- Yo tampoco. – Añadió Rika. Su percepción de los detalles era alta, pero quien le iba a decir que se tenía que fijar en todo aquello, paso por paso, detalle por detalle. No había ni comenzado su instrucción en aquello y ya los estaban sometiendo a una gran carga. Rika pensaba que aquel chuunin parecía saber lo que se hacía, pero estaba siendo el primer día un poco más estricto de lo normal.
Ralexión fue el única capaz de intentarlo, pero fallando. Por lo menos, lo había intentado. Raiden se quedó en silencio durante unos segundos, antes de darle el veredicto. De hecho, no se lo dio, ni siquiera le dijo si había acertado o no, el uchiha debía saberlo el mismo, sentir que no lo había conseguido sin que el instructor se lo dijera.
- Uchiha Ralexion. – Le dijo mirándole directamente a sus ojos. – Ryōtarō Ritsuko y Sarutobi Rika. – Les nombró uno a uno, posando la mirada en cada uno, después de decir su nombre. – En cualquier momento os pueden preguntar cualquier cosa, sorprenderos, atacaros, tenderos una trampa. Mi deber es formaros como equipo y actuéis como equipo. He visto vuestros expedientes, sé que sois capaces cada uno de vosotros. Sed sinceros con vosotros mismos, y con vuestros compañeros.
Quizá aquello pudiera ser una advertencia o quizá no iba con ninguna mala intención. Rika se puso un pelín nerviosa, ¿aquel hombre habría leído su historia? ¿él sabía todos los detalles de esta? No creyó que fuera posible pues había puntos de ella que nunca había contado a nadie. Aun así, tuvo ese temor a que él, de alguna forma, lo hubiera averiguado.
- Debéis tener ojos en todos lados. Oídos, escuchando todo. Y por supuesto un espíritu que mantenga todo ello. – Proseguía él. Quería, por medio de las palabras, explicarles en qué consistía todo aquello pues un equipo no era tan fácil como ellos creían, establecer una sinergia entre ellos iba a ser complicado. Obviamente, con cada una de aquellas funciones se refería a cada uno de los shinobis.
Tras ello, se sentó en el suelo, cruzó sus piernas como si fuera a meditar.
- Sentaros. – Indicó para que el resto lo hiciera. Parecía que les estaba dando una tregua después de haberlos azotado con lo de la sala oscura y la pregunta anterior. – Comencemos. ¿Cuál es vuestro mayor miedo? ¿Qué es a lo que teméis habiendo escogido este camino? – Preguntó. – ¿Quién será el primero?
Su intención con aquello era desnudarlos, algo tan débil como los miedos de una persona. Mostrarse como eran con sus fallos y defectos uno al otro, fortalecería más el grupo. Aun así, no era fácil que una persona confesara algo como aquello en una primera instancia.
Ni uno solo de los genins fue capaz de repetir las mociones de su nuevo maestro. Un golpe bajo por su parte, quizás, uno más de una larga lista que iba en aumento, pero al fin y al cabo aquella era la cruda lección que deseaba impartirles a sus pupilos: nunca confiarse y esperar lo inesperado. Estricto y ácido, tal y como Ralexion lo había catalogado con anterioridad, pero a su vez innegablemente sabio.
—Uchiha Ralexion —y al moreno le recorrió un escalofrío por la espalda—. Ryōtarō Ritsuko y Sarutobi Rika —los fue nombrando de una forma que a Ralexion se le hizo solemne—. En cualquier momento os pueden preguntar cualquier cosa, sorprenderos, atacaros, tenderos una trampa. Mi deber es formaros como equipo y actuéis como equipo. He visto vuestros expedientes, sé que sois capaces cada uno de vosotros. Sed sinceros con vosotros mismos, y con vuestros compañeros.
En tal caso, Raiden era consciente de las peculiares circunstancias del muchacho. No le sorprendió; al revés, era un hecho con el que el kusajin ya contaba desde el primer momento. Incluso así no detectaba ningún tipo de desconfianza por parte del rubio hacia su persona, algo que le tranquilizaba.
—Debéis tener ojos en todos lados. Oídos, escuchando todo. Y por supuesto un espíritu que mantenga todo ello —manifestó, y el joven escuchó con especial atención.
—Sentaros —les dijo, a lo que Ralexion obedeció sentándose de la misma manera que el sensei—. Comencemos. ¿Cuál es vuestro mayor miedo? ¿Qué es a lo que teméis habiendo escogido este camino? —cuestionó— ¿Quién será el primero?
El Uchiha alzó la diestra.
—Empezaré yo. Mi mayor miedo es perder a la única persona que me queda en este mundo —explicó con tono neutral, sin entrar en mayores detalles—. Mi camino no me produce temor alguno, no se me dio elección a la hora de recorrerlo y por ello temer me parece inútil.
Remató, duro e incluso algo taciturno.
El tipo le caía mal, muy mal, pero tenía que reconocer su atractivo físico aunque sea a desgano. De todas formas, la chica no iba a decir nada al respecto sobre ninguna de estas dos cosas, después de todo, se trataba de un superior directo y cualquier queja o gesto de insubordinación probablemente le costaría muy caro y no estaba muy dispuesta a pagar tal precio. Mejor, callarse y tragar.
Ralexion parecía ser el más dispuesto de los tres a cumplir con las órdenes de tal shinobi, había sido el único que intentó dar con la combinación de símbolos y también el primero en responder a la pregunta que el rubio les había formulado. Una que a Ritsuko no le agradaba en lo más mínimo pero tenía que hacerlo, ¿verdad?
—En mi caso, mi mayor miedo es morir antes de volver a ver a ciertas personas, y respecto al camino lo mismo, podría morir en cualquier momento —respondió en un murmullo.
Aquella fue la respuesta de la pelirroja, tras la cual desvió la mirada en torno al hombro herido aunque claro, apenas si lograba verla.
Ralexion fue el primero, después Ritsuko y finalmente, Rika se quedó muy callada, como pensativa, estaba buscando las palabras adecuadas para decir aquello, pero tras escuchar las de ralexion, sinceras, pero a mitad, ella optó por el mismo método.
- Mi mayor temor es encontrarme con mi pasado. Y la persona que hizo un infierno de este. – Respondió. Hizo igual que sus compañeros, dando una respuesta, pero sin profundizar en ella.
Los tres habían seguido el mismo patrón para esta. Raiden soltó una pequeña y poco sonora carcajada. Se esperaba aquello, y es que no había conocido a nadie, que desde un primer momento dejara ver todo su sótano. Además, no conocían de nada a aquella persona, Raiden aún era un completo desconocido para ellos, era lógico andarse con cautela.
- Ninguno de vosotros ha sido del todo sincero. – Comentó muy seguro de estas palabras. – No os habéis desnudado por completo. Pero no os culpo, aún no confiáis en el de al lado. Ni en el de enfrente. Cuando lo hagáis esos “la única persona” y “ciertas personas” tomarán forma, con nombre y apariencia.
Concluyó, mientras él se levantaba y hacía un gesto con la mano para que ellos permanecieran ahí sentado. No pretendía que meditaran, sino que aquellas palabras las absorbieran. Él podía enseñarles todo lo que sabía, guiarlos y cuidarlos, pero si ellos no ponían un mínimo de su parte, aquello no funcionaría.
- Tened en cuenta que vuestro mayor temor es vuestra mayor debilidad. – Comenzó a asustarles de nuevo. – Algo que no revelaréis a vuestros enemigos. – Hablaba como si existieran enemigos actuales en algún lugar. Aquello era una metáfora. – Pero, por otro lado. ¿Cómo pretendéis cuidaros las espaldas? Uno no podrá proteger al otro si solamente sabe la mitad de él. La idea de shinobis individualistas, quitárosla de la cabeza. Aquí somos una unidad, uno no avanzará sin el otro. Y cuando sepamos todo lo del otro, con pelos y señales, podremos protegernos unos a los otros. – Razonó.
Él era una persona que quería romper con la idea de que, si hubiera que sacrificar a alguien, estos se haría para que la misión se completase. Para él, era más importante que todos completaran la misión, que el grupo avanzara como uno. Estaba convencido de que todas las misiones se podían llevar a cabo de aquella forma. Igual su propuesta era demasiado arriesgada e incluso podía llegar a estar errado en su razonamiento, era humano. Pero era la disciplina y filosofía que quería transmitirles.
- Durante vuestro camino como shinobi os enfrentaréis a vuestros miedos. Tenedlo siempre en mente. – Explicó, señalando su cabeza. – Y como vosotros habéis contado el vuestro, es justo que cuente el mío. Mi mayor miedo es que fracase como instructor. Que mis alumnos, vosotros, falléis por mi culpa. – Y así tan tranquilo lo soltó, aquello era una bomba de detonó en sus mentes. ¿Podía aquel hombre ejercer más presión en ellos siendo el primer día? ¿Qué pretendía Raiden con todo aquello?
Rika tomó esta vez la iniciativa, levantándose, incluso realizando una pequeña reverencia. Parecía que algo en su interior se había revuelto con las palabras de él. La sarutobi odiaba tantas responsabilidades, y aquello fue como echarle sacos de patatas a la espalda, enormes sacos que se convertirían en su mochila, pesándole allá a donde fuera la joven.
- Tengo miedo de no poder soportar la carga que nos estás dando Raiden-sensei. – Confesó. Aquello no era su mayor miedo, pero sí uno de los cuantos que podía albergar en su interior. – No me gustan las responsabilidades y aquí tengo muchas. Intentaré no defraudarle. – Habló sin ni siquiera mirarle. La joven miraba al suelo. Ella aún estaba pensativa con todo aquello. A partir de aquel día, mucha gente depositaría su confianza en ella y no podía fallar a todos aquellos.
El discurso de Raiden fue largo y tendido, lo cual no quiere decir que se le hiciera aburrido al Uchiha. El sensei parecía un hombre dedicado a la causa y con las ideas bien claras, algo que el moreno respetaba en demasía. Sus palabras le hicieron reflexionar, replantarse lo que en realidad significaba formar parte de un equipo. «Confiar ciegamente en mis compañeros... no ocultarles nada... sí, tiene sentido, aunque es más fácil decirlo que hacerlo», pensó, ladeando el rostro.
Entonces habló Rika, que parecía sentirse atosigada por la presión. Ralexion centró su mirada en ella, pero sus ojos no eran juiciosos, más bien simpatéticos.
Cuando finalizó su monólogo, el moreno se aclaró la voz.
—No te preocupes, Rika-san. Cada cosa a su tiempo —afirmó sin pena ni gloria.
Se acostó sobre la hierba, manos entrelazadas apoyando la parte trasera de su cráneo y una pierna encima de la otra.
—Supongo que la moraleja es que trabajamos juntos o morimos separados —añadió, sus orbes en el cielo—. Un placer trabajar con usted, Raiden-sensei.
Es cierto que el chuunin tenía más experiencia que ellos, pero de ahí a afirmar que no habían sido sinceros había un largo trecho a pesar de que aclarase que no lo fueron del todo. Lo cual es cuestionable, pues Ritsuko había dejado en claro a lo que temía, ¿por qué dejaría de ser sincero si se guardaba algunos datos? No, no tenía sentido, al menos según la pelirroja que simplemente se dedicó a escuchar en silencio.
Por si fuera poco, afirmó que relatando las debilidades de cada uno entre compañeros, podría asegurarles algún tipo de protección pero al contrario, según la pelirroja eso aumentaba las probabilidades de ser atacada con eso, pero no es nadie para cuestionarle, en su lugar, le ofreció más de lo mismo. Silencio.
Finalmente, luego de un buen rato, Raiden terminó su charla, Rika le dedicó algunas palabras y a ella le siguió Ralexion. Pero ninguno se atrevió a cuestionar algo que para la última kunoichi era ciertamente vital.
—¿Y a qué llama usted fallar? —preguntó finalmente, alzando lentamente la mirada—. ¿Qué no aprendamos a trabajar en equipo? ¿Qué fallemos alguna misión? ¿Qué nos maten? —prosiguió, tratando de dejar en claro su punto.
Si ellos no habían sido del todo sinceros, el rubio tampoco lo había sido al omitir un detalle como ese que alguien más podría considerar como algo obvio, más no ella. «Tú tampoco te desnudaste »pensó en lo que esperaba una respuesta de parte del contrario.
El ánimo de Ralexion fue suficiente, Raiden no intervino en aquello. Rika pareció calmarse un poco, aunque por unos segundos pareciese que fuera a explotar una bomba allí mismo. Al sentirse más tranquila, se quedó de pie, al contrario que el uchiha que se sentó y se recostó incluso, agradeciendo que fuera él el instructor que les había tocado.
- Así es. – Re afirmó las palabras del uchiha. No creía que, a nadie de ellos, les gustase la idea de morir solos. Ni tampoco creía que existiera alguien en aquel mundo que le gustase aquella idea.
Pero no a todos les parecía correcto aquello, de hecho, la kunoichi de cabellos rojos cuestionó las palabras dichas anteriormente por su sensei. Mientras hacía las preguntas, Raiden respetó su palabra, aunque su respuesta ya estaba prediseñada por si alguien lo rebatía. Él había dicho su miedo, su temor en aquel instante y el que le había perseguido durante tiempo. Les había dado justo lo que él pedía de ellos, algo sincero con nombres y señales, así que, no entendía como alguien podía ver aquello injusto. Pero estaba preparado.
- ¿Has visto dónde estás? – Le preguntó. – Hay múltiples formas de fallar. No trabajar en equipo, fallar una importante misión, morir, perderse en el camino…incluso algunas que todavía no hemos descubierto. Pero yo me refiero más a que no aprendáis nada, a que os quedéis anclados en este momento.
Sí, así era. Por muchas enseñanzas que les pudiera dar, si ellos rechazaban aquello, se quedarían allí, en ese mismo patio, por el resto de su vida, en sentido metafórico, pues una parte de ellos no habría ni avanzando un primer paso en el camino del shinobi.
- Ahora os dejo elegir. Será sincero, no he preparado nada, así que ¿Queréis entrenar algo más? ¿Alguna pregunta más? ¿O preferís descansar?
Ralexion mantuvo su cómoda posición, algo irrespetuosa pero que no parecía inoportunar al Nara. Prestó atención a los intercambios entre los presentes, pero no alejó su vista del azul cielo de invierno ni intervino. Así se mantuvo hasta la última pregunta de Raiden, la cual le llevó a incoporarse de manera parcial, apoyado sobre sus codos y antebrazos, para mirar al instructor.
—Yo no tengo problema alguno en entrenar, pero antes de ello me gustaría hacerle una pregunta, Raiden-sensei —indicó, ni corto ni perezoso—. ¿Cómo nos inmovilizó en el aula? Fue extremadamente desagradable.
No debería de haber sido necesario que alguno preguntase lo que la pelirroja preguntó, no sí aquel hombre realmente pretendía que le escuchasen y respetasen, incluso que hiciera lo que dice sin protestar ni nada. Obviamente, Ritsuko haría caso pero no por respeto, más bien por una obligación para con los superiores ya que le supondría un problema enorme mostrarse rebelde siendo una simple e inútil genin.
—Bien… —fue lo único que atinó a responder en ese preciso instante.
No sintió necesario todo lo demás ya que no todos comparten su forma de pensar y podría suponer que fallar como instructor era otra cosa y no solo lo que Raiden aclaró que temía.
Luego de aquello, el instructor propuso un par de posibilidades para pasar el rato, entrenamiento, preguntas o descansar. «Descansar, fijo »pensó, aunque antes de que se atreviese a abrir la boca siquiera uno de sus compañeros ya había hablado, obligándola a callar por un momento, por lo menos hasta que terminase con lo suyo.
—Prefiero descansar —afirmó sin más.
No tenía que dar explicaciones, ¿verdad? De igual manera que no tenía por qué estar dispuesta a entrenar en todo momento, aunque si aquel rubio había hecho todo tal cual afirmó que hizo, debería de llevar en claro que la pelirroja no es muy buena en combate, al menos estando completamente sola.
- Yo quiero entrenar. – Contestó Rika a la pregunta principal del instructor, y tras escuchar lo que ralexión le pregunto, ella le añadió algo más a la pregunta, algo que le daría más peso y razón a esta. – Me sentí impotente allí adentro, no pude hacer nada. Si eso me ocurre en una misión, fallaré…
Raiden escuchó a los tres. Dos de ellos preferían continuar entrenando, tenían buena intención, aunque no por ende gran fuerza de voluntad. Pero la tercera, la misma persona que había puesto en duda y preguntó al nara en que se basaba su miedo, estaba en desacuerdo. Ritsuko quería descansar, acabar con aquello por hoy y no profundizar más. Totalmente respetable para él, pues era una opinión más. Y si ella estaba agotada, no sacaría nada de una persona en aquella situación.
- Está bien. Puedes marcharte. – Le indicó a Ritsuko haciendo un gesto con la mano que significaba la marcha. Si ella quería hacerlo, ¿Por qué la retendría contra su voluntad? – Nosotros continuaremos un poco más. – La decisión de Raiden era aquella. Así que la mujer podía marchar.
Una vez resuelta la pregunta de él, era momento de pasar a la que hizo el uchiha que se había ya incorporado para ello.
- Creo que no sería justo revelaros el secreto ¿No creéis? No todavía. – Explicó. – Es un poco complicado de explicar, creo que será mejor, que, cuando avancéis más, repitamos la misma prueba. Os lo prometo. – Respondió. Sin querer todavía revelar sus mejores cualidades. – Ahora quiero que me enseñéis de que sois capaces. Como derribaríais a un enemigo.
El rubio dio luz verde a Ritsuko, así que podía marcharse. El Uchiha no estaba seguro de si la pelirroja terminaría haciéndolo, pero por si las moscas se despidió de ella.
—¡Hasta luego, Ritsuko-san~! —le dijo con tono juguetón, alzando la palma de su mano derecha.
Dicen que un mago que se precie nunca revela sus trucos, pero la reservada actitud de Raiden le chocó a Ralexion, teniendo en cuenta su previo discurso sobre desnudarse —metafóricamente hablando— frente a sus compañeros de equipo. Supuso que solo se había referido a temas personales y morales, no a capacidades de combate. «Que pena, supongo que tendré que comerme la curiosidad hasta que decida revelarlo...».
Acto seguido, el sensei y líder de pelotón les dijo a él y Rika que indicasen los pasos que seguirían para derribar a un hipotético ponente. El pelinegro se puso en pie con agilidad, apoyándose sobre sus caderas y acumulando potencia en sus piernas para saltar hacia arriba y caer con los pies en el suelo.
—¡Le lanzaría una técnica, por supuesto! —manifestó sin atisbo de duda.
Por suerte para ella, no se votaría por lo que iba a hacer el equipo completo y el instructor le dio el permiso para irse sin ningún tipo de pega.
—Gracias —respondió poniéndose de pie y sacudiéndose la falda para para quitarse la mugre que pueda.
Luego de ello, se despidió con una sencilla reverencia y comenzó a caminar en lo que —en teoría— era la dirección que daba con su vivienda. Lo que ninguno de ellos sabía era que Ritsuko en realidad no tiene ni idea de cómo llegar a su casa así que podría decirse que ella entrenaría por sus propios medios y de una forma un tanto extravagante.
- Hasta luego, Ritsuko... – Se despidió la genin, moviendo su mano con algo de tristeza. Pensó que Ritsuko estaba enfadada, o no le había gustado la selección del equipo. Rika, por el contrario, no pensaba mucho en ello sino en lo que les depararía el futuro.
- No importa. Dejadla ir. – Afirmó él.
Raiden no parecía preocupado en que se fuera. ¿Qué era lo que pensaba de aquella situación? Ralexion respondió a la pregunta de él, con una respuesta contundente, segura. El instructor asintió, parecía dar luz verde a la respuesta de él.
- Una técnica es una buena opción. Pero no olvidemos analizar primero la situación. No sabes contra qué tipo de amenaza te enfrentas. – En eso tenía mucha razón, el mismo nos había atrapado anteriormente sin haber analizado rápidamente la situación. – Sé que son muchos detalles, pero con el tiempo podréis controlarlos.
Tras la explicación él señalo a la joven sarutobi, indicándola que se acercara hasta donde estaba él.
- Imagina que te enfrentas a Rika. No sabes quién es ni cuáles son sus tipos de ataque. – Explicó mientras él se separaba de los dos. – ¿Qué estrategia seguirías?
Parecía que el instructor quería incidir bastante en el hecho de que una buena estrategia podía condicionar todo el desarrollo de una situación, y quería hacérnoslo comprender.
Raiden intercambió unas breves palabras con Rika para entonces continuar con su explicación, centrándose en la respuesta del pelinegro, hilándola más para ir otorgándole sílaba por sílaba los tintes de un combate real. Ralexion sonrió y respondió de inmediato, tan seguro de sus palabras como antes.
—Si me enfrentara a Rika-san y no tuviera ni idea de sus habilidades, lo cual es, de hecho, cierto... —repitió en voz alta— Haría esto...
Saltó hacia atrás aproximadamente un metro, adquiriendo una posición de combate. Sus ojos se vieron apresados por una fina capa de chakra que tomó la forma del Sharingan, en su versión de dos aspas.
—Observaría con cuidado lo que intentase hacer y contraatacaría de la manera que más posibilidades de éxito parezca tener en base a las acciones de mi oponente y mis propio repertorio —indicó con gallardía.
Raiden estaba planificando una situación que podía ocurrirnos en cualquier momento de nuestra vida, en medio de una misión, o, por el contrario, un combate amistoso. El prefería analizar primeramente la situación antes de actuar pues un paso en falso podía llevarte a una gran derrota abrumadora. El alumno, se posicionó atrás, y tornó el color de sus ojos.
- ¿Qué es eso? – Preguntó Rika, casi susurrando. Pensó que sería el reflejo de la luz en sus gafas o algún efecto óptico. Pues no sabía nada de ello, ni lo había estudiado.
El instructor sonrió ante la expresión de confusión e intriga de Rika, la cual no entendía muy bien lo que ocurría.
- Y tú Rika, ¿qué harías? – Preguntó. La joven sarutobi giró su vista hacia él. ¿Qué pretendía? No lo tenía muy claro, pero parecía que el maestro nos estaba colocando en un duelo. – Adelante. – La incitó a que comenzara ella.
No lo tenía muy claro, pues no portaba todo su arsenal allí. La situación le daba más inri a la pelea. No tener los recursos suficientes, no haberlo previsto y, además, con un momento en el que una compañera había abandonado el lugar. ¿Qué podía hacer ella?
- ¡Vamos allá! – Indicó, mientras se lanzaba en línea recta contra Ralexion.
En mitad de la marcha, hizo un conjunto de sellos con las dos manos, de forma muy rápida, y con unas pequeñas nubes de humo, dos rikas salieron, una a cada lado de ella. Estas se juntaron y cambiaron posiciones con la original en mitad de la marcha, con la intención de llegar hasta el él y golpearle con un sencillo puñetazo.
|