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16/01/2018, 00:05
(Última modificación: 16/01/2018, 00:06 por Amedama Daruu.)
En cuanto Aiko dijo "la puerta está abierta", Satoshi empujó la madera y se abrió camino, sin importar que la muchacha estuviese en pijama. Arrugó el rostro debajo de la máscara cuando detectó la esencia de un buen Bucanero al alcance de su nariz. No porque no le gustase, sino porque de servicio no tenía permitido beber alcohol. Se acercó al sofá y miró la pantalla de la televisión. Un tiburón de proporciones épicas —y totalmente falsas— estaba mordisqueando las piernas de un shinobi, que trataba desesperadamente de clavarle el kunai a la bestia en un ojo.
—Pff. De película. —Odiaba la saga Tiburón.
—Estoy lista.
Satoshi se dio la vuelta y asintió.
—Bien. Acompáñame, por favor.
Aiko y Satoshi atravesaron el umbral de la torre en el momento que Keisuke se acercaba al mostrador. Satoshi sonrió: sus subordinados habían hecho bien su trabajo.
—Inoue Keisuke, por favor —llamó su atención— , síguenos.
El trío de ninjas se montó en el ascensor que les llevaría al último piso de la torre.
—Bien, Satoshi. Puedes retirarte. —Yui hizo un ademán con la mano, y Satoshi se desvaneció en un susurro del viento.
»Ahora que estáis aquí, me vais a explicar por qué estáis aquí —dijo Yui—. Lo que quiero decir es que primero Mogura-kun explicará el motivo de su reporte, y después tendréis derecho a réplica. Entre tanto, silencio al que no le toque la palabra, ¿entendido?
»¿Y bien, Mogura? Con todo tipo de detalles, por favor.
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17/01/2018, 18:26
(Última modificación: 17/01/2018, 19:02 por Manase Mogura.)
El mensajero de la Arashikage se había retirado y con eso los cuatro quedaron solos en la habitación.
»Ahora que estáis aquí, me vais a explicar por qué estáis aquí
Dijo la líder como si de la directora de una escuela, tratando de poner orden, se tratase.
Lo que quiero decir es que primero Mogura-kun explicará el motivo de su reporte, y después tendréis derecho a réplica. Entre tanto, silencio al que no le toque la palabra, ¿entendido?
Las reglas del juego habían sido planteadas, uno hablaba y los demás se callaban. El chuunin estaba conforme con ello, habría que ver si los demás lograban mantener la calma durante el rato.
»¿Y bien, Mogura? Con todo tipo de detalles, por favor.
El médico asintió con un leve gesto de su cabeza y procedió a aclararse la garganta, dispuesto a acatar la orden que se le había dado.
—Estaba regresando a mi hogar cuando vi a Watasashi-san a un lado del camino. En el pasado tuve la oportunidad de tratar con ella un par de veces, y teniendo en cuenta lo ocurrido en el Torneo estaba seguro de que no iba a recordar quien era, por lo que considere apropiado acercarme para presentarme nuevamente.
Los problemas habían comenzado pasados apenas unos instantes de aquel momento, por lo que comenzar a relatar desde aquel punto no sonaba una mala idea.
—Inoue-san se presentó minutos más tarde, con una actitud poco apropiada, no pasó mucho hasta que dijese que no era merecedor del rango que ostento e intentase luego dejar atrás el asunto dirigiéndose a Watasashi-san para buscar tratar otros asuntos.
—Le advertí sobre lo que conllevaba hacer ese tipo de declaraciones y solicité que se explicase sobre los motivos de sus palabras a lo cual respondió, con una actitud recriminadora, que si bien mis decisiones han resultado ser las correctas, mis aptitudes físicas no están a la altura y por encima de ello destacó mi criterio para proceder en el torneo carecía totalmente de determinación en el asunto.
—Parece que Inoue-san estaba molesto porque a pesar de haber entrenado tan duro no logró avanzar en la llave, y después de eso me encontró con un chaleco y sin haberme presentado a un examen de prueba.
Realizó entonces una oportuna pausa para poder continuar sin que la garganta se le hiciese añicos. Quizás sería un momento oportuno para que todos los presentes meditaran un segundo sobre lo que hubiesen hecho en su situación.
—Es entonces cuando Watasashi-san, cansada de escuchar las palabras de dos personas ajenas a ella, decide levantar la voz para que paremos. Le pedí que se calme y le solicité que escuche lo que Inoue-san tenía para decirse, para que cambie un poco el aire.
—Desconozco el tema que trataron, pero después de unos minutos Inoue Keisuke se acerca a mi pidiendo colaboración con el asunto de la inmortalidad de Watasashi-san y los motivos de su desempeño en su último combate del torneo. Le ordené que me llamase como corresponde, Manase-san. Y estaba por hacerlo, a regañadientes, cuando Watasashi Aiko se interpuso, y haciendo uso de una técnica se acercó hasta mi para tomarme, como dije anteriormente, del cuello.
—Declaró que no le importaba si tenía interés en ayudarla o no, pero que no toleraba que un recién ascendido hiciese uso de su rango para venganzas personales. Dijo además, que un autentico líder no recurre a amenazas para ganarse el respeto de sus subordinados, que trabaja todos los días para obtenerlo.
Nuevamente dejó un pequeño espacio para tomar aire y dejar unos segundos para quien quisiese reflexionar sobre lo dicho hasta ese punto.
—Terminó por soltarme y se fue caminado. Inoue-san festejó el momento, y continuó negándose a llamarme como corresponde, todo lo contrario, continuó hablando como si hablase con un igual.
—Le dije entonces que me presentaría en este edificio si se negaba a disculparse como correspondía, lejos de someterse, Inoue-san elevó la voz evidentemente afectado por la situación, se negó a ofrecer una disculpa adecuada, diciendo que le daba igual mi reporte y se retiró del lugar.
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19/01/2018, 01:32
(Última modificación: 19/01/2018, 01:43 por Keisuke.)
Mis pies me estaban llevando directamente a la recepción pero, tras dar unos cuantos pasos alguien llamó mi atención, un anbu que estaba en compañía de la inmortal de Amegakure, entonces cambié el rumbo de mi dirección y me acerqué directamente a ellos, no dije nada y me mantuve en silencio ya sabía para que estábamos ahí...
Una vez dentro de la oficina de Yui, luego de las correspondientes reverencias, despachó a su subordinado enmascarado y explicó el hecho que ameritaba nuestra presencia en dicha oficina.
Asentí en silencio cuando fueron puestas las normas sobre la mesa y entonces escuché con atención todas y cada una de las palabras que decía Manase.
Después de una larga explicación por parte de Mogura, dijo todo desde su punto de vista, tenía razón en algunas cuantas cosas que mencionó, pero no era una información cien por ciento fidedigna, esperé un momento en los cuales miré a Aiko en espera de su intervención, o en espera a que el chunin tuviera que decir algo más, pero el silencio seguía reinando por lo que aproveché el momento para dar mi declaración.
Di un pequeño paso adelante para sobresalir y comencé a manifestar mi versión de los hechos.
—Como bien se ha dicho, nos encontramos por cuestión de azar, del destino...— Comenté para no sonar repetitivo con lo que ya sabíamos todos. —Tenía que hablar con Aiko y hacerme recordar también, entonces me encuentro con que él ha ascendido de nivel, y simplemente le hice una pregunta, una pregunta que se negó a responder y se burló de mí.— Miré directamente a la líder de la aldea. —¿Cuándo había sido la convocatoria para presentar el examen de ascenso?— Hice una breve pausa y miré a mis compañeros para luego volver a dirigir las palabras a Yui. —Lo único que obtuve como respuesta fue que " te he dejado atrás y has estado perdiendo el tiempo Inoue"— Hice un ademán con mis manos para hacer las comillas en la frase que mencioné. —Yo simplemente quería haber asistido al examen de ascenso, era mi único interés...—
—Realmente no fueron unas palabras que me hicieran llorar, o me hicieran dar pena o me hirieran realmente pero, lo que sí puedo decir al respecto, y es lo que me molestó en realidad, es que tuve la oportunidad de recorrer parte del trayecto con Mogura hacia el valle de los dojos.— Recordé parte de aquellas palabras durante el viaje. —Él no tenía ninguna aspiración en dicho torneo, prefería perder en la primera ronda sin darlo todo en la batalla, no le importaba el honor de la villa ni en que lugar quedara, él simplemente iba a perder, ni siquiera tenía la intención de pasar a la segunda ronda...— Hice una breve pausa. —Entonces me pregunto... ¿Cómo una persona sin determinación logra un ascenso de rango? ¿Cómo una persona sin las actitudes físicas mínimas requeridas lo hace? Porque sí lo admito, Mogura es bastante inteligente, pero también es un shinobi y sí no es lo suficientemente rápido de nada sirve ser el más listo sí no va a llegar a tiempo a salvar una vida...—
—Y a pesar de todo aquello que puedo pensar encima quiere lucirse con su nuevo rango, quiere imponerse sobre los demás porque simplemente no le digo como él quiere que le diga... Es algo ilógico e incoherente, porque sí al punto vamos acatar las ordenes en una misión, en un entrenamiento o en horas de servicio lo entiendo y lo justifico.— Relamí mis labios. —Entonces quiere dar reglas de etiqueta y comportamiento y él no se comporta, no es shinobi modelo, o pretende responder como le da la gana; que ese no es el problema, porque como bien le dijo mi compañera aquí presente, el respeto se gana, y con un poco de confianza en tus subordinados estoy seguro que su relación y desempeño mejoraría significativamente.—
—Debo aclarar que no estoy cuestionando en ningún momento los criterios o las personas que le promovieron de rango, en ningún momento.— Repetí, aún tenía más que decir. —Supongamos que él tiene toda la razón, que el fallo es de nuestro lado, ¿usted cree realmente que pudo manejar la situación? ¿De esta manera ganará el respeto que debe? ¿Cómo podría poner shinobis a su cargo sí se molestará por una insignificancia y no podrá resolverla? Porque sí la hubiera resuelto no estaríamos aquí justo ahora, ¿qué consecuencias podría traer que algo como esto pasara en medio de una misión?.— Lancé la pregunta al aire.
—Arashikage-sama, mi único error fue querer crear lazos de confianza con la persona equivocada, porque en vez de llamarle por su apellido, le decía por su nombre, no sabía que tal acto pudiese significar un problema garrafal, por querer afianzar la relación, nunca pensé que cuando subiera el escalafón vendría con la autoridad y el carácter, que no mostró antes, para que ahora que sí tiene algo más de poder le diga como le gusta... Porque a fin de cuentas de eso se trata esto, ¿no? Confiar la vida los aldeanos a nosotros, y nosotros tenemos que confiar nuestra vida a nuestros colegas...— Aclaré mi garganta. —Sí se me acusa de in subordinación por no llamarle por su apellido y por no disculparme por ello, sí soy culpable; pero estoy seguro que en mi historial sería el primer desacato, y no es precisamente con shinobis recién ascendidos de rango con los que hemos trabajado, porque hemos hecho varias misiones juntos.—
—Tampoco sugiero que lo degraden, simplemente no tengo ninguna propuesta, yo es que realmente no logro ver el problema en sí de todo lo que ha ocurrido el día de hoy.— Comenté con sinceridad.
Di un paso hacia atrás. —Es todo lo que tengo que decir.—
Hablo - "Pienso" - Narro
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
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Pese a que el anbu que entró pudo verla en ropa interior, eso apenas intimidó a la chica, tantos años de vida y tanto desdén habían hecho que perdiese hasta cierto punto alarmante la vergüenza. Además, tampoco es que el hombre pudiese ver algo que no hubiese visto en su vida, tan solo pudo ver su ropa interior. Tras cambiarse, y posteriormente presentarse a éste, el hombre inquirió que lo siguiese para visitar a la mencionada Arashikage. La chica apagó la televisión, dejó el mando atrás y cerró la puerta cuando ambos salieron. Como acostumbraba, simplemente la encajó, sin tomar ningún otro tipo de medida de seguridad.
Tras entrar en la mismísima torre donde los rayos no cesaban de caer, una figura algo reconocida se cruzó al dúo. Se trataba del pelirrojo ese llamado Keisuke, el chico al que se encontró en el banco hacía un buen tiempo, el que quizás la indujo a buscar algunas referencias mas sobre qué había hecho en el torneo.
Sin preámbulos, el anbu inquirió también a éste que los acompañase, curiosa orden. Éste no rechistó, ni tan siquiera confirmó que estaba de acuerdo, tan solo se limitó a avanzar junto a la inmortal y el solicitante. Avanzaron los tres hasta llegar al ascensor, en el cuál se montaron y comenzaron a subir plantas. El silencio era realmente incómodo, y aunque el pelirrojo sabía o parecía saber para qué acudía, la chica sin embargo no le había dado demasiada importancia al suceso como para esperare la situación que iba a dar comienzo.
Las puertas del ascensor se abrieron, y tras un leve caminar, el trío se aventuró hasta quedar casi a mitad de la oficina de la Arashikage. La misma dueña de la oficina hizo un gesto con la mano, y el anbu desapareció como una brisa en verano. Frente al restante dúo, quedaba Yui y un chunin que claramente recordaba, el mismo al que se encontró con Keisuke en aquél parque.
«¿Coincidencia? no lo creo...»
Sin mas, la Arashikage anunció que todos eran conscientes del motivo que les traía hasta allí, y advirtió que le iba a dar paso a Mogura para dar su reporte, así como dejaría que ambos genin diesen su versión de los hechos. Todos quedarían en silencio mientras los otros hablaban, respetando su turno debidamente.
Por su parte la kunoichi no sabía nada de que el chunin iba a dar un reporte de lo sucedido, realmente no estuvo allí para cuando el superior amenazó con ello a Keisuke. Pero la situación era mas que clara, el chunin no había tenido tan solo la poca vergüenza de burlarse del pelirrojo y jactarse de su puesto en una escala superior, si no que encima de no tener los huevos de arreglar las cosas por si mismo había acudido con un reporte a la mismísima Arashikage...
«Dios... qué vergüenza de chunin...»
La chica asintió a las normas, a modo de aceptación a lo dicho por la mandamás. Tras ello, comenzó a escuchar la versión del chunin sobre los acontecimientos. Mogura comenzó relatando lo que al parecer todos o casi todos sabían en la sala, que la chica —con su inmortalidad imperfecta— después de lo sucedido en el torneo, seguramente habría perdido la memoria. Se acercó para presentarse de nuevo, y Keisuke apareció de la nada, con malas formas, y le acusó de no merecer ese rango. Entre una cosa y otra, se alejó con la pelirroja y tras hablar con ella en privado, continuó con su mala actitud acerca de la falta de capacidad de éste para ostentar el rango. «Ahora me doy cuenta de cuanta razón tenía...» De nuevo, hizo ademán en que el pelirrojo tan solo estaba furioso porque le había adelantado para ascender, jactándose de nuevo de que sus entrenamientos habían sido en vano.
Hizo una pausa, tan solo para dar tono al asunto.
Tras ello, continuó con su explicación, añadiendo que ambos se alejaron y tras una breve charla privada, la chica se lanzó hacia él para agarrarlo del cuello. Ésto realmente se iba de manos, además de fanfarrón y prepotente, era también un buen embustero. Si que era cierto que ésta le había tomado del cuello de la camiseta, pero no directamente del cuello.
El resto de la historia incriminatoria, realmente carecía de mucho mas valor, pues iba mas que nada de nuevo en contra del pelirrojo. Aunque, igualmente tuvo que escucharla, no le quedaba otra.
«Vaya tela...»
Miró hacia el pelirrojo, el silencio se aguantó durante un breve lapso de tiempo. Obviamente, la mayor reprimenda iba en contra de él, quizás lo mas idóneo era darle la palabra para que se defendiese en primer lugar. Éste lo pilló rápido, aclaró su garganta, y comenzó a dar también su versión de la historia.
Keisuke dedicó la mayor parte de su turno de habla para exponer sus motivos para actuar como actuó, haciendo además uso de ése valioso tiempo para dar a relucir las realmente dantescas carencias de facultades del chunin para ostentar el puesto. Incluso dejó caer lo miserable que podía llegar a parecer éste, deleitándose de su ascenso con una persona con la que hasta había hecho misiones. Afirmó que su propósito había sido antes que nada afianzar lazos con alguien con quien había sido compañero, y al que parecía que su ascenso tan solo le había dado un toque nefasto en su mencionada inteligencia.
A simples rasgos no había nada que destacar que afectase a la pelirroja, dejó claro que tenían una disputa no resuelta que trascendía a los días de genin de Mogura. Aunque claro, eso ya era mas que obvio para la inmortal, aunque desconocía la procedencia hasta ahora.
Ahora, claramente era el turno de la pelirroja.
— Señora Arashikage —realizó una leve reverencia, anunciándose como la siguiente locutora en esa absurda historia — como bien han dicho ambos compañeros, nos encontramos en el parque un tiempo después del torneo, en el cuál de nuevo perdí la memoria. Tras llegar a casa, y con la cabeza hecha un auténtico lío, decidí ir a relajarme al parque. Buscaba tan solo ordenar mis pensamientos, mis asuntos, lo que puedo llamar vida o algo parecido...
» El primero en presentarse fue el responsable del actual reporte. En un principio todo marchaba bien, nos presentamos aunque él ya me conocía, apenas hablamos un poco cuando de pronto se presentó en escena Keisuke. Sin venir a cuento, ambos comenzaron a despotricar, el uno sobre el otro. Me dejaron en una situación inverosímil, pues apenas sabía quienes eran. Quizás el primero en comenzar la guerra fue Mogura «¡Hala! ¡metiendo mas leña en la hoguera!» que se jacto de que había conseguido ascender antes, por mucho que Keisuke hubiese entrenado o le hubiese superado en facultades físicas, según sus propias palabras. Básicamente lo llamó lerdo, se burló de él, y creo que habiendo sido compañeros de misión como dice que fueron, es una actitud que da mucho que desear de un superior, que debe de ser todo un ejemplo a seguir.
» De una manera u otra, la situación no hizo mas que agrandar en tonos despectivos, por ambas partes. Y en cierto momento, Keisuke quiso decirme acerca de lo que pasó en el torneo. Intentó ayudarme a refrescar lo que hice, aunque tampoco sabía muy bien el porqué lo hice, eso de suicidarme. Sabiendo que podía contarme demasiado poco, Keisuke intentó calmar la situación con el chunin, y de buenas maneras intentó hablar con él por si éste sabía algo mas de lo que él ya me había facilitado.
Señaló levemente a Mogura girando su mano, mostrando la palma de ésta en un gesto que no usaba su índice, pero dejaba claro al culpable — el señor chunin no se bajó del carro, estaba de malas y no pensaba llevarse bien con su antiguo compañero. De nuevo, fanfarroneó de su rango y exigió que le atendiese con las formas debidas, supongo que inquiriendo que lo llamase por su apellido. Todo explotó de nuevo en una discusión, buscada y rebuscada por un único sujeto, puesto que Keisuke intentó calmar la situación.
» No recuerdo cuantos años tengo, tengo unas lagunas mentales que son abismales, tengo la cabeza hecha un lío tan grande que en ocasiones no recuerdo ni quién soy... —se llevó la misma mano acusadora al corazón — no estaba en un buen día, y desde luego no estaba dispuesta a ver cómo dos críos pelean, poniendo su pene sobre la mesa para ver quién lo tiene mas grande. Tomé la iniciativa, y recorté las distancias con el chunin, para tomarlo de la camiseta —que no del cuello— y le exigí que me dejaran fueran de su venganza personal contra el pelirrojo. Aproveché ese instante para darle un consejo, le dije que una autoridad no es solo un galón, un auténtico líder se gana la confianza de sus subordinados trabajando con ellos y sin tratarlos como basura. El respeto se gana, ya sea dando ejemplo o tan solo haciendo bien las cosas.
» Lo solté, pues no tenía ninguna otra intención, y me marché cabreada andando. En ningún momento me solicitó que me disculpase, o me dijo que me estuviese quieta, él continuó su enfrentamiento con Keisuke, que al parecer era lo que mas le importaba...
Eso era todo, mas o menos. Realmente eso era todo lo que tenía que decir, que tampoco había sido poco. — He terminado —anunció a la señora Arashikage.
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—Los tres me parecéis ahora críos pequeños de ocho años que deberían estar peleando en el recreo de la academia, sinceramente. Ahora, silencio —sentenció Yui.
La mujer se apoyó en el escritorio con las manos y se reincorporó, quedando de pie y dando fin a toda réplica posible.
—Mogura. Eres un chūnin. ¿No eres capaz de controlar a tus propios subordinados? Si yo hubiera estado en tu posición y me hubieran agarrado del cuello, el segundo después Aiko estaría muerta. Del todo. A pesar de que parece que tiene cierta... resistencia a hacerlo. Por otra parte, ¿en serio porque te traten de amigo? ¿Pero eras compañero suyo? Entiendo el reporte por las amenazas, sobretodo por el... ímpetu de Aiko. Pero porque no te llamen como corresponde... Si eso es un ninja rebelde para ti, has visto muy pocos ninjas rebeldes.
»A pesar de ello, Aiko, Keisuke. Veo que juzgáis mi capacidad para decidir quién debe ser chūnin o no. ¿Quién cojones os creéis que sois?
»Keisuke, eres un puto niñato de mierda, un inmaduro envidioso. ¿Honor de la villa? ¿Tu historial? —Saltó por encima del escritorio, se acercó a Keisuke y lo tiró al suelo de un empujón—. ¿No eres tú el moñaco que perdió el combate contra aquél kusajin por satisfacer una extraña filia sádica? No puedes controlarte, y es lógico que a Mogura-kun, a quien le falta una mano firme y un par de pelotas, no pueda hacerlo tampoco. Pero tú no te mereces ser ninja de Amegakure, como para pretender darle lecciones a un superior. ¿En una misión te vas a poner a pincharle el cuello a un objetivo de asesinato también? Payaso imberbe.
»Y tú, Aiko. Me parece muy loable que intentases frenar una pelea (aunque luego participases en ella, según parece), pero tampoco puedes juzgar a nadie. Yo he elegido a este muchacho como chūnin porque durante una misión de rango S salvó la vida de una de las jōnin más importantes de la aldea, y mantuvo una capacidad estratégica excelente durante la misión bajo situaciones de peligro real. Colaboró para proteger la vida del jinchūriki.
»¿Cuál es tu mayor logro? Suicidarte en el Torneo de los Dojos para llamar la atención, egocéntrica. Creías que estabas por encima de todo, ¿no? Pregonaste tus habilidades por todo el puto Valle diciéndote inmortal. Pues fíjate, ya tenía ganas de hablar contigo de eso, amiga mía. Me gustan los ninjas con carácter y con orgullo, pero a partir de ahora vas a tener que controlarte. Tus recuerdos no trascienden tus muertes. Pero las consecuencias de tus actos, sí. Me importa una mierda que no recuerdes nada, lo que hiciste no se borra de mi memoria.
Yui calló un momento y les tendió una larga mirada a los tres.
—Ahora me váis a dar vuestras bandanas. Y tú, Mogura, también tu placa de chūnin —dijo, con voz aparentemente serena—. O, quizás, podríais emitir una disculpa formal. Los tres. Por comportaros como unos niñatos. Si lo hacéis, tengo otro plan para vosotros. Si no... Bueno. Volveréis a la academia como los críos que sois.
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Como si de un kata se tratase, Amekoro Yui dio un paso al frente y desenvainó su afilada lengua proporcionando un único tajazo que los alcanzaría a los tres. Con aquel movimiento se aseguraría la iniciativa de la secuencia, ella marcaría el paso de aquel punto en adelante.
El siguiente golpe se lo llevaría Mogura, puntualmente su rango. Recriminando una oportunidad que dejó escapar para demostrar su autoridad y cuestionando su juicio a la hora de evaluar la rebeldía en un ninja.
Si las palabras de la Arashikage fuesen en aquel momento el filo de una espada, podría llegar a considerar que a él le había tocado una suerte de corte superficial o una estocada poco profunda, nada muy grave, pero Keisuke se habría ganado un corte con toda la intención de partirlo al medio. Dejándolo cortado en dos partes y tendido en el frió piso.
Y como parte de una elegante y feroz demostración de habilidad, con la punta de su espada rozando el piso, la líder de Amegakure haría una suerte de transición de una guardia baja a un corte ascendente para arremeter con todo contra la Inmortal.
—Ahora me váis a dar vuestras bandanas. Y tú, Mogura, también tu placa de chūnin
El final de su secuencia no terminaría con ella envainando su espada, sino dando un paso más adelante y amenazándoles a todos con una guardia alta.
—O, quizás, podríais emitir una disculpa formal. Los tres. Por comportaros como unos niñatos. Si lo hacéis, tengo otro plan para vosotros. Si no... Bueno. Volveréis a la academia como los críos que sois.
El mensaje era claro e inconfundible, desistían de su actitud o el siguiente ataque sería definitivo, si es que no lo había sido ya.
¿Valía entonces perder su rango por un conflicto como aquel? ¿Tirar su trabajo a la basura y volver a casa ese día como un civil? ¿Iba Mogura a levantar su espada contra un oponente que estaba milésimas de segundo de acabar con su vida?
—Humildemente me disculpo por la actitud que he tenido, Arashikage-sama. Mi falta de criterio ha traído esta situación como resultado. No volverá a suceder.
Y con aquellas palabras dichas de forma que pudiesen ser claramente escuchadas, el cuerpo del médico se movió para formar una profunda y marcada reverencia que se prolongaría varios segundos.
Se vio forzado a abandonar su intención y tuvo que reconocer el hecho de que su oponente le había dominado, bajó la punta de su espada y esperó que este tuviese la misericordia necesaria para tomar distancia y envainar finalmente su sable.
¿Serían capaces los demás presentes de obedecer como Mogura?
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Luego de haber hecho mi intervención, quedé bastante satisfecho, pero un poco dudoso por la cantidad de palabras que había dicho, sobre todo porque podrían malinterpretarse de alguna manera y terminar viéndome afectado por el mismo filo de mi lengua, pero ya todo estaba dicho y no podía volver el tiempo atrás, solo quedaba esperar en silencio la intervención de la pelirroja.
Miré y puse atención a lo que la inmortal decía, después de todo ella podría hundirme o ayudarme a flotar, aunque tenía un poco de confianza en su version de los hechos, ya había mostrado que estaba de mi lado en el parque ¿por qué cambiar ahora?
Me mantuve lo más serio que pude, pero cuando escuché que la fémina aseguraba que el primero en empezar la disputa fue Manase, mis labios se curvaron un segundo y luego volvieron a la seriedad, técnicamente serían dos argumentos contra uno, sí tan solo seguía así podría salir totalmente aireado de todo esto. Poco a poco la kunoichi fue explicando su versión y agradecí internamente lo que decía, realmente habia un buen panorama favorable para ambos, quién quedaría mal sería Mogura, y ese era el plan, o por lo menos mi plan.
Las palabras de Aiko fueron bastante más cortas que las mías, pero estaba satisfecho también, no me había lanzado a la jaula de los leones ni nada por el estilo así que estaba un poco más seguro, no obstante, aun quedaba la sentencia final para los tres...
Yui escuchó cada una de las versiones y después se dispuso a dar ella su palabra, la única que realmente valía ahí era la de ella y pronto la sabría.
—Los tres me parecéis ahora críos pequeños de ocho años que deberían estar peleando en el recreo de la academia, sinceramente. Ahora, silencio —
Tragué grueso y me quedé en silencio, ni siquiera me moví de mi lugar, toda mi atención la tenía ella, la vi levantarse y volverse más imponente todavía.
—Mogura. Eres un chūnin. ¿No eres capaz de controlar a tus propios subordinados? Si yo hubiera estado en tu posición y me hubieran agarrado del cuello, el segundo después Aiko estaría muerta. Del todo. A pesar de que parece que tiene cierta... resistencia a hacerlo. Por otra parte, ¿en serio porque te traten de amigo? ¿Pero eras compañero suyo? Entiendo el reporte por las amenazas, sobretodo por el... ímpetu de Aiko. Pero porque no te llamen como corresponde... Si eso es un ninja rebelde para ti, has visto muy pocos ninjas rebeldes.
"TOMA TU TOMATE!" Me alegré, pero no tanto para perder la calma, sabía que aún no terminaba...
»A pesar de ello, Aiko, Keisuke. Veo que juzgáis mi capacidad para decidir quién debe ser chūnin o no. ¿Quién cojones os creéis que sois?
"Eso te pasa por hablar más de la cuenta..." Me reproché.
»Keisuke, eres un puto niñato de mierda, un inmaduro envidioso. ¿Honor de la villa? ¿Tu historial?
Entonces ella saltó por encima del escritorio y se acercó rápidamente a mi, sentí una fuerte presión en mi pecho y luego sentí el duro piso en mi espalda, le miré anonadado por aquella acción, me quede ahí, simplemente cerré los puños y no dije nada mientras tensaba mi mandíbula.
¿No eres tú el moñaco que perdió el combate contra aquél kusajin por satisfacer una extraña filia sádica? No puedes controlarte, y es lógico que a Mogura-kun, a quien le falta una mano firme y un par de pelotas, no pueda hacerlo tampoco. Pero tú no te mereces ser ninja de Amegakure, como para pretender darle lecciones a un superior. ¿En una misión te vas a poner a pincharle el cuello a un objetivo de asesinato también? Payaso imberbe.
Entonces me sentí indignado, ¿que no mecería ser shinobi de la aldea? ¿Cómo lo justificaba ella? ¿Por perder una batalla? Relamí mis labios y tragué sentía la garganta seca, me mordí la lengua y me puse de pie nuevamente, pero esta vez ni siquiera le miré, estaba enojado por aquella afirmación de su parte.
»Y tú, Aiko. Me parece muy loable que intentases frenar una pelea (aunque luego participases en ella, según parece), pero tampoco puedes juzgar a nadie. Yo he elegido a este muchacho como chūnin porque durante una misión de rango S salvó la vida de una de las jōnin más importantes de la aldea, y mantuvo una capacidad estratégica excelente durante la misión bajo situaciones de peligro real. Colaboró para proteger la vida del jinchūriki.
"Genial y al único que tira al suelo y le dice que no es digno de ser ninja soy yo..." Me dije aún más irritado. ¿Qué pasaba por la mente de Yui? "Todo esto por proteger al jinchuuriki... Pff"
»¿Cuál es tu mayor logro? Suicidarte en el Torneo de los Dojos para llamar la atención, egocéntrica. Creías que estabas por encima de todo, ¿no? Pregonaste tus habilidades por todo el puto Valle diciéndote inmortal. Pues fíjate, ya tenía ganas de hablar contigo de eso, amiga mía. Me gustan los ninjas con carácter y con orgullo, pero a partir de ahora vas a tener que controlarte. Tus recuerdos no trascienden tus muertes. Pero las consecuencias de tus actos, sí. Me importa una mierda que no recuerdes nada, lo que hiciste no se borra de mi memoria.
Respiré profundo y suspiré, nuevamente relamí mis labios, quería que esto terminase, la voz de la Arashikage empezaba a sonar molesta en todo esto, ¿en qué acabaría esto? ¿Acaso no sería más ninja de la aldea?
El silencio se hizo, miré nuevamente a Hozuki en busca de sus próximas palabras, entonces lo peor se manifestó...
—Ahora me váis a dar vuestras bandanas. Y tú, Mogura, también tu placa de chūnin — Exigió, su voz sonaba mucho más tranquila que antes, sin embargo, no era todo lo que tenía para decir.—. O, quizás, podríais emitir una disculpa formal. Los tres. Por comportaros como unos niñatos. Si lo hacéis, tengo otro plan para vosotros. Si no... Bueno. Volveréis a la academia como los críos que sois.— Y esa era su última oferta.
"Cuan benevolente..." Miré a Aiko y luego a Mogura.
No pasaría mucho tiempo para que el pelinegro se arrastrase por el suelo pidiendo una disculpa, hablando de su falta de criterio y bla bla bla, realmente quería irme de ahí, marcharme de una vez por todas y descansar, pero obviamente largarme manteniendo mi protector...
Tragué saliva nuevamente y aclaré mi garganta. —Mis más sinceras disculpas Aashikage-sama, perdóneme por mi comportamiento y por entrometerme en temas que no me competen.— Expresé a la par que hacía una marcada reverencia, como lo había hecho Manase.
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24/01/2018, 00:48
(Última modificación: 24/01/2018, 00:48 por Aiko.)
Para cuando todos y cada unos de los chicos había acabado de dar su versión de la historia, la mujer ya había sacado una conclusión. Los tres eran unos criajos, unos niñatos... curioso, cuando perfectamente la inmortal bien podía ser mayor que ella. Inquirió silencio, y se alzó de su silla, apoyando los brazos sobre la mesa. No dudó en dar sentencia a sus pensamientos, empezando por Mogura. Pero no tardó en llevar su ira a los otros dos, especialmente en Keiuke. Para su forma de ver las cosas, tanto él como la pelirroja dudaban de su capacidad para elegir quién debía o no ser chunin, y eso era inconcebible.
Saltó la mesa cual puma salta sobre un indefenso saltamontes, y propinó un fuerte empujón al chico que le hizo palpar el suelo sin rechistar. Enfadada como pocas veces recordaba haberla visto, acusó de varias cosas al chico, aunque la pelirroja no entendía ni papa de a qué se estaba refiriendo.
De pronto, su atención se centró en la inmortal. Calificó de loable su acción de intentar mediar la disputa, y tras ello comenzó a explicar el porqué había decidido nombrar chunin a Mogura. Entre la lista de acciones resaltadas, no había nada que cualquier médico del tres al cuarto no hubiese podido hacer, al menos a ojos de la pelirroja... «Ascender a un médico de rango por hacer tan solo su trabajo... vaya mérito...»
Pero no todo había quedado ahí, no señor. La mujer resaltó las últimas acciones de la pelirroja en el torneo, entre ellas la de suicidarse y revelar a todo el mundo sus habilidades únicas. Al parecer, hacía tiempo que quería hablar con ella sobre eso, y no era una tanda de elogios.
«Pues vaya...»
Yui calló por un instante, y amenazó a los tres con una mirada cruda y seria. Sin mas, pidió a los tres que entregaran sus bandanas, y al chunin que incluso entregase su placa. Sin embargo, poco después lanzó al aire una alternativa, que sin duda venía con otra consecuencia aún por desvelar. De lo contrario, si que devolverían la bandana y volverían a la escuela.
Nuevamente, se jactó del insulto con el que catalogó a los chicos.
Mogura fue el primero en disculparse, formal y estirado, como acostumbraba ser al parecer. Tras de éste, Keisuke se disculpó como bien debía —al parecer— pidiendo perdón por su comportamiento y por entrometerse en asuntos ajenos a su incumbencia.
—Me disculpo humildemente —contestó por última, aunque no por ello menos importante —por el comportamiento de mis compañeros, no volverá a pasar.
«Estás como una cabra... y después te preguntas porqué mueres tantas veces...»
La chica tomó su bandana, y se acercó hasta la mesa de la Arashikage, donde la dejó. —Con todos mis respetos y subordinación, será un placer volver a la academia.
«Una niñata no va a tratarme como a una niñata. Ellos han renunciado a su orgullo, yo... prefiero afrontar mi error, y asumir las consecuencias y el castigo que me corresponde.»
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Yui aceptó las disculpas de dos de sus subordinados con gusto, y asintió con una sonrisa. Se le borró del rostro cuando la última desafió y se mofó de la oportunidad que se le había otorgado exculpándose. Pasó entonces al lado de la líder, pese a que ésta se encontraba justo enfrente, y se dirigió a su mesa para depositar su bandana.
—Con todos mis respetos y subordinación, será un placer volver a la academia.
La wakizashi de Yui atravesó el corazón de Aiko por la espalda.
—¿Y arriesgarme a que un día vuelvas a decidir creerte mejor que yo y reírte de mí y de tus compañeros otra vez? ¿Incluso arriesgarme a que te creas tan buena que decidas traicionarme? No lo creo. —Chasqueó el dedo al tiempo que el cadáver de la pelirroja caía a la mesa. Satoshi se personó en el momento. El ANBU se quedó mirando un momento a Aiko, pero no emitió juicio alguno.
—¿Sí, Arashikage-sama?
—Llévale el cadáver al equipo de sellado. Quiero que lo guarden con Fūinjutsu, lo aten a una roca y lo arrojen al fondo del lago.
—¿Disculpe, Arashikage-sama, ha dicho q...?
—¡HÁZLO, AHORA!
Satoshi se movió con la rapidez de quien desea evitar ser protagonista de la escena de teatro a la que asiste.
Yui se dirigió hacia Mogura y Keisuke.
—A partir de ahora quiero que os convirtáis en ninjas de verdad y dejéis de ser niñas de verdad —dijo—. No quiero ni un sólo comentario jocoso al respecto de vuestro compañero, por parte de ninguno de los dos. Os respetaréis y trataréis de tener una relación profesional y cordial.
»El mundo real es muy duro, ahora más que nunca, y sospecho que a partir de ahora las cosas se van a poner más feas. Se supone que deben apoyar la vida del uno en el otro, ¡no estar peleándose por idioteces! Habéis sido compañeros como genin, tenéis que seguir siéndolo como chūnin.
»O caeréis en la tentación de creeros por encima de todo y os pasará lo mismo que a Watasashi Aiko.
Hizo una pausa para tomar aire.
—¿HA QUEDADO CLARO?
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24/01/2018, 01:55
(Última modificación: 24/01/2018, 01:56 por Keisuke.)
Ahora era el turno de Aiko, todos los que nos encontrábamos en el despacho mirábamos a su persona para que dijera las palabras correspondientes.
—Me disculpo humildemente —
"Ahí viene..." Respiré con calma.
—Por el comportamiento de mis compañeros, no volverá a pasar.
"¿QUE? No no no no no no no..." Deduje rápidamente que ella desistiría y entregaría su placa, y así lo haría, sus pies la llevarían al escritorio.
—Con todos mis respetos y subordinación, será un placer volver a la academia.
—No...— Murmuré tan bajo que dudaba sí lo había dicho o no.
Y fue en cuestión de segundos como todo se desarrolló, Yui desenvainó su arma con una agilidad sorprendente, ni siquiera noté cuando la tenía en su mano, lo único que pude notar fue su filo atravesando el cuerpo de la chica.
—¿Y arriesgarme a que un día vuelvas a decidir creerte mejor que yo y reírte de mí y de tus compañeros otra vez? ¿Incluso arriesgarme a que te creas tan buena que decidas traicionarme? No lo creo. — Anunció con rencor la líder de la villa, luego hizo un chasquido con sus dedos y nuevamente el hombre de la máscara apareció.
—¿Sí, Arashikage-sama?— Manifestó mientras miraba el cuerpo de la chica.
—Llévale el cadáver al equipo de sellado. Quiero que lo guarden con Fūinjutsu, lo aten a una roca y lo arrojen al fondo del lago.
—¿Disculpe, Arashikage-sama, ha dicho q...?
Podía oír las palabras, pero no podía creer lo que mis ojos acababan de ver, ¿era real? Aiko, la inmortal... ¿Muerta? A manos de su líder... La impresión de la escena era repugnante. Todo lo veía como en una escena lenta.
—¡HÁZLO, AHORA!— Sentenció Hozuki, su grito me sacó de mi estado, me volvió al presente y me hizo sentir que todo era verdadero, que era puta verdad, que por el simple hecho de aceptar su castigo se encontraba muerta...
"No hay honor, en ningún lugar..." Cerré mis ojos fuertemente y tensé mi mandibula por un segundo, luego los abrí de golpe y tragué, no podía decir nada, no quería terminar como ella, pero tampoco lo aprobaba, ¿estaría Mogura feliz? Lancé una mirada cargada de odio hacia él, era su culpa, todo era su culpa.
Yui volvió llamar nuestra atención, por lo que busqué sus orbes con los míos y mordí mi lengua. "No metas la pata..."
—A partir de ahora quiero que os convirtáis en ninjas de verdad y dejéis de ser niñas de verdad No quiero ni un sólo comentario jocoso al respecto de vuestro compañero, por parte de ninguno de los dos. Os respetaréis y trataréis de tener una relación profesional y cordial.
"¿Respeto? Que mierda es eso... ¿cual respeto?"
»El mundo real es muy duro, ahora más que nunca, y sospecho que a partir de ahora las cosas se van a poner más feas. Se supone que deben apoyar la vida del uno en el otro, ¡no estar peleándose por idioteces! Habéis sido compañeros como genin, tenéis que seguir siéndolo como chūnin.
"Un compañero no lleva a otro a la muerte." Me decía, estaba alterado por la escena que acababa de suceder, simplemente intentaba realizar respiraciones profundas y asimilar todo, de retener mi flor sentimental.
»O caeréis en la tentación de creeros por encima de todo y os pasará lo mismo que a Watasashi Aiko.
"Watashi Aiko..." Miré el suelo con tristeza.
—¿HA QUEDADO CLARO?— Vociferó.
Alcé la cabeza y le miré, luego de una nueva respiración, relamí mis labios. —Sí Yui-sama.— Dije lo necesario, no necesitaba nada más, no quería decir nada más...
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Mogura había bajado su espada y Keisuke, de mala gana, también. Aiko, sin embargo, era otro tema.
La Inmortal no se había comportado de la manera que uno debía hacer cuando el filo de un trozo frió de acero tenía la decisión de si podías seguir con vida o no, hizo declaraciones fuera de lugar y realizó movimientos que la persona que empuñaba aquella espada interpretaría como una hostilidad.
Y entonces la metáfora se convirtió en realidad. La kunoichi caería sobre la mesa con una herida de muerte y, al llamado de la líder, un ANBU se presentaría en la habitación para recibir ordenes sobre lo que iba a hacerse con el cadáver de Watasashi Aiko.
«Eres una idiota, Watasashi Aiko.»
Pensó el médico, cuando la sorpresa del momento se le pasó. No aprobaba el comportamiento de la fémina ni por asomo, no lo habría recomendado en ningún momento. Habría dejado escapar un suspiro si hubiese tenido la oportunidad, un profundo suspiro.
Llevó su mirada hacía el otro médico y pudo ver la cara de enojo con la que le estaba viendo.
«Esto es lo que corresponde, Inoue Keisuke.»
Pensó mientras le miraba con una expresión seria, como siempre, como si nada anormal hubiese pasado. ¿Estaría esperando el pelirrojo que dijese algo? Eso no iba a pasar.
Aquel encuentro de miradas se vería interrumpido por la voz de la Kage. Quien les diría que de aquel momento en más, ambos tenían que volverse auténticos shinobi. Les exigía que de ahí en más, su relación fuese de respeto, profesionalismo y cordialidad. Aquello era lo que médico de pelo negro exigía desde el primer momento. Advertiría finalmente que de no seguir por el camino que ella planteaba, ambos podrían terminar como la Inmortal.
—Si, Arashikage-sama.
Respondería a la pregunta final de la mujer, acompañando sus palabras nuevamente con una marcada y formal reverencia. En ese momento no podría haberse encontrado en otro polo más opuesto al otro médico, mientras uno luchaba porque sus verdaderos sentimientos no se escapasen por cada poro de su piel, el otro obedecía como si fuese un robot, o un ninja de verdad.
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Arashikage-sama tomó aire un par de veces más, cerró los ojos y se dirigió a paso lento detrás de su escritorio, donde tomó asiento. Giró el sillón y contempló la tormenta que día y noche asolaba la aldea a través de las cristaleras.
—Aiko ha muerto por su propio pie —dijo entonces, ya más tranquila—. Pero negar que, en parte, ha sido responsabilidad derivada de vuestra discusión... sería estúpido por mi parte. Y por la vuestra.
»A partir de ahora, seréis uña y carne. Os obligo, como orden, dejar de lado todo lo que ha sucedido hasta ahora y tomar esta oportunidad para reflexionar y convertiros en shinobi completamente nuevos. Mogura, serás un líder del que Keisuke pueda estar orgulloso... y del que yo pueda estar orgullosa. Keisuke, obedecerás a Mogura y tratarás de entender que sus órdenes y peticiones son de buena fe. Y si vuelves a considerar que no lo son, acude a un superior antes de desafiarle. Pero que esta vez no sea por una gilipollez.
»Y Mogura... Si Keisuke te amenaza, te insulta, te escupe a la cara o se niega a recibir tus órdenes de buen grado, espero que tú mismo seas capaz de ponerlo en vereda. Si no, tendré que replantearme si eres digno de la placa que vistes con tanto orgullo.
Se dio la vuelta hacia ellos y señaló la puerta.
—Ahora, podéis marchar. Y no quiero ningún problema más entre vosotros cuando cerréis esa puerta. Me enteraré. Y si me entero, no habrá suficiente lluvia que borre vuestras pisadas.
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Yui se veía un poco más calmada, seguramente lo sucedido también le había afectado a ella, pero ahora se dirigía a su escritorio, se sentó en su sillón y quedó viendo por la ventana.
—Aiko ha muerto por su propio pie. Pero negar que, en parte, ha sido responsabilidad derivada de vuestra discusión... sería estúpido por mi parte. Y por la vuestra.
"El único culpable aquí es Mogura, por su incompetencia y venir a llorar para acá..." Me mordí la lengua para no decir lo que pensaba.
»A partir de ahora, seréis uña y carne.Os obligo, como orden, dejar de lado todo lo que ha sucedido hasta ahora y tomar esta oportunidad para reflexionar y convertiros en shinobi completamente nuevos.
"Sí intenté acercarme a él y se arrechó por eso" Pensé malhumorado por aquella orden.
Mogura, serás un líder del que Keisuke pueda estar orgulloso... y del que yo pueda estar orgullosa. Keisuke, obedecerás a Mogura y tratarás de entender que sus órdenes y peticiones son de buena fe. Y si vuelves a considerar que no lo son, acude a un superior antes de desafiarle. Pero que esta vez no sea por una gilipollez.
Asentí en silencio.
»Y Mogura... Si Keisuke te amenaza, te insulta, te escupe a la cara o se niega a recibir tus órdenes de buen grado, espero que tú mismo seas capaz de ponerlo en vereda. Si no, tendré que replantearme si eres digno de la placa que vistes con tanto orgullo.
"Adiós a los reportes inútiles..." Miré a Mogura con cierta satisfacción.
Entonces la Arashikage se volteó y nos encaró, señaló la puerta y nos despidió...Pero dejó una advertencia en claro.
—Ahora, podéis marchar. Y no quiero ningún problema más entre vosotros cuando cerréis esa puerta. Me enteraré. Y si me entero, no habrá suficiente lluvia que borre vuestras pisadas.
—Entendido.— Hice una reverencia y di media vuelta y caminé hacia la puerta, tomé la delantera para salir antes que Mogura y no tener que seguir viéndole la cara, o por lo menos esa era mi idea, por tal motivo decidí descender por las escaleras.
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La Arashikage expresó que la kunoichi se había buscado aquello que le había sucedido. Pero de igual manera, tanto Mogura como Keisuke eran igual de responsables por lo que había ocurrido. El chuunin estaba más que de acuerdo con la parte de la responsabilidad que le había caído encima, él era el culpable de la muerte de Watasashi Aiko.
Se le asigno entonces una tarea, se le dio una orden. Volverse un líder del que tanto Keisuke como la propia mandamás de la aldea fuese capaz de sentir orgullo. Y además, si volvía a surgir un asunto como aquel, se haría cargo él mismo de tomar las medidas correspondientes.
El médico miró fijamente en la dirección en la que se encontraba su kage, prestando atención a cada palabra que esta decía.
Se giró entonces hacía ellos y con palabras precisas, que advertían a la dupla sobre causar más problemas al salir por el portal, procedió a despacharlos.
Inoue fue el primero en retirarse, sin decir nada más que un Entendido.
—Le estoy agradecido por las palabras de sabiduría que ha compartido con mi persona, Arashikage-sama. Con su permiso, me retiro.
Pronunció, acompañando sus palabras de una marcada y formal reverencia. Ni bien pudo dar un paso fuera del portal, llevaría una mano hasta su cabeza y repasaría su peinado dos o tres veces, no era necesario, pero sintió que lo necesitaba.
Dejaría atrás el despacho y se dirigiría al ascensor.
«¿Dónde fue Inoue Keisuke?»
Se preguntó mientras entraba en el cajón metálico.
«¿Habrá usado las escaleras? »
Si eso fuese así, probablemente durante el tiempo en que Mogura había formulado la pregunta en su cabeza el ascensor ya le habría sacado varios pisos de ventaja al shinobi de pelo rojo.
Algo curioso era que, a pesar de saber sobre la inmortalidad de Aiko, nunca la había visto morir de cerca. La kunoichi sería sellada y arrojada al fondo del lago, a menos que alguien hiciese una expedición hasta allá abajo la pelirroja no podría liberarse de su sello y, por tanto, no podría volver a la vida. Nadie volvería a ver a Watasashi Aiko por un tiempo.
«Los modales son importantes.»
Meditó mientras miraba los números del ascensor bajar a medida que pasaba por cada piso.
Momentos más tarde, el médico de Amegakure se encontraría caminando por las calles de la aldea bajo su paraguas nuevamente, llevando sus pasos en dirección a su hogar, quizás buscaría un poco de pastel de fresa.
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