Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Y cuando hubiesen podido creer que aquel importante daño podría haber sido suficiente como para detener los instintos asesinos de aquella bestia, lo cierto es que aquellos tres combatientes no podían estar más equivocados. Ni la lanza que le acarició el pecho pedrusco, o las flechas; que intentaron clavarse tan profundo como le fuera posible.
Ni siquiera el potente Mizurappa, triplicado en poderío gracias al importante gaste de chakra utilizado por el escualo para hacer de su riada un disparo potente, había servido de nada.
El tiburón blanco no iba a detenerse, no al menos hasta que fuese convertido en polvo de piedra.
Entonces, un nuevo as bajo su manga fue puesto sobre la mesa. Y es que Kaido pudo ver en primera fila el cómo aquella bestia lograba invocar el agua desde sus más profundos cimientos, la cual manipuló como si se tratase de su propio cardúmen. El agua se moldeó según sus intenciones y salió disparada cual guillotina presurizada hacia las piernas del guardia de la lanza, cuyas dos extremidades fueron cercenadas como si se tratasen de un cuchillo cortando un trozo de mantequilla.
La sangre tintó la cerámica por debajo de él, y el guardia cayó en shock, sin saber realmente lo que había pasado.
—¡Nooooo, maldito! —espetó, tan furioso como intimidado por la posibilidad de acabar como él. Con los ojos tan abiertos y desorbitados, que parecía que en cualquier momento se le iban a salir de sus cuencas.
Sintió la sed de venganza acariciándole la garganta, pero había una realidad innegable que no podría ignorar esa vez. Lo primero, y era que su cuerpo yacía más que exhausto después de haber utilizado aquellas dos técnicas de manera consecutiva. Se sabía con sus reservas de chakra al límite, no podría volver a atacar a menos que quisiese quedar a merced de su enemigo.
Lo segundo, que a aquella agua manipulada no le bastó arrancarle las piernas al primero; sino que en un giro rápido, trató de dirigirse hacia donde estaba él. Para su suerte, él nunca había dejado de estar por sobre la piscina. Y desde su costado, tendría los segundos suficientes como para que sus pies dejaran de verse envueltos en chakra y cedieran ante la superficie acuosa que le tragó antes de que la ola cortante llegara hasta él. Entonces, sintió el beneplácito del agua cubriéndole de cabo a rabo, desapareciendo en las profundidades de aquella pequeña alberca.
Y si la estatua quería echar un vistazo ahí abajo, vería al tiburón, ahí, flotando; quizás, a su merced. Pero tendría que comprobarlo primero.
PV:
90/100
– CK:
51/140
–
+20
–
2 AO
Inventario
—Hitai-ate con el símbolo de Amegakure [en la frente]
—Portaobjetos básico [en el cinturón, cadera izquierda]
19/10/2017, 19:12 (Última modificación: 27/10/2017, 22:05 por Hanamura Kazuma.)
—Acabemos con esto de una vez, Uzumaki.
Masanobu escucho aquellas palabras y dirigió su vista hacia el recién llegado, interrumpiendo su monologo interno. Nada más verle le molesto; parecía un sujeto común y corriente, un marinero o algún tendero, pero él sabía que en realidad era fuerte, muy fuerte: le parecía sumamente inadecuado y falto de estilo aquel viejo paradigma de que la fuerza tenía que ocultarse y disimularse con la simplicidad; Él sabía que el poder era algo que debía demostrarse para que a todos les quedara clara su posición unos respecto a otros… Pero supuso que no lo hacía para molestarle expresamente, sino que más bien era la diferencia entre desarrollar sus habilidades bajo el orden de una aldea y el desarrollarlas entre la anarquía del submundo.
—Akahara Masanobu, por favor —dijo mientras se aproximaba a una prudencial distancia—: no soy un Uzumaki reconocido, aunque mi herencia sanguínea sea innegable.
De pronto, llegaron los otros dos sujetos a quienes estaba esperando. Decidió que no les atendería personalmente, eran platos de segunda mesa que no podrían permitirle llevar al límite sus habilidades… Ese era un motivo, el otro se centraba en el hecho de que tratándose de un sujeto como aquel, no podría permitirse ninguna otra distracción, por más mínima que fuese... Un error significaría la muerte
—No te preocupes por ellos, hazlo por mí —Chasqueo los dedos y un grupo de esculturas vivientes salieron al encuentro de Naomi y Oojima.
La situación era bastante clara: Aquel extravagante y peligroso sujeto mantenía activa la barrera y el pequeño ejército de soldados con humanidad de piedra. Para terminar con todo aquello, habría que vencerle…, darle muerte para estar seguro. Lo otro que era de notar era que en la entrada yacía el cuerpo del escultor, con vida, pero inconsciente, resguardado por una estatua rojiza de un tigre que se mantenía atento a sus alrededores. Para aquel general las cosas eran tan simples como huir de allí con Nishijima, pero si algo era cierto de él era que le gustaban las cosas del modo difícil y desenfrenado.
Fue el primero en moverse, pues le gustaba marcar el ritmo con que se desarrollaban los combates…, le encantaba establecer la pauta: dio una zancada en dirección al ninja de Ame y realizo una sencilla serie de tres sellos, respiro profundamente. Desde sus labios salió despedida una densa esfera de aire comprimido mesclado con su chakra, que avanzaba velozmente hacia el cuerpo de su oponente.
Otros hubiesen pensado que al menos debían de intercambiar algunas palabras o hacer el típico saludo ritual, pero aquello no era necesario entre dos combatientes cuyo único objetivo era luchar a muerte. Aquello era ser profesional, era ser práctico, era ser centrado, era ser un ninja.
PV:
270/270
– CK:
414/450
–
-36
– 2 acciones ocultas
- 4 pergaminos pequeños (Portaobjetos)
- 2 Bomba de humo (Portaobjetos)
- 2 Bomba de luz (Portaobjetos)
- 2 Bomba sonora (Portaobjetos)
- 2 paquetes de cinco cascabeles (Colgando de la cintura)
- 4 pergaminos medianos (Entre sus ropas)
- 2 pergaminos grandes (En su espalda)
- 1 Tela y etiqueta de sellado (Sellado en su pecho)
- 1 Hankyu (Sellado en su hombro izquierdo)
- 1 Carcaj con 15 flechas (Sellado en su hombro derecho)
- 10 Shuriken (Sellados en sus antebrazos, cinco en cada uno)
- 2 Fūma Shuriken (Sellados en sus manos, uno en cada una)
- 1 Látigo (Enrollado en lado derecho de su cadera)
¤ Fūton: Renkūdan ¤ Elemento Viento: Bala de Aire Perforador - Tipo: Ofensivo - Rango: B - Requisitos: Fūton 30 - Gastos: 36 CK - Daños: 60 PV - Efectos adicionales:(Fūton 80) El proyectil puede lanzarse de forma parabólica. - Sellos: Carnero → Liebre → Carnero - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: La esfera mide 80cm de diámetro, y recorrerá 15 metros antes de desestabilizarse y estallar
Para lanzar esta técnica, el usuario respirará primero profundamente, tras lo que incrementará de forma intensa la presión del aire que respiró dentro de su estómago. A continuación, lo lanza de forma súbita en forma de esfera de aire comprimido y visible a través de la boca. Gracias al chakra mezclado con el aire comprimido, la esfera explota al alcanzar a su objetivo, además de desviar cualquier tipo de arma que le es lanzada. Es posible disparar varias seguidas, aunque el gasto de chakra puede agotar al ejecutor.
Pero todo no iba a salir otra vez tal y como el Uchiha había planeado. Pese a que Toturi logró clavar su naginata en el cuerpo de aquella monstruosa formación de ébano, el dragón todavía tenía suficientes fuerzas para revolverse; como una bestia herida y acorralada, se iba volviendo más peligroso conforme el ninja y los mercenarios habían ido diezmando su constitución.
—¡Por todos los dioses!
El Dragón Negro se elevó por el cielo, envuelto en una capa de energía cegadora. El Sharingan de Akame fue capaz de distinguir aquella masiva cantidad de chakra arremolinándose alrededor del monstruo antes de que éste descendiera. Por suerte para el Uchiha, cuando la energía acumulada por el Dragón Negro explotó, él ya había terminado de formular una sencilla cadena de sellos.
La explosión barrió la biblioteca, destrozando el suelo, las estanterías y las paredes... Pero donde debía estar el cuerpo calcinado de Akame no quedaba más que una de las lámparas del techo, retorcida y abrasada por el calor.
—¡Katon! ¡Gōkakyuu no Jutsu!
Akame —que había aparecido en el lugar de la lámpara, sobre el dragón, había formado una cadena de sellos y acumulaba el poco chakra que le quedaba en su estómago. El Katon se revolvió dentro de su dueño y emergió en forma de una tremenda llamarada, un mar de flamas que buscó engullir a aquella bestia y demostrarle, una vez más, quién era el auténtico dragón.
Luego el shinobi aterrizó sobre una de las estanterías, golpeándose al caer y rodando por el suelo abrasado. Estaba exhausto, sus reservas de chakra al mínimo, y sólo pudo rezar por que la bestia hubiese sucumbido ante su técnica de fuego.
PV:
80/100
– CK:
9/140
–
-11
–
-36
–
reg. dividida
–
Sharingan activado
–
Inventario
Hitai-ate con el símbolo de Uzushiogakure [en la frente]
Mecanismo oculto de kunai [en la muñeca derecha]
Kunai (x1)
Portaobjetos básico [en el cinturón, cadera derecha]
¤ Kawarimi no Jutsu ¤ Técnica del Reemplazo de Cuerpos - Tipo: Apoyo - Rango: E - Requisitos: Ninjutsu 25 - Gastos: 11 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Cada uso restará 10 puntos de aguante durante los próximos 5 turnos - Sellos: Carnero → Jabalí → Buey → Perro → Serpiente (Carnero/una mano, a partir de Ninjutsu 60) - Velocidad: Instantánea
Con esta técnica, el usuario reemplaza su propio cuerpo con cualquier otro objeto del área, generalmente con un bloque de madera o una roca, en el momento en el que un ataque da en el objetivo. Esto crea una conveniente ilusión óptica, pues hace pensar al enemigo que el ataque ha sido todo un éxito. Entonces, el usuario puede utilizar la pérdida de atención del enemigo para atacarle desde otro punto (no es posible aparecer a sus espaldas, pues te reemplazas por un objeto del campo de batalla que puede estar en cualquier sitio) o huir del campo de batalla. Pueden añadirse sellos explosivos al reemplazo para incluir una última sorpresa. Es un Ninjutsu básico que se enseña en la mayoría de las academias ninja, pero muy pocos novatos salen de la academia sabiendo usarlo perfectamente.
¤ Katon: Gōkakyū no Jutsu ¤ Elemento Fuego: Técnica de la Gran Bola de Fuego - Tipo: Ofensivo - Rango: A - Requisitos: Uchiha 10 - Gastos:
1'5 metros de ancho y 3 de largo como lanzallamas (multiplicado x1) o 1'5 metros de diámetro, alcanza 6 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x1)
3 de ancho y 5 de largo como lanzallamas (multiplicado x2) o 2 metros de ancho, alcanza 8 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x2)
4 metros de ancho y 6 de largo como lanzallamas (multiplicado x3) o 3'5 metros de ancho, alcanza 15 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x3)
5 metros de ancho y 7 de largo como lanzallamas (multiplicado x4) o 4 metros de ancho, alcanza 15 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x4)
6 metros de ancho y 8 de largo como lanzallamas (multiplicado x5) o 5 metros de ancho, alcanza 20 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x5)
Icónica técnica flamígera, insignia del clan Uchiha. No hay un solo miembro del susodicho clan que sea incapaz de ejecutarla, puesto que el aprendizaje del Gōkakyū no Jutsu se utiliza como rito de adultez, de forma que los jóvenes Uchiha son considerados miembros de pleno derecho tan pronto la dominan. Acumulando el chakra, transformado en llamas, en el estómago, el ejecutor lo exhala por la boca, pudiendo hacerlo de dos formas: ya sea a modo de lanzallamas, con un chorro sostenido a lo largo de varios segundos, dirigible, o disparando una esfera ardiente que avanzará en línea recta. En ambos casos, la técnica abrasa al oponente, y deja un llamativo cráter allá donde impacte. La potencia y alcance pueden variar dramáticamente dependiendo del chakra que se utilice, llegando al extremo de lanzar bolas enormes.
Kaido pudo sentir cómo el agua se movió severa, víctima de la entrada de aquel tiburón blanco a las profundidades de la piscina. Entonces, de un momento a otro, los dos tiburones yacieron frente a frente, cual retadores en el mar abierto a punto de decidir quién era el verdadero rey del océano.
Sonriente, el escualo aguardó... y aguardó. No iba a perder la calma, no cuando estaba rodeado de aquello que le componía. El agua.
El tiburón blanco tomó entonces la iniciativa, y logró invocar otra de sus ondas presurizadas de agua, tan concentrada que incluso era visible habiendo estado sumergido. Ésta avanzó mortífera a lo largo de la piscina y cuando llegó hasta los linderos del tiburón, la misma lo atravesó sin contemplación alguna. Lo curioso de todo aquello es que la figura que suponía ser Kaido, desapareció una vez afligida por el ataque de la estatua, y ahí en donde había estado antes, no hubo sino un vacío extraño y poco reconfortante.
Todo aquello formaba parte de la estratagema del verdadero tiburón, quien había dejado en su lugar a un bunshin; mientras que su cuerpo transformado en agua viajaba camuflado en la piscina, cogiéndole la espalda a su enemigo. Sólo formaría la parte superior de su cuerpo una vez que supiese con certera que le tenía cogida la retaguardia, y que mientras éste se ocupaba de su clon, él pudiera arrojarle un ataque tan certero a tan corta distancia que le fuera imposible de evitar.
Entonces, de su boca emergió un Teppodama presurizado que viajó sorpresivamente hasta la nuca de la estatua, quien habría de estar ocupándose del otro Kaido. Un golpe certero y duro, aún estando bajo el agua; que sería sólo el primer paso para su inminente caída. Esa era su última carta.
La visión del tiburón se habría vuelto nublosa, víctima del cansancio y la falta de chakra. Pero por alguna razón, su rostro vestía la sonrisa más grande de todas, ¿pero por qué?
Y es que pronto, el tiburón de piedra lo sabría. Sabría que la humanidad que le levantaba de entre las rocas pronto se le iba a escapar de su cuerpo. Porque, como buen salvador y haciendo honor a su título de guerrero; el hombre que había sido irreverentemente ignorado por la estatua un minuto antes, ya se encontraba preparado y listo para dar la estocada final. Una ráfaga de 4 flechas, las últimas de su carcaj, que viajaron sorpresivamente desde la superficie y que rompieron el agua gracias a la fuerza de empuje de su arco.
Ataviando el cuerpo de la piedra sin piedad. Liberándola de su atadura para con quién hubiese sido su creador.
PV:
90/100
– CK:
0/140
–
-36
–
-6
–
-9
–
2 AO reveladas: Uso de bunshin como distracción y uso del suika para viajar sin ser detectado, para posterior ataque sorpresa.
Inventario
—Hitai-ate con el símbolo de Amegakure [en la frente]
—Portaobjetos básico [en el cinturón, cadera izquierda]
¤ Suiton: Teppōdama ¤ Elemento Agua: Esfera Bala - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Suiton 30 - Gastos: 36 CK - Daños: 60 PV - Efectos adicionales:(Suiton 80) El usuario puede reducir un nivel la velocidad de la bala para lanzarla en una parábola - Sellos: Tigre - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: La bola de agua mide 1 metro de diámetro, y alcanza los 15 metros antes de estallar si no impacta contra algo
El usuario acumula chakra y lo convierte en agua, escupiéndolo en forma de bolas de agua muy condensada. Se dice que la velocidad de esta técnica hace que el impacto de la esfera acuática sea similar al de una bala de cañón. Es posible disparar varias seguidas, si el usuario decide gastar más chakra, aunque tiene que esperar unos segundos entre un lanzamiento y otro.
¤ Suika no Jutsu ¤ Técnica de la Hidratación - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Hōzuki 10 - Gastos:
0'4 * daño a bloquear CK (mínimo 6)
6 CK para otros usos (divide regen. de chakra) (ver descripción)
- Daños: - - Efectos adicionales:
Convierte el cuerpo del usuario en agua líquida para otorgarle ciertas características (ver descripción).
(Hōzuki 10) Permite reducir el daño por Taijutsu, armas y otros golpes físicos hasta en un 25%.
(Hōzuki 25) Permite reducir el daño por Taijutsu, armas y otros golpes físicos hasta en un 50%, y además, el daño de técnicas hasta en un 20%.
(Hōzuki 60) Permite reducir el daño por Taijutsu, armas y otros golpes físicos hasta en un 100%, y además, el daño de técnicas hasta en un 30%.
Técnica insignia del clan Hōzuki. Los miembros del clan son capaces de licuar cualquier parte de su cuerpo, desde un simple pelo hasta convertirse por completo en agua. Esto les permite reducir el daño de ataques físicos enemigos, evitar heridas mortales, infiltrarse en una estructura o mezclarse con una superficie acuática para lanzar un ataque sorpresa. De esta técnica se derivan muchas otras, fruto de la capacidad del Hōzuki para modificar cualquier parte de su cuerpo a voluntad. Cuando un usuario de la técnica se desmaya mientras la utiliza, se transforma en una especie de masa gelatinosa.
El jutsu es muy versátil, no obstante, tiene dos grandes puntos débiles: el primero es que el usuario debe ser capaz de prevenir que va a recibir un golpe para absorberlo, o transformarse nada más recibirlo, por lo que queda vulnerable a ataques a los que no pueda reaccionar (de sigilo y por la espalda). El segundo es que si una técnica de Raiton impacta en el usuario mientras está utilizando esta o cualquier técnica que requiera el Suika como requisito, éste recibirá un 50% más de daño por parte de dicha técnica.
¤ Bunshin no Jutsu ¤ Técnica de Clonación - Tipo: Apoyo - Rango: E - Requisitos: Ninjutsu 10 - Gastos: 3 CK/clon (máx. 1 por cada 10 de Inteligencia) - Daños: - - Efectos adicionales: - - Sellos: Carnero → Serpiente → Tigre - Velocidad: Instantánea
Un Ninjutsu que crea una copia intangible del cuerpo del usuario, sin ningún tipo de sustancia ni solidez. Puesto que el clon, por sí mismo, no tiene la habilidad de atacar, y sólo puede utilizarse pues para confundir al enemigo, normalmente empleado en combinación con otro tipo de Ninjutsu o tácticas. Es una técnica muy básica, pero con ingenio puede utilizarse de forma efectiva. Los clones se disipan cuando entran en contacto con cualquier cosa. Pueden ser fácilmente diferenciados de una persona por usuarios de Dōjutsu. Un usuario con ojos normales puede también distinguir los clones del original, puesto que éstos no tienen sombra y no causarán perturbaciones en el área que les rodea (no levantarán polvo, aplastarán la hierba, etc).
25/10/2017, 20:10 (Última modificación: 25/10/2017, 20:22 por Hanamura Kazuma.)
Herida por las acometidas de sus enemigos y aturdida por su propio ataque, la bestia se encontraba en su momento más vulnerable. Aquello no pasó desapercibido para el joven Uchiha, quien haciendo uso de una de las más icónicas técnicas ninjas evadió el Lamento de una Estrella Fugaz. Encontrándose ahora en la posición más elevada posible, procedió a moldear el chakra dentro de sí. Pronto, emergió de su ser un furioso torrente de llamas que, cual cascada luminosa, baño por completo al Dragón Negro.
Como cuando una roca se quiebra ante la presión de las aguas que caen desde poderosas alturas, el cuerpo negruzco y quemado de la escultura comenzó a desmoronarse lentamente. Porque como bien saben los herreros, incluso la piedra más fuerte claudica cuando el fuego de la forja es lo suficientemente intenso.
Y luego del sórdido ruido de una batalla a muerte, la biblioteca quedo en sumo silencio, con el ocasional crepitar de los documentos que yacían quemándose. Un lugar de conocimientos convertido en un erial atestado de cenizas y caluroso como el infierno.
***
Y como si de una fantasmagoría se tratase, de nuevo el depredador de piedra se vería despistado: en cierto momento, cuando el Cortador de Mares logro dar alcance a Kaido, aquello que mantenía la separación entre agua y carne desapareció, haciendo que su figura se desdibujara hasta ya no ser visible.
Ante de comenzar a buscar de nuevo a su presa se supo víctima de un ataque por la espalda. Resulto ser algo tan poco efectivo como una estocada con una lamentable arma blanca. Giro para encarar a su enemigo y darle el sangriento fin que pudiese merecer… pero aquel muchacho no se iba a entregar tan fácilmente, pues escupió una esfera de agua de aspecto tan delicado como mortal. El cazador retrocedió velozmente, buscando maniobrar para esquivar aquella técnica, pero el arquero que había quedado relegado al borde del agua dio fin a sus intenciones. El ataque consiguió golpearle de lleno, y mientras la sonrisa final de joven azul era registrada los negros ojos del Tiburón Gris, este último se fue desmoronando hasta que sus duros restos quedaron depositados en el fondo de la piscina.
Con aquello habían quedado demostradas dos cosas que los sabios recitaban desde hacía siglos: la primera era que dos tiburones no pueden dominar las mismas aguas simultáneamente. Y la segunda era que no importaba si la piedra eran tan grande, fuerte e imponente como una montaña, pues si el agua era lo suficientemente perseverante habría de terminar desgastándola hasta convertirla en polvo.
***
El joven se removió y sintió el sabor de la sangre que manaba desde su boca. Aquella mortal escultura se acercaba hacia él con paso lento y ominoso, balanceando la guadaña con la que planeaba ponerle fin. Kōtetsu esperaba que su pétreo enemigo tuviera alguna sorpresa debajo de la manga, pero jamás habría podido prever aquel Crimen y Castigo que mantenía el filo del arma unido a una cadena.
La Muerte Blanca se supo en ventaja y avanzo hasta el guerrero caído, aparentemente indefenso. Alzo una esquelética mano y se dispuso a rebanar su cuello cual ejecución de guillotina, mientras que, tembloroso, al límite de su valor, el soldado de la ballesta trataba de encajar otro perno en la misma.
“Creo que puedes hacer un poco más que esto, mi señor” —susurro Bohimei.
“¿Que te puedo decir? Es bastante fuerte… Estoy cansado y adolorido”
“¿Acaso es miedo eso que sientes? ¿Acaso el cansancio o el dolor serán suficientes como para detenerte? ¿Acaso te dejaras sobrecoger por el pánico y la rendición?”
“¿Perder la calma y permitirme el derrotismo? Le será más fácil matarme que conseguir eso… Aunque planeo matarle primero” —respondió con determinación.
El joven alejo de su mente las dudas y el dolor, moviéndose para esquivar aquel golpe de gracia que estuvo lo suficientemente cerca como para arrancarle la banda protectora. La guadaña, por la fuerza que llevaba, quedo anclada al suelo. Él aprovecho esos instante para esgrimir su sable y causarle una leve herida a la escultura.
La Muerte Blanca se vio levemente herida, y también —ante la determinación de un oponente que reusaba a morir— se vio obligada a recurrir a la última de sus habilidades de ejecución: la cadena y la hoja se cubrieron de una abundante cantidad de chakra, la primera se tensó como un hasta y la segunda vio su filo extendido. En poco tiempo se había convertido en una versión gigantesca y atemorizante de una verdadera guadaña. El joven vio aquello y se supo indefenso si llegaba ser atacado por semejante arma.
Con sus delgadas y frías manos, la escultura esgrimió aquella monstruosidad de forma horizontal. El de ojos grises apenas tuvo tiempo de agacharse cuando todo el chakra acumulado se desprendió al compás de un potente giro, creando una enorme y afilada honda anillada que habría de cortarlo y destrozarlo todo. Él tuvo la suerte de que la naturaleza de aquella técnica fuese similar a la de su propia especialidad, pues fue la única razón de que estuviese apercibido sobre la índole de lo que se avecinaba. Lamentablemente, el soldado no había tenido tanta suerte, pues se había levantado para huir, pero había quedado al alcance de un corte que destrozo todo aquello que estuviese a la altura del pecho de la estatua. Ahora su único aliado había quedado reducido a dos mitades de hombre, mientras que él había quedado solo con la "muerte", en un solario cuyas vigas cortadas amenazaban con hacer colapsar la estructura.
—Llegados a este punto —comenzó, con rostro tranquilo pero con pulso tembloroso mientras se levantaba—, debo decir que ha sido un privilegio enfrentar a un ser que exhibe tanta hermosura y letalidad, y que igualmente voy a acabar contigo.
El joven alzo su espada en alto, por primera vez en toda la pelea en forma dispuesta para el ataque total:
“Es el último tramo del combate, ¿estás listo?” pregunto, Bihimei.
—¡Si! —respondió él.
Kōtetsu se abalanzo hacia la Muerte Blanca, dispuesto a terminar con todo aquello. Lanzo un tajo tras otro, no buscando un golpe contundente sino más bien el manejar el arma rival; sabía que tenía más alcance, por lo que debía evitar que la guadaña de su enemigo lograra separarse de él o llegara a tomar impulso para una acometida. En aquel instante, mientras aquel vals mortal se desarrollaba, entre multitud de sonidos de choque, el combate se veía reducido a una cuestión de paciencia.
Hakagurē comenzó a canalizar chakra en su arma, con calma mientras mantenía la situación en un punto muerto. El asunto de mantener limitada la capacidad ofensiva de la estatua no era la cuestión más importante, era el hecho de que en lo que a paciencia y aguante se refería la muerte le llevaba una insalvable ventaja, aquello le obligaba a buscar un pronto final. En cierto momento retrocedió con un pequeño salto, y la estatua vio aquello como señal de debilidad —la necesidad pura de tomar un respiro— y se arrojó al ataque. Pero fue repelida por un caudal de chakra gris y tormentoso que estallo justo frente a ella y la estampo contra la pared. El joven comenzaba a sentirse mareado de nuevo, por lo que se apresuró a terminar con aquel combate con absoluta determinación. Pero la criatura de piedra también tenía el mismo objetivo; le aprisiono con su esquelética mano y lo elevo hacia los cielos con tanta velocidad y violencia que el muchacho dejo atrás su katana.
En esta ocasión, las alas de piedra de la criatura le llevaron hasta aterradoras alturas, desde donde se arrojó con ferviente intención de aplastar al chico contra el suelo del solario. El muchacho escuchaba el viento soplando en sus oídos mientras lo que le quedaba de calma se aferraba a una esperanza de victoria, que pese a verse lejana se podía apreciar claramente. Yendo contra los instintos que solo le suplicaban que consiguiese la manera de soltarse, tomo un par de kunais y los clavos con fuerza en la base de las alas enemigas, aplicando toda la fuerza de la que era capaz. Caía a una velocidad vertiginosa y la Muerte Blanca parecía no verse afectada, hasta que en cierto punto, cuando ya estaban cerca del suelo, su vuelo se vio desequilibrado y ella misma se vio en la necesidad de frenar antes de que ambos se hiciesen pedazo contra el piso. La sacudida fue feroz, y pese a lo mucho que se redujo la velocidad, el impacto que recibió Kōtetsu fue casi el doble de fuerte que el que ya se había llevado hace poco.
La estatua de muerte se levantó rápidamente, y aquello que encontró fue una pequeña pero densa nube de humo negro en donde se fue a esconder su presa de cabellos blancos. Rápidamente, desplego la cadena de su guadaña y se arrojó hacia la oscuridad. En el centro de la misma encontró a un estático muchacho. Su cadena, junto al filo unido a la misma, se movieron con letalidad en forma de arco, buscando el cuello del ninja entre la nube que comenzaba a disiparse, mientras el mismo parecía ser inconsciente del enemigo que yacía detrás de él… La guadaña le alcanzo y le degolló, no produciendo el típico chorro de sangre, sino una pequeña nubecilla de humo blanco. Entonces, desde más allá de donde podía ver, la muerte fue alcanzada por un sonido idéntico al del último y angustiante suspiro de alguien que ha sido asesinado. Junto con aquello llego una extensión de chakra que se había incrustado en su pecho, sentenciándola. Cuando el humo se disipo por completo, pudo ver a un maltrecho joven sosteniendo el arma desde donde era emitido el filo espectral que había puesto fin al combate.
El muchacho cayo desmayado, pues su cuerpo había sido empujado más allá de sus límites usuales. Y aunque no pudo verlo, su enemigo comenzó resquebrajarse en pequeños fragmentos. Con una expresión vacía que delataba el no entender lo que sucedía, el no entender que el tener humanidad —aunque fuese de piedra— era un sinónimo de ser vulnerable a la muerte.
***
Los gritos se acentuaban mientras el humo de varios fuegos comenzaba a oscurecer el cielo. A su alrededor algunos cadáveres desperdigados, los rastros de la desesperada lucha de quienes trataron huir. La mansión del escultor se había vuelto un verdadero infierno, y para Akahara Masanobu no había nada más hermoso que aquello en aquel instante. Su plan marchaba adecuadamente, pese a que podía percibir como sus tres enviados habían sido derrotados. El enemigo parecía dispuesto a resistir hasta el final, como era digno de quienes luchan por su vida, pero la barrera aún seguía intacta y el pequeño ejército de piedra que asediaba el palacio apenas se había visto mermado. Aun así, mientras esperaba en el gran espacio de la entrada principal, supo que no podía confiarse —si disfrutar, pero no confiarse—; aquella era una obra de tres actos, y aún quedaba el final, aquel en donde habrían de aparecer aquellos tres que —desde su singular punto de vista— eran los verdaderos villanos, quienes podían representar un peligro para sus objetivos a largo plazo.
Akahara Masanobu
Datos básicos
· Fecha de nacimiento: Otoño del año 187
· Residencia: Ninguna
· Sexo: Masculino
· Facultad personal: Clan Uzumaki
· Naturalezas del chakra: Fūton y Doton
Descripciones
· Física:
Es alto y delgado, y pesar de lo que esto pudiese sugerir, su contextura es bastante solidad, como es usual en los miembros del Clan Uzumaki. Además está de su don para recuperarse durmiendo, por más grande que fuese la paliza solo ha de necesitar unas cuantas horas de un buen “sueño reparador”. Y no se puede pasar por alto su inusual capacidad para medir las distancias, sean grandes o pequeñas, con suma facilidad Sus cabellos son lisos y negros con puntas de un color rojo carmesí. Es lo suficientemente largo como para llegarle hasta los hombros y caer un poco sobre los mismos. Su rostro simétrico, su piel bronceada y sus ojos de color azul celeste le dan un aspecto bastante exótico.
Suele vestir con una amplia túnica roja carmesí, con ribetes y grabados en verde metálico y con unas sandalias de madera inusualmente voluminosas y ruidosas. Debajo de toda esta indumentaria tan estrafalaria, viste con un sencillo kimono de color blanco, hecho en algodón bastante como en los climas cálidos.
Ademas es Surdo.
· Psicológica:
Arrogante como solo suelen serlo aquello que disfrutan de la vida en las altas esferas, o como quien se sabe superior a la mayoría de lo seres. De un humor bastante alegre y espontaneo y con un orgullo y temperamentos muy sensibles.
Para el no existen conceptos como “el bien y el mal”, solo existe aquello que le interesa, aquello que captura su curiosidad. No tiene ningún reparo en regar la miseria y la destrucción, pues las ve como formas de arte, pero está completamente en contra del combate cuerpo a cuerpo. Para él, utilizar los puños es algo totalmente fuera de lo que pudiese considerar con clase, algo reservado para peleas de callejón en las que participa la gente sin cerebro.
Obsesionado con el arte —al menos en su forma más sangrienta y oscura— y con su perfeccionamiento a cualquier precio; siempre se encuentra mejor dispuesto si el precio incluye sacrificios de algún tipo.
Entre la gente de los círculos por los que deambula, es conocido como el Masanobu, el memorioso o como Akahara, el que jamás olvida. Pues jamás ha de desconocer a quien le ha servido… Jamás ha de omitir a quien le ha ofendido… Y sobre todo, jamás ha de olvidar sus objetivos y lo que ha de estar dispuesto a hacer para conseguirlos…
También es la clase de amigo o pareja que jamás olvidara el decir “te lo dije”.
- 4 pergaminos pequeños (Portaobjetos)
- 2 Bomba de humo (Portaobjetos)
- 2 Bomba de luz (Portaobjetos)
- 2 Bomba sonora (Portaobjetos)
- 2 paquetes de cinco cascabeles (Colgando de la cintura)
- 4 pergaminos medianos (Entre sus ropas)
- 2 pergaminos grandes (En su espalda)
- 1 Tela y etiqueta de sellado (Sellado en su pecho)
- 1 Hankyu (Sellado en su hombro izquierdo)
- 1 Carcaj con 15 flechas (Sellado en su hombro derecho)
- 10 Shuriken (Sellados en sus antebrazos, cinco en cada uno)
- 2 Fūma Shuriken (Sellados en sus manos, uno en cada una)
- 1 Látigo (Enrollado en lado derecho de su cadera)
Méritos y defectos
¤ Shinseina Kioku (coste de 3 puntos):
Masanobu es poseedor de una capacidad de memoria sobrehumana: es capaz de recordar cada evento y cada sensación hasta en el más mínimo detalle. Puede retener instantáneamente cualquier información recibida y acudir a ella en cuanto le haga falta. Sus recuerdos son tan claros y están tan bien afianzados que son imposibles de modificar, manipular o sellar.
¤ Fresco como una rosa (coste de 1 punto)
Te recuperarías de una paliza con una siesta de media hora. Todas tus heridas se curan con una noche de buen sueño si la hemorragia se ha detenido adecuadamente. Quedarán cicatrices.
¤ Ojimetrista (coste de 1 punto)
Eres capaz de medir las distancias con una precisión de medio metro a simple vista. No es que tu percepción sea aguda, ni que seas muy listo. Simplemente siempre has tenido este don personal.
¤ La curiosidad mató al gato (otorga 1 punto)
Sientes una terrible curiosidad por todo lo encerrado, prohibido u oculto, lo que a veces te lleva a cometer actos de imprudencia sólo para satisfacer esta manía de saber lo que hay detrás de todas las cosas.
¤ Obsesión con "El perfeccionamiento del arte a través del sacrificio" (otorga 2 puntos)
Hay algo que te gusta o te fascina de una manera irracional, de tal forma que en muchas ocasiones abandonarías totalmente el sentido común a la hora de enfrentarte o encontrarte con ello. Reaccionarás siempre de forma obsesiva y positiva ante aquello que te fascina, y no habrá forma de resistirte psicológicamente a ello, incluso si no es necesariamente bueno para ti. Por poner un ejemplo, si tu personaje está obsesionado con los piratas, se meterá entre medias de una banda pirata aunque estos estén totalmente dispuestos a rajarle las tripas.
¤ Negado en "Taijutsu" (otorga 2 puntos)
Niega el derecho al uso de una facultad en toda la vida como shinobi, y ésta deberá permanecer en 0 puntos. No se incluye la negación de la facultad personal.
Evolutivas de NPC
Bueno ya se viene la recta final, el climax, y esta es la ficha del enemigo principal.
Por si tienen dudas su inventario tiene un valor de 16050 Ryos, lo cual creo que es algo adecuado para su nivel, teniendo en cuenta que el de, por ejemplo, Shiona tenia un valor de 24400 Ryos.
Lo que sigue: El esta esperando en el patio principal, el que debia ser nuestro punto de reunion de emergencias, a la espera de que lleguen Naomi, Oojima y Yarou a hacerle frente... Asi que por ahora, Kotetsu, Akame y Kaido quedan fuera de escenario.
Mientras atravesaba aquel infierno, la cabeza de Yarou estaba ocupada en una sola cosa: y ese era el bienestar de Kaido. No tenía forma de saber si los peligros que ahora azotaban las áreas principales de la mansión también habían llegado hasta él, pero de haber sido así, no le quedaba de otra que confiar. Confiar en lo que hasta ahora le había enseñado. Más allá de eso, su concentración era impoluta y su fervor por acabar con el creador del mal que les azotaba era incuestionable. Así que avanzó, como una marea despotricada y arrasó con todo aquello que se interpusiera en su camino.
Su único objetivo era llegar a donde él, el Uzumaki; le habría de estar esperando.
Hasta que finalmente, pudieron conocer sus caras.
Hozuki Yarou era un tipo de cuerpo medio, ni tan alto ni tan bajo. Tampoco corpulento, pero si bien mantenido a pesar de sus aparente edad que probablemente ya se adentraba a los cuarenta. Sus cabellos lacios, que recaían hacia atrás, ya vestían algunos vestigios de canas por los laterales. De tez blanca, ojos azules y una barba de tres días que aún no había podido afeitar, desde que dejó el comfort de Amegakure. Vestía con un pantalón oscuro, par de botas negras militares con los dedos a descubierto; y un amplio camisón de color grisáceo, además de un collar que le recaía en el pecho.
Su bandana, reposaba firmemente en su brazo derecho.
Masanobu escucho aquellas palabras y dirigió su vista hacia el recién llegado, interrumpiendo su monologo interno. Nada más verle le molesto; parecía un sujeto común y corriente, un marinero o algún tendero, pero él sabía que en realidad era fuerte, muy fuerte: le parecía sumamente inadecuado y falto de estilo aquel viejo paradigma de que la fuerza tenía que ocultarse y disimularse con la simplicidad; Él sabía que el poder era algo que debía demostrarse para que a todos les quedara clara su posición unos respecto a otros… Pero supuso que no lo hacía para molestarle expresamente, sino que más bien era la diferencia entre desarrollar sus habilidades bajo el orden de una aldea y el desarrollarlas entre la anarquía del submundo.
—Akahara Masanobu, por favor —dijo mientras se aproximaba a una prudencial distancia—: no soy un Uzumaki reconocido, aunque mi herencia sanguínea sea innegable.
De pronto, llegaron los otros dos sujetos a quienes estaba esperando. Decidió que no les atendería personalmente, eran platos de segunda mesa que no podrían permitirle llevar al límite sus habilidades… Ese era un motivo, el otro se centraba en el hecho de que tratándose de un sujeto como aquel, no podría permitirse ninguna otra distracción, por más mínima que fuese... Un error significaría la muerte
—No te preocupes por ellos, hazlo por mí —Chasqueo los dedos y un grupo de esculturas vivientes salieron al encuentro de Naomi y Oojima.
La situación era bastante clara: Aquel extravagante y peligroso sujeto mantenía activa la barrera y el pequeño ejército de soldados con humanidad de piedra. Para terminar con todo aquello, habría que vencerle…, darle muerte para estar seguro. Lo otro que era de notar era que en la entrada yacía el cuerpo del escultor, con vida, pero inconsciente, resguardado por una estatua rojiza de un tigre que se mantenía atento a sus alrededores. Para aquel general las cosas eran tan simples como huir de allí con Nishijima, pero si algo era cierto de él era que le gustaban las cosas del modo difícil y desenfrenado.
Fue el primero en moverse, pues le gustaba marcar el ritmo con que se desarrollaban los combates…, le encantaba establecer la pauta: dio una zancada en dirección al ninja de Ame y realizo una sencilla serie de tres sellos, respiro profundamente. Desde sus labios salió despedida una densa esfera de aire comprimido mesclado con su chakra, que avanzaba velozmente hacia el cuerpo de su oponente.
Otros hubiesen pensado que al menos debían de intercambiar algunas palabras o hacer el típico saludo ritual, pero aquello no era necesario entre dos combatientes cuyo único objetivo era luchar a muerte. Aquello era ser profesional, era ser práctico, era ser centrado, era ser un ninja.
PV:
270/270
– CK:
414/450
–
-36
– 2 acciones ocultas
- 4 pergaminos pequeños (Portaobjetos)
- 2 Bomba de humo (Portaobjetos)
- 2 Bomba de luz (Portaobjetos)
- 2 Bomba sonora (Portaobjetos)
- 2 paquetes de cinco cascabeles (Colgando de la cintura)
- 4 pergaminos medianos (Entre sus ropas)
- 2 pergaminos grandes (En su espalda)
- 1 Tela y etiqueta de sellado (Sellado en su pecho)
- 1 Hankyu (Sellado en su hombro izquierdo)
- 1 Carcaj con 15 flechas (Sellado en su hombro derecho)
- 10 Shuriken (Sellados en sus antebrazos, cinco en cada uno)
- 2 Fūma Shuriken (Sellados en sus manos, uno en cada una)
- 1 Látigo (Enrollado en lado derecho de su cadera)
¤ Fūton: Renkūdan ¤ Elemento Viento: Bala de Aire Perforador - Tipo: Ofensivo - Rango: B - Requisitos: Fūton 30 - Gastos: 36 CK - Daños: 60 PV - Efectos adicionales:(Fūton 80) El proyectil puede lanzarse de forma parabólica. - Sellos: Carnero → Liebre → Carnero - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: La esfera mide 80cm de diámetro, y recorrerá 15 metros antes de desestabilizarse y estallar
Para lanzar esta técnica, el usuario respirará primero profundamente, tras lo que incrementará de forma intensa la presión del aire que respiró dentro de su estómago. A continuación, lo lanza de forma súbita en forma de esfera de aire comprimido y visible a través de la boca. Gracias al chakra mezclado con el aire comprimido, la esfera explota al alcanzar a su objetivo, además de desviar cualquier tipo de arma que le es lanzada. Es posible disparar varias seguidas, aunque el gasto de chakra puede agotar al ejecutor.
28/10/2017, 01:33 (Última modificación: 28/10/2017, 15:52 por Umikiba Kaido.)
Entonces, el Uzumaki tomó la iniciativa y dio un único paso antes de comenzar a ejecutar una serie de sellos que según la combinación de posiciones, tenía toda la pinta de ser una técnica de elemento viento que él mismo conocía.
Sin embargo, no se movió sino hasta que comprobó que el aire presurizado se concentraba en los labios de su oponente, y ejecutó su zancada evasiva cuando viera aquel manojo de aire ir hacia él.
Sin embargo, su gran destreza le permitiría moverse, y así también ejecutar él su contraataque. Porque sus manos bailaron la danza de las armas, armándose rápidamente con dos kunai que salieron despavoridos hacia el Uzumaki, y que en cuestión de segundos habían concentrado un ligero brillo en su filo que habría cegado a su oponente durante, quizás, medio segundo. Medio segundo en el que sus armas viajaron, y en las que él ya se encontraba arrojando una potente bala de agua, tan presurizada como la de aire y mucho más compacta; que golpearía a Masanobu tan duro como un centenar de mazos de piedra.
PV:
290/290
– CK:
289/330
–
2 AO
Inventario visible
Uchigatana x2
Chaleco Militar
¤ Iaido: Nikkou ¤ Camino del Iai: Brillo del Sol - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Kenjutsu 10 - Gastos: 5 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Ceguera de unos instantes - Sellos: - - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: 5 metros
El término Iaido representa un estilo específico de kenjutsu que consiste en movimientos limpios, controlados y rápidos de desenfunde y enfunde de la espada, de una forma tan rápida que resulta imperceptible. De esta forma, se consigue confundir a un posible enemigo. Este arte fue inventado por los samuráis, y desarrollado como un arte de lucha con espada instantáneo capaz de anticiparse a los sellos manuales de los shinobi. En esta aplicación del Iaido, el usuario desenfunda ligeramente la espada y vuelve a enfundarla imperceptiblemente, reflejando la luz del Sol (o una luz artificial, o de la luna si está visible) y potenciándola con su chakra, generando un destello lo suficientemente cegador como para incapacitar a un grupo de adversarios durante un pequeño instante. Después de cada uso, la técnica se va volviendo más predecible y evidente.
¤ Suiton: Teppōdama ¤ Elemento Agua: Esfera Bala - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Suiton 30 - Gastos: 36 CK - Daños: 60 PV - Efectos adicionales:(Suiton 80) El usuario puede reducir un nivel la velocidad de la bala para lanzarla en una parábola - Sellos: Tigre - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: La bola de agua mide 1 metro de diámetro, y alcanza los 15 metros antes de estallar si no impacta contra algo
El usuario acumula chakra y lo convierte en agua, escupiéndolo en forma de bolas de agua muy condensada. Se dice que la velocidad de esta técnica hace que el impacto de la esfera acuática sea similar al de una bala de cañón. Es posible disparar varias seguidas, si el usuario decide gastar más chakra, aunque tiene que esperar unos segundos entre un lanzamiento y otro.
36 penetración 2 kunai
60 teppodama
Aumenté la vida y el chakra respecto a las barras anteriores, porque por lo visto había repartido cinco niveles menos.
Justo después de realizar su ataque, Masanobu se vio cegado por el destello metálico de un kunai. Sabiendose en peligro, decidió continuar con la opción que más viable le parecía. Sabía a qué distancia estaba su oponente —lo recordaba—, y podía calcular que tanto tiempo le podía tomar el hacer una ofensiva y que podría utilizar para la misma.
Su veloz mente le hizo comenzar a trabajar en cuanto quedo cegado: formulo cuatro simples sellos y luego la tierra a su alrededor se levantó súbitamente, formando una cuadricula que le coloco fuera del alcance de la trayectoria de los ataques oponentes. Estando sobre la misma —y teniendo la ventaja del terreno elevado—, procedió a continuar con su ataque: Salto hacia donde se encontraba el ninja de Amegakure y, mientras aún estaba en el aire, sus dedos índice y corazón emitieron chakra hasta que el movimiento en arco de su brazo creo una poderosa cuchilla de viento cortante, tan mortal como difícil de ver.
PV:
270/270
– CK:
364/450
–
- 60 (22 + 38)
– 3 acciones ocultas
- 4 pergaminos pequeños (Portaobjetos)
- 2 Bomba de humo (Portaobjetos)
- 2 Bomba de luz (Portaobjetos)
- 2 Bomba sonora (Portaobjetos)
- 2 paquetes de cinco cascabeles (Colgando de la cintura)
- 4 pergaminos medianos (Entre sus ropas)
- 2 pergaminos grandes (En su espalda)
- 1 Tela y etiqueta de sellado (Sellado en su pecho)
- 1 Hankyu (Sellado en su hombro izquierdo)
- 1 Carcaj con 15 flechas (Sellado en su hombro derecho)
- 10 Shuriken (Sellados en sus antebrazos, cinco en cada uno)
- 2 Fūma Shuriken (Sellados en sus manos, uno en cada una)
- 1 Látigo (Enrollado en lado derecho de su cadera)
¤ Doton: Chidōkaku ¤ Elemento Tierra: Núcleo Móvil de Tierra - Tipo: Apoyo - Rango: C - Requisitos: Doton 45 - Gastos: 5 CK por metro cuadrado a elevar o hundir, 4 CK por metro de altura a elevar o hundir - Daños: - - Efectos adicionales: Eleva o disminuye un cuadrante del terreno de forma súbita, desestabilizándolo, y atrapándolo o dirigiéndolo a un ataque superior a él - Sellos: Carnero → Tigre → Liebre → Serpiente - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: El terreno puede elevarse o hundirse a 10 metros de distancia del ejecutor, con un máximo de 10 metros cuadrados elevables o hundibles a una variación de altura de 10 metros
Esta técnica otorga al usuario la habilidad de hundir o elevar el terreno de un área cercana, permitiéndole crear hoyos gigantes donde atrapar a un enemigo o elevaciones en el terreno de forma súbita con forma de cubo, atrayéndolo a un ataque que le venga por arriba y desequilibrándolo, imposibilitando doblemente que sea capaz de esquivarlo. Con un cálculo preciso del tiempo, la habilidad puede utilizarse para evadir posibles ataques. La técnica no manda por los aires al adversario ni lo derriba por sí misma, pero sí lo adhiere a la superficie mientras es elevada o hundida.
¤ Fūton: Kaze no Yaiba ¤ Elemento Viento: Cuchilla de Viento - Tipo: Ofensivo - Rango: A - Requisitos: Fūton 40 - Gastos: 48 CK - Daños: 80 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: El corte abarca 1 metro de ancho y recorre 2 metros antes de disiparse
El usuario emite chakra desde la punta de sus dedos índice y corazón, y realiza un movimiento en arco con su brazo, creando una ráfaga de aire cortante prácticamente invisible a cortas distancias, que avanza de forma rápida hacia el adversario como si se tratase de una cuchilla. De hecho, es tan cortante que su impacto equivale a un tajo directo y certero en el pecho con una katana larga.
Posible daño causado: 90 (80 + 10) (¤ Fūton: Kaze no Yaiba)
1) Del turno pasado me sume 10 de CK, ya que con Poder 100 todas mis técnicas gastan 10 de CK menos.
2) La técnica de tierra es de facultad 45 y yo tengo 40, pero con Inteligencia 100 puedo aprender jutsus que estén hasta 20 puntos por encima de mi domino de facultad, siempre y cuando pague un 50% más a la hora de ejecutarlos.
3) El gasto de la técnica de tierra es el siguiente 8 CK por el metro cuadrado que eleve (5+50% = 7,5 = 8) mas 6 CK por cada metro de elevación (4+50% = 6 x 4 metros de alto = 24). Eso da un total de 32 CK menos 10 CK del bono de poder = 22 CK
4) De igual manera sucede con la técnica de viento, que cuesta 48 CK – 10 CK = 38 CK
5) La técnica de viento hace 90 de daño debido a que con 80 o más de Poder, todo mi ninjutsu elemental y general hacen 10 más de daño.
La bala de agua del experimentado jonin viajó a velocidades exorbitantes, aunque la misma no llegaría hasta su objetivo más imperioso. Por el contrario, se encontró con un montón de tierra que se alzó súbitamente desde los suelos, elevando al enemigo hasta una altura prominente, desde la cual ejecutó un salto, y envalentonado por lo que suponía ser una ventaja posicional; ejecutó un único y fugaz movimiento de mano.
Masanobu invocó de pronto el poder de Fūjin, y enlazó un coletazo de aire que salió despedida hasta los linderos de Hozuki Yarou. Un Yarou que ya podía ir aceptando que el enemigo no era cualquier Uzumaki, sino uno con una capacidad de acción y reacción superior a la del resto. Había conocido a miembros de tan magnánimo clan, por allá en las tierras del Remolino, pero nunca se había enfrentado a alguno de sus máximos ejemplares.
Así como no lo había hecho Masanobu, probablemente, con los máximos exponentes de su clan.
Entonces, el cuerpo del Hozuki se abalanzó hacia la cuchilla, casi deseoso de recibirla. Y así lo hizo, aquella navaja de viento le cortó a la mitad, aunque en el trayecto no dejó sino algunos chapoteos de agua a su alrededor. Pero aquel misericordioso recibimiento tan sólo le abrió una oportunidad que no podía desaprovechar, y es que a su espalda; él había dejado una Hikari Fuda al ras del suelo que, según los términos impuestos, se activaría unos cuantos segundos después, coincidiendo directamente con el ataque elevado del Uzumaki. El sello liberó entonces una potente onda de luz mucho más cegadora que la técnica básica usada por Yarou anteriormente, de la cual el propio Hozuki no tuvo que preocuparse dado que la sombra de su espalda le protegió del destello.
Masanobu, sin embargo, aún estaba en el aire, y de frente a la luz. Era poco lo que podía hacer desde ahí arriba, más aún cuando el viejo ya había acortado las distancias entre ellos a apenas unos dos metros.
El Amejin aprovecharía aquel simple margen de tiempo para ejecutar un ataque versátil y potente, tan rápido y fugaz como ningún otro. Porque de su mano, o específicamente de su dedo índice, saldría disparada una gota que a simple vista no parecía ser el ataque más peligroso, pero que acortó los dos metros tan o más rápido que la caída de un rayo. Una gota potente, concentrada, y que de penetrar el pecho del Uzumaki, le habría atravesado cual disparo de cañón, continuando su viaje hasta su espalda y deshaciéndose una vez hubiese completado su ruta de veinte metros.
PV:
227/290
–
63 (90 - 30 % Suika)
– CK:
174/330
–
25 (0.4 x 63)
–
90
–
1 AO: sello de luz
2 AO (1 adicional)
Inventario visible
Uchigatana x2
Chaleco Militar
¤ Suika no Jutsu ¤ Técnica de la Hidratación - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Hōzuki 10 - Gastos:
0'4 * daño a bloquear CK (mínimo 6)
6 CK para otros usos (divide regen. de chakra) (ver descripción)
- Daños: - - Efectos adicionales:
Convierte el cuerpo del usuario en agua líquida para otorgarle ciertas características (ver descripción).
(Hōzuki 10) Permite reducir el daño por Taijutsu, armas y otros golpes físicos hasta en un 25%.
(Hōzuki 25) Permite reducir el daño por Taijutsu, armas y otros golpes físicos hasta en un 50%, y además, el daño de técnicas hasta en un 20%.
(Hōzuki 60) Permite reducir el daño por Taijutsu, armas y otros golpes físicos hasta en un 100%, y además, el daño de técnicas hasta en un 30%.
Técnica insignia del clan Hōzuki. Los miembros del clan son capaces de licuar cualquier parte de su cuerpo, desde un simple pelo hasta convertirse por completo en agua. Esto les permite reducir el daño de ataques físicos enemigos, evitar heridas mortales, infiltrarse en una estructura o mezclarse con una superficie acuática para lanzar un ataque sorpresa. De esta técnica se derivan muchas otras, fruto de la capacidad del Hōzuki para modificar cualquier parte de su cuerpo a voluntad. Cuando un usuario de la técnica se desmaya mientras la utiliza, se transforma en una especie de masa gelatinosa.
El jutsu es muy versátil, no obstante, tiene dos grandes puntos débiles: el primero es que el usuario debe ser capaz de prevenir que va a recibir un golpe para absorberlo, o transformarse nada más recibirlo, por lo que queda vulnerable a ataques a los que no pueda reaccionar (de sigilo y por la espalda). El segundo es que si una técnica de Raiton impacta en el usuario mientras está utilizando esta o cualquier técnica que requiera el Suika como requisito, éste recibirá un 50% más de daño por parte de dicha técnica.
¤ Mizudeppō no Jutsu ¤ Técnica de la Pistola de Agua - Tipo: Ofensivo - Rango: S - Requisitos:
Hōzuki 70
Suika no Jutsu
- Gastos: 90 CK - Daños: 150 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: 20 metros
El usuario imita con su mano la forma de una pistola y, utilizando el Suika no Jutsu, comprime una cantidad de agua en su dedo índice para después disparar una gota de ese agua con una tremenda fuerza y velocidad a modo de tiro capaz de perforar fácilmente un cuerpo humano.
Aquella minúscula gota de agua parecía ser el final para Akahara, que yacía cegado en medio de una caída, a merced de lo que su oponente le hubiese arrojado.
Pero aquello estaba dentro de sus planes, que si bien no consideraban todos los cambios en la forma de la situación, si consideraban el limitado número de resoluciones posibles. El quedar comprometido luego de arrojarse a un ataque, era solo una de los cientos de escenarios que había simulado en su cabeza.
Su cuerpo fue alcanzado por el minúsculo proyectil, dando la sensación de que lo atravesaba con suma facilidad… Sin embargo, basto un instante para que se hiciera claro que ya no se trataba de su cuerpo si no de una enorme piedra, uno de los pilares tallados que adornaban la entrada. El ataque perforo la roca con suma facilidad y también la columna de terreno elevado que se encontraba detrás.
—Eso estuvo incómodamente cerca —declaro Masanobu, que ahora se encontraba a cierta distancia del ninja de Amegakure.
El hombre extravagante aún se encontraba intacto: demostraba el haber utilizado la “Técnica del remplazo de cuerpos”, solo que sin prevención o preparación alguna. Lo cierto es que como precaución —pues jamás olvidaba ser precavido— había utilizado el “Sello de transcripción” para sellar el jutsu que habría de ponerle a salvo. Solo que en su astucia determino que su condición de liberación seria la misma con la cual se activaba la técnica que llevaba guardada, el ser alcanzado por un ataque enemigo.
Masanobu se sonrió con suficiencia mientras observaba a Yarou; no esperaba el tener que utilizar aquella artimaña tan pronto, pues no recordaba que sus cálculos le indicaran que se veía forzado a protegerse con aquel “seguro”.
De pronto, cuando la batalla estaba por reanudarse, una voz se hizo captar por sobre el ruido:
—¡Detén este caos ahora mismo!
Al girarse pudo ver que Nishijima había recobrado la conciencia y que se encontraba de pie… Aquello podría resultar un problema: si el anciano escultor se alteraba en aquel instante, mientras la técnica de control de esculturas estaba activa, las cosas podrían salirse de control muy rápido. Sabiendo aquello, detuvo el accionar de todas y cada una de las esculturas.
—¿Qué has hecho? —pregunto Satomu.
—He cumplido mi promesa, he llevado tu arte al siguiente nivel —respondió con orgullo.
El escultor se acercó a la estatua viviente del tigre que le vigilaba y la examino con asombro e inocencia. Vio cómo se movía y como reaccionaba. Era como si estuviese viendo la cosa más maravillosa del mundo, una manifestación milagrosa de la existencia de los dioses. Masanobu chasqueo sus dedos, y a su encuentro acudieron cada una de las ciento de estatuas que estaban a su servicio. Las mismas comenzaron a congregarse en el patio, quedando ante la vista de un escultor que yacía derramando enormes e incontenibles lágrimas del más sincero enternecimiento.
—Dime, escultor, ¿es tal como te lo imaginabas? ¿Es tal y como lo habías soñado?
—Esto es aquello que siempre quise pero que jamás fui capaz de lograr —respondió mientras tanteaba los rocosos cuerpos de sus creaciones con orgullo paternal—. Durante toda mi vida busque la forma de acercarme a los dioses, de trabajar en su honor o igualarme con ellos para poder vislumbrar un milagro como este.
—Y esto es solo la raíz del árbol de aquello que podemos lograr —le aseguro con una amplia y maliciosa sonrisa—. Se mi socio y te aseguro que podrás llevar tu arte a niveles que jamás habías soñado, de verdad podrás ser “Aquel que le confiere a la piedra humanidad”. Con mi guía aprenderás a manejar tu don en lugar de que él te maneje a ti, será como despertar a una nueva realidad que he de mostrarte… Lo único que tienes que hacer es un pequeño sacrificio: esta vida y esta gente que tanto te atrasan, esta humanidad que te mantiene limitado.
»Sé que puede parecer algo desmedido, pero, ¿acaso tu arte no lo vale?
Sus palabras calaban profundamente en el escultor, le tentaban y le motivaban a partes iguales. Su lado humano le decía que aquello era una locura, que debía de negarse… pero las posibilidades. Abandonar su vida no era algo que le preocupara mucho, pues su trabajo era la única razón por la cual se permitía seguir respirando… Era lo único que no podía abandonar: si se negaba, bien podría ser que aquel sujeto fallara y muriese allí mismo, pero con él moriría cualquier posibilidad de cumplir sus sueños.
—¿Son sinceras tus palabras y tu interés? —pregunto, dudoso mientras sentía su corazón endurecerse aún más.
—No seas tan ególatra escultor: no hago esto para servirte… Yo tengo mis propios sueños y ambiciones, al igual que tú tienes los tuyos —anuncio, con una mescla de desdén y determinación—. En este mundo cruel e ignorante los sueños deben ser realizados por quienes tiene el valor para construirlos y sacrificar lo necesario en el camino hacia ellos.
»Es solo que la providencia nos ha puesto en una situación en donde cada uno tiene las herramientas necesarias para conseguir los objetivos del otro.
Le sorprendió lo similar que aquel hombre resultaba, pues lo primero en su vida era su oficio y todo lo demás importaba poco. Comprendió que urdido aquel plan y se había puesto en peligro de muerte para conseguir algo que deseaba con todas sus fuerzas… No podía decir que el no fuera capaz de hacer lo mismo.
—Faltan mis tres últimas estatuas —dijo, como para cambiar un poco el ambiente.
—Las envié a que acabaran con las personas a quienes representaban, me pareció que era una especie de adecuada “justicia poética” —respondió, sin un ápice de emoción.
—Eso quiere decir que aquellos muchachos están muertos —sentencio, aunque era más una pregunta.
—No lo sé: las estatuas no responden, por lo que imagino que fueron destruidas… Quien sabe, ¿acaso importa?
—No, no importa —dijo con frialdad—. Acabemos con esto y vámonos —dijo con total naturalidad, como si todo lo que allí aconteció fuera algo trivial, como si la gente que le escuchaba —que ahora eran unos cuantos— importara poco.
—Esa es la aptitud —le dijo sonriendo—. Permíteme terminar de zanjar este asunto y podremos marcharnos.
—¡Deja eso! Hasta yo puedo ver que tienes posibilidades de ser derrotado… y de perder a muchas de mis creaciones. Larguémonos de una vez antes de que me arrepienta.
—Bueno, ya ves, en esto de los negocios siempre hay que tener en cuenta las opiniones y consejos de tus socios —aseguro mientras le sonreía a Yarou—. Ha sido interesante… de todas formas, ahora que no se interponen en mis planes, no tengo ningún conflicto con ustedes. Claro intente matarles, pero no fue nada personal; fue solo un choque de intereses.
»Si… no creo que haga falta decirlo, un profesional como tú no se molestaría en guardar emociones que le empañasen la vista —su tono tenía una curiosa mescla de burla y sinceridad—, menos cuando se trata de combatir a alguien contra quien era casi seguro que perdieras… —río un poco para si mismo—. Recordare esto, si, seguro que lo hare.
Y con aquello dicho, su cuerpo parpadeo para aparecer junto a Nishijima y el bosque de estatuas vivientes que ahora le rodeaban. Masanobu alzo su mano y luego la estampo contra el suelo, iniciando una técnica que distorsionaría el espacio hasta llevarles a algún lugar lejano.
—Tanto años de espera y por fin he conseguido hacerme con la mayor de las herramientas, aquella que le confiera a la piedra humanidad.
—¡Ya! Si esta sociedad tiene algún futuro, todo se basara en tu habilidad para aprender a no colmar mi paciencia, recuérdalo.
—No te preocupes, lo recordare… lo recordare todo.
Y con aquello sus cuerpos se disiparon hasta solo dejar un profundo silencio y un gran espacio vacío.
Todo pasó tan rápido, desde el vuelo de su gota mortífera hasta la repentina sustitución a la que se vio sometida el cuerpo del Uzumaki, sin siquiera haber ejecutado el único sello que generalmente es necesario para ejecutarlo. Pero Yarou era consciente de las artimañas que se podían conseguir a través del Fuuinjutsu, y no mató la posibilidad de que se pudiera haber tratado de una técnica sellada a priori, como un as bajo la manga que fuera puesta sobre la mesa sólo cuándo éste así lo creyera completamente necesario. Pero que Akahara Masanobu tuviera que usar aquello tan pronto, sólo podía decirle una cosa: su victoria estaba encaminada. Entonces, aquel cuyo poder tan indómito y desconocido se hizo partícipe de la escena.
El hombre que le confería a la piedra Humanidad se levantó con su afligido cuerpo, y clamó porque se le explicase lo que ahí estaba sucediendo. El caos, el caos fue en principio su mayor preocupación, al ver los destrozos y el hedor a muerte que ahogaba lo que una vez había sido el lugar de todas sus creaciones. Hasta que la lengua viperina de aquel versado Uzumaki comenzó a sisear, tentadora, en un intercambio de palabras que caló en el artístico corazón de Satomu.
Porque su sueño, aquel por el que había estado tallando durante casi toda su existencia, parecía haberse cumplido. La magnanimidad de sus estatuas estaba completa, ellas habían cobrado la tan ansiada vida que andaban buscando.
Las lágrimas bañaron sus mejillas, y Yarou entendió que Masanobu de pronto comenzó a ganar aquella batalla sin siquiera tener que continuar luchando. No, porque de convencerlo a él...
Yarou intentó hablar, en vano. Sus palabras no fueron escuchadas, su presencia ya no era importante. Satomu, en cambió, tomó una decisión: mordió la manzana de la discordia y se entregó entero y en vida a la serpiente.
»Si… no creo que haga falta decirlo, un profesional como tú no se molestaría en guardar emociones que le empañasen la vista —su tono tenía una curiosa mescla de burla y sinceridad—, menos cuando se trata de combatir a alguien contra quien era casi seguro que perdieras… —río un poco para si mismo—. Recordare esto, si, seguro que lo hare.
Y él también lo iba a recordar, desde luego. ¿Pero acabar con su vida, esa vez? ¿no dejarle ir? Realmente tenía algo más importante de lo qué ocuparse.
En cuando Masanobu desapareció junto a su recién adquirida herramienta, Yarou hizo lo mismo. Tenía que cerciorarse de que Kaido estuviese bien.
. . .
Tác, tác, tác; resonaba a su alrededor. Los cascos de hierro chocar contra la tierra le despertaron de su sueño, y le obligó a preguntarse el tan típico ¿en dónde coño estoy?; aunque le tomaría por lo menos medio minuto de percatarse que se encontraba dentro de un carruaje, y que el taká, taká provenía de las patas relinchantes de los caballos que lo halaban a toda prisa.
Entonces se encontró con Yarou, que observaba impaciente el horizonte. Luego, observó su cuerpo. Vendado y algo maltrecho, aunque todavía en una sola pieza.
—¡Mierda, el tiburón blanco! —exclamó, desorbitado—. ¿Lo vencí, o es que éste es mi infierno personal y tendré que ver tu fea cara por toda la eternidad?
Yarou no le respondió sino hasta tres segundos después, con seriedad.
—Hemos perdido. Aquel que le confiere a la Piedra Humanidad cayó en manos inescrupulosas del ninja Uzumaki. Con eso se acaban nuestros asuntos en éstas tierras, estamos ya volviendo a casa.
—Joder... ¿y Kotetsu, o Akame, están bien? ¿o se los cargaron?
—Están bien, supongo que podrán hablar en otra ocasión. Ahora lo importante es volver a Ame, hemos estado fuera demasiado tiempo.
El silencio reinó, y así también la certeza de que un gran enemigo aún estaba ahí afuera, con vida, planificando seguramente un nuevo plan mejor orquestrado que el primero. Akahara Masanobu, algún día tendrían que volver a verlo. Y ese día, sería el último para él.
Kōtetsu se vio despertado por una cálida briza que agitaba los mechones que caían sobre su frente. Su mente se encontraba un tanto nublada, no recordando nada de aquello que le llevo a estar en la que había sido su habitación en el Sauce cambiante.
Los sonidos del verano se colaban por la ventana, arrancándole del sueño. Intento removerse, pero su cuerpo se lo impidió, emitiendo un sinnúmero de quejidos en forma de dolores musculares.
El dolor trajo a su memoria lo sucesos de los últimos días.
Se dejó descansar mientras en su rostro se formaba una tenue sonrisa de satisfacción, pues ahora sabía que había ganado su dura batalla contra la “muerte”.
Se quedó en cama, pensando, hasta que Naomi entro en la habitación. Por costumbre, trato de reclinarse, pero la muchacha le hizo una señal para que no se molestara. Las siguientes dos horas que estuvieron juntos, fueron dedicadas a poner a Hakagurē al corriente de todos los acontecimientos y de cómo resultaron las cosas.
—¿Qué sucedió con los documentos que el escultor nos había prometido?
—La mayoría fueron destruidos durante la batalla.
—No esperaba que las cosas resultasen de esta manera, pero ha sido interesante.
—¿No se encuentra molesto con todo lo sucedido, mi señor? —pregunto la Miyazaki, al ver la absoluta serenidad del moreno.
—No… Aunque me incomoda el hecho de no poder discernir si ganamos o perdimos: Nishijima obtuvo aquello que tanto buscaba, nuestro atacante consiguió aquello que tanto quería y nosotros salimos con vida… Para mi es suficiente, aunque… si se hubiese tratado de una misión, esto sería una completa derrota.
—Creo entenderle, mi señor —concedió ella, resignada a la forma de ser del joven—. Por cierto, se nos ha entregado esto.
Le entrego a Kōtetsu un sobre sellado con la marca personal de Satomu.
—Está un poco pesado, ¿qué es?
—Son unos pasajes para ir a la Capital de fuego y mil ryos para gastos de viaje —afirmo—. El señor Nishijima los tenía preparados para nosotros, había uno para cada uno.
—¿Quién lo diría? El anciano si tenía intenciones de dejarnos marchar. Que sujeto tan impredecible.
En cuanto sus heridas se lo permitieron, el joven y su criada abandonaron el pueblo y se encaminaron hacia Tanzaku Gai, para de ahí iniciar su camino de vuelta a casa.
Durante el trayecto, y con bastante frecuencia, Kōtetsu se la pasó leyendo un libro de los que había traído con él, uno de esos que contenía todo lo referente a la escultura y al mayor de sus exponentes… Pues aunque nada se lo garantizaba, tenía la certera sensación de que de una u otra forma volvería a encontrarse con “Aquel que le confiere a la piedra humanidad”.