Día a día la joven kunoichi deambulaba por las diversas calles de la aldea, iba y venía sin hacer demasiado, de vez en cuando ayudaba a uno que otro civil que lo solicitaba y otras solo se dedicaba a vaguear y muy rara vez aprovechaba su tiempo para entrenar o para completar verdaderas misiones como shinobi, a causa de esta actitud es que sigue siendo una simple genin pese a su edad y por ello suelen mirarla raro al enterarse de esto aunque con sus excusas siempre lograba hacerse respetar parcialmente.
~ Cuando sea una jonin dejarán de molestar… ~ Se decía a si misma mientras se alejaba un poco de lo que era la villa y se internaba en el bosque que la rodeaba, específicamente se iba a un sector parcialmente circular que le encantaba por el simple hecho de que la luz del sol daba de lleno y en caso de no desear que la luz solar te diera de lleno tenías la opción de recostarte bajo la sombra de un árbol donde justamente había decidido pasar la tarde. Un lugar pacífico donde el silencio solo se rompía por el canto de algún ave o por el sonido de las hojas de los árboles sacudiéndose por alguna brisa que soplaba. Todos detalles naturales que a ella al menos le encantaban y le ayudaban a mantenerse relajada e incluso le servían para borrar parcialmente de su cabeza aquella necesidad de ser elogiada constantemente ya sea por su habilidad o por su belleza.
Lo único para lo que no le servía ese lugar era para olvidarse de tratar su cabello. Más que una necesidad era una total obsesión y para autocomplacerse ya empuñaba el cepillo de cerdas suaves con el que usualmente se peinaba y gracias al cual su dorada cabellera se mantenía impecable casi durante todo el día. — Algún día seré jonin… — Susurró para si misma ya que se encontraba totalmente sola allí.
Aunque… Tanta paz y tranquilidad a veces obliga a uno a reflexionar sobre su vida y tal. ¿Qué había hecho Noemi en todos esos años? ¿Valió la pena? ¿Logró algo? La respuesta era sencilla, había sido un total desperdicio. Ya había cumplido los diecisiete años hacia bastante ya y cuando quisiera hacer memoria ya tendría dieciocho, pero las respuestas a esas preguntas seguirían siendo exactamente las mismas. Años desperdiciados, no era una kunoichi excepcional y apenas si traía dinero a casa, era en pocas palabras un completo fracaso y quién sabe si no le arrebatarían su bandana si se les ocurriese hacerle algún tipo de prueba. ~ Tengo que hacer algo… ~ Pensaba la joven con bastante determinación. O bueno, eso pensó pero al estar tan relajada en ese hermoso lugar y sin hacer absolutamente nada terminó por dormirse allí mismo.
Las horas pasaron y Sakamoto al fin despertó justo al atardecer, había llegado allí al mediodía y fácil habrían pasado unas cinco horas. ~ Bien… Si no entreno no mejoraré y Yubiwa nunca me tendrá en cuenta… ~ Dijo en su mente la kunoichi mientras se sacudía la suciedad que pudiese habérsele pegado en su vestimenta al estar recostada sobre la hierba y se acercó al tronco de uno de los árboles para hacer una pequeña diana en la corteza haciendo uso de su katana. ~ Once tiros… ~ Sin más, Noemi se alejó lo más que pudo sin tener que internarse nuevamente en el bosque y comenzó a lanzar todas sus armas, todos los shurikens y senbons fueron arrojados en dirección a la diana pero no todos impactaron con esta, incluso pensó en usar alguna que otra piedra junto con su chakra pero sería un desperdicio ya que no sabría si logró dar en el blanco o no.
Había sido un largo día, sin embargo, el atardecer apenas iba a empezar y quedaba toda la noche para aprovechar, por lo que me podía permitir dar un paseo por los alrededores de la aldea, iría más lejos pero quería volver esa misma noche a mi aposento.
Me adentré al bosque con tranquilidad y calma, después de todo iba a tomarme un tiempo para relajarme y distraer mi mente, por lo que caminé sin rumbo alguno. El cielo se fue transformando y la gama de colores que se manifestó llamó mi atención, los atardeceres eran bastantes coloridos y daban una vista hermosa; sin dudarlo escale por las ramas de los árboles para admirar mejor el firmamento.
Así estuve unos cuantos minutos, escuchando el sonido de las hojas que ocasionaba la corrientes de brisas y alguna que otra ave cantar, todo un espectáculo bastante agradable para los que apreciaban a la naturaleza, después de todo los ciudadanos de takigakure vivíamos prácticamente con eso, así que estábamos acostumbrados. Aunque me gustaba todo los que me rodeaba decidí seguir con mi paseo.
Di unos cuantos saltos entre las ramas, no quería seguir caminando, y me perdí en el espesor de los árboles; y me detuve en seco, una figura femenina llamó mi atención, se reflejó en mis orbes la larga y hermosa cabellera dorada que destacaba bastante, así que me detuve a ver que hacía una chica en el medio del bosque.
Rápidamente entendí lo que iba a hacer y se me vino a la mente hacerle una broma un poco inofensiva, después de todo, al parecer, no se había percatado de mi presencia. Tome el abanico con mis manos y cuando lanzó los proyectiles al objetivo me encargué de realizar una onda de viento suave que desviaría todas y cada una de las armas de la rubia, por lo que todas se desviaron irremediablemente.
-Vaya, parece que tienes mucho que practicar.-Dije con un tono un tanto burlon, revelando mi ubicación, más que todo tratando de contener un poco la risa, porque seguro ella se seguía preguntando qué había pasado.
Mi figura podía notarse en una rama bastante cercana a la kunoichi. Cerré el abanico para colocarlo donde iba, cargado en mi espalda, sin embargo, la chica podría darse cuenta de la jugarreta, después de todo ¿ Cuantas personas iban por ahí con un abanico gigante?
La idea de practicar de la kunoichi pronto se vería frustrada por una especie de corriente un tanto extraña que no hacia más que desviarle las armas sin importar lo bien que apuntase. ~ ¿Qué mierda pasa...? ~ Se cuestionó la chica en primera instancia para luego mirar en la dirección contraria a la que sus armas se desviaban, no había nada a simple vista, como era de esperarse, pero en el instante en que escuchó una voz masculina se le ocurrió mirar a la parte más alta de los árboles y allí se encontraba un chico que había tenido la brillante idea de burlarse de la inteligencia de ella.
Sencillamente le miró con una mueca de sumo desprecio al haberle jugado tal broma. Era más que lógico pensar que el chico había hecho algo con ese abanico en especial si tenías la suficiente memoria como para recordar que algunos shinobis se especializan justamente en el uso de esos abanicos gigantes con los que casi producen tornados. — Mucha confianza ¿No te parece...? — Respondió severa la kunoichi en lo que se dirigía hacia el árbol en el que había estado practicando aunque claro, sus armas estarían a un lado del mismo y no a los pies de este ni menos clavadas gracias a la ayudita de un rubio con abanico.
— ¿Y bien? No creo que hayas venido a estas horas solo para echarte una siesta o mirar el paisaje. — Consultó la rubia en lo que tardaba en juntar las agujas y los shurikens, se suponía que eran cinco y seis respectivamente pero le estaba faltando una de las primeras, justamente una de las pequeñas y más difíciles de encontrar entre tanta hierba.— Encima se me perdió un senbon… — Refunfuñó la kunoichi mientras seguía la búsqueda a gatas, haciendo a un lado la hierba alta cerca del árbol al que había estado apuntando, después de todo con esa brisa tan miserable que había levantado con el abanico no debería de haberse ido más lejos.
Ni por aquí ni por allá, el senbon se había esfumado y para colmo parecía que le tocaba buscarlo completamente sola y eso solamente le servía para enojarla un poco más de lo normal. — Mínimo ayúdame a buscar… — Le cuestionó al del abanico, sin interrumpir la búsqueda. Podría comprarse otro paquete de senbons… No eran demasiado costosos para la fortuna de su familia pero su padre probablemente terminaría echándole algún sermón por no saber cuidar sus cosas. ~ Y el viejo enojado da miedo… ~
Afortunadamente, la rubia no se tornó colérica, ni siquiera parecía enojada, a simple vista, o mis ojos no eran capaces de captar su descontento.-Lo siento, no pude evitarlo- Seguí con esa sonrisa estúpida en mi rostro, como si fuera un niño pequeño contento por haber realizado una broma elaborada.
La pregunta me tomo fuera de base, exactamente había ido a eso, a dar un paseo. -No me lo vas a creer…- Hice una pausa dando cierto suspenso. - Solo vine a dar un paseo, quería relajarme y eso- Admití el verdadero motivo por el cual me encontraba por esos lares.
”Creo q me salió el tiro por la culata” Me dije al como la kunoichi buscaba el senbon que se había extraviado, era algo similar a buscar una aguja en un pajar, pero una gran aguja para nuestra fortuna. -Voy voy…- Exclamé sin mucho ánimos, sin embargo, bajé.
Camine lentamente hasta la dirección de la chica, y empecé a mirar sin siquiera agacharme o inclinarme, como quien no quiere la cosa, viendo de vez en cuando la figura de la chica que seguía gateando. -No debe estar muy lejos- Dije con sinceridad y traté de que ella no notara la presencia de mi mirada.
-Por cierto, soy Yusei, y tú?- Pregunté mientras me dirigí a donde debían haber caído varias de las armas, en este caso solo faltaba una pero no debería estar muy lejos, decidí buscar junto a ella, debía ser responsable de mis actos.
Lo que más quería era su senbon de vuelta en aquellos momentos, ni siquiera le interesaba atender su cabellera ya que si no encontraba lo que perdió terminaría muy mal en casa pese a prácticamente ser una adulta, inclusive le han dejado dicho de que iba siendo hora de que se pusiera seria respecto de su trabajo o al menos consiguiera una buena pareja. En otras palabras o empezaba a moverse o la echaban de casa pese a que terminase afectando considerablemente la buena fama que su padre se había hecho. Igual y tiene sentido.
~ Donde putas… ~ Se quejaba la kunoichi mientras seguía buscando entre la hierba ignorando totalmente el hecho de que el rubio la estaba devorando con la mirada al menos por unos instantes como si pretendiese disfrutar cuanto pudiera de una fémina a gatas. Todo lo demás daba igual, si había venido a relajarse cosa suya, pero Noemi no se lo creía, además que fue demasiado oportuno ahí con su abanico para tirarle al diablo las armas. ~ Encima es una aguja… ~ Se quejaba cuando de repente se percató de una cosa y por ello clavó la mirada en el culpable de todo esto.
—No veo que te estés esforzando pese a ser el culpable… — Dijo con severidad la kunoichi a la espera de que adoptase la misma postura que ella o seguramente no encontrarían nunca la bendita aguja.
-No debe estar muy lejos-
Una deducción sin lugar a dudas obvia que hizo que la rubia le dedicase una mirada ciertamente rencorosa pese a que tenía razón a la hora de decir aquello. —Encima siquiera me reconoces… — Refunfuñó incluso tras encontrar la aguja la cual tomó con la zurda y acto seguido se sentó en el suelo para guardarla. —Sakamoto Noemi… Ya encontré la aguja. — Agregó al cabo de unos instantes más tranquila manteniendo la mano en alto para que viese la aguja en su poder la cual no tardó en guardar e intercambiar dentro del portaobjetos por el cepillo que siempre llevaba a todos lados.
Sin perder más tiempo comenzó a cepillarse su larga cabellera con sumo cuidado como siempre lo hacía sin despegarle la mirada al chico del abanico que ciertamente le daba cierto temor por las dimensiones del mismo. ~ Seguro es como las viejas con cartera, no tienen noción de donde está. ~ Pensaba mientras casi más le fulminaba con la mirada. —Así que venías de paso… ¿Hasta tan tarde te vas a pasear...? —
En mi intento de dar con el objeto metálico una gran flojera invadió mi cuerpo, dispuesto a demostrar un bostezo atroz, de aquellos en lo que uno suele abrir la boca de par en par mostrando lo más profundo de su garganta, mis labios se empezaron a separar lentamente e iba a cerrar los ojos, cuando la escuché: “—No veo que te estés esforzando pese a ser el culpable… — “, rápidamente lleve mi siniestra para ocultar el acto o intentar taparlo. –Estoy un poco cansado.- Me excusé.
-¿Debería recordarte? Cuestioné al escuchar la demanda de la rubia, trate de hacer memoria pero a mi mente no venía ningún recuerdo que me relacionase con ella, por lo que seguí en ascuas, quizá estaba obviando algo, pero ella lo diría o no…
-Te lo dije.- Mencione con seguridad al escuchar lo del arma pérdida. Por otra parte el nombre de la kunoichi no me sonaba para nada, sin embargo, traté de hacer memoria nuevamente.
Seguí con mis ojos los movimientos de Noemi, quién se había acomodado y estaba peinando su cabello, ”Seguro es una maña” Pensé. Lo que llamó mi atención su mirada aguda sobre mi y acompañada de la siguiente oración entendí que estaba cuestionando lo que había dicho anteriormente. -Sí, vine a dar una vuelta cuando me desocupe, quería relajarme un poco. Repetí.
Yo también me dispuse a colocarme cómodo, por lo que coloqué el abanico en el suelo y mi senté frente a la rubia, quien seguía peinándose. -Y tú… ¿Qué haces por aquí tan tarde?- Pregunté.
—¿Vives bajo una piedra...? —Soltó sin más la kunoichi que se mostraba bastante irritada, era la primera vez en toda su vida que alguien no reconocía la reconocía de ninguna de todas las maneras posibles. Que su belleza, que su apellido, que su padre, que su habilidad, o incluso algún ancianito cotilla, alguna de todas estas siempre se daba con ella al menos dentro de la aldea pero este rubio, pese a ser un shinobi de esa aldea no parecía reconocerla de ninguna manera.
Para colmo hablaba dándole cierta sensación de desinterés a la rubia que se seguía cepillando la melena. ~Peor que el otro que quería pelear… ~Se quejaba la chica que ya se mostraba con el ceño fruncido ante tal situación. Siquiera hace falta mencionar que no se creía para nada que el chico se le haya aparecido por un simple paseo, pero no diría nada porque no tendría ningún sentido hacerlo. Por otra parte terminó devolviéndole la pregunta ante la cual chasqueó la lengua para luego guardarse el cepillo en el portaobjetos y levantarse. —Deberías saberlo, después de todo me interrumpiste. —Reclamó ya de pie y sin darle siquiera oportunidad a responder comenzó a caminar hacia el bosque sin dar explicaciones.
~Cada vez salen peor en la aldea… ~Refunfuñaba mientras caminaba en dirección a la villa, tenía en claro que el shinobi ese provenía de allí así que no habría ningún problema con que la siguiera o algo similar, tenía la bandana y también estaban muy cerca de la aldea, por ende no supone ningún peligro para nadie.
Noemi al menos no iba con la paciencia suficiente como para tener que seguir soportando ese tipo de tratos, si no iban a tratarla como si de un miembro de la realeza se tratase en días así mejor ni hablarle y claro, este chico no tenía por qué saber ese detalle y ahora mismo probablemente tenga ganas de golpearle, pero daba igual. Por lo menos a ella. ~El día que sea jonin verán… ~
La pregunta de la chica me dejó totalmente en el aire, ¿qué si vivía debajo de una piedra?, en realidad no entendí nada, y a pesar de que hice mi mejor esfuerzo para poder saber de quien se trataba no di con ello, ni la más remota idea vino a mi mente.
El ambiente se tornó un poco tenso y molesto para mí, ¿acaso aquella mujer era alguien muy reconocida?, y la actitud que tomó ella demostraba que estaba enojada por el mal entendido. Me quede en silencio unos instantes para saber si finalmente sabría quién era la kunoichi o no, pero todo se vino abajo cuando vi que se puso de pie y se marchaba.
-¿Ya te vas?- Cuestione al saber la dirección que tomaba. -Aún no me has dicho porque tanto alboroto con lo de tu identidad- Mencione de buenas a primeras mientras recogía mi abanico y la seguía con unos cuantos pasos de diferencia, mantuve la distancia por sí aún seguía enojada y podría tener alguna actitud volátil.
Las corrientes de vientos se manifestaron llevando consigo las ondas de temperaturas un tanto más bajas que golpearían a los dos shinobis logrando que sintieran la presencia del frío y por ende podría erizarse la piel de estos. La oscuridad no tardó en caer sobre ellos, realmente estaba un tanto oscuro, pero no sería un problema para ellos, después de todo eran ninjas de Takigakure.
-Aún no me has dicho porque tanto alboroto con lo de tu identidad- Aquello arecía una tomada de pelo de las mejores, había sido lo suficientemente clara, él debería de haberla reconocido de alguna manera y ese era el problema, por eso el alboroto y por ende esa exigencia simplemente logró hincharle una vena en la frente pero no fue lo suficiente como para hacer que se frenase o siquiera que le mirase de mala manera por encima del hombro. Todo lo contrario, siguió la marcha sin dedicarle ni una sola palabra en dirección a la aldea que no estaba demasiado lejos.
¿Por qué no matarlo? ~Seguramente se den cuenta… O tal vez un jonin esté vigilándonos ahora mismo… ~Aunque la idea estaba, no haría nada tan descabellado como cargarse a un compañero de aldea o las consecuencias podrían ser severas. ~Aunque probablemente estaría haciéndole un favor a la aldea… ~Noemi seguía caminando sin siquiera molestarse en averiguar si la seguían o no, además de que el ruido de la hierba pisada le daba a entender que así era incluso tras llegar a la aldea y estarse ya caminando entre las calles de la misma.
Si bien, había caído el atardecer y poco a poco el sol se iba ocultando, la gente seguía yendo y viniendo de un lado a otro, aún era temprano para cerrar locales y demás así que era lógico pensar que seguirían trabajando. El lado positivo era prácticamente todos los que la veían si la reconocían y si no la saludaban le dedicaban alguna mirada sugestiva o alguno que otro de desprecio, después de todo la fama no tiene por qué ser exclusiva de cosas positivas. ~¿Te darás cuenta alguna vez...? ~Era la pregunta que zurcaba la mente de la kunoichi que de vez en cuando se veía obligada a parar por gracia de algún conocido de su padre que le dejaba algún mensaje o mismo alguno que otro joven que tras uno que otro cumplido terminaban por declararse y claro, acto seguido serían rechazados.
~Y si en la entrada nadie lo frenó significa que no es un enemigo infiltrado… ~Así de sencillo era el asunto, no podía ser tan sencillo entrar a una aldea shinobi gracias a los mil y un guardias deambulando por ahí.
Seguí caminando detrás de la rubia, aunque ella no dijera nada en todo el trayecto hasta la aldea, por mi parte no tenía nada que hacer por el momento y aquello llamaba mi atención, su identidad, pero quizá en unas horas más no me importaría en lo absoluto.
Mis ojos se fijaron en su figura femenina y aquel cabello dorado, no sé si era mi impresión o el camino se hizo más corto, después de todo tenía buena vista, muy buena vista, mientras caminaba siguiéndola solo podía sonreír. Reaccioné cuando llegamos a la entrada de la villa y aquellas personas la miraban y saludaban, sin embargo, aquello no me daba mucha información.
"Al parecer el único que no sabe quién es soy yo" Asumí al ver que absolutamente todos le miraban, sonreían y le levantaban la mano y luego vino a su mente un recuerdo de cuando era pequeño e iba con su padre, muchas personas también le saludaban algo en común debían tener.
—Así que eres muy conocida en la villa, debes tener mucho dinero, bueno tu familia.— Expresé colocándome a su lado, y entonces la detallé un poco más, su piel su cara, su cabello; a simple vista parecía normal, pero en realidad estaba mucho más cuidado. —Aunque sigo sin saber quién eres.—
—No puedes esperar que todos conozcan quién eres…— Dije justificándome. —Aunque bueno, si no me quieres decir tu nombre está bien.— Concluí.
A diferencia de todo el resto en la villa el chico no la reconocía, ni su nombre ni la belleza con la que se había topado ni nada por el estilo, dando a entender que o no prestaba atención a nada o que simplemente no le interesaba en lo más mínimo la gente de su propia aldea. Para colmo ella se había presentado en el momento en que encontró su senbon pero el rubio aún así afirmaba no saber el nombre… ~Más idiota imposible. ~Pensaba la chica mientras caminaba casi que ignorando el comentario sobre su familia.
Era cierto, el dinero les sobraba aunque de todo lo que solía recibir de sus padres terminaba por gastárselo en cualquier otra cosa menos herramientas que pudieran llegar a facilitarle la existencia, de ahí que su arsenal fuese tan… Deprimente. —Puede que no, pero puedo esperar que mínimo me escuchen cuando me presento, YUSEI. —Respondió de mala gana haciendo énfasis en el nombre del rubio para dejarle en claro que ella si había prestado atención a ese detalle.
Puede que incluso por eso no la haya reconocido, por la falta de atención que había tenido en ese momento. ~Igual, que se joda. ~Odiaba tener que repetir las cosas porque la hacía sentir menos importante, como para que no la tuviesen en cuenta o le ignorasen como le acababan de hacer.
Ignorando lo que él hiciera, Noemi siguió su marcha en dirección a la zona residencial por donde se encontraba su vivienda, algo grande si pero no llegaba a ser tan llamativa como lo era el edificio del kage, algo un tanto lógico pese a que la familia Sakamoto tuviese dinero de sobra. —Y… Si no me escuchaste a la primera te jodes, no me presentaré por segunda vez. —Dijo de mala gana sin siquiera molestarse en girarse a ver si el tal Yusei aún la seguía.
A pesar de que la conversación estaba tomando un rumbo un tanto tortuoso la rubia me seguía respondiendo, claro todo esto sin detenerse, por lo que tuve que ir detrás de ella en todo momento, molestarla un poco no estaba de más, aunque aún tenía mis dudas.
El punto era que sí había escuchado su nombre, no supe en que momento me perdí en mi propia cabeza y dije alguna que otra palabra fuera de lugar, sin embargo, traté de remediarlo. — Noemi!— Exclamé a ver si la chica se detenía. —Sí escuché tu nombre y estuve atento a tu presentación, sólo que con el rollo del reconocimiento y todo lo demás me confundí un poco, pero su nombre sí lo sé… — Traté de excusarme, ya que mi rostro demostraba un color rojizo asociado a la vergüenza.
—¿Qué te parece si vamos a comer algo y me hablas un poco de tu familia? — Hice mi proposición, después de todo comer acompañado era algo que no podía hacer todos los días…
Así que apuré un poco el paso y me le adelante, me detuve frente a ella para volver a reafirmar mi invitación. —¿Qué dices?— Insistí, no me podían culpar por tratar de invitar a una aquella rubia tan llamativa, por lo menos iba a intentarlo.
Justo en el momento en que Noemi ya estaba preparada para dedicarle un buen insulto este optó por mencionar el nombre de la chica, dando a entender así que si la había escuchado pero aún así ni se atrevió a arriesgarse con el apellido y por lo cual ella se mantuvo con una ceja en alto, sospechando que realmente la había escuchado pero a medias. —El apellido. —Exigió sin más preambulos mientras le fulminaba con la mirada.
De cualquier manera la kunoichi seguiría en marcha hacia su vivienda, estaba oscureciendo y por una vez en su vida quería llegar a una buena hora a casa principalmente porque cuando al fin se decidió a entrenar vino alguien a interrumpirla y fastidiarle sus prácticas, aunque en realidad podría serle de cierta utilidad hasta cierto punto… Aunque el tal Yusei no parecía muy de acuerdo puesto que se atrevió a invitarla a comer algo.
—Joo… —Soltó la rubia a la vez que paraba la marcha para voltearse y mirarle de frente, cruzándose de brazos logrando así que su busto resaltase un poco más sin siquiera proponérselo. —¿Te haces una idea de cuantas invitaciones recibo a diario...? —Le soltó sin más preambulos mientras le dedicaba una mirada inquisitiva. —¿Por qué debería aceptar tu invitación...? —Agregó haciendo un leve gesto con su zurda para echar atrás su cabello hacia atrás puesto que unos mechones se deslizaron por delante de su hombro.
—Encima seguro me encuentro con alguno de los que molestaron esta mañana —Se quejaba en su mente mientras esperaba alguna respuesta más o menos convincente de parte del chico. Aunque las posibilidades estaban en su contra.
“¿¡El apellido!?” Me detuve en seco un momento, recordando y entonces hice un ademan con mis dedos emitiendo un sonido que reflejaba cierta victoria.— Es Sakamoto, ¿no?— Dudó un instante, no estaba totalmente seguro, pero aquello podría darle un poco más de chance a alargar su encuentro.
Pude ver como se detuvo justo frente a mí, aparentemente lo había logrado o quizás no, pero cuando se volteó me sentí un poco mejor, sin embargo, por más que intentaba enfocarme en su rostro su busto estaba llamando la atención subliminalmente, por lo que opte por morder mi lengua y causarme un poco de dolor, de esta manera podría concentrarme un poco más. Escuche sus palabras las cuales me dejaron la duda, ¿Acaso era ella muy popular en la aldea? Ignorante de aquello le dio un motivo para que fueran a comer. — Me imagino que haces caridad de vez en cuando, podrías verlo así.— Lo dije en un tono chistoso, pero muy en el interior fueron un poco duras incluso para él, una herida más o una menos no haría una gran diferencia.
Entonces me mantuve de pie, estaba un poco inquieto y dudoso por saber si mi idea daba frutos. —Dime, ¿Te gusta el ramen? O Quizás un poco de carne— De solo pensarlo se le habría el apetito y su boca se hacía agua de recordar aquellos sabores tan exquisitos.
El firmamento se fue nublando notablemente, ninguna estrella podía observarse y todo se volvió más oscuro, el cielo daba un presagio de que una nueva precipitación se desataría en cualquier momento, acompañada de fuertes brisas. Algunos destellos en el cielo alumbraron las alturas por unos instantes.
—Va a llover.— Murmuré mencionando lo obvio.
Por un momento los pasos del chico cesaron, aunque Noemi no se percataría de ello hasta darse media vuelta y encontrárselo a unos pasos de distancia. — Es Sakamoto, ¿no?— Dijo de una manera para nada convincente con lo cual le daría pie a la rubia de seguirle el drama.
—¿Estás seguro...? —Preguntaría inclinándose levemente hacia un lado haciendo que su peso se depositase sobre su pierna derecha y en consecuencia su cadera se incline un poco haciendo que la curvatura de aquella zona se volviera más notoria. Aunque todo esto lo hacía por costumbre, no por un intento por provocar, además que se notaba que no iba a necesitar de mucho para lograr seducir a este chico que poco le interesaba.
A final de cuentas terminó por dar un par de ofertas, carne o ramen, ambas podría prepararlas ella misma en casa. —Tengo que admitir que… —Desvió la mirada a un lado para hacer una ligera pausa. —No me convences para nada. —Soltó volviendo la mirada al rubio. —No me ha… —Noemi estaba más que dispuesta a mandarlo al diablo, bien lejos donde no pudiese verle pero un destello en el cielo le dejó en claro que una tormenta se avecinaba incluso sin la necesidad del aviso del chico.
No es que la lluvia le molestase, para nada, pero no tenía ganas de padecer la helada sensación del agua chocando contra su piel así que optaría por retirarse de todas formas. —Mejor vete a casa ¿No? Antes de que te alcance la tormenta. —Dijo la kunoichi con tono severo a la vez que se daba media vuelta para emprender la marcha y… Que un hombre bastante robusto y claramente ebrio se le cayera literalmente encima.
~La puta que te parió… ~Por mucho que quisiera zafarse no podía, prácticamente todo de la cintura para arriba se encontraba totalmente inmovilizado a excepción del brazo derecho. ~¡Que no puedo respirar…! ~En ese instante Noemi comenzó a retorcerse en medida de lo posible, patalear y dar manotazos al obeso ebrio que parecía no responder, probablemente se habría dormido y justamente encima de la Sakamoto que no veía manera de zafarse. Bah, no veía nada ahí abajo.
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