Nivel: 16
Exp: 28 puntos
Dinero: 3500 ryō
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
Aunque ahora tenía familia y un hogar donde vivir como una persona normal lo haría, Hao no lograba acostumbrarse a esa vida, sería quizá cuestión de tiempo, pero hasta entonces el seguiría prefiriendo tener la misma libertad que había tenido hasta el momento y aquello era una decisión que sus padres aceptaron, o bueno sino él simplemente escapaba como sí de un animal se tratase. El bosque y sus alrededores fue siempre su hogar y por ende siempre se encontraba en un lugar similar al que acostumbraba.
Aquellos lugares que eran oscuros, y un tanto húmedos, eran bastante cómodos para él, a decir la verdad; por ese motivo acudía a aquel bosque en el cual no penetraba la luz, siempre nublado y fresco un lugar perfecto para dormir una siesta, y así lo hacía, Hao descansaba entre las raíces de un roble que se encontraba quien sabe dónde, lo cierto era que Aburame tenía el sueño bastante pesado y una vez que cerraba sus ojos y conciliaba el sueño era prácticamente imposible despertarle por lo que no podría saberse cuantas horas llevaría ahí, en medio de aquel lugar.
Unas cuantas horas después logró despertar, un tanto babeado y con algunas hojas y hormigas sobre él, hecho que no le molestaba, asimismo se puso de pie y se fijó que estaba más oscuro, pero no era de noche, debería ser hora de ir volviendo ya a la aldea, más unos cuantos pasos perezosos se manifestaron y un gran bostezo, no estaba despierto del todo y debía hacer algo antes de volver y era algo muy importante. -Grrrrasd- Un gruñido sonoro proveniente de su estómago hizo que sus orbes se activasen en busca de alguna fruta o planta hubiera comido, sería cuestión de minutos toparse con un poco de alimento.
Sus piececillos le habían llevado, después de un buen tiempo, a esa zona lúgubre donde la luz del sol no llegaba a penetrar nunca. Aun así no le resultaba incomodo ¡al contrario! ¡le agradaba mucho! Vistiendo de la forma en que lo hacía, a veces, el calor podía llegar a ser insoportable por eso agradecía los climas como aquel. Llevaba consigo un pequeño bolso, dentro del mismo guardaba unas pequeñas tijeras, que usaba para cortar las florecillas que encontraba; también traía consigo algo de comida, pero solo una pequeña porción.
Era tan curioso que le resultaba imposible no ver. Caminaba con la vista puesta sobre la copa de los árboles, donde estos desaparecían por completo en lo que parecían ser las nubes, como si las ramas más altas rozaran el cielo. Pero claro, solo se trataba de neblina, neblina espesa que a causa de la humedad se originaba y propagaba alrededor – Es casi mágico~ –canturreo despacio, mientras se adentraba un poco más perdiéndose entre los matorrales. Las horas pasaron deprisa, sin notarlo la joven Kohako había pasado toda la tarde maravillada con el bosquecillo, que aunque no era bañado por la cálida luz del sol fácilmente podía notarse que, comenzaba a oscurecer.
Yurika tenía ahora las manos ocupadas con un sin fin de florecillas que había encontrado durante su pequeño tour, no gozaban de vivos colores pero en definitiva los suaves tonos que están presentaban le resultaban encantadores “se las mostrare a Mamá, seguro le gustan” pensó mientras una sonrisilla se dibujaba en su labios y sus orbes castaños se posaban sobre las plantitas. Mientras caminaba ya decidida a volver y no entretenerse con nada más creyó oír algo ¿un gruñido quizás? La cierto es que no supo identificar con certeza de que se trataba. Curiosa se desvió de su camino y asomándose de entre el enorme tronco de un roble pudo divisar a un jovencito mucho menor que su persona, se lo quedo viendo por unos minutos y luego, simplemente decidió salir su improvisado escondite a saludar.
- Hola – su vocecilla inundo el silencioso lugar por unos segundos – Mmm ¿Qué hace un niño en un lugar como este? – pregunto con curiosidad y un toque de preocupación. Dio un par de pasos más hacia el frente, acercándose un poco más donde se encontraba la pequeña figura del menor, caminando despacio para no caer por culpa de las raíces que hacían difícil el paso.
¿Cómo te llamas? –pregunto de nuevo por última vez, deteniéndose a unos cuantos metros.
Nivel: 16
Exp: 28 puntos
Dinero: 3500 ryō
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
Rápidamente localizó una pequeña colonia de hongos blancos, pálidos, que en otra ocasiones había ingerido, no eran de un sabor muy agradable, más bien un tanto amargos, pero era lo que había y el hambre le podía más, así que saco unos cuantos hongos que serían de tamaño mediano y pequeños, los desenterró y le quitó, en medida de lo posible, la tierra de los alrededores y así mismo los llevó a su boca.
Llevaría unos pocos segundos que estaba ingiriendo aquellos hongos, cuando repentinamente una voz femenina se escuchó, irrumpiendo el silencio del lugar, en ese instante Hao volteó a verla, no obstante, la imagen que se llevaría la kunoichi sería única ya que le vería exactamente con su boca llena de hongos blancos; Aburame por su parte visualizaría a la chica, terminaría de comer de manera un poco salvaje, dejando que algunos trozos de su alimento se encontrara con el piso y luego se manifestó. - Hola, ez mi ojar ¿Por ke?- Cuestionó con un tanto de desconfianza.
Algo que llamó la atención del Aburame fue la vestimenta tradicional que llevaba la aquella mujer, aquellos colores vivos le recordaba los colores que solían tener los hongos en el bosque de los hongos. Poco después la dama preguntó algo más. -Zoy Jao, ¿kual cer tu nombre?- Cuestionó de la misma manera, pero ella se daría cuenta del mal hablar del pelinegro, además de que mientras hablaba seguía ingiriendo hongos para saciar medianamente su apetito.
En una de esas bocanadas que se echó, uno trozo de las setas que comía se quedó atorada en su garganta y empezó a toser repetidamente, su rostro pálido se empezó a colorar, como reflejo soltó las setas que le quedaban y le hizo con señas a la kunoichi que se estaba ahogando, la coloración de su rostro se estaba tornando a azul pálido y el trozo de champiñón no parecía moverse.
Ay… -dejo escapar en un susurro la muchacha mientras observaba atónita el rostro ajeno, en cuanto este se giró para hablarle. Pudo ver los hongos en su boca antes de que desaparecieran y ver como algunos trozos caían al suelo como migajas “¿Es sano comer eso?” se preguntó así misma mientras parpadea sorprendida por la peculiar vista que tenía desde su lugar. Estaba consternada pese a que el menor parecía disfrutar de su festín – Espera, espera… - Agito las manos despacio, zarandeando ligeramente las flores que sostenía, el tema de los hongos quedo en segundo plano por algunos minutos- ¡¿Vives aquí?! – sus orbes marrones se abrieron grandes ante la sorpresa, no podía creer lo que acaba de escuchar, simplemente le resultaba inconcebible que un chico tan joven estuviera en medio de aquel bosque, viviendo por su cuenta. Era un lugar agradable, pero creía que no era un uno en el cual un niño estuviera, sobre todo por las cosas que comía.
Dio un par de pasitos y deposito las flores, que mantenían ocupadas sus manos, sobre el suelo. Yuriko le observo curiosa por algunos minutos, mientras algunas gotitas caían por su cien graciosamente, verlo comer los hongos tan tranquilamente le ponía nerviosa – Un gusta Jao, M-mi nombre es Yuriko –se presentó ella, sonriendo tan normal como le fue posible, en un intento por ignorar la situación. Su rostro mostraba un sinfín de muecas, sus manos se movían de tanto en tanto, como si tratara de algún espasmo, mientras el jovencito devoraba los pálidos hongos del suelo – Sabes, no sería mejor que… ¿Jao? - la insistente tos que de pronto se escuchó e interrumpió el silencio le hizo mirar - ¡¿Jao?! – Solo tuvo que verlo hacerle señas para entenderlo, acudió rápidamente en su ayuda aunque realmente no tenía una idea clara de que hacer.
Se ubicó detrás del muchacho y le abrazo, rodeando su abdomen con ambos brazos, empuño una de sus manos y con la libre la sujeto firmemente, tras ello empujo con fuerza sobre el estomago ajeno – ¡Aguanta un poco! – chillo la chica mientras repetía una y otra vez la misma acción, esperando ansiosa que aquello funcionara y que el rostro ajeno se tornara de color normal nuevamente. Estaba asustada, pero no se permitió titubear ¡la vida de alguien estaba en juego! Solo deseaba que la tos se detuviera y que el menor le dijese algo, necesitaba saber si lo que hacia funcionaba...
Nivel: 16
Exp: 28 puntos
Dinero: 3500 ryō
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
Mientras sentía como le faltaba la respiración cada vez más y más, decidió llevar sus dedos índice y medio a su boca para tratar de sacar el trozo de seta o simplemente para intentar vomitar, y así lo hizo, pero no tuvo efecto alguno, las ganas de vomitar sí llegaron, más no eran suficientes; unos segundo más tares su cara se estaba poniendo entre azul y morada, sintió una fuerte opresión en su abdomen por parte de la joven quien le acompañaba, los movimientos eran repetitivos y se escuchaban algunas palabras por parte dela chica pidiendo que aguantara, sin embargo, no sabía cuánto tiempo podría hacerlo.
Después de la cuarta o quinta oprimida y el mismo intento del Aburame por vomitar finalmente sucedió, de su boca salió un líquido blanquecino y con restos de champiñones, no muy abundante, que caería a unos pocos centímetros de sus pies, para ese momento el pelinegro estaría sudando bastante y su cara empezaría a recobrar el color, sus pulmones se llenaron de aire a su máxima capacidad y él se limpió la boca con la muñeca derecha, Yuriko le había ayudado, prácticamente le salvó la vida. Tras unos segundos que se volverían minutos rápidamente, Hao recobraría su estado normal.-Gaziaz ksi morir io.- Luego vio el fluido que estaba en su interior y puso cara de pocos amigos, seguía con hambre pero a la vez estaba un poco asqueado, un poco de agua le vendría bien.
Poco después vio las flores que cargaba su acompañante y se encargó de recogerlas y llevárselas, cuando se las entregó sonrió mostrando todos sus dientes, entre los cuales aún se verían algunos restos diminutos de los hongos. -Kaerset tuz floras.- Dijo al momento de estirar sus brazos hacia ella.
Los minutos seguían trascurriendo y cada vez estaba más oscuro, la temperatura seguía descendiendo y el frío se empezaba a sentir más en su piel que se erizaba, al mismo tiempo Hao podía sentir la resequedad de sus labios motivo que le obligaría a buscar algún rio o lago para saciar su sed. -Boi por ajua, ¿kierez?- Preguntó mientras esperaba la respuesta, pero el joven no tenía ninguna botella o envase que le demostrase a la chica que porpia traer un poco.
Suspiro aliviada al darse cuenta de que la tos había cesado y que ahora podía hablarle. Su rostro antes pálido por la preocupación retomo su color – que alivio – comento agotada, aunque no hubiese hecho mucho, la angustia que le había causado aquella situación fue suficiente para hacerla sudar y casi contener el aliento...quizás había exagerado un poco…
¡N-no tienes que agradecer! –negó con ambas manos suavemente mientras sonreía aliviada, aunque aun nerviosa por el susto que se había llevado tan solo minutos atrás – Solo ten más cuidado la próxima vez Jao… ¿uh? - se percató entonces de que, quizás estaba llamándolo de forma incorrecta, a lo mejor se hubiera percatado de ello si no hubiera sido por el susto de muerte que se llevó.
Aun pensando en aquello, ya ensimismada en sus pensamientos pudo escuchar la vocecilla del menor inundar sus oídos – oh –parpado rápidamente mientras lo observaba – Gracias, las había olvidado – Tomo las flores con una de sus manos mientras que la otra, aun libre, se apoyaba suavemente sobre la cabeza del niño. No dijo nada, solo se quedó ahí, contemplándolo largamente mientras lo despeinaba suavemente y sonreía de forma casi maternal, realmente le hubiera gustado tener un hermano menor a cual consentir y mimar.
Mientras tanto, la poca luz que lograba filtrarse en el bosquecillo, de apoco comenzaba a extinguirse, la claridad cada vez era menos y la muchacha no parecía ser consciente de ello, ni el frio pareció afectarle siquiera, seguramente por las prendas que usaba. Después de un momento aparto su mano de la cabeza ajena , lo escucho hablar intentando comprender algunas de sus palabras – Un poco de agua no estaría mal – asintió con la cabeza y recordó entonces el pequeño bolso que llevaba consigo y el preciado bien que guardaba dentro del mismo - ¡es cierto! – Exclamo emocionada, mientras que con su mano libre apartaba la correa que mantenía cerrada aquella bolsa de tela, que colgaba de uno de sus hombros – Que tonta, había olvidado que traía esto conmigo, ja ja ja ja! – parloteo un rato consigo misma. Era curioso de ver, hacia preguntas que ella misma se respondía luego, y así estuvo por un buen rato hasta que encontró ese “algo” que con tanto afán intentaba encontrar.
- Toma, es para ti~ - canturreo la muchacha mientras le extendía al muchacho lo que parecía ser un emparedado, estaba cubierto por un papelillo delgado, pero podían verse aun las orillas – No deberías comer ese tipo de cosas –le dio un vistazo a los hongos, refiriéndose claramente a ellos, y volvió la vista al más joven – suelo venir de vez en cuando, podría traerte algo de comida y así no tendrías que comer cosas tan extrañas…- concluyo haciendo énfasis en esa última palabra, seguía creyendo que comer setas no era una buena idea por mucha hambre que se tuviera.
Nivel: 16
Exp: 28 puntos
Dinero: 3500 ryō
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
Al momento de entregarle el ramo de flores a la chica, ésta acarició los cabellos del pelinegro, acción que hizo que el rostro del Aburame se colorase mientras sentía aquella fricción, no sé sentía incómodo, pero sí un poco raro. Repentinamente Yuriko concordó que beber un poco de agua sería lo ideal y el pelinegro se dispondría a caminar cuando la kunoichi mencionó que tenía algo para él, motivo por el cual se detuvo curioso de qué podría ser, sus ojos se posaron con atención en los movimientos de la mano de la femenina, después de unos escasos segundos vio como sacaba un emparedado de su bolso de tela quedó atónito, pocas veces le regalaban cosas y en sus recuerdos eran incontables las veces que tuvo que robar un poco de comida .-¿Pa mí?- Preguntó, se podría ver cierto brillo en sus ojos como sí le hubiesen hecho un gran regalo.
Tomo el sándwich con ambas manos y lo contempló por unos instante antes de darle un gran mordisco, con todo y servilleta, sin embargo, algunas palabras que escuchó no le parecieron del todo las más apropiadas y al terminar de masticar y tragar dijo.-Tengo jaños komiemdo onjos, no zon maloz.- Explicó y le volvió a dar otro mordisco al emparedado, el cual degustaba lentamente, por un momento recordó el tipo de alimentos que su madre le solía cocinar; sin embargo, no podría olvidar lo difícil que había sido su vida en el bosque, pero de ella habían aprendido mucho.
-¿Kierz?- Preguntó y extendió lo que quedaba del emparedado, que en ese momento era la mitad, en varias ocasiones había compartido la comida con varios animales, compartirla con alguien más no le molestaba en lo absoluto y sobre todo con alguien que se la había dado. Sí por alguna razón la chica denegase su propuesta terminaría devorando el resto del pan en unos pocos bocados.
Sonrió nuevamente y le vio.-Eztava riko, bamoz por el ajua.- Señalo con su índice derecho el camino más cercano hacia una vena de agua a la cual solía ir, sin embargo, la dirección mostraba que sería más al interior del bosque y de por sí la noche se estaba haciendo notar.
- Si, es para ti - Sonrió ella mientras observaba curiosa sus reacciones - Espero te guste -
Lo contemplo mientras comía, había una enorme sonrisa en su rostro y es que, le hacía feliz ver felices a otros. Aunque en más de una ocasión tuvo el impulso de detenerlo y pedirle que retirara la servilleta, con la cual se encontraba envuelto el trozo de pan "Ah...se ve tan feliz, mejor lo dejo comer en paz" sin embargo, siempre que tenía la intención de detenerlo aquel pensamiento inundaba su mente y se contenía. Una gotita de sudor rodó por su cien y solo pudo suspirar con resignación.
Entiendo, entiendo... -sonrió resignada mientras intentaba dar una respuesta al comentario del chico- supongo que las setas no son tan malas pero... - Le vio detenidamente y otro suspiro escapo de sus labios, discutir sobre que tan buenos o malos resultaban ser aquellos hongos que crecían a sus pies seria inútil, así que decidió dejar el tema hasta ahí.
Las palabras que escucho a continuación, por parte del menor, le hicieron negar suavemente con la cabeza - No te preocupes - sonrió de forma dulce posando de nuevo su mano libre sobre la cabeza del niño - Es tuyo, disfrútalo - le comento la jovencita mientras le animaba a seguir comiendo el aperitivo que tenía en manos. Yuriko le dio un vistazo a su alrededor pareciendo entonces darse cuenta, al fin, de que comenzaba a hacerse tarde. Levanto la vista y se quedó así por largos minutos, contemplando las copas de los árboles y hubiera seguido de esa forma si la vocecilla del más pequeño no la hubiera interrumpido - me alegra que haya gustado, la oferta de traerte comida sigue en pie~ -canturreo la kunoichi antes de dar un par de pasos en la dirección que Hao acababa de señalar.
"Pronto estará completamente oscuro" comento para sus adentros, caminando despacio hacia el pequeño riachuelo que corría no muy lejos de allí. Muy de vez en cuando, mientras sus pies se deslizaban suavemente entre la hierba que cubría el suelo, sus orbes se desviaban del camino y se posaban sobre la pequeña figura de su acompañante ¿por cuánto tiempo había estado viviendo ahí? ¿Tendría padres, familia a la que acudir? Esas y muchas otras preguntas se paseaban por su mente, angustiándola un poco - Hao... - jugueteo un poco con las flores que sostenía - ¿Tu...vives solo aquí, no hay alguien más? - pregunto con cierto recelo, temiendo ser imprudente.
Nivel: 16
Exp: 28 puntos
Dinero: 3500 ryō
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
Caminó en dirección al río al ver que ella le seguiría, pero después de dar unos cuantos pasos volteó a ver si no se había perdido y la vio, ella observaba hacia arriba, él se detuvo y hizo lo mismo, miró lo gigantesco de los árboles que les rodeaban y el contraste que hacían con el firmamento, o lo poco que se podía ver del mismo. Aquella visión le era familiar así que volvió la mirada a Yuriko, quién parecía perdida en aquel paisaje.
-No es nezesario, por aki jay mucha komida.- Rechazó la oferta de su acompañante. Después de aquellas palabras se pusieron nuevamente en marcha en busca del agua. -Kuida de no pizar ningun insekto.- Comentó al ver algunos escarabajos entre las raíces de un roble.
Llevarían caminando unos pocos minutos cuando escuchó una pregunta que le hizo detener y se giró a verla para responderle.- En rialida vivo aki y en la viya, el boske es mi ojar aki kresi, y en la viya están miz padres.- Dijo, pero no sabía sí la kunoichi había entendido del todo la situación. - Ez raro la cituasion.- En realidad Hao no había dado mucho detalles del asunto, pero aquello podría ser suficiente para que la femenina entendiese a lo que se refería.
Unos cuantos metros más adelante verían el río, el sonido de éste sería presente y la humedad podría sentirse, el agua estaba cristalina y helada, su corriente no era muy fuerte y éste no era de gran tamaño, unos cuantos pasos y podrían cruzarlo sin problemas. -Yegamos- Dijo un par de metros antes, desde donde se podía ver el agua fluir.
Sus orbes volvieron a posarse sobre el rostro del menor al escuchar la respuesta de este a su propuesta. Una ligera sonrisa se dibujó en sus labios, cerro los ojos al mismo tiempo que dejaba escapar un suave suspiro y se encogía de hombros – Entiendo – sus pies volvieron a moverse, siguiendo las pisadas ajenas, pero justo antes de poder continuar con dicha labor, el jovencito dijo algo que le hizo observar el suelo - ¡! –dio un respingo al ver los escarabajos moverse entre las raíces – G-gracias por el aviso - comento con una mueca de desagrado. Levanto ligeramente la tela del hakama que portaba para así poder ver con mayor claridad, por donde caminaba.
No habría pasado mucho tiempo cuando el pelinegro se giró y detuvo su andar. Dio respuesta a la pregunta que la Kohako había hecho tiempo atrás – oh…- mascullo apenas mientras intentaba comprender la extraña situación. Si bien le alegraba saber que no estaba solo, le era un poco extraño que él no viviese con sus padres en la villa, sin embargo, prefirió quedarse callada y no referirse más al tema. Los minutos siguientes solo fueron silencio por parte de ambos, Yuriko caminaba despacio viendo la espalda de su acompañante, preguntándose qué tipo de vida habría llevado hasta ahora…
“¡Arg! ¡No debo hacer más preguntas!” se reprendió, cuando el impulso de abrir la boca y dejarse llevar fue lo suficientemente fuerte. En un rápido movimiento de su única mano libre, pues aun sostenía el improvisado ramo con la otra, se palmeo la mejilla con fuerza en un intento por olvidarse de la idea que desde hacía un rato rondaba su cabeza – ¿eh? –Parpadeo rápidamente, con la mejilla colorada y observo hacia los costados - ¿llegamos, donde? – después de unos segundos de mucho buscar, el sonido del agua corriendo inundo sus oídos y le hizo observar en la dirección correcta – Que lindo –canturreo la konoichi mientras adelantaba a Hao y detenerse minutos después, a pocos centímetros de la orilla del pequeño riachuelo que cruzaba el bosquesillo.
Yuriko se arrodillo aun encontrándose cerca a la orilla, deposito las flores sobre el suelo y sumergió una de sus manos dentro de las cristalinas aguas – Brrrrr esta algo fría, pero es refrescante - comento sin terminar de apartar su mano del agua.
-------------------------------------------------------
Off: Mil disculpas por la demora x.x
|