Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
La Sarutobi había terminado ya por esa semana sus labores en el antro al que podía llamar casa, su mitad del negocio ya estaba cubierta con la ayuda de su compañera y de aquél joven que hacía poco había conocido en la peor de las situaciones. Por suerte o desgracia, el enemigo de tu enemigo termina siendo tu aliado. Fuere como fuere, podía tomarse un leve descanso... Bueno, por llamarlo de alguna manera. Evidentemente, lo mas tranquilo que podía permitirse en esos momentos no era mas que una misión. Como genin, las labores no suelen ser arriesgadas, y el dinero... pues siempre viene bien.

Hacía un rato que había salido de la aldea, y caminaba dirección oeste. Según había leído en el pergamino, una aldea no demasiado lejana había requerido ayuda para controlar a unas cuantas cabras descarriladas. Quizás se trataba de una mera aldea costera que estaba teniendo falta de cabreros, o a saber que diantres les pasaban con esos malditos animales aficionados a comer papel. En fin, solo tenía un poco de información en el pergamino que le habían entregado; debía reunirse con dos compañeros mas para ésta misión en la aldea, y tenía que hablar directamente con el alcalde del lugar. Al parecer, el punto de encuentro estaba situado en la misma entrada de la aldea.

Para el viaje había tomado su camisa ancha modificada al gusto, con una monisima calavera blanca adornando el torso. Sus shorts, y unas botas negras que rozaban en altura la rodilla. Apenas llevaba un par de kunais para defenderse, pero eso era algo que nunca había necesitado. En su bolsillo, una cajetilla de tabaco metida en un par de bolsas de plástico para que no llegasen a mojarse. Su cabellera iba suelta, como de costumbre, y tampoco llevaba un paraguas. Si había algo que no hubiese roto eran las costumbres.

El sol lucía en lo mas alto, pero ante la constante llovizna, apenas lucía radiante. Todo el firmamento estaba repleto de nubes, y eso era lo que impedía que el astro rey pudiese hacer su trabajo bien. Por suerte o desgracia, para alguien que casi se había criado en Amegakure eso ya no era problema.

Con paso ligero, la chica recortó distancias con su objetivo. Estaba al lado del sitio donde debía reunirse con sus compañeros de misión. Era la primera vez que tomaba una misión de éstas, pero tampoco podía rechazar una, menos cuando había sido entregada en mano por un malvado repartidor que no le dio ni los buenos días. —Vaya tela... si es que...

Era imposible que no se quejase cada vez que recordaba las maneras. Pero en fin, bien está lo que bien acaba.

A la distancia podía vislumbrar una aldea de apenas cincuenta casas. Era bastante pequeña, pero las habían mas pequeñas aún. Al menos en ésta había una barrera, una muralla de pilotes de madera que llegaban a medir al menos tres metros. Apenas se podía ver dentro de la aldea, tan solo una casa destacaba en altura. En la zona mas oeste tenía una entrada, y en la zona oeste tenía un puerto. Justo donde venía a encarar cualquiera que llegase andando desde Amegakure. El lago no daba para mas, pero si que era cierto que habían un par de islas cercanas.

Lo curioso, no parecía que por allí hubiese ningún animal.

La chica se encogió de hombros, resignada a encontrar fácilmente una respuesta a ese hecho. Así pues, continuó andando hasta plantarse en la entrada del puerto. Las puertas permanecían cerradas a cal y canto, y tan solo habían un par de embarcaciones, las cuales parecían no usarse desde hacía unos cuantos meses. No parecía haber un solo alma en esos lares, aunque sí que se escuchaban murmullos tras los muros.

«En fin... esperaré aquí a los compañeros, y entraremos todos juntos...»

La chica se cruzó de brazos y dejó caer su espalda contra el muro de madera. Descansando sobre éste, se limitó a observar el horizonte en busca de alguna silueta. No conocía a todos los genin de la aldea, pero seguramente los podría reconocer por el símbolo que ella misma llevaba en el abdomen.



Misión rango D

Peticionario: Gerente de agricultura de Negitorihima
Lugar: Negitorihima
Solicitud: Necesitamos ayuda para el cuidado de nuestras cabras. El queso es una de nuestras mas valiosas fuentes de ingreso, y estamos viendo en peligro el cuidado de éstas. Solicitamos que al menos dos shinobis nos ayuden.


Es de día. No se sabe mucho de la misión, salvo que tenemos que vigilar a unas cabras porque en el pueblo tienen problemas para ello. Obviamente está lloviendo. Tendríamos que reunirnos el equipo en la entrada de la aldea, la cuál tiene dos entradas. Supongo que mejor así que hacer 2 tramas que vendrían a ser lo mismo... así podemos empezar un rencuentro, y continuar con la misión.

En fin, espero que disfruten, señores.

PD: Qué opinan de poner algún limite de tiempo para postear? Lo digo porque no se nos convierta en medio año de rol... xD
Responder
#2
El joven Manase había terminado de realizar sus actividades rutinarias durante la mañana, había repuesto las cosas que faltaban en su kit médico y había depositado cuidadosamente el tercer libro de Juego de Kages en un compartimiento donde estaría seguro que no podría entrar agua incluso aunque el kit cayera al fondo del canal mas cercano.

Después de tanto tiempo su peinado no había cambiado demasiado, por no decir que seguía siendo exactamente el mismo, incluso puede que un poco mas largo. Seguía llevándose el pelo hacía atrás y manteniendolo en su lugar con la bandana de Amegakure, descansandola en su frente.

Llegando la hora de salir tenía que terminar de vestirse, había encontrado muy cómoda la ropa tradicional pero sin embargo, para salir a mojarse y tratar de ser sigiloso esa ropa no era la mas adecuada, su estilo de vestimenta no había cambiado demasiado, tanto su camiseta como sus pantalones tenían un color oscuro, mientras que su clásico chaleco ahora había sido cambiado por uno que tenía un tono más grisáceo.

Armado con un paraguas salió a las calles, no estaba del todo seguro de los detalles de la misión, tenía información sobre el lugar donde sería y algo sobre unas cabras pero poco más que eso. En cuanto pudo salir del grueso de la urbe y no hubo peligro de caerse por alguno de los tantos puentes de la aldea por estar distraído, llevó su mano hasta el kit medico y tomó el libro con una mano.

Negitorihima... nunca he estado ahí... Pero bueno, nada positivo saldrá de ponerse nervioso.

Avanzó leyendo y cubriendo las paginas de papel con aquel paraguas, al menos de esa forma tenía una respuesta rápida que darle a la gente si le preguntaba por qué un shinobi de Ame iba con un paraguas a todos lados. De esa forma el tiempo de viaje se le pasaría volando, protegido de la lluvia el caminar por el agua sería una tarea un poco más sencilla.

Ya casi llegando a su destino pudo hacer contacto visual con los limites de aquel pequeño poblado, una barrera hecha con la agrupación de pilotes de madera bastante altos, el interior del lugar desde fuera era todo un misterio, salvo por una construcción en particular.

¿Podría asumir que esa es la residencia del líder de Negitorihima?

Dejo escapar de sus labios a la vez que depositaba el libro en su kit médico. A cada paso que daba una silueta se iba marcando sobre el muro de madera que bordeaba la villa, puntualmente en las puertas del puerto, por donde estaba llegando el muchacho.

¿Será...?

La lluvia claramente dificultaba un poco ver a lo lejos, pero conforme iba a avanzando cada vez podía ver mejor. Los colores le sonaban bastante familiares y no tardo en pensar en una persona con la que había tenido un par de buenas experiencias. Una leve sonrisa se dibujó en su rostro cuando pudo ver con claridad la silueta de la kunoichi de ojos rojos.

¿Katomi? ¿Eres tú?

Se detuvo cerca de la muchacha y la miró directo a los ojos, inclinando ligeramente la cabeza a un lado. Notaba los razgos que la hacían ella, un rostro que sin duda alguna no se podía considerar menos que algo muy bello y una melena blanca como la nieve, acompañado de eso notaba que era un poco mas grande que la ultima vez que la había visto, tanto en altura como en otras zonas... usted entiende.


48 horas me parece bien pero no tengo problema con que sean 72 Risa
Responder
#3
No habia sido una noche facil, como habitualmente. ¿Despues de mas de medio año raptado quien es capaz de conciliar el sueño con facilidad?. Muchas noches acababan siendo eternas, y lo único tranquilizador muchas veces, era mirar a las estrellas hasta perderse en la infinidad del cosmos; pero en Amegakure ver un dia o noche despejado, es casi un milagro. Tampoco es que no disfrutase con el sonido de la lluvia caer, muchas veces se quedaba dormido por el cansancio pegado a la ventana de su habitación escuchando y observando el agua caer del cielo de manera incesante.

"Hay que volver a hacer vida normal, no puedo vivir con tanto miedo en el cuerpo un dia tras otro." Esas eran las palabras que repetia en su cabeza dia tras dia, y acbaron casi convirtiendose en semana tras semana; hasta que decidió poner punto y final a esa rutina. Decidió aceptar una misión para salir del cascarón que el mismo estaba construyendo de manera insconciente; seria una misión en la que estaria acompañado, por lo que se sentia mas confiado al saber que no estaba solo. Tras una rutina mañanera de lo mas normal, salió de su casa cerrando la puerta lentamente con llave; para despues pegar su frente contra la fria madera.

Vamos... Yo puedo... Se que puedo... Tan solo tengo que darme un voto de confianza... Seguro que todo sale bien... — Tapó su cabeza con la capucha mientras esbozaba una sonrisa llena de lagrimas imposible de diferenciar, debido a la lluvia; para posteriormente, dirigirse al lugar señalado donde se encontraria con sus compañeros de misión.

Con un paso leve y para nada apresurado, caminó por los largos puentes de la villa observando de manera pausada la lluvia y sus paisajes. Se detuvo brevemente incluso en una ocasión, para ver mas detenidamente la gran masa de agua que tenia bajo las piedras y cemento del puente. Reanudo su marcha nuevamente, llegando a tierra firme y no asfalto que era lo mas habitual; el camino de piedra y tierra no era muy concurrido, pero de vez en cuando se cruzaba con gente, ya fueran comerciantes o gente que habia salido a buscar algun monstruo para capturar en una pequeña bola, en cualquier caso, mantenia las distancias de manera reacia y asustadiza. Tras una buena caminata, dislumbró una pequeña aldea, haciendo una pausa para mirar un papel que saco de uno de sus bolsillos.

¿Negitorihima? — Miró extrañado el papel, pese a que la descripción de la vista concordaba a la perfección con la descripción del papel. — Que nombre mas extraño, pero suena bien.

Volvió a guardar el papel en uno de sus bolsillos y siguió avanzando hasta llegar a unas vallas, donde dos personas parecian conversar

En cualquier caso podre preguntarles a ellos, a lo mejor saben donde es... — Se desvió un poco del camino que seguramente seria el usado por los comerciantes. Lo que le recordó haber oido algo sobre una via ferroviaria instalada a lo largo de algunas aldeas; habia leido bastantes libros y visto suficientes películas sobre "ninja-queros" como para haberle despertado algo de curiosidad. — Ojala sea como en la película de "Regreso al futuro y tres cuartos", me encantaria ver un gran tren a vapor, incluso a lo mejor me encuentro con "Dog". .

Perdidó en sus pensamientos, recorto finalmente distancias hasta llegar a donde estaban las dos personas, que resultaban ser antiguos compañeros suyos. Pero no se dió cuenta, hasta pasado un rato, no era muy bueno recordando caras; o tal vez estar perdido de la mano de Kami-sama en un estridente sotano, acaba por hacer que olvidaras algunas cosas.

Perdonad. ¿Sabeis si esto es...? —Volvió a mirar el papelito donde lo tenia apuntado — ¿... Negitorihima? Tengo una misión que llevar aca-... Wait a sec. ¿Mogura? — Dijó señalandole bajo la capa para despues tambien señalar a quien reconocia como su hermana mayor — ¿Nee-chan? — Bastante aturdido al verlos de nuevo, lo máximo que hacia era mirarles extrañado mientras se quitaba con la otra mano la capucha; tal vez como gesto de confianza, o de educación.
Hablar (Royalblue)Pensar (MediumOrchid)

¡Gracias a Ranko por el avatar!
Responder
#4
La peliblanco aguardaba la aparición de alguno de sus compañeros de misión. Apoyada sobre la estructura de madera que delimitaba la aldea, observaba con ahínco el horizonte en pos de observar alguna silueta. No tardó demasiado en aparecer la primera silueta, quizás el primero de sus compañeros. A la distancia no pudo diferenciarlo bien, pero conforme se acercó éste se le fue haciendo cada vez mas conocido. No solo le sonaba su rostro, de hecho habían compartido un torneo, un entrenamiento, y hasta una cena. Siendo rudos, hasta había muerto junto a él, podía decirse que habían compartido una vida entera...

El matasanos no perdió tiempo alguno. Algo extrañado, torció el rostro, y lanzó la pregunta. Obviamente no habían demasiadas chicas de cabellera blanca y ojos rojos por Amegakure, cosa que hizo más fácil la resolución de la incógnita para el médico. La chica se separó del muro de madera, y comenzó a andar hacia Mogura. Una clara sonrisa se dibujó en su rostro al saber que compartiría misión con un compañero que conocía y le agradaba, toda una suerte.

Si, soy yo, señor médico teólogo... jajaja.— Contestó al fin a la pregunta.

Sin demasiada prisa, terminó de acercarse a Mogura. Con descaro, recortó por completo las distancias, y se lanzó a abrazar al chico. Hacía bastante que no se veían, y éste gesto le salió del alma. En el mismo abrazo, alzó su rostro hacia el pómulo del joven, y le propinó un beso. Sin duda no se podía quejar del saludo.

Que bueno verte de nuevo! ¿Que somos compañeros de equipo?— Alzó a preguntar, aunque posiblemente la respuesta era obvia. —Cuanto tiempo sin vernos... ¿Que tal todo?

Quizás empezaba a hacerle menos caso a la misión que al rencuentro con Mogura, pero lejos de la realidad, ¿qué mínimo que un saludo como dios manda para alguien con quien te llevas bien? Tampoco es que sobrasen personas de esas, al menos para la Sarutobi.

Habiendo dejado ya el abrazo de lado, la chica se separó para dejarle aire al chico, así como para no invadir demasiado su espacio personal. Sin embargo, para antes de que se diese cuenta, el tercer miembro del equipo había hecho entrada en escena. Su voz se le hizo bastante familiar, pero no llegaba a recordar de qué. Lástima que eso no durase demasiado, en cuanto llevó la mirada hacia esos ojos azules como el cielo sobre cualquier otra tierra que no fuesen las del país de la tormenta comprendió de quién se trataba. Además, su apelativo para referirse a la chica se le vino mas que obvio, poca gente la había llamado así a lo largo de su vida.

«¿Es...? ¿Es el chico raro ese que me llevó a un antro? Parece que apenas ha crecido... pero se le ve distinto...»

La Sarutobi no supo muy bien cómo responder al albino. Mas que nada, apenas recordaba el nombre del chico, normal... Aparte de eso, el joven había empezado la conversación preguntando si éste sitio era el pueblo que señalaban las indicaciones del pergamino.

Bueno... al parecer nos conocemos todos. Que bueno, ¿no?

Katomi se acercó al recién llegado, y procedió a saludarlo también con un beso en la mejilla. Aunque si Mogura se fijaba, no había tanto entusiasmo en éste saludo. Len se quedó sin abrazo, quizás porque el último recuerdo que tenía de éste no era del todo agradable.
Responder
#5
Prácticamente había pasado un año entero sin saber nada de aquella muchacha, pero habría pasado el tiempo suficiente junto a ella como para no poder olvidarla, ni a ella ni a las experiencias que habían tenido. Lograron que dejara de llover unos segundos en Amegakure en un pequeño lugar no muy lejano a donde estaban, habían compartido una mesa y una cena fantástica, incluso habían compartido sus últimos segundos de vida acompañándose el uno al otro.

Escuchar la voz de la kunoichi fue la razón de su creciente sonrisa, no había razón para desconfiar del sonido de su voz, era ella. Katomi ganaría toda la iniciativa del saludo con aquel abrazo, él no era tan explosivo como la usuario del elemento Fuego, pero se dejó llevar por el momento como buen usuario del elemento Viento que era.

¡Diosa del fuego!

Rodeó con sus brazos a la muchacha pegando ligeramente su frente contra su hombro y haciendo un movimiento con sus piernas daría un giro completo acompañando el abrazo que terminarían dándose y que la Sarutobi finalizaría con un beso.

¡Lo mismo digo, que bueno es verte de nuevo!

Contestó con total sinceridad y sin contener su alegría. No pudo evitar que sus ojos brillaran ligeramente con aquel saludo tan cálido.

Parece que si, tendrás que soportarme en esta ocasión jajaja. ¡Ha sido una eternidad! ¿Qué hay de nuevo? Un montón de cosas sin duda alguna... no se si me alcanzaría el día para contarte todo... ¿Tú dónde has estado metida este último año?

¿Cabras? ¿Misión? ¿Negito-no se cuánto? Nada de eso parecía importarle a Mogura en aquel momento, se había encontrado con una de las personas mas especiales que conocía.

Una vez que dejaran de estar directamente en contacto físico, extendería ligeramente su mano de forma tal que el paraguas que sostenía con esta los cubriese a ambos de la lluvia, no tanto porque la kunoichi lo necesitara sino porque sentía que sería un gesto adecuado. Es lo que hace la gente con paraguas en un día de lluvia.

Tanto la kunocihi como el shinobi escucharon la voz del joven encapuchado que llegaría al poco tiempo. La memoria de Mogura no parecía fallarle ese día, recordaba al dueño de su voz, y para bien y para mal recordaba los acontecimientos de su último encuentro.

Escoltó a la peliblanco hasta el otro peliblanco, Len también sería digno de recibir un beso de la hija del dragón pero no tan digno de recibir un abrazo de esta. Por su parte, el joven medico se paró derecho y realizó una formal y respetuosa reverencia con una ligera sonrisa marcada en sus labios.

Buenos días, Len-san. Tanto tiempo sin vernos.

Dirigió entonces su mirada hacía su compañera y amiga.

No estaba al tanto que ustedes dos se conocían, pero si, nuestros caminos se han cruzado en un par de ocasiones, algunas mas problemáticas que otras...
Responder
#6
El entusiasmo de Katomi, le pillo por sorpresa; abalanzandose como una chica que mantiene una relación a distancia mediante cartas o cualquier otro sistema con su novio, y lo vé por primera vez en mucho tiempo, esta se abalanzó sobre Mogura como un tigre intenta devorar a un conejo; haciendo que el joven canoso se sintiera como un candelabro o la tercera rueda de una bicicleta, pero tampoco le importó mucho. Sonrió y despues soltó una tímida carcajada al ver la escena, siendole imposible recordar los lios y problemas que les dio el poco tiempo que estuvo con ellos.

Sigh... Supongo que no tendran muchas esperanzas tampoco en mi, es decir... Solo se meterme en lios. — Se acarició la nuca, desviando la mirada y perdiendo toda la atención, abstrayendose del mundo.

Pero un rapido besó lo trajo de vuelta, asombrado frente al acto de confianza, o mas bien de entsusiasmo y locura; Len no pudo evitar sonrojarse brevemente mientras la miraba con los ojos abiertos como platos.

¿Q-Que? — Su mente se nubló haciendo que perdiera la seria compostura que estaba intentando mantener, por lo que se llevo una mano a la cara tratando de ocultar su rubor, pero con los dedos entreabiertos, por lo que eso y nada, era lo mismo, incluso giró parte del cuerpo. Pero para que, era demasiado evidente.

Como siempre, su compañero Mogura se le acerco con todo el respeto saludandole como si todo lo de hace un momento, fuera de lo mas normal.

Buenos días, Len-san. Tanto tiempo sin vernos. — Dijo con su habitual tono, calmado y sosegado en todo momento. Como el de una persona anciana que pese a que su vida se escapa entre sus manos, decide que tiene todo el tiempo del mundo.

B-Buenos dias a ti tambien, Moguri. — Pese al tiempo, aun recordaba el apodo que le habia puesto, respondió todavia algo nervioso, mirando en dirección contraria a donde parecia que seria, el lugar donde debian hacer su misión.

Maldita sea ¿A que puñetas ha venido eso? ¿Es asi con todos? — Se acarició levemente los labios, como si apartara de ellos un cigarrillo y tras ello, solto un breve suspiro, que interiormente, fue muy aliviador. — Nah, que va. Es decir. Compara los entusiasmos de ambos actos, seguro que todavia esta algo mosqueada por lo de la ultima vez... En fin, gran idea la mia tambien. — Entrecerró los ojos, y se tapó brevemente la boca con la parte superior de la capa. Parece que se le planteaba un gran dia.
Hablar (Royalblue)Pensar (MediumOrchid)

¡Gracias a Ranko por el avatar!
Responder
#7
Cuál Katon reaccionaba ante la mas ligera brisa de Futon, lo mismo sucedió con el par de jóvenes. La chica había acudido a abrazar al médico, y éste no había luchado por evitarlo, si no mas bien lo contrario. Acudió a abrazarla también, y recibió el beso con el saludo de "diosa del fuego". Cuanto menos había sido ingenioso con el comentario, ella era la diosa del fuego mientras que él era el rey del viento. ¿Quizás se le estaba yendo un poco de las manos?

Fuese como fuese, volvió a actuar como aquella vez que se conocieron. Aunque si mal no recordaba, esa vez terminó perdiendo el paraguas en mitad de una borrasca. Cubrió de la lluvia a la chica, pero para cuando lo intentó, ella salió de nuevo a la lluvia. Sin duda alguna, le gustaba sentir la húmeda sensación de ésta sobre su piel.

Mogura añadió que igualmente se alegraba de verla, así como agregó que si era parte del equipo asignado a la misión. Además, el médico sentía curiosidad por lo sucedido durante ese largo año. ¿Qué había sido de la chica? Ufff, si tuviese que ponerse a decir, seguro que tardaba mas de un día. Curioso, él afirmaba estar en la misma situación. En fin, tendrían que tomar un té tras realizar la misión quizás...

Ufff... yo también tengo mucho que contar. ¿Te hace un té tras la misión?

Justo tras responder a Mogura acudió a saludar al peliblanco. Lo hizo con algo menos de ganas, pero tampoco era para menos. Sin embargo, a éste pareció afectarle mucho mas el saludo. Se puso rojo como el interior de una sandía, e intentó evitar lo imposible. Era obvio que se había ruborizado ante el beso. Seguramente no había tenido muchos de esos por parte de chicas de su edad, al menos eso pensó Katomi en un principio.

Lo evidente se confirmó. Todos parecían conocerse, al menos de algún momento espontáneo y raro, cosas que parecían ser comunes. La chica continuó fuerza del protector de agua, sin duda no le gustaba la idea de quedarse bajo un paraguas. —Eso es genial... Al menos así no será tan incómodo como hacer una misión con dos desconocidos, ¿verdad?

«Bueno, mientras este chico... Len, eso... mientras Len no empiece a hacer el idiota, supongo que todo estará bien...»

La chica se adelantó un poco, y casi volvió a la posición donde la habían encontrado. En ésta ocasión no se apoyó en la pared de madera, si no que se quedó observando la misma. Se llevó la mano al mentón, y quedó meditando por un instante efímero.

¿No les parece raro que tengan la aldea cerrada a cal y canto? ¿A qué vienen esos muros de madera tan altos? No es una aldea shinobi ni nada... no sé porqué los han construido así...— Lanzó la pregunta. —Además, ¿dónde diablos han metido las cabras? ¿Estarán dentro de la aldea?

La peliblanco se volvió hacia sus compañeros, esperando quizás que sus compañeros tuviesen alguna teoría. ¿Se habría apresurado en centrarse en la misión? Seguramente estaba demasiado acostumbrada a trabajar en solitario...
Responder
#8
La kunoichi de ojos rojos le había hecho una oferta que no podía rechazar, tomar un té después de haber finalizado la misión. Aunque sería una mera excusa para poder sentarse y ponerse al día con los hechos que les había sucedido a lo largo del año que no habían tenido contacto prácticamente.

Seguro que si.

Contestó a la propuesta de la peliblanco, dibujando una pequeña sonrisa con sus labios. Al notar repetidas veces que la kunoichi se negaba a refugiarse de la lluvia dejó de extender su mano ocupada y la retrajo ligeramente hasta colocar el paraguas en su posición inicial.

Exactamente.

Sin duda alguna el trabajar con gente que ya conoces te ahorraría la parte de presentarte y comentar que es lo que sabes hacer, ambos lo habían visto en algún punto lanzar una técnica de viento y su kit medico, así como él había llegado a ver el fuego de la chica y las habilidades de ratero del pequeño encapuchado.

Observó la muralla de madera que tenía aquel lugar, las palabras de Katomi lo hicieron pensar un poco. Realmente la aldea estaba cerrada, no había nada en aquel puerto salvo un par de botes viejos.

Están bastante cerca de Amegakure, es una muralla muy alta para un simple pueblo, esto no es nada barato.

Copió el gesto de su compañera y al repasar mentalmente las pocas pistas que tenía sobre el objetivo de la misión, con lo que tenían que trabajar y las partes involucradas. Terminó entonces formulando una pequeña conclusión que no dudo en compartir con su grupo.

Esta muralla no es para proteger a la gente del lugar, al menos no de forma directa. ¿Quién atacaría un pueblo tan cercano a la aldea?

No puedo evitar creer que esto está puesto aquí para las cabras. Una cabra seguro puede saltar alto, pero no va a saltar esta cosa.


Decía caminando lentamente hasta llegar a hacer contacto con la muralla, apoyando su palma contra uno de los pilotes de madera. Seguidamente levantó la mirada y dio unos pasos hacía atrás.

Desde afuera incluso solo llega a verse una edificación en el centro, lo cual me hace pensar que detrás de esta muralla el nivel del suelo es mas bajo... aunque con esto solo estoy especulando.

Una cabra podría llegar a saltar al techo de una casa y eventualmente podría llegar a saltar la muralla, al menos ese fue el caso que se imaginó el joven médico. Miró a sus compañeros esperando alguna clase de comentario, no era ningún ingeniero ni maestro de las cabras, solo era un muchacho que se había pagado algunos puntos en inteligencia.
Responder
#9
Cada uno estaba ya a lo suyo, divagando y pensando en que la misión parecia algo sospechosa debido a la altura de aquella especie de muralla de madera. Parecia sacada casi de un libro sobre otras culturas, de las que Len era muy aficionado, epoca de Dioses y enfrentamientos por el mas mínimo terreno. Sin embargo, Len seguia todavia algo atontado por lo de hace un momento, mirando al horizonte intentando olvidar lo ocurrido; o por lo menos, dejar de perder tanta atención y determinación a la misión, que era lo realmente a lo que habian venido.

Se giró dejando de mirar los bosques y camino por el que habia venido, para intentar centrarse e lo que era importante y tenia un poco desconcertado a todos. La inmensa altura de aquel lugar; solo faltaba un pequeño largo y una puerta levadiza, incluso el edificio que se podia ver, podia dar la sensación de torreón. Se acercó como todos para fijarse en la madera, por la que paso una mano mientras se movia hacia un lateral, acariciando todos los troncos.

Es como dicen, una altura asi es algo excesiva, ya sea para que no se escapen, o para evitar incluso que entren derpredadores. — Dijo en soliloquio para el mismo, mientras levantaba la cabeza observando como con la altura, iban desapareciendo arañazos de posiblemente animales que intentaban escalar para sacar algo que llevarse a la boca.

Desde afuera incluso solo llega a verse una edificación en el centro, lo cual me hace pensar que detrás de esta muralla el nivel del suelo es mas bajo... aunque con esto solo estoy especulando. — Comentó Mogura observando tambien el lugar.

¿Un cambio de nivel?... ¿Exactamente para que? Es decir, les ayudaria a clavar estos tocones pero aun asi... Seguramente no este equivocado. — Volvió andando lentamente hacia sus compañeros, mientras seguia observando la robusta madera; su capa se mecia con algo de viento, haciendo que incluso la capucha le diera algun pequeño golpe en la nuca y se meciera todo su pelo. Se puso una mano en este, queriendo evitar algun estropicio mientras se dirigia a la entrada.

Esta claro que sea lo que sea, no lo vamos a averiguar aquí fuera haciendo especulaciones; sera mejor que entremos y nos pongamos manos a la obra. — Andó por delante de sus dos compañeros, hasta ponerse en un lateral de la entrada, señalandola de espaldas poniendo una mano por encima de su propio hombro. Tras ello, se quedo mirando dentro del poblado, esperando a que sus compañeros pasaran por delante; el ambiente estaba algo enrarecido, y la habitual lluvia del pais, comenzaba a amenzar con tormenta. Extendió brevemente una mano, haciendo un gesto como de recibir algo del cielo, mientras contemplaba el nublado y grisaceo cielo.

Tengo un mal presentimiento. — Entrecerró los ojos, y tras ello, avanzó hacia dentro. Con la esperanza de no volver a ser un estorbo, y hacer algo por sus amigos por lo que le vieran de otra manera.
Hablar (Royalblue)Pensar (MediumOrchid)

¡Gracias a Ranko por el avatar!
Responder
#10
Evidentemente, sendos shinobis tenían varias aventuras que contarse, pues había pasado un largo tiempo desde la última vez que se habían visto. Desde luego, era larga la historia que podía contarle, aunque quizás esa historia debiese de ahorrársela. ¿Sería bueno hablar a Mogura acerca de su negocio? No era cosa buena, quizás hasta se enfadase y la dejase de tomar como ejemplo. Aunque por otro lado, esta bien que le tuviese tanto afán, pero no era del todo necesario. Cualquier método vale para llegar a alcanzar la meta, no todo camino está bañado en rosas.

Aclarado que debían tomar en otro momento un refresco para contarse las historias, la chica fue la primera en comentar que acerca de esa aldea. Len coincidió en que la altura era excesiva, y Mogura incluso indicó que era posible que tuviese aún mas, ayudada de un desnivel interior. Pero sin duda, la pregunta era simple. ¿Por qué?

Los tres debatieron por un instante varias teorías, pero uno de ellos optó por dejar de lado las hipótesis y comenzar la misión sin mas; adentrarse en la aldea y descubrir qué escondían sin dar mas rodeos. Len tomó la iniciativa, y se aproximó hasta la entrada. Hizo un gesto que quizás indicaba que le siguieran, y empujó el portalón que cerraba a cal y canto la susodicha aldea. Un crujido tosco y oxidado anunció la entrada por parte del muchacho, tras el movimiento de la puerta tan solo quedaba un rastro de cuchillas en el suelo, las cuales habían provocado el ruido y que a Len le costase bastante abrir la entrada. Las mencionadas cuchillas estaban adheridas al dorso de la puerta, haciendo de tope para que no saliese nadie con facilidad.

La Sarutobi quedó mirando por un momento la puerta, se había encaminado casi tan rápido como el albino. Sin embargo, permaneció por un instante agachada, observando el detalle de las cuchillas. —Curioso... Han puesto éstas cuchillas a modo de tope para la puerta...

Una ligera bruma inundaba las calles de la aldea. Dentro no parecía haber un solo alma, los murmullos que hacía rato se escuchaban se desvanecieron en la nada tras el ruido provocado por la puerta. Las casas se veían descuidadas, viejas y derruidas, aunque en casi completa estructura la mayoría. No se veía ni un solo rastro de luz, que aunque no fuese del todo necesaria, tampoco sobraba.

A lo lejos, sobre un poste de electricidad, un cuervo levantó el vuelo. Sus plumas negras como una noche de invierno cayeron de manera alborotada, a la par que sus graznidos solicitaban plena atención.

La kunoichi no fue menos, sus orbes rojos se hincaron en el pájaro de mal agüero. —¿Es ésta la aldea? No parece que viva nadie por aquí...

Desde donde se encontraban, era imposible visualizar la edificación mas alta, al menos la base de la edificación. Obviamente, aquella estructura sí que podía observarse desde allí, era alta y tétrica como pocas. Su techado mellado y azabache resaltaba ante el resto de estructuras, las cuales poseían tejados de tonos claros. Así mismo, un detalle importante era que en esa casa no había una sola ventana.

¿Miramos casa por casa? Alguien debe haber por aquí si han solicitado ayuda... no sé.
Responder
#11
El grupo de genin ingresó prácticamente uno detrás del otro. Pero parecía que entrar en el pueblo solo causaría que se generaran más dudas.

¿Cuchillas?

Preguntó un tanto desconcertado el joven médico. ¿Sería tan complicado el tema con las cabras como para llegar a tomar ese tipo de medidas? Cada vez mas dudas iban siendo metidas dentro de la bolsa de incógnitas.

Uno podría esperar que, siendo Amegakure una urbe tan avanzada tecnológicamente hablando, parte de esa tecnología fuese siendo adoptada en mayor o menor medida por sus vecinos más cercanos, como podría ser el caso de Negitorihima. Pero no, el lugar parecía carecer de los letreros luminosos y todos los chiches de lujo que tenía el hogar de aquel trío.

Puede que esta parte simplemente haya sido abandonada por sus propios dueños...

Comentó al viento mirando al cuervo emprender vuelo, las nuevas generaciones podrían no estar conformes con el estilo de vida que se llevaba en aquel lugar y tomarían la decisión de mudarse, a saber. Notaba que el ambiente era un poco tétrico, pero trataba de ser tan lógico como su razonamiento se lo permitiese.

A ver, probemos entonces.

Dijo asintiendo con un gesto de su cabeza a la kunoichi de melena blanca, seguidamente daría unos pasos para recortar la distancia que le separaba de una casa que medianamente parecía estar en una condición aceptable.

Tok... tok... tok...

Tres veces golpeo con los nudillos de su mano libre la puerta de la casa, en lo que esperaba una respuesta desde el interior de la vivienda no podría evitar girar su mirada hacía el edificio central del pueblo. Su expresión no reflejaba ni alegría ni preocupación, simplemente miraba a lo alto como tratando de descifrar de que iba el tema en ese sitio.

Este lugar realmente es extraño...
Responder
#12
Antes del paso de sus compañeros del improvisado y nuevo equipo de Amegakure, Len se quedó un buen rato en la puerta mirando. Ambos vieron sospechoso, o mas bien estraño, los utensilios que estaban puestos a modo de cerrojo en las pesadas y estridentes puertas. La densa niebla cubria todo el lugar, haciendo díficil la visión del lugar en las zonas mas bajas; las casas destartaladas y medio desechas, producian algunos chirridos, ya fuera por puertas medio abiertas o ventanas con oxidadas visagras; algunas tambien daban algunos sonoros golpes al cerrarse y abrirse de golpe por el viento que corria por todo el interior de las aireadas y aterradoramente vacias casas.

Que mal rollo da este lugar, solo va empeorando; parece sacado de una serie o juego de terror. — Afirmaba interiormente, sin cesar de mirar por todos los lugares de brazos cruzados, como buscando algo. Los graznidos de un cuervo se alejaron en la profundidad del camino por el que vinieron, mientras algunas plumas caian lentamente al suelo. Caminó hacia delante, buscando acercarse un poco a sus compañeros; la primera negra pluma la pisó mientras caminaba, mientras la segunda la cogió al vuelo en perfecta sincronia, casi parecia que debia estar en ese lugar y debia cogerla, tras ello, habló con un tono de seriedad irreconocible para aquellos que conocen al pequeño y problematico bello joven de cabellos claros.

La niebla puede llegar a hacerse mas densa; no deberiamos separarnos mucho. — Mogura se acerco a una de las casas, con la intención de tocar a la puerta. No parecia ni dudoso ni temeroso; al contrario que Len. Notaba una horrible tensión en el ambiente, el inquietante silencio que solo se veia interrumpido por las ventanas y puertas, la densa niebla que casi parecia innundar aquel lugar, como si tuviera la intención de tragarselo.

Tres breves golpes fueron los que dió su compañero en la puerta; en los que tenia el corazón a mil, con miedo a que cualquier cosas pudiera llegar a ocurrir. Como fan de novelas negras y sobretodo de cierto autor en concreto, y mas aún despues de su incidente que no es que confirmara que el mundo era en mayor o menor medida como se ve en esos libros, si no que mas bien fue como una advertencia, de que no es solo fantasia escrita con tinta en un papel; temia cualquier cosa. Tras un breve momentó, la puerta hizo un estridente sonido de oxido, para finalmente desplomarse al suelo con un fuerte golpetazo. Tragó algo de saliva a la vez que una gota de sudor recorria el lateral de su rostro, soltó un breve suspiro que le tranquilizó brevemente. Nada. Vacía. Una casa completamente vacía y destartalada como las otras.

Este seria el momento, en el que unos grosos y grandes tentáculos agarran al primero y lo arrastran hasta desaparecer; y aunque lo siguieramos, desapareciera en la nada sin dejar rastro. — Pero por suerte, no. No llego a pasar ni un minuto, pero para el fue completamente tranquilizador. Se giró dando de espaldas donde estaban, y volviendo a mirar a los alrededores.

¿Ahora es cuando nos agarran de los pies unos zombies y nos arrastran hasta las profundidades? — Comentó con la cabeza hacía atras mirandoles, soltando despues una breve carcajada que ocultaba un miedo y un nerviosismo irracional.

Vaa... Manten la calma... No es ni la mitad de por lo que te hicierón pasar...
Hablar (Royalblue)Pensar (MediumOrchid)

¡Gracias a Ranko por el avatar!
Responder
#13
Un escalofrío recorrió de abajo hacia arriba la columna de la chica. La palabra tétrico se quedaba corta para definir ésta aldea. La niebla, densa como un muro de acero, no dejaba apenas ver mucho mas allá de los tres metros de distancia. Por suerte o desgracia, la mayor parte de la mencionada niebla se hallaba hasta una altura no superior al medio metro de altura. Conforme iba alcanzando mas altura se iba volviendo menos opaca, lo cual casi era un respiro, todo un privilegio dadas las condiciones.

Mogura fue el primero en adelantarse en ésta ocasión, alegando que quizás los aldeanos de esa parte de la aldea se había mudado o algo similar. Quería probar a llamar a una de las puertas, sus intenciones eran claras. Por el otro lado, Len sugirió que no debían separarse, pues la niebla podía volverse mas densa. Razón no le faltaba.

Clock, clock, clock.

Tres sonoros golpes de nudillo sobre la antigua madera hicieron mella en el silencio sepulcral de la aldea. Poco después, el efecto fue desgarrador. Las bisagras cedieron, oxidadas por el tiempo y las inclemencias de a saber cuántos años de olvido. El resultado no fue otro que un estruendoso golpe seco. La madera golpeó sin reparos en el suelo, y una tremenda tromba de cenizas se alzó con el mismo golpe. Cenizas, polvo, trocitos de cristal... toda una serie de neblina que impedía por un momento ver qué había tras la puerta, y que sin duda provocaría que Mogura se retractase en sus palabras, o al menos que se aclarase la voz y aliviase los ojos. Él se había comido toda la polvareda.

Dios! Que susto me has pegado, Mogura...— Alcanzó a decir la chica, con una mano en el pecho.

Acto seguido Len no tuvo mejor idea que soltar un comentario de lo mas tenebroso. La chica lo fulminó con la mirada, sin titubeo alguno.

«¿Z-zom...zombies...?»

Rápidamente echó un vistazo alrededor, aunque nada parecía haber cambiado. No se escuchaba un alma, ni tan siquiera los graznidos del maldito pájaro. —No digas mas tonterías, len!— La chica dejó de lado el comentario del chico, e intentó avanzar un poco, dirección hacia otra de las casas no demasiado lejanas.

Entre tanto Mogura, que podía visualizar el interior de la casa, no podía ver señal alguna de vida reciente. El suelo estaba bañado en una gruesa capa de polvo, así como la mayoría de muebles; unos muebles que casi parecían pertenecer a otra época. En las paredes, al menos dos decenas de cuadros, los cuales estaban tan polvorientos que no dejaban ver el contenido fotográfico. Si a alguno le daba por limpiarlos, podrían ver que en la foto solo habían cabras en diferentes escenarios.

Par rematar el momento, una campana empezó a resonar en el centro de la aldea. Su ruido era alarmante, aunque no frenético. ¿Se trataba quizás de alguna seña para que todos los aldeanos acudiesen a la plaza central? La plaza central curiosamente quedaba justo frente al edificio mas alto de la ciudad, el susodicho fuerte sin ventanas.

¿Deberíamos ir? Quizás los aldeanos están allí, ¿no?— Sugirió la kunoichi.

Si se ponían en camino, la chica intentaría quedar en el grupo, para nada iba a quedarse sola... menos después de ese fastidioso comentario de los zombies. Había visto demasiadas películas, y los asuntos de muertos vivientes nunca acaban bien.

La plaza central no estaba constituida por mas que una reseñada escultura de un cuervo tallada en cristal, así como unos cuantos banquillos rodeando la mencionada escultura. Cerca del edificio, una campana colgaba de un poste de madera con forma de T, pero no parecía haber nadie allí que la hubiese tocado. La puerta de la edificación central era de un roble de alta calidad, y se notaba mucho mas cuidado que el resto de cosas.

Alrededor, nada parecía cuidado. Las casas continuaban pareciendo destruidas hacía eones, hasta los banquillos metálicos estaban oxidados y moribundos. No resistía en pie ni un solo árbol, no habían molestando ni simples mosquitos. Parecía una aldea fantasma.
Responder
#14
Teniendo su mirada en aquella estructura alta, no estaba del todo atento a la puerta. Si estaba atento a los sonidos que pudiesen provenir de esta, sería un sinónimo de que alguien estaría por abrirle y darle alguna posible información sobre lo que estaría pasando en aquel lugar. Pero nada mas lejos de la verdad...

Al volver sus ojos a la puerta, tuvo el tiempo suficiente como para cerrarlos y evitar que se le llenaran de polvo, no así con el resto de su cuerpo. Se mantuvo inmóvil durante unos segundos, levantó su puño ligeramente y lo apreció por un tiempo.

No... no fui yo...

Estabas mas que seguro que no había usado ninguna técnica contra aquella pobre puerta, había usado técnicas contra inocentes civiles pero solo una vez había golpeado una estructura y había sido accidentalmente. En esa ocasión la culpa no había sido suya sino de la falta de mantenimiento que tenia la casa, producto del abandono total.

Hm... mis disculpas, Kato-chan...

Exclamó por lo bajo, disculpándose por el descuido que había tenido a la vez que se limpiaba el rostro y se sacudía la ropa del polvo y todas las cosas que le habrían caído encima cuando "abrió" la puerta.

¿Profundidades? Me parece que alguien ha estado leyendo demás.

O quizás había estado viendo demasiado, la única referencia que tenía sobre lo que había dicho Len era una obra de un autor que llego a leer hacía mucho pero que no le había terminado de cautivar, gustos y gustos. Había una pequeña razón por la cual Mogura no era poco a poco apresado por el temor, dentro de todo sus teorías parecían ser acertadas, como conocer el truco de un artista callejero.

Pero dentro de esa casa habían algunos muebles, en su momento habrían sido útiles pero el tiempo habría hecho lo suyo, en las paredes colgaban los cuadros. Se aproximó hasta uno de ellos y lo limpio un poco.

Una cabra...

Sus ojos miraban a la cabra y los ojos de la cabra parecían mirarlo a él. No se quedó mucho mas dentro del lugar, no tenía nada más que hacer ahí ¿o el miedo había empezado a lanzar una que otra chispa a la fogata del pavor de Mogura? Era una simple foto, de una simple cabra.

Sacó el cuadro y lo llevó afuera para mostrárselo a sus compañeros.

Miren hay fotos de cab-

Fue entonces que la campana sonó, inundando de sonido la escena por un momento.

¿Una campana? Alguien la debe haber tocado, ese alguien podría guiarnos.

Señaló algo obvio, sin querer darle lugar a su mente para que haga una teoría poco realista sobre criaturas de historias de miedo o cosas por el estilo.

Pasaría junto a Len y le dejaría la foto en las manos, seguidamente se pondría a un lado de la kunoichi de pelo blanco, dejándola en el medio.

No es exactamente una formación de guerra... pero yendo todos juntos nadie se perderá.

Una vez hubiesen llegado a la plaza, Mogura admiraría el detalle de la campana y su poste, su mente escéptica trabaría una posible respuesta lógica a aquel misterio.

Bueno... un cuervo podría haberse parado sobre la campana y al echarse a volar empujaría la campana, haciéndola sonar...

Tenía su cuota de sentido, pero no llegó a ver el dicho pájaro, prácticamente estaba especulando. El lugar era muy raro y su subconsciente trataba de mantener las cosas en orden. La puerta fue un detalle que si le llamó la atención. Miró a sus compañeros entonces y dijo.

¿Quieren que vaya a golpear?

Con un poco de suerte no tiraría abajo la puerta en esa ocasión.
Responder
#15
¿Que pasa Katomi? ¿Te dan miedo los fantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasmas? — Movió los dedos como si de una muñeca se tratara a la vez que hacia crugir sus dedos levemente para rematar con una voz de ultratumba, para acabar con una risa. Mientras, el improvisado ladron, entró con toda la confianza del mundo.

Maldita sea, se me ha adelantado; aunque visto como es el pueblo, dudo que haya algo de valor si quiera. — Tras un breve momento, salio de la casa mostrando un cuadro de una cabra, que confirmaba sus sospechas. — Lo sabia, nada de va-

Y en ese momento, las camapanadas resonaron por todo el pueblo de la misma manera que una gran ola arrasa unas cosechas o ahoga una tierra árida. Las miradas de todos se redirigieron hacia el edificio mas alto, pues seguramente fuera realmente una especie de campanario; pero a posible, y seguramente, diferencia de sus compañeros de villa, retumbarón en la mente del joven de manera distinta. Un frio sudor recorrio su delicado cuello seguido de una profunda sensación. Su mente se nubló, y solo podia contemplar el edificio mas alto, alrededor, solo oscuridad y voces excesivamente bajas que sonaban como susurros en la distancia, irreconocibles de traducir hasta por el mas fino oido. Al borde casi de un ataque de nervios, se evitó gracias a la inocente intervención de Mogura al darle el cuadro. Fue como sacarle de un pozo al mundo exterior, por lo que se sintio ligeramente aturdido por un momento a la vez que sorprendido.

No es exactamente una formación de guerra... pero yendo todos juntos nadie se perderá. — Pasó por su lado tras dejar el cuadro, haciendo que Len se fijara en los dibujos. De alguna manera fue tranquilizador, evitó volver a caer en una profunda tortura que cada vez se le venia mas a menudo a la mente. Acarició suavemente el cuadro con delicadeza, terminando de quitarle el polvo, era un joven artista que mantenia en oculto muchas aficiones y gustos, pero no pudo evitar apreciar la simpleza del dibujo.

Dio un resoplido y se acerco nuevamente a la casa de la que habia salido el cuadro, agazapandose un poco para dejarlo en el suelo.

Tal vez alguien pueda llegar a echarlo de menos. Mejor dejarlo aquí...

No es exactamente una formación de guerra... pero yendo todos juntos nadie se perderá. ¿Quieren que vaya a golpear?.

¿Que clase de cuervo pesa tanto como para mover una campana de esa manera? — Comentó en voz alta desde la puerta mientras volvia al lado de su compañera. — Pero bueno... Razón no le falta, deberiamos investigar que ocurre aquí. Tal vez lo mejor sera que vayamos por los callejones despacio y con cuidado; no se que pasa aquí, pero no deberiamos plantarnos de golpe y porrazo en mitad de la plaza... — Acarició su mentón con los dedos desviando la mirada hacia otro par de casas torturadas por el paso del tiempo y nuevamente, a la puerta por la que habian venido, para finalizar en los muros. — Si nos cierran la salida... Podemos llegar a tener un grave problema... — Sus nervios, estres, miedo o lo que fuera por lo que estaba pasando, se hacian casi palpables a flor de piel; la mano que se habia llevado a su boca, no dejaba de temblar.
Hablar (Royalblue)Pensar (MediumOrchid)

¡Gracias a Ranko por el avatar!
Responder



This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.