—No hombre no, dudo que nadie quiera cortarle ningún brazo ni pierna a nadie, pero aquí todos vamos a ir con todo. Puede haber accidentes, no todos peleamos de igual forma.

Y también podrían probocarlos los de kusagakure buscando cargarse a Ayame o Datsue. Aunque seguramente acabaran por los suelos, ambos parecían bastante fuertes. Confiaba en que, aunque los kusajin hubiesen preparado alguna treta, ambos saliesen ilesos.

—Tu peleas con una marioneta, pero otros usamos espadas capaces de cortar la carne como si fuese papel. No quiero cortarle nada a nadie, pero imagina que intento hacerle un corte superficial a mi rival en el brazo, y este, en vez de apartarse, en busca de la victoria se abalanza contra la espada. Quizás no me de tiempo suficiente a reaccionar para evitar que se haga daños severos.

Había veces que el tiempo de reacción no el suficiente para evitar un desastre, y a veces la culpa no era tuya. Bien es cierto que a los ninjas del hierro les había cortado los brazos a propósito, son las armas de los shinobi, que utilizan para hacer sellos. Pero aquellos eran enemigos, enemigos de verdad.

—Lo que he querido decir es que no os lanceis de cabeza en busca de la victoria, puede que la intención de vuestro rival no sea haceros daños severos, pero quizás vuestros movimientos provoquen que sus armas o técnicas os los causen.

Como bien había dicho Takumi, nuestra profesión era de riesgo, y arriesgabamos la vida para cumplir ciertas misiones. Pero aquel escenario no era para lanzarse de cabeza a la muerte ni recibir heridas graves, era un torneo para medir tu fuerza de forma "amistosa".

Recordé las palabras grabadas en la espada de Yuuna. La última frase. "Solo pierde si ha perdido su voluntad de luchar".

—Claro, solo has perdido cuando tu mismo admitas tu derrota. Pero no sirve de nada ganar si no puedes pelear en la siguiente ronda.

—Dudo que nadie llegue al extremo de ir a cortar una pierna o un brazo a nadie, hay que estar loco. Además el conflicto que se puede dar si alguien deja tullido a otro participante puede ser grande, ningún Kage se quedaría de brazos cruzados si mutilan a uno de sus participantes. Una cosa es luchar hasta el final y otra es hacerlo sin cabeza.

—No hombre no, dudo que nadie quiera cortarle ningún brazo ni pierna a nadie, pero aquí todos vamos a ir con todo. Puede haber accidentes, no todos peleamos de igual forma.

Puede haber accidentes

Esa frase de Reiji se quedó grabada en la cabeza de Hana, era el gran problema. Los accidentes. Como el mismo herrero explicó después, él, que usa katanas grandes, puede rebanarle algo a su contrincante si este hace algo inesperado cuando está atacando. Con lo cual, parecía que la apoyaría a ella en que mejor rendirse cuando te veas apurado y no arriesgarte a tal evento atroz. Pero no, en un último giro, dijo que solo pierdes cuando admites la derrota.

Todo empezaba a darle vueltas a Hana, Takumi diciendo que los kages no se iban a enfadar porque es un torneo y después diciendo que ningún kage se quedaría de brazos cruzados si hieren gravemente a uno de sus ninjas. Reiji lanzando argumentos a favor de tener un combate responsable y aceptar la rendicion para después decir que hasta que no te rindes no has perdido.

¿Y ella qué podía decirles?

Les enseñó las palmas a ambos, dejando la taza vacía sobre la mesa.

— Si yo no digo que os rindáis a la primera de cambio, sino que evaluéis correctamente el peligro al que os exponéis. Si os encontráis con alguien mucho más fuerte que vosotros o cuyas habilidades son las peores que podrían tener para vosotros, pues no forcéis el quedaros inconscientes porque igual se les va la mano y os mata. Es más, os digo lo mismo si es al revés. No os paséis y matéis a nadie.

Estaba pálida y algo nerviosa. Notaba la voluntad de ambos shinobis, las ansías de llegar al estadio y combatir eran poderosas en ambos y cada vez tenía más claro que igual los que acababan mutilando gente eran ellos. Hana no tenía problema en combatir, incluso tenía ganas de medirse con alguien, pero, desde luego, no iba a hacerlo hasta la inconsciencia si era posible.

—Lo que he querido decir es que no os lancéis de cabeza en busca de la victoria, puede que la intención de vuestro rival no sea haceros daños severos, pero quizás vuestros movimientos provoquen que sus armas o técnicas os los causen.

Su compañero tenía razón, por mucho que quisiera dar lo máximo Takumi tenía un objetivo a largo plazo y morir ahora no era una opción por excederse.

—Claro, solo has perdido cuando tu mismo admitas tu derrota. Pero no sirve de nada ganar si no puedes pelear en la siguiente ronda.

—Me gusta esa frase... Pero está claro, pese a todo tenemos que andarnos con ojo.

La postura de los shinobi parecía que había puesto algo nerviosa a la rubia, en la conversación ella parecía llevar un carácter más conservador y defensivo. Takumi también entendía su punto pese a su visión frente al torneo, no todo el mundo está tan loco como para declarar que piensa luchar hasta perder el conocimiento en un torneo amistoso.

—Si yo no digo que os rindáis a la primera de cambio, sino que evaluéis correctamente el peligro al que os exponéis. Si os encontráis con alguien mucho más fuerte que vosotros o cuyas habilidades son las peores que podrían tener para vosotros, pues no forcéis el quedaros inconscientes porque igual se les va la mano y os mata. Es más, os digo lo mismo si es al revés. No os paséis y matéis a nadie.

—Entiendo lo que quieres decir, tendré cuidado de no excederme... —De repente el marionetista se dio cuenta que la kunoichi estaba algo pálida. —E-espera, ¿Hana-san estás bien? Estás algo pálida. —¿Que le estaría pasando? ¿Estaría enferma?

—Creo que solo está un poco nerviosa por la situación. Es nuestro primer torneo, y encima en una situación tan tensa como esta.

Bueno, quizás todos estábamos nerviosos a nuestra manera. Cada uno se tomaba la situación de una forma diferente. Yo había venido a dos cosas. Quería saber cuánto había mejorado desde mi viaje a las islas del hierro y quería hacer publicidad de mis espadas.

—Mira, Hana, Yo solo soy un herrero con una bandana y una espada, que lo único que sabe hacer es menear la espada como si supiera algo de Kenjutsu. Para mi, cualquier otro shinobi, es el peor de mis emparejamientos.

No era el del todo cierto, pero tampoco era mentira.

»¿Va hacer eso que me rinda nada más pisar el estadio? La respuesta no. Para eso me hubiera quedado en casa. Pero si no me enfrento a mis peores emparejamientos, nunca mejorare lo suficiente para que dejen de serlo.

Y yo no buscaba ser el mejor. No quería ser el mejor ninja. Ni buscaba tampoco ser el mejor espadachin. Mi camino era ser el mejor herrero del mundo. Una leyenda. Pero una leyenda pone a prueba sus propias espadas. Una leyenda aprende y descubre mientras lucha, no quedándose sentado delante del martillo.

—Entiendo lo que quieres decir, tendré cuidado de no excederme... E-espera, ¿Hana-san estás bien? Estás algo pálida.

Hana negó rápidamente con la cabeza, intentando no dar mala impresión.

— No es nada, es que os veo... Muy motivados. Si entiendo que querais salir ahí y partir la pana y ganar a todo el mundo y no rendiros nunca. Pero después de lo que pasó en Uzushiogakure en el examen de Chunin, solo espero que no pase ninguna locura y salgamos de aquí todos bien y en paz.

Por lo que sabía, en el primer combate del examen, en el primero, no en el segundo o en la final, no. ¡En el mismisimo primer combate del examen! Ahí fue donde se lio parda y se tuvo que cancelar todo para empezar lo que sería recordado para siempre por muchos como el episodio más tenso de Uzushiogakure y de la Alianza. Y eso que entonces no había motivos para desconfiar, ahora que todo pendia de un hilo no quería ni imaginarse donde acabarían si pasase algo.

— Pero tal vez sea como dice Reiji-san y es que no tengo la confianza que tenéis vosotros en vuestras habilidades. No soy muy dada al conflicto, la verdad, siempre me he centrado más en ser sigilosa y esas cosas. Claro que intentaré luchar, sin dejarme ninguna extremidad, espero.

Se llevó la mano a la nuca, tal vez le estaba dando demasiadas vueltas al asunto.

Parecía que todos llegaron a un punto medio común, cada uno con su visión diferente del tema, pero a un punto común al fin y al cabo. Pero hubo algo en lo que dijo la rubia que le llamó la atención al kazejin. Le gustó discutir junto al shinobi y la kunoichi sobre estos temas, pensaba que un buen debate ayudaba a aclarar muchas ideas y a mejorar como persona; y sobretodo con compañeros de oficio, pues al fin y al cabo ellos eran el futuro de Uzushiogakure y que la Aldea fuera en el buen camino en una mínima parte dependía de ellos y de sus ideales y la forma de enfocarlos.

—Perdona pero... ¿Qué es lo que pasó en los exámenes chūnin? Aún no estaba en la Villa y oí que se lió más de la cuenta, pero nunca me he enterado de que ocurrió a ciencia cierta.

Seguramente sería una noticia que llegó a todos lados, pero Takumi de esas aún vivía en el campamento del Oasis de la Luna junto a Itona y no es que por ahí llegara periódico alguno por lo que muchos de estas cosas eran desconocidas por el joven genin.

—Pues, en resumen... Hubo un conflicto entre uzushiogakure y amegakure en el estadio.

Tampoco íbamos a señalar con el dedo a nadie. Y mas ahora que había conseguido llevarme bien con Ayame. Aún así no sabía muy bien que es lo que había sucedido para que se descontrolase, cuando yo llegue, la acción ya había empezado.

—Y como no, kusagakure aprovechó para atacarnos por la espalda. Por si fuera poco, cuando lo del estadio parecía resuelto, los kusajin tuvieron la brillante idea de salir corriendo para atacar el hospital.

¿Se podía caer mas bajo que atacar un lugar lleno de heridos y a la gente que se dedicaba a salvar vidas? Puede que solo Kurama superase aquello. Pero aquello era agua pasada. Quizás la nueva Morikage también hubiese atacado el hospital si con ello se cargaba un jinchuriki.

—Fue terrible. Por eso creo que kusagakure es capaz de cualquier cosa.

—Perdona pero... ¿Qué es lo que pasó en los exámenes chūnin? Aún no estaba en la Villa y oí que se lió más de la cuenta, pero nunca me he enterado de que ocurrió a ciencia cierta.

Todo lo que sabía Hana era de oídas, de oídas de ciudadanos de a pie de su barrio, así que era información muy poco especializada y aún menos contrastada.

— Lo que oí yo, que tampoco estuve presente, es que el jinchuriki de Amegakure se volvió loco e intentó reventar una grada y Datsue-san logró detenerlo. A partir de ahí, Amegakure se enfada y el estadio cae en el caos. Y poco más. ¿Y tú, Reiji-san? Estuviste ahí ¿no?

Después de un breve relato que se compaginaba más o menos con lo que Hana sabía, Reiji expuso sus conclusiones. Lo que no sabía Hana es que Kusagakure había ido a por el hospital después.

—Fue terrible. Por eso creo que kusagakure es capaz de cualquier cosa.

— Pero, ¿por qué iban a ir a por el hospital? No lo entiendo. — lo dijo con sincera sorpresa.

¿Cómo se llega a esos extremos por un conflicto ajeno a tu villa?

—Lo que oí yo, que tampoco estuve presente, es que el jinchuriki de Amegakure se volvió loco e intentó reventar una grada y Datsue-san logró detenerlo. A partir de ahí, Amegakure se enfada y el estadio cae en el caos. Y poco más. ¿Y tú, Reiji-san? Estuviste ahí ¿no?

—Pues, en resumen... Hubo un conflicto entre Uzushiogakure y Amegakure en el estadio. —«Joder... Si que fue grave entonces la situación.»

»Y como no, Kusagakure aprovechó para atacarnos por la espalda. Por si fuera poco, cuando lo del estadio parecía resuelto, los kusajin tuvieron la brillante idea de salir corriendo para atacar el hospital.

Los ojos de Takumi se abrieron como platos, no se podía imaginar que alguien decidiera atacar un hospital en esa situación por mucho conflicto que hubiera. «Hay que ser ratas...»

—Fue terrible. Por eso creo que Kusagakure es capaz de cualquier cosa.

—Pero, ¿por qué iban a ir a por el hospital? No lo entiendo. —La rubia estaba igual de sorprendida que el kazejin, era una situación surrealista.

—¿Pero en qué cabeza cabe atacar un hospital? O sea, es de ser muy cabrón el atacar un hospital... ¿Qué motivos tenían para centrarse en un objetivo así? —Su cabeza no conseguía entender el por qué.

—¿Y que motivos tenían para atacarnos por la espalda cuando el problema era entre Amegakure y nosotros?

¿Envidia? ¿Odio? O tal vez simplemente las ganas de pelear. Siempre se ha dicho de los Kusajin que pueden detectar la violencia a kilómetros de distancia, y que su instinto natural les insta a meterse en cualquier pelea solo por mera diversión.

Pero atacar un hospital no era diversión.

—No se por que lo hicieron, pero lo hicieron. Probablemente buscaban una estrategia de lo mas despreciable solo para conseguir la victoria. Quizás por que no eran lo bastante fuertes para ganarnos de otro modo.

Realmente desconocía sus motivos. Pero me importaban bien poco. Solo gente de la peor calaña, del nivel de Kurama, era capaz de atacar primero a los heridos. Así eran los Kusajin.

—¿Pero en qué cabeza cabe atacar un hospital? O sea, es de ser muy cabrón el atacar un hospital... ¿Qué motivos tenían para centrarse en un objetivo así?

Bueno, el objetivo era obvio. Acabar con los shinobis más débiles, los heridos. Aprovecharse de algo así, incluso en el mundo ninjas, era algo realmente bajo. En fin, estamos hablando de Kusagakure, la misma villa que ahora se ha salido de la alianza cuando uno de los suyos ha matado a su kage. ¿Lógica?

—No se por que lo hicieron, pero lo hicieron. Probablemente buscaban una estrategia de lo mas despreciable solo para conseguir la victoria. Quizás por que no eran lo bastante fuertes para ganarnos de otro modo.

— No hay mucho más motivo para atacar un hospital que ir a por los heridos y así menguar los animos, pero... — Hana torció el gesto — Bueno, no es algo que todo el mundo sea capaz de hacer

No le hacía mucha gracia seguir debatiendo sobre ese tema. Pensar que hubo gente en su villa capaz de tal cosa y que después de eso no pasase realmente nada para castigar tal afrenta le revolvía el estomago. También asumía que había una parte de la historia que no le estaban contando. Aún así, que ellos mostrasen hospitalidad, preparando el examen de Chunin y ofreciendo su misma villa para celebrarlo y que Kusagakure y Amegakure respondiesen con violencia y altercados, la molestaba más de lo que quería admitir.

— ¿Y qué ha sido del jinchuriki de Kusagakure?

No es que ninguno de los presentes pudiese tener mucha información acerca de él, pero Reiji parecía mejor informado que los dos Genins recien graduados, tal vez algo sabía. Así que le miró a él directamente.

—No sé por que lo hicieron, pero lo hicieron. Probablemente buscaban una estrategia de lo más despreciable solo para conseguir la victoria. Quizás por que no eran lo bastante fuertes para ganarnos de otro modo.

—No hay mucho más motivo para atacar un hospital que ir a por los heridos y así menguar los animos, pero... Bueno, no es algo que todo el mundo sea capaz de hacer.

—¿Tal vez iban a por alguien de un gran nivel que estaba herido? Porque atacar a los más débiles solo hace daño moralmente, si atacan a uno de nuestros mejores efectivos estando debilitado podrían haber hecho mucho más daño... —Divagó mientras se rascaba la barbilla. —¿Al final hubo pérdidas o pudisteis solventarlo?

Por un lado entendía que "en el amor y en la guerra todo vale", pero atacar un hospital en el que puede haber civiles indefensos... Era caer ya muy bajo. De la Hierba únicamente conocía a Kazuma, no parecía alguien capaz de hacer algo semejante, pero habría más shinobis y kunoichis que a saber hasta donde podían llegar. Esta información hizo que Takumi estuviera temeroso de enfrentarse a algún kusajin, si habían hecho eso en el pasado, ¿de que seguirían siendo capaces?

—¿Y qué ha sido del jinchūriki de Kusagakure? —Cambió de tema la rubia.

—Ni idea, solo me llegó lo que le hizo a su Kage... Pero ni idea de si llegaron a capturarlo o se dio a la fuga, normal también que no sepa nada, eso tiene que ser una información muy sensible ahora mismo...

Todo ese tema llegó a sus oídos un día mientras ayudaba a Airi en la taberna, pero no eran más que rumores muy difusos. Si muy pocos ninjas sabían que había pasado exactamente no iba a fiarse de lo que dijera un anciano civil que llevaba más frangelicos de los recomendados.

—No hay mucho más motivo para atacar un hospital que ir a por los heridos y así menguar los animos, pero... Bueno, no es algo que todo el mundo sea capaz de hacer.

—¿Tal vez iban a por alguien de un gran nivel que estaba herido? Porque atacar a los más débiles solo hace daño moralmente, si atacan a uno de nuestros mejores efectivos estando debilitado podrían haber hecho mucho más daño...¿Al final hubo pérdidas o pudisteis solventarlo?

—No lo creo, me decanto mas por lo que dice Hana. Datsue o el Uzukage estaban en perfectas condiciones, pienso que decidieron ir a lo mas sucio y rastrero que se les ocurrió con tal de asegurarse alguna victoria.

Y si, como decía Hana, había que tener mucho valor y estomago para decidir siquiera, atacar un hospital donde no solo había shinobis, si no civiles heridos. Era de vergüenza. Pero yo no recordaba haber visto ni un solo ápice de eso de sus rostros.

—Por suerte llegamos a tiempo para detenerlos y no hubo bajas, aunque yo no hice nada gran cosa...

Dejarle una espada a Datsue y seguirlo. Él había visto algo en mí, pero yo solo recordaba eso. No hacer nada. Seguir a los demás para contar como una más si se tenían en cuenta los números.

—¿Y qué ha sido del jinchūriki de Kusagakure? —Hana cambió de tema de golpe. Aunque estaba relacionado.

—Ni idea, solo me llegó lo que le hizo a su Kage... Pero ni idea de si llegaron a capturarlo o se dio a la fuga, normal también que no sepa nada, eso tiene que ser una información muy sensible ahora mismo...

—Sabiendo lo que sabemos de la Morikage, que a amenazado de muerte a los Jinchurikis, si lo hubiese capturado estaría muerto. Pero Juro está vivo.

O al menos eso era lo poco que podía deducir de la conversación con Datsue. Que habia dicho que solo quedaban vivos cinco de los Bijuus. Kurama, Gyūki, Kokuō, Chōmei y Shukaku. Y si Chōmei estaba vivo, solo había dos posibilidades. O Juro vivía, o el bijuu habia revivido muy rápido.

—Y eso es todo lo que sé.

No pensaba volver a meterme con el tema de los bijuus en compañía de aquellos dos. No era el momento ni el lugar, y temía que se me escapase alguna información que no debía dar.

—Ni idea, solo me llegó lo que le hizo a su Kage... Pero ni idea de si llegaron a capturarlo o se dio a la fuga, normal también que no sepa nada, eso tiene que ser una información muy sensible ahora mismo...

—Sabiendo lo que sabemos de la Morikage, que a amenazado de muerte a los Jinchurikis, si lo hubiese capturado estaría muerto. Pero Juro está vivo.

Sí, Juro, así se llamaba. Siempre se le olvidaba. Tampoco es que escuchase de él a diario, ni mensualmente, casi ni sabía nada de él.

— Me refiero... Con todo lo que está pasando, tenemos a un exiliado de Kusagakure con el potencial de matar a un kage y escaparse de una villa por ahí suelto. ¿Quien dice que no se haya unido a algún grupo terrorista? O a otros exiliados. Tranquilamente podría entrar en una villa y matar a otro kage. No sé, no le conozco, pero si acabas con tu propio kage y te das a la fuga, no creo que matar al kage de otra villa te suponga mucho cargo de conciencia. Que no se sepa nada, me preocupa.

Tragó saliva. No le gustaba hablar de esos temas tan sangrientos y tan inhumanos, pero era una preocupación que tenía desde hace tiempo. No es como si Uzushiogakure no tuviese sus exiliados poderosos pululando por el mundo. Tal vez algún exiliado que hubiese matado a un kage. Pero Uzushiogakure tenía a Datsue, lo cual era una buena baza para cualquier kagecidio que intentase Akame. ¿Qué tenía Kusa? Si ya habían perdido un kage y habían roto la alianza.

—No lo creo, me decanto mas por lo que dice Hana. Datsue o el Uzukage estaban en perfectas condiciones, pienso que decidieron ir a lo mas sucio y rastrero que se les ocurrió con tal de asegurarse alguna victoria. —«Hay que ser rata...»

Por lo visto habían conseguido salvar la situación del hospital, una suerte... Aunque esto le dejó un miedo en el cuerpo al joven genin, ¿se pordría volver a dar la misma situación? Solo de pensarlo le aterraba.

—Sabiendo lo que sabemos de la Morikage, que a amenazado de muerte a los Jinchurikis, si lo hubiese capturado estaría muerto. Pero Juro está vivo. —«Juro... Ese nombre me suena de algo... Espera, era el sensei de Kazuma. No me jodas...»

—Espera, ¿ese tal Juro era el jinchūriki de la Hierba? —Parecía que sus planes de conocer a aquel marionetista se habían torcido, pero demasiado.

Una pena, no había muchos marionetistas por Ōnindo, le hubiera gustado conocerle. Pero ahora sería imposible, un criminal de alto rango y el autor de la muerte del Morikage. Sería más sencillo encontrar una aguja en un pajar.

— Me refiero... Con todo lo que está pasando, tenemos a un exiliado de Kusagakure con el potencial de matar a un kage y escaparse de una villa por ahí suelto. ¿Quien dice que no se haya unido a algún grupo terrorista? O a otros exiliados. Tranquilamente podría entrar en una villa y matar a otro kage. No sé, no le conozco, pero si acabas con tu propio kage y te das a la fuga, no creo que matar al kage de otra villa te suponga mucho cargo de conciencia. Que no se sepa nada, me preocupa.

Entendía el temor de la rubia, era algo normal temer eso. Pero no lo veía de la misma manera.

—Dudo que vaya a intentar eso siquiera, lo de atacar al Uzukage o a la Arashikage digo. Vamos, no es que le conociera, pero si no tenía ningún problema con nuestras aldeas sería raro que decidiera exponerse. Lo normal es que intente huir y alejarse de las aldeas, al fin y al cabo ahí es donde están los únicos capaces de hacerle frente. Yo en su situación estaría escondiéndome ya en el lugar más remoto de todo el continente. —Se quedó callado un momento. —Pero te entiendo, no me gustaría encontrarme con el poder desatado de un Bijū en la Villa.