2/06/2021, 19:34
Yota reafirmó su decisión, no sin antes volver a comprobar los alrededores. Se le notaba a leguas que se sentía ciertamente incómodo. No realmente por su presencia (aunque era el problema principal), sino por el secretismo que a partir de ahora tendrían que llevar. El marionetista se sintió ligeramente culpable al forzarle dentro de aquella peliaguda situación, pero la elección había sido suya y ya era tarde para recular.
Curvo sus labios en una sonrisa, pequeña y temblorosa. Casi no parecía real.
— De acuerdo. Yo... — Juro se mordió la lengua. Por mucho que quisiera quedarse a seguir estando con ellos, a recuperar el tiempo perdido, las cosas simplemente ya no eran las mismas. No eran los mismos amigos que habían sido antes, y aunque fuera el caso, quedarse solo aumentaba el riesgo de que les atraparan. No podía arriesgar su pellejo por un motivo egoísta — ... será mejor que me marche ya de este lugar. Debo aprovechar ahora que no hay un alma por el camino con el que pueda cruzarme.
Retrocedió dos pasos, sin dejar de mirar a sus acompañantes. No podía creer lo que había pasado aquel día, la clase de conversación que habían tenido. Tenía miedo incluso de despertarse y descubrir que había sido un sueño. Quizá por eso le costaba tanto marcharse de aquel lugar.
Su mente le repetía que en tres meses, se volverían a ver. Con suerte. Si todo salía bien.
— Gracias por ayudarme — murmuró Juro, con una voz rota y llena de sentimiento —. Cuidaos mientras tanto, ¿vale? No hagáis ninguna estupidez. Esperaré con ganas nuestro nuevo encuentro.
Era inevitable, supuso. Al fin y al cabo, ellos nunca pudieron tener una despedida en su día. Esa era definitivamente la razón por la que al marionetista le pesaba tanto hacer una ahora.
Curvo sus labios en una sonrisa, pequeña y temblorosa. Casi no parecía real.
— De acuerdo. Yo... — Juro se mordió la lengua. Por mucho que quisiera quedarse a seguir estando con ellos, a recuperar el tiempo perdido, las cosas simplemente ya no eran las mismas. No eran los mismos amigos que habían sido antes, y aunque fuera el caso, quedarse solo aumentaba el riesgo de que les atraparan. No podía arriesgar su pellejo por un motivo egoísta — ... será mejor que me marche ya de este lugar. Debo aprovechar ahora que no hay un alma por el camino con el que pueda cruzarme.
Retrocedió dos pasos, sin dejar de mirar a sus acompañantes. No podía creer lo que había pasado aquel día, la clase de conversación que habían tenido. Tenía miedo incluso de despertarse y descubrir que había sido un sueño. Quizá por eso le costaba tanto marcharse de aquel lugar.
Su mente le repetía que en tres meses, se volverían a ver. Con suerte. Si todo salía bien.
— Gracias por ayudarme — murmuró Juro, con una voz rota y llena de sentimiento —. Cuidaos mientras tanto, ¿vale? No hagáis ninguna estupidez. Esperaré con ganas nuestro nuevo encuentro.
Era inevitable, supuso. Al fin y al cabo, ellos nunca pudieron tener una despedida en su día. Esa era definitivamente la razón por la que al marionetista le pesaba tanto hacer una ahora.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60