23/10/2017, 01:48
En el preciso instante en que el beso fue interrumpido, la rubia bajó la mirada y se encontró con su hermana, no muy convencida de entender lo que ocurría y tenía buenos motivos para ello. Después de todo, antes de que se durmiera casi parecía que aquellos dos iban a darse una paliza y ahora se los encontraba besándose en la puerta del departamento.
Datsue fue el primero en hablar, o bueno, intentarlo porque lo que balbuceó estuvo muy lejos de convencer de nada a la Kageyama, quien miraba de forma suspicaz a la recién formada parejilla.
—Ajá —soltó sin un ápice de confianza en lo que escuchó.
Aun así, no preguntó más nada.
Noemi sonrió a su hermana, recibió más que encantada el beso del shinobi sobre su mejilla y claro que le dedicó una sonrisa sugerente al Uchiha en respuesta a lo susurrado. Eso y un rápido guiño de ojo debería de haberle bastado para entender que el mensaje había sido recibido de la mejor manera.
Just después de ello, el shinobi se dispuso a irse, no sin antes intercambiar lugares con Koko, quien ahora se encargaría de ayudar a la Sakamoto para que no se vaya de cara al piso.
Lo primero que la pecosa hizo tras cerrar la puerta detrás suyo, fue llevarse a su hermana hasta la habitación, donde la interrogaría un poco más sobre lo ocurrido.
—Bueno, ¿cómo carajo terminaste liándote con él? —preguntó poco después de dejar a la de ojos verdes sentada en la cama.
Ella por su parte —la pecosa— se sentó en el piso con brazos y piernas cruzados mientras esperaba pacientemente la respuesta por parte de la exkunoichi.
—Supongo que fue algo parecido a lo tuyo con Akame, solo que a mi no me quemaron viva —respondió burlona, aunque claramente feliz acerca de todo lo ocurrido.
La conversación siguió por un buen rato. Un rato en el que ambas jóvenes intercambiaron opiniones y experiencias hasta que ninguna de las dos tuvo más que decir al respecto. Ambas obviamente ignoraban lo que ocurría en el departamento de junto, e incluso en el caso de tener curiosidad, no podrían hacer nada ya que no tenían acceso a la vivienda del shinobi.
Datsue fue el primero en hablar, o bueno, intentarlo porque lo que balbuceó estuvo muy lejos de convencer de nada a la Kageyama, quien miraba de forma suspicaz a la recién formada parejilla.
—Ajá —soltó sin un ápice de confianza en lo que escuchó.
Aun así, no preguntó más nada.
Noemi sonrió a su hermana, recibió más que encantada el beso del shinobi sobre su mejilla y claro que le dedicó una sonrisa sugerente al Uchiha en respuesta a lo susurrado. Eso y un rápido guiño de ojo debería de haberle bastado para entender que el mensaje había sido recibido de la mejor manera.
Just después de ello, el shinobi se dispuso a irse, no sin antes intercambiar lugares con Koko, quien ahora se encargaría de ayudar a la Sakamoto para que no se vaya de cara al piso.
Lo primero que la pecosa hizo tras cerrar la puerta detrás suyo, fue llevarse a su hermana hasta la habitación, donde la interrogaría un poco más sobre lo ocurrido.
—Bueno, ¿cómo carajo terminaste liándote con él? —preguntó poco después de dejar a la de ojos verdes sentada en la cama.
Ella por su parte —la pecosa— se sentó en el piso con brazos y piernas cruzados mientras esperaba pacientemente la respuesta por parte de la exkunoichi.
—Supongo que fue algo parecido a lo tuyo con Akame, solo que a mi no me quemaron viva —respondió burlona, aunque claramente feliz acerca de todo lo ocurrido.
La conversación siguió por un buen rato. Un rato en el que ambas jóvenes intercambiaron opiniones y experiencias hasta que ninguna de las dos tuvo más que decir al respecto. Ambas obviamente ignoraban lo que ocurría en el departamento de junto, e incluso en el caso de tener curiosidad, no podrían hacer nada ya que no tenían acceso a la vivienda del shinobi.