Karamaru siguió con su movimiento tras el estrago que había hecho su rival sobre el puente. Había perdido su objetivo de no dejar la caña perder su posición, pero esperaba que aquello ayudase al calvo con sus estrategias. Al menos ahora yacía en el fondo del lago aún con su carnada esperando que al pez hambriento se enganchase en el pequeño filo de metal.

«Parece que no me ha visto»

Karamaru, tras la idea pensada, cambio su mentalidad con respecto a aquel combate. Ya no lo dominaba la emoción de darse golpes, si no aprender cómo actúa un hombre que pasó a segunda ronda. Si pudo aprender algunos movimientos de taijutsu de su compatriota Kaido, tal vez también podía aprender algo sobre rastreo de un kusajin.

«No se me ocurre qué hacer, ¿Cómo lo tomaré desprevenido desde esta posición?»- estuvo a punto de toser, resintiendose de la sustancia que le habían lanzado al principio del combate, pero se la aguantó lo mejor posible para no hacer obvia su posicion.

A oídos del morocho solamente llegaría una profunda inhalación mezclada con el ruido del viento. Un sonido muy leve que solamente perseguría el más desconfiado, o el más atento e inteligente. Tal vez la suerte del calvo se acabaría si Juro hacía memoria y prestaba atención a los pequeños detalles.

Pero Karamaru no aparecía. Solo había silencio y silencio. Sus tres clones oscilaban y miraban de un lado a otro, aunque realmente no hacían nada. Era solo una sensación ilusoria.

Al final, Juro se hartó.

« Quizá un poco de presión no venga mal »

— ¡Karamaru! — exclamó, tratando de agudizar el oído ante cualquier respuesta del chico, por más leve que fuera, o movimiento — ¿¡Crees que estas en ventaja!? ¡Eso que has respirado es un veneno! ¡Cuánto más tiempo pasa, más te debilita! ¡Estoy seguro de que lo notas! ¡Si quieres pelear, sal!

Para Juro, por supuesto, eso no era del todo cierto. Era consciente más o menos del tiempo de acción de una persona media, y sabía que, por lo general, el efecto se acabaría en poco. Un minuto, quizá menos. Él no tenía ni idea del débil sistema inmunológico de Karamaru ante las toxinas, claro esta. Así pues, el chico pensó que, si lograba convencerle mientras los efectos aún durasen, podría sacarle de su escondite.

Pero después de tanto escondite, Juro siguió más que atento. Solo el bramido del viento le acariciaba. Pero no había nada mezclado con él. Nada que encontrar. Gracias al silencioso lugar, Juro sintió que hasta una pisada podría ser escuchada por él en ese momento de total concentración.

Así pues, a sus oídos llegó la inhalación. Juro giró su cabeza y trató de examinar el causante del ruido. Conforme se movía, sus clones también lo hacían, manteniendo la cobertura en las zonas que él no veía, "vigilando" las cuatro direcciones.

Sus ojos observaron, prestando atención a todo detalle, la zona por la que había provenido el ruido. Buscando cualquier cosa. Si sabía que estaba sobre el puente, es que había usado algun jutsu de camuflaje o ocultación. Tenía que tratar de encontrarlo.

Sus oidos, por otra parte, siguieron activos. Inmunizados contra el viento. A la espera de otro ruido, tanto delante suyo como a sus lados o la espalda. No descartaba que Karamaru intentase emboscarle aprovechando que mirase en otra dirección. El ruido lo delataría.

Estado de Juro

PV: –

CK: – + –

–

Inventario:
¤ Hitai-ate [Atada al cuello]
¤ Portaobjetos básico [5/10]

• Picadura de mosquito
  
• Mordisco de serpiente
  
• Veneno común
  
• Makimono
  
• Makimono

¤ Marioneta Básica [Atada en la cintura]

• 
  

  Estado de Gen

  
  PV:

  40/40

  –
  
  Inventario:
  
  ¤ Cuchillas Acoplables X 2 [2/2 ranuras acoplables para cuchilla]
  ¤ Bola de Fuego Marionetista [3/3 espacios lanzadores palma de la mano]
  ¤ Bola de Humo Marionetista [1/1 lanzador en la boca]
  ¤ Escudo Retráctil [20/20 PV] [espacio único pecho]
  

Técnicas utilizadas:



Posibles daños:

Definitivamente el morocho de Kusa no tenía ni una más mínima idea sobre donde podría encontrar al calvo, pero si sabía que el gas inicial lo había perjudicado. Y era obvio, el dueño de aquello tenía que saber de sobra el efecto de agotamiento y molestia que causaba sobre el cuerpo de la víctima. El calor en el pecho y los pulmones era lo que más sentía el monje escondido.

Tenía su sistema contaminado, aquel misterioso gas terminó por ser un veneno como esperaba Karamaru. ¿Qué otra cosa podría dañarlo de aquella manera? Lo imaginó y acertó a pesar de nunca haber caído a los efectos de tales sustancias.

«Claro que lo sé»- pensó mientras se tapaba la boca con el antebrazo para evitar toser- «Pero tengo que arriesgarme»

El calvo realizó movimientos muy lentos sufriendo la fuerza que debía de hacer para no sobrepasarse y hacer que lo escuchara. Sudó gota gorda y sus brazos temblaron, pero consiguió acomodarse en una mejor posición para poder ver qué era lo que Juro hacía segundo a segundo.

Una pequeña y fugaz mirada le dio el panorama de un morocho que nuevamente había utilizado a sus clones. Pero no podía permanecer viéndolos permanentemente, si lo hacía lo detectarían y no se lo podía permitir. Debería esperar, tratar de echar otro vistazo pasado un rato, porque ya había tenido suerte la primera vez. Asomó la cabeza en un ángulo complicado para uno de los tantos morochos que se molestó más en ver al frente y no en otra dirección.

Silencio. Más silencio. No sabía nada de él. Ninguna respuesta.

« Creo que no funciona la presión »

Juro esperó. ¿Qué debería hacer? ¿Lanzarse? ¿Esperar?

Supuso que el veneno le haría más daño. Un poco más al menos. Debería jugar al desgaste, antes de que se terminase. Quizá cuando pasase el efecto se sintiese con más fuerza y le atacase. No sabía que iba a pasar, pero esperar le estaba cansando ya. No podía cometer una imprudencia.

Así que se mantuvo. No logró verle ni escuchar el sonido. Puede que no se encontrase en el puente después de todo. Igual se había escondido debajo.

No le quedo más remedio que continuar, con el ojo avizor y el oido en activo. Ya tendría que aparecer, supuso. Aunque fuese para caer en su estrategia.

Se atrevió a desviar la mirada hacia las barandillas del puente, esperando que Karamaru estuviese escondido bajo ellas en algún momento. Si no estaba ahí, ya no sabría donde buscar.

Estado de Juro

PV: –

CK: – + –

–

Inventario:
¤ Hitai-ate [Atada al cuello]
¤ Portaobjetos básico [5/10]

• Picadura de mosquito
  
• Mordisco de serpiente
  
• Veneno común
  
• Makimono
  
• Makimono

¤ Marioneta Básica [Atada en la cintura]

• 
  

  Estado de Gen

  
  PV:

  40/40

  –
  
  Inventario:
  
  ¤ Cuchillas Acoplables X 2 [2/2 ranuras acoplables para cuchilla]
  ¤ Bola de Fuego Marionetista [3/3 espacios lanzadores palma de la mano]
  ¤ Bola de Humo Marionetista [1/1 lanzador en la boca]
  ¤ Escudo Retráctil [20/20 PV] [espacio único pecho]
  

Técnicas utilizadas:



Posibles daños:

Karamaru hecho una fugaz mirada, una vez más, en la casi una de los Juro lo llegaba a ver. Y en ese nuevo panorama que se había hecho de la situación en el puente se dio cuenta que era igual al anterior. El morocho y sus clones seguían en la misma posición, observando, y no parecía que aquello fue a cambiar.

«¿En serio? Que poco activo eres muchacho...»

De un momento a otro el kusajin podría ver una calva asomando a gran velocidad por una de las barandillas del puentes. Karamaru había aparecido, pero estaba lejos de tomar posiciones ofensivas, sino que se limitó a cruzar sus brazos sobre la barandilla y sostenerse.

¿Cómo es que no me encuentras?- reprochó como niño jugando a las escondidas.

¿Has pasado a segunda ro... cof... cof...- la tos interrumpió sus palabras- ...ronda quedándote quieto?

«Quieto no, cauteloso»

Karamaru tuvo que realizar aquella intervención porque no sabía como proseguir, que hueco utilizar para entrar con toda su furia. Esperaba que Juro se pusiera en una posición vulnerable y terminó por no hacerlo, el monje se dio cuenta que le faltaba tener un repertorio más amplio para situaciones como esas.

No me siento tan bien como para entrar en combate cuerpo a cuerpo- admitió por la molestia del veneno largando un suspiro de cansancio- Y la verdad.... tampoco a distancia.

Tenía ganas de tirarse a descansar y hacer reposo hasta que aquel veneno se limpiara de su sistema. Se sentía débil y adolorido, y esas dos sensaciones no le gustaban ni en lo más mínimo.

De repente, el calvo que tanto buscaba por fin apareció. Sin embargo, esperó una ofensiva que nunca llegó: Karamaru no le atacó. Se limitó a quedarse sobre la barandilla de brazos cruzados, sosteniendo su cuerpo. Tuvo suerte. Juro podría haberle saltado al cuello si no supiese moderarse.

¿Has pasado a segunda ro... cof... cof.....ronda quedándote quieto?

— No tengo porque exponerme a buscarte. Se supone que tú tenías que emboscarme habiéndote escondido así — protestó Juro, claramente indignado por el comportamiento del chico —. Además, mira como estas. La ventaja era mía.

Pero Karamaru parecía incluso más afectado por su veneno de lo que él mismo esperaba. Juro se puso serio al instante y abandonó aquel tonto pique.

No me siento tan bien como para entrar en combate cuerpo a cuerpo. Y la verdad.... tampoco a distancia.

— Podemos descansar, ya es suficiente — dijo, levantando ambas manos en señal de paz —. No tenemos que matarnos en una pelea de entrenamiento.

El calvo usó sus brazos para hacer fuerza y elevarse. Pasó sus piernas por sobre la barandilla y luego se sentó en ella, largando un suspiro de cansancio tras agradarle la idea de detener el combate. Si se estuviese jugando algo importante, si el combate fuese parte de una misión o del, para él, pasado torneo, hubiese continuado peleando aún con la molestia. Pero este caso no cumplía esos requisitos y prefería detenerse.

G-gracias, esa c-cosa realm-mente me es-sta afec-ctando.- dijo tosiendo, tapándose la boca con su antebrazo.

Karamaru tenía ganas de saber de qué era capaz el morocho tras librarse del peso en su espalda, que tan veloz se podría volver en un combate cuerpo a cuerpo, pero las condiciones no lo ameritaban. Tendría que esperar a la próxima vez que se encontrasen y esquivar aquel maldito veneno que le había lanzado.

«Ahora que lo pienso... ¿Combate de entrenamiento y el hombre lanzando veneno?»

Solo encontraba dos posibilidades pensando rápido, que no se estaba tomando aquello como un entrenamiento, o que supiese de algunas capacidades limitadas de la sustancia.

Uf..- se pasó el antebrazo vendado por la frente para sacarse un poco de transpiración y un poco de agua del lago- Al menos me moví un poco, aunque... cof... podría haber hecho mucho más.

» ¿Qué es ese veneno que me lanzaste?- se animó a preguntar- ¿Tengo que ir corriendo a buscar un médico? Porque realmente me está molestando.

Karamaru salió de aquella extraña posición al escuchar a Juro. Se sentó en la barandilla, pareciendo agotado. Incluso le agradeció, ya que su veneno le estaba afectando. Juro pestañeó, casi perplejo. Nunca a nadie le había afectado tanto aquel veneno. Era muy débil.

« O es muy quejica o es un debilucho... »

Juro, inmerso en sus pensamientos, no le escuchó realmente hasta que Karamaru le preguntó por la sustancia que le había lanzado, el famoso veneno.

» ¿Qué es ese veneno que me lanzaste? ¿Tengo que ir corriendo a buscar un médico? Porque realmente me está molestando.

— Tranquilo, es un combate de entrenamiento. Te lancé el veneno más débil que tenía. No te hará mucho más que eso — confirmó Juro, con una sonrisa. Podía parecer era un farol, pero iba en serio. Entonces, se atrevió a ir más allá —. Podrías haberte quedado en el sitio tras haber respirado alguna de mis preciosidades... Realmente fue útil para el torneo.

Pensó durante unos segundos en Rain revolviéndose de dolor tras haber probado un poco de su veneno "picadura de mosquito". Si eso le afectaba tanto a Karamaru, no quiso ni pensar que le ocurriría con eso.

Aunque...

— Oye. Realmente te esta afectando — murmuró Juro, poco después. Se llevó una mano al mentón, pensativo —. No es por quitar merito a mi veneno, pero realmente te lancé uno débil. A estas alturas, sus efectos deberían haberse paliado, o mitigado del todo.

Te lancé el veneno más débil que tenía.

«El más.... Hijo e' puta, ni me imagino los otros»

Karamaru no pudo evitar mostrar una cara de asombro y una sonrisa de sorprendido ante tales declaraciones. Parecía ser que el uso de los venenos era su forma de batallar y manejarse en el mundo shinobi, otra explicación no encontraba Karamaru al saber de que poseía varias de aquellas "preciosidades".

...pero realmente te lancé uno débil.

La misma cara de asombro se volvió a reflejar en su rostro.

...sus efectos deberían haberse paliado, o mitigado del todo.

Si no sabes vos y menos voy a saber- respondió casi riendo para luego volver a toser- ¿Acostumbras hacerle esto a muchas personas? Espero que sepas lo molesto que es, pero parece ser bastante efectivo.

«Aunque esta bien que es una estrategia más, ¿No?»

El calvo se bajó de la barandilla y se desperezó estirando los brazos, mantuvo un rato la mirada perdida en el agua para luego volver a ver el rostro del morocho.

Karamaru pareció mostrarse hasta sorprendido por las declaraciones de Juro. Ya fuese porque le había dicho que un veneno como tal — que tanto daño parecía estar haciendole — solo era una versión muy debil, o por el hecho de que él mismo no tuviese ni idea de porque le pasaba eso.

Quizá fuese muy poco profesional. Pero que se le iba a hacer. Solo era un genin que tonteaba con esas cosas.

Si no sabes vos y menos voy a saber — dijo, entre tos y tos, cosa que le hizo sentir aún peor —
¿Acostumbras hacerle esto a muchas personas? Espero que sepas lo molesto que es, pero parece ser bastante efectivo.

No supo identificar si estaba enfadado, colerico o el veneno se le había ido de las manos y ahora estaba afectando a su cerebro y le provocaba delirios. De igual forma, eso le ofendió.

— ¡Pues claro que lo he probado con más humanos! ¡Lo usé en el torneo y mi rival esta perfectamente! — exclamó, indignado. Rain no murió, claro que no. Eso ya probaba todo. ¿No? —. Por eso se lo que aproximadamente tarda en hacer efecto en una persona y cuando dura. También sé lo que se siente.

Su hermana se había encargado de eso. Para poder aprovechar un veneno, debía saber que clase de efecto tenía que provocar en su rival... y para eso, tendría que saber lo que se sentía. Ella se encargó muy bien de eso, definitivamente. Aún tenía cierto malestar por las experiencias que el hizo pasar.

— Nunca había pasado algo así... ¿Tienes alguna clase de alergia a hierbas o toxinas? — preguntó Juro, tratando de retener el miedo por su pregunta.

Si decía que si, ya podría barajar la posibilidad de correr a buscar un médico, porque sería grave.

«Jo puta, ¿En serio?» el hombre estaba acostumbrado a lanzar venenos a la gente como si fuese nada, esas cosas eran una mierda bastante importante. Pero más que eso, al calvo le llamó la atención el hecho de que lo usase en el torneo y su victoria con tales acciones. Y aún más que eso, el hecho de que no le haya tocado enfrentarse a él, porque estaba seguro que hubiese perdido por culpa de aquellos venenos.

«Pff, el más débil» seguía pensando una y otra vez acerca de la misma declaración.

¿Tienes alguna clase de alergia a hierbas o toxinas?

No que yo sepa- replicó rápidamente- ¿Existe eso? Pobre del que te enfrente teniendo esos problemas.

Si tan solo supiera.

El monje se levantó de un salto de la barandilla sintiendo un dolor ya bastante menos intenso del que tenía hacía unos minutos. Se desperezó, frotándose luego los ojos con las manos, y sin previo aviso se lanzó al agua salpicando los alrededores y buceó durante unos segundos.

Juro lo vería aparecer nuevamente con una sonrisa en el rostro y una caña de pescar en la mano. En el hilo, en el borde del hilo, donde debería estar la carnada, ahora se encontraba un pequeño pez rojizo y de ojos saltones. Si hubiese podido, el cenobita hubiese vuelto bailando a la par que nadaba.

¡Mira esto!- brazo en alto como quien levanta un trofeo y el animal todavía tratando de liberarse con aquellos movimientos bruscos que parecían espamos.

No que yo sepa ¿Existe eso? Pobre del que te enfrente teniendo esos problemas.

Juro respiró, aliviado. Una alergia a las toxinas o a alguna hierba podría ser muy muy grave. Según que veneno, incluso podría matarle. Un ninja con debilidades así lo debería de tener muy jodido.

Kamaru pronto dejó de mostrarse realmente herido por el veneno. Quizá había contado mal el tiempo. O se había prolongado un poco el efecto por vete tú a saber el que. De todas formas, el peligro de muerte ya parecía haber pasado, y el joven se movía sin problemas, e incluso sonreía.

« Menos mal... »

Karamaru repentinamente se arrojó al agua. Subió, poco después, sosteniendo un pez con su mano. Era rojo y tenía los ojos muy saltones. Juro no pudo evitar reír y aplaudir otra vez, tal y como había hecho nada más verle.

— ¡Bien hecho! — exclamó, a la par que aplaudía —. ¿Cómo lo has cogido sin la caña? ¡Que habilidad!

Juro estaba sorprendido. Después de todo, seguía siendo un niño. Sus ojos se abrían y miraba con pura curiosidad.

Karamaru subió nuevamente al puente, feliz de haber conseguido un pez y más feliz aún de que la molestia comenzaba a desaparecer. Miraba con orgullo lo que había cazado, aunque le seguía dando un poco de pena que aquel animal tuviese la boca cortada por un filo de metal.

¿Cómo lo has cogido sin la caña? ¡Que habilidad!

«¿Este está ciego o que mierda?» el monje lo miraba sin entender a qué se estaba refiriendo. Tal vez lo estaba jodiendo con el hecho de que lo hubiese pescado por mera suerte.

Al menos puedo cumplir algunas cosas de las que me propongo- contestó ignorando las palabras sin sentido del morocho- Aunque es tiempo de devolverlo.

Sacó con cuidado el pez del metal y se asomó por la barandilla del puente para acercar sus manos al agua y dejarlo caer suavemente. Le costó un poco evitar que se escapase con sus movimientos de entre sus manos, no quería apretar de más, pero todo pareció ir de manera perfecta.

¿Has escuchado sobre aquellos exámenes chunnin? ¿Irás?- quedó con sus antebrazos apoyados en la barandilla del puente, con la espalda erguida, los dedos cruzados y la mirada seria perdida en el borde del lago.

Juro observó el ambiente, algo distraído. Las aguas del lago se mantenían en calma, como si nunca hubiese habido ninguna pelea ahí. Afortunadamente, esta vez ningun remolino se lo tragó. Todo parecía agradable.

¿Has escuchado sobre aquellos exámenes chunnin? ¿Irás?

Juro se volvió, sorprendido. Claro que había escuchado algo. Un examen para ascender de rango, de tiempo indefinido — o al menos, él no había averiguado cuando — al que podría entrar haciendo una cantidad de misiones determinada. En su caso, tenía que hacer más si quisiera participar.

— Algo escuche — dijo, sin dar demasiados detalles —. Tengo que preparar un par de cosas, pero si todo me sale bien, estaré encantando de ir.

Volvió a mirar el lago unos momentos. Ya sabía la respuesta, pero igualmente preguntaría.

— Supongo que te veré por ahí. ¿No es así? — dijo, con media sonrisa.

Supongo que te veré por ahí. ¿No es así?

La misma duda pensaba el calvo día tras día luego de enterarse del anuncio. Para ser parte de unos exámenes de aquel nivel debía de ser fuerte, debía de poder defenderse por si mismo y formarse como un shinobi hecho y derecho frío de mente y correcto de alma.

La parte mental podría ser más subjetivo, y tal vez un poco más permisivo, pero Karamaru sabía, dado como se dio su actuación en el torneo, que debía de avanzar demasiado en el aspecto físico y técnico como shinobi. Esos mismo exámenes actuaban como objetivo, junto a la depresión por la derrota, para entrenar hasta que el cuerpo diga basta y más..

Ya sabes, hay bastantes requisitos que cumplir para poder ser parte.

«Incluyendo los personales»

» No sé si podré hacerlos a tiempo, pero de hacerlo de seguro me verás por ahí.

Karamaru se dio cuenta en aquel momento que la tos había pasado y que la molestia corporal también. Aquel veneno tenía cierta duración, una pequeña debilidad ante tanto impacto que le había causado, y era bueno saberlo por si se llegaba a cruzar a Juro en instancias más importantes y decisivas que aquel combate de entrenamiento.

Nos vemos, supongo. Un placer haber combatido contigo Juro.- una leve reverencia a modo de agradecimiento siguió a sus palabras y, tras eso, tomó su caña de pescar decidido a volver por el camino que había llegado, si el kusajin no tenía nada que objetar.