Daruu logró parar el golpe con su antebrazo, y aprovechando el momento, giró y dando una vuelta rodeó a la kunoichi, a la que asestó una patada tras su costado derecho. La joven recibió el impacto y sopesó que lo mejor era retirarse de su lado y hacer algo a media distancia o a larga distancia hasta que se recuperase del dolor que sentía en su costado.

Intentando no darle más oportunidades de acercarse, realizó una serie de sellos lo más deprisa que pudo y tras ello, de ambas manos surgieron dos corrientes eléctricas que buscarían la posición de Daruu.

La patada de Daruu encajó en el costado de Eri. La muchacha retrocedió tras recibir el golpe. Daruu se recuperò del giro y se mantuvo atento a los movimientos de la kunoichi. Eri continuó formulando una corta serie de sellos. Daruu flexionó un poco las piernas y se preparó para reaccionar, adoptando una pose algo extraña: las piernas dobladas y los brazos completamente abiertos, como quien espera un abrazo.

Eri reveló que su técnica era, ni más ni menos, un Raiton: Kangehika básico —técnica que él mismo conocía—. El jutsu no era muy amplio, así que Daruu se propulsó en un salto en diagonal hacia adelante, recortando distancias y esquivando los rayos. Fue entonces cuando reveló su carta trampa, cerrando los brazos de golpe, haciendo chocar las palmas de sus manos y liberando un potente estallido, como un corte de agua, que buscaba engullir a Uzumaki Eri como una ola rompiendo contra los acantilados del País del Remolino.

«¡Bakumi Hitokuchi!»

Daruu esquivó su técnica tras hacer algo extraño con su cuerpo, adoptando una pose que no entendió del todo, y tras acercarse a ella, hizo chocar ambas palmas de sus manos para liberar un torrente de agua que tomó a Eri por sorpresa, haciendo que la kunoichi se tragase la técnica por completo. Cerró los ojos e intentó protegerse del golpe anteponiendo sus brazos, pero fue prácticamente inútil, pues la técnica la revolvió completamente y la lanzó varios metros atrás, haciendo que impactase su espalda contra el suelo.

—Auch... —se quejó, pero tan pronto como pudo de nuevo respirar, se incorporó como buenamente pudo y volvió a mirar a Daruu mientras se sobaba la zona afectada—. Esa técnica... es buena —Felicitó al muchacho.

La verdad es que debía reconocer que sentía que entre ellos había una brecha algo grande, o a lo mejor necesitaba todavía más práctica.

La técnica de Daruu impactó de lleno en Eri. Pese a que la muchacha trató de protegerse con ambos brazos, el torrente de agua la golpeó y la empujó varios metros hacia atrás. Cayó de espaldas arrastrándose en la hierba.

—Auch... —se quejó, pero tan pronto como pudo de nuevo respirar, se incorporó como buenamente pudo y volvió a mirar a Daruu mientras se sobaba la zona afectada—. Esa técnica... es buena —Felicitó al muchacho.

Daruu sonrió e hizo una reverencia teatral.

—Pues muchísimas gracias, Eri —dijo—. ¿Quieres seguir entrenando o te basta con esto? —Daruu adelantó una pierna y un brazo y atrasó los otros.

—¿Quieres seguir entrenando o te basta con esto?

Aquella pregunta la hizo pensar sobre dos cosas en su interior: una parte de su cuerpo quería seguir entrenando, obviamente necesitaba más práctica y no llegaba a nada si se había comido tal técnica y ahora no se sentía bien, pero por otro lado, no dejaba de ser un entrenamiento y su cuerpo acababa de recibir tal golpe que ahora tenía que respirar de forma más superficial que de costumbre, y eso pasaría factura.

La conclusión a las dos cosas era la misma, claro, y es que necesitaba entrenar más.

—La verdad es que esa técnica me ha dejado un poco ida, vaya —alegó mientras aún se sujetaba su cuerpo—. Así que creo que mejor lo dejamos aquí, necesito entrenar más, es cierto, pero primero debería prepararme un poco físicamente antes de recibir otro torrente de agua —bromeó—. Dime, ¿esa técnica la inventaste tú? —preguntó, curiosa.

El último golpe fue un duro revés para Eri. Se trataba de un combate de entrenamiento, muy superficial, y ambos estaban lejos de sus aldeas. Por eso Daruu había sugerido que podían parar allí, aunque bien sabía que había gente que no podía huir de un buen desafío. Él era uno de ellos, claro, por eso lo decía.

Pero a Eri le pareció suficiente.

—La verdad es que esa técnica me ha dejado un poco ida, vaya —alegó mientras aún se sujetaba su cuerpo—. Así que creo que mejor lo dejamos aquí, necesito entrenar más, es cierto, pero primero debería prepararme un poco físicamente antes de recibir otro torrente de agua —bromeó—. Dime, ¿esa técnica la inventaste tú? —preguntó, curiosa.

Daruu, orgulloso, hinchó el pecho como un palomo y arqueó los brazos, poniendo los puños en la cintura.

—Sí señora. —Aunque inmediatamente una sombra triste le cruzó el rostro y adoptó una postura más neutra—. Una sustitución del Juken. No es que no pueda usarlo, claro, debería poder... —«Pero te has dejado el entrenamiento. No te sientes válido como Hyuuga. No tienes ojos de Hyuuga. Eres una vergüenza para tu abuela» —se flageló internamente.

—Sí señora. —pero algo ocurrió tras decir aquello, pues Daruu pasó de tener un aura de orgullo a una algo más sombría—. Una sustitución del Juken. No es que no pueda usarlo, claro, debería poder...

—Vaya... —no quiso decir nada más, entendiendo que aquello podría significar que, al no tener los ojos tan característicos de Hyuuga, él ya no tenía acceso a las técnicas de su clan—. Es una gran técnica, la verdad es que espero que se me ocurran cosas tan guays como se te ocurren a ti.

Sin embargo, tras decir aquello la joven tuvo un pequeño arranque de tos que tuvo que evitar poniendo la mano sobre su boca. ¿Acaso le había pasado algo de factura la técnica? Frunció el ceño y lo negó mentalmente, quizá solo estaba cansada del viaje.

—Daruu-san —llamó la chica—. Creo que regresaré a Tanzaku Gai a hacer el recado que le prometí a mi hermana y buscar algún sitio para descansar, no me encuentro del todo bien, a lo mejor estoy más cansada que de costumbre por el camino —informó, luego se rascó la nuca—. Así que espero que el próximo día que nos veamos, hagamos la revancha.

La chica sonrió y tras la despedida correspondiente, se marcharía hacia Tanzaku Gai para hacer exactamente lo que le había dicho a Daruu.

«Y recuerda entrenar cuando llegues a Uzushiogakure...»

Pese a que se había hundido un poco el ánimo él sólo, Eri elogió su técnica y Daruu se sonrojó, acariciándose la parte de detrás de la cabeza.

—Naaa, no es para tanto —dijo.

La kunoichi arrancó a toser. Daruu le preguntó que si estaba bien, mientras la muchacha, con el ánimo desanimado, trataba de arrancar a hablar. Eri le indicó que mejor regresaba ya a Tanzaku, que tenía cosas que hacer y además tampoco se encontraba del todo bien. Daruu arrugó la expresión: ¿se había quizás pasado un poco con la técnica de Suiton?

No tanto, porque la muchacha se interesó por una revancha la próxima vez. Daruu sonrió animado.

—Vale, Eri. ¡Gracias por demostrarme que se puede...! ...que se puede perdonar —dijo, y le dedicó una pequeña reverencia—. Yo mejor me voy yendo a la Tormenta... ¡Hasta otra, Eri! Y mejórate, anda.

Los muchachos se despidieron y cada uno partió en una dirección diferente. Daruu con una sonrisa de paz en el rostro.

«Maldita Ayame... eres capaz de convencerme de lo imposible, ¿eh?»