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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#61
Yota reafirmó su decisión, no sin antes volver a comprobar los alrededores. Se le notaba a leguas que se sentía ciertamente incómodo. No realmente por su presencia (aunque era el problema principal), sino por el secretismo que a partir de ahora tendrían que llevar. El marionetista se sintió ligeramente culpable al forzarle dentro de aquella peliaguda situación, pero la elección había sido suya y ya era tarde para recular.

Curvo sus labios en una sonrisa, pequeña y temblorosa. Casi no parecía real.

— De acuerdo. Yo... — Juro se mordió la lengua. Por mucho que quisiera quedarse a seguir estando con ellos, a recuperar el tiempo perdido, las cosas simplemente ya no eran las mismas. No eran los mismos amigos que habían sido antes, y aunque fuera el caso, quedarse solo aumentaba el riesgo de que les atraparan. No podía arriesgar su pellejo por un motivo egoísta — ... será mejor que me marche ya de este lugar. Debo aprovechar ahora que no hay un alma por el camino con el que pueda cruzarme.

Retrocedió dos pasos, sin dejar de mirar a sus acompañantes. No podía creer lo que había pasado aquel día, la clase de conversación que habían tenido. Tenía miedo incluso de despertarse y descubrir que había sido un sueño. Quizá por eso le costaba tanto marcharse de aquel lugar.

Su mente le repetía que en tres meses, se volverían a ver. Con suerte. Si todo salía bien.

— Gracias por ayudarme — murmuró Juro, con una voz rota y llena de sentimiento —. Cuidaos mientras tanto, ¿vale? No hagáis ninguna estupidez. Esperaré con ganas nuestro nuevo encuentro.

Era inevitable, supuso. Al fin y al cabo, ellos nunca pudieron tener una despedida en su día. Esa era definitivamente la razón por la que al marionetista le pesaba tanto hacer una ahora.
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#62
Era increíblemente curioso, incluso me sorprendía a mi mismo que no fuera capaz de mostrar emociones en aquella situación. Estaba mucho más pendiente de las posibles miradas indiscretas que de nada más. Llegué a ver la tenue sonrisa de Juro pero no fue replicada en mi rostro. Simplemente, quería que acabase aquella inesperada reunión que iba a marcar mi futuro.

... será mejor que me marche ya de este lugar. Debo aprovechar ahora que no hay un alma por el camino con el que pueda cruzarme.

Asentí con la cabeza. Ya no había nada más que añadir o decir. Ya nos contaríamos lo que tuviéramos que contarnos en tres meses.

— Será lo mejor, sí

Cuidaos mientras tanto, ¿vale? No hagáis ninguna estupidez. Esperaré con ganas nuestro nuevo encuentro.

No obstante, antes de que finalmente se fuera quise recordarle algo. A él y de paso también a la araña que en ocasiones podía llegar a irse de la boca.

— Supongo que no hace falta que tengamos todos presentes que hagamos como que este encuentro no ha tenido lugar, ¿cierto? — dije, dejando claro que si le cogían o le pasaba algo no nos delatase — Nos vemos

Yo también me di media vuelta, era el momento de volver con las demás arañas.
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Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
#63
La despedida no fue precisamente emotiva. Yota simplemente asintió ante sus palabras y, antes de marcharse, añadió un recordatorio de lo más frío. Sí, claro que no pensaba delatarle, ¿con quién creía que estaba hablando? Juro era el que llevaba un año en el exilio sobreviviendo. Si no fuera discreto, le habrían pillado hace tiempo.

— Sí, creo que está bastante claro — contestó, aunque no añadió nada más. Se sintió un poco molesto. Al fin y al cabo, parecía que la emoción por su encuentro era unidireccional. Aun así, trató de relajarse y entender que probablemente su compañero solo estaba asustado por las circunstancias. Juro ya lo había perdido todo, pero Yota estaba cruzando una línea peligrosa.

De cualquier manera, esa preocupación era una estupidez. Juro no se había encontrado con nadie, y aunque lo hiciera, dudaba mucho que se fuera a hablar tranquilamente con ellos. Probablemente intentarían matarle. Ni si quiera le interrogarían antes.

Se tapó con su pieza de ropa, y tras respirar el frió aire de la caverna por última vez, salió a la intemperie. No iba a ser un viaje agradable, pero nunca lo era. Caminaría, se ocultaría, descansaría y seguiría la marcha. Estaba destinado a caminar sin fin para no ser descubierto. Esa era la vida del exiliado, a la que aún estaba intentado adaptarse. Deseaba, sin embargo, que lo que le esperaba más adelante fuera un poco más agradable.

«No pareces muy contento...
Has tenido la suerte de tener este encuentro, pero en tu cara solo hay infortunio »

« ¿Tanto se nota? No lo sé, supongo que esperaba algo distinto. Ha pasado mucho tiempo y es normal que las cosas no sigan igual pero... En fin, no importa.Este clima me pone nervioso, cuando antes salgamos de aquí, mejor »

«Lo increíble es que ese tío fuera tu amigo.
¿No había nadie más? ¿Esa clase de fortuna tenías antes de que llegara yo?
¡Menudo bicho raro he conseguido como Jinchūriki!, jejeje»

«... como no te calles sacaré tus alas de paseo para que acumulen escarcha... »

De cualquier manera, el destino había querido que fueran amigos, y a pesar de las pullas de su bijuu, Juro era consciente de que Yota aún seguía sintiendo aquella amistad. De otra manera, todo habría ocurrido de una manera muy distinta aquel día. Fuera lo que fuera lo que pasara a continuación, ese encuentro podía haber cambiado sus vidas para siempre.
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