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**Sasagani Yota** · 26/01/2020, 23:34

— Bien, vamos allá pues...

Estaba todo listo y dispuesto. Seguía sujetando la telaraña claro, sino de poco me servía aquel utensilio. Debía seguir transmitiendo mi chakra para tenerlo bien sujeto. Del mismo modo, canalicé una fina pero poderosa capa de chakra sobre mis sandalias para poder engancharme sobre el muro de piedra y avancé.

— Ya sabes como va esto, Daigo-kun. Chakra en los pies y caminas, ¡super sencillo!

— ¡Eso es, joder, facilisimo, tu puedes, Daigo!

Y así, sin más esperaría a que el chico hiciese su parte, la telaraña estaba tensa y preparada para cualquier eventualidad.

— Vamos, sin miedo, te tengo sujeto, compañero

Vaya si lo consiguió, fue mucho mejor de lo que pude esperar en un buen principio. Quizás eran los dioses los que habían decidido sonreirle aquella tarde, quizás simplemente era él el que le sonreía a la diosa fortuna. En cualquier caso ambos estábamos ya arriba, en el camino que nos guiaría hasta las calles de la aldea.

**Tsukiyama Daigo** · 27/01/2020, 00:41

Con cuidado, poniendo un pie delante de otro, el chico consiguió escalar la pared sin demasiadas complicaciones.

Algunos dirán que fue suerte, o quizá incluso la habilidad del chico para actuar a pesar del dolor, pero Daigo seguramente diría que fueron los ánimos de Yota y Kumopansa.

—¡Lo conseguimos! —para haber dicho que estaba bien, parecía muy sorprendido de haberlo logrado—. Esto... ¿puedes quitarme ya esta cosa?

**Sasagani Yota** · 27/01/2020, 12:38

—¡Lo conseguimos!

— ¡Eso es, joder, somos invencibles!

Esto... ¿puedes quitarme ya esta cosa?

Cierto, nos habíamos olvidado de la telaraña.

— Bueno, bueno, solo es una telaraña, ya voy

Solté la telaraña de mi mano y la que estaba pegada en Daigo haría lo propio hasta resbalar hasta el suelo. El poder del chakra. Cuando dejabas de aplicarlo, podía causar estragos.

— Y ahora será mejor que vayamos tirando, seguro que a mi madre le encanta cuidarte...

Daigo no lo sabía, pero lo de mamá era vocacional. Tratar a mis amigos, darles la merienda y un poco de limonada, era su deporte favorito.

**Tsukiyama Daigo** · 27/01/2020, 12:44

La técnica de Yota se deshizo, y Daigo se sintió un poco más tranquilo ahora que no tenía una pegajosa telaraña rodeándole el cuerpo.

Intentó mover un poco el cuerpo, mirándolo de lado a lado. Todavía le dolÍa un poco, pero al menos ahora no tenía que escalar nada.

—Oh, ¿tu madre? —Ahora que lo pensaba, Daigo todavía no había conocido a la madre de Yota, o pasado por su casa—. ¡Claro, vamos!

**Sasagani Yota** · 28/01/2020, 12:20

— Sí, estoy seguro que habrá hecho limonada

— ¡Oh, limonada! Tienes que probar la limonada de Naomi-san, Daigo-kun

Pues sí, aquella era una araña ninja que hablaba y de vez en cuando también le apetecía tomarse una buena limonada de las que hacía mi madre. Todo parecía formar parte de un divertido guión, pero lo cierto es que era la vida real.

···

No tardamos mucho. Tan solo estábamos algo cansados y magullados. especialmente en el caso del peliverde que se había llevado la peor parte. Abrí la puerta e invité a Daigo a entrar.

— ¡Ya estamos en casa!

Como si de una estampida se tratase, ambos pudimos oír como alguien o algo correteaba por arriba, buscando la escalera. La misma escalera que podíamos divisar al fondo de aquel pasillo principal. Y allí estaba, estampida Sasagani en persona, con sus cabellos rubios y su kimono turquesa corriendo para besuquearme y abrazarme como si no me hubiese visto en todo un año.

— Oh, no me habías dicho que venías con un amigo, Yotita — Naomi nos tomó del brazo a ambos, haciéndonos entrar tanto si queríamos como si no, hasta llevarnos al salón, donde nos sentaría a cada uno en una de las sillas, alrededor de una mesa de madera oscura. — Mira como me veniis. Ay, estos ninjas... Bueno, yo soy Naomi la madre de Yotita, es un placer, chico

La mujer, mostró a Daigo una visible sonrisa.

**Tsukiyama Daigo** · 30/01/2020, 16:21

Aunque estaban totalmente hechos polvo, el grupo no tardó demasiado en llegar a casa de Yota, donde su madre los recibió con alegría.

El Sasagani recibió tantos abrazos y besos que el pobre ya ni sabía de dónde le venían, mientras Daigo no pudo hacer más que observar la escena.

Antes de que nadie pudiera hacer nada, la señora tomó a ambos chicos de los brazos y se los llevó hasta el salón, donde los sentó en unas sillas, alrededor de una mesa de madera.

—El gusto es mío, Sasagani-san —contestó, sonriendo con alegría—. Yo soy Tsukiyama Daigo.

**Sasagani Yota** · 30/01/2020, 22:21

—El gusto es mío, Sasagani-san

Daigo, tras la pelea, volvía a ser el shinobi formal que siempre había sido.

Yo soy Tsukiyama Daigo.

— Oh, mucho gusto, Daigo-kun, pero llamame Naomi, por favor. ¡Eso de Sasagani no me gusta! Y beuno, iré a por un poco de limonada, habéis venido a por ella, ¿verdad?

Kumopansa saltó encima de la mesa nada más oír la palabra limonada. En efecto, era una de sus debilidades, epro que muy pocos conocían. Ahora Daigo entraba en ese selecto grupo.

— ¡Oh, sí! Estoy deseando darle un buen trago a tu limonada, Naomi-chan

— ¡Ay! Como es esta Kumopansa...

Entre risas, la mujer desapareció de nuestra vista, atravesando una de las puertas que conectaban con el salón en busca de la preciada limonada.

**Tsukiyama Daigo** · 1/02/2020, 17:38

Daigo asintió un par de veces.

—De acuerdo, Naomi-san.

A punto estuvo de decirle lo mucho que deseaba probar la famosa limonada que tanto le gustaba a Kumopansa, pero nada de lo que dijera podría expresar tanta emoción como la araña.

Cuando la madre de Yota se marchó, Daigo rio un poco y miró a Kumopansa.

—No tenía idea de que te gustara tanto la limonada.

**Sasagani Yota** · 1/02/2020, 19:11

—No tenía idea de que te gustara tanto la limonada.

Notaba algo distinto a Daigo. Igual tenía prisa o quizás fue mala idea ir a casa y que mamá se pusiera pesada.

— Oh, no, tronco. Esta no es cualquier limonada, ¡es la limonada de Naomi-san! Vas a flipar, tronco

No pude evitar que se me escapara la risa por debajo de la nariz. En la cocina, mi madre se puso como un tomate.

— ¡Ay, Kumopansa! Como eres — dijo para después soltar también una risilla.

Sentía como si Daigo me estuviese pidiendo a gritos que hiciese algo. No sé, llamemoslo instinto, pero le sentía que no estaba del todo cómodo.

**Tsukiyama Daigo** · 2/02/2020, 14:35

Como buen amigo que era Yota, su instinto a la hora de leer a Daigo no fallaba ni un poco.

No es como si hubieran hecho nada para incomodarlo. Su madre era un amor y tenía confianza con Yota. Simplemente se había dado cuenta de que no era solo la primera vez que entraba a casa de Yota, sino que a sus 17 años era la primera vez que pasaba el rato en casa de un amigo.

—¡Oh! —de pronto, Daigo se emocionó cuando encontró algo de lo que hablar—. La técnica esa que hiciste con la campana ¿Qué fue eso? Apenas podía caminar.

**Sasagani Yota** · 2/02/2020, 14:47

Por fortuna, el peliverde encontró un tema con el que romper el hielo.

La técnica esa que hiciste con la campana ¿Qué fue eso? Apenas podía caminar.

Sonreí. Al final, el duro entrenamiento empezaba a servir. Genjutsus. Tan complicados pero a la vez, cuando surtían su efecto, eran tan útiles como el ninjutsu más mortífero.

— ¡Oh! Así que funcionó. No estaba demasiado seguro de si funcionaría bien. De hecho, es la primera vez que lo uso en un combate más o menos real

Era cierto. Había practicado con Kumopansa en el campo de entrenamiento. También con Sora-sensei, pero para meterla a ella en un genjutsu tenía que mejorar mis habilidades. Sin embargo, conocer que Daigo había tenido dificultades para moverse con el uso del cascabel y del Beru no Narasu fue una gran satisfacción.

— Es un genjutsu. son técnicas algo complejas, la verdad es que llevo bastante tiempo practicando — saqué el cascabel y lo sostuve con los dedos por el hilo, dejando el mecanismo colgando. — Aplicó mi chakra en él y lo hago sonar, de tal forma que el sonido está impregnado de mi chakra y puedo afectar al sistema de psicomotricidad del objetivo. Por eso te costaba moverte

**Tsukiyama Daigo** · 2/02/2020, 15:07

Daigo pestañeó un par de veces, realmente confundido por la explicación de Yota.

—Eeentiendo —dijo muy lento. No lo entendía—. En la academia estudié un poco de Genjutsu, pero se me hace muy complicado.

Se apoyó en la silla y miró hacia el techo, pensativo.

—Aunque quizá debería esforzarme en aprender un poco de Genjutsu, o Fūinjutsu... —miró a Yota y sonrió—, ya sabes, para cuando no pueda golpear los problemas.

**Sasagani Yota** · 2/02/2020, 19:11

—Eeentiendo —dijo muy lento. No lo entendía—. En la academia estudié un poco de Genjutsu, pero se me hace muy complicado.

«Oh, claro, las clases de la academia»

—Aunque quizá debería esforzarme en aprender un poco de Genjutsu, o Fūinjutsu... —miró a Yota y sonrió—, ya sabes, para cuando no pueda golpear los problemas.

Solté una carcajada ante el comentario de Daigo. Su resolución fue... divertida.

— si te digo la verdad.. los genjutsu no me llamaban la atención, pero mi sensei es buena con ellos y me los mostró y bueno... supongo que te imaginas el resto

— Vamos, vamos, chicos, aquí tenemos la deliciosa limonada

Por la puerta apareció Naomi con una bandeja con vasos y una jarra llena de limonada casera. Uno de los vasos tenía una pajita, que era justo lo que Kumopansa necesitaba para degustar aquello.

— ¡Sí, joder, está deliciosa!

— ¡Oh! Me he dejado las galletas, ¿por quá no sirves tu lan limonada, Yotita?

— Vale, vale, yo me encargo

Mientras la mujer volvía a la cocina fui tomando los vasos y los fue rellenando de aquella bebida casera.

**Tsukiyama Daigo** · 2/02/2020, 21:46

Entonces, Naomi llegó con una bandeja llena de vasos y una jarra llena de limonada.

—¡Limonada! —exclamó Daigo, ahora mucho más cómodo—. Muchas gracias, Naomi-san.

La señora volvió a la cocina a buscar galletas, mientras su hijo empezó a servir la bebida.

—¡Oh, hablabas de Sora-sensei! ¿No? —ahora que se acordaba, no había coincidido con ella desde hace años—. ¿Cómo le va?

**Sasagani Yota** · 2/02/2020, 21:55

Por alguna razón, Daigo conocía que me habían asignado a Sora como mi sensei al abandonar la academia. Bueno, igual el hecho de que fuera la sensei del jinchūriki tuvo algo que ver a aquella repentina fama. Pero sí, el peliverde estaba en lo cierto.

— Pues sí, Sora es mi sensei y, lo cierto es que nos nos podemos quejar mucho, todo lo contrario

— Sí tronco, ¡Sora es lo más!

Una vez servidos todos los vasos alcé el vaso para que brindasemos todos, una vez que mamá ya había vuelto y había dejado las galletas encima de la mesa.

— ¡Por nosotros! ¡Y qué coño, por Kusagakure también!

Iluso de mí, en aquel momento pocos se imaginaron los caprichos que el destino nos tenía reservados.