¿Cuántas veces se reunía un Kage con el Daimyō a lo largo del año? Lo cierto era que no tenía ni la más remota idea. Esperaba que muchas, desde luego. «Aunque espero que las reuniones entre Kages sean mucho menos frecuentes». Reunirse con Yui y Shanise no le hacía especial ilusión, pero ya con Kintsugi… Eso era otra dimensión. Dioses, prefería ni pensar en ello.

—Uy, lo siento —dijo, aflojando la mano. Luego le rodeó con un brazo y le dio un par de palmadas en la espalda, riéndose—. Bueno, venga, ¡no nos emocionemos! —exclamó, con los ojos también húmedos—. Esto solo será una etapa más. Sí, sí. —Con la mano libre, se restregó los ojos—. Y hablando de etapas nuevas… hay que anunciarla. ¿Nos hacemos un discurso en la azotea del edificio del Uzukage, o cuál es el plan?

Dígase una cosa de Uchiha Datsue: nunca había temido ser el centro de atención de las masas. En ciertas ocasiones hasta lo había buscado. En torneos, en exámenes Chūnin. Pero imaginarse tener que dar un discurso como Uzukage, con toda la responsabilidad que eso traía, le dio cierta sensación de vértigo. De agobio profundo. A ojos de muchos todavía era un crío. ¿Le verían como Kage? ¿Le respetarían como tal? Tenía el respaldo de Hanabi, eso era un punto a favor. Y del Consejo de Sabios, cosa que estaba muy bien. Pero, ¿sería eso suficiente?

Esa era la pregunta que le martillearía la cabeza hasta la ceremonia. Y, probablemente, hasta mucho tiempo después de esta.

Hanabi retomó la compostura y también la sonrisa. Se inclinó hacia Datsue.

—Oh, amigo mío. Serás mi sucesor —picó Hanabi—, pero sólo si gano las elecciones o cuando me haga viejo y decrépito. ¡Así que ya puedes hacer campaña por mí, eh! —Esta vez fue Hanabi quien tomó a su discípulo por los hombros y lo apretó contra sí. Entonces echó a caminar. Y sus dos figuras fueron perdiéndose en el horizonte—. Por supuesto que haremos un discurso en la azotea. Primero, como Presidente, dedicaré unas palabras y luego te dejaré el estrado para ti solito... y entonces... —cuchicheaba Hanabi, mientras se alejaban...

Fin de la trama. ¡Feliz año nuevo!