Ya habían pasado las tres de la tarde y sus responsabilidades habían llegado a su fin. Por ello, cómo cada tarde, se dirigía a su pequeño terreno con una cesta de mimbre en las manos. Dentro había comida que había preparado para Ren.

Llevaban apenas una semana en Primera Nieve y desde el primer día las habían puesto a trabajar. Hana se pasaba las mañanas ayudando a Saori con el orfanato, aunque realmente solo había una huerfana. Sin embargo, todos los niños se reunían en aquel edificio para jugar y aprender. Sobre todo, jugar. Mientras sus progenitores trabajaban, Saori y ahora Hana, cuidaban de los pequeños.

Saori era una mujer amable y, a veces, demasiado blanda con los niños. Algunos días los llevaba al bosque de excursión, otros los dejaba jugar sin hacerles aprender nada... A partir de las tres era cuando empezaban a venir a buscar a los niños y Saori la dejaba marchar con lo que hubiese sobrado de la comida.

Se lo llevaba a Ren y podía comerlo entonces o calentarlo más tarde con el horno de Hana.

El horario de Ren era más complicado. Era una mujer fuerte y guerrera y de esas estaban escasas en aquel pequeño pueblo. Solo Yukiko, la leñadora, podía darse ese aire. A primera hora, iba con Jin a ayudarle a cazar. Jin era un hombre de mediana edad, barbudo y poco cuidado. Era jovial y bromeaba con Ren.

Después de su pequeña cacería diaria, iba con Yukiko, quien le exigió que la ayudase con su trabajo si quería su ayuda. Y se pasaba hasta mediodía talando arboles o partiendo leña. Después de comer Jin, Yukiko y Ren cualquier mejunje que hubiese preparado Jin con las piezas sobrantes, Ren y Hana se iban a su pequeño hogar, a limpiar e intentar levantar algo digno.

Mientras tanto, dormían en el desván del orfanato. Era una pequeña habitación con una cama doble, un armario y una pequeña ventana. Compartían edificio con Saori y la única niña huerfana del pueblo, Lily, una pequeña niña rubia de tres años.

Lily no se había despegado de Hana desde la primera vez que fueron al bosque y un cervatillo se acercó a Hana a saludarla. Solo en aquellas tardes de trabajo en sus tierras se apartaba de ella, por orden de Saori.

Llegó a la pequeña verja que tenia el cercado de su terreno y la abrió con cuidado, esperando encontrar a Ren dentro, con Yukiko ayudandola o no. Eso dependía del día.

Ren se adaptó bastante bien y rápido. Una vida así de tranquila y simple le venía como anillo al dedo, estaba como pez en el agua. No tenía ninguna preocupación en mente más allá de que iba a desayunar, comer o cenar; buscarse la vida para ir consiguiendo unos ahorros y dinero con el objetivo de tener una bonita casa y parcela como hablaron, seguía presente, pero la gente de allí era bastante amable con ellas y no estaban sufriendo nada por ello.

La actividad de leñadora le iba como anillo al dedo y estaba disfrutándolo realmente, hubiera preferido claramente poder ir aprendiendo algo de herrería, pero no esperaba que aquel trabajo tan simple le entretuviera.

En aquel momento, Ren estaba sentada en un tocón, con una camisa blanca corta, algo sudada y sucia. En su cintura se veía la parte superior del kimono azul simple que llevaba cayendo por los lados y la parte de atrás. De mientras, conversaba con Yukiko, comentándole que tal vez deberían empezar a hacer una carbonera para cuando el frío apretase de verdad. Les llevaría un par de semanas que terminara de consumirse y que el carbón estuviera listo, pero Ren estaba disfrutando mucho de cada cosa que estaba aprendiendo.

Hana había tenido que guardar su hermoso kimono y ahora vestía con unas ropas poco tradicionales que le había dado Saori. Llevaba un sencillo vestido blanco y un corsé marrón, además de unas sandalias del mismo color. El pelo lo llevaba recogido con una diadema de flores que le habían hecho las niñas.

Yukiko le dijo a Ren que se centrase en acabar las paredes y el techo de la casa antes de nada. Antes de que Ren contestase, se excusó para irse por donde había venido Hana.

— ¿He interrumpido algo? — preguntó al ver a Yukiko marcharse. — ¿Qué tal aguanta el hacha que te regalé?

Al llegar al poblado, Hana se sacó del hombro un hacha, entregandosela a Ren para que pudiese trabajar. Obviamente fue donde nadie las viese todavia. No debían saber que eran ninjas y esperaba que Ren estuviese respetandolo.

— ¿Has vuelto a comer del mejunje de Jin? Ten, he traido arroz con pollo y algo de fruta. ¿Te apetece? — informó dejando la cesta en el lado libre del tocon donde estaba Ren.

Que rechazara su propuesta para posteriormente cambiarle de tema la molestó un poco, por lo que la siguió con una mala mirada cuando la vio alejarse. Pero pronto pudo ver que Hana venía por ese mismo lado y sus ojos se giraron hacia ella, pasando su rostro de molestia a uno más alegre.

— No, no es nada. Es solo que quiere que me centre en terminar las paredes y el techo — añadió arqueándose un poco hacia atrás y mirando hacia el cielo como con desgana. — El hacha va estupendamente, Yukiko me ha enseñado a manejarla mejor y ya me ha explicado como ocuparme de los árboles que son tan grandes y gruesos.

Siguió con la mirada a Hana, para posteriormente ver que colocaba una cesta a su lado.

— Oh por la Diosa, gracias. Esa cosa que prepara sabe a mierda. Nada que se pueda comparar a la deliciosa comida preparada por una chica guapísima.

Enseguida notó por la actitud de Ren que Yukiko seguía siendo algo cortante con ella.

— No te lo tomes tan a pecho. Es normal que aún tenga algo de recelo, somos unas extrañas para ella. No todo el mundo es como Saori y nos va a meter bajo su techo. — hizo una pequeña pausa para abrir la cesta y sacar su contenido. — Hablando de eso. Tendrías que hacer algo con Lily. Me ha dicho Saori que desde que llegamos ni siquiera habla con ella. Y se sigue escondiendo cada vez que te ve.

Cuando Hana estaba sola, Lily no se separaba de ella, muchas veces mirandola con curiosidad. Sin embargo, cuando Ren se acercaba, Lily desaparecía, aunque podían verla observando de lejos.

— ¡Te he dicho cien veces que no lo comas si no te gusta! Puede ser todo lo nutritivo que quieran, si sabe mal te va a sentar mal. — le reprochó mientras sacaba un bol con tapa y le quitaba la tapa para pasarselo a Ren junto a unos palillos. — No tiene mucho sabor por la falta de especias. Saori me ha dicho que vendrá un mercader la proxima semana antes de que empiece el invierno. Intentaré comprar algunas especias.

Cuando Ren aceptase el plato, Hana se sentaría más relajada, respirando hondo el aire puro que había allí.

Ren escucho en silencio lo que me comentaba, levantando una pierna y pisando con ella el tocón para apoyar el brazo en esta y posteriormente del rostro sobre su mano. Cuando empezó a reprocharle cosas, miro a otro lado como si no fuera con ella aunque se le notaba en el rostro molesta.

— ¿Y que me hago? El y todos los demás están siendo muy amables con nosotras, no puedo simplemente rechazar su comida sin más. — tomo el bol y posteriormente los palillos, bajando la pierna para sentarse en condiciones. — No entiendo que le pasa a esa pequeña conmigo, he intentado ser todo lo amable que podía con ella. Pero cada vez que la saludo o le sonrió me evade, ¿que quieres simplemente que haga?

— Ya hablaré yo con Jin. — dijo en tono autoritario, como una madre que dice que hablará con el profesor que le pone malas notas a su hija.

Se quedó pensando un segundo sobre lo de Lily.

— ¿Por que no le das un regalo? Así a lo mejor se abre más. Tengo algunos peluches que cogí de casa en mis pergaminos. — sugirió a ka espera de qué le parecia a Ren

— Wow, si que te importa como para decidir desprenderte de algo tan querido e importante. ¿Lo haces por mi? Que bonito detalle, ¿es que te gusto o algo así? — rio señalándola con los palillos, para después darle un golpe con el hombro al de ella, quedándose en esa posición y apoyando su cabeza en la de Hana. — No se, seguro que piensa que todo esto es idea tuya para hacer que le caiga bien y o algo similar. Los niños de hoy en día son muy avispados.

— Algo así. Primero arreglo tu relacion con los niños y después me cuelo en tua bragas. Un plan sin fisuras. — se rio antes de hablar en serio aunque aún sonriente. — Es una buena niña, no quiero que se pase la vida pensando que das miedo.

Le acarició el brazo ligeramente con cuidado de no molestarla mientras comía.

— Tiene tres años, Ren. No va a sospechar nada, verá un peluche, le dirás que es para ella y te querrá para siempre. Como me pasó a mí.

— Estúpida — respondió entre risas, poniéndole una mano en la cara, empujándola y revolviéndola un poco. — Yo tampoco quiero que piense eso de mí, es una niña encantadora. La he visto cuando no me ve y por eso me sabe mal que este así conmigo, ¿tanto miedo da mi cara?

Miró a Hana algo apenada, haciendo uso de forma inconsciente como siempre de aquella cara de gatita mojada y abandonada.

Hana no pudo evitar reirse tras la pregunta de Ren, viendola completamente vulnerable y penosa.

— A mí no, pero piensa que yo te puedo con facilidad. Para una niña eres grande y fuerte y desconocida. Seguramente te haya visto talando arboles con un hacha y ahora le dé recelo. — especuló con la probabilidad de su lado. — Esta noche subimos al desván antes de ir a cenar y te doy el peluche.

Ren se arqueó hacia atrás sonriendo con picardia.

— Bueno, en un combate seguramente me puedas porque sabes más técnicas que yo. Pero si te agarro con fuerza no te puedes escapar — dijo acariciándose un antebrazo para enseñar algo de musculo. — En verdad debería dejar de estar así, voy a acabar cogiendo un resfriado, pero es que he acabado sudando demasiado.

Dejó la comida a un lado para levantarse, y buscar las mangas del kimono para colocarlas. Le daría la espalda a Hana momentáneamente, pero esta podría deleitarse con una buena vista mientras lo hacía.

Hana solo la miró mientras hablaba y enseñaba su músculo. Era increible como había mejorado en dos semanas.

— Que no pueda escaparme no significa que pierda. — le contestó mientras se ponía el kimono bien sin dejar de mirarla con una sonrisa pícara.

Le devolvió una mirada extrañada ante aquellas palabras. ¿A que se refería exactamente? La ganaba claramente en fuerza y si la agarraba no podría zafarse de ella sin utilizar alguna técnica o algo raro. ¿Se refería a eso? Prefirió no darle demasiadas vueltas, y pasó a sentarse a comer con ella tranquilamente.

— ¿Has conseguido alguna manta más para la cama? Ahora mismo estamos bien, pero pronto acabaremos necesitando más — fue entonces cuando abrió ligeramente los ojos al caer en algo. — ¿Cómo lleva Lily las noches? ¿No dormirá sola, no? A lo mejor la estoy subestimando un poco, pero tal vez pase algo de miedo por las noches de ser así.

Hana vio que Ren no había entendido lo que le había dicho, pero no insistió. Le parecía adorable que con lo lanzada que era, la mitad de las veces no entendiese su flirteo.

— Creo que sería mejor cambiar la que tenemos por una más gruesa. Y pesada, que ya has visto lo que me muevo mientras duermo.

Y aquello era algo que Ren había comprobado tras tantas noches juntas. O la agarraba y la retenía mientras dormían o Hana se dedicaba a rodar de un lado a otro de la cama en sueños.

— Que yo sepa duerme en su habitación. Está al lado de Saori, no creo que pase nada. Además, aquí apenas hay tormentas. — contestó Hana asumiendo que eso era lo único a lo que había que temer.