La verdad es que no soy el tipo de persona a la que le gusta describirse a sí mismo, dicen que uno siempre se pinta mejor o peor de lo que en realidad es. Pero el profesor de la academia me ha dicho que tenía que hacerlo, así que allá vamos.

Soy un tipo normal, más o menos, no soy alto, ni tampoco bajo, para ser más exactos tengo la altura media para alguien de mi edad, igual que mi peso y mi forma física. Mi tez es algo pálida, ya conozco las leyendas sobre mí, pero no es que sea un vampiro, es que en ame no sale el sol y no he tenido la oportunidad de ir a la playa a ponerme moreno. No, señores, el sol no me mata.

Mi pelo es negro, tan oscuro como una noche sin estrellas y alcanza a cubrir toda mi espalda, normalmente lo llevo suelto, nunca me ha molestado. Mis ojos son de color carmesí, y no es que vaya todo el día por ahí con conjuntivitis, es que en mi familia son así, toda la culpa es de la genética, que a veces quiere hacerse la graciosa.

Supongo, que lo más destacable de mí es el tatuaje que llevo a la espalda, si es que algún día alcanzas a verme sin ropa, aunque la verdad no es tan raro que me la quite. Me encantaría poder describírtelo con todo lujo de detalles, pero la verdad es que no tengo la capacidad, todavía, de girar mi cabeza ciento ochenta grados y poder contemplarlo. Aunque por lo que me ha dicho mi madre, solo son dibujos de un montón de animales.

Como veis, solo soy alguien normal.

La verdad es que no sé cómo describir mi ropa con la extensión que se me exige para este trabajo de la academia, para ser sinceros, todo lo que hay en mi armario es igual, y como en ame no hay diferencia entre el invierno y el verano prácticamente, nunca he tenido la necesidad de ponerme otra cosa.

Empezare por la parte de arriba. Suelo llevar una camiseta de color negro, la verdad es que no me gustan mucho otros colores, así que todas son de ese color. Es una camiseta de manga corta y no tiene ninguna especie de dibujo. Es lo más soso que os hayáis podido imaginar. Pero bueno, por encima de ella queda aquel precioso colgante con la forma de una pluma de cuervo que me regalo mi abuela allá por mi octavo cumpleaños ¿o era el séptimo?

En fin, qué más da, sigamos. Para hacer un poco de contraste con la camiseta, y que no parezca que soy tan soso con mi ropa, llevo unos cómodos pantalones que misteriosamente también son de color negro. Y por si eso no fuera suficiente, suelo calzarme con unas botas que, fíjate tú la casualidad, también son negras.

Y por último, pero no por ello menos importante, suelo echarme por encima una gabardina de cuero que llega, más o menos, hasta pasadas las rodillas ¿A que no adivináis de qué color es? Bueno, pues para los menos avispados os lo diré: Es negra.

Bueno, esto es lo último que queda por decir de mí. La verdad es que me la he dejado para el final porque es la que menos me gusta de todas. El profesor me dijo, que tenía que hablar sobre mí, y sobre mi forma de ser, mis preocupaciones, sobre cómo me llevaba con los demás, y con mis amigos. Y la verdad es que me cuesta escribir estas líneas, pero allá vamos, que si no, me suspende.

Como ya sabéis, soy el chico raro de clase, por no decir de la aldea. Gracias a mi extraña línea familiar, se han generado leyendas sobre mí un tanto extrañas. La gente dice por ahí, que voy mordiendo gente para chuparles la sangre, y gracias a esto, algunas chicas e incluso chicos de la academia, me han pedido que les muerda para saber lo que se siente cuando te muerde un “vampiro”, o eso lo que dicen que soy.

Ahora bien, voy a deciros algo, yo bebo sangre y no puedo comer otra cosa, pero vosotros estáis como una puta cabra ¿De verdad creéis que voy por ahí mordiendo cuellos ajenos? Pero qué asco joder ¿no veis que no puedo comer otra cosa? Si os pego un bocao lo único que puede pasar es que os vomite encima.

Bueno, después de este pequeño inciso, volvamos a lo importante. Como podéis comprobar, no llevo del todo mal esa mala fama que tengo, o que mi familia en general tiene. La verdad es que suelo ser un tipo súper simpático, e intento sonreírle a todo el mundo, aunque se esté metiendo conmigo.

Además, a pesar de las leyendas, cuentos e injurias sobre mí, soy un tipo la mar de respetuoso con mis superiores, y además soy muy buena genta, siempre saludo a todo el mundo por la calle si les conozco.

No voy a hablaros sobre mi miedo. No, no insistáis, no lo hare. Sé que después lo usareis contra mí, y odio demasiado a las serpientes como para deciros que les tengo miedo ¿Es que no lo veis? Son repugnantes, asquerosas, y se arrastran. Además, ese estúpido y horripilante siseo. Basta. Por favor.

Y bueno, eso es todo lo que puedo contaros sobre mí. Siento haberos aburrido con todo esto, pero como ya dije, soy un tipo la mar de normal.

Positivos:

¤ Ambidiestro (coste de 1 punto)

¤ Artefacto (3 puntos)
¤ Jū-irezumi
¤ Tatuaje de las bestias
- Tipo: Artefacto especial
- Uso: (ver descripción)

¤ Adelantado Kyūketsuki (coste de 3 puntos)

¤ Evolutiva extra (coste de 2 puntos)

Negativos:
¤ Infame (otorga 1 punto)

¤ Adicción Sangre(otorga 3 puntos)

¤ Alergia (otorga 1 punto)
"Reiji no puede ingerir cualquier cosa que no sea sangre, a costa de devolverlo, y esto afectara a todos sus sentidos"

¤ Fobia agudizada serpientes(otorga 1 punto)

¤ Exclusión de contrincante Menores de 10 años(otorga 1 punto)

¤ Masoquismo (otorga 2 puntos)

Kyūketsuki