8/02/2018, 21:15
La tarde noche había empezado bien. Yo había estado jugando a las cartas y ganando las partidas y aunque llegado cierto momento la cosa se había torcido un poco, había logrado resolver la solución sin menor problema. Pero entonces apareció él, aquel ninja idiota que pertenecía a la misma aldea que yo, aquel ninja estúpido que tenía que alborotarlo todo.
¿Por qué tenia que meter las narices en mis asuntos? La excusa de pertenecer a la misma aldea no era suficiente para mí, yo sabía defenderme solito. La noche se había convertido en una de las peores de mi vida por su culpa. Y arruinarme el día era lo que buscaba, lo había conseguido.
Por suerte para mí, yo era fácil de olvidar y había logrado escabullirme hasta mi habitación entre la multitud. La pelea no iba a alargarse mucho, y tampoco iba a extenderse a las habitaciones, por lo que ahora estaba en un lugar seguro. Tal vez pronto llegaran los guardias y aclararan el tema.
Saqué un comic de los AmeRanger de mi equipaje y me tiré un rato a leer en la cama, antes de que llegara la hora de dormir. Al menos, ese comic no iba a decepcionarme, como me había decepcionado mi estancia en el bar. También le rece a todos los dioses que conocía, pues no quería acabar trabajando nunca en el mismo equipo que aquel chico.
¿Por qué tenia que meter las narices en mis asuntos? La excusa de pertenecer a la misma aldea no era suficiente para mí, yo sabía defenderme solito. La noche se había convertido en una de las peores de mi vida por su culpa. Y arruinarme el día era lo que buscaba, lo había conseguido.
Por suerte para mí, yo era fácil de olvidar y había logrado escabullirme hasta mi habitación entre la multitud. La pelea no iba a alargarse mucho, y tampoco iba a extenderse a las habitaciones, por lo que ahora estaba en un lugar seguro. Tal vez pronto llegaran los guardias y aclararan el tema.
Saqué un comic de los AmeRanger de mi equipaje y me tiré un rato a leer en la cama, antes de que llegara la hora de dormir. Al menos, ese comic no iba a decepcionarme, como me había decepcionado mi estancia en el bar. También le rece a todos los dioses que conocía, pues no quería acabar trabajando nunca en el mismo equipo que aquel chico.