Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Eran las cinco menos cinco de la tarde, y un grupo de estudiantes de la Academia se adentraba, emocionado, en el gran Estadio de las Celebraciones. Como toda clase que se va de excursión, y pese a que iban todos juntos, se les notaba que se dividían en grupitos de tres, seis o hasta siete, hablando entre ellos en un tono cada vez más alto y agudo.
Encabezando la marcha, se encontraba su Sensei, Annaisha, una joven de veinte años que caminaba con la ayuda de un bastón. Tenía el cabello negro, largo y con flequillo, con un fino mechón tintado de rosa a un lado de la cabellera y uno azul al otro. Llevaba la bandana, de color carmesí, en la cabeza, pero no en la frente, sino por encima, arriba de su flequillo. A su lado, un Jōnin de quince años, con el que se llevaba relativamente bien, que le había pedido supervisar un combate. Por si se le iba de las manos. Ella, a cambio, le pidió permiso para llevar a sus alumnos, creyendo que sería un buen espectáculo del que podrían aprender algo.
—Datsue-senpai, Datsue-senpai —le llamó una niña, tirando de su manga—. ¿Cree que podré pedirle un autógrafo a Eri-san?
—¡Pues claro! —afirmó él, viendo cómo muchos se callaban para oír su respuesta—. Después del combate, seguro que estará encantada. ¡Tendrás un autógrafo de ella y mío! —exclamó, generoso—. ¿Qué te parece?
—Con el suyo me basta, gracias —dijo, sin poder evitar dar saltitos de emoción. Fue esa inocencia, esa falta absoluta de querer hacer sentir mal a Datsue con su comentario, lo que más dolió en el orgullo del Uchiha.
—Ey, ¿crees que podré sacarme una foto con ella? —preguntó un chico con gafas y una cámara colgando del cuello.
—Ehm… Sí… Una los tres, ¿eh? Todos…
—No, no, solo con Eri-senpai mejor —le cortó el jodido crío.
—¡Auch! Eso debió de dolerte —dijo Annaisha, componiendo una exagerada mueca afligida que su risa terminó por deshacer.
—¿Qué tan fuerte será Eri? He oído que detuvo a la Jinchuriki de Amegakure cuando era medio bijuu. Ella… sola. —La admiración que había en su voz tan solo era comparable a los suspiros de asombro y fascinación que le siguieron después.
—¡Y-yo la vi caminando con Hanabi-sama el otro día! —exclamó otro, llamando rápidamente la atención de todos.
—Oh, ¡es que el Uzukage confía mucho en Eri! ¡S-seguro que estaban planeando una misión peligrosísima de gran importancia para la Aldea! —«Pero tú qué sabrás, ¡mequetrefe!»
—Oi, Datsue-senpai —le llamó un chico que iba de último. Tenía gafas redondas y los ojos verdes—. ¿Invocarás al monstruo gigante del examen Chunin para enfrentarte a Eri?
Por primera vez en toda la caminata, los niños se olvidaron por un momento de Eri y prestaron su atención en él.
—Se llama Susano’o, y es una técnica que consume demasiada energía, la verdad. No creo que…
—¡Vamos, Datsue-senpai, queremos verla! Mi hermano me dijo que detuvo un láser gigantesco de la Jinchuuriki de Ame, ¿es eso cierto?
—No exacta…
—Oh, ¡sí, sí! ¡Mi madre también me lo dijo! ¡Dijo que era una cosa inmensa! ¿Nos lo enseñarás, Datsue? ¡Porfa, porfa, porfa…!
—Ehm… B-bueno —dijo, ligeramente ruborizado al sentir la mirada de todos puestas en él—. Quizá… Ehm… No prometo nada… P-pero… ¡Vosotros estad atentos al combate!
Fue justo en ese momento que llegaron hasta las gradas. El Estadio estaba vacío, pues el Uchiha lo había reservado a la mañana para las cinco. Nabi y Eri estaban avisados, y el cielo, despejado, aguardaba paciente a que se celebrase el intrépido combate a tres.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
—¿Llevas todo? —preguntó una voz masculina apareciendo de la nada tras ella. Sin embargo Eri no pareció querer darse la vuelta para encararlo, modificando su rostro tranquilo a uno ligeramente cabreado.
—¿Qué quieres, Ryu? —preguntó la pelirroja, poniendo sus dos manos en los bolsillos mientras continuaba con su trayecto.
—Mi hermanita pequeña se va a pelear hoy con el Jinchuuriki de nuestra villa, ¿no se hace mayor tan temprano? —soltó un falso sollozo mientras se colocaba al lado de la Uzumaki, a quien revolvió el cabello. Ella apartó su mano con cierto hastío.
—¿Es que acaso crees que Datsue me va a matar? —cuestionó—. Es un combate de entrenamiento en el Estadio, Datsue lo ha reservado para los tres.
—¿Tres? Pensaba que te pegarías solo con Datsue.
—Viene Nabi también —explicó ella, girando hacia el lugar del encuentro que solo se encontraba a unos metros de allí—. Creo que haremos una batalla los tres.
—¿Nabi?
—Y Stuffy, su perro.
—¡Ah! Pues ten cuidado, yo me voy a las gradas —antes de que ella pudiera protestar, él ya había desaparecido. «Estúpido hermano mayor, ojalá fuese como Hotaru, ni si quiera me ha venido a ver desde que llegué...»
Entró en el Estado de Celebraciones sin más contratiempos, hasta que escuchó revuelo en las gradas donde encontró un montón de rostros infantiles jaleando cerca de Datsue. «Como le gusta montar espectáculo...», negó con la cabeza y se acercó a ellos saltando desde su posición.
—¡Hola! —saludó, poniendo su mano en la frente y guiñando un ojo—. Vengo a privaros de la compañía de Datsue, ya que para poder entrenar lo mejor es que bajemos.
Luego se giró al Uchiha.
—¿Nabi todavía no ha llegado? —preguntó.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Los niños se quedaron tan en shock ante la presencia de Eri, que apenas alcanzaron a balbucear un hola.
—Bah, ya le conoces —respondió a Eri—. Nabi se gusta hacer de rogar. Te presento a Hasshaki Annaisha, Sensei de la Academia desde el año pasado cuando… Ehm… —Mierda. Había metido la pata.
—Desde que me dejaron coja en una misión —continuó Annaisha por él, sin parecer nada afectada por el tema—. Tranquilo, puedes decirlo. Encantada de conocerte en persona, Eri-san.
—Le pedí que viniese al combate, por si se nos escapaba alguna amputación de miembros o algo por el estilo.
—Espero que estés de coña —soltó Annaisha, brevemente alarmada. Todavía no conocía suficiente a Datsue como para saber que estaba siempre exagerando, aun cuando lo decía con el tono más serio y calmado del mundo.
—¡Oh, venga! ¡Eres especialista en Iryo-nin! Eso para ti no es nada…
Los niños, que por algún milagro habían conseguido contenerse hasta entonces, no pudieron esperar más.
—¡Eri-san! ¡Eri-san! ¿P-puedes firmarme un autógrafo? —pidió la niña, con ojos de un perrito hambriento cuando ve a su amo comer. Le extendió un papel y un boli.
—¡Eri-senpai! —saltó otro—. ¿Puedo sacarme una foto contigo?
—¡Eri-sama, Eri-sama! ¿Es cierto que detuviste a un bijuu tú… sola?
—¡Uoooouuuuuu! —exclamaron todos y cada uno de ellos.
—¿Es cierto que tuviste una cita con Hanabi-sama el otro día? —añadió otro, directo a la yugular.
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Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
—Bah, ya le conoces —respondió a Eri—. Nabi se gusta hacer de rogar. Te presento a Hasshaki Annaisha, Sensei de la Academia desde el año pasado cuando… Ehm…
—¿Ehm...? —repitió la kunoichi, pero antes de que Datsue pudiera seguir, la mujer que acababa de presentarle continuó por él.
—Desde que me dejaron coja en una misión. Tranquilo, puedes decirlo. Encantada de conocerte en persona, Eri-san.
—El placer es mío, Annaisha-san —respondió, inclinando la cabeza ligeramente a modo de saludo. «No mires la pierna... O mejor dicho, la que no tiene...», se recordó mentalmente, pues parecía tener un imán para esas cosas una vez las descubría.
—Le pedí que viniese al combate, por si se nos escapaba alguna amputación de miembros o algo por el estilo.
Eri se alarmó, mirando por primera vez al Uchiha con cara de horror. ¿Qué iban a hacer, una batalla a muerte? Luego miró a la mujer, que parecía alarmada por sus palabras, y pudo sentir que al menos ella no era la única en pensar que Datsue estaba exagerando. Datsue y Annaisha comenzaron a discutir entre ellos, hasta que...
—¡Eri-san! ¡Eri-san! ¿P-puedes firmarme un autógrafo?
—¿Eh? —musitó la muchacha, asustándose ante la repentina petición de una niña que allí se encontraba junto con su sensei, dándole papel y bolígrafo—. Pero... Yo... —Una cosa que tenía claro era que Uzumaki Eri no era heroína de nada, ni buena en su trabajo, solo hacía lo que sentía lo correcto, así que nunca se esperó que una muchachilla le pidiera un autógrafo, es más, su firma era lo más cursi del planeta.
—¡Eri-senpai! —saltó otro—. ¿Puedo sacarme una foto contigo?
Lo que le faltaba, una foto. Corriendo se giró a Datsue, pidiéndole por los ojos que la ayudase en todo aquel embrollo. Él era el que montaba espectáculo, no ella, ¡por el amor de Shiona-sama!
—Está b-
—¡Eri-sama, Eri-sama! ¿Es cierto que detuviste a un bijuu tú… sola?
Antes de que pudiera contestar negativamente, una oleada de niños coreó a quien había afirmado esa burrada, hasta que...
—¿Es cierto que tuviste una cita con Hanabi-sama el otro día?
Baam. El rostro de Eri se sonrojó totalmente ante tal ataque gratuito. ¿Cómo iban a pensar que ella y el mismísimo Uzukage...? Oh dios, no, no podía permitírselo. Volvió a mirar a Datsue, a punto de estallar, tanto por el color de sus mejillas como el avasallamiento de preguntas que le habían hecho en un momento.
—Yo... Yo... —repetía una y otra vez.
Eri no era para nada buena con la fama.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
No obstante, Eri no tenía de qué preocuparse. Si en verdad se le escapaba la vista, descubriría que Annasiha conservaba ambas piernas. Su cojera venía por otros motivos. Un golpe en la cabeza, un derrame cerebral… y la pérdida de sensibilidad de la parte izquierda de su cuerpo. Tras meses de rehabilitación, su rostro, su habla y su cuerpo de cintura para arriba volvían a funcionar correctamente.
No su pierna.
—Vamos, chicos, chicos. Dejadla respirar. ¿Dónde están esos modales? —reprendió a sus alumnos ante tremendo atosigamiento.
Datsue, que no le había pasado desapercibido cómo Eri se había sonrojado y quedado sin habla ante la última pregunta, abrió la boca, muy lentamente, pero sin pausa, hasta que casi se le cayó al suelo. ¿En serio…?
—¡Eri! ¿¡No jodas?! ¿En serio tuviste una cita con…? —«Esto le va a romper el corazón a Nabi». Además, ¿cuántos años se llevaban? Pero si Eri solo tenía quince, ¡por Shiona, en paz descanse! Tenía que ser una confusión…
…¿verdad?
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Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Annaisha corrió en su ayuda, intentando serenar a la muchedumbre que no dejaba de atosigar a la pobre Uzumaki que cada vez se fusionaba más y más con su cabello. Sin embargo, otras personas allí presentes, como Uchiha Datsue, decidieron seguir con las preguntas un poco más.
—¡Eri! ¿¡No jodas?! ¿En serio tuviste una cita con…?
—¡No! —exclamó, totalmente roja—. ¡Hanabi-sama y yo solo estuvimos entrenando juntos, nada más! —continuó, con la voz aguda, mientras movía las manos delante de ella intentando rebajar importancia al asunto.
»¿¡Y dónde se ha metido Nabi!? —se quejó mientras se daba la vuelta rápidamente, sujetándose los mofletes con ambas manos. Aquello le quedaba demasiado grande, necesitaba tranquilizarse...
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Ahí estaba yo sentado. En las gradas, justo detrás de la muchedumbre, pero nadie le hizo ni puñetero caso. Como un buen ninja, recababa información del enemigo sin que este se enterase. Incluso preguntaron por mí, pero no dije nada, esperé pacientemente a que dijesen: "OH DIOS MIO ESTA AQUI ES UN NINJA ¿CUANDO HA APARECIDO? MAGIA"
Y esperé, y esperé, pero ese momento no llegó.
»¿¡Y dónde se ha metido Nabi!? —
— Woof!
Saludó Stuffy desde la entrada del estadio. Subió a las gradas, ignoró al resto de habitantes y vino a mí, para sentarse a mi lado. El ladrido del can hizo un tenso silencio en el lugar, había sonado mucho más grave de lo normal, debido a que ya estábamos en modo combate. Ya no había risas, no había sitio para la comedia, solo para la destrucción.
— Joder, Stuffy, te he dicho que meases fuera, no en Amegakure. ¿Cómo puede ser que hayas tardado tanto?
— Grrrr, woof woof, woof!
— Es que lo quieres todo, colega. — me giré hacia la muchedumbre. — Hey. ¿Qué demonios es esto, Datsue?
Me apetecía aplaudirle la cara, ya era suficientemente peligroso combatir con el jinchuriki de la villa, aunque fuera de entrenamiento, como para que se trajese victimas de casa.
El rostro de Datsue se contrajo por la sorpresa. Vaya, aquello sí que no se lo esperaba. En realidad, tenía toda la lógica del mundo. El mismo Uchiha había reconocido ante su Hermano, muchos meses atrás, que Eri era el legado de Shiona. Hanabi parecía estar pensando lo mismo, y quizá la estaba preparando para…
… el futuro.
¿En qué consistiría el entrenamiento? ¿Un combate? ¿Le estaría enseñando algún jutsu? ¿Simplemente aconsejando? Los niños se apresuraron a poner voz a sus pensamientos, interrogando, todos al mismo tiempo, sobre la clase de entrenamiento que había tenido Eri.
Justo en ese momento, Stuffy hizo su entrada estelar. Lo hizo en solitario, sin dejar que nada ni nadie hiciese sombra a su aparición, y meneó las caderas como un divo subiendo por las gradas hasta llegar a…
—¡Hostia! ¿Nabi? —¿Cómo es que nadie se había dado cuenta de su presencia?
Los niños torcieron la mirada hasta él. Bueno, hasta Stuffy, más bien. Y se oyó algún grito como: ¡qué mono!
—Hey. ¿Qué demonios es esto, Datsue?
—¿Esto? —miró a su alrededor, con rostro inocente—. El Estadio de Celebraciones. Pensé que ya habías estado.
»Bueno, ¡vamos! ¡Hora de nuestro combate! —exclamó, dejándose caer desde la barandilla y realizando una pirueta en el aire para aterrizar con los pies en el suelo.
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Eri tenía la cabeza a punto de explotar entre tanta pregunta, tanto que cuando vio una bola de pelo gigante de color oscuro aparecer por las escaleras de las gradas vio su salvación personificada, bueno, animalizada en este caso: Stuffy hacía acto de aparición solo, y la pregunta era...
¿Y su dueño?
Cuando se giró aun con los colores en el rostro, encontró al chico que estaba buscando, justo detrás de ellos.
—¡Hostia! ¿Nabi?
—¿Cuánto llevas ahí? —preguntó ella por encima de todos los chillidos de los niños.
—Hey. ¿Qué demonios es esto, Datsue?
—¿Esto? El Estadio de Celebraciones. Pensé que ya habías estado.
Eri estampó su palma de la mano en la frente. No podían ser más lerdos porque no se entrenaban para ello.
—Bueno, ¡vamos! ¡Hora de nuestro combate!
—¡Sí! —exclamó ella, no sin antes darse la vuelta para añadir—: Niños, tened cuidado y por nada del mundo bajéis ahí, ¿eh?
Y tras subir a la barandilla, saltó hacia el estadio para posicionarse al lado de Datsue, esperando a que Nabi y Stuffy bajasen y pudiese dar por fin comienzo la batalla de entrenamiento que tenían entre manos.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Dejando de lado las vaciladas de Datsue, todo iba bien.
— Pero, ¿estás seguro de esto, Datsue? ¿Un dos contra uno? O nos matas o pierdes. Yo aviso.
El Uchiha bajó por la barandilla haciendo una peripecia al final, Eri saltó sobre la misma barandilla y saltó al centro del estadio. Stuffy dio dos brincos y se plantó también en el escenario principal. Mientras, yo bajaba tranquilamente por las escaleras de las gradas, ahorrando energías.
Una vez en posición esperé a que alguien o algo diese el toque de inicio.
— No tengo pensado contenerme, porque si alguien puede evitar que destroce la villa, sois vosotros. Avisaos estáis.
Stuffy se agazapó, enseñando los dientes, preparado para rebanar cuellos.
—¿Al final era un dos contra uno? —no quiso sonar asustado, pero con tanto público como había, aquello no pintaba bien para su reputación. Pero que nada bien—. Quiero decir, si queréis por mí no hay problema. Soy el Hijo del Desierto, después de todo —guiñó a la grada, sacando pecho—. Pero… —¿Pero?—. Pero las cuentas no dan. Con Stuffy somos cuatro. Las cosas hay que llamarlas por su nombre, Nabi. ¡Las cosas por su nombre!
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Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
—¿Al final era un dos contra uno?. Quiero decir, si queréis por mí no hay problema. Soy el Hijo del Desierto, después de todo. Pero…. Pero las cuentas no dan. Con Stuffy somos cuatro. Las cosas hay que llamarlas por su nombre, Nabi. ¡Las cosas por su nombre!
— Bueno, va, las cosas por su nombre. Tú tienes un bicho hecho de pura maldad y poder dentro, con lo cual esto quedaría en un dos contra tres. Tú y tu bicho contra Eri, la todopoderosa, Stuffy, el perro maravilla, y yo, yo. Si quieres, Stuffy puede ir contigo. Pero claro, sería un tres contra dos, ¿tu honor será capaz de soportarlo?
— Woof, woof!
— Stuffy tiene razón, en un todos contra todos, Eri se quedaría ella sola, mientras que tú seguirias siendo dos. ¿No puedes sacar al bijuu y que vaya por su cuenta? ¡ES BROMA! Que todavía lo intentaras.
A sacar la puntilla me iba a ganar a mi el Uchiha toca pelotas este, y qué mas.
25/01/2019, 19:03 (Última modificación: 25/01/2019, 19:21 por Uzumaki Eri. Editado 1 vez en total.)
«¿Pero qué mierdas están discutiendo?»
—Es un todos contra todos, pensaba que eso había quedado claro —dijo la joven Uzumaki mientras se cruzaba de brazos—. Es lo que hay, el mundo no es una nube de color rosa ni todo en esta vida es un camino de chuches, así que venga, comencemos.
Dicho aquello se posicionó a unos diez metros de ellos, adquiriendo una posición defensiva por todo lo que pudiera venir a continuación.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
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Sí, claro, como si el Gran Shukaku —como le gustaba al Ichibi llamarse a sí mismo—, fuese a ayudarle en aquella batalla.
—Nabi, ¿me tomas por Ayame? Yo no voy a permitir que Shukaku intervenga en esto. —Claro que ya lo había hecho una vez… en su combate contra Akame, en el Valle del Fin. Precisamente por eso había aprendido la lección.
Eri cortó la discusión zanjando aquello en un todos contra todos. El Uchiha suspiró de alivio. No podía negarse al reto de Nabi, pues tenía una reputación que mantener, pero lo que sí podía hacer era callar y dejar que Eri pusiese las cosas en su sitio.
Saltó él también hacia atrás, posicionándose a diez metros de cada uno, y los tres formaron un triángulo equilátero. El Uchiha activó su Sharingan, y realizó el Sello de Confrontación.
—¡Ánimo Eri! —gritó alguien del público—. ¡Acaba con todos!
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Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
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Nos pusimos en triangulo, cada uno equidistante de los otros dos, procedimos a hacer el sello ritual de darse de hostias y Datsue ya había activado el Sharingan, a eso se le llama ser antideportivo.
Una vez empezado el combate legalmente, hice una cadena de sellos y del mismo suelo delante de mí brotó una enorme pared de seis metros de ancho que me separaba de los otros dos pero que les dejaba una preciosa visión el uno del otro. Lo que pasase detrás de aquel muro, lejos de la vista de todo el mundo, no le incumbía a nadie. Sin embargo, estaría alerta de las posibles apariciones por los laterales o por encima del muro de nueve metros de alto.
· Bandana (Cuello)
- Portaobjetos basico (5/10) [En el lado izquierdo del abdomen]
Hikaridama
Kemuridama
Kunai x2
Shuriken x1
2 AO
¤ Doton: Doryūheki ¤ Elemento Tierra: Muro de Estilo Tierra - Tipo: Defensa - Rango: B - Requisitos: Doton 20 - Gastos:
16 CK
(Doton 40) (multiplicable x2)
(Doton 60) (multiplicable x3)
(Doton 80) (multiplicable x4)
(Doton 100) (multiplicable x5)
- Daños: - - Efectos adicionales: Defiende 40 PV - Sellos: Tigre → Liebre → Jabalí → Perro - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: La barrera mide 2 metros de ancho y 3 de alto (aumenta con la multiplicación)
El usuario crea una pared sólida de tierra como forma de defensa. El ejecutor de la técnica puede convertir su chakra en tierra dentro del cuerpo y escupirlo para formar la barrera, o manipular la tierra frente a él con el mismo objetivo. Entonces, la tierra se levanta y se endurece de forma casi instantánea, protegiéndolo. Dadas las propiedades especiales de la tierra, la pared es altamente resistente al agua, pero es débil a ataques de elemento rayo. Los usuarios pueden personalizar la apariencia de la barrera, a efectos totalmente interpretativos.
Daño por mordisco: 10 PV base + (Fuerza/5) - (Resistencia oponente/5)
Daño por arañazo: 8 PV base + (Fuerza/5) - (Resistencia oponente/5)
Daño por placaje: 6 PV base + (Fuerza/5) - (Resistencia oponente/5)
(Los golpes no descritos hacen por defecto un daño por placaje)