Toda aquella vorágine pasó en un solo segundo. Lo que parecía una pesadilla por parte de la pequeña Lily, se acabó convirtiendo un enorme descubrimiento que dejó a las dos ex kunoichis completamente perplejas. Ren bajó a toda prisa junto con Hana, algo paralizada por el miedo por no saber bien qué hacer, buscando seguir cualquier cosa que le pidieran, pero cuando Lily abrió los ojos se quedó congelada en el sitio. Y aún más cuando estos volvieron a su color natural azul. Un azul intenso, profundo y precioso... Un azul que Hana describía habitualmente como un pulido zafiro.

Tras lo acontecido, y nuevamente en la habitación temporal que tenían, Ren miraba al suelo con los ojos completamente abiertos. Estaba sentada en la cama deshecha por haber salido a toda prisa, con los dedos de sus manos entrelazados y entre sus piernas ligeramente abiertas.

Todo eso era una broma, ¿verdad? Estaban siendo víctimas de algún engaño, un genjutsu a gran escala o algo por el estilo; es lo que pensaba esbozando una débil sonrisa por el terror.

Hana iba de un lado a otro de la habitación andando todavía descalza. Todavía no había dicho nada, pues las palabras se arremolinaban en su cabeza como una tormenta sin fin.

— Hay que hacer algo. — fue todo lo que dijo finalmente.

No paró de moverse ni de gesticular, llevandose la mano a la cara varias veces del nerviosismo y la desesperación. Lily era demasiado joven. Demasiado joven para controlarse, demasiado joven para ser descubierta como Uchiha y demasiado joven para entender lo que estaba pasando. Aunque Hana tampoco acababa de entenderlo. ¿Cómo había acabado todo así?

Ninguna de las dos parecía estar cerca de lo que podía suponer mantenerse en calma. Ren empezó a mover una de las piernas de forma rítmica arriba y hacia abajo, aunque como no llegaba a tocar la madera del suelo, no hacía ningún ruido.

— Ojos azules... Una preciosa melena rubia... Y ahora... — Dijo murmurando casi sin darse cuenta, pero Hana podría escucharla perfectamente. — N-No... Ósea... Haha... E-Es imposible...

Rio de una extraña forma, casi macabra ante la opción que se le estaba cruzando una y otra vez por la mente. Apenas siquiera habían pasado 24 horas desde que Lily la había llamado de aquella forma como para que esa idea hubiera sido desplazada o enterrada en su cerebro.

Sin embargo, las preocupaciones de Hana y las de Ren no tenían nada que ver las unas con las otras.

— Hay que entrenarla. — dijo finalmente parando su paseo, girandose a Ren. — Tú tendrás que entrenarla. Enseñarla a usar el sharingan apropiadamente. Nadie más puede saber esto. Esperaremos a tener la casa, no será más de un mes y entonces podréis entrenar donde nadie os vea.

Una niña huerfana con un kekkei genkai era la principal vertiente de los secuestros a menores en todo el continente. Si cualquier otra persona se enteraba de esto sería un desaste. Incluso Saori debía permanecer en la sombra. Cualquier riesgo era mucho riesgo. ¿Y si venían shinobis a buscarla para llevarla a una villa? No podría dejarla ir y no podría detenerlos sin joder toda su coartada.

Finalmente Ren alzó la mirada, con un rostro mezclado entre terror y preocupación por la idea de entrenarla que había propuesto Hana sobre la mesa.

— ¿¡E-Entrenarla!? ¿¡Q-Que dices, estás loca!? — respondió, levantándose de golpe de la cama, gesticulando con las manos, poniéndolas sobre su propio pecho. — ¡'N-No tengo ni idea de como poder enseñarle algo así! ¿¡Y-Y además como vamos a entrenarla!? ¡A-Apenas tiene tres años, Hana! ¡N-No creo que quiera tomar un camino así! ¡Q-Quiere colorear, p-pasar el tiempo con amigos y...!

Se mordió el labio, y visiblemente estaba asustada por la idea.

— ¡No grites, idiota! — le soltó de inmediato al ver cómo reaccionaba de forma desproporcionada. — No me refiero a entrenarla para pelear, sino a usar el chakra y activar y desactivar el sharingan. ¡Si lo activa sin querer y alguien lo ve tendremos problemas!

Le explicó a Ren exasperada. Se llevó una mano al pelo, echandoselo hacia atrás y volvió a girarla y a andar por la habitación antes de volver a pararse y apoyarse contra la ventana.

— Aunque habría que enseñarle a combatir más adelante. Tarde o temprano querrá usar esos poderes y no puede hacerlo sin conocimiento. — declaró finalmente, derrotada.

Ren se rascó con suavidad la cabeza al escuchar a Hana. Tenía razón.

— S-Si alguien ve sus ojos podría intentar raptarla... T-Tienes razón... — Se quedó un rato en silencio procesando un poco más todo y las consecuencias que podía conllevar aquello. — Podrían buscarla por sus ojos... Una villa o incluso bandidos para luego venderla... Aunque ni siquiera fuera ella entera...

Se llevó una mano al mentón, cuando por fin empezó a estar en la misma onda que Hana y darse cuenta de las implicaciones reales que podía conllevar para ella.

— E-En una villa estaría más segura hasta que pudiera aprender sin problemas... Aunque debería seguir estando vigilada como me pasó a mí hasta estar preparada... A-Aparte de evitar que pudiera activarlo por accidente... Aprender a pelear podría ayudarla a defenderse sola, no podemos estar pendientes de ella siempre...

Bajó algo la cabeza, pasando su mano a su pelo, haciendo algo de presión con los dedos en la sien.

— ¡No pienso mandarla a una villa! — espetó Hana volviendose a Ren, furiosa.

Suspiró al ver que ella misma había levantado el tono y volvió a girarse. Respiró hondo contra la pared intentando recuperar algo de compostura.

— Ahora mismo las villas pueden ser el lugar menos seguro del mundo. Solo... Solo tiene que hacer como que es una niña normal hasta que sea una mujer capaz de defenderse. Tú misma lo has dicho, entrenarla ahora sería una crueldad, perdería toda su infancia. Pero enseñarle poco a poco a controlarse... y más si lo haces tú. — dijo saltandose la ultima parte de la frase.

Se volvió a girar a Ren, esperando una respuesta positiva por su parte.

La miró claramente preocupada, sin saber muy bien que decirle. No salían de un problema y se metían en uno nuevo. Respiró con algo de profundidad, y empezó negando con la cabeza con suavidad.

— No, no... Yo tampoco estoy de acuerdo en mandarla a una aldea... Aparte de que tendríamos que llevarla nosotras mismas y nos pondríamos en peligro, nada asegura su integridad... Aunque la acepten en un orfanato, cuando descubran que posee una cualidad así podría ser problemático para ella y les costará defenderla de miradas indiscretas... Dentro del propio gobierno habrá gente con sus intereses, así que... — Se acarició algo nerviosa el pelo. — P-Pero yo sola no voy a poder con esto, Hana. A mí se me da bien manejar la espada, el uso del chakra en sí y demás no es tan sencillo para mí. Sé algunas técnicas y demás, pero... A ti se te da mejor eso... Yo puedo intentar de alguna manera ayudarla a como usar el sharingan y evitar que lo use por error, y tal vez manejar una espada, pero en lo que al resto respecta...

Hana volvió a suspirar. Le empezaba a preocupar la obsesión de Ren con apartarse de todo lo relacionado con Lily. Entendía que la situación había sido brusca, entendía que no quisiera la responsabilidad, pero necesitaba que alguien la enseñase con sus cosas de clan y ella era la única que podía hacerlo.

— Tú eres la única que puede enseñarle a usar sus cosas. Por mucho que yo le enseñase a controlar el chakra no tengo ni idea de cómo funciona lo de tus ojos. Ni cómo controlarlo ni cómo desactivarlo ni nada de nada. Podría... Podría buscar alguna forma de crear un sello que el impidiese activarlo, pero no estoy segura de cómo le afectaria eso, sobretodo siendo tan joven. — dijo a la desesperada, volviendo a colocarse bien el pelo.

Ren negó rápidamente con la cabeza al darse cuenta de que tal vez no se había expresado bien y Hana había malinterpretado sus palabras.

— S-Sí, la intentaré ayudar en todo lo relacionado con el clan y... Tal vez podría enseñarle a manejar algo la espada de paso. Pero en cuanto al control y flujo del chakra, prefiero que lo hagas tú, creo que en eso serás mejor profesora. Aunque... N-No termino de tener muy claro el cómo funciona el sharingan y demás... Todo lo que sé, lo he aprendido sin tener muy claro como funciona; como activarlo y desactivarlo es algo como... N-No sé muy bien como explicarlo... — Se llevó una mano al mentón. — ¿Y Saori? ¿Crees que sabe lo que significaban esos ojos? Es una mujer muy amable pero... Agh... Ahora no puedo evitar pensar y desconfiar de todos a nuestro alrededor...

Hana decidió que era hora de irse a la cama, sobre todo porque ahora que ya estaban más calmadas le estaba entrando todo el frio en el cuerpo. Se tumbó y se tapó hasta el cuello con las sabanas.

— Lo único que importa ahora es que controle el sharingan y se exponga lo minimo posible. No me fio de Saori ni de Yukiko ni de Jin. Son las tres personas más capaces del pueblo. El resto se les ve que son solo civiles haciendo su mejor esfuerzo, pero esos tres... Cualquiera podría tener nociones de Ninjutsu. — mencionó temblando ahora bajo las sabanas por el frio acumulado.

Sonrió afablemente al ver que Ren no era la única que tenía esa preocupación presente ahora. Se acercó a la cama, y pasó por encima de Hana para poder colocarse en la zona interior de esta, que daba a la pared como hacía siempre. Una vez se tapó, se quedó mirando al techo, dejando escapar un largo suspiro y cerrando los ojos con lentitud.

— Me alegra en parte no tener que discutir eso... Es un tema un tanto espinoso y no me gusta desconfiar de la gente, pero... Ahora que estamos fuera, es todo más complicado y debemos andarnos con mil ojos... — Respiró algo más tranquila, sintiendo como el cansancio volvía a invadirle el cuerpo, pues todavía nadie había descansado en condiciones. — Deberíamos alternarnos ambas en vigilarla todo el rato hasta que podamos confiar en alguien más... Me preocupa también dejarla sola por las noches, aunque eso nos quite la poca intimidad que podamos tener.

En cuanto Ren se metió en la cama se lanzó encima, juntando sus pies helados a los de Ren en busca de calor. La abrazó con fuerza. A pesar de que había conseguido convencer a Lily de que se relajase con ella, todo aquello del sharingan ahora la había puesto en alerta.

— No te preocupes, yo puedo vigilarla durante el dia y me la llevaré conmigo cuando vaya a llevarte la comida. Pero, ¿estás segura de que podrás estar con ella? Aunque no lo diga en voz alta, sigue considerandote su madre. A pesar de que se parece más a mí, la verdad. — murmuró sobre el pecho de Ren.

Aquello volvió a poner nerviosa a Ren, haciendo que le temblara un poco los labios y se ruborizará ligeramente.

— Es... Su pelo... — Suspiró. — Su pelo es dorado e igual de suave que el tuyo, incluso toma la misma forma... Pero sus ojos se parecen a los míos... Cada vez más...

Tomó una bocanada de aire profunda y su mirada pasó de un lado a otro sin mover la cabeza.

— ¿Y ahora nos llama a las dos mama? Hana... ¿Qué te ha pasado en aquella semana hasta que nos volvimos a ver en el lago de Shinoa? — Se volteó a mirarla, con una débil sonrisa y las cejas algo arqueadas.