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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
El calvo agachó la cabeza cuando el transeúnte no conocía el camino a Yachi. Parecía que después de todo su viaje se haría más largo de lo esperado. Al menos sabía algo, la voz que salió por debajo de aquel chubasquero negro era femenina, conversaba ahora con una mujer.

«¿Por qué yo siempre soy el raro? Empiezo a pensar que era mejor quedarme dentro del templo»- el calvo se reía solo en su cabeza mientras que la dama hablaba.

Perdón- respondió el calvo haciendo una leve reverencia.

No quería molestarla, solo ando un poco perdido. Si se me permite, ¿Qué hace una mujer por estos lares en solitario?

Karamaru trataba de mostrar un poco de amabilidad y de poder ser, ayudar a una persona, que eso siempre le gustaba. Ella tampoco sabía donde quedaba el pueblo más cercano así que probablemente estuviese perdida, o que se destino quedase muy lejos. De todas maneras, los caminos se podían convertir en peligrosos en tan solo segundos y no era bueno que una mujer indefensa se encontrara sola ante esa situación.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"  
-Maestro Yoda.


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#17
—Perdón— el encapuchado hizo una leve reverencia en señal de disculpa —No quería molestarla, solo ando un poco perdido. Si se me permite, ¿Qué hace una mujer por estos lares en solitario?

—Nada que a un extraño tenga porque saber— respondió la pelirosa cortantemente, aquella pregunta le había molestado mucho más de lo que su interlocutor podría haber esperado

"¿Qué se cree este tipo? ¿Qué por ser una chica no puedo viajar sola" quizás no había sido la intención del muchacho, pero a Izumi no le hacía ni pizca de gracia que la prejuzgarán de esa forma.

Desvió la mirada del chico hacia el camino, donde los buhoneros seguían alejándose poco a poco

—Mira, no tengo más tiempo para perder en tonterías— la joven echó a andar en la misma dirección que los comerciantes a paso rápido, no quería perderlos de vista. Estaba segura de que iban dirección Yachi

"Será mejor que me de prisa, si los pierdo estaré en problemas"

Mientras avanzaba, comenzó a escucharse un sonido similar a los de los cascos de caballos. Aunque sonaba lejano, parecía que iba acercándose desde su espalda "Quizás sea una diligencia..." se detuvo un momento para girarse y mirar hacia atrás y contemplo a lo lejos cinco jinetes que se aproximaban a toda velocidad "Eso no son viajeros" su deducción fue sencilla, pues portaban lanzas al ristre y espoleaban sus caballos con dureza para aumentar la velocidad "Esto son problemas... siempre igual" no sabía muy bien que intenciones podrían tener, pero lo que estaba claro es que no se quedaría allí quieta a averiguarlo "Tengo que alejarme todo lo que pueda, con un poco de suerte no seré yo su objetivo"

Izumi comenzó a correr todo lo rápido que sus piernas y el terreno le permitían, trataría de alejarse de allí todo lo posible.
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#18
El calvo se quedo como piedra ante tales respuestas de aquella dama. No dijo nada, no hizo nada, se limito a respirar y sorprenderse. Sin duda alguna era mujer de caracter fuerte, algo que al calvo le agradaba, pero a la vez no parecia muy amable. Tan solo queria llegar a Yachi y debia de cruzarse con malos tratos por el camino.

"Tal vez se enoje si le digo que...."-pero la mujer se adelanto a sus palabras.

Mira, no tengo más tiempo para perder en tonterías.

Comenzo a andar dejando a Karamaru alli parado, siguiendole con la mirada mientras se alejaba. Primero a paso rapido, luego de voltearse, corriendo. Varios jinetes armados se acercaban a la posicion, jinetes que esa mujer tenia como peligrosos. Si no, no se hubiese ido corriendo evitando los problemas.

El calvo por su parte, se quedo quiero en el lugar viendo como se acercaban los caballos y como, hacia el otro lado, veia a tres hombres caminando a la distancia. En que momento comenzaron a aparecer tantas personas de la nada el monje no sabia.

"Tal vez los jinetes o aquellos hombres sepan para donde queda Yachi"- el calvo comenzo a caminar, tratando de interceptar a los jinetes para preguntar, incluso si eso significaba tener que correr para alcanzarlos.

El segundo paso eran los otros tres hombres.
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#19
Nada más comenzar Izumi a correr, los tres buhoneros se giraron para observar de donde provenía aquel sonido que rompía la monotonía de la lluvia. A pesar de la distancia, en sus rostros se podía ver el horror y la preocupación antes de que se girasen y comenzarán a correr todo lo rápido que podían. Incluso comenzaron a deshacerse de la carga, arrojándola al suelo... la vida era más importante que su mercancía.

"Me lo imaginaba..." el actuar de los tres buhoneros que tenía justo delante, en el camino de huida, solo confirmaba sus sospechas. Esos jinetes no venían precisamente de paseo bajo la lluvia, eran asaltadores de caminos y no muy amistosos por la manera de espolear a sus caballos "Espero no haber llamado su atención" luchar no era la primera opción de la pelirosa, si podía escapar y evitar una confrontación.

El calvo, que había optado por ir al encuentro de los jinetes, se daría cuanta que tras los tres primeros venían entre diez o doce más. Armados con arcos y espadas de diferentes estilos.

Si el calvo se quedaba quieto, no tardarían mucho en llegar a su altura. De hecho, no solo a su altura, es que su ruta pasaba sobre el lugar donde se encontraba Karamaru. No frenarían, su idea era aplastar al primero y luego dar alcance al resto, ya tendrían tiempo de volver y registrar el cadáver de aquel tonto que no huía.
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#20
No todo parecia ser como era en la cabeza del calvo. En su mente esos tres jinetes eran guardias, mercenarios, al menos buena gente de la cual fiarse. La reaccion de la mujer que se habia cruzado, y de los tres hombres que estaban lejos en el camino, no fue otra que correr en direccion opuesta. Karamaru habai tardado en razonar y relacionar eso.

Unos cuantos muchos mas caballos con hombres armados aparecieron de la nada, incontables para la velocidad del momento. No parecian frenar, no parecian siquiera tener cara de querer hacer amigos y si se lo podian llevar puesto parecia que mejor.

"Oye...."

El calvo se lanzo hacia un costado cuando los caballos estuieron a unos metros de distancia. Rodo por el barro, ensuciando su tunica y parte de su ropa. Sus manos ahora estaban marrones y le costo limpiarse lo poquito que habia llegado a manchar su cara. Se sacudio y se limpio todo lo posible.

No solo no llegaba a Yachi sino que tambien ahora se encontraba con mala gente. Eran demasiados para hacerles frente, ni siquiera sabia si los que estaban mal en toda esa situacion eran los jinetes o los tres hombres o la mujer con la que habia hablado. De momento lo mejor era quedarse al margen y seguir con la mirada todo lo que sucedia.
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#21
El calvo había conseguido esquivar por muy poco a los tres primeros jinetes, pero si no se quitaba de en medio los otros tantos que venían detrás terminarían el trabajo que sus compañeros habían iniciado.

Izumi había conseguido adelantar a los tres buhoneros, ahora iba a la cabeza de la huida lanzando fugaces miradas hacia atrás con la esperanza de que parasen en algún momento "Quizás se detengan donde dejaron la mercancía..." sin embargo, los jinetes pasaron de largo "Vaya mierda, vienen a por nosotros" al parecer no tenían ninguna intención de dejar a nadie escapar, no era simples ladrones.

Ahora mismo la opción de correr hasta el infinito le parecía absurda, eran caballos y tarde o temprano acabarían atrapándola "Aún así son demasiados" la otra opción era huir por el cañón, pero eran paredes muy verticales de roca y barro "Mierda... siguen siendo demasiados"

¡¡¡AGHHHHHHHHHH!!! los jinetes habían alcanzado a los buhoneros, uno había sido traspasado de lado a lado por una lanza, mientras que los otros dos habían sido aplastados por los caballos. La pelirosa pudo sentir como los huesos de esa pobre gente se quebraban bajo el sonido sordo de aquellas poderosas pisadas

En ese instante, la chica entendió que no había escapatoria posible "No pienso morir aquí" el sonido de los caballos se aproximaba cada más y más, ya casi que podía sentir la respiración de los animales y las risas de sus jinetes. Lanzó una mirada hacia atrás y pudo ver como solo uno de los tres jinetes seguía tras ella "Me subestiman... genial, una ventaja" siguió avanzando un poco más y volvió a mirar hacia atrás "¡Ahora!"

Izumi giró sobre sus talones mientras desenvainaba la katana, se agachó lo justo para que la lanza pasase sobre su cabeza arrancándole la capucha. sus cabellos rosados hondearon al viento mientras su katana cortaba las piernas del caballo, provocando una lluvia de sangre tras de sí. El relincho de dolor del pobre animal se fundió con el de su jinete, al deplomarse junto con su caballo en una caída frontal.

Hombre y animal, rodaron por el suelo. El tipo, no volvió a levantarse, debía de haberse roto el cuello al caer de frente. El animal, si embargo, relinchaba de dolor mientras se retorcía en el suelo.

La chica recuperó la verticalidad, empuñando el arma con ambas manos y lanzando una mirada desafiante al frente

—¡¡¡MIERDA, KURO!!!— gritó uno de los otros dos jinetes, antes de espolear a su animal para dar alcance a la chica

Mientras todo esto sucedía, Karamaru tenía sus propios problemas. Los otros jinetes se le echaban encima y tres de ellos se habían separado para darle la misma suerte que a los tres buhoneros.


Puedes manejar a los jinetes si te apetece brother, este tema es para divertirse
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#22
El calvo quedo sentado en el piso tras el pase de los tres primeros jinetes que lideraban la carga. Poco caso le habian hecho, el objetivo eran las cuatro personas que por alli corrían. No sabia muy bien que pensar, si actuar o no, que quien era el malo y quien el bueno o ninguna de las dos, todo era muy raro y sentia que estaba en una escena en la que no correspondia. ¿Donde habia quedado aquel viaje simple a Yachi para luego ir a Minori?

Pero en pocos segundos se dio cuenta de la bestialidad con la que actuaban aquellos jinetes. Un empalado y dos aplastados, murieron tres de los perseguidos. La compañia: risas por parte de los jinetes.

"¿Se rien matando gente?"- se cuestionaba el calvo sin poder creerlo.

Pero en cuanto se quiso dar cuenta, tres jinetes del fondo del pelotón se desviaron de su camino para darle caza a un Karamaru que se encontraba al borde del abismo, definitivamente formaba parte de los objetivos.

Tres lanzas de metal empezaron la embestida, la corta embestida. Karamaru se movió, intentó esquivarlos arrastrandose hacia atrás hasta que el terreno le falló tras un leve movimiento de apenas centímetros. El calvo estaba en el borde del abismo y no se había enterado. La derecha se hundió en la nada y tras ella, todo su cuerpo comenzó a descender. Giró en el aire, dio una algunas cuantas vueltas y terminó cayendo sobre sus piernas que amortiguaron un poco el golpe. Dolían, a un punto en el que apenas se podía mover y caminar, pero al menos la distancia que había recorrido cayendo no había sido lo suficientemente grande como para poder hacerse heridas graves.

Ahora se encontraba encerrado en un pequeño peñasco, alejado de todo y hundido unos pocos metros bajo la altura de los caballos y la mujer. Los tres hombres armados deberían de desmontar y buscar la forma de bajar si es que querían atrapar al calvo.
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#23
Izumi miraba desafiante los otros dos jinetes, se sentía enorme en aquel momento. La sensación de su katana atravesando hueso y músculo le había resultado increíble "¿Así se siente cuando se corta?" no podía evitar que su mano le temblará levemente de emoción, todos esos años entrenando, imaginando como debía de sentirse un corte para replicarlo a la perfección y ahora lo había probado "Asombroso..." en aquel momento estaba como en una nube, había perdido el miedo por un instante.

—¡¡¡MIERDA, KURO!!!— aquel grito la haría volver de nuevo a la tierra, estaba en problemas y no tenía tiempo para regodearse.

El siguiente jinete se aproximaba a toda velocidad, mientras el resto de su banda seguía avanzando. "Mierda..." la joven realizó sellos con una mano mientras recogía aire en sus pulmones, tras terminar expelió una rafaga de viento directa al bandido que se abalanzaba sobre ella y su caballo. Provocando que el animal se encabritara tirando a su jinete al suelo "No me queda más remedio" sin ninguna salida, se vio abocada a tomar el cañón como vía de escape.

Salió corriendo hacia su izquierda mientras envainaba su katana, el ladrón caído se recuperaba y el otro comenzaba a cargar también, llegando al borde del acantilado. Se detuvo un segundo, miró hacia abajo y sin más comenzó a descolgarse por el mismo. No tardó mucho en encontrarse descendiendo por la roca húmeda y el barro "Con cuidado, con cuidado se repetía la chica" pudo ver como los perseguidores se asomaban por el borde el cañón, aunque no tardaron más que segundos en retirarse "Vamos, vamos"

Mientras tanto, Karamaru debía de creerse a salvo sin embargo una flecha pasó rozando su cabeza atravesando la capucha por un pliegue alto. Si miraba hacia arriba vería un par de tipos con dos arcos, volviendo a cargar sus armas y a disparar nuevamente contra él. Si no salía rápido de allí, terminaría asaeteado
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#24
El frío corrió sobre su calva cuando el metal de una flecha le sacó la capucha, haciendo un agujero de por medio. Sin pensarlo, flexionó las rodillas y agachó la cabeza, casi por instinto. Con la mirada hacia arriba podía ver como hombres lo atacaban con arcos, las lanzas no eran su único armamento. Sin dudas eran hombres fuertemente armados, caballos, lanzas, arcos, y además no era un grupo de pocos hombres.

El calvo miró a la izquierda para darse cuenta que no tenía escapatoria, el siguiente peñasco estaba muy lejos para saltar. Para cuando miró a su derecha, una saeta se calvó a centímetros de sus pies. Tragó saliva y pudo ver a lo lejos a la muchacha con la había hablado antes descendiendo por el cañon.

«¿Por qué no presté atención en las clases de escalada vertical?»

Comenzó a correr por el pequeño peñasco, acercandose al borde. Todo era mejor que quedarse quieto mientras le disparaban. Seguiría los pasos de la mujer, descendiendo entre escalada y peñascos, aunque a menor velocidad. Karamaru no estaba preparado para moverse de esa manera.

Mientras se movía en diagonal, para tratar de interceptar el camino de la otra perseguida, algunas flechas rompían el aire demasiado cerca del cuerpo del cenobita, incluso la mujer podría ver, por la trayectoria de las saetas, pasar algunas cerca de ella.
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#25
Mientras descendía, una flecha pasó silbando cerca de su cabeza "¡¿Qué...?!" giró la cabeza hacia su izquierda y pudo ver como el encapuchado de antes también había optado por huir por el acantilado, lo que no estaba mal como idea... "¡Será desgraciado! ¡Me está trayendo el resto hacia mí!" si no tenía suficiente con tener que huir de los suyos, ahora aquel extraño los aglomeraba en su dirección

—¡¿Pero por qué no huyes para el otro lado, retrasado?!— gritó la pelirosa bastante mosqueada, mientras trataba de descender un poco más por la roca —¡Siempre a mí!— se lamentó justo cuando su mano derecha se le resbaló por un instante, aunque logró recuperar el agarre

Debía descender aquella pared lo más rápido que pudiese, el resto de bandidos no tardarían mucho en llegar y seguramente habría más armados con arcos.

"JODER" las flechas cada vez pasaban más cerca de ambos, los cabrones mejoraban la puntería y la chica empezaba ya a temerse lo peor. Para colmo el otro, venía en diagonal hacia su dirección "A saber que pretende"

—¡TRAED EL CABALLO HERIDO!— gritó uno de los bandidos, debía de ser el líder

—No me jodas— en mitad de aquella pared, descendiendo tan rápido como podía, casi en vertical, expuesta ante arqueros y ahora sabía lo que se venía —¡¿Van a tirar el caballo contra nosotros?!—

Karamaru para seguir aproximándose hasta donde se encontraba Izumi, debió de encaramarse a la pared vertical cañón y seguir su senda descendente en diagonal
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#26
"Que caracter...."

El calvo se sorprendio ante el reproche de la mujer. Segun el punto de vista del monje lo mejor que podian hacer era juntarse, sobretodo despues de observar la capacidad que tenia para descender por la pared vertical. Aunque no le gustase nada su actitud, ni que lo llamen retrasado, en ese momento lo mejor que tenia era juntarse con ella, ademas de que volver hacia atras era terminar con una flecha clavada al cuerpo.

Los ultimos pedazos de tierra firme el calvo los dejo atras, metiendose en una zona donde lo unico que se podia era escalar. Bajaba con torpeza y con poca velocida, pero el suficiente ritmo como para cruzarse con la mujer y no perder mucho el paso, pero algo lo detuvo.

—¡TRAED EL CABALLO HERIDO!—

—¡¿Van a tirar el caballo contra nosotros?!—

Llevo su mirada arriba unos segundos, esperando la caida de un equino que todavia no llegaba. Un momento de brillantes cruzo por su mente en ese momento: si no se juntaban, no podrian darle a los dos. El calvo comenzo a bajar en vertical, paralelo a la mujer y a unos cuantos metros de distancia de la misma. Sin duda podian verse pero una distancia mayor a unos cuantos caballos los separaban.

"¿En serio tiraran un ser vivo muerto? ¿En serio pueden existir tal tipo de personas?"
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#27
La reprimenda de Izumi no sirvió para nada, el tipo había seguido en su empeño por convertirla en una maldita diana "Si salgo viva de esto... lo mataré" la chica trataba de descender todo lo posible, tratando de encontrar algún sitio donde poder resguardarse de sus adversario que ahora mismo estaban en una ventaja absoluta.

El relincho de un animal herido de muerte, confirmó las sospechas de la pelirosa —¡Mierda!— miro hacia arriba y pudo ver como empezaban a asomar las patas del animal.

—¡Vamos, un poco más y nos libraremos de esos malnacidos!— gritó de nuevo la voz del que parecía ser el líder de los bandidos

No había escapatoria, la pared estaba demasiado húmeda para intentar un salto lateral... y encima tenía a aquel tipo a su izquierda, separaba por un par de metros "Piensa Izumi, piensa" la chica había detenido el descenso, agarrando con fuerza suficiente la roca como para hacer que sus dedos doliesen intensamente

El cuerpo del animal comenzaba a sobrepasar el límite de estabilidad y comenzaba a precipitarse en dirección a los shinobis, estaban separados lo suficiente como para que se diesen tres opciones: o le caía a uno de los dos o pasaba entre ellos.

Lo único positivo de la situación es que los arqueros habían desistido por alcanzarles o eso, o se habían quedado sin flechas... lo que venía a ser lo mismo para los intereses de los chicos.

—¡Ahí viene!— se auto advirtió la kunoichi, mientras el cuerpo del animal se precipitaba en dirección a ellos.

El caballo impacto con una pequeña roca saliente que había justo a mitad de camino, el relinchar de dolor del animal casi le podría haber helado el alma a cualquiera con un mínimo de empatía... pero ellos no tenían tiempo. El golpe a la roca, había provocado un efecto en cadena que difícilmente podrían evitar ya.

La roca no era tan pequeña como parecía a primera vista, era solo la punta de una más grande que hizo palanca y provocó que la pared sobre la que los shinobis estaban adheridos se quebrase en bloque, precipitándose así al fondo del cañón.

La pared comenzó a hacerse añicos entre sus dedos, mientras sentía como su cuerpo comenzaba una peligrosa caída.

—JAJAJAJA— entre el estruendo de la pared, podrían escuchar la macabra risa de aquellos bastardos —¡Ha salido mucho mejor de lo que esperaba!—

La rabia y la impotencia, se mezclaban con el miedo a lo inevitable. Izumi caía de espaldas, veía el filo de cañón alejarse poco a poco... casi a cámara lenta "¿Ahora sí... Se acabó?"

PLUFFFFF un fuerte chapoteo se escuchó entre todo aquel caos... y de repente: la oscuridad. Acompañada de una ráfaga de viento.

Tanto Karamaru como Izumi se vieron envuelto en una densa oscuridad, como si de una cueva se tratara. Era húmeda, muy húmeda, un líquido viscoso parecido a saliva y bajo ellos una superficie rugosa y cálida "¿qué ha pasado?"

No habría mucho más tiempo para reflexionar, de nuevo el sonido de una zambullida bíblica. Todo tembló.

La luz se hizo de nuevo en un extremo de la cueva, en su salida podrían vislumbrar hileras de lo que parecían ser dientes. Mientras todo esto sucedía, los chicos notarían como lo que había bajo ellos se movía de manera extraña para después catapultarlos, como si los estuvieran escupiendo.

Salieron despedidos a través de la entrada de aquella cueva, volarían un par de metros a toda velocidad antes de impactar contra lo que parecía ser tierra firme.

PLUFFFFF de nuevo el sonido de algo zambulléndose rápidamente en el agua, si Karamaru estaba rápido podría ver una enorme cola de lagarto negra como la noche sumergiéndose en las aguas del río

Totalmente empapada en aquella extraña saliva, Izumi trataba de recomponerse. Había caído de morros contra el suelo y estaba un poco aturdida, sin embargo creía haber visto algo familiar perderse en las aguas de aquel río "Debo estar soñando otra vez..." se incorporó sobre manos y pies, mientras trataba de recuperar el aliento antes de erguirse de nuevo
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#28
Un sonido particular rompió la concentración en el descenso del calvo. Lo hizo detener y mirar hacia arriba sin poder creer lo que había escuchado.

«No me digas que....»

Las patas del equino se asomaron, Karamaru estaba paralizado por la sensación que le había dejado aquel chillido, uno que todavía no sabía si existió o fue su imaginación. Ensimismado en sus pensamientos dubitativos, tratando de decodificar una señal que era clara, pero él no lo quería entender.

El caballo cayó, golpeó la roca y el sonido se volvió a escuchar para confirmar las dudas.

«Está... está... vivo...»

Soltó una mano para llevarsela a la boca, por primera vez en su vida veía una maldad de tales dimensiones, pero el terreno no se lo permitió. En cuanto soltó su mano del soporte, la pared del cañon se resquebrajo y lo único que podía hacer era caer, cerrar los ojos y caer.

Sintió el viento a toda velocidad que golpeaba su espalda y su nuca, que movía sus orejas y que poco a poco le hacia cerrar los ojos a pesar de no impactar directamente en ellos. Vio al caballo pasar, cayendo más rápido que él, con la incógnita de saber si todavía su corazón palpitaba. Y en ese instante, no vio nada. Sus ojos se cerraron y su mente se alejó.

Caía inconsciente.

...

Su despertar fue duro, peor que el de aquellas resacas que aún no habían llegado en joven vida. Se sentía adolorido y húmedo, manchado de tierra e incapaz de moverse. Pero sus ojos se abrieron lentamente, comenzó a darse cuenta que yacía en el suelo y que poco a poco empezaba a llegar sangre a sus extremidades. Levantó su cabeza y se llevó su mano a la cara para sacarse la tierra que tenía.

Arrastró la palma en la mejilla y la humedad, viscosa, se hizo notable. Estaba cubierto en un líquido asqueroso, parecido al agua, pero viscoso, con feo olor y algunas burbujas en su composición. Sacudió la mano en el aire antes de levantarse por completo, aunque costandole bastante esfuerzo, y miró su cuerpo entero. Cada superficie de su piel y vestimenta tenía una capa de esa asquerosidad.

Sin mirar a su entorno, comenzó a sacudir sus extremidades y pasar su mano por su torso y cabeza para tratar de limpiarse un poco de toda la mugre que portaba.
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#29
Izumi se afanaba en quitarse el barro de la cara con el dorso de sus manos, apenas podía abrir los ojos por culpa de aquel fango espeso mezclado con lo que dios quiera que fuese esa saliva pegajosa que actuaba casi como argamasa. Sin embargo, no sería ella la que se quejase pues el dueño de aquellas babas la había salvado de una muerte casi segura.

"Sigo viva por los pelos..." sentada sobre sus rodillas, recuperaba el aliento y visión como buenamente podía "Quién lo iba a decir..." aunque apenas logró ver la sombra escabullirse en el río, la pelirosa estaba segura de que había sido una de esas salamandras gigantes. Quizás el viejo rey que se encontró hace tiempo o tal vez algún pariente suyo "Como dice la abuela: A veces hasta los Oni se ponen de tu parte" tras un último resfregón, logró por fin tener la vista clara "Anda, pero si es el idiota que casi me mata" el tipo yacía bocaarriba sobre el fango, no se movía "¿Estará muerto?"

Se movió de repente "No, sólo estaba inconsciente" la supervivencia de su acompañante le era totalmente indiferente, sin embargo su deber como médica era ayudar o al menos eso es lo que su abuela le había vendido "que remedio..."

—¿Estás bien?— preguntó la pelirosa más por obligación que otra cosa —Déjame examinarte, soy médico...— informó la chica que no había reconocido por el momento a su compañero de fatigas circunstancial por culpa del fango que cubría su rostro

La chica se puso en pie, tenía todo su chubasquero cubierto de barro así que se lo quito de un tirón dejándolo caer al suelo. Su cabello rosado estaba también cubierto por trazas de lodo, pero su cara estaba ya casi limpia a excepción de unos pocos restos. Se acercó hasta donde estaba el chico y se arrodilló junto a él —¿Te duele?— comenzó a palparle el torso sobre el chubasquero en busca de alguna costilla rota, después seguiría por cuello, brazos y finalmente piernas
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#30
«Qué asco, quién me manda a mi a que me pasen estas cosas...»

Seguía tratando de limpiarse aquella mugre que se le había metido hasta por entre la ropa. Sentía húmedo todo su cuerpo y cada centímetro de su piel era pegajosa a más no poder. Pero era un shinobi, un miembro del honorable templo al que pertenecía, era su deber saber actuar ante tales situaciones y mantener la seriedad. Un poco de barro y húmedad no le afectarían en lo más mínimo «...no señor, no me afectara.

Pero no pudo hacer más nada antes de qué una voz femenina, que tardó unos segundos en relacionarla con la otra perseguida, interrumpiera su concentración en la limpieza.

Déjame examinarte, soy médico...

«¿Examinarme? Pe-pero eres...»

No importaba, las cosas sucedían rápido y antes de poder contestar ya tenía las manos de la mujer encima sin siquiera decir una palabra. Se paralizó durante un momento, luego cayó a la realidad y a la situación por la que estaban pasando ambos.

N-no, no me duele. Gracias.

El calvo se sentó en el suelo y se terminó de limpiar la cara. Se sacó la túnica que lo cubría y pasó unas últimas manos por el rostro y la calva. El calvo seguía aún con parte de su mente pensando que una mujer le había tocado todo su cuerpo. Una mujer a la que todavía no prestaba mucha atención, que ni siquiera había visto su cara por más de un segundo ni se había dado cuenta de su llamativo color de pelo.

¿Qué ha pasado?- preguntó mientras se refregaba los ojos y se daba cuenta que no se acordaba de él cayendo.
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