El Senju veía como aquello no era lo que su compañero esperaba, no había dado la respuesta que estaba buscando, pero tenía claro que no iba a desvelar a Datsue, a pesar de que la posibilidad de que fuera un mentiroso estuviera presente, quería hablarlo con él en otra ocasión y darle la oportunidad de explicarse.

—No, la verdad es que no. Riko-san, quien quiera que sea que está diciendo estas cosas por ahí está claro que quiere causarme problemas. ¿Por qué no me cuentas lo que sabes? De compañero a compañero.

El peliblanco imitó a su compatriota, se recostó en la silla, con el vaso de granizado en la mano diestra mientras con la derecha limpiaba las pequeñas gotas que se condensaban en la superficie del mismo.

— Verás... No te voy a decir quien és, quiero hablar yo primero con él... «Mierda, ya he dicho que es un chico, idiota.» pero sí te quiero decir que no es un compañero de promoción, no quiero que pienses mal del resto de nuestros compañeros cuando no tienen nada que ver.

Tras estas palabras, y con un poco de nerviosismo por el pequeño fallo que había tenido, le dio otro sorbo a su granizado de limón, tratando de que se pasara aquello ya.

Akame volvió a chasquear la lengua, molesto. Riko estaba resultando ser mucho más tozudo de lo que él había pensado en un principio, y se resistía a delatar a quien le había estado diciendo aquellas cosas. No obstante, sí que tuvo un fallo que el Uchiha no pasó por alto. «¡Ajá! Así que es un tipo quien está esparciendo esas mentiras sobre mí. Bien, esta información es realmente valiosa. Ahora debería intentar sacarle si esa persona está en los Dojos o no...»

Con aquel objetivo en mente, Akame trató de ganar algunos segundos bebiendo otra vez de su granizado. Estaba tan concentrado en sus pesquisas que ni siquiera notaba el refrescante sabor del melón, a pesar de que era su favorito.

—De acuerdo, confío en ti, Riko-san —aseguró Akame—. Pero entiende que este asunto me corre... Cierta urgencia. Quien quiera que haya sido habrá tenido todo el tiempo del mundo para ir diciendo esas cosas por ahí, sinceramente, si lo que busca es crearme mala prensa, dudo que hayas sido el único engañado.

«Eso es, con cuidado... Ahora suelta el cebo».

—¡Y mientras nosotros estamos aquí, en el Valle! Piensa que esa persona ahora mismo estará contándole esas mismas mentiras a toda la Aldea.

El peliblanco se mantuvo en la postura que había adoptado, recostado en el asiento y con su granizado entre las manos, tratando de no soltar prenda ante lo que se había convertido en todo un interrogatorio por parte de Akame, pero no iba a contar nada, no señor, se llevaría aquella información a la tumba, a no se que la próxima vez que viera a Datsue viera que era todo mentira, entonces no lo ocultaría más.

—¡Y mientras nosotros estamos aquí, en el Valle! Piensa que esa persona ahora mismo estará contándole esas mismas mentiras a toda la Aldea.

El Senju había escuchado cuidadosamente todas y cada una de las palabras de Akame pero no fue hasta que terminó de hablar que se dio cuenta de una cosa, una cosa de lo más importante.

«¡LA REVISTA! ¡Va a publicar todo lo que hablamos sin estar seguros de que sea cierto!»

Los ojos de Riko se habían abierto en su máximo esplendor, su cara dejaba ver un gesto de que algo no iba bien y rápidamente trató de serenarse.

— Emmm... Pues... No, la verdad que no creo que se lo haya contado a nadie más, estate tranquilo por eso. «Joder, he estado apunto de decirle lo de la revista... Pero tengo que parar eso lo más rápido posible, sin lugar a dudas.» Y dio otro buen sorbo del granizado, dejándolo casi por el final.

Pese a que Riko parecía estar dándole largas otra vez, Akame tuvo que contenerse para no sonreír de satisfacción. Estaba avanzando, lento pero seguro. No perdió detalle de la expresión de su compañero gennin, que mudó de su actitud normal a una sorpresa, y luego a la calma más profunda. «Sabe algo y me lo está ocultando. Maldito seas, Riko-san, no me lo pongas más difícil... Voy a acabar descubriéndolo hagas lo que hagas». Akame era como un perro de presa; una vez fijaba su atención en un objetivo, no dejaba que nada le apartase del camino correcto.

—¿Y cómo puedes estar tan seguro? —replicó el Uchiha, tratando pobremente de fingir tristeza—. Llevamos desde principios de Ceniza aquí, quien quiera que sea esa persona a la que estás protegiendo, ha tenido tiempo más que de sobra para esparcir su mierda... —aseveró, apretando los puños—. ¿Cuándo te enteraste tú de todo esto?

Aquella parte se le estaba atascando, pero tenía que seguir presionando. Riko parecía más nervioso que hacía unos momentos, indicativo de que tal vez Akame se estaba acercando a algo.

«¡No puede ser, no puede ser! Este cabrón es bueno, sabe muy bien qué preguntar.»

Riko hizo acopio de toda su fuerza de voluntad para mantener aquella falsa calma en la que se encontraba, sabía que, aunque su compañero no se la creyera, dejaría de tener por donde rascar si se mantenía así y conservaba la tranquilidad, sin dejarle más cuerda de la que tirar.

— Pues estoy tan seguro porque le sería contraproducente... verás, resulta que... bueno... Lo quiere publicar por toda la aldea... y me aseguró que no lo haría hasta después de este evento así que... bueno, cuando volvamos a la Villa tendré que arreglar eso, para que no lo publique. «¡Sí, eso es! Que parezca que no está en los Dojos, porque como le digas que está aquí, solo está la opción de que sea Datsue...»

Riko dio el último sorbo de su vaso y lo dejó en la mesa, incorporándose.

— Oye, ¿no quieres otro? — Preguntó, girando la cabeza buscando a la camarera. — Por cierto, ¿qué tal te va en el torneo? — Trató de cambiar radicalmente de tema.

«¿Publicar?»

Akame se incorporó ligeramente en su asiento. Aquel tira y afloja estaba siendo de lo más cansado, sobre todo porque a él se le daban fatal esas cosas y Riko tenía una capacidad de dialéctica y de expresión que dejaban los pobres intentos de sacarle información por parte del Uchiha a la altura del betún. Sin embargo, poco a poco Akame iba ganando pequeñas batallas. Como un niño perdido siguiendo un rastro de migas de pan, el Uchiha podía sentir que con cada paso se acercaba más a la jodida casita de chocolate.

Cuando Riko trató de cambiar de tema, Akame le dejó. Su rostro mudó aquella expresión severa y la cambió por otra más relajada; al menos, un poco.

—Sí, claro. Hace un calor de mil demonios en este Valle, casi prefiero el Sol de Uzu no Kuni —admitió, forzándose a soltar una risa un tanto artificial—. ¡Perdone! Otros dos, por favor —añadió, dirigiéndose a la señora mesera.

Luego apuró su granizado.

—En el Torneo de momento, bien —dijo luego, lacónico—. Aunque no estoy del todo satisfecho, el azar ha sido un poco injusto y todavía no he tenido la oportunidad de pelear contra un ninja de otra Aldea. En la primera ronda me tocó contra Kageyama Koko, es una kunoichi de la Promoción siguiente a la nuestra.

La anciana mesera llegó entonces con otros dos vasos de granizado. Akame agradeció el servicio con una inclinación de cabeza y tomó el suyo, sorbiendo un poco por la cañita de plástico.

—Y en la segunda, contra Nabi-san —Akame sabía que Riko y el otro Senju se llevaban bien—. Espero que en la siguiente tenga algo más de suerte.

»¿Y tú? ¿Pasaste?

Parecía que el Uchiha aceptaba, aunque no gustoso, la tregua que propuso el peliblanco sobre el tema que estaban tratando y felizmente aceptó tomar otro granizado por lo que rápidamente llamó la atención de la camarera, pidiéndolos.

—En el Torneo de momento, bien. Aunque no estoy del todo satisfecho, el azar ha sido un poco injusto y todavía no he tenido la oportunidad de pelear contra un ninja de otra Aldea. En la primera ronda me tocó contra Kageyama Koko, es una kunoichi de la Promoción siguiente a la nuestra.

Riko asintió, conocía a Koko, no en vano habían realizado una misión juntos. La mesera se presentó allí, con dos nuevos granizados, a lo que el Senju asintió en forma de agradecimiento.

— Joder, pues sí que es mala suerte... Tener que pelear contra compañeros de villa... — Aceptó Riko. — Pues yo... Bueno, pasé de primera ronda contra un shinobi de Ame, pero en la segunda me eliminó una kunoichi de la misma villa, Aotsuki Ayame. — Admitió, algo dolido por la derrota que sufrió contra la amenia. — Pero bueno, ha sido una buena experiencia.

El Uchiha abrió los ojos con interés. «Aotsuki Ayame...» Le sonaba ese nombre. Era la kunoichi de Ame que podía convertir su cuerpo en agua, según le había contado Nabi al poco de llegar al Valle. Una habilidad de lo más interesante, y que por lo visto le había valido un pase a la tercera ronda por encima de Senju Riko.

—Vaya, contra dos amenios —dijo Akame con una sonrisa—. Dicen que son gente dura de pelar. Esa kunoichi, Aotsuki... ¿Qué habilidades tiene? Quizás me la encuentre en la próxima ronda, ya sabes.

Luego, Akame tomó otro sorbo de su granizado.

—Vaya, contra dos amenios. Dicen que son gente dura de pelar. Esa kunoichi, Aotsuki... ¿Qué habilidades tiene? Quizás me la encuentre en la próxima ronda, ya sabes.

Akame era conocido por ser un chico inteligente y, como muestra de ellos, estaba interesado en saber qué tipo de rival podría encontrarse en la siguiente ronda, y la eliminación de Riko le podía proporcionar información de, al menos, uno de sus posibles oponentes.

— Pues sí, ¿qué puedo decir? Lo cierto es que fueron combates muy interesantes. — Sonrió el peliblanco. — ¿Qué habilidades tiene? Pues verás, es capaz de convertir su cuerpo en agua, y es muy molesto, es capaz de esquivar técnicas que de otra forma no podría. — Soltó el peliblanco, recordando aquella Teppodama que había lanzado contra la genin y que había esquivado sin esfuerzo. — ¿Pero sabes qué? Esto no lo he hablado con nadie pero... creo... no quiero acusar a nadie, pero pasó algo muy raro... — Empezó Riko, algo dubitativo. — Estoy totalmente convencido de que la tenía contra las cuerdas, yo estaba muy cansado, pero estoy seguro de que ella había gastado casi todo su chakra, estaba exhausta, de rodillas a un par de metros delante mía pero de repente... parpadeé un instante y parecía como si estuviera llena de energía otra vez, como si acabara de empezar el combate, ¿sabes?

«Así que es cierto... Qué molestia». Akame relamió aquella jugosa información que su compatriota le estaba facilitando. De seguro los datos sobre Ayame le serían sumamente útiles si llegaba a enfrentarse a ella, dado que desde ese momento la Aotsuki nunca podría cogerle por sorpresa con sus extrañas técnicas de agua.

Sin embargo, luego Riko cambió su tono a uno más cauteloso. Como si temiese que alguien escuchara lo que iba a decir, o no estuviese muy seguro de la verdad de sus palabras. Akame le escuchó con atención, pero cuando el Senju terminó de expresarle su inquetud, él simplemente negó con una sonrisa.

—Hay muchos métodos para recuperar chakra en mitad de un combate, Riko-san —replicó el Uchiha, metiendo la mano en el portaobjetos que llevaba atado al cinturón—. Probablemente esa kunoichi de Ame utilizó una de estas.

Extendió la mano derecha para Riko pudiera ver lo que sostenía en la palma; una esfera, muy pequeña, de color negro. Una píldora de soldado.

—No son baratas, pero pueden sacarte de más de un apuro.

Como esperaba, Akame no suponía que aquello que el Senju le había contado fuera nada fuera de lo normal, de hecho propuso su teoría, sacando una pequeña píldora que eran bien conocidas en el mundo shinobi, pero, a pesar de eso, Riko estaba totalmente convencido de que aquello no había sido lo que había sucedido.

— No, no, no fue una píldora de soldado. — Dijo, reafirmando sus palabras con un gesto con la cabeza. — Cómo te he dicho, no la perdí de vista ni un segundo, después de todo era un combate, aquella energía... vino de la nada, de verdad... — Aseguró el Senju. — Pero bueno, quizás le esté dando muchas vueltas a las cosas. De todas formas, si te toca contra ella, no te confíes, parece frágil pero... no lo es. — Concluiría, avisando a su compañero.

Acto seguido tomó su nuevo vaso de granizado y le dio un sorbo, esta vez, algo más pequeño, tratando de racionalizar el líquido ésta vez.

Akame observó con interés analítico la vehemencia de su compañero de Aldea a la hora de defender su teoría sobre el origen de aquel inesperado aumento de chakra. «Quizás se trate de una de las técnicas de la muchacha, o tal vez Riko no se fijó bien. Él mismo dice que estaba muy cansado a esas alturas del combate...» Sea como fuere, Akame agradeció con una leve inclinación de cabeza los consejos que le daba su compañero.

—Te lo agradezco sinceramente, Riko-san —dijo, tomando luego otro sorbo de su granizado—. Esta información me será muy útil si acabo enfrentándome a Aotsuki. Pase lo que pase, te prometo que daré todo lo que tengo por dejar el nombre del Remolino en el lugar que se merece.

»El más alto.

El Uchiha apuró su granizado y luego se recostó en la silla de madera. Tras beberse dos de aquellos jugos el calor que le atosigaba había decidido darle una tregua, y se encontraba mucho mejor.

—El Valle... Curioso sitio, ¿no crees? Repleto de historias y leyendas. Una vez leí que el fundador de esta comunidad era más poderoso que cualquier Kage. Menuda tontería, ¿no?

—Te lo agradezco sinceramente, Riko-san. Esta información me será muy útil si acabo enfrentándome a Aotsuki. Pase lo que pase, te prometo que daré todo lo que tengo por dejar el nombre del Remolino en el lugar que se merece. El más alto.

El Senju sonrió ante las palabras de su compañero que, sin duda alguna, parecía estar bastante confiado de sus posibilidades, no en vano, siempre había destacado en clase, a pesar de no aparentar ser un hombre de acción, el conocimiento es poder, como se suele decir.

— Brindo por eso. — Dijo, alzando el vaso con el granizado levemente.

—El Valle... Curioso sitio, ¿no crees? Repleto de historias y leyendas. Una vez leí que el fundador de esta comunidad era más poderoso que cualquier Kage. Menuda tontería, ¿no?

Riko se encogió de hombros, no sabía muy bien qué contestarle, nunca había oído nada de aquello.

— Bueno, los Kages no tienen por qué ser siempre los más poderosos, ¿no? A lo mejor hay gente más fuerte por ahí con otro tipo de aspiraciones que la de llegar al poder y quizás el tipo que fundó esto, era uno de esos. — Respondió sin darle demasiada importancia, mientras jugueteaba con el vaso.

Akame frunció el ceño ante la respuesta de su compañero. Para él, que era un muchacho criado desde que tenía memoria en la escala de poder y la disciplina, era difícil creer que hubiese alguien realmente más poderoso que un Kage en todo Oonindo. Y, sin embargo, tenía que admitir que las palabras de Riko guardaban cierto sentido.

—Uhm, sí, puede que tengas razón...

El Uchiha se quedó callado unos instantes, sumido en sus propios pensamientos. Realmente le importaba un culo quién hubiese fundado el Valle de los Dojos, o si era más fuerte que un Kage. No había sacado el tema más que para hacer algo de tiempo mientras los engranajes de su cabeza giraban a toda velocidad. Recorrió mentalmente sus últimos días en el Valle; y, tras no encontrar nada fuera de lugar, decidió remontarse todavía más atrás.

Ahí estaba. La aguja que andaba buscando. El día que almorzó con Koko, luego de ir a su habitación, alguien le había tomado una fotografía. En el momento ya tuvo sus sospechas, pero ese flash tan característico de las cámaras de fotos era inconfundible. Todavía recordaba cómo había capturado y apalizado a Hozuki Chokichi en su primera misión como gennin. En aquel momento, había visto lo mismo.

Así que tenía una fotografía, y ahora un rumor. Aquel día no se le había ocurrido un sólo motivo por el que alguien quisiera hacerle una foto a escondidas. Ahora lo había encontrado; la clave era el instante que esa fotografía había inmortalizado. El de él, tumbado sobre la cama de Koko y con la kunoichi subida encima. Se esforzó para no sonrojarse al recordarlo y siguió tirando del hilo. Una fotografía suya con ella encima, en una cama. ¿Y a quién se parecía endemoniadamente Koko?

«A Noemi. ¡A la jodida Noemi!»

Ahora lo veía claro. ¿Y si quien quiera que fuese que le había hecho esa foto era la misma persona que le había contado aquellas mentiras a Riko? Recordó las palabras del Senju un rato antes... «"Publicar". Publicar... ¡Publicar!» Dio un golpe sobre la mesa. Se estaba acercando.

—Oye, Riko... ¿Cómo dijiste que se llamaba el periódico para el que trabajaba esa persona? —disparó, y las prisas le hicieron incluso olvidarse de añadir "-san" al nombre de su compañero.

Akame no pareció quedar muy conforme con las palabras del peliblanco pero, al fin y al cabo, eran difíciles de rebatir por lo que lo dejó pasar por el momento, y justo después se produjo un silencio, quizás no demasiado largo, pero que se hizo jodidamente eterno.

«Joder, ¿en qué estará pensando?»

Pero, como si le hubiera leído el pensamiento, el Uchiha de repente soltó un golpe sobre la mesa, un golpe que sobresaltó al peliblanco, que nada más alcanzó a escuchar las primeras palabras que su compañero le dijo antes de que un tremendo ruido le silenciara.

CRAAAAAASH

Se le había caído el vaso al suelo, estaba algo resbaladizo, y estaba jugando con él y claro, del susto que le habá provocado aquel golpe, se le escurrió sin más remedio.

— ¡HOSTIAS! ¡Joder, la que he liao! — Y rápidamente se agachó para recoger los pedazos más grandes del vaso, suponiendo que la camarera no tardaría en llegar para ayudarle a recoger. — Lo siento Akame, ahora seguimos con esto.