Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
No iba a tener entrenamiento con el Uchiha, probablemente tampoco podría tenerlo con Akame y se terminaría por quedar con las ganas de probar suerte una vez más.
Lo peor del caso era que el chico se había sacado las conclusiones de que irían con todo, pero ella por lo menos no tenía consigo sus pocas herramientas shinobis debido a que no planeaba hacer nada realmente importante aquel día. Solo había salido a correr un poco y de paso compró un par de cosas que le hacían falta en casa.
Datsue para colmo afirmó poco después de que habría alguna manera de que accediera a tal combate, pero en otras palabras, la pecosa tendría que pagar de alguna manera.
—¿Cómo qué? ¿Dinero? —respondió algo frustrada.
Sabía que aquello era una de las cosas que más podía llegar a interesarle al shinobi que estaba a su lado, pero a saber si sería motivo suficiente para que pelease. Y de todas formas no la convencía para nada la idea de tener que poner algo en juego por un simple entrenamiento.
Ante la idea de Koko, el Uchiha compuso una mueca con la boca, parecida a una n minúscula, a la vez que alzaba las cejas, como si no le hiciese ascos a la oferta. Giró sobre la toalla, encarándola, y cruzó las piernas.
—Bueno… el dinero siempre es un buen estímulo, qué duda cabe —atrapó con una mano toda la arena que fue capaz—. Aunque hay cosas que el dinero no puede comprar… —O, más bien, que el poco dinero acumulado por un gennin no podía conseguir.
Por eso, había decidido viajar a su tierra natal. Al País del Bosque. Aquella era la idea que llevaba rumiando días, a espaldas de Akame. Sabía que allí podría hacerse con lo que quería a un precio más asumible. Pero… ¿por qué no intentarlo antes con Koko? Si conocía a alguien que podía conseguirle algo parecido a lo que buscaba, esa era ella.
O, para ser exactos, su hermana.
—Hay otra cosa que también me interesaría, Koko. —Dejó que la arena, envuelta en su puño, cayese en un fino hilo, como un reloj de arena. Colocó los dedos de su otra mano bajo ella, y sintió el cosquilleo de la arenilla al rozarle—. Hay un tipo de… medicamento, usado en los hospitales, que sirve para dormir a las personas. Ya sabes, lo que utilizan cuando van a operar a alguien para que no sienta nada. O cuando padecen mucho dolor. Estoy seguro de que lo usaron con tu hermana cuando le pasó… aquello. —Datsue se había enterado de lo de Noemi cuando ésta había viajado al Valle de los Dojos, presumiblemente en busca de su hermana. La noticia había corrido como la pólvora: la kunoichi más bella de su generación, lisiada. Cómo había perdido los dos miembros, era algo que desconocía, pero supuso que habían sido el motivo a su renuncia como kunoichi—. El caso es, que ese medicamento no lo venden en Farmaninja… ni en ningún otro sitio que conozca. Pero yo soy un simple gennin, y tu familia… Bueno, con los contactos que tiene, estoy convencido de que no les costaría nada conseguir un poco del hospital.
Datsue había probado de todo: hierbas; pastillas… Todo lo que le habían vendido en Farmaninja para ayudarle a conciliar el sueño. Pero Datsue no tenía problema para quedarse dormido, sino para mantener su estado de ensoñación. Por eso había pensado en aquello. No sabía cómo la llamaban, pero tenía que ser una droga de lo más potente si conseguía que sus consumidores se mantuviesen dormidos incluso cuando le abrían el pecho en una operación. Eso era lo que verdaderamente necesitaba. Una droga somnífera a prueba de bombas…
… A prueba de Shukaku.
—¿Qué me dices? —propuso—. Si gano, te comprometes a pedirle ese favor a tu familia.
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—Claro —respondió con una sonrisa vaga en el rostro.
Aunque se mostraba algo molesta y desvió la mirada al lado contrario al que daba con el shinobi. Algo ahí le hacía ruido y no le agradaba para nada el rumbo que pudiera tomar semejante apuesta. Si no quería dinero, querría algo más, algo que supuestamente no se consigue con dinero y habían muy pocas cosas que se le pudieran ocurrir, y una de esas cosas sería el perdón. Después de todo, mientras él estuviese en malos términos con Noemi, todo el clan Sakamoto le miraría de muy mala manera y no podría esperarse nada de ellos.
El Uchiha continuó con lo suyo, afirmando que buscaba algo distinto, una medicina que no podría conseguir sin los contactos adecuados y… Claro, volvemos a lo mismo, si se llevase bien con la hermana de la pecosa tendría los mencionados contactos.
La Kageyama no pudo evitar suspirar pesadamente al escuchar aquello. La estaba fastidiando bastante el asunto de intermediar constantemente, la cuestión era que no había buenas maneras de convencer a su melliza esta vez. Es decir, ¿cómo se suponía que ella accedería a conseguirle medicina para aquel que le había lanzado una piedra a la nuca? Justo el mismo que la insultó reiteradas veces.
—No, no usaron somníferos ni anestesias de ningún tipo —respondió a secas, parándole el carro al contrario—. Llegó ya sin brazo ni pierna y respecto al dolor, según sé cayó inconsciente a los pocos minutos de las amputaciones.
Siendo así, no tendría por qué saber cómo conseguir la dichosa medicina, pero a pesar de todo, tanto Koko como Noemi tenían una buena idea de cómo hacer tal cosa. Infinidad de veces habían pasado por diversos hospitales haciendo varias preguntas por cuestiones… No tan importantes.
Datsue supuso que la rubia aceptaría sin más preámbulos la apuesta, pero con tanto misterio prefería no meterse. No de momento, corría mucho riesgo de terminar mal y manchar más aún la reputación del clan que la exilió.
—¿Para qué quieres esa droga?
Sin una respuesta clara no accedería. Total, no sentía que perdiese nada si no le convencía de entrenar.
El Uchiha se sorprendió ante la pregunta. ¿Acaso no era obvio para qué la quería? ¿Acaso Akame no le había contado sobre las pesadillas? ¿O es que sus temas de conversación se reducían a las novedades de productos de limpieza por un lado y las nuevas armas que salían al mercado por el otro? Se aguantó la risa que nacía de su interior, ante la broma —una broma que el Uchiha creía más que posible, conociéndoles como les conocía a los dos—, y decidió que mejor era responder con ambigüedad.
Si Akame le hubiese contado sobre las pesadillas, entonces Koko ya sabría la respuesta. No la sabía, y por tanto intuyó que su compañero tendría sus razones para ocultárselo. No le correspondía a él, pues, decir nada sobre el bijuu.
—Para dormir —respondió. Una media verdad era más de lo que usualmente se le podía sacar a Datsue—. ¿No ves mis ojeras? Llevo semanas sin poder conciliar el sueño. Necesito desconectar. Necesito que algo desconecte mi mente. Y esas putas pastillas de la farmacia no lo consiguen. Necesito algo más… fuerte.
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A pesar de la respuesta obtenida, la rubia seguía teniendo ciertas sospechas de que Datsue usaría aquel medicamento para otras cosas aparte y no solo para consumo personal. Y en cualquier caso, consumir drogas somníferas sin conocimientos médicos podría ser bastante peligroso, si llegaba a pasarse con la dosis podría sumirse en un sueño del que jamás despertaría. «Podría… No, tampoco tanto »sacudió un poco la cabeza para despejarse de las posibles ideas que se le pudieran ocurrir.
—¿No te vale con un batacazo? —respondió medianamente seria.
Casi parecía dispuesta a darle dicho golpe para intentar dormirle, aunque si el medicamento era potencialmente peligroso, también lo sería un golpe bien dado a la cabeza, ¿no? O puede que no, pero Koko no es ninguna experta en dar golpes poco dañinos a las personas, especialmente si emplea alguna de las técnicas que conoce que… Son bastante destructivas si vamos al caso.
—En cualquier caso, ¿cuánto de esa mierda necesitas? —Preguntó finalmente.
Aunque todavía no estaba muy segura de sí aceptar o no aquel trato, pero por encima de todo, faltaba una última cosilla en el contrato.
—Ja. Ja. —Muy graciosa. Cuando se lo proponía, tenía que admitirlo, era rematadamente graciosa. Pero no le dio tiempo a devolverle la broma, porque en seguida le preguntó cuánto necesitaría de ese medicamento en un lenguaje… soez. O eso, al menos, hubiesen dicho sus senseis. Para él era un lenguaje natural y cotidiano, aunque le sorprendía viniendo de ella. La había tomado por alguien más… ¿recatada?«No, esa no es la palabra, sino más bien… ¡Finolis, eso es! ¡Finolis!» Ahora que lo pensaba, se había equivocado en varias suposiciones que se había hecho de ella—. No demasiada… de primeras. Primero querría ver si funciona o no —respondió finalmente.
Había probado tantas mierdas que se imaginaba que aquella tendría algún inconveniente para ser usada como tal, o la hubiese podido conseguir en Farmaninja. Quizá efectos secundarios si se usaba a diario. O a saber. Mientras consiguiese apagar su mente durante unas horas seguidas, al Uchiha le daba lo mismo. Por él, como si se quedaba impotente. «Bueno, tampoco nos pasemos.»
Por supuesto, como toda buena apuesta, tenía su contraparte. Koko se preguntó qué obtendría ella a cambio si ganaba. El Uchiha se quedó pensativo. ¿No le había dicho hacía tiempo que quería comprar un ninjato?
—Puedo conseguirte un ninjato —dijo—, por la mitad de precio de lo que conseguirías normalmente. Si es que todavía estás interesada en él. —Usualmente, se lo vendería al 75%. Pero una apuesta era una apuesta—. O… no sé. Quizá haya algo que no puedas hacer por ti misma. O que quieras que haga otro por ti. O… qué sé yo —Datsue lanzaba ideas al aire, sin saber muy bien por dónde tirar—. Tú dime el precio, sea lo que sea, y seguro que puedo asumirlo… —«Siempre y cuando no sea dinero…»
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Una risa interrumpida por más preguntas de parte de la pecosa. Aunque por algún motivo sintió aquello un tanto forzado pero no le daría importancia en lo más mínimo. No tenía por qué hacerlo.
«Imagino se referirá a una sola dosis »pensó la Kageyama tras obtener aquella respuesta, algo vaga si vamos al caso, pero no iba a esperarse algo más viniendo de aquel shinobi que tendía a esconder detalles para salirse por patas.
Justo después de aquello, el chico decidió soltar unas ideas al aire, algunas buenas y otras simplemente estúpidas, como la última. Pero bien que la primera le resultó sumamente llamativa. «O podría… Podría pedirle alguna de sus revistas y… No, mejor no »pensaba la pecosa mientras se rascaba levemente la cabeza.
Luego de un momento de silencio puede que algo prolongado, la chica se decidió.
—Bueno, si gano me dejas el ninjato a mitad de precio y ya —respondió mientras se ponía de pie.
Justo después de ello se sacudió un poco la ropa, principalmente la zona del trasero y las piernas que habían estado en contacto con la arena.
—¿Alguna condición para la pelea? —Preguntó antes de ponerse a estirar un poco los brazos.
El Uchiha se levantó a la par que ella, feliz con el resultado. Si ganaba, conseguiría lo que necesitaba sin necesidad de ir al País del Bosque a por los otros… medicamentos que buscaba probar. En su lugar, si era derrotado, no perdería nada. Tan solo dejaría de ganar el porcentaje que solía corresponderle.
Dobló la toalla alrededor de la almohada, temeroso de que una corriente de aire se la llevase, y caminó hacia el mar mientras oía la pregunta de Koko. Cuando estuvo en la orilla, ahuecó las manos y las juntó para coger algo de agua y echársela a la cara, tratando de despejarse. Acto seguido volvió sobre sus pasos, y se deshizo de la túnica blanca y el gorro de lana que vestía, dejándolo sobre la toalla.
—Eres tú la que quería este combate para entrenar, así que… tú dirás. —No veía el sentido en prohibir algo, pues quizá fuese aquello en lo que precisamente Koko quería mejorar—. ¿Valen kunais y shurikens? ¿Sellos explosivos? ¿Ninjutsu? Mejor aclarar eso ahora y no en plena refriega. Por mi parte, evitaría dar golpes en las partes nobles y en la nariz. Sería un pecado romper una nariz tan bonita como la mía. —Quizá por el tono de su voz, alguien pensase que estaba bromeando...
Nada más lejos de la realidad. Si de algo se sentía orgulloso Datsue, eso era de su nariz, de su mentón, y de su...
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Mientras Datsue hacía sus cosas, la Kageyama podía darse el lujo de seguir con los estiramientos, así que tras dar por terminados los brazos, procedió a hacerlo con las piernas, extendiéndolas lo más posible a cada lado pero depositando todo su peso sobre una de las dos. Luego alternaría entre una pierna y la otra para asegurarse de estirar bien ambas extremidades.
—Nada de sellos explosivos —respondió rápidamente—. Y tampoco nos dejemos llevar con el ninjutsu, lo último que quiero es volver a ser una hoguera viviente.
Para nada la seducía la idea de volver a quemarse viva y luego estar días sintiendo el ardor en todo su cuerpo. Por si fuera poco, el ninjutsu que ambos manejaban era sumamente peligroso, aunque puede que el fuego no provocase una muerte instantánea como un chidori bien dado.
Pero el comentario de Datsue la hizo replantearse un par de detalles como… Aquellas masas de carne que estaban ligadas a su propio pecho.
—Ya que estamos, ni se te ocurra agarrarme por las tetas —le espetó.
«Como sepa lo que duele seguramente termine por aprovecharse »pensaba la pecosa dando por finalizados sus estiramientos.
Datsue puso morritos y frunció el ceño, como un crío enfadado, cuando Koko pidió que no se usaran sellos explosivos. ¡Con lo que a él le gustaban! Siempre y cuando, claro, no sufriese sus efectos. Todavía recordaba el sello que le había pegado Akame en el antebrazo… y así lo hacía también su piel, en forma de una marca que le quedaría por el resto de sus días.
Además de aquello, también pidió que no se dejase llevar con el ninjutsu. El Uchiha se rascó la nuca. Aquello era algo demasiado… ambiguo. ¿Qué era dejarse llevar? ¿Un Gōkakyū? ¿Un Ryūka? ¿Dónde debía poner el límite? No lo sabía, pero supuso que lo iría descubriendo por el camino.
—Es justo —respondió Datsue, cuando la kunoichi le pidió no agarrarla por las tetas. No supo si por temas de dolor o por... simple pudor.
Entonces, empezó a dar pequeños saltitos en el sitio, haciendo que sus músculos entrasen en calor y su corazón empezase a bombear con más rapidez. Incluso dio un par de puñetazos al aire, probándose. Hacía mucho que no combatía. Concretamente, desde que había reducido a cenizas al Cuarto Uzukage. A Zoku. Con la ayuda de Shukaku y su hermano.
Pero luchar era algo que uno nunca olvidaba. Lo primero de todo, era analizar a su rival. ¿Qué sabía de ella, aparte de que le gustaban las katanas? «Prácticamente nada…» Su iris se volvió rojo, y tres tomoe surgieron alrededor de su pupila. Aquel simple acto le descubrió dos cosas: primero, que el chakra de la kunoichi era de color dorado, muy parecido al de su hermana; y, segundo, que aquel chakra no estaba muy concentrado. En un choque de ninjutsus, todo parecía indicar que él llevaría las de ganar.
Asintió para sí. Aquello eran buenas noticias. Retrasó ligeramente su posición, situándose a diez metros de ella, y formuló el sello de la confrontación.
—¿Empezamos?
Estado de Datsue
170/170
–
192/210
–
-18
–
Sharingan activo (divide regen.)
–
Otros datos:
¤ San Tomoe no Sharingan ¤ Ojo Giratorio de Tres Aspas - Tipo: Apoyo - Rango: S - Requisitos: Uchiha 60 - Gastos: 18 CK (divide regen. de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales: Destreza, Inteligencia y Percepción +9, Poder + 6 - Sellos: - - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: -
El célebre y temido Dōjutsu del clan Uchiha. Los miembros del clan no nacen con él, si no que lo desarrollan durante una situación de gran estrés o con riesgo de muerte. En su forma completa, el Sharingan transforma los ojos del usuario volviendo de color carmesí sus dos iris. Tres tomoe (coma) rodean a la pupila siguiendo una circunferencia imaginaria.
Un ojo con tres tomoe permite al Uchiha predecir la imagen del siguiente movimiento de un atacante, desde los cambios más evidentes de posición hasta la tensión más minúscula en uno de sus músculos de su cuerpo. Observa todos los detalles de las acciones del oponente con precisión, permitiéndole optimizar sus movimientos y preservar su chakra reaccionando ante estas acciones de forma eficiente. Les permite sincronizar sus movimientos para evitar ataques antes de que lleguen o para golpear en un area momentos antes de que su oponente esté incluso en ella.
Las tres aspas otorgan la habilidad de ver completamente a través del Genjutsu, y, de forma natural, de devolvérselos a su ejecutor sin apenas el uso de sello alguno (pagando el CK correspondiente). El tres aspas también otorga al Uchiha la habilidad suficiente como para introducir Genjutsu en la mente del oponente tras establecer contacto visual (ver técnicas).
El sharingan de tres aspas otorga la habilidad de ver el chakra de seres vivos y externos, como en sus versiones anteriores. La habilidad de copiado de sellos y técnicas también se extiende: ahora, el usuario es capaz de memorizar las tres técnicas límite y quedárselas en su repertorio hasta que lo considere oportuno (siempre que su facultad de Uchiha tiene igual o más valor que los requisitos de dichas técnicas).
Con todo dicho, ambos shinobis estaban preparados para comenzar el combate, aunque Koko no llevaba su vestimenta habitual y la bufanda podría llegar a jugarle en contra, pero confiaría en que su oponente no intentaría asfixiarla con ella.
—Vale —respondió vagamente imitando el sello del contrario y agregándole una leve reverencia.
Acto seguido, la rubia moldeó algo de chakra en forma de electricidad y un momento después, una bestia eléctrica de aspecto semejante al de un cocodrilo avanzaría rápidamente en dirección al Uchiha.
Por su parte, la kunoichi creó un simple clon de sí misma y ambas comenzarían a correr tratando de rodear a su contrincante, cada una por un lateral distinto para intentar confundir mínimamente al shinobi.
En teoría, para cuando aquellas dos kunoichis comenzaron a correr, el cocodrilo ya debería de haber acortado considerablemente las distancias o haber impactado con Datsue.
_______
PV:
200/200
–
CK:
81/120
–
-36
–
-3
–
AO x0
–
Inventario:
¤ Nada
¤ Raiju Hashiri no Jutsu ¤ Técnica de las Bestias Veloces de Rayo - Tipo: Ofensivo - Rango: B - Requisitos: Raiton 30 - Gastos:
36 CK/criatura (máximo 1)
(Raiton 60) (máximo 2)
- Daños: 60 PV/criatura - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: Las bestias tienen el tamaño de un lobo común, y pueden moverse libremente en un rango de 10 metros, pero no pueden girar para retroceder, sólo avanzar y realizar pequeños giros
Manipulando chakra eléctrico en su mano, el usuario es capaz de expandir su Raiton creando bestias eléctricas que avanzan como un rayo hacia su adversario, intentando impactar e implosionar contra él, electrocutándolo. El usuario puede controlar a las bestias, que pueden tomar cualquier apariencia siempre y cuando respeten el tamaño de la técnica; siempre y cuando no realicen giros bruscos o cambien totalmente de dirección.
¤ Bunshin no Jutsu ¤ Técnica de Clonación - Tipo: Apoyo - Rango: E - Requisitos: Ninjutsu 10 - Gastos: 3 CK/clon (máx. 1 por cada 10 de Inteligencia) - Daños: - - Efectos adicionales: - - Sellos: Carnero → Serpiente → Tigre - Velocidad: Instantánea
Un Ninjutsu que crea una copia intangible del cuerpo del usuario, sin ningún tipo de sustancia ni solidez. Puesto que el clon, por sí mismo, no tiene la habilidad de atacar, y sólo puede utilizarse pues para confundir al enemigo, normalmente empleado en combinación con otro tipo de Ninjutsu o tácticas. Es una técnica muy básica, pero con ingenio puede utilizarse de forma efectiva. Los clones se disipan cuando entran en contacto con cualquier cosa. Pueden ser fácilmente diferenciados de una persona por usuarios de Dōjutsu. Un usuario con ojos normales puede también distinguir los clones del original, puesto que éstos no tienen sombra y no causarán perturbaciones en el área que les rodea (no levantarán polvo, aplastarán la hierba, etc).
«¿Qué demonios?» La kunoichi no había tenido necesidad de realizar sello alguno. Simplemente, había manipulado chakra raiton en su mano para dar forma a una bestia eléctrica, que al Uchiha le recordó a un cocodrilo, y que, como un perro de presa al soltarle su correa, salió disparado hacia él.
Se desplazaba de forma veloz… pero no lo bastante. Los diez metros que le separaban originalmente era un espacio suficiente como para que a Datsue le diese tiempo a retroceder, en diagonal hacia la derecha. Pronto comprobó, sin embargo, que ni siquiera le hubiese hecho falta moverse a un lado, porque el cocodrilo desapareció al recorrer los diez metros. «Así que ese es su alcance máximo… Lo recordaré»
Por otra parte, Koko había formado un clon ilusorio. Datsue lo sabía por muchos motivos. Primero, por su sharingan. Y, segundo, porque no levantaba una fina capa de arena —como sí hacía Koko— a cada zancada que daba.
Datsue decidió contraatacar con sus propios clones. Realizó cuatro sellos de mano, y un Datsue idéntico a él surgió a su derecha. Un clon explosivo, que salió corriendo al encuentro de Koko. La verdadera Koko.
—¿Qué tal te sientan las patadas en la cara? —preguntó el clon, para acto seguido saltar en su dirección con una pierna por delante, tratando de darle una patada voladora en pleno rostro.
Mientras tanto, Datsue dio unos pasos a su izquierda —por donde le venía el clon de Koko—, pero no fue a su encuentro, sino que esperó a que éste llegase hasta él, consciente de que no recibiría daño alguno por su parte. Entonces entrelazó los dedos en el sello de Serpiente.
«Cuatro metros entre yo y el clon… Debería ser distancia suficiente.»
Estado de Datsue
170/170
–
156/210
–
-36
–
Sharingan activo (divide regen.)
–
Otros datos:
¤ Katon: Bunshin Daibakuha ¤ Elemento Fuego: Gran Explosión del Clon - Tipo: Ofensivo - Rango: B - Requisitos: Uchiha 40 - Gastos:
Los clones no pueden alejarse más de 20 metros del ejecutor
Explota en un radio de 1 metro (multiplicado x1)
Explota en un radio de 2 metros (multiplicado x2)
Similar a la técnica de clonación estándar, esta técnica crea clones. Sin embargo, estos clones son copias idénticas, no ilusiones ni imágenes. No replican armas, ni pueden usar técnicas, ni devuelven información al usuario una vez desaparezcan, pero oculto en su interior acumulan millones de partículas de pólvora, listas para combustionar en una violenta explosión. Por este motivo, pueden ser fácilmente diferenciados de una persona por usuarios de Dōjutsu. Tras un sello de Serpiente, o al recibir un golpe lo suficientemente fuerte (10PV o más), la explosión tiene lugar.
El objetivo de esta técnica es engañar al adversario para poder acercarse lo suficiente y explotar. De hecho, los clones son tan inestables que no pueden empuñar armas ni objetos, ni tampoco se les puede pegar un sello explosivo.
Koko no había lanzado aquella bestia eléctrica con la intención de que impactase contra su oponente, por el contrario, se suponía que era una especie de distracción para asegurarse de que tendría tiempo para crear a su clon y con algo de suerte, confundir lo suficiente a Datsue para acercarse.
Pero nada de eso funcionó y enseguida el contrario se lanzó sobre ella, habló y todo así que en teoría, aquel que tenía delante de ella era el original, ¿verdad?
El clon de Koko ya se había esfumado, pues había impactado contra el otro Datsue que ya escapaba de la visión de la rubia. Según ella, aquel al fondo era en realidad el clon y podría ignorarle de momento, a no ser que fuese algo como la técnica de Akame...
De cualquier manera, al saber que el Uchiha venía por delante suyo con una patada tan simplona como aquella, podía actuar como quisiera.
Dejó que se acercase, pero como aquel ya estaba en el aire, Koko pudo moverse a un lado para asegurarse de que su oponente no le daría con la patada. En ese preciso instante, la rubia extendió un brazo con la intención de atraparle por el rostro y con todas sus fuerzas buscaría empujarlo con violencia hacia el suelo, donde en teoría debería de poder seguir golpeando y tal.
En cualquier caso, no había golpeado el rostro de Datsue, así que no se podía quejar mucho, ¿verdad?
Pero cuando Koko estaba estirando el brazo para apresar al clon de Datsue en una trampa mortal, el Uchiha real concentró chakra en el sello de Serpiente que acababa de formar, haciendo estallar los millones de partículas de pólvora que la técnica de clonación llevaba en su interior.
Se produjo entonces una gran explosión, que envolvió a Koko y todo lo que había en un radio de dos metros.
Su pequeño ardid parecía haber funcionado. Sin embargo, ahora que Koko conocía el truco de sus clones, mucho dudaba que volviese a caer en ello. No, al menos, si repetía la trampa de forma tan simple. Tendría que ir pensando en otra cosa…
—¿Estás bien? —preguntó, sin decidirse a atacar inmediatamente. Tras su duelo contra Akame meses atrás, había aprendido a no sobrepasarse en un entrenamiento. Especialmente tras el castigo que habían recibido…
Tocar al clon fue algo extraño, no porque se sintiera diferente, si ni siquiera había logrado establecer el contacto directo, sino más bien porque antes de lograrlo, una enorme explosión tuvo lugar allí dañando… O bueno, eso era decir muy poco, un clon repleto de pólvora le había reventado a distancia cero y todo el cuerpo de la kunoichi sufrió de aquello.
No llegó a volar muy lejos, ni siquiera llegó a salir de la bomba de humo, pero toda la manga que cubría su brazo había desaparecido completamente. Así mismo, una pequeña porción de ropa que le cubría el torso también.
La zona más afectada de su cuerpo había sido definitivamente su brazo, que por suerte se hallaba completo incluyendo los dedos, aunque estos ahora tenían un tinte negruzco y desprendían una peste a carne quemada inconfundible.
—¡Serás imbécil! —Bramó, mientras se ponía de pie y con lágrimas en los ojos—. ¡Si te dije sin sellos explosivos es obvio que no me iba a molar que me revientes un puto clon!
El entrenamiento si era por ella se podía ir al carajo, le conseguiría la droga y ya, pero lo que más le interesaba en ese preciso instante era ir al hospital a que le tratasen el brazo, lo último que le apetecía era correr el riesgo de perder los dedos o estarse meses enteros en casa para recuperarse.
—A la mierda —murmuró claramente molesta.
Ignorando completamente al Uchiha, la Kageyama se volteó más que dispuesta a retirarse en dirección al hospital. Ni siquiera las bolsas con sus últimas compras tenían la importancia suficiente para desconcentrarla.