Uno podría estar satisfecho. Había evitado la embestida inicial de la chica y gracias a ello seguramente me habría salvado de un buen golpe, pero hacerlo provocó que tuviese que jugármelo el todo por el todo prácticamente. Y hacer eso propiciaba dos cosas; o que la jugada saliese perfecta o que te quedases a merced de tu rival. Digamos que sucedió lo segundo.

Mientras me alcé en el aire y trataba de propinarle un rodillazo, tuvo la lucidez de interponer su codo, bloqueando el golpe y preparándose para atacar. su pierna empezaba a moverse mientras soltaba un quejido y aunque hice un esfuerzo por interponer mi brazo en la trayectoria de la pierna esta solo hizo que desviarse un poco, aunque acabo impactandome, haciéndome caer hacia atrás.

Tenía que aprovechar cualquier oportunidad y desde el suelo, tan rápido como pude hice un barrido, buscando las piernas de Izumi y tratando de desestabilizarla para que perdiese la verticalidad y acabase besando el suelo, tal y como había hecho hacía unos breves instantes.

*La jodia es buena..*

Su patada lateral conectó con su rival, todo había salido como había planeado hasta que sintió como le barrían los pies con una fuerte patada rasa "Me cago..." sin poder hacer nada, la pelinaranja terminó con la espalda en el suelo "No debí confiarme" su oponente se había repuesto mucho más rápido de lo esperado y ella debía hacer lo mismo. Rodó hacia la derecha para alejarse de su oponente antes de recuperar la verticalidad, mantener la distancia tras caer al suelo era lo más importante en aquel momento.

Una vez de pie recuperó de nuevo la posición de combate, antes de su siguiente movimiento esperaría a que su oponente recuperase también la verticalidad... al fin y al cabo aquello solo era un combate de entrenamiento

Al final la improvisación dio sus frutos. El barrido surgió efecto e Izumi besó el suelo en un golpe seco. Aunque como había sucedido anteriormente reaccionó con bastante agilidad y presteza, rodando por el suelo, apartándose lo suficiente como para que el puñetazo que tenía como destino la boca de su estomago tuviese que impactar en el tatami en un golpe seco. Después ambos recuperamos la verticalidad.

Con una bocanada de aire recuperé un poco el aliento, ¿bastaría con aquello o tendríamos que seguir zurrandonos?

— Eres buena, casi tanto como yo

Vamos, nadie llegaría a pensar que admitiría y menos aún en público que lo hizo mejor que yo, ¿Verdad? Básicamente el orgullo me impedía hacerlo.

Tras aquella pequeña pausa, recuperé una postura de guardia, alzando mis puños a la altura de mi pecho y la pierna derecha ligeramente avanzada, flexionando ligeramente las rodillas, aunque los músculos de todo mi cuerpo estaban en tensión.

— Y... ¡Con eso bastará! — Exclamó Kuro dando una palmada para llamar la atención de ambos shinobi. — Creo que ambos habéis hecho un gran trabajo con esta pelea, y nos habéis dejado claro que el taijutsu no es solo músculo y leches con las extremidades.

Se acercó a Yota y le dio una palmada en el hombro, luego acercó a Izumi tanto que ambos quedaron bajo los brazos del profesor, que murmuró:

— Me había equivocado con vosotros, chicos; pero lo habéis hecho muy bien, si no me creéis mirad la cara de emoción que tienen mis alumnos... — Aquello lo dijo enchido de felicidad. — Sí, esto es justo lo que quería.

— ¡Eso ha sido alucinante!

— ¡Quiero que me enseñe Izumi-sensei!

— Yota-sensei lo ha hecho mucho mejor...

Kuro deshizo el agarre que ejercía sobre Izumi y Yota y mandó callar a sus alumnos que pronto dejaron de chillar emocionados para sentarse bien en su sitio. Luego se miraron entre ellos, como si supiesen exactamente qué venía a continuación...

— ¡Gracias por todo! — Exclamaron al unísono todos los allí presentes para después hacer una pequeña reverencia en señal de su gratitud.

Kuro sonrió, orgulloso y de su bolsillo derecho sacó un pergamino sellado con el símbolo de Kusagakure grabado en él que tendió a Izumi —quién había enseñado el pergamino de la misión— para dar por concluida su tarea.

— Gracias chicos, entregad esto en la secretaría del Edificio del Morikage y con esto habéis cumplido la misión, espero contar con vosotros de nuevo más adelante.

Y entre movimientos de manos y numerosas palabras de despedida, Izumi y Yota habían logrado terminar su cometido allí, solo tenían que finalizar la misión allí donde empezó todo y esperar por su tan merecida recompensa.

— Y... ¡Con eso bastará! — Exclamó Kuro dando una palmada para llamar la atención de ambos shinobi. — Creo que ambos habéis hecho un gran trabajo con esta pelea, y nos habéis dejado claro que el taijutsu no es solo músculo y leches con las extremidades.

Estábamos listos para seguir, el uno en frente del otro, divirtiéndonos mientras hacíamos lo que nos habían encargado pero por lo visto la exhibición ya había llegado a su fin. Una lástima.

— Me había equivocado con vosotros, chicos; pero lo habéis hecho muy bien, si no me creéis mirad la cara de emoción que tienen mis alumnos... — Aquello lo dijo enchido de felicidad. — Sí, esto es justo lo que quería.

— Vaya, gracias. Lo hicimos lo mejor que pudimos — dije algo enrojecido, quizás por vergüenza aunque si me preguntasen probablemente no lo admitiría — Espero que haya servido para que los chavales hayan aprendido. Con eso me iría más que satisfecho

Parecía que así había sido y tras aquello los partidarios de Izumi la vitoreaban, y los míos... Pues hacían lo propio conmigo. aquello era lo que se solía denominar como un baño de masas, adrenalina para la autoestima.

Pero había llegado la hora de partir.

— Gracias chicos, entregad esto en la secretaría del Edificio del Morikage y con esto habéis cumplido la misión, espero contar con vosotros de nuevo más adelante.

El sensei le dio un nuevo pergamino a Izumi con el sello de la aldea para que pudiéramos entregárselo al responsable en el edificio del Morikage para que pudiéramos recibir la recompensa por el trabajo hecho así que eso hicimos, no sin antes despedirnos tanto de Kimura como de los chicos.

— Hasta la vista chicos, ¡Nos volveremos a ver! — decía con el puño alzado y una sonrisa de oreja a oreja.

Después, salimos del dojo y fuimos directos a recibir nuestros merecidos honorarios.