo?

—Combatíd sin llegar a un combate realmente serio, como lo haríais si estuviérais mostrando vuestras habilidades —explicó, nuevamente, la kunoichi—. No hace falta intentar sacarle un ojo al otro con un shuriken.

—Por mí genial, Eri-sensei.

—Combatíd sin llegar a un combate realmente serio, como lo haríais si estuviérais mostrando vuestras habilidades. No hace falta intentar sacarle un ojo al otro con un shuriken.

— Muy bien, pues vamos entonces. — contestó Hana andando hacia el centro de uno de los dos circulos del campo de entrenamiento especialmente diseñado para combates de ese estilo.

—Por mí genial, Eri-sensei.

Pudo sentir las intenciones de Hiroki en sus palabras, aunque tarde se daba cuenta de que la rubia le había llamado maleducado de forma sútil.

— Cuando querais. — dijo la kunoichi una vez en posición y tras haber estirado un poco.

Aquel comportamiento de Hana la estaba dejando algo patidifusa. ¿De verdad que aquella chica era la que dos semanas antes se había puesto a llorar por regañarla? Aunque su actitud seguía siendo demasiado sobrada para ella, se ahorró los comentarios al respecto y esperó a ver el resultado del combate.

Hana se colocó en uno de los dos círculos del campo, Hiroki la siguió, estirando a la par que la pequeña rubia.

— Cuando querais.

—¡Listo! —exclamó un entusiasmado Hiroki.

Eri levantó la mano y, contando en su interior unos cinco segundos, la bajó y chilló:

—¡Que de comienzo el combate!

Tanaka Hiroki la imitó hasta en los estiramientos. ¿Por qué estaba tan animada en reventar la boca a ese pobre chaval? Pues podría alegar que le tenía rivalidad por sus tiempos en la academia o que eran de personalidades antagonicas, pero debía ser realista. Lo hacía porque había aparecido como otro alumno de su sensei, sin que nadie le dijese nada, ¿qué significaba eso? Nunca le había dicho que fuese su única alumna, pero tampoco que solo fuese una más.

No tenía motivos reales para estar así y por eso se lo callaba, pero claro, desahogarse humillando a Hiroki se sentiría mejor. Debía dejarle claro a Eri que ella era la mejor. Tal vez Ren tuviese razón cuando decía que era un pelin orgullosa.

—¡Que de comienzo el combate!

Sin darle tregua al chico recortó la distancia que les separaba e intentó pisarle el pie para después asestarle un puñetazo en el pecho. Era un plan sencillo, si esquivaba uno, no le daría tiempo a esquivar lo otro.

Hiroki no se esperaba que Hana tomase la iniciativa, bien sabía que la chica no era muy partidaria de pelearse de primera mano, sobre todo durante sus años en la academia, pero parecía que eso había cambiado los pocos meses que llevaba fuera de ella, pues cual pequeño rayo con sus cabellos rubios se acercó a toda la velocidad que podía para pisarle. Él separó los pies en un intento de que el de la chica no acabase con el suyo, pero no se esperó el puñetazo que le dio en el pecho, que intentó evitar en vano, girándose lo suficiente para que le diera en la zona derecha.

Se echó hacia atrás, adolorido, sin embargo, él tampoco querría darle tregua a su excompañera, por lo que rápidamente se giró para intentar asestarle otro a ella con su diestra.

Acertándole o no, seguiría con un barrido de piernas agachándose para coger impulso con sus manos lo más rápido que daba su cuerpo.

La iniciativa de Hana había dado sus frutos, Hiroki había recibido de lleno su puñetazo. Además, ella ya esperaba el contraataque así que lo recibió con un bloqueo y se preparó para su contra contraataque, pero el shinobi no había acabado y se agachó para hacerle un barrido de piernas. A la kunoichi solo le dio tiempo a plantar la pierna, consiguiendo mantenerse en pie pero recibiendo la fuerte patada de Hiroki.

Ahora era él el que estaba en una situación comprometida, Hana, impulsandose con la pierna que no había sufrido daños, le buscó el rostro con su rodilla, dispuesta a retroceder un par de metros después de aquel breve pero intenso intercambio de golpes.

No se esperó que Hana se plantase ahí delante, con una pierna parándole para arremeterle con un rodillazo que le desgraciaría la nariz si no hubiese sido porque en el último momento se había apartado para que le impactase contra la mejilla, separándolo de ella. Dio una voltereta hacia atrás con algo de tambaleo y se colocó acuclillado, a unos metros de la chica quien también se había alejado de él.

Sin esperar a darle de nuevo la iniciativa a la rubia, el chico formuló una serie de sellos y, con sendas manos señalando a su contrincante, salieron unos rayos dispuestos a impactar contra ella.

Hiroki logró evitar que le dejase la nariz a la altura del betún, pero no le sirvió para evitar el rodillazo que le propinó en plena mejilla. Por suerte para él Hana tenía la fuerza de una hortaliza pocha, sino podría haberle saltado un par de dientes.

Tras el intercambio de golpes, ambos decidieron darse una distancia antes de sopesar su siguiente paso. En el momento en que Hiroki empezó a hacer sellos, Hana le imitó, cuando el shinobi invocó rayos de sus manos, un muro de tierra se levantó para impedirlo. En vez de pararse ahí, Hana volvió a hacer otra secuencia de sellos, esta vez, sin que el shinobi la viese, pues aún a medio romperse, su muro seguía erguido.

La tierra de los alrededores empezó a retorcerse como si algún tipo de gigante la estuviese machacándola desde abajo. Pero el desgarramiento empezaba en Hana y se extendía hacia donde debería estar Hiroki, esperando que aún estuviese con los pies en el suelo y se llevase un buen daño.

Lo que quedaba del muro se cayó entonces, levantando una buena dosis de polvo. A Hana le hubiese encantado saltar por encima del muro, Kodachi en mano, para rematar a su contrincante, pero había gastado demasiado chakra, no se sentía capaz de hacer tal esfuerzo y no matarse ella en el intento.

La rubia se quedó donde estaba, esperando ver qué había pasado con Hiroki.

Sus rayos impactaron con un muro que había creado la chica, y Hiroki se sorprendió. No se acordaba de que ella fuese afín al doton... «Un momento», pensó; «¡pero si es yotonera!»

Eri, desde su posición aun más alejada para darles espacio, sonrió ante lo bien que se tomaba aquella adversidad su pupila, y miró detenidamente a Hiroki, quien, aun con sus sonrisa, se sentía seguramente en pánico.

El elemento tierra no acabó ahí, pues pronto la tierra comenzó a desquebrajarse e hizo que alguna que otra roca saltase contra él, pero no se esperó que aquello le hiciera tanto daño. «Oh, mierda» volvió a pensar, tragándose toda la técnica inesperada.

El muro que tenía justamente delante se deshizo, creando una pantalla de humo entre los dos.

Para sorpresa de Hana, Hiroki no quiso detenerse ahí, así que, transpasando la capa, vería, si no se había movido, una figura que corría para impactar su puño en su rostro.

Hana había guardado lo que ella creía que era una distancia de seguridad, sin embargo, cuando Hiroki apareció atravesando la polvareda del muro a toda velocidad se dio cuenta de que era mucho más rápido de lo que ella había previsto. No tenía tiempo de pensar, el chico venía hacia ella en busca de un puñetazo, Hana decidió darselo, con uno propio de regalo.

Puso la mejilla al mismo tiempo que ella misma buscaba con un puñetazo la del shinobi. Sabía que él era más fuerte que ella, pero si había recibido su técnica no podía quedarle muchas ganas de pelear, ahora es cuando debía aprovechar y presionarle. Tras ese intercambio de puñetazos buscaría propinarle una fuerte patada en el pecho con la planta del pie, más enfocada en alejarle que en hacerle daño.

Su puñetazo dio de lleno en la mejilla de Hana, pero eso no quedó ahí, pues la rubia le asestó otro puñetazo que le dejó ligeramente aturdido para su siguiente patada, la cual había querido usar para alejar al chico de ella.

Pero lo que logró fue que encajase la patada para cogerla con ambas manos y lanzar a la chica lo más lejos de él, mientras jadeaba por el dolor y algún rastro de sangre salía de los cortes.

—Joder, Hana...

Hiroki, que parecía tonto pero era todo para disimular, agarró su pierna en vez de salir volando, lo cual le hizo a Hana plantearse en qué universo paralelo ella tenía suficiente fuerza para apartar a nadie de una patada. Haciendole una llave, y aprovechando que la kunoichi solo tenía una pierna de apoyo, la lanzó al suelo, haciendola rodar un trecho antes de detenerse.

Tuvo que esperarse un momento a recobrar el aliento antes de ponerse de pie y hacer una secuencia de sellos. Apuntó al shinobi y le lanzó un buen pegote de lava ardiente directo al pecho. Si no usaba el Yoton en su primera pelea tendría que retirarse, además, era tan buena idea como lanzar un shuriken.

Hiroki apartó a Hana como buenamente pudo y la vio caer mientras seguía jadeando. Se llevó una mano a la boca y se limpió con el dorso el sudor, esperando a que Hana también recobrase el aliento.

Y se lo estaba poniendo verdaderamente difícil.

La chica se giró y volvió a la carga, esta vez con una técnica de Yoton. El chico, al verla, la esquivó dando una voltereta y, desde el suelo, volvió a hacer la secuencia de sellos anterior para lanzarle, de nuevo, dos rayos de chakra de las manos.

De nuevo, como un error recurrente, había subestimado la velocidad de Hiroki, quien no estaba tan afectado como para no esquivar su técnica. Respondió de inmediato mandandole otro rayo, esta vez no había reaccionado lo suficientemente rápido para hacer el muro. Intentó esquivarlo saltando hacia atrás, esperando superar el rango máximo de la técnica, pero el rayo era demasiado rápido e impactó contra su rodilla.

Apretó los dientes mientras sopesaba daños. Tras un leve suspiro, desenvainó su kodachi, levantando la mirada hacia el shinobi. Con ambas manos alrededor de la empuñadura, apuntó la hoja hacia Hiroki y cargó chakra rápidamente. Con los ojos cerrados emitió un destello que cegaría a quien estuviese mirando.

Corrió tan rápido como pudo para ponerse tras él y darle una fuerte patada en la parte trasera de la rodilla, obligandole a arrodillarse. Tras eso, si llegaba tan lejos, Hiroki sentiría el frio metal contra su cuello. Hana le habría puesto el dorso de su Kodachi contra el cuello.

— Imaginemos que es el filo lo que tienes contra el cuello, ¿te rindes?

Intentó sonar amenazante, pero la pierna que había recibido la descarga no dejaba de temblar, lo cual se le contagiaba al resto del cuerpo. Cada punto donde había recibido un golpe le ardía y el dolor se reavivaba con cada latido.