Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
La electricidad de Chika creada por aquella técnica, cayó como el rayo que era para convertirse en un poderoso trueno que golpearía a ambos bandidos. El líder parecía haber llegado al límite y se desplomó contra el suelo dejando caer su porra mientras una pequeña humareda salia de su cuerpo. Por otro lado, el otro bandido todavía seguía en pie, aunque bastante mal herido, y aprovecharía el hecho de no poder cambiar de dirección en el aire, para cortar por el torso a la genin con su arma ( 40 PV).
Se le veía visiblemente nervioso, sosteniendo el arma con las dos manos mientras apretaba los dientes y fruncia el ceño, dispuesto a seguir hasta que su cuerpo no pudiera más.
Fëng por su lado, peleaba sin que ninguno de ellos apenas si quiera llegar a rozarle. Arrebató el kusarigama y lo dejo caer en el suelo, mientras ambos se abalanzaron a la vez sobre ella, para golpearla. Uno de los matones intentó golpearla en la cabeza, y con total sencillez no solo lo esquivó, si no que le propinó un codazo para redirigir el golpe contra el otro hombre, y aprovechar para dar una patada en el costado a este obligándolo a caer sobre el otro.
3/08/2021, 19:37 (Última modificación: 3/08/2021, 19:38 por Kaminari Chika.)
Aquella pequeña panda de psicopatas no se rendía. Chika sabía que su jugada era arriesgada pero esperaba que de verdad se rindieran después de eso. Su líder estaba chisporroteando en el suelo y estaba claro que iban a perder. ¿Hasta donde llegaba su deseo de robar a inocentes? Entendía cuando heroes resistían por el bien o por salvar a alguien, pero ¿por qué resistían estos cabezahuecas?
No pudo hacer nada por evitar el corte del bandido, esta vez no había sitio al que huir mientras caía. Intentó moverse al caer para mitigarlo, pero se llevó un corte de lado a lado del abdomen.
— ¡¿Pero por qué sois tan idiotas?!
Saltó hacia atrás mientras cargaba chakra en las piernas, chakra que le serviría para saltar hacia delante en cuanto cayera. Se lanzaría con la pierna por delante buscando golpear al bandido que acababa de cortarla. Si impactaba, sonaría un fuerte estruendo que resonaría por todo el lugar como si acabase de caer un trueno.
— ¡Vuestro líder ha caido! ¡Dejad de hacer el idiota y rendios!
Gritaría sin dejar de sujetarse donde la habían cortado.
- PV:
100/140
–
-40
–
- CK:
24/100
–
-24
–
- Daño provocado: 40 PV
- Acciones ocultas:
¤ Dynamic Entry ¤ Entrada Dinámica - Tipo: Ofensivo - Rango: D - Requisitos:Taijutsu 20 - Gastos: 24 CK - Daños: 40 PV - Efectos adicionales: - - Carga: 3 - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: El impulso de velocidad en el aire puede hacerse desde 10 metros.
—Esta técnica consiste básicamente en que el usuario atice una patada voladora en la cara del oponente, a una velocidad considerable y desde cierta distancia, en ocasiones haciendo acto de aparición en escena y pillándolo por sorpresa. Normalmente, se suele usar un kunai como distracción para aprovechar el momento de despiste del adversario y asestar el golpe. Para aumentar la sorpresa de la técnica, el usuario puede gritar su nombre dramáticamente mientras la ejecuta.
Alterador (Thunderous Entry): Para aumentar el carácter dramático de la técnica, se concentra chakra eléctrico en las plantas de los pies para imitar el sonido de un trueno al impulsarse hacia el oponente y de nuevo al golpear.
4/08/2021, 15:09 (Última modificación: 4/08/2021, 15:10 por Zhaoren Lyndis. Editado 1 vez en total.)
Tras el trueno que cayó al líder, un segundo pareció seguirlo segundos después pero esta vez dirigido contra el segundo al mando, que recibió una patada en el torso que lo dejaría también derrotado en el suelo a varios metros de su líder. Sería entonces cuando uno de los hermanos, el más bajo de ellos, se acercaría hasta Chika, bastante alterado y posteriormente el más grande.
—¡L-La vasija, d-debe de haber otra vasija! — Le gritó para después mirar a los lados sin cambiar de parecer.
En el otro combate, Fëng se interponia entre el mediano y los otros dos bandidos.
— ¡Solo tenías que pagar la recompensa, y te devolveriamos la otra vasija! ¡Ahora te vas a ir al infierno con tus padres! — recogería la parte de la lanza la cual todavía sostenía el punzante acero, dispuesto a atravesarle mientras el otro se dirigía contra la mujer ciega.
Fëng giraria entonces sobre ella misma, extendiendo las manos hacia delante expulsando desde ese mismo sitio una fuerte corriente de aire ( 50 [PV), dejando fuera de juego también al matón que portaba aquella improvisada arma al golpearse contra la pared de la montaña. El bandido restante se abalanzó sobre ella al haberse quedado en una posición tan expuesta, agarrándola por debajo de las axilas y debajo sus brazos en alto. La morena respondió en el acto, pisando su pie ( 21 PV) y agarrándole de uno de sus brazos forzando a que cayera al suelo mientras apretaba para evitar que el dolor le hiciera seguir peleando (21 [PV por la llave).
— Que poca vergüenza, ni si quiera a los muertos respetais por un puñado de asquerosas monedas — añadiria mientras se mantenía con una rodilla en la ancha espalda del bandido, y con una mano forzaba a que el brazo estuviera detras algo retorcido.
· Shinobi Kumite ¤ Fūton: Reppūshō ¤ Elemento Viento: Palma del Vendaval - Tipo: Ofensivo (contundente) - Rango: C - Requisitos:Fūton 25 - Gastos: 15 CK (multiplicable x2) - Daños: 25 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: Serpiente → Carnero → Jabalí → Caballo → Pájaro → Palmada - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Tras realizar los sellos necesarios, el usuario da una palmada y comprime chakra de viento a su alrededor, creando un poderoso vendaval con la suficiente potencia como para derribar a un oponente.
Esta técnica puede utilizarse con una o dos manos y tiene diversas funciones: entre ellas dañar a un oponente a cortas distancias, usarlas sobre armas pequeñas arrojadizas para aumentar su velocidad hasta el triple durante 10 metros o incluso utilizarse sobre otras personas para impulsarlas en el aire a gran velocidad durante la misma distancia.
Cuando se giró a ver a los otros bandidos, vio a uno volando por ahí y a otro siendo completamente destroza en combate mano a mano por Fëng. Ahora sí que estaba segura de que fuese completamente ciega. Había oído de gente que tenía los ojos blancos pero veían mejor que nadie. La cosa era que Fëng no parecía fijar la mirada nunca, solo se movía justo como tenía que hacerlo.
Apartó la mirada cuando le llegaron los dos hermanos, ahora buscando ayuda cuando las habían traicionado hace un segundo, casi literalmente. Sin embargo, Chika, doblada y sujetandose el corte con un brazo, se acercó a ayudarles.
—¡L-La vasija, d-debe de haber otra vasija!
— N-no la llevaran encima... Supongo que la habrán dejado donde su escondite.
Señaló a los recovecos de los que habían aparecido los bandidos, igual alguno conducía a su guarida. Unos bandidos de ese calibre tendrían una guarida por las cercanías. Chika no se movería demasiado del sitio, había hecho demasiado esfuerzo para el corte tan feo que se acababa de llevar. Aún necesitaría un segundo para recuperarse y Fëng no parecía necesitar su ayuda.
— Atadlos, este se viene con nosotros — Fëng volvería a reunir al grupo con el hermano mediano tras ella sosteniendo la vasija del principio.
— ¿¡C-C-Como tienes tanta fuerza!? — Preguntó completamente incrédulo, siendo forzado a caminar mientras la chica solo lo forzaba apretandole una muñeca contra la espalda.
— S-Señorita... L-La chica esta herida también — dijo el mediano, alertando al más bajo que había ignorado por completo ese hecho, al estar absorto en por buscar la otra pieza de cerámica.
— ¿Estás bien? ¿P-Puedes caminar? Creo que tengo algo para... — Comenzaría a buscar en el interior de las mangas de su ancha camisa, bastante nervioso y asustado, pero la ciega volvería a interrumpirlos.
— ¿Os han robado otra, no?
— S-Si... Es donde esta nuestra madre... — Contestaría el grandullon apenado.
— Su escondite no andara seguramente muy lejos, y este amable caballero seguro que nos ayuda a encontrarlo
— ¡Que os...! ¡AAAGH!
— Yo no respondería así a alguien que todavía puede partirte la muñeca — diría sonriente.
Chika se levantó como pudo, ahora más recuperada. Tenía bastante sangre en el brazo, de sujetarse la herida, y en la ropa, pero parecía que había dejado de sangrar rápidamente.
— E-Estoy bien, no os preocupeis. Solo... caminaré encorvada un rato. — tal como había dicho, al andar se quedaba ligeramente jorobada.
Si se ponía recta igual se le reabría la herida. Fijo su mirada en Fëng, quien estaba agarrando a uno de los bandidos como si nada.
— ¿Quien eres, Fëng? Sabes pelear como una kunoichi, pero no llevas bandana... — Chika tragó saliva, lo que iba a decir no iba a ser bonito. — ¿Eres de Dragón Rojo?
Una gota de sudor frio recorrió la sien de la amejin. ¿Qué iba a hacer si le decía que sí? No estaba en posición de hacer nada y Fëng no parecía una oponente que pudiese vencer aunque no estuviese herida.
"Dragon Rojo" y tras esas palabras, todos entraron en tensión. Chika, el trio de hermanos, incluso el bandido que tenía sujeto.
— ¿Dragon qué? — Ladeó la cabeza extrañada. — Ya te lo dije, busco la divinidad y entreno para buscar esa perfección — pateó la parte trasera del bandido, dejandolo caer al suelo. — ¿Nos vas a decir donde esta la otra pieza de cerámica, o te tiro ladera abajo?
Aquel hombre tragó saliva, y se incorporó mientras se acariciaba la muñeca completamente derrotado, y ahora superado con creces en número. El hermano más grandullón, había empezado a atar de pies y manos a dos de los que estaban inconscientes, ayudado del más bajito.
— M-Más adelante... H-Hay una roca que da a nuestra guarida
— ¡Perfecto! Pues llevanos hasta allí
— S-S-Sí... — Replicó volviendo a gesticular con la boca.
— ¿Dragon qué?Ya te lo dije, busco la divinidad y entreno para buscar esa perfección¿Nos vas a decir donde esta la otra pieza de cerámica, o te tiro ladera abajo?
— Sí, perdona. Es solo que... Nada, tengo algo pendiente con ellos y quería confirmarlo, supongo.
Ni ella misma entendía por qué había preguntado. Por el subidón de la adrenalina supuso. Era completamente imposible que alguien buena como Fëng fuese parte del culto al genocidio que era Dragon Rojo. Hizo un leve gesto de disculpa como pudo estando encorvada.
— Lo siento, ha sido maleducado por mi parte.
Después empezaron a apresurar al bandido para que desvelase su guarida. Chika se apresuró en seguirles para ayudar en lo que fuese posible algo más recuperada ya.
Aquel pobre bastardo accedió caminando bastante asustado, dirigiendosé a un lugar un poco más alejado de donde habían salido para emboscarles. Comenzó a empujar una roca con dificultad durante un breve momento, y esta cedió hacia un lado dejando al descubierto una cueva iluminada por algunas antorchas.
— Como intentes algo más... — Añadió dirigiendo su mirada vacía al bandido, que negó con sus manos entrando el primero y posteriormente Fëng.
No tardarían mucho en volver, con una vasija en las manos del bandido quien iba delante de Fëng otra vez. Los hermanos que habían terminado de atrar en los tobillos, y los brazos junto a casi todo el torso de los que estaban insconcientes, apartandolos a un lado del camino, se alegraron reconociéndo la otra pieza de cerámica casi en el momento.
— Q-Quise d-disuadirles de esto... P-Pero... L-Los muertos deben descansar en paz... E-Esto fue demasiado excesivo...
Estos respondieron de mala manera, obteniéndolo sin ninguna resistencia pero sin perder un mal gesto de desconfianza en su expresión sobre el único bandido que quedaba todavia consciente.
Viendo que Fëng tenía todo bajo control, Chika se quedó atrás vigilando la retaguardia. No sería raro que los bandidos tuviesen más compinches y estos los volvieran a emboscar. Sin embargo, todo parecía tranquilo.
La guarida de los bandidos tampoco era nada del otro mundo. Una pequeña cueva iluminada por antorchas oculta tras una roca, desde luego, no eran los bandidos más creativos del mundo. Podían haber puesto algún tipo de mecanismo para abrir la cueva algo más complejo, con poleas, codigos secretos o alguna cosa así. Tal vez esperaba mucho de simples bandidos.
Volvieron con la vasija y los hermanos ya habían atado al resto de bandidos. Recogieron su vasija de las manos del bandido de malas maneras.
— Bueno, ¿seguimos? — preguntó Chika señalando el camino que seguía subiendo por los escalones.
Al fin y al cabo, todos habían venido a subir hasta arriba, no a pelear con bandidos.
— ¡E-E-Espere por favor! ¡No quiero pelear más! — dijo casi suplicando, juntando las manos bajo la mirada de todo el grupo, en especial la de los hermanos quienes estaban bastante enfurecidos.
— ¡Es lo que te mereces, nos robasteis los restos de nuestra madre y nos amenazasteis con llevaros los de nuestro padre si no cumpliamos la deuda!
— ¡E-Era el jefe quien nos obligo, y-y-yo estuve en contra desde el principio! ¡Me parecía excesivo, se supone que solo atracariamos a los ricos, no a cualquier ciudadano de a pie!
—¡Mientes!
— No, para tu desgracia, no miente — añadió haciendo que todos se voltearan hacia ella. — Este hombre de verdad fue engañado ¿creíais que robabais a los ricos para dárselo a los pobres o algo así?
— C-C-Creía que si... O al principio fue así... Pero cada vez los atracos eran más violentos y... — Tragó saliva, algo tembloroso. — N-No sé como he hecho estos años para no acabar con las manos manchadas de sangre...
— Pero sigues sin tener la conciencia tranquila ¿no? — el bandido asintió, bastante apenado y Fëng se dirigió a Chika entonces. — Bueno, tu eres la máxima autoridad realmente aquí ¿qué crees que deberíamos hacer con él?
— ¡L-Lo siento, de verás! ¡Por favor perdonadme! — Se dirigió a los tres hermanos, que respondieron cada uno de forma distinta. El más alto parecía realmente apenado, intercambiando una mirada con el mas bajo que frunció el ceño pero luego lo relajó.
— Supongo que... Supongo que no tuviste otra opción — volvió a intercambiar la mirada con su hermano mayor, y esbozando ambos una débil sonrisa. — Por suerte todo ha acabado bien y... La gente puede cambiar... Así que...
— ¡Asi que nada! ¡¿Es que ya se os ha olvidado lo que ha hecho?! ¡¿Se os ha olvidado que ha perturbado a un muerto?! ¡¿Y nada más y nada menos que a vuestra madre?! ¡¿Sois imbéciles o que coño os pasa?! — Gritó volteándose a sus hermanos, quedando entre ellos y el arrepentido matón.
10/08/2021, 18:37 (Última modificación: 10/08/2021, 18:38 por Kaminari Chika.)
Chika se cruzó de brazos, observando la escena. No le había hecho caso absolutamente nadie. Era cierto que siempre había tenido el carisma de una patata en remojo, pero supuso que eso era por estar al lado de Kimi. Todo el mundo conocía a Kimi y todo el mundo iba a hablar con Kimi. A su lado, ella era la medusa decolorada mascota de Kimi.
Pero ahora veía que era un problema real. Era como si la ignorasen a proposito, como el dicho de ignorar el elefante de la habitación.
— Bueno, tu eres la máxima autoridad realmente aquí ¿qué crees que deberíamos hacer con él?
¡Oh, no! Fëng era capaz de ver elefantes. Por fin le hacían caso y era para decidir sobre algo de tremenda importancia. Chika se rascó la nuca, indecisa.
— Bueno, soy la máxima autoridad en esta piedra, pero la decisión no debería tomarla yo. La guardia de Notsuba o del País de la Tierra tendrá que decidir. Ni siquiera estamos en el País de la Tormenta, así que yo no tengo poder para decidir, solo para atizar.
Dicho eso, se estiró y esperó a que sus palabras cayesen sobre sus interlocutores.
— En fin, que deberíamos entregarlos a las autoridades locales y que ellas decidan quien es culpable y quien victima.
La chica carente de visión sonrió frente a la respuesta de Chika, conforme con sus palabras. Si como bien decia, no era quien del todo para impartir justicia si no una mano ejecutora, otros cargos serían los que se ocuparían de determinar el castigo de aquellos hombres.
— Tú — dijo señalando al único del grupo que quedaba en pie, que se señalo instintivamente asi mismo asustado. — Marchate e informa sobre estos criminales, no podemos dejarlos tampoco aquí a la interperie pues podría atacarles alguna bestia u otra gente, deberías entregarte de todas formas pero... Bueno, considera esto una segunda oportunidad, y evita que te reconozcan cuando despierten ¿si?
— ¡S-Si señorita, m-muchas gracias! — Pondria entonces pies en polvorosa, y comenzaría a descender por el camino que ellos habían tomado para ir a la cima.
— ¿¡V-Vas a dejarlo ir impune!?
— Si
— ¿¡Por qué!? ¡¿Y si lo que estaba diciendo era mentira, y si va a por más refuerzos?!
— Uhm, ciertamente eso podría ser un problema — dió una palmada, y entonces se reuniría con Chika, emprendiendo de nuevo la marcha. — En cualquier caso, es una prueba para él mismo
— ¿U-Una prueba? ¿¡Estás de coña!? — Añadiría nuevamente alterado.
— Claro, una prueba de autogobierno. Ese pobre hombre decía que solo seguía órdenes, y si comprendía que lo que estaba haciendo estaba mal, hará lo correcto — y tras ello, y la poca satisfecha respuesta de Fëng para el hermano mediano, comenzaría a caminar detras de Chika.
Fëng tomó las palabras de Chika y decidió por ella, lo cual fue todo un respiro para la peliazul. Los extorsionados no se lo tomaron demasiado bien y uno de ellos y Fëng discutieron brevemente mientras la kunoichi esperaba a que terminaran.
— ¿U-Una prueba? ¿¡Estás de coña!?
— Claro, una prueba de autogobierno. Ese pobre hombre decía que solo seguía órdenes, y si comprendía que lo que estaba haciendo estaba mal, hará lo correcto
Chika no añadió nada. Ya había dicho todo lo que tenía que decir. En cuanto Fëng empezó a caminar, ella la imitó, subiendo de nuevo las escaleras. Cuando estuviese lo suficientemente cerca como para susurrarle sin que los otros escuchasen lo que le dijese.
— ¿Crees que hemos hecho lo correcto, Fëng-san? — desde luego todo esto de impartir justicia era completamente nuevo para Chika.
Fëng no responderia a la joven peliazul hasta que avanzaran durante varios metros, que sería entonces cuando se giraría a ella ligeramente, apenas viendo su rostro por su larga melena oscura que tapaba la mitad de su cara.
— ¿Tú crees que has hecho lo correcto? ¿O lo que querias? Eso es todo lo que importa — dijo volviendo a centrar su mirada en el camino, aunque ella no era precisamente la que estaba viendo el camino. — Cualquiera de las dos opciones seguramente te carcomera, y no te dejará dormir pensando: ¿Y si hubiera cogido la otra? ¿No había otro camino? — Gesticularia con las manos.
— Pero, eso es lo que te ayuda a crecer — dijo el grandullón.
— Y te ayudara en un futuro, para tomar mejores decisiones, u otras más duras. Nosotros creemos que has hecho bien
— ¡Eh, que la que esta dando clases aquí soy yo! — Reiría en sintonía con los otros dos hermanos, aunque el mediano seguía aferrándose a una de las vasijas con frustración en el rostro.