Toshio es un joven de estatura promedio y piel ligeramente tostada que posee una musculatura marcada debido a su diligente trabajo en la forja Kurogane. Su pelo le llega hasta cuello y suele llevar un flequillo que llega a taparle su ojo izquierdo y gran parte de su hitai-ate.

Sus ojos, igual que su pelo, son de un color rojo sangre bastante llamativo que solían transmitir la sensación de que poseía una gran confianza en si mismo, pero hoy en día, a pesar de que siguen siendo del mismo color, son los ojos de una persona cansada que está lejos de tener la confianza que una vez tuvo.

La ropa de Toshio suele estar compuesta de una chaqueta marrón con una camiseta negra y unos pantalones largos con un cinturón del mismo color, además suele calzar unas sandalias ninja del mismo color azul marino que su portaobjetos.

Toshio es diestro.

Toshio siempre había sido un chico trabajador y diligente desde que nació. Entrenando siempre un poco más de la cuenta y estudiando siempre un par de horas más de lo era necesario, todo para perseguir un sueño que tenía desde muy pequeño: Toshio quería ser un héroe capaz de salvar a todo el mundo y derrotar a cualquier enemigo que le hiciera frente.

Aunque sigue siendo tan trabajador como siempre, ahora el joven lo hace motivado por la necesidad, pues ahora es el único capaz de hacerse cargo del negocio familiar. Levantándose realmente temprano —especialmente las noches que las pesadillas no le permiten dormir bien— para trabajar en la forja.

Incluso cuando el chico intenta ocultarlo lo mejor que puede, es evidente que el cansancio acumulado ha hecho mella en mucho más que solo su físico, aunque no suele hablar de esas cosas con nadie, pues es la clase de persona que se guarda sus problemas para sí mismo.

Suele ser amable con el resto de personas y los trata con confianza, aunque a veces peca de tratar a los demás con demasiada confianza.

¤ La naturaleza te lo da (coste de 1 punto, gratis para Kusagakure)

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¤ Confirmando las distancias (otorga 2 puntos)

En algún punto de nuestras vidas, todos debemos decidir a qué nos dedicaremos. Esta decisión puede o no tomarse de forma consciente, o incluso a veces alguien más la toma por ti. En el caso de Toshio la decisión era obvia.

Su padre era un maestro del Karate y un ninja, además de herrero. Su madre también, aunque ella prefería concentrarse en el Kenjutsu, así que era natural que su hijo acabara escogiendo el camino de las artes marciales, del ninjutsu, o de la forja ¿No?

No exactamente, pero casi.

En Kusagakure los jóvenes tienen la costumbre de salir con sus familias a cazar todos los veranos para sacrificar el animal más grande que encuentren al Dios del Bosque. Toshio nunca se perdía una y solía ir con sus mejores amigos: Tamao, un chiquillo tímido que solía hablar muy bajo, pero que incluso hoy en día es la persona más lista que conoce Toshio; y Yuki, una chica fuerte y habilidosa con mucho temperamento que por ese entonces era algo así como la líder del grupo.

Aquel año, a pesar de que los chicos todavía eran demasiado jóvenes como para haberse graduado de la academia ninja, Yuki tuvo la idea de perseguir a un gran animal que habían visto a la distancia. Los chicos protestaron y le dijeron que era una locura, pero simplemente era imposible hacer que cambiase de opinión.

Toshio y Tamao intentaron seguirle el ritmo, pero cuando llegaron ya era demasiado tarde. El animal era mucho más fuerte que ella, de hecho era mucho más fuerte que cualquiera de ellos, pero ahora estaba a punto de convertir a la chica en su aperitivo y no había manera de que la dejaran atrás, así que armado de valor, Toshio aprovechó que el animal estaba distraído para lanzarse hacia él por la espalda.

Cuando su cuchillo se clavó en el animal y consiguieron ahuyentarlo entre todos. Ese fue el preciso momento en el que decidió que quería ser un héroe.

Desde entonces el chico ha estado trabajando duramente. Entrenando y estudiando hasta que finalmente se convirtió en Genin, solo para seguir haciendo exactamente lo mismo, intentando cada día superarse un poco más.

Sus amigos no se quedaron atrás: Tamao se graduó junto a él y hoy en día trabaja como ninja médico, mientras Yuki ya estaba a años luz de distancia del resto apenas graduarse, ascendiendo a Chūnin apenas un año más tarde.

El Kurogane usualmente ayudaba en la forja, antes de entrenar junto a su amiga o sus padres para luego ir a estudiar junto a su amigo. Al menos una vez a la semana tomaba alguna misión e intentaba utilizar su tiempo libre para pasarlo con sus colegas. Incluso descubrió durante esos años que tenía afinidad con el Yoton ¡Eso le vino de maravilla en la forja!

A finales del año 219 se le asignó junto a sus padres y Yuki una misión rango C. Algo simple: tenían que capturar a unos animales salvajes en el País del Rayo. Todo fue bien de principio a fin, sin problemas.

Aunque si en realidad fuera así no estaría hablando de esa misión en específico ¿Verdad?

Durante el viaje de vuelta a casa, antes de siquiera llegar al País del Bosque, un estallido de chakra como nunca antes habían visto ocurrió de la nada entre el grupo, separándolos los unos de los otros y creando una enorme bestia donde hacía unos momentos estaban ellos.

Hoy en día se les conoce como Gebijuu, pero durante ese momento y en todos los sueños de Toshio desde ese entonces, esa cosa era la muerte hecha animal.

El padre de Toshio rápidamente recibió una herida que les impediría escapar de allí sin dejarlo atrás, cosa que no hicieron por mucho que él se los gritara. A partir de entonces la pelea fue muy corta.

Su padre fue el primero en caer, seguido de su madre y finalmente del propio chico, que hoy en día todavía no entiende por qué sigue vivo.

Dos meses después, el joven despertó herido, en el hospital de Kusagakure. Tamao fue el primero en verlo. De hecho fue uno de los médicos que se aseguraron que se recuperase, y también fue quien le explicó lo que había sucedido.

Había estado en coma durante tres meses, sus padres habían muerto, Yuki perdió un brazo protegiéndolo, el Jinchuuriki los traicionó y mató a Moyashi Kenzou: el mayor héroe que había en el mundo, y lo peor era que la bestia que los atacó no era la única que existía.

Toda esa información de golpe fue como un martillo para Toshio, solo que en lugar de forjarlo, lo destrozó por completo. El chico valoró la idea de dejar de ser ninja y de hecho lo hizo durante un tiempo para la decepción de su amiga, que realmente pensó que volvería a levantarse como usualmente lo hacía.

Tres meses más tarde, el joven escuchó como Yuki tomó una misión para enfrentarse a otra de esas bestias.

—Quiero pelear a su lado —se dijo—. No me lo perdonaré si muere peleando sola.

Pero si quería hacerlo, antes tenía que recuperar la forma.