3/04/2018, 16:32
Como cada mañana se había levantado bien temprano para llevar a su hermana a la guardería y llegar antes a la Academia para entrenar a primera hora y luego estudiar un rato antes de las clases. El chico era consciente de que necesitaba trabajar como mínimo el doble que cualquiera de aquel lugar, había llegado muy tarde a la Academia y tenía mucho que recuperar.
Hayato acababa de salir del vestuario de la zona de entrenamiento en la torre de la Academia aún con el cabello mojado. pero como ya se había acostumbrado a tenerlo prácticamente todo el día a sí por culpa de la lluvia del lugar no le dio demasiada importancia. Vestía como solía hacerlo habitualmente con su vieja camiseta de cuello alto de color verde oscuro, sus pantalones marrones de tela recia y sus viejas botas. Aunque en esta ocasión cargaba con una pequeña mochila de tela desgastada donde llevaba un par de libros de iniciación a la lectura.
Se dirigió hasta la zona dedicada a los ascensores de la planta sin prisa, pero sin pausa. No quería perder el tiempo si quería dedicarle un tiempo a aprender a leer puesto que le daba vergüenza que el resto de los chicos de la Academia le viesen en aquel empeño puesto que le hacia sentirse un tanto estúpido.
No tardó demasiado en coger la primera cabina disponible y descender hasta la planta dedicada a la biblioteca, como cada mañana el sitio estaba totalmente despejado. Así que avanzó por la sala hasta la mesa más alejada de la entrada para apartarse lo máximo posible de las posibles miradas indiscretas que pudieran llegar de improvisto. Se sentó con rapidez y dejó la mochila sobre la mesa, la abrió y extraño un par de libros.
Las portadas de ambos volúmenes eran las típicas de los libros para la introducción a la lectura con dibujo de animales de colores y palabras escritas en diferentes fuentes de letras. Eso era una de los motivos por lo que sentía vergüenza, el otro era reconocer abiertamente que apenas era capaz de comprender un puñado de palabras y encima de las más sencillas.
Hayato dejó escapar un pequeño suspiro mientras abría el libro y repasaba por lo bajo las pronunciaciones que había estado practicando la noche anterior.
Hayato acababa de salir del vestuario de la zona de entrenamiento en la torre de la Academia aún con el cabello mojado. pero como ya se había acostumbrado a tenerlo prácticamente todo el día a sí por culpa de la lluvia del lugar no le dio demasiada importancia. Vestía como solía hacerlo habitualmente con su vieja camiseta de cuello alto de color verde oscuro, sus pantalones marrones de tela recia y sus viejas botas. Aunque en esta ocasión cargaba con una pequeña mochila de tela desgastada donde llevaba un par de libros de iniciación a la lectura.
Se dirigió hasta la zona dedicada a los ascensores de la planta sin prisa, pero sin pausa. No quería perder el tiempo si quería dedicarle un tiempo a aprender a leer puesto que le daba vergüenza que el resto de los chicos de la Academia le viesen en aquel empeño puesto que le hacia sentirse un tanto estúpido.
No tardó demasiado en coger la primera cabina disponible y descender hasta la planta dedicada a la biblioteca, como cada mañana el sitio estaba totalmente despejado. Así que avanzó por la sala hasta la mesa más alejada de la entrada para apartarse lo máximo posible de las posibles miradas indiscretas que pudieran llegar de improvisto. Se sentó con rapidez y dejó la mochila sobre la mesa, la abrió y extraño un par de libros.
Las portadas de ambos volúmenes eran las típicas de los libros para la introducción a la lectura con dibujo de animales de colores y palabras escritas en diferentes fuentes de letras. Eso era una de los motivos por lo que sentía vergüenza, el otro era reconocer abiertamente que apenas era capaz de comprender un puñado de palabras y encima de las más sencillas.
Hayato dejó escapar un pequeño suspiro mientras abría el libro y repasaba por lo bajo las pronunciaciones que había estado practicando la noche anterior.