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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#46
—No es tu habilidad la que nos interesa, sino los genes que le dan vida. Verás, Riko de Uzushiogakure, somos una manada que ha sido condenada a tener que cazar a los tuyos durante incontables generaciones. Asumo que entenderás lo escasos que sois por estas tierras, o lo poco accesible que es hacerse con alguno de vosotros de forma pacífica. Sois formidables guerreros y no todos sobrevivimos a un encuentro con el portador de nuestro Tótem, así que hemos de tomar otras medidas para, bueno, prevalecer.

Riko escuchó con atención, tampoco tenía otra cosa que hacer, y lo que el hombre le contaba, a pesar de no entenderlo del todo, le dejaba en claro que no estaba en una buena situación, ya que al parecer el fin de aquella aldea era cazar a gente con los genes de Riko.

¿Y qué tienen nuestros genes que son importantes para vosotros? — Preguntó el pelinegro. —¿Y qué es vuestro Tótem?

Aquello le daba miedo saberlo, no sabía por qué.

Entonces el hombre se levantó la camiseta y dejó ver una especie de sello en su pecho, con una forma algo siniestra y una cadena alrededor de su cuello que portaba un pedazo de hueso.

—¿Sabes lo que es esto?

El Kaguya, instantáneamente, negó con la cabeza.
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#47
Kaguya Riko negó con la cabeza. Claro, era aún muy joven. Demasiado, y de una aldea muy lejana a las tierras del Bambú como para conocer de aquella historia. De aquella maldición que acaecía a una Tribu que alguna vez fue una con la naturaleza, y que ahora, buscaban la forma de regresar a ella.

—Es un sello maldito, y nuestra futil condena. Y un Tótem es el único tributo que nos permite mantener a raya las secuelas de este sello, que malintencionado, ha obligado a esta comunidad a separarse de sus más queridos, y a vagar por Oonindo en la búsqueda de una fórmula contra-sellado que rompa la maldición. Hasta la luna de hoy no hemos tenido éxito, más que de apaciguar los instintos más bestiales con soluciones temporales —evidentemente, se refería al collar que ahora sujetaba con su mano diestra—. rindiendo pleitesía a quien nos puso ésto en primer lugar.

—Por eso tus genes son importantes. Un Tótem es una cábala que mantiene a ralla los efectos del sello e impide que sucumbamos del todo a su liberación. Sin embargo, para que la cábala funcione, el Tótem debe estar compuesto por...

... la vértebra de un Kaguya, al que hayamos entregado como tributo al creador de esta maldición.
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#48
—Es un sello maldito, y nuestra futil condena. Y un Tótem es el único tributo que nos permite mantener a raya las secuelas de este sello, que malintencionado, ha obligado a esta comunidad a separarse de sus más queridos, y a vagar por Oonindo en la búsqueda de una fórmula contra-sellado que rompa la maldición. Hasta la luna de hoy no hemos tenido éxito, más que de apaciguar los instintos más bestiales con soluciones temporales. rindiendo pleitesía a quien nos puso ésto en primer lugar.

Riko entornó los ojos, entendía aquello a medias, alguien les había puesto un sello maldito y simplemente buscaban la forma de liberarse de él, hasta ahí, era completamente lógico pero...

—Por eso tus genes son importantes. Un Tótem es una cábala que mantiene a ralla los efectos del sello e impide que sucumbamos del todo a su liberación. Sin embargo, para que la cábala funcione, el Tótem debe estar compuesto por...

... la vértebra de un Kaguya, al que hayamos entregado como tributo al creador de esta maldición.


El hombre pudo ver enseguida el terror en la cara de Riko, acababa de confirmarle sus peores sospechas, querían matarlo, querían matarlo y usar una de sus vértebras para fabricar su jodido Tótem.

¿Qué quiere decir ''entregar como tributo'' — El miedo se notaba en sus palabras. —Y si conocéis al creador de la maldición, debería ser posible anularla sin necesidad de usarme a mi. — Habló de forma atropellada, trataba de poner cualquier solución que se le pasase por la cabeza, todo por salvar su vida.
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#49
Y aunque el terror embaucó a su cautivo, Yaban no lo disfrutó. Riko podía darse cuenta que todo lo que estaba sucediendo no era premeditado, sino una circunstancia obligada que, técnicamente, salía de las manos de sus captores. Inuzuka Yaban no actuaba como un sádico asesino, ni algún empedernido con la caza de algún ninja del clan Kaguya. Era más un deber para con los suyos que otra cosa, y, lamentablemente, los miembros del clan de los Huesos eran quienes pagaban por ello.

Riko lo entendería, más y mejor, en la cumbre de ésta historia.

—Todo en esta vida es finito, Kaguya Riko de Uzushiogakure. Incluso un sello tan poderoso como éste lo es. Pero la fórmula es demasiado intrincada como para que cualquier conocedor de Fūinjutsu pueda romperla y sólo él conoce la llave. Estamos a su merced —y aunque su voz no tambaleaba, era evidente que hablaba con la más pura resignación—. y vosotros, los tributos, estáis a merced de nosotros, sus cazadores. Es una cadena que sencillamente no podemos romper. Espero puedas entenderlo.
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#50
—Todo en esta vida es finito, Kaguya Riko de Uzushiogakure. Incluso un sello tan poderoso como éste lo es. Pero la fórmula es demasiado intrincada como para que cualquier conocedor de Fūinjutsu pueda romperla y sólo él conoce la llave. Estamos a su merced y vosotros, los tributos, estáis a merced de nosotros, sus cazadores. Es una cadena que sencillamente no podemos romper. Espero puedas entenderlo.

El Kaguya no sabía qué decir, estaba claro que aquel hombre tampoco disfrutaba con aquello y, si lo hacía, lo disimulaba muy bien, por lo que el genin le miró directamente a los ojos.

No... No lo entiendo, no entiendo que tengo yo que ver en todo esto... — Hablaba como si ya hubiera perdido la vida. —¿Por qué os pusieron ese sello? ¿Qué hace? — El pelinegro quería saber al menos eso.

Aún así, Riko miraba a su alrededor, tratando de averiguar donde estaba, tratando de ver algún lugar por el que pudiera escapar en caso de darse la opción, aunque cada vez tenía menos esperanzas de que aquello pudiese pasar.
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#51
¿Que qué hacía?
...

—Desata a la bestia que existe en nuestro interior. Apaga la cordura y nos transforma en un monstruo que no distingue de quién es el enemigo, y quién no. Pero todo está concebido, Riko, después de todo, ¿a quién elegirías tú si tuvieras que encontrar algo escaso como, no sé, a los pocos miembros que nacen de tu clan con el Shikotsumyaku?

Yaban se puso de pie.

—Desde luego que sería a los miembros de un clan como el nuestro. Nada mejor que un sabueso para encontrarlos a vosotros. Para encontrarte a ti.
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#52
—Desata a la bestia que existe en nuestro interior. Apaga la cordura y nos transforma en un monstruo que no distingue de quién es el enemigo, y quién no. Pero todo está concebido, Riko, después de todo, ¿a quién elegirías tú si tuvieras que encontrar algo escaso como, no sé, a los pocos miembros que nacen de tu clan con el Shikotsumyaku?

Riko sabía por dónde iban los tiros, no eran ellos los que tenían ganas de encontrarle, si no el creador del sello que portaban, ellos no eran más que un medio para lograr un fin. Y Yaban se levantó.

—Desde luego que sería a los miembros de un clan como el nuestro. Nada mejor que un sabueso para encontrarlos a vosotros. Para encontrarte a ti.

El Kaguya asintió, lo podía llegar a entender.

Pero, ¿quién os garantiza que una vez me entreguéis os eliminará el sello? ¿Cómo sabéis que no seguiréis ''estando a su merced''? — Preguntó utilizando las palabras que él mismo había utilizado.

Intentaba generar aunque fuera la más mínima duda en el corazón de Yaban, intentaría por todos los medios salir de allí, y ahora mismo solo le quedaba tratar de convencer a aquel hombre de que no le entregara y, sin duda, el convencer a la gente no era uno de sus puntos fuertes.
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#53
Yaban observó incrédulo a Riko. Era demasiado joven, y eso no lo hacía sino increíblemente difícil para él.

—No lo entiendes. ¿Crees que eres el primer tributo? —negó con la cabeza—. y tampoco serás el último, al fin y al cabo.
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#54
—No lo entiendes. ¿Crees que eres el primer tributo? y tampoco serás el último, al fin y al cabo.

Riko miró al hombre, perplejo, acababa de perder completamente el hilo de toda aquella situación.

Entonces... ¿Cuál es su intención? ¿Extinguir el gen de los Kaguya? — Preguntó el joven, sin más opciones en su cabeza.

Cada vez estaba más perdido, pero miraba a su carcelero directamente, tratando de encontrar un atisbo de duda en sus ojos, algo que le pudiera devolver la esperanza de salir de allí con vida.

Dime la verdad, ¿qué me espera cuando me entregues al creador de ese sello maldito para que consiga su Tótem?

No estaba seguro de querer saberlo, pero al menos, conociendo su futuro, podría pensar algo.
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#55
Entonces... ¿Cuál es su intención? ¿Extinguir el gen de los Kaguya?

—No, sino la de alargar su vida a costa de.

Dime la verdad, ¿qué me espera cuando me entregues al creador de ese sello maldito para que consiga su Tótem?

—Pronto lo averiguarás. Partimos al atardecer.

El Inuzuka se dio vuelta, y acabó perdiéndose entre la poca muchedumbre que componía a su Tribu.

Sólo entonces, Riko volvió a quedar en soledad, rodeados de sus barrotes y con un plato de ramen a medio comer sobre sus manos. Ya el hambre, desde luego, pasaba a ser el menor de todos sus problemas con toda aquella información revelada. ¿Qué iba a hacer el genin de Uzushiogakure?
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#56
—No, sino la de alargar su vida a costa de.

Aquello si que no se lo esperaba bajo ninguna de las circunstancias. Aquél que había maldecido a aquel reducto de Inuzukas utilizaba a los Kaguya para alargar su propia vida, pero... ¿cómo? Sin duda alguna la curiosidad nació en él.

«¿Y si yo pudiera hacerlo también?»

Aquel pensamiento pasó por su cabeza, fugazmente, pero rápidamente se lo quitó de encima, no era hora de ponerse a pensar en esas cosas, y menos teniendo en cuenta que, si lo descubría, probablemente moriría y no serviría de nada saber el secreto de aquello.

—Pronto lo averiguarás. Partimos al atardecer.

Y se marchó uniéndose de nuevo al resto de los habitantes de aquella tribu y dejándole solo, con su plato de ramen, y en la jaula.

«Piensa, piensa.»

Riko comenzó a mirar a su alrededor, mientras palpaba los barrotes de la jaula, buscando disimuladamente poner su mano sobre la cerradura de la jaula mientras se aseguraba de que no había nadie prestándole atención.
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#57
Un problema menos, ese, de que nadie realmente estaba prestándole atención. Tampoco eran muchos miembros —un detalle bastante importante, si me lo preguntáis a mí—. una docena, a lo mucho. La mayoría bastante jóvenes.

Sin el escrutinio de los Inuzuka, Riko pudo empezar a meditar sus opciones. Lo primero que hizo fue palpar los barrotes que le retenían. Eran de acero, desde luego, y no serían precisamente sencillos de romper ni con la fuerza más bruta. A su vez, la cerradura a la que buscó mover su mano con el mayor de los disimulos no parecía tener cavidad para destrabar la misma desde el interior. El agujero de la llave yacía por fuera.
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#58
Mientras inspeccionaba la jaula, al menos se percató de que nadie parecía prestar demasiada atención al chico que estaba encarcelado y que no tenía ninguna posibilidad de escapar de su prisión, por lo que pudo dedicarse a su tarea más tranquilo.

Al palpar la cerradura se dio cuenta de que, de querer hacer algo, tendría que hacerlo por fuera, pues la ubicación de la entrada de la llave, como era lógico estaba por fuera. Volvió a mirar a todas partes y cuando se asegurase de que nadie miraba en su dirección llevaría la palma de su mano al agujero de la llave.

Y de ella saldría un hueso, poco a poco para evitar hacer el mayor ruido posible, y cuando el hueso hubiera penetrado lo máximo posible, lo endureció todo lo posible y lo hizo salir con toda la fuerza posible, tratando de reventar la cerradura para abrir la puerta.
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#59
La habilidad insigne de los Kaguya era, probablemente, una de las más letales y dinámicas de todo el gran plano shinobi. Que a través del chakra pudieran manipular de esa manera su cuerpo y llevar su característica principal a su máxima expresión a través de la manipulación, estructuración y regeneración de sus propios huesos era, desde luego, increíble. Así que para él no habría sido difícil manipular un mísero hueso y bañarlo en chakra para hacerlo tan duro como el acero para romper la cerradura.

Ésta iba a ceder, como no podía ser de otra forma, pero ...

... Kaguya Riko se había concentrado demasiado en la gente y no en los fieles compañeros que siempre le acompañaban.

Escuchó un gruñido. In'eimaru le veía fijamente desde la retaguardia.

La puerta estaba abierta. Podía correr. Oh, pero ¿lo iba a hacer?
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#60
«¡SÍ!»

La cerradura cedió ante la habilidad del genin y ahora podía huir sin que nadie se percatara de ello, o, al menos eso pensaba él hasta que...

Grrrr.

Era la segunda vez que le pasaba, se había vuelto a olvidar de los perros que iban siempre con aquellos tipos y ahora tenía a uno de ellos mirándole fijamente desde atrás.

«Con suerte no ha visto que he abierto la puerta.»

Trató de respirar profundamente, tenía que librarse de aquel perro y tenía que hacerlo antes de que viniera alguien a vigilar pero, ¿cómo? Mientras trataba de pensar en algún plan, dio con su pie en el plato de ramen que le habían dejado allí y sólo se le ocurrió una cosa que podía ser una tontería, pero tenía que intentarlo.

Agarró el plato y lo lanzó por encima del perro, haciendo que la comida que contenía cayera por detrás de él.

«Por favor, dime que es un perro como otro cualquiera y que por comer me va a dejar tranquilo.»
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