— No lo creo — el chico esbozó una ligera sonrisa —. Tampoco que venga de una fiesta de disfraces en el claro del bosque. Supongo que es de verdad.

—¡Vaya!— aquella inesperada muestra de humor de marionetista sorprendió a la kunoichi —¡Si hasta haces bromas y todo!— le dio con el codo en el brazo a su compañero —así me gusta, poco a poco te vas soltando—

— ¿Continuamos? dijo mientras se masajeaba la cabeza

—¡Que remedio!— contestó Izumi mientras reanudaba la marcha.

Mientras ellos hacían su pequeña pausa, el monje, había continuado su camino y en apenas unos pasos más ambos jóvenes se cruzarían con él

— Buenas tardes

—Buenas tardes— respondió la pelinaranja inclinando levemente la cabeza, pero sin detenerse, quería llegar cuanto antes al templo —Bueno Juro, ahora que estamos en confianza— se aireó los cabellos con ayuda de ambas manos, lanzándolos al aire —¿qué te parece Sora-sensei?

—¡Vaya!. ¡Si hasta haces bromas y todo! Así me gusta, poco a poco te vas soltando.

Juro sonrió un poco, pero exhaló un bufido. Aunque le pareció innecesario tal muestra de afecto. ¡Como si fuese una maldita piedra o algo así! Otra cosa es que ella no le viese bromear...

Izumi pareció conforme con lo de seguir avanzando, a pesar de que probablmente se habían confundido de templo. En fin. Con ese calor, ninguno parecía por la labor de escapar. La chica le devolvió el saludo al monje, al igual que Juro hizo. Este continuó el camino de vuelta. Juro se preguntó por unos momentos si vestía así siempre o se cambiaba al salir del lugar.

Tras eso, Izumi flageló al aire con su cabello, y después le dirigió una mirada confidente.

— Bueno Juro, ahora que estamos en confianza, ¿qué te parece Sora-sensei?

— Es muy... intensa — terminó por decir, aunque más tarde añadió —. No quiero decir que sea malo. Es divertido ver como se emociona con cada paso que damos. Me recuerda en cierto modo a la de Yota; a veces me recuerda a un niño incluso. Pero no se, ese tipo de emociones son de las que se contagian, ¿sabes?. Es agradable

Juro meditó unos instantes.

— Quizá lo haga a propósito. O sea así. Igualmente, estoy seguro de que sabe mantener las apariencias cuando esta de misión o con sus compañeros jounin. Esta claro que tras eso es una mujer fuerte y experimentada. Lo vi cuando nos aconsejó después de oír nuestras historias. Por eso me resulta tan curioso que actué así. — No supo que más decir. Sora-sensei era divertida, pero tampoco era alguien a tomar a la ligera. Era una jounin. Después, le pasó la pelota a su compañera — ¿Y a ti que te parece?

— Es muy... intensa — el chico comenzó su respuesta un tanto dubitativo, aunque poco a poco se fue soltando —No quiero decir que sea malo. Es divertido ver como se emociona con cada paso que damos. Me recuerda en cierto modo a la de Yota; a veces me recuerda a un niño incluso. Pero no se, ese tipo de emociones son de las que se contagian, ¿sabes?. Es agradable pareció meditar unos instantes sus palabras, antes de concluir su respuesta — Quizá lo haga a propósito. O sea así. Igualmente, estoy seguro de que sabe mantener las apariencias cuando esta de misión o con sus compañeros jounin. Esta claro que tras eso es una mujer fuerte y experimentada. Lo vi cuando nos aconsejó después de oír nuestras historias. Por eso me resulta tan curioso que actué así. —

La pelinaranja no pudo evitar sorprenderse un poco, su opinión y la del chico eran bastante parecidas aunque diferían en la percepción final "¿Quién iba a decir que dos personas aparentemente tan diferentes podrían llegar a pensar similar? Debe ser que ese tipo de emociones son las que despierta Sora-sensei..." aunque no en todo, puesto que

— ¿Y a ti que te parece?

—Opino más o menos como tú— comenzó la chica sin muchos rodeos [color=lime]—Es, quizás, demasiado intensa— confesó sin dudar —Pero no en el sentido en que los es Yota, ella tiene algo que te arrastra y él es simplemente un pesado— quiso dejar clara la diferencia, no le gustaba ver paralelismos entre el rubio y cualquier otra criatura a la que le tuviese un mínimo de afecto —Tiene tanta confianza que te hace que sea imposible dudar, me gustaría ser algún día como ella— seguían caminando tranquilamente por aquel interminable bosque —Eso sí sobrevivimos a otro entrenamiento— bromeo la joven, al recordar la "suavidad" con la que le gustaba poner a prueba a sus pupilos —¡vaya, parece que este bosque tiene fin!— dijo mientras clavaba su mirada en el frente, donde el bosque parecía empezar a dejar paso a un claro

Izumi escuchó hasta el final a Juro. De hecho, por su rostro, Juro pudo ver que no iba tan desencaminado respecto a la percepción que tenía ella.

— Opino más o menos como tú. Es, quizás, demasiado intensa...

Juro asintió. Izumi parecía más calmada, como él. Quizá no les llegase a molestar tal grado de energía, pero al menos a él le resultaba curioso.

— ... Pero no en el sentido en que los es Yota, ella tiene algo que te arrastra y él es simplemente un pesado...

Juro soltó una carcajada. Levantó las manos, en señal de: "lo que tú digas, no me hagas daño". Definitivamente, sus confrontamientos le daban algo de vidilla al equipo. Secretamente disfrutaba separandolos.

— Tiene tanta confianza que te hace que sea imposible dudar, me gustaría ser algún día como ella. Eso sí sobrevivimos a otro entrenamiento

— Si..., parece que le gusta matar de un infarto a sus pupilos. Otro punto a favor de ella.

Izumi entonces señaló que el bosque por fin se terminaba. Juro agudizó la vista. Por fin estaban dejado atrás los densos matorrales y arbustos del sendero. A lo lejos, podía observar un claro. El templo debía de estar ya muy cerca.

— Vale, parece que ya llegamos — señaló, antes de reflexionar —. Espero que no molestemos a nadie ni que estén rezando ni nada de eso. Espera. ¿Vamos a tener que rezar o algo así si entramos?

La duda le asaltó de pronto. No se creía muy creyente, y más de la religión budista, con la que no había tenido contacto en su vida diaria nunca. Su hermana desde luego habría preferido un templo laico. Ella estaba en contra de cualuquier religión. Incluso Furui. Aunque la gente más mayor tendía a ser más creyente, ella era un alma libre que vivía sin reglas. La muerte no le asustaba ni un pelo.

— No se rezar en budista ... — murmuró, temiendo esa posibilidad.

Juro soltó una carcajada cuando Izumi hizo su comentario sobre Yota, no pudo evitar lanzarle una mirada con los ojos entrecerrados y los mofletes hinchados en señal de disconformidad — Tiene tanta confianza que te hace que sea imposible dudar, me gustaría ser algún día como ella. Eso sí sobrevivimos a otro entrenamiento—

— Si..., parece que le gusta matar de un infarto a sus pupilos. Otro punto a favor de ella.

—No sé que decirte... supongo que mientras no nos mate estará bien— añadió mientras se abanicaba con su mano derecha, el calor cada vez era más y más pegajoso

Tras señalar a su compañero que el bosque comenzaba a acabar, esté pareció comenzar a irse un poco por las ramas

— Vale, parece que ya llegamos — Juro parecía estar buscándole los tres pies al gato —. Espero que no molestemos a nadie ni que estén rezando ni nada de eso. Espera. ¿Vamos a tener que rezar o algo así si entramos?

—No lo sé, de hecho ni siquiera se por qué estoy aquí— respondió la chica con sinceridad mientras se rascaba la cabeza

— No se rezar en budista ... —

—¿Esos no eran los del "ommmmm"?— simulo el sonido de los monjes meditando —¿O esos eran los otros?—

"Las únicas veces que voy al templo es en año nuevo y algún que otra fiesta más acompañando a la abuela, así que no sé muy bien como funciona un templo" reflexionó para sí la pelinaranja

—Bueno, tan poco importa mucho— sentenció la joven —A unas malas, ya nos lo explicaran—

Mientras ambos jóvenes discutían sobre que se hacía o como se debía de rezar, siguieron avanzando poco a poco hasta llegar al arco Tori que daba paso a la plaza central frente a la que se situaba la pagoda que acogía el templo principal. En mitad de la plaza, se erigía una fuente típica con un pozo donde los viajeros debían purificarse antes de pasar al templo. A la derecha una zona de huertos y a la izquierda las dependencias de los monjes

Juro se inquietó un poco ante lo que pudiera pasar. Izumi, por otra parte, admitió que tampoco tenía idea, pero aun así se mostró bien tranquila ante esa idea. Quizá pensase en hacer una improvisación o algo así. De igual forma, Juro no era tan bueno en mantener esa calma.

—¿Esos no eran los del "ommmmm"? ¿O esos eran los otros?—

— Pues... ¡Yo que se! — exclamó, haciendo un mohín.

Se cruzó de brazos. Tendría que recurrir a la observación. No creía que les fuesen a dejar entrar al templo — porque con ese calor, iban a querer entrar — así, de gratis.

—Bueno, tan poco importa mucho. A unas malas, ya nos lo explicaran.

— Si. O eso, o mirar como lo hacen los demás — admitió, recuperando al compostura.

Ante ellos se alzó un paisaje compuesto. Cruzaron el arco Tori, que Juro ya había visto antes, indicando que ahora estaban en terreno sagrado. Les condujo a una placeta, en la que se situaba el templo principal. En mitad de ella había una fuente que Juro recordaba de algún lugar. A la derecha, una zona de huertos, donde probablemente cultivaban los monjes.

— Esa fuente me suena de algo... ¿Tiene algún simbolismo? — le preguntó a Izumi. Era un recuerdo vago, pero ella parecía saber más que él del tema —. Igualmente, no veo a nadie más por aqui. ¿Estaran todos rezando dentro o algo así?

— Si. O eso, o mirar como lo hacen los demás — Juro parecía haberse decidido a dejar las especulaciones para más tarde, lo que agrado a la pelinaranaja

—Así me gusta, ese es el espíritu— comentó mientras le daba una suave palmada en la espalda —¡Necesito agua urgentemente!— se quejó la joven conforme iban pasando bajo el arco, de un color rojo intenso

— Esa fuente me suena de algo... ¿Tiene algún simbolismo? — las plegarias de la chica se habían visto respondidas casi al instante, el arrullar del agua corriendo le resulto más placentero que de costumbre —. Igualmente, no veo a nadie más por aqui. ¿Estaran todos rezando dentro o algo así?

Antes de que el marionetista terminase la frase vería a Izumi con la cabeza metida en la fuente, ayudándose con ambas manos para llevarse el agua hasta sus labios —Ahhh— celebró la joven tras un primer largo trago —¡Qué fresquita!— volvió a hundir sus manos en el torrente de agua que descendía de una alberca a otra de la fuente —¡Creía que iba a morir bajo este maldito calor!— se echó contra la cara una palada de agua y después sobre el cabello, antes de volver a beber —Refrescate un poco y deja de preocuparte, ya aparecerá alguien— le recomendó la pelinaranja a su compañero, a la cual no le importaba que no hubiese nadie en los alrededores, casi que mejor para sus intereses

Juro se quedó de piedra cuando, en lugar de contestar, Izumi sumergió su cabeza en el pozo y comenzó a refrescarse. Ahí, delante de él. Que indecente.

—Ahhh— gimió la chica, mientras saciaba su sed— ¡Qué fresquita!

Juro sintió ganas de hacerlo también, pero esa acaparadora había tomado la fuente para ella sola y sus gemidos lascivos. Menos mal que no había ningún monje cerca...

La chica continuó refrescándose, hasta que al final, terminó de lavarse y se dirigió hacia él, con una mejor cara. El calor sacaba cosas de las personas. Cosas que era mejor no ver.

— ¡Creía que iba a morir bajo este maldito calor! Refrescate un poco y deja de preocuparte, ya aparecerá alguien

Juro no pudo evitar el impulso de mirar a los lados. Si, vale, no iba nadie. Supuso que no importaría por un poco...

Bebió algo de agua. Se mojó la cara, y recuperó algo de color. Si es que su pálida cara podía tener algo de color, claro. Pasó de fantasma a blancucho. Sintió el impulso de verter su marioneta, pero era imposible. No podía mojar la madera; adios a su arma.

— Mucho mejor... — Terminó por decir —. Aunque ni hemos mirado si el agua es potable. En fin, supongo que si no lo fuese estarían todos los monjes enfermos. Me siento mal por Gen, lleva en mi espalda todo el rato y ni si quiera puedo ofrecerle algo.

Juro descansó sobre sus rodillas, reflexionando.

— ¿De verdad crees que va a venir alguien a buscarnos? — preguntó, dudando en si la palabra de su compañera había sido para calmarle o lo decía en serio.

El chico miró a los lados, como si esperase que en cualquier momento saliese un monje gruñón a regañarles por profanar aquel pozo de agua sagrada —No me seas, solo es una fuente—

El chico se acercó hasta la fuente, y de manera bastante más comedida, hizo básicamente lo mismo que la kunoichi. A diferencia de está, Juro parecía ir siempre con un palo metido en el culo "Es demasiado correcto, no tanto para ser una estirado... pero rozando la marca"

— Mucho mejor... — al parecer el agua le había sentado casi también como a su compañera —. Aunque ni hemos mirado si el agua es potable. En fin, supongo que si no lo fuese estarían todos los monjes enfermos. Me siento mal por Gen, lleva en mi espalda todo el rato y ni si quiera puedo ofrecerle algo.

—Piensas demasiado— se quejó la joven mientras se sentaba en el borde de la fuente —Además, por lo general, un poco de agua no potable como mucho te provocará diarrea— explicó Izumi quitándole importancia al hecho —Olvidas que soy médico, chico marioneta— escurrió el agua de su cabello con ambas manos, dejando que está cayese en la fuente —Si esta noche te vas de varetas, llégate a mi habitación y te daré algo para cortarla— se ofreció la kunoichi

Izumi le observó. Ahí estaba esa mirada otra vez. En su presencia, se sentía analizado. Tanto como juzgado no, pero si evaluado. Aunque la veía como una compañera, en ocasiones, tenía la mirada de un profesor a su alumno.

—Piensas demasiado.

— No es mi culpa — se quejó, sentandose también —. Mi hermana siempre me lo dice, pero soy así. Siempre lo suelo cuestionar todo.

Se sentía un poco desnudo después de eso. No era la primera vez que se lo decían, pero... le sentaba de forma extraña. Quizá tuviese razón, quizá no. Pero no sabía como cambiar algo así. Su cerebro, su forma de ser... Era algo que venía de fábrica, ¿no?

— Además, por lo general, un poco de agua no potable como mucho te provocará diarrea. Olvidas que soy médico, chico marioneta — dijo, mientras escurría la fregona que tenía por cabello — Si esta noche te vas de varetas, llégate a mi habitación y te daré algo para cortarla—

"¿Chico marioneta?" — no pudo evitar soltar una carcajada. La primera vez que le llamaban eso. Había que ser original.

— Gracias, pero esperó que eso no pase — dijo, dejándose llevar por la risa —. A juzgar por tu generosidad, debes de tener una buena colección de pastillas en tu cuarto.

Descolgó el fardo que tenía por marioneta de sus hombros y lo reposó en el suelo, antes de que se cayese a la fuente. Sus hombres se aliviaron completamente.

— No es mi culpa — el chico se sentó también —. Mi hermana siempre me lo dice, pero soy así. Siempre lo suelo cuestionar todo.

—Seguro que tu hermana también es una chica guapa y lista como yo— bromeo la pelinaranja mientras paseaba la mirada por el solitario lugar —No esta mal cuestionarlo todo pero a veces es bueno tomarse un descanso, ¿no crees?—

A su compañero parecía haberle hecho gracia el apelativo de chico-marioneta o al menos eso pudo deducir la kunoichi de la risa de su compañero, que poco a poco parecía que iba relajándose aunque tan solo fuese una pizca

— Gracias, pero esperó que eso no pase — el shinobi parecía ahora de mejor humor, hasta seguía la broma sin preocuparse de un inminente asalto monjil —. A juzgar por tu generosidad, debes de tener una buena colección de pastillas en tu cuarto.

—Pues la verdad es que si, no me queda más remedio que estar preparada para imprevistos— respondió medio en serio medio en broma pues no tenía tantas como debía de imaginarse su compañero —de hecho, siempre llevo un botiquín encima— explico la joven —Así que si quieres beber más agua puedes hacerlo tranquilamente, con los riesgos al mínimo— miro a su compañero con cara seria antes de echarse a reír —Parece que aquí no hay nadie, no se escucha ni una mosca— se bajo de un salto del pollete y camino un poco por el lugar, hasta situarse entre el huerto y la fuente —Al menos no podrán decir que no lo intente— dijo casi pensando en voz alta —¿Qué hacemos? ¿rebuscamos por el lugar haber si encontramos algo o nos damos la vuelta?— ambas opciones le parecían aceptables, de hecho tenía bastantes ganas de volver a la comodidad de su hotel... pero la idea de volver en plena calor la echaba un poco para atrás

Juro sonrió un poco. No pensaba contestar a la primera pregunta de Izumi, aunque guardase su propia opinión al respecto.

— No esta mal cuestionarlo todo pero a veces es bueno tomarse un descanso, ¿no crees?

"Si..." — Hubiese querido decir. En lugar de eso, solo se mantuvo en silencio, observando a la naturaleza.

Incluso en ese ambiente, parecía que soplaba un poco de aire. Sacudió la cabeza. Debía de ser su imaginación. Tanto calor le estaba empezando a obstaculizar.

—Pues la verdad es que si, no me queda más remedio que estar preparada para imprevistos, de hecho, siempre llevo un botiquín encima. Así que si quieres beber más agua puedes hacerlo tranquilamente, con los riesgos al mínimo — contestó, después de echar una carcajada. Juro puso una cara de horror absoluto.

"Enferma para que pueda curarte. Anda que..." — Menos mal que sabía que iba en broma. Aunque los médicos siempre buscaban trabajo.

Tendría que hablarle de la opinión que tenía Furui de los médicos. Pero mejor en otra ocasión.

— Parece que aquí no hay nadie, no se escucha ni una mosca. — La joven se levantó y se aproximó al huerto. Nada. Nadie salió — ¿Qué hacemos? ¿rebuscamos por el lugar haber si encontramos algo o nos damos la vuelta?—

Juro torció el gesto. Después, tomó una decisión. Tenía que ser más seguro. Tenía que pensar menos. Intentó aplicarlo, al menos por ese día y por ese momento.

— No hemos venido aquí a hacer el tonto. Probemos a entrar al templo. Si no hay nadie, nos vamos — terminó por decidirse. Para todo lo que habían hecho, no iban a irse sin comprobar si había interior —. ¿De acuerdo?

Si Izumi estaba de acuerdo, él mismo se dirigía al templo y abría la puerta — después de llamar, claro.

— No hemos venido aquí a hacer el tonto. Probemos a entrar al templo. Si no hay nadie, nos vamos — para sorpresa de la chica, Juro tenía sus momentos resolutivos y aquel parecía uno de ellos—. ¿De acuerdo?

—Pues adelante Juro, te sigo— le indicó la joven con una sonrisa, dejando que el marionetista encabezase la marcha

Ambos shinobis se aproximaron hasta la puerta del templo, con su habitual proceder Juro llamaría primero la puerta y tras no obtener respuesta la abriría lentamente.

—Imagínate que interrumpimos una ceremonia importante o algo— interrumpió Izumi cuando la puerta comenzaba a ceder —He oído que los de estás tierras son bastante estrictos en muchos aspectos, así que supongo que para un caso como ese también— apuntó solo para que su compañero sopesase los riesgos de abrir aquella puerta

La Sanshou había escuchado múltiples historias de tipos decapitados en en tabernas por andar metiendo follón, ladrones que perdían manos y muchas más historias de severos castigos y fue a recordarlo precisamente en aquel instante

No hubo respuesta. Sin embargo, la puerta cedía ante la presión de Juro.

—Imagínate que interrumpimos una ceremonia importante o algo. He oído que los de estás tierras son bastante estrictos en muchos aspectos, así que supongo que para un caso como ese también—

Juro se giró, barajando aquella posibilidad. Aun así, negó con la cabeza respecto a la imagen de un castigo. No creía que una agrupación de religiosos pudiera ser tan estricta.

— Esta bien. Solo me asomaré — terminó por acceder.

El "chico-marioneta" hizo un esfuerzo por no pasarse con la puerta. La abrió lentamente, y solo una franja, lo justo para colar sus ojos ahí. El interior era amplio y extenso, con un gran suelo de madera. El techo estaba decorado con un color rojo intenso y lámparas doradas. Juro pudo distinguir una gran cantidad de monjas, con la misma toga naranja. Todos miraban a dirección contraria; de hecho, ninguno parecía haberse percatado de su presencia.

De hecho, un ambiente místico se mezclaba. Todos estaban en el suelo, con una posición característica. No se movían mucho. Había música de tranquila, mística.

— Creo que están rezando — murmuró, apartando la mirada, e invitando a la chica a mirar.

— Esta bien. Solo me asomaré — ni siquiera titubeo, así que se dispuso a abrir la puerta lentamente

"Hay que reconocer que tiene sus momentos" mientras observaba como su compañero abría la puerta con sumo cuidado, lo justo y necesario para poder echar un vistazo al interior

— Creo que están rezando — invitó a Izumi a echar un vistazo que apenas se demoró un instante en asomar la cabeza para contemplar a los monjes en la posición del loto meditar profundamente, ninguno parecía haberse percatado de que los dos chicos estuviesen bicheando desde la puerta —La última vez que me senté en esa postura más de diez minutos se me durmió hasta el culo— comentó la joven casi en un murmullo, lo justo para que el marionetista se enterará y no molestar así a los meditantes

"No creo que sea una buena idea molestarlos a mitad de la meditación" analizó la situación la joven antes de volver a sacar la cabeza de aquella enorme habitación

—Bueno, ¿esperamos a que terminen o nos marchamos?— fue la pregunta que le pareció más adecuada vista la situación