Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Siempre me tomé muy enserio el arte del sumijutsu y como buen sumijutsero que era, ya tenía en mente la elaboración de nuevas y originales técnicas que si las pulía con esfuerzo, paciencia y tiempo, mucho tiempo. Sería capaz de llevarlas a cabo.
Si había algo que me obsesionaba era tener mi propio ejercito de criaturas de tinta, al igual que las figuras de un tablero de shōgi. Y cierto era que ya poseía cierto nivel para invocar criaturas de cierta envergadura, pero para mi gusto no era suficiente y era consciente de lo que mi padre e incluso mi abuelo eran capaces de hacer.
¡Claro! ¡Kuroshiro!
¿Que mejor que un majestuoso y adorable oso panda para elaborar una de mis posibles y futuras técnicas? Pues ni corto ni perezoso, sin pensarlo dos veces, para allí que me dirigí. Mi destino no estaba demasiado lejos, y el camino era tranquilo y entretenido. Como no podía ser de otra manera, siempre que decidía emprender un nuevo viaje, el clima siempre estaba de mi lado.
El cielo estaba raso, y el clima era maravilloso, a pesar de que ya nos encontrábamos en otoño. Partí temprano hacía Kuroshiro, y la brisa que mecía mis cabellos era la mar de agradable. "El país de los Osos panda" era un lugar muy turístico, por lo que seguir el camino y leer las indicaciones no tenía perdida alguna.
Y dicho y hecho, en cuestión de horas a lomos de mi león de tinta, llegué a mi destino fácilmente identificable. Pues el bosque se tornó un océano de bambú y ya podía apreciarse zarpazos de oso en ellos. Si seguía la ruta acabaría llegando a la población, pero quería antes que nada, toparme con osos panda salvajes, por lo que me desvié un poco del camino pero siendo consciente de donde me encontraba tomando referencias en el paisaje.
Mira tú por donde, !Ya encontré osos¡ Conocía de la fama de éste lugar, pero jamás pensé que sería tan sencillo encontrar osos, era sencillamente impresionante. A no muchos metros de mí, había una familia de pandas dándose un festín de bambú. No deseaba molestarlos en absoluto, por lo que no quise acercarme más, desde mi posición tenía la visibilidad suficiente para comenzar a recabar información sobre ellos para elaborar futuras técnicas.
Bueno, es hora de ponerse a trabajar...
Estaba emocionado, era realmente interesante y divertido ver aquellas criaturas. Se veían muy adorables, pero seguían siendo osos y no sería muy sensato molestar a una criatura que te supera en tamaño. Saqué mi makimono y mis instrumentos de pintura.
Ninpou Chōjū Giga: Nezumi to Sakana Del pergamino salió un ratón de tinta que se posó en mi hombro, me serviría para recabar toda la información que yo no fuera capaz de plasmar sobre el papel. Justo después de eso, comencé a dibujar a la familia de osos panda de la manera más realista posible. Inmortalizando aquel banquete de bambú que se estaban dando.
—Satoru, cuida a Kaede, yo tengo negocios que hacer aquí en Kuroshiro. Más te vale que la vigiles, no la pierdas de vista y que no se meta en ningún problema, hagan lo que quieran para matar el tiempo.—
—Y así será padre, no te preocupes yo la cuidare… escuchaste a padre Kaede no te alejes dema….—
Para cuando Satoru quiso darse cuenta, su pequeña hermanita ya no estaba. Kaede siempre fue la contraparte del joven genin, ella siempre fue alegre y bastante más social que cualquiera de la familia, además siempre fue la niña consentida de padre.
Lo único que tenían en común Satoru y Kaede era la facilidad de meterse en problemas. La pequeña chiquilla de 8 años tiende a ser bastante aventurera al punto que suele tener un gran gusto por viajar y conocer nuevos lugares o criaturas.
— ¡Kaede!, ¡Kaede!...—
¿Dónde demonios se metió?, padre me mata si le pasa algo… piensa ¿dónde se pudo haber metido?... seguramente haya ido a buscar pandas para verlos de cerca… soy un idiota cierto que padre antes de salir de la aldea me hizo colocarle un kikaichū hembra antes de salir de casa. Solo es cuestión de rastrearle.
De esta forma Satoru se puso en marcha, no sería difícil seguirle el rastro ya que el día es prácticamente perfecto. La chiquilla escurridiza seguía el camino por el cual llegaron a Kuroshiro, seguramente haya visto pandas por eso camino y fue a buscarlos. Los kikaichū macho podían seguir el rastro de la hembra que Satoru le coloco a su hermana, no parecía estar muy lejos de él pero aun no era capaz de verla, de hecho el joven genin ya se encontraba en el bosque de bambú.
Satoru siguió adentrándose en el bosque de bambú, pero arriesgarse a perderse en el bosque tenía sus frutos ya que pudo ver a su hermana parada y parecía estar mirando algo fijamente. El joven Aburame se acerca cuidadosamente por atrás de su hermana y pudo ver una familia de osos pandas, era un lugar de primera para verlos en su estado salvaje, pero el genin noto que su hermana no estaba viendo hacia los oso, sino que estaba mirando a una persona que parecía estar escribiendo en un pergamino.
Tomo a su hermana del brazo y ella grito por el susto que se dio, Satoru quería que volviera a la ciudad ya que sería más fácil cuidar de ella en un lugar seguro. Pero Kaede se resistía no quería volver.
—Suéltame, no quiero ir contigo— Gritaría su hermana.
Las primeras impresiones comenzaban a plasmarse en el papel. Sinceramente, un oso panda resultaba sencillo de dibujar, ahora solo faltaba dotarlo de alma. Un alma lo suficientemente sólida como para que algún día el dibujo cobrara vida como las demás invocaciones que era capaz de realizar.
Debo trabajar duro para dar vida a mis dibujos, y que mejor manera que copiando a la misma vida.
Los osos seguían tranquilamente a lo suyo, parecía que todo iba bien, pues los osos pandas son más que nada huidizos. Al mínimo indicio de amenaza huirían sin más. Ahora me quedaría para ver su comportamiento, sus movimientos. Para que cuando algún día pueda dar vida a mis dibujos, estos sean los más estables que me sea posible.
Ahora haré de unos cuantos dibujos en movimiento y ya tendré la primera parte de mi trabajo concluido.
Apenas llevaba unos trazos y de repente alguien rompió con la armonía del lugar, todo se fue al traste, los osos se fueron como alma que lleva el diablo adentrándose en la espesura del mar de bambú. ¿Que qué fue aquello? pues el grito de una niña, parecía que estaba siendo maltratada.
¡Maldición...!
Pues sí, no todos los días podía salir la cosa redonda, a veces tenía que salir redondo con los cantos cuadrados. Me dirigí hacía el origen de los gritos pues estaba relativamente cerca, y desde ahí lo veía todo más claro. Una niña y un muchacho, parecían que discutían. Mi ratón era mi infalible testigo de todo lo que ocurría...que haría sin ellos...
-Hola niña, ¿Va todo bien?
Estaba molesto por haberme interrumpido, pero no podía obviar que a fin de cuentas era una persona en apuros, debía ayudar, o eso pensaba yo ignorante de mí.
Si en el fondo soy un trozo de pan, de pan recién hecho, calentito y crujiente
Kaede la niña consentida de la familia podía armar alboroto en el medio del bosque y aun así causa problemas o malos entendidos con personas. Pero ahora un joven algo más alto que Satoru y que también era shinobi de la aldea por la Hitai-ate que llevaba en su cuello, el chico parecía un poco alarmado o molesto ya que los pandas habían huido.
—Lo siento si te molestamos pero es un problema familiar, no es nada en lo que debas entrometerte— El joven Aburame se sentía confiado que esto solucionaría el malentendido. Kaede se pudo librar de Satoru y corrió hacia atrás del extraño y ahí empezó su actuación.
—Es mentira yo no lo conozco y viene siguiéndome hace rato, por favor protégeme de ese extraño— Detrás de esa dulce niña de pelo negro totalmente lacio y largo, además con un kimono rosa con bordes floreados y lentes negros, la hacían parecer una adorable niña. Pero era todo lo contrario, ella era un pequeña diablilla a la cual le gusta molestar a los demás, armar alborotos y sobre todo salirse con la suya.
—Además lo vi robar esa bandana que lleva en el brazo izquierdo y creo que por eso me sigue—
Siempre tiene que encontrar la forma para meterme en algún lio, pero confió en que él también es un shinobi me va a creer.
—Solo es una artimaña para engañarte y meterme en problemas… yo soy su hermano… adoptivo pero al fin y al cabo soy su hermano.— En las últimas palabras hizo una pausa de pocos unos segundo para acomodar la bufanda que siempre utiliza.
Satoru no podía creer la habilidad de su pequeña hermana para armar ese tipo de escenas y se acercaría nuevamente a agarrar la mano de Kaede para llevarla de vuelta a Kushiro.
Miré extrañado ante la incómoda situación supuestamente familiar. Y como dijo el muchacho no debería entrometerme, con el dolor de cabeza que dan las discusiones, más aún si son familiares.
Pfffff os acompaño en el sentimiento Pensaba hastiado mientras seguían discutiendo delante mía. El culebrón solo acaba de comenzar Hayyy...Dios... Ahora la niña decía que no conocía a su "hermano" de nada, que era un desconocido.
Vaya tu por donde...
De todos modos el muchacho de tez morena y con gafas, llevaba Hitai-ate de Takigakure en su brazo, además me sonaba de haberlo visto alguna que otra vez por la aldea. Por lo que empezaba a dudar de las palabras de la niña, sobre todo cuando tuvo la ocurrencia de decir que su "hermano desconocido" había robado la bandana de la aldea a un shinobi. A lo que le contesté a la niña de forma tajante.
-Permíteme que lo dude, nadie estaría tan loco de robar un Hitai-ate a un shinobi, a no ser que quisiera que cayera todo el peso de la ley sobre él. Ya había oído antes de que las mujeres a veces podían ser muy maquiavélicas, pero esto pasaba de castaño a oscuro.
Y como era normal, el chico intentó defenderse del pedazo puñal que acaba de lanzar su parienta. Se confesó alegando que era su hermanastro. Yo le creía, pues apostaría que lo había visto en la aldea alguna que otra vez. -Oye niña que borde eres con tu hermano ¿no? Dije con rostro de estupefacción.
Sabía que la niña no se tomaría muy bien que me pusiera de parte de su hermano, pero me daba igual. Solo esperaba que esta burda actuación por parte de la niña acabara, resultaba verdaderamente incómoda. -Y ahora enserio niña ¿Que es lo que pasa de verdad?
Para fortuna le sonreía a Satoru, aquel shinobi era escéptico de las palabras de la pequeña diablilla y no era como otros que le creían cualquier cosa por verla como una niña indefensa y dulce. Kaede parecía verse acorralado con sus mentiras para molestar a su hermano adoptivo.
—Fin del juego, no te queda otra que volver al pueblo conmigo.—
—¡No!, hasta que veamos a un panda de cerca, ya que los que estaban acá se fueron por tu culpa— Y empezó a correr hacia donde se encontraban los oso que se asustaron y huyeron por una pequeña loma.
—Odio mi vida…— Murmuro al principio. —Son animales salvajes no debes acercarte a ellos, es peligroso— Pero aun así Satoru solo le advirtió y no fue tras ella. —Realmente perdona los problemas causados— Esto último iba para el shinobi.
Satoru sentía que debía ir a vigilarla, pero simplemente se quedó parado mirando el bosque de bambú y como este se mecía con la brisa. Su pequeña hermana empezó a bajar por la pequeña colina y unos cuantos segundos después se oyó su grito, pero aun así el Aburame no se movió ya que pensaba que era otra tetra de Kaede.
Pero al paso de unos segundos empezó a sentirse incomodo, tenía el presentimiento de que algo no podía andar bien. Así que decido empezar a caminar hacia la loma, mientras pensaba cómo convencerla para que vuelva al pueblo.
Perdon, pero quede en blanco de como continuar esta parte, tenia una idea de como seguirlo pero la descarte a ultimo momento.
Me sentí muy satisfecho al ver la cara de alivio de mi camarada shinobi al ponerme de su parte, más aún la frustración de su borde hermana al darse cuenta de que sus tergiversaciones de la realidad no le servirían de nada de nada.
—Fin del juego, no te queda otra que volver al pueblo conmigo.—
-Eso es niña, no hagas de esta agonía una eternidad. Intenté dar un poco de dramatismo al argumento del chico para que su hermana desistiera y claudicara, ya que veía como comenzaba a flaquear su paciencia, y no era para menos...
—¡No!, hasta que veamos a un panda de cerca, ya que los que estaban acá se fueron por tu culpa—
¡Madre mía que se va de nuevo! Atónito me quedé al ver que la niña tenía ganas de poner su vida en peligro simplemente por llevar la contraría a su hermano. ¡Joder como está el mundo!
El chico estaba abatido sus palabras lo dejaban bien claro, intentó advertir a su hermana pero ambos sabíamos que no iba a hacer ningún caso. Y bueno se disculpó por fastidiar mi trabajo, pero eso ahora era lo de menos. Algo me decía que indirectamente lo podría terminar.
- No te preocupes camarada, pero ahora te pido que me dejes ayudarte a traer de vuelta a tu hermana. Los pandas son bastante pacíficos, pero están en época de celo, y si se les agobia demasiado...si que pueden resultar un verdadero problema. Advertí preocupado
¡Y como no! Lo que todos sabíamos que pasaría pasó. La chica corrió y descendió por un pequeño desnivel hasta que desapareció de nuestra vista, y justo después... ¡Tachán! gritó. Gritó y parecía en apuros, solo esperaba que no fuera otra mentira de la muchacha. Sino sería para darle un premio por su arte interpretativo...
El muchacho, el pobre hermano como buen hermano que era se dirigió hasta allí para socorrer a su hermana. Ainsss lo que hay que hacer a veces por la familia. Eso si que es un verdadero hermano. Las cosas como son, iba a ayudar a mi nuevo amigo shinobi.
-¡Te acompaño por si acaso amigo!. Como aún tenía mi makimono a mano, tracé unos garabatos en el camino por su necesitaba un poco de tinta para solucionar el más que posible e inminente problema.
El shinobi le pidió a Satoru que lo dejara acompañarlo en búsqueda de Kaede y además advirtió que podía ser peligrosos acercarse a los panda ya que estaban en época de celo. Aquella persona lo trataba como amigo a Satoru, pero este no sentía que ese shinobi debería de involucrarse ya que técnicamente es un asunto familiar, aunque lo termino tomando como si fuera un acto de camaradería, de lo que en la academia siempre insistían tanto.
Se refirió a Satoru como amigo, posiblemente sea la primera vez que alguien se refirió a él como amigo ya que normalmente suele ser antisocial o sería la primera vez que lo tratan como amigo y Satoru le presta atención. El joven Aburame aceptaría su ayuda, primero solamente asentiría con la cabeza, pero unos segundos se presentaría formalmente.
—Soy Aburame Satoru y ¿tú eres?—
Al llegar a la cima del desnivel por el cual Kaede se había ido, se la podía ver sentada en el piso llorando, a Satoru realmente le preocupaba que le hubiera pasado, no por la salud de su hermana sino por lo que su padre le podía hacer si ella se lastimaba.
—Los padas se escaparon, desaparecieron antes de que llegara.—
—Sabes que en el pueblo hay pandas ¿no?— A Satoru se le había olvidado decirle esto anteriormente.
—Pero yo quiero verlos en la naturaleza y más si son una familia como estos últimos… Además estos son más divertidos—
Satoru no podía entender lo que le pedía su hermana, por lo menos para él eran los mismos osos, la única diferencia que a le parecía que había era que los pandas del pueblo están acostumbrados a las personas.—No te entiendo, son los mismos pandas con la única diferencia de que no estén acostumbrados a las personas.—
—Un voto a favor y otro en contra, solo falta el voto de él para decidir si vamos a los pandas salvajes— Decía Kaede mientras ponía cara de niña buena y señalaba a Yoshimitsu.
Se notaba a leguas que mi compatriota shinobi era un tanto reservado, además con esas gafas que llevaba, profundizaba todavía más esa sensación de seriedad. Pero a pesar de todo pronostico, se presentó.
—Soy Aburame Satoru y ¿tú eres?—
Con que un Aburame...que interesante...Si no me falla la memoria, la familia Aburame es un clan muy antiguo y con las cualidades muy singulares... Pues resultó al final que aquel introvertido shinobi, era alguien con cierta relevancia, es decir, alguien que por familia tenía un potencial fuera de lo común.
-Un placer conocerte Aburame Satoru, mi nombre es Zaibatsu Yoshimitsu. Creo que nos graduamos como gennin en la misma promoción, pero estábamos en clases diferentes. Dije convencido, por lo menos me sonaba de haberlo visto en alguna ocasión en Takigakure.-A lo mejor algún día, trabajaremos juntos en alguna misión...¿No crees?.
Tras presentarnos debidamente, llegamos hasta la posición en donde se encontraba su hermana. Se le veía bastante abatida, sentada en el mismo suelo, sollozando.
Pobrecilla, a la pobre no le sale ni una de derechas...Pensé, pues no me gustaba padecer ni soportar de los demás, sentimientos depresivos. Les tenía un acérrima animadversión. Aunque la muchacha trató explicar el por qué de sus lloros.
—Los padas se escaparon, desaparecieron antes de que llegara.— La chica no era consciente, de que los pandas se marcharan, era lo mejor que le podía haber pasado. Sino...pues bueno...Sería una niña troceada, ya me entendéis...
Satoru trató de explicar a su hermanastra que podía ver pandas en el pueblo sin tener que exponerse a riesgos innecesarios. Pero ella replicó como era de esperar, los quería ver en su estado salvaje, al parecer le gustaba experimentar sensaciones fuertes. Seguramente tampoco supiera, que en este bosque no solo habitan pandas, sino otros animales salvajes que debería tener en cuenta...todos ellos conducían a lo mismo, a una muerte segura y cruel, siendo devorada viva.
-El problema es que en este bosque viven más cosas además de pandas Me dirigí a la niña, tratando de hacerle entender lo peligroso que era permanecer en el bosque sin tener ningún tipo de entrenamiento shinobi. -Además, no puedes ir sola por el bosque sin el debido entrenamiento. Sentencié tajante.
Y nada, era inútil. La niña trató de resolver la disputa mediante el uso de la democracia. Que resultó gracioso y todo, era de capaz de usar cualquier cosa que le diera la oportunidad de salirse con la suya. Realmente impresionado me hallaba.
—Un voto a favor y otro en contra, solo falta el voto de él para decidir si vamos a los pandas salvajes—
La chica quiso meterme de lleno en su treta, como queriendo escurrir el bulto sobre mis hombros. Aunque mi decisión era más que obvia. -Pues... Iba a responder pero algo me interrumpió, algo que requería de mi atención, por lo que permanecí callado.
-¡GRRrrrr!
De entre la maleza salió un enorme tigre con cara de pocos amigos. De verás, era jodidamente enorme, y lo peor de todo por su pose, tenía pinta de que estaba a punto de atacar de un momento a otro...
Pues...pues...habrá que hacer algo...¿no?
Me puse en guardia, blandiendo como arma mi makimono y mi pincel. -¡Cuidado! Exclamé. Era obvio en una situación así, pero me salió del alma.
-¡GRRrrrr! Volvió a rugir la bestia con más fuerza.
-Creo que el tigre también quiere votar a favor de que te quedes...
Huir no era una opción, en el mismo instante que nos giráramos y nos pusiéramos a correr, el tigre se abalanzaría sobre nosotros como un rayo. La única posibilidad era enfrentarse a él para proteger a la hermanastra de Satoru.
Aquella persona se presentó como Zaibatsu Yoshimitsu y a esta persona le parecía recordar a Satoru, el mismo año de graduación pero estuvieron en clases distintos. El Aburame no recordaba haberlo visto anteriormente, pero eso era normal en él ya que ni siquiera podía recordar a la mayoría de sus compañeros de clases y eso que su graduación no fue hace tanto tiempo.
Yoshimitsu también menciono la posibilidad de trabajar juntos en alguna misión para la aldea, pero Satoru simplemente se quedó callado.
Luego de reunirse nuevamente con Kaede y ella intento convencerlos para ir a buscar pandas. Justo después de que intentara convencer a Yoshimitsu y sin dejar que este pudiera darle una respuesta, un tigre salió de la maleza y no parecía estar contento.
¡Qué demonios!… Tengo que sacar a Kaede de este lugar.
Todos se encontraban inmóviles, Kaede parecía estar paralizada por el miedo. Satoru pensaba cual sería la mejor forma de lidiar con esa bestia; Yoshimitsu parecía estar en una especie de guardia pero con un pincel en mano no reflejaba que iba a poder hacer algo. El Aburame se encontraba en una situación en la que le parecía que era el único que podía hacer algo en ese momento y tenía que tomar una decisión rápida ya que podían ser atacados en cualquier momento.
—Uno… Dos… Tres!— Cuando dijo uno empezó a mover las manos lentamente hasta juntarlas, en el dos puso sus manos en forma del sello del jabalí e intento acercarse al tigre tan solo unos pocos centímetros para no darle con la técnica a Kaede, el tres lo dijo más alto y realizo otro sello más y puso sus manos en el suelo.— Doton: Retsudo Tenshō— Y el suelo empezó a rasgarse frente a Satoru en dirección al tigre, intentando que este se asuste y se fuera.
Estado de Aburame Satoru
• PV:
100/100
–
• CK:
98/110
–
¤ Doton: Retsudo Tenshō ¤ Elemento Tierra: Desgarro de Palma de la Tierra Retorciéndose - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Doton 10 - Gastos:
12 CK
(Doton 20) (multiplicable x2)
(Doton 30) (multiplicable x3)
- Daños: 20 PV - Efectos adicionales:(Doton 80) La tierra puede romperse en parábola, aunque sólo alcanzará su radio máximo cuando se encuentre a 3 metros del objetivo. - Sellos: Jabalí → Buey → Sello específico de la técnica - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
La técnica avanza 3 metros, y goza de 1'5 metros de anchura (multiplicado x1)
La técnica avanza 5 metros, y goza de 2'5 metros de anchura (multiplicado x2)
La técnica avanza 8 metros, y goza de 4 metros de anchura (multiplicado x3)
Tras la realización de los sellos, esta técnica causa que la tierra frente al usuario se retuerza sobre sí misma, rompiéndose, desequilibrando a los adversarios y causándoles daños debido a las rocas puntiagudas y a la gravilla. Cuanto más chakra se añada a la habilidad, más grande será la destrucción del terreno y más dañina sobre los oponentes.
Era una situación tensa la verdad. El tigre imponía lo suyo, tanto así que la hermanastra de Satoru se quedó paralizada como una estatua de mármol. Pero como era de esperar su hermano tomó la iniciativa de la situación, hizo unos sellos y de repente...
— Doton: Retsudo Tenshō— Seguido de una pequeña sacudida, el suelo comenzó a abrirse y resquebrajarse sobre los pies del imponente animal. Pero claro, un tigre es un tigre, y se va sobrado de algo es de agilidad. Un animal así, no se expone de esta forma a no ser que esté realmente hambriento.
Un Katon hubiera venido mucho mejor... Pues el animal no tuvo más que dar un gran salto para evadir aquel socavón que se le vino encima. Lo peor de todo era que el depredador, no estaba dispuesto a retroceder por lo que aprovechando aquel impulso que dio, se dispuso a atacar.
Estos animales no se andan con chiquitas, si atacan es para matar de un solo golpe...normalmente destrozan la yugular de su presa y el desangramiento casi instantáneo hace el resto. !Ahora me toca a mí¡
Pero como en una partida de shōgi, Satoru movió primero obligando al tigre a ejecutar una maniobra que había imaginado, por lo que me bastó con hacer unos simples trazos en mi makimono concentrar un poco de chakra y...
-¡Ninpou: Chōjū Giga Shishi! Seguidamente, del makimono salió un enorme león de tinta de unos dos metros que saltó del papel para encontrarse con el tigre. Impactaron en el aire antes de que sucediera algo malo, el león al encontrarse con el tigre estalló en un mar de tinta y el animal salió disparado en dirección contraria, cayendo sobre la técnica de Satoru que trató de esquivar, convirtiéndose en su tumba.
El animal cayó bruscamente gracias al impacto de mi técnica, recibiendo consecutivamente la técnica de Satoru. El ruido del impacto sonó demoledor...al final el animal acabó bañado en tinta y sepultado por los cascotes de la técnica de Satoru.
Pobre animal...ahora da hasta penita...
Tras ver después haber pasado un rato que el animal seguía tendido en aquel agujero inerte, me relajé un poco. Después de un suspiro de alivio pregunté para saber si estaban todos bien.
-¿Estáis bien todos?
Quedó bastante claro que lo mejor era volver a Kuroshiro y disfrutar de los pandas que allí habían. Era un locura seguir aquí. Un ataque de un tigre por sorpresa hubiera sido mortal para uno de nosotros.
-Por cierto...voto por volver a pueblo... Dije aún con la adrenalina en el cuerpo.
(Sumijutsu 60) (máximo dos leones, divide regen. de chakra)
- Daños: 60 PV por impacto - Efectos adicionales: El usuario puede montar sobre sus leones, mejorando su velocidad de carrera un 50% - Sellos: - - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: Cada animal es de máximo dos metros y puede alejarse a un máximo de diez metros del usuario
La técnica más característica de la especialidad del Sumijutsu. El ninja infunde chakra rápidamente a la tinta con la que dibuja diversos animales en sus pergaminos. En el momento en el que se retira el pincel, los dibujos saltan desde el pergamino, crecen en tamaño y actúan de acuerdo a la voluntad del usuario. Aunque estén constituidos por tinta, estos animales pueden aguantar golpes de taijutsu básico e incluso resistir el embite de hasta tres armas pequeñas. Los golpes reducen el daño que causa la técnica. Esta variante de la técnica permite crear desde uno a tres leones formados enteramente de tinta que pueden correr hasta chocar contra el adversario, arañándole o mordiéndole en el proceso, y luego estallando en una nube de tinta que lo arroja en direccion contraria. Los animales pueden usarse a modo de transporte, para evitar la fatiga física o para recorrer distancias en un lapso de tiempo menor a lo que lo haría si fuese a pie.
El tigre no tuvo ningún problema en eludir la técnica del Aburame pero eso no fue el único ataque, no vio venir el león de tinta que Yoshimitsu hizo y que termino derribándole. Satoru tampoco había visto venir el león de tinta que termino estallando contra el tigre, lo había tomado por sorpresa ya que pensaba que él era el único que atacaría.
Con que para eso era el pincel… si él no hubiera actuado posiblemente estuviéramos muertos ahora… que desperdicio era un buen ejemplar.
El tigre había terminado muerto dentro de la fisura creada por el Aburame, el tigre era jodidamente enorme y apenas
Satoru vio que Kaede aún no se movía —Ves que tan peligroso puede ser el bosque… y tu pensando ir sola en búsqueda de animales salvajes.— Al parecer aún seguía paralizada por lo recién sucedido y sería normal ya que nunca antes había pasado por una situación parecida.
—Lo siento, yo solo quería ver pandas salvajes…— Parecía que ya estaba resignada por lo de seguir a los pandas. Enseguida de esto Yoshimitsu dio su voto para volver al pueblo.
—Menos mal que nos topamos con él y que nos salvó… además de que es más fuerte que tú, hermano— A la chiquilla ya se le había pasado el susto y empezaba a recobrar confianza tomando partido de la situación e intentar provocar a su hermano.
—Se a lo que quieres llegar, deja de intentar provocarme, además solo viste un par de habilidades… si piensas que con esas habilidades se deciden quién es más fuerte, estas equivocada— Satoru fue bastante cortantes con sus palabras, su paciencia estaba llegando a su fin debido a la actitud de su hermana.
—Ves que tan peligroso puede ser el bosque… y tu pensando ir sola en búsqueda de animales salvajes.—
Satoru recriminó con toda la razón del mundo a su hermana por la cadena de insensateces que había cometido y esperaba que cesaran aquí mismo. En eso no me quise entrometer, mientras me dediqué a guardar mis instrumentos de pintura en su debido sitio.
—Lo siento, yo solo quería ver pandas salvajes…—
A esta niña lo que le falta es que la amarren para que no se mueva, y en algunos casos, también le pondría un bozal...
—Menos mal que nos topamos con él y que nos salvó… además de que es más fuerte que tú, hermano— Y ahí estaba la prueba irrefutable de que también necesitaba un bozal, madre mía como se las gastaba la hermana con el hermano, en esa relación familiar había de todo menos amor...
-¡Pero niña! Recriminé a la hermana de Satoru. -¡Si no fuera por tu hermano, ahora mismo estarías muerta! ¡Por lo que deberías estarle agradecida...!
Pobre Satoru...tiene el cielo ganado...
—Se a lo que quieres llegar, deja de intentar provocarme, además solo viste un par de habilidades… si piensas que con esas habilidades se deciden quién es más fuerte, estas equivocada—
Me quise poner de parte de Satoru, pues el comportamiento de su hermana no tenía justificación alguna. Era bochornoso tanto que no podía evitar dar mi punto de vista. -Es muy fácil hablar cuando si quiera eres capaz de defenderte tú misma.
La cosa es que se le salva a la niña, y en vez de un gracias...nada, ¿Se tira al cuello de su hermano? ver para creer...
A pesar de sus gafas, se veía que Satoru estaba rígido como un piedra. Se veía a leguas que estaba alcanzando limites con su paciencia. Apoye mi mano en su hombro y le dije para tranquilizarlo con voz apacible.
-Tranquilo amigo, no sabe lo que dice. No vale la pena enfadarse por algo así. Míralo por este lado, le salvaste la vida, y eso es lo que importa.
Yoshimitsu estaba de parte de Satoru, de hecho el genin nunca había recibido apoyo de este tipo antes o por lo menos que le haya prestado atención en ese momento. Pero esto no serviría para calmar al Aburame que estaba perdiendo la paciencia gracias a la actitud de Kaede.
—¡Kaede vuelve al pueblo inmediatamente!— Parecía que la campera de Satoru se movía extrañamente, como si algo estuviera a punto de salir de él. Pero eran los Kikaichu que empezaban a moverse dentro de él ya que este se encontraba algo alterado, además se podía oír claramente una especie de zumbido proveniente de él.
Kaede simplemente bajo la mirado y empezó a caminar por el sendero que los condujo a este lugar, parecía que había captado que su hermano no estaba de buen humor para aguantar sus tonterías. Con esto Satoru se empezó a calmar al igual que sus insectos que aun yacían por debajo de campera, una situación vergonzosa.
—Lamento que presenciarías esto.—
Posiblemente Satoru se meta en problema con su padre después de esto, pero momentáneamente no parecía afectarle pensar en eso en lo más mínimo. Una de las cosas que podía sacarle de quicio era su hermana.
—Bueno, al menos logre que se vaya al pueblo…seguro que no molestara en un buen rato—
Tuve que ponerme realmente serio, lástima que le contara a padre su versión de la historia para que me castigue… qué más da al menos ahora estoy libre de responsabilidades, tendría que hacer esto más a menudo pero ¿ahora que hare?
Satoru no se decidía que hacer, no había nada que le llamara la atención en el pueblo y la gran mayoría de los insectos de estos bosques no son raros o al menos no le interesan mucho, se encontraba en un estado pensativo sin que se le ocurriese algo.
La cosa acabó como debió de acabar hace un buen rato para haber evito sustos innecesarios. Pero bueno, la hermana de Satoru era joven aún, y los niños a esas edades suelen comenzar a buscar su autonomía y pretender ser auto suficientes cuando claramente aún no pueden. Y que es precisamente cuando la familia, en este caso Satoru, pierden la cabeza yendo detrás de ellos.
Satoru terminó de agotar su paciencia y estalló su ira sobre su hermana, a mi parecer de manera más que justificada por que la niña no hacía ni puñetero caso vamos...—¡Kaede vuelve al pueblo inmediatamente!—
Pero a pesar de todo, ese arrebato emocional de Satoru sirvió para que Yoshimitsu se percatará de algo insólito. Es como si en el interior de Satoru se moviera. Mas bien...un millar de cosas se movieran debajo de su vestimenta que parecía como si el cuerpo de mi camarada shinobi fuera informe.
¡Dios! ¿Que diantres será eso? ¿Estoy oyendo un zumbido?
Pues resultó que Kaede captó la indirecta de inmediato, agachó la cabeza aceptando la derrota y se marchó en silencio por donde vino en dirección a Kuroshiro. Si hubiera hecho esto desde el principio...es práctico
—Lamento que presenciarías esto.— Aún estaba un poco absorto tratando de atar cabos, mi mente era despierta y tardo en llegar a la conclusión de que el apellido de Satoru y lo que acababa de suceder estaban imperiosamente relacionados.
-Estooo... Dije un poco confuso. - Recuerdo que hace tiempo leí algo sobre el famoso clan Aburame...Por favor quizás pudieras ayudarme a hacer memoria. ¿No tenía algo que ver con los insectos?
Si efectivamente era Satoru descendiente del clan Aburame. Por lo que leí hace tiempo, ponía que fue un clan muy decisivo y valioso en las antiguas guerras de anteriores eras shinobi, originarios de al extinta aldea de Konoha ni más ni menos.
Si quiero llegar lejos como shinobi, debo permanecer cerca de Satoru...sin lugar a dudas...