— Oh, sí, claro. No te preocupes por mí, estoy perfectamente. Dales recuerdos a todos de mi parte.

—Claro, aunque en un par de días estas de nuevo por allí, entrando como si nada.

Al fin y al cabo, los médicos de aquél lugar eran bastante buenos y en un par de horas habían curado esas heridas que parecían tan feas en un principio, y que ahora, con unas horas de sueño, estarían mas que curadas.

Me despedí educadamente y salí del hospital. Había quedado con mi madre y Yuuna en un sitio donde servían diferentes tipos de té y otras bebidas tradicionales. Seguro que ellas llevaban allí un buen rato, pero entenderían por que había tardado más.

Ademas, esperaba que aquel rato hubiese hecho que mi madre se olvidase, al menos un poco, de que no había sido respetuoso con Hana al inicio sel combate. La verdad es que no me apetecía que me echasen la bronca otra vez por saltarme una formalidad.

Pero bueno, lo importante es que Hana había salido bastante mejor parada que Kazuma, lo cual era buena señal, parecía que, aunque había causado algunas heridas dolorosas, no había pasado el limite. Además, estaba seguro que me había dolido a mí bastante mas ese rasengan que ella cualquiera de los golpes que yo había conseguido encajarle.