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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
El doctor Heiwamaru pidió las bebidas en la barra mientras los ninjas tomaban asiento en torno a una de las mesas bajas que poblaban el local, y bajo la mirada inquisitiva del único ojo de la mercenaria con el cabello color fuego.

Aquí tienen... —dijo el médico mientras dejaba los vasos en la mesa.

Akame tomó el suyo y bebió un largo sorbo con la cañita de plástico que se hundía en el rojo contenido del vaso, agitando los hielos. Todo el repentino jaleo de la plaza le había dado una sed tremenda, y mientras terminaba de poner sus pensamientos en orden, escuchó lo que el doctor tenía que contarles.

Verán, este es un asunto delicado —comenzó—. Lo primero que deben entender es que esta criatura tiene un gran val...

De repente, se detuvo. Había estado lanzando miradas de escrutinio a su alrededor y había reparado en la presencia de Ninjin algo más tarde que los tres ninjas. Heiwamaru compuso involuntariamente un gesto de absoluto desprecio, y un bufido molesto escapó de sus labios. Cuando volvió a hablar al trío de shinobi, su voz sonaba mucho más cautelosa y desconfiada.

Vaya, hombre, ya es mala suerte... —sacudió la cabeza, resignado—. Como les iba diciendo, pese a que entiendo su preocupación para con la gente de Akachamura, creo que lo justo es que conozcan toda la historia. Esta criatura, o "bestia", como algunos ignorantes la llaman —escupió, mirando de reojo a la esquina del local donde se encontraba Ninjin Brazo Fuerte—, es en realidad un rarísimo especimen de primate que sólo habita en esta isla, la Mediana Roja. Uno que llevo estudiando durante muchos, muchos años.

«¡Ah! Así que por eso se encontraba aquí y parece conocer el pueblo, a pesar de que no tiene aspecto de isleño», dedujo Akame.

¿Pero no es usted médico? —preguntó el jōnin con verdadero interés—. ¿Cómo se relaciona esto con su... Campo de trabajo?

Heiwamaru infló el pecho como un pavo real y carraspeó sonoramente para tratar de disimular su patente orgullo y ego profesional. Por sus gestos, parecía evidente que se tenía a sí mismo en gran estima.

Bueno, debo confesar que además de un doctor excelente, soy un reputado naturista —respondió, tomando un sorbo de su bebida—. Mis investigaciones son bien conocidas a lo ancho y largo de Oonindo, aunque ninguna de ellas ha tenido nunca tanta relevancia como esta en la que me encuentro inmerso.

El Uchiha asintió, escéptico, mientras alzaba una ceja. Desconfiaba de la gente que presumía tanto de sus aptitudes profesionales.

Como sea —continuó el doctor Heiwamaru—, el asunto es que esta criatura ha estado volviéndose más y más territorial con el tiempo. Mi teoría es que se está desplazando hacia una zona con más recursos, dado que probablemente su ecosistema natal no está preparado para surtirla de todo lo que necesita. De ahí que, recientemente, haya estado molestando a los habitantes de Akachamura.

¿Molestando? —inquirió Akame—. Bueno, a lo que ha ocurrido en la plaza yo no lo llamaría precisamente "molestar".

El doctor se irguió en su asiento, visiblemente incómodo.

¡El asunto!, es que quiero pedirles que me ayuden a solventar este problema de forma que nadie salga herido. Es lo mejor para todos, sin duda —argumentó—. Y también para la criatura.

En ese momento una docena de publerinos, hombres y mujeres, irrumpió en el chiringuito. El vocerío que traían consigo eclipsó por momentos a la música cumbiera de fondo y captó la atención del doctor y el jōnin del Remolino. Los pueblerinos cruzaron la terraza en mitad de discusiones e improperios hasta plantarse frente a Ninjin Brazo Fuerte, que los observó con una mueca codiciosa en los labios.

¡Está bien, mercenaria, tú ganas! —dijo una mujer menuda, delgada y que vestía con un pareo y un top playero—. ¿Cuánto quieres por la cabeza de ese monstruo?

Y la mercenaria besada por el fuego ensanchó su sonrisa.
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#32
Juro sonrió cuando el médico volvió con los tres vasos de los shinobi. Akame, Reika y él se habían mantenido en la mesa, sentados y esperando a que llegara. Nada más hacerlo, el médico comenzó a hablares sobre el caso, aunque se detuvo al darse cuenta de que la mujer mercenaria estaba ahí.

Frunció el ceño. Quizá no se hubiera dado cuenta de su presencia antes, después de todo.

Entonces, el hombre les reveló a que se enfrentaban: la "bestia", solo era una especie de primate, que parecía tener una antiguedad de muchos años. El doctor no solo se dedicaba a curar gente, si no también realizaba investigaciones sobre el campo de la naturaleza.

« ¡Qué hombre más interesante! » — pensó Juro, y empezó a entender por donde iba el asunto. El señor investigaba sobre animal. Si animal moría, el señor se quedaba sin investigación. Por eso no le agradaba la mercenaria y tenía bastante miedo a lo que pudieran hacer.

Akame repuso que los daños que había causado no eran cosa de bromas. Ahí tenía que darle la razón.

¡El asunto!, es que quiero pedirles que me ayuden a solventar este problema de forma que nadie salga herido. Es lo mejor para todos, sin duda. Y también para la criatura.

Antes de poder contestar, sin embargo, un gran grupo de gente del pueblo irrumpió en el chiringuito. Una portavoz anunció lo que había pasado: la gente del pueblo se rendía.

¡Está bien, mercenaria, tú ganas! ¿Cuánto quieres por la cabeza de ese monstruo?

« ¡Esto es malo! » — pensó.

— Vale. La gente del pueblo no parece verlo de esa manera — Y no les culpaba. Ellos veían unas amenazas —. No creo que podamos convencerles así de buenas de que es un animal y no una bestia. Nuestro deber es tratar de detener a esa criatura antes de que cause más daños, o incluso muertes. Podemos tratar de detenerla sin causarle daños... pero esa mujer nos va a estorbar. Ella no va a preocuparse por el animal, siempre y cuando cobre.
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#33
El medico, que al parecer no solo se trataba de un medico sino que ademas era un naturista, explico resumidamente de que se trataba esto de la supuesta bestia «Una especie de primate, si estas clases de animales estan por aqui ¿Habra tambien seres escondidos en los alrededores de Amegakure?» se preguntaba la kunoichi para sus adentros a medida que escuchaba al medico y las preguntas de Akame

La mercenaria estaba en la cercanías de la reunión y, al parecer, la gente del poblado ya estaba aceptando su oferta de erradicar a la criatura de la existencia

-Evidentemente, si vamos a hacer algo...tiene que empezar lo mas rapido posible- sugirio la kunoichi luego de escuchar que ya le estaban preguntando el valor de su "trabajo" a la mercenaria


Perdon por el mierdipost, pero por sobretodas las cosas, la demora en responder, estoy mal de salud y no me estaba dando la cabeza, pero ya me estoy reponiendo y le estare respondiendo nuevamente en tiempo y forma
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#34
Akame asintió; coincidía con las valoraciones de sus compañeros. Si querían tener alguna oportunidad de detener al monstruo antes de que aquella mercenaria de cabellos anaranjados diera con él, debían actuar rápido. Lo mismo parecía opinar el doctor, que al ver como la gente de Akachamura ya se había decidido a buscar los servicios de aquella tipa, se levantó súbitamente.

Entonces no tenemos tiempo que perder —sentenció, sacando un par de billetes de cinco ryōs y dejándolos sobre la mesa. Ni siquiera terminó su bebida antes de apurar a los ninjas—. Vamos, vamos, les explicaré todo fuera.

Y con esas, Utoki Heiwamaru salió apresuradamente del Chiringo de la Cumbia, mientras una ídem muy bailonga sonaba de fondo. Akame miró a sus compañeros, se encogió de hombros, y salió tras el médico.

Una vez fuera, Heiwamaru se tomó un momento para intentar tranquilizarse. Era bastante evidente que la perspectiva de que los lugareños quisieran contratar a la pelirroja, y lo que ésta pudiera hacer, le alteraban muchísimo. Akame, por su parte, aguardó con paciencia a que el hombre se calmara.

Bien... Bien... Todavía estamos a tiempo... Tenemos ventaja, tenemos... —balbuceaba el doctor, caminando con paso rápido de un lado para otro con la cabeza gacha. De repente miró a los ninjas—. ¿Alguno tiene papel y lápiz? —quiso saber. Al no obtener una respuesta inmediata, negó con la cabeza—. Es igual, ¡es igual!

Como un hámster puesto de cafeína, Heiwamaru se movió con frenesí para entrar en el local, coger una servilleta de la barra, y pedirle un bolígrafo al camarero. Éste se lo tendió, y el doctor dibujó algo.

Cuando volvió junto a los ninjas, les tendió aquella servilleta; si la examinaban, podrían ver que había en ella dibujado un mapa bastante precario. En él estaba representado Akachamura, el bosque que la separaba del resto de la isla, lo que parecía ser un riachuelo y junto a este un cuadrilátero con una "X" dentro.

Escúchenme bien. Aquí —señaló el cuadrado con la "X" señalizada— encontrarán a la criatura. Es su... Su refugio. Durante el día sale a... Bueno, a buscar su sustento...

A cazar —puntualizó Akame.

¡Es más complejo que eso...! —protestó el doctor, pero no tardó en resignarse—. ¡Como sea! Si quieren tener alguna oportunidad de acercarse antes de que les huela, primero deben embadurnarse bien de barro en este río —señaló la representación del riachuelo en el mapa—. Así camuflarán su olor corporal y podrán cogerla desprevenida.

Heiwamaru miró, por turnos, a los tres ninjas.

Cuando la encuentren, es muy importante que no le hagan daño... Sólo... Sólo deben contenerla. Les daré un potente suero anestésico que servirá para tranquilizarla —agregó—. Cuando lo hayan conseguido, vuelven y me avisan. ¿Entendido?

Akame asintió, y luego se miró de arriba a abajo. «Ni equipamiento, ni chaleco, ni bandana... Maldita sea, ¿¡es que uno no puede tener un día libre!?» La falta de herramientas ninja podía sin duda ser un problema, y aunque Akame confiaba en su Kekkei Genkai y sus técnicas de Ninjutsu para salvarle el día, se sentía parcialmente desnudo sin su chaleco y placa de Uzushiogakure.

Nos vemos en el camino que les he indicado ahí, en diez minutos —agregó el doctor antes de salir corriendo, literalmente, pueblo adentro.
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#35
Tras la aparición de la mercenaria, el doctor pareció mostrarse nervioso. Muy nervioso, a decir verdad. Pagó como alma que lleva el diablo y salió fuera del chiringuito. Akame decidió seguirle.

— Bueno, supongo que ya estamos metidos en esto — susurró Juro, por lo bajo, hacia Reika. Después, salió con ellos.

Ahí, el medico empezó a explicarles en balbuceo algunas cosas. No, ninguno tenía papel, pero a él le daba igual. Con una servilleta y un boli que logró, comenzó a dibujar un boceto de Akamachura, el bosque, un riachuelo, y una especie de "X" que parecía haber puesto.

Tras eso, les dijo que ese era el refugio de la criatura, y que ahí la encontrarían, aunque durante el día salía a "buscar sustento". Aunque Akame le dijo lo de cazar, el medico lo rechazó.

« No entiendo nada. ¿De qué clase de monstruo estamos hablando? Que yo sepa, no devoró a ninguna persona en la plaza. Pero nunca se sabe » — ¿Era peligroso? ¿No lo era? Eso tendrían que juzgarlo ellos, supuso. Pero la idea de acercarse a una criatura desconocida (y potencilamente peligrosa) no le iba mucho.

En un segundo, el doctor les dio más consejos: cubrirse con barro para ocultar su olor. Drogar a la bestia con un anestesico. Juro trató de asimilarlo todo.

Nos vemos en el camino que les he indicado ahí, en diez minutos

— S-si — murmuró Juro, observando como el doctor salía corriendo. Después, miró a sus compañeros —. ¿Qué os parece esto? A mi no me da buena espina. El doctor parece demasiado obsesionado con esa criatura. Pero no podemos dejar esto así.
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#36
— Bueno, supongo que ya estamos metidos en esto — susurró Juro, por lo bajo, hacia la kunoichi Amejin quien hizo un gesto como diciendo "¿Quien nos manda a meternos?" pero la respuesta era mas bien conocida, Akame les caia bien y, hasta el momento, podian llegar a hacer amistades a la distancia entre miembros de diferentes aldeas.

El medico naturalista, no tenia papel para darles algo, se retiro momentaneamente y cuando volvio trajo un mapa dibukado en una servilleta «Nos va a durar lo mismo que un pedo atacado por un futonaso» dijo en cuanto vio la calidad del papel, pero otra no habia.

Unos consejos le siguieron a la entrega del mapa, La kunoichi estaba deacuerdo con varios de ellos pero es que...«¿Tambien debo ponerme lodo en el cabellos?» problematica femenina salvaje aparece dispuesta a detener todo por su estetica, pero por suerte, Reika era lo bastante centrada en lo importante como para detener todo por su pelo...esto no queria decir que no se quejase mientras lo hiciera.

-A mi me sorprende el gran destrozo que hizo en tan poco tiempo...como...como si esta bestia, animal...lo que sea...no estuviese sola- agrego la rubia a lo dicho por Juro

-Ir a buscarla...sin armas y equipo, vamos a tener que confiar en unicamente nuestras habilidades fisicas y jutsus- «y en que nuestros ocasionales compañeros nos tiendan una mano cuando las cosas esten feas»
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