Ranko es muy alta para su edad. Fácilmente reconocible en una muchedumbre. Su fuerza física es de las habilidades que más ha desarrollado, así que su cuerpo se nota esbelto, firme y saludable. Es de caderas anchas y, debido a su entrenamiento y su estilo de pelea, sus muslos y pantorrillas son más notorios que sus brazos.

Su cabello es muy ondulado, casi rizado, y largo hasta la cadera, castaño oscuro con un leve brillo cobrizo. Lo suele llevar peinado en una esponjada trenza, aunque se deja un fleco que peina hacia atrás y ata a la base de su trenza con un porte elegante. Suele llevar también medio tirabuzones enmarcando su cara.

Su rostro es de pómulos prominentes y nariz respingada. Aunque sus grandes ojos miel intenso le dan un eterno aspecto de disculpa y pena, sus delgadas cejas pueden hacer que su rostro se torne agresivo. Claro, cuando logra reunir el valor suficiente para expresarse. Su piel es morena.

Tiene algunas cicatrices en sus hombros y su antebrazo izquierdo. Además, tiene en el lado derecho del vientre una cicatriz grande, con forma de estrella irregular y alargada, fruto de su combate contra Reiji en el Torneo de los Dojos 220.

El guardarropa de Ranko se ha visto afectado por el proyecto de diseño de ropa de su hermana, Kuumi, y ha aceptado sugerencias en cambios de estilo, aunque es Ranko quien tiene la última palabra. Cuando está entrenando o necesita combatir, suele vestir una especie de blusa, de color variable, que cubre hasta la base del cuello, aunque muestra parte de los hombros, sin mangas, larga y con secciones que caen por delante y detrás casi hasta la rodilla, pero con aperturas a los lados de las piernas. Lleva el símbolo de los Sagisō, una orquídea garza blanca rodeada por un círculo, a la espalda. Viste también un pantalón corto hasta medio muslo, de tonos usualmente oscuros; guantes sin dedos, con almohadillas en los nudillos y una gruesa muñequera, y zapatos que parecen más de monje que de ninja. Como accesorio, a veces porta una gargantilla de tela o cuero, así como pulseras o adornos en los tobillos.

Lleva su portaobjetos a la cadera, del lado izquierdo, mientras que su wakizashi, Higanbana, está atada a su cintura por detrás, hacia el lado derecho.

Cuando está en familia o en un evento formal, viste kimonos y elegantes vestidos que varían en diseño, siempre que ella lo sienta cómodo.

Por lo general, Ranko es una chica callada. Le cuesta mucho entablar una conversación, especialmente si se trata de algún desconocido. Aunque solía tartamudear cada dos palabras, Ranko se ha forzado a mejorar en tal aspecto, y ya no se traba tanto como antes al hablar. Confía mucho en sus propias aptitudes, y cree que puede mejorar mucho más con trabajo duro. Suele tomarse las burlas y las críticas muy en serio, aunque le cuesta reconocer cuándo la persona que las dice habla con intención de hacerla mejorar o de hacerla sentir mal.

A pesar de haber crecido en una familia adinerada y de haber recibido muchos mimos, Ranko no es malcriada ni berrinchuda, y es muy obediente y paciente, aunque a veces puede desesperarse en silencio. Prefiere hacer las cosas a como dictan las reglas por sobre a como lo dicta su corazón o juicio. Sin embargo, si algo no se puede resolver por medio de palabras, no dudará en luchar con todas sus fuerzas.

Romantiza mucho las aventuras ninja de sus padres, al punto de considerar a los shinobi como “héroes”. Sueña con volverse una heroína o justiciera, una kunoichi de quien se cuenten historias, y que sea motivo de orgullo para su familia y su aldea. Quiere volverse una guerrera ejemplar. Le gusta mucho entrenar, y considera el entrenamiento la mejor manera de entablar una amistad. Solía practicar con su hermana, Kuumi, aunque ésta ha estado dejando el entrenamiento atrás. A pesar de ser el extremo opuesto de ella, Ranko la admira, y Kuumi, a su vez, le tiene una empatía tremenda. Desde el torneo del Valle de los Dojos 220, se esfuerza el doble por obtener la fuerza necesaria para alcanzar su meta. Siente una gran admiración hacia los ninjas (en especial kunoichi) de gran fuerza, siempre que la usen para el bien, y no dudará en desconfiar de quien abusa de su poder.

Ranko ha expandido su paladar, y gusta de casi toda comida. De hecho, suele comer bastante para compensar la intensidad de su entrenamiento, en especial cosas asadas o rostizadas, y con salsas y aderezos. Más aún, la comida le sabe mejor acompañada, por lo que no dudará en convidar de su comida, o de pagar por la comida a sus amigos. Toca la flauta shakuhachi, y se ha vuelto muy habilidosa con ella. Suele practicar poesía, y está comenzando a dibujar y a cocinar en sus tiempos libres.