Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
28/02/2020, 22:00 (Última modificación: 28/02/2020, 22:00 por Amedama Daruu.)
Daruu bufó.
—Además, no estoy yo para celebrar nada —dijo Daruu, y miró a Ayame de soslayo—. Honestamente, todavía sigo en shock. Kokuō, vas a tener que explicarme qué pasó exactamente con Yui, porque todavía no lo entiendo.
»En fin, será mejor que vayamos cortando esto, ¿no? —dijo. «¡Y así aclaro ya las cosas de una vez!» Daruu miró a Ayame—. Es que no me lo creo todavía de verdad.
Oh, pero Datsue tenía una solución al problema planteado por Ayame. Lo único que tenía que hacer era salir de la Villa para que fuesen a recogerle sin saltar las alarmas, y problema solucionado. Eso sí, tendrían que dejar una marca cerca de la entrada para que le llevasen de vuelta —no le apetecía, ni podía, echarse una semana de viaje para regresar— y asunto solucionado.
El verdadero problema era que no tenían dicha marca, y que no estaban para muchas celebraciones.
Datsue asintió, captando la indirecta. Querían charlar a solas más tranquilamente, lo entendía. No obstante, y aprovechando la comunicación, el Uchiha creyó conveniente soltarles un último dato.
—Va, va. Bueno, pues lo dejamos por aquí. Antes de cortar, y ya que estamos de contarnos noticias, un último apunte. Estuve pensando en mi relación con Shukaku en estos últimos meses —confesó—. Especialmente a raíz de ver cómo Ayame convivía con Kokuō sin tenerla encerrada, y también tras la charla con Reiji. Estuve pensando en si debía o no librarle de las cadenas que en su día le pusieron. Y… Y bueno, tomé mi decisión al respecto. Solo quería que lo supieseis.
Para que no se llevasen la sorpresa en el futuro.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
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—Además, no estoy yo para celebrar nada —bufó Daruu, que dirigió una mirada de reojo a Ayame—. Honestamente, todavía sigo en shock. Kokuō, vas a tener que explicarme qué pasó exactamente con Yui, porque todavía no lo entiendo.
Ayame, y no Kokuō, torció el gesto ligeramente. Ahora que habían conseguido tender un puente que creían imposible entre la Arashikage y el bijū, aquellos detalles le parecían demasiado personales para ambas como para compartirlos.
—En fin, será mejor que vayamos cortando esto, ¿no? —cortó el shinobi, con claros deseos de interrogar a la muchacha, que apartó la mirada a un lado, incómoda—. Es que no me lo creo todavía de verdad.
——Va, va. Bueno, pues lo dejamos por aquí —accedió el Uchiha—. Antes de cortar, y ya que estamos de contarnos noticias, un último apunte. Estuve pensando en mi relación con Shukaku en estos últimos meses. Especialmente a raíz de ver cómo Ayame convivía con Kokuō sin tenerla encerrada, y también tras la charla con Reiji. Estuve pensando en si debía o no librarle de las cadenas que en su día le pusieron. Y… Y bueno, tomé mi decisión al respecto. Solo quería que lo supieseis.
Ayame tragó saliva al escucharle.
—Y... ¿Esa decisión es...?
Ayame no conocía a Shukaku personalmente, y todo lo que le habían contado era algo completamente opuesto a Kokuō. Nunca creería que mantener encadenados y encerrados a los bijū fuera una opción, pero contando con el poder destructivo que podían llegar a amasar, lo mejor era tratar en las mejores condiciones posibles. También era cierto, sin embargo, que Ayame los había visto colaborar a ambos cuando lucharon, codo con codo, contra el General de Kurama. Puede que les moviera un interés común en ese momento, pero... ¿Quién sabía si ese enemigo en común sería el lazo que terminara uniéndolos?
Oh, sí. Aquel era su momento. Su escena estelar. La noticia que tanto tiempo había querido darles, y que solo se había aguantado por las ganas de hacerlo en persona. Bueno, aguantado a medias, porque finalmente se lo iba a revelar por el sello-comunicador. ¡Pero es que no podía resistirse más!
Esbozó una sonrisa socarrona y...
—Pues…
—¡Pues que ya no tengo grilletes, HIJOS DE PUTA! ¡JAAAAAAAAAAJIAJIAJIAJIAJIA!
«Oh, ¡Shukaku! ¡Se suponía que iba a desvelarlo yo!», protestó, furioso. Tenía preparado hasta el discurso. Empezaría muy lentamente, muy a cuentagotas. Dejaría que la tensión y la angustia agarrotasen sus gargantas. Y, solo entonces, soltaría la bomba final.
Supuso que la culpa era suya por planear algo con Shukaku de por medio.
—Oh, cuánto nos divertiremos en nuestro próximo encuentro. —Sus ojos dorados emitieron un brillo peligroso—. Ante todo, quiero daros las gracias.
Vaya, aquello sí pilló por sorpresa a Datsue. ¿Shukaku dando las gracias? Debía de ser por algo muy importante. ¿Por ayudarles con Bakudan, quizá? ¿O era por ser buenos…?
—Antes me arrancaría la cola a dejar que otro sucio fūinjutsu ajeno tocase mi piel, pero al menos me otorgasteis diversión mientras duraba mi cautiverio. ¡Esas riñas, esas disputas que os traíais! ¡Ese pitillo en forma de agua! ¡Ese katon sellado! ¡Ese henge para Yui! —Ah, era por eso. Si en aquel momento controlase su cuerpo, Datsue cerraría los ojos y negaría con la cabeza de forma vehemente—. Ah, ¿y os acordáis de cómo Datsue prometió a Daruu hacer las paces con Ayame para luego no dejar de provocarla en el examen shinobi? ¡JAAAAAÁ! ¡Qué acabó con una bijūdama! ¡Qué buenos días me hicisteis pasar, joder!
»¡JIA JIA JIA JIA!
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
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Tras sugerir que podría liberar a Shukaku, Datsue les dejó con una intriga de varios segundos tras el interrogante de Ayame. Daruu, expectante, puso todos sus sentidos alerta... y ese fue su error.
—¡Ay, me cago en todos los dioses, pero por qué gritas! —reaccionó Daruu, justo antes de darse cuenta de lo que había dicho y de a quién se lo había dicho. Pero a Shukaku no pareció importarle, de hecho, soltó algo así como que se iban a divertir la próxima vez que se vieran.
«Ojalá que no», pensó el pobre y acojonado Daruu.
Aunque volvió a indignarse cuando les dio las gracias. ¿Por ayudarles contra ese General? ¡No, qué va! ¡Por entretenerle! A costa de sus desgracias, por supuesto. De puta madre.
—Jia, jia, jia —imitó Daruu con una mueca de fastidio—. Qué bien te lo pasas, ¿eh? Lástima que ahora seamos amigos. ¡No estropees eso!
5/03/2020, 23:58 (Última modificación: 6/03/2020, 00:00 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
—Pues… —comenzó a responder Datsue.
Pero antes de que pudiera siquiera comenzar, una irritante voz aguda reventó los tímpanos de Ayame.
—¡Pues que ya no tengo grilletes, HIJOS DE PUTA! ¡JAAAAAAAAAAJIAJIAJIAJIAJIA!
—¿Shu...? ¿Shukaku? —preguntaron Ayame y Kokuō al unísono.
—¡Ay, me cago en todos los dioses, pero por qué gritas! —protestó Daruu junto a ella.
¡Entonces era cierto! ¡No sólo había tomado una decisión, sino que la había llevado a cabo sin haberles dicho ni una sola palabra al respecto! ¡Uchiha Datsue había liberado a su propio bijū de sus grilletes! Ayame suspiró aliviada, con una suave sonrisa. Al menos no parecía haberle ocurrido nada en el proceso.
«Lo ha hecho... De verdad. El Uchiha lo ha hecho.» Resonó la atónita voz de Kokuō en su cabeza. Desde luego parecía que lo mínimo que se esperaba era que otro humano liberara a su bijū como lo había hecho Ayame con ella.
—Oh, cuánto nos divertiremos en nuestro próximo encuentro —habló el Ichibi.
—Eh... —Ayame sintió un desagradable escalofrío al escucharlo. ¿A qué demonios se estaba refiriendo con aquello? ¿Qué podía tener en mente alguien como Shukaku? Por lo que le habían contado, nada bueno, seguro.
—Ante todo, quiero daros las gracias.
Ayame sonrió.
—Oh, no hay d...
—Antes me arrancaría la cola a dejar que otro sucio fūinjutsu ajeno tocase mi piel, pero al menos me otorgasteis diversión mientras duraba mi cautiverio. ¡Esas riñas, esas disputas que os traíais! ¡Ese pitillo en forma de agua! ¡Ese katon sellado! ¡Ese henge para Yui! Ah, ¿y os acordáis de cómo Datsue prometió a Daruu hacer las paces con Ayame para luego no dejar de provocarla en el examen shinobi? ¡JAAAAAÁ! ¡Qué acabó con una bijūdama! ¡Qué buenos días me hicisteis pasar, joder!
La sonrisa desapareció de los labios de Ayame tan pronto como había aparecido. Ahora, simplemente, escuchaba en silencio con el rostro sombrío cuando Shukaku le recordó todo por lo que le había hecho pasar el Uchiha y cómo se cachondeaba de ello.
—¡JIA JIA JIA JIA!
—Jia, jia, jia —le imitó Daruu, con una mueca de fastidio—. Qué bien te lo pasas, ¿eh? Lástima que ahora seamos amigos. ¡No estropees eso!
—Sí, sí... todo muy divertido. Ja, ja, ja, me parto y me mondo —Ayame suspiró, hastiada—. Pero me alegro mucho por ambos. De verdad —Ayame volvió a sonreír. Y tras una breve pausa pensativa añadió un último mensaje—. Datsue, la próxima vez nos veamos tendré algo para ti.
El Gran Shukaku no pudo sino estar de acuerdo con Daruu.
—Sí que es una lástima, sí. ¡Con lo bien que nos lo pasábamos todos antes! ¡JIA JIA JIA!
Datsue emitió un suspiro, y se dio cuenta que lo hizo con su cuerpo. Tras la breve intervención, Shukaku le había devuelto el control, justo a tiempo para responder a Ayame.
—Oh, ¿un regalo? ¿Y no puedes adelantarme de qué se trata? ¿Una pista, al menos? —quiso averiguar, curioso. No solía llevar bien la incertidumbre—. Pues que sepas que yo también tengo algo para ti. Lo mío es un regalo. Sí, sí. Ya verás —se la devolvió, igual de misterioso.
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Daruu se cruzó de brazos y ladeó la cabeza. Alzó una ceja y arrugó los morros, molesto.
—Vaya, ¿así que con secretitos, eh? —dijo—. Pues yo no tengo nada, la verdad. Y escuchando a Shukaku, la verdad, espero que tampoco tengas nada para mí. —Oh, no, no. Por cómo se había despedido aquél cabrón, esperaba tratar lo menos posible con él. Si Kokuō podía ser difícil...
—Sí que es una lástima, sí. ¡Con lo bien que nos lo pasábamos todos antes! ¡JIA JIA JIA! —asintió Shukaku.
Y Ayame arrugó los morros, irritada ante su actitud. Durante un instante, no pudo evitar pensar en lo irónicamente parecidos que eran Datsue y el propio Shukaku. Cuando querían ser molestos, podían ser realmente irritantes. ¿Es que los bijū terminaban pareciéndose a sus jinchūriki? ¿O eran los jinchūriki los que terminaban pareciéndose a sus bijū?
—Oh, ¿un regalo? ¿Y no puedes adelantarme de qué se trata? ¿Una pista, al menos? —indagó el Uchiha.
Y Ayame sonrió para sí, maliciosa.
—Nop —dijo, tajante.
—Pues que sepas que yo también tengo algo para ti. Lo mío es un regalo. Sí, sí. Ya verás.
Aquello la pilló desprevenida.
—U... ¿Un regalo para mí? —Ayame parpadeó, confundida. Intercambió una mirada con Daruu, pero el parecía tan confundido como ella.
—Vaya, ¿así que con secretitos, eh? —dijo—. Pues yo no tengo nada, la verdad. Y escuchando a Shukaku, la verdad, espero que tampoco tengas nada para mí.
Al final, Ayame terminó por encogerse de hombros. Sólo podía esperar que no fuera otra treta de las suyas. Pero se suponía que esa época ya había terminado... ¿No?
—Bueno. Entonces tendremos que vivir con la intriga hasta que nos veamos, Datsue.
Datsue se estiró cuan largo era en el jacuzzi y dejó que su cuerpo flotase bocarriba.
—Nah, no te preocupes, Daruu. Shukaku es colega —dijo, quitándole hierro al asunto. Luego recordó cómo se la había liado cuando estaba con Juro y Kazuma en cierto bar de strepteasse, y en bastantes otras ocasiones desde los meses que le había liberado, y creyó que quizá estaba pecando de inocente—. Y sí, supongo que tendremos que esperar —respondió a Ayame. Si ella no quería darle ni una mísera pista, ni de coña iba a dársela él tampoco—. Que no será hasta… hasta el año que viene, imagino.
Dioses, cuán acertado había estado en su día de colocarles el sello a ambos. De lo contrario, hubiesen tenido muy difícil tener aquellas charlas esporádicas. Fijar un día que les viniese bien a los tres, y de antemano, no siempre era fácil.
—Por cierto, antes de cortar comunicación… —Tuvo un déjà vu momentáneo. Algo le decía que había repetido aquella frase unas cuantas veces en menos de una hora—. Quiero pediros un consejo. Es para un amigo, en verdad. Un buen amigo que está en un gran aprieto y yo no sé qué coño decirle.
»Resulta que este amigo mío se enamoró perdidamente de una chavala, ¿vale? La cosa funcionó muy bien por un tiempo, pero luego pasaron cosas y rompieron. Mi colega lo pasó muy mal, pero se recompuso y hasta se echó novia. La verdad, fue muy feliz durante varios meses. ¿El problema?, preguntaréis. Bueno, pues que ahora su primer amor volvió a su vida, arramblando con todo. O sea, no va y le dice… ¡No va y me dice… a mi colega, quiero decir, que se arrepiente de haberlo dejado! ¿Que ojalá poder volver con él?
»Mi amigo la mandó a la mierda, claro, pero… Pero no es capaz de dormir mucho desde entonces. O sea, mi amigo está contento con su vida actual. Pero, al mismo tiempo… Tiene dudas. Porque con su primer amor era todo fuego, pasión, locura… Muchos altibajos, también. Muchas penurias por las que tuvo que pasar.
»Y ahora está bien. Tranquilo. Con una vida sin sobresaltos. Asentado. Pero joder, con tantas dudas… ¿acaso no tendría que decírselas a su novia? Porque cree que la está fallando por pensar esas cosas, y… Ella ya le nota raro. Y no sabe qué hacer. No sabe qué hacer y yo no sé qué cojones decirle ya.
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Era la segunda vez que Datsue quería decir algo antes de cortar, y aunque más tarde le habría parecido egoísta, Daruu estaba harto. Estaba deseando hablar con Kokuō en privado y ese cabrón no cesaba de alargar aún y aún más la charla. Esta vez para pedir un consejo.
...un consejo amoroso.
Daruu no era muy mujeriego. La única relación que había tenido era con Ayame. Pero había que ser muy poco perspicaz para no saber de quiénes estaba hablando. Además, qué coño, es que Datsue no lograba ni disimular.
—¿Al final lo dejaste con Aiko, después de todo por lo que pasamos? —preguntó Daruu, directamente. Claro, ellos no sabían de la vida que llevaba la ex-kunoichi de Amegakure ahora. Pero si era verdad que la había dejado, quedaba si cabe aún más ridículo todo el esperpento que se había montado en torno a ella, llegando a ser objeto incluso de una negociación—. No sé qué decirte, Datsue. No quiero aconsejarte y que luego te salga mal y sea mi culpa. Yo no entiendo de estas cosas, yo... —Miró a Ayame—. No sé, yo no me imagino dejándolo con Ayame, es mi primera relación. No sé qué decirte. Si vuelves con ella igual volvéis a acabar mal. Pero si no estás enamorado de tu novia actual, ¿para qué estar con ella en primer lugar?
Hasta el año que viene. Iba a ser una espera muy larga, desde luego. Y la curiosidad la estaba carcomiendo desde dentro hasta límites insospechados, pero si ni ella misma quería dar una pista sobre a lo que se refería, suponía que el Uchiha tampoco lo haría.
—Por cierto, antes de cortar comunicación… —volvió a repetir Datsue—. Quiero pediros un consejo. Es para un amigo, en verdad. Un buen amigo que está en un gran aprieto y yo no sé qué coño decirle.
«Eso es lo primero que se dice cuando el que busca el consejo eres tú y estás demasiado avergonzado como para admitirlo. »Meditó Ayame, alzando una ceja con escepticismo. Pero le dejó continuar.
En resumen, parecía que el amigo de Datsue había roto con su pareja y después de un tiempo de desamor y luto había rehecho su vida con otra chica. El problema había venido varios meses después cuando, la exnovia del amigo de Datsue volvió para intentar arreglar esa relación rota. Y ahora ese amigo estaba lleno de dudas sobre lo que debía hacer.
—¿Al final lo dejaste con Aiko, después de todo por lo que pasamos? —lanzó Daruu, sin ningún tipo de anestesia.
—¡Pero Daruu! —protestó Ayame, escandalizada ante la falta de tacto de su compañero. ¡En aquellas situaciones se suponía que tenía que seguirle el rollo, aconsejar a ese supuesto amigo para in invadir su intimidad!
—No sé qué decirte, Datsue. No quiero aconsejarte y que luego te salga mal y sea mi culpa. Yo no entiendo de estas cosas, yo... —Daruu miró a Ayame, que se sonrojó ligeramente—. No sé, yo no me imagino dejándolo con Ayame, es mi primera relación. No sé qué decirte. Si vuelves con ella igual volvéis a acabar mal. Pero si no estás enamorado de tu novia actual, ¿para qué estar con ella en primer lugar?
Ayame lanzó un pesado suspiro.
—Datsue, yo lo pensaría con mucha calma —respondió. Después de todo, ya daba igual seguir con la pantomima—. No conozco los detalles entre vosotros, ni cómo terminó vuestra relación, pero una ruptura es algo muy serio. Y si estás con otra persona, se supone que es porque ahora la quieres a ella. ¿Qué ocurrirá si te arriesgas a volver con Aiko y al cabo de un tiempo vuelve a ocurrir algo que os lleve a volver a romper la relación? Que eso es algo que también podría pasar con tu pareja de ahora, pero... No sé. Nunca me he visto en ese problema, pero creo que volver con un ex puede ser reabrir cicatrices ya cerradas...
—Que no, que no. Que en verdad es un buen amigo mío llamado Nabi, que estaba saliendo con… Bah, sí. Soy yo. ¡Lo confieso!
En verdad no había nada que confesar. Le habían pillado como a un kusareño en cualquier misión de infiltración. Enseguida tuvo que rebatir a Daruu.
—No, no, no. No la dejé. ¡Me dejó ella a mí! —exclamó, afligido—. Es que… Es que ella no se acordaba de nada, ¿comprendéis? Ni de nuestra relación, ni de mí… Ni de nada de su vida. Ella quería experimentar, conocerse a sí misma, y para eso… Para eso me dijo que tenía que hacerlo sola.
»Y ahora Urami se cruzó en mi vida y… Y joder, la quiero, claro que la quiero. Y yo había pasado página. Os lo juro. Últimamente estaba quedando con Aiko, como amigos. Sin más. Pero de repente me suelta esto y…
Metió la cabeza bajo el agua y bufó, irritado. ¿Por qué narices siempre se complicaba tanto? Cuando salió, sus ojos eran dorados.
—Eh, Hijo. Yo tengo una solución a tu problema. Sí, sí. Mira... sales con las dos, ¡y asunto solucionado! ¡JIA JIA JIA!
—Ya, claro —replicó Datsue, volviendo a tomar posesión de su cuerpo—. Mira, Shukaku, solo he visto una relación de tres en mi vida, ¡y era en un puto libro! Una trilogía de fantasía, más bien. En la vida real las cosas funcionan distinto. —Aunque algo le decía que Shukaku lo sabía bien y solo se lo comentaba para chincharle—. En fin, ya veré qué hago. Tenéis razón, chicos, es algo que tengo que decidir por mí mismo. Supongo que tan solo necesitaba desahogarme. Gracias por escucharme.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
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Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Aunque Datsue trató de mantener la tapadera unos pocos segundos más, finalmente se derrumbó y acabó confesándolo. Al parecer, Aiko no recordaba a Datsue. Quizás Amegakure le había borrado la memoria, o quizás la técnica de sellado había hecho estragos en su cerebro. Se imaginó en una situación parecida, y se le formó una bola en la garganta.
Al parecer Aiko había dejado a Datsue porque estaba confundida, y ahora volvía cuando Datsue estaba con otra chica.
Daruu ignoró la sugerencia de Shukaku directamente. Se dijo a sí mismo que a partir de ahora todo lo que dijese Shukaku lo ignoraría sin más. Sí, era lo más sensato.
—Como último consejo... no pienses sólo en ti mismo —dijo—. Ni hagas algo sólo por obligación. Si de verdad quieres a la tal Urami, entonces no tiene sentido romper algo nuevo cuando lo viejo viene a llamarte a la puerta, ¿no? ¿Y la pobre Urami, qué? ¿Te gustó cómo te sentiste tú cuando Aiko te dejó? ¿Quieres que sienta ella lo mismo?
8/03/2020, 21:12 (Última modificación: 8/03/2020, 21:14 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
—No, no, no. No la dejé. ¡Me dejó ella a mí! —les corrigió Datsue, después de admitir que ese supuesto amigo era, efectivamente, él mismo—. Es que… Es que ella no se acordaba de nada, ¿comprendéis? Ni de nuestra relación, ni de mí… Ni de nada de su vida. Ella quería experimentar, conocerse a sí misma, y para eso… Para eso me dijo que tenía que hacerlo sola.
—Uff... —resopló Ayame. De sólo imaginar una situación así se le formaba un terrible nudo en la garganta: Que la persona a la que quieres de repente no te recuerde, ni se acuerde de todo lo que habéis vivido juntos... Era algo que no le desearía ni a su peor enemigo.
—Y ahora Urami se cruzó en mi vida y… Y joder, la quiero, claro que la quiero. Y yo había pasado página. Os lo juro. Últimamente estaba quedando con Aiko, como amigos. Sin más. Pero de repente me suelta esto y…
—Eh, Hijo. Yo tengo una solución a tu problema —volvió a intervenir Shukaku—. Sí, sí. Mira... sales con las dos, ¡y asunto solucionado! ¡JIA JIA JIA!
—Como último consejo... no pienses sólo en ti mismo —intervino Daruu—. Ni hagas algo sólo por obligación. Si de verdad quieres a la tal Urami, entonces no tiene sentido romper algo nuevo cuando lo viejo viene a llamarte a la puerta, ¿no? ¿Y la pobre Urami, qué? ¿Te gustó cómo te sentiste tú cuando Aiko te dejó? ¿Quieres que sienta ella lo mismo?
—Y, hagas lo que hagas, ni se te ocurra hacerle caso a Shukaku —se apresuró a añadir Ayame, pálida ante la suposición que había lanzado el bijū.