La prueba teórica había terminado y no tenía ánimos de regresar al alojamiento tan pronto, ¿qué hora podrían ser? Las dos o tres de la tarde quizás... Era una tarde joven y refrescante con mi segundo granizado de uva del día, decidí acudir a aquel lugar tan popular del espiral, los rumores decían que cientos de cerezos se alzaban dejando una alfombra de pétalos a los pies de quien estuviese por allí, era un lugar especial e incluso tenía áreas para entrenar, y no solo eso, sino que también habían lugares, mejor dichos templos dedicados a varios dioses, ¿habría uno en nombre de Amenokami?

Sin pensarlo mucho mis pies me llevaron a aquella dirección, o eso tenía pensado, no obstante, no conocía también la villa como para dirigirme con total facilidad, por lo que tuve que recurrir a preguntar a los aldeanos... Con un par de direcciones cruce aquí, siga derecho por allá, y cuando vea los cerezos sabrá, llegué sin pérdidas al denominado jardín.

"Es una hermosa vista..." Me dije, podía sentir cierta paz, calma, tranquilidad, era lo que ahora reinaba en mi cuerpo; pero aquel reinado duró poco, la tormenta de ansiedad había vuelto a mí, pensé nuevamente en aquel mensaje codificado, ¿sería correcta mi respuesta? Pensé en cada uno de los participantes y luego recordé...

"No estaba Yota... ¿Será que es chuunin como Mogura? o aún peor... ¿Y sí ya es jounin como Akame?" Palidecí con el hecho de solo pensarlo, eso podría justificar porqué no estaba entre los aspirantes...

Di una palmada en mi cara con mi mano libre y por enésima vez alejé el examen de chuunin de mi mente, quería disfrutar este momento.

—Será mejor que busque el área de los templos.— Me dije mientras seguía aspirando aquellos trozos de hielo con sabor artificial a uva.

Y ya había llegado, el tan esperado por todos, aquel que le había ilusionado tantísimo al enterarse y que le había provocado una profunda tristeza cuando, de un día para otro vio como iba a ser imposible presentarse. El Examen Chunnin.

La aldea rebosaba vitalidad, un montón de personas caminaban por las calles, visitando los pequeños puestos de souvenirs y comida típica que había aparecido por la localidad con motivo de la llegada de extranjeros, la alegría podía respirarse en el ambiente y el clima lo acompañaba todo mucho mejor, con días cálidos y cielos despejados que dejaban libertad para todo aquel que quisiera pasar el día en la calle.

Pero Riko era una excepción, caminaba por su aldea cabizbajo, a paso lento y apoyado en una muleta de madera que le ayudaba a caminar.

«Tsk.»

Sus pasos le llevaron hasta el Jardín de los Cerezos y, teniendo en cuenta que era uno de los puntos más bellos de la aldea, la gente también se había acercado hasta allí para pasar el día, y, entre todas las personas, a lo lejos, el Senju distinguió la silueta de un conocido, al menos aquello podía alegrarle el día.

Aceleró todo lo que pudo, que no era mucho, y trató de ponerse a la altura del pelirrojo, aunque antes de que llegara vio como se daba una palmada en el rostro.

—Ke-Keisuke-san, ¿estás bien? — Preguntaría con cara de preocupación, llamando la atención del joven amenio.

Me dispondría a caminar aventurandome en aquel bosque repleto de cerezos y personas cuando una voz me llamó.

—Ke-Keisuke-san, ¿estás bien? — Preguntó mientras terminaba de acercarse.

Me detuve al escuchar mi nombre y busqué al emisor, para mi sorpresa se trataba de Senju Riko, estaba con muletas, incluso cuando estaba en la academia pensé en haberlo visto, pero fue un vil engaño de mi mente o de alguien muy similar, porque el que estaba justo frente a mi tenía una muleta.

—Riko!— No pude evitar ver su muleta y mirar ambas piernas en busca de algún yeso o algo que justificase el uso de aquella herramienta. —Sí, yo estoy bien, y a ti... ¿Qué te ha pasado?— Pregunté ahora yo más preocupado que el tono que uso el peliblanco.

"Por eso no se presentó al examen, no estaba en las mejores condiciones..." Deduje rápidamente. "Es una lástima..."

Llevé nuevamente el granizado a mi boca y seguí refrescandome.

En cuanto el peliblanco le llamó, Keisuke se volteó y su mirada fue directa al utensilio de apoyo con el que se ayudaba al caminar, cambiando su gesto a uno de preocupación.

—Riko! Sí, yo estoy bien, y a ti... ¿Qué te ha pasado?

Riko se llevó la mano libre a la nuca y sonrió, algo avergonzado.

—Bueno, fue entrenando para el examen y ya ves... Al final no he podido participar.

Rápidamente su sonrisa de vergüenza se convirtió en una mucho más triste, después de haberse preparado tanto tiempo, se lo iba a perder.

—Pero bueno, ya habrá otros exámenes, ¿no? — Se forzó a decir. —Tú sí que participas, ¿verdad? — Se aventuóo a decir.

Mientras estaban allí, Riko iba cambiando el peso de su cuerpo entre la pierna buena y la muleta, tratando de no cansarse demasiado, ya que se había dado cuenta que le era más difícil mantenerse quieto que avanzar.

Delaté a un Riko avergonzado por su actual situación, reveló que sus lesiones fueron como consecuencia al entrenamiento que se sometió para presentarse para el examen, entonces me surgió una duda... ¿Qué clase de entrenamiento sería ese? A lo mejor había terminado mal, pero no era bueno sobrepasar los límites del cuerpo.

—Vamos a tener más cuidado para los futuros entrenamientos...— Comenté sin más, después de todo el sermón que debió llevarse por lesionarse antes del examen debió ser monumental, nada hacía yo lloviendo sobre mojado, incluso en el rostro del Senju se notaba su tristeza.

—Pero bueno, ya habrá otros exámenes, ¿no?

—Exactamente... Ánimos, Riko, será la próxima, seguramente has entrenado mucho y aunque no pudieras demostrarlo esta vez, los resultados y tus nuevas experiencias siguen en ti, velo de otra forma, tienes mucho más tiempo para prepararte para la próxima convocatoria.— Las palabras salieron de mi boca solas, no las pensé, solo quería tratar de consolarle un poco y subirle el autoestima.

—Tú sí que participas, ¿verdad?

—Sí, salí hace poco del examen escrito, quería despejar la mente un poco de ello.— Mencioné al albino, pero luego la mente salió vencedora. —Las preguntas no eran tan complicadas, era un poco raro, no sé sí tiene doble finalidad...— Manifesté primeramente. —Pero hubo una pregunta que supongo que sorprendió a más de uno, un mensaje encriptado, no sé sí respondí bien... Es mi mayor preocupación jejeje.— Reí un poco nervioso por el simple hecho de considerar reprobar el examen escrito.

—Vamos a tener más cuidado para los futuros entrenamientos...

Riko se limitó a asentir, el amenio tenía razón al fin y al cabo, se había forzado demasiado al entrenar y el cuerpo lo sufre, así que para próximas ocasiones ya sabía que tenía que poner el límite con mayor dureza.

—Sí, salí hace poco del examen escrito, quería despejar la mente un poco de ello. Las preguntas no eran tan complicadas, era un poco raro, no sé sí tiene doble finalidad... Pero hubo una pregunta que supongo que sorprendió a más de uno, un mensaje encriptado, no sé sí respondí bien... Es mi mayor preocupación jejeje.

El Senju abrió sus ojos como platos, aquello le daba entre envidia y curiosidad y la pregunta del mensaje encriptado le habría gustado tener que resolverla.

—Bueno, no te preocupes, seguro que la respondiste bien. No le des demasiadas vueltas. — Animaría el albino. —¡Oye! ¿Te importa si nos sentamos en algún lado? Estar de pie me es algo complicado... — Dijo dirigiendo su mirada a la muleta, sobre la que había apoyado la pierna mala.

—Además, hace mucho que no nos vemos, seguro que tenemos cosas que contarnos.

Pude notar como se encendía cierto fulgor en los ojos del albino cuando escuchó la pregunta del mensaje codificado, era emocionante sí que sí!

—Bueno, no te preocupes, seguro que la respondiste bien. No le des demasiadas vueltas.

—Sí, yo también creo que respondí bien, y en la bienvenida nos dijeron que no habrían respuestas buenas ni malas, solo respuestas que serían estudiadas...— Confirmé luego. —Así que probablemente todos pasemos a la segunda fase.

La conversación se estaba alargando y con el nuevo estado el Senju algo tan simple, como estar de pie por un par de minutos, se le dificultaba, por lo que no dudó en solicitar una tregua. —Claro, que desconsiderado de mi parte, creo que más adelante habrá unos bancos, bueno tú has de saber, guíame.— Cedí la delantera al peliblanco, después de todo estábamos en su territorio.

—Además, hace mucho que no nos vemos, seguro que tenemos cosas que contarnos.

"¿Algo que contar?" Pensaba y pensaba y nada venía a mi mente, ¿qué tenía para decirle a Riko? No podía revelarle mi nueva habilidad... El tema de Aiko era algo prohibido... ¿Qué podría ser?

—¿Sabes algo de Koutetsu? Tengo tiempo sin saber de él.— Pregunté repentinamente.

—Sí, yo también creo que respondí bien, y en la bienvenida nos dijeron que no habrían respuestas buenas ni malas, solo respuestas que serían estudiadas... Así que probablemente todos pasemos a la segunda fase.

Riko quedó pensativo por un momento, no entendía muy bien aquello de que no había respuestas buenas o malas, alfin y al cabo, si hay que descifrar un código, por ejemplo, no había demasiadas posibilidades, quizás el resto de las preguntas fueran algo ambiguas.

«Claro, no siempre hay una única solución correcta...»

—Claro, que desconsiderado de mi parte, creo que más adelante habrá unos bancos, bueno tú has de saber, guíame.

El peliblanco se aferró a su muleta.

—Sí claro, sígueme. — Añadió mientras empezaba la marcha adentrándose en el Jardín de los Cerezos. —Koutetsu... No, la verdad es que no me suena el nombre si quiera, imagino que es un shinobi de aquí, ¿no? — Preguntó, algo curioso.

Riko no tardó en liderar el camino a un paso mucho más lento que el habitual, pero no me importó reducir mi paso y seguirle, después de todo estaba para relajarme.

—Koutetsu... No, la verdad es que no me suena el nombre si quiera, imagino que es un shinobi de aquí, ¿no? — Preguntó como sí realmente no se acorase de él.

—¿¡Qué!?— Exclamé incrédulo mientras me detenía para verle, ¿es que acaso Koutetsu era un fantasma? —Nos conocimos en las llanuras del hielo, ¿recuerdas? Pues en el hotel también estaba Koutetsu, y sí es de Uzugakure, es de piel morena, como de mi tamaño, cabello blanco, ojos grises y carga espada...— Describí rápidamente.

Akame no sabía de él, Datsue tampoco y ahora Riko decía que no lo recordaba... ¿Qué pasaba aquí? ¿Acaso Riko perdió la memoria? ¿O todo lo transcurrido en las tierras gélidas habría sido obra de un genjutsu?

Ciertamente no entendía nada de lo que sucedía.

¿Será que no existe y era otra persona?

Esperé a que Senju siguiera el camino para continuar a su ritmo, quería escuchar qué tenía que decir del tema.

—¿¡Qué!?

La sorpresa del pelirrojo le alarmó un poco, no se esperaba aquella reacción y rápidamente le miró, esperando a que continuara con sus palabras, en la que trataría de describir lo mejor que pudo a Koutetsu, un muchacho de cabello blanco, moreno, con espada...

Y entonces una bombillita se encendió en la cabeza del peliblanco.

—¡Ah joder, sí! Nunca he hablado con él... creo, pero sí que le he visto por la Villa aunque si te soy sincero, llevo muchísimo tiempo sin verle... — Explicó algo dubitativo, sabía que se había graduado a la vez que él, pero no conseguía recordarle demasiado.

El camino se hizo algo largo dado el ritmo cansino del Senju, pero finalmente llegarían a una pequeña placita que estaba rodeada de los cerezos y que constaba con unos cuantos bancos y una fuente en el centro.

—Bueno, ¿qué te está pareciendo Uzushiogakure? — Preguntó dejándose caer sobre uno de los bancos que estaba vacío.

Tras realizar la breve descripción del moreno, Riko pensó un par de segundos y finalmente dio con la persona que esperaba, lamentablemente explicó que no suele relacionarse con él y que tenía bastante tiempo sin verle.

"¿Será que tuvo un trágico final como el de Aiko?" Fue lo primero que vino a mi mente, ¿qué pasaba con las personas que desaparecían repentinamente...?

—Entiendo, sí le ves le mandas saludos de mi parte.—

Seguí a la par que el peliblanco, pero mis ojos observaron el camino del sendero, al fina nos esperaba una pequeña plaza con una fuente central y rodeada de varios cerezos, parecía un lugar tranquilo y acogedor.

—Bueno, ¿qué te está pareciendo Uzushiogakure?

Me puse cómodo en uno de los banquillos y observé el panorama nuevamente. —A comparación con Amegakure, es una villa muy cálida y colorida, pero creo que nosotros estamos un poco más avanzados en tecnología...— Dije recordando nuestra zona comercial con luces de neon y el poco de tuberías. —Uzushiogakure se ve llena de vida, en Amegakure hay un bosque de cemento y edificios jaja; no me quejo a mi me gusta mi villa, aquí no llueve casi, en la aldea el día que no llueva es mal augurio y me siento un poco raro el no sentir las gotas sobre mi.— Sí, así era como me sentía en realidad.

—Y entonces... ¿Tienes algo que contar?— Pregunté desviando mi mirada hacia el, mostrando interés por lo que tenía que decir.

—A comparación con Amegakure, es una villa muy cálida y colorida, pero creo que nosotros estamos un poco más avanzados en tecnología...

Riko asintió, había escuchado que Amegakure estaba bastante avanzada en lo que a tecnología se refería, pero realmente el albino no estaba seguro de si preferiría eso a su Villa, tan tranquila y en parte tradicional.

—Uzushiogakure se ve llena de vida, en Amegakure hay un bosque de cemento y edificios jaja; no me quejo a mi me gusta mi villa, aquí no llueve casi, en la aldea el día que no llueva es mal augurio y me siento un poco raro el no sentir las gotas sobre mi.

El peliblanco sonrió.

—Realmente pienso que tenéis mucho mérito. — Empezó. —Yo no sé si sería capaz de aguantar la lluvia todos lo días de mi vida, tiene que ser algo triste. — Explicó.

Y entonces, la pregunta de Keisuke le pilló algo por sorpresa, no tenía muy claro qué podía contarle que fuera suficientemente interesante.

—Pues la verdad, es que en los últimos tiempos nada más que me había dedicado a entrenar para el examen, así que no tengo demasiadas historias que contar. — Se encogió de hombros. —¿Habéis venido muchos de Ame a hacer el examen? — Preguntó de pronto.

—Yo no sé si sería capaz de aguantar la lluvia todos lo días de mi vida, tiene que ser algo triste.

No ser capaz de aguantar todo un día de lluvia no solo era impensable para algunas personas, incluso algunos habitantes de Ame pensaban o demostraban lo mismo, inclusive algunos de sus shinobis se protegían del velo acuoso con los tradicionales paraguas o cubrían todo su cuerpo con impermeables.

—Será cuestión de costumbre, a mi no me parece triste que todo el día esté lloviendo.— Agregué sin darle mucho más importancia al asunto, después de todo, no todos compartían el mismo placer de verse protegidos por la bendición de Amenokami.

La conversación tomó el rumbo que Riko quería, o eso esperaba... Fue su idea el de actualizarnos y por ello esperaba que tuviera algo interesante que contar, pero... ¿Cuánto podría revelar él a un shinobi de otra villa? Entonces el peliblanco admitió que no tenía mucho que contar, por lo que que pude intuir que era él quien buscaba algo en particular, aunque esto pudiera no ser del todo cierto.

—¿Habéis venido muchos de Ame a hacer el examen?

—No tantos como nuestra participación en el torneo de los dojos, pero al parecer nuestra presencia es mayor, como en aquel evento.— Conciso y preciso, tampoco es que fuésemos muchos, sino que los participantes de otras villas eran más bien pocos, he ahí la diferencia. —Aunque bueno, eso no indica en que la mayoría de chuunins vayan a pertenecer a la lluvia, sí aumenta su probabilidad de que suceda, pero también puede que no ascienda ninguno.

—Escuché que este jardín es un verdadero espectáculo cuando los cerezos florecen, es una lástima que el examen no se realizó en primavera.