— Pero no entiendo adónde quieres llegar con esto, Nabi-san. Primero me preguntas sobre mi relación con Eri-chan, luego me sueltas que los Amejines somos muy desconcertantes, después el tema de Aiko-san...

Era ella la que me arrastraba siempre a hablar de Datsue cuando habíamos quedado en no hablar de él, ¡ella me había preguntado a MÍ! Pero era yo el que sacaba el tema. Después me intenta vender que los amenios no eran desconcertantes. ¡NO! APENAS.

— Eres tú la que me ha preguntado cuando es más que obvio que Datsue no piensa que toda Amegakure sea mala, ni mucho menos. Y ahora encima parece que sea yo el que insiste cuando yo no quería saber nada de eso, pero es que me sorprende que te sorprenda cuando ha sido él el que ha ido hasta el extremo de todo lo razonable para salvar a una amenia. Y ahora te digo que piensa que hay amenios buenos y te quedas como si te hubiese dicho que ha dejado de llover.

No paraba de pensar, no entres al trapo, no caigas en su trampa maquiavelica, pero llevaba aguantándome mi cabezonería demasiado tiempo y Ayame no paraba de darle golpecitos con un palo para ver si sacaba algo.

— No te voy a negar que yo no desobedecería a mi kage a la ligera ni se me ocurriría faltarle al respeto. Si Aiko lo hizo, es que muy lista no es. Sin embargo, comprenderás también que si a ti te pasase algo parecido, te gustaría saber que habría gente que no se rendiría hasta haber agotado todas las opciones para salvarte. Yo veía a Datsue sufrir por esto y pensaba que era una chorrada. Pero cada vez que veo la indiferencia que tenéis vosotros al respecto, me supera. Una cosa es deberse a las ordenes de tu kage y otra abandonar a tus compañeros.

Mantuve la calma en todo momento, sin perder de vista a Ayame, por si empezaba a sacar chakra monstruoso de nuevo. No sabía hasta que punto se había calmado.

— Yo hubiese hablado con mi kage. Yo no podría dormir por las noches a sabiendas de que un compañero mio está sufriendo y yo no he hecho nada para evitarlo. ¿Y si le hiciesen eso a Eri y tú intentases ayudar y yo te estuviera diciendo lo que me dices tú ahora? Pues eso es lo que ha vivido Datsue. Puede que usase métodos especiales, porque él en sí es especial. Pero en esencia intentaba salvar a una de las vuestras, no lo hizo por Amegakure, no lo hizo por Uzushiogakure, lo hizo por Aiko. Y si eso no te merece algo de respeto, es que no tienes corazón.

En ese momento me dí cuenta de que no se me daba bien hablar. Nunca. Casi sería mejor hacerme el mudo como para siempre. No la iba a convencer, se iba a ofender como si hubiese dicho que toda Amegakure es basura y que me cagaba en la boca de su tatarabuela que seguro que fue muy importante y me acabase de mear en la cara de su kage. Todo con decirle lo que ya sabía, solo que con mis palabras.

—Eres tú la que me ha preguntado cuando es más que obvio que Datsue no piensa que toda Amegakure sea mala, ni mucho menos. Y ahora encima parece que sea yo el que insiste cuando yo no quería saber nada de eso, pero es que me sorprende que te sorprenda cuando ha sido él el que ha ido hasta el extremo de todo lo razonable para salvar a una amenia. Y ahora te digo que piensa que hay amenios buenos y te quedas como si te hubiese dicho que ha dejado de llover.

Ayame no entró al trapo con el tema de Datsue, ya había dejado en claro que no iba a hablar sobre él, por lo que se limitó a alzar una ceja. Que ella supiera, aquel Uchiha sólo había tratado de salvar a una Amejin; las relaciones con el resto de Amejines se había limitado a absurdas venganzas y manipulaciones: el difunto Keisuke, Daruu y Kaido eran testigos de ello.

—No te voy a negar que yo no desobedecería a mi kage a la ligera ni se me ocurriría faltarle al respeto —continuó Nabi—. Si Aiko lo hizo, es que muy lista no es. Sin embargo, comprenderás también que si a ti te pasase algo parecido, te gustaría saber que habría gente que no se rendiría hasta haber agotado todas las opciones para salvarte. Yo veía a Datsue sufrir por esto y pensaba que era una chorrada. Pero cada vez que veo la indiferencia que tenéis vosotros al respecto, me supera. Una cosa es deberse a las ordenes de tu kage y otra abandonar a tus compañeros. Yo hubiese hablado con mi kage. Yo no podría dormir por las noches a sabiendas de que un compañero mio está sufriendo y yo no he hecho nada para evitarlo. ¿Y si le hiciesen eso a Eri y tú intentases ayudar y yo te estuviera diciendo lo que me dices tú ahora? Pues eso es lo que ha vivido Datsue. Puede que usase métodos especiales, porque él en sí es especial. Pero en esencia intentaba salvar a una de las vuestras, no lo hizo por Amegakure, no lo hizo por Uzushiogakure, lo hizo por Aiko. Y si eso no te merece algo de respeto, es que no tienes corazón.

Ayame inclinó la cabeza y cerró los ojos. Tardó unos buenos segundos en responder, y es que estaba pensando muy bien en las palabras que formular a continuación. Al final, volvió a suspirar y, sin abrir de nuevo los ojos, habló:

—Hablar desde vuestra posición es muy fácil. Es muy fácil opinar sobre "lo que se debe hacer", pero es mucho más difícil ponerse en el lugar de la situación —comentó, antes de clavar de nuevo la mirada en él—. Te voy a confesar algo: cuando yo me enteré de lo que le había pasado a Aiko-san tenía la espada de Yui-sama sobre mi cuello gracias a una de las gracietas de ese Uchiha vuestro, ¿crees que estaba en condiciones de cuestionar o hablar con mi Kage? Ninguno de vosotros conoce por qué se dio ese castigo y aunque yo misma lo considerara excesivo, nuevamente, soy sólo una genin. No tengo potestad ninguna para intentar convencer a mi Kage de nada. Igual que Eri-chan no se pudo negar a las órdenes de Uchiha Akame de esposar a Daruu. Y con esto no estoy queriendo decir que no entienda el afán que tenía Datsue de salvarla, como bien has dicho, si hubiese sido Eri-chan o Daruu-kun, yo misma hubiese removido cielo y tierra por ayudarlos. Lástima que ese Uchiha decidiera enemistarse con casi toda Amegakure. Seguramente las cosas habrían sido de otra manera.

»Pero déjame preguntarte de nuevo: ¿es sobre Aiko-san sobre quien querías hablar? Según tengo entendido, todo ese asunto ya está resuelto.

»Pero déjame preguntarte de nuevo: ¿es sobre Aiko-san sobre quien querías hablar? Según tengo entendido, todo ese asunto ya está resuelto.

Se indignó, como si aquí todos fuésemos mierdecillas sin capacidad de opinar porque no estuvimos allí. Claro, ella había sufrido mucho por haber tenido que vivirlo. Me sonaba al típico argumento de Uzumaki más viejo que el cagar "Es que como esta generación no ha vivido la guerra pues se piensa que la vida es facil ñeñeñeñeñeñe" ¡Cómo si ellos sí la hubiesen vivido! Que son Uzumakis, no tortugas milenarias, joder.

Ahora Ayame se ponía en plan "No has vivido lo que yo he vivido" "He visto cosas, cosas malas". Normal, joder, vives en Amegakure, donde se inventó la traición y el asesinato a sangre fría. Sino, ¿por qué se dice a sangre fría? Porque en Ame hace un frio que te cagas.

Encima venía con que yo quería hablar de Aiko, otra vez, habiendo sacado ella el tema y arrastrándolo durante un buen rato. Se me encendió una bombilla. Tenía un tema mucho mejor del que hablar.

— Cambiemos de tema, pues. Lo que yo principalmente quería saber es ¿qué opinas tú de Uzushiogakure? Yo ya te he dicho que confío en Amegakure todo lo que el pacto pueda dar de sí, ni más ni menos, personalmente no tengo confianza ninguna en tu villa porque casi no he tenido trato directo con ningún amenio.

—Cambiemos de tema, pues —resolvió Nabi entonces, y Ayame se encogió de hombros—. Lo que yo principalmente quería saber es ¿qué opinas tú de Uzushiogakure? Yo ya te he dicho que confío en Amegakure todo lo que el pacto pueda dar de sí, ni más ni menos, personalmente no tengo confianza ninguna en tu villa porque casi no he tenido trato directo con ningún amenio.

La muchacha ladeó la cabeza ligeramente. ¿Acaso no se había explicado bien anteriormente?

—Ya te he respondido a esa pregunta: prácticamente le debo la vida a Uzushiogakure, y confío en Eri-chan y en Hanabi-dono —respondió, con un largo suspiro. De verdad que no lograba entender qué más quería Nabi de ella—. Aunque no tuve una buena experiencia en Uzushiogakure durante el examen de Chunin y ya conoces mi relación con Uchiha Datsue —masculló entre dientes, como si aquel mero nombre le retorciera las entrañas—, todo eso queda ahora en el pasado. Sirvo a la Alianza, y por tanto serviré los deseos e intereses que nos unen. Se puede decir que ambos tenemos unos pensamientos similares sobre la aldea del otro —culminó, alzando los hombros.

—Ya te he respondido a esa pregunta: prácticamente le debo la vida a Uzushiogakure, y confío en Eri-chan y en Hanabi-dono. Aunque no tuve una buena experiencia en Uzushiogakure durante el examen de Chunin y ya conoces mi relación con Uchiha Datsue, todo eso queda ahora en el pasado. Sirvo a la Alianza, y por tanto serviré los deseos e intereses que nos unen. Se puede decir que ambos tenemos unos pensamientos similares sobre la aldea del otro

'Lo dudo' pensé para mis adentros, hasta que otro pensamiento más acertado me sobrevino 'Más bien, espero que no'. Porque la realidad era que por mucho que no odiase activamente Amegakure, sí que seguía pensando que era un criadero de locos y asesinos. Por muy shinobis que seamos, esa actitud de "Matar compañeros es lo normal" no podía aceptarla ni con sus diez mil excusas. Pero no era algo que quisiese sacar a relucir ahora mismo.

— ¿Y qué tal con Kusagakure? ¿Has conocido a Juro?

Sería bueno saber en qué términos estaban los jinchurikis entre ellos, igual también se odiaba con Juro y ya estábamos a poco de que se encontrasen los tres y se reventasen a hostias.

—¿Y qué tal con Kusagakure? ¿Has conocido a Juro?

Ayame se llevó una mano al mentón, pensativa.

—¿Con Juro-san? Lo cierto es que sólo le vi una vez, después del examen de Chūnin. Y, lamentablemente, no tuve la oportunidad de hablar con él. —De hecho fue Kokuō quien tuvo una larga y tendida conversación con el Kusajin; o, realmente, con el Bijū de siete colas que guardaba en su interior. ¿Cómo lo había llamado? ¿Chōmei?—. Pero parece un buen chico. Del resto de Kusagakure no conozco a muchas personas, y algunas de ellas sólo de vista, aunque a una de sus kunoichi hace tiempo que no la veo... Ni siquiera se presentó al examen. —añadió, entristecida.

[psub=dodgerblue]¿Qué habrá sido de Taeko-chan? Espero que esté bien...[/color]

—¿Y tú? ¿Qué opinas de los Kusajines? —le devolvió la pelota.

—¿Y tú? ¿Qué opinas de los Kusajines? —

Era una pregunta difícil, de hecho, cualquier pregunta que pidiese mi opinión era una pregunta difícil para mí.

— Con los kuseños que conozco he tenido unas buenas vibraciones, sin embargo, con lo que pasó en el examen, que se nos echaron encima a la primera de cambio sin una orden directa de su superior ni nada, pues no sé qué pensar de ellos como conjunto.

Y era cierto. Meter a la sanguijuela asquerosa que se lanzó a por Datsue cuando este intentaba ponerse a salvo de una alocada amenia que iba katana en ristre a abrirlo en canal ahí mismo y a Juro, el tonto bonachón, en el mismo paquete, pues no era lógico. Bueno, ni lógico ni posible, ya que eran como el día y la noche.

— De momento he visto a dos tipos muy claros de kuseños. Los salvajes que les gusta la violencia y las provocaciones y los educados y amables kuseños que nos suele vender Kusagakure como su ninja normal. Conozco a dos para cada categoria, así que de momento diría que mantienen un equilibrio tenso en cuanto a cual predomina más en la aldea. Eso sí, no he visto, olido ni atisbado ninguna kunoichi de Kusagakure, así que si tú has visto una, deberías pedir un deseo, por si acaso.

Ni en el examen de Chunin, ni en mis numerosos viajes por todo Onindo como buen explorador perruno que soy. Nunca jamás se ha personado tal criatura mitologica ante mí, y de hecho, no estaba del todo seguro de que Ayame dijese la verdad, o que de verdad fuera una kunoichi. Podía ser Juro con peluca.

—Con los kuseños que conozco he tenido unas buenas vibraciones, sin embargo, con lo que pasó en el examen, que se nos echaron encima a la primera de cambio sin una orden directa de su superior ni nada, pues no sé qué pensar de ellos como conjunto —respondió, y Ayame abrió los ojos como platos, genuinamente sorprendida.

Y es que aquellas palabras contrastaban completamente con las que había escuchado de cierto Kusajin apenas un día antes. Suspiró, y se masajeó el puente de la nariz, visiblemente incómoda. ¿Y ahora quién era el que decía la verdad? ¿Yota, el mismo que les había confiado la identidad de los Jinchūriki de Uzushiogakure? ¿O Nabi, el mismo que la había apestado con heces de su perro?

—De momento he visto a dos tipos muy claros de kuseños —continuó Nabi—. Los salvajes que les gusta la violencia y las provocaciones y los educados y amables kuseños que nos suele vender Kusagakure como su ninja normal. Conozco a dos para cada categoria, así que de momento diría que mantienen un equilibrio tenso en cuanto a cual predomina más en la aldea. Eso sí, no he visto, olido ni atisbado ninguna kunoichi de Kusagakure, así que si tú has visto una, deberías pedir un deseo, por si acaso.

—Una vez conocí a una, Taeko. Pero fue hace más de un año y no he vuelto a saber de ella desde entonces... —respondió Ayame, hundiendo los hombros con tristeza. Debería haberle preguntado a Yota sobre ella, pero entre una cosa y otra se le había olvidado por completo y ahora era demasiado tarde...—. Sobre lo que has dicho antes... discúlpame de ante mano si te sienta mal, pero hace poco me encontré con un Kusajin y digamos que la versión que me contó sobre lo que ocurrió en el estadio es muy diferente a la que me estás contando tú: según él, fuisteis los Uzujines los que os enfrentasteis a los Kusajines cuando él trataba de hablar con Uchiha Datsue.

»Por favor, no me malinterpretes —añadió, alzando las manos en un gesto apaciguador—. Sólo intento averiguar qué es lo que pasó de verdad. Yo en ese momento no estaba allí, así que sólo cuento con los testimonios de las personas que me encuentro.

—Una vez conocí a una, Taeko. Pero fue hace más de un año y no he vuelto a saber de ella desde entonces... —

No tenía motivo alguno para inventarse esa información, así que la tomé por buena, al mismo tiempo que pensaba 'La han encerrado en la villa ante la escasez obvia de mujeres, hasta podría ser una especie en extinción'. A sabiendas de que esos pensamientos podrían resultar controvertidos para una mente no tan abierta ni preparada como la mía, me los guardaba. El mundo no estaba preparado para mi sabiduría.

— Sobre lo que has dicho antes... discúlpame de ante mano si te sienta mal, pero hace poco me encontré con un Kusajin y digamos que la versión que me contó sobre lo que ocurrió en el estadio es muy diferente a la que me estás contando tú: según él, fuisteis los Uzujines los que os enfrentasteis a los Kusajines cuando él trataba de hablar con Uchiha Datsue.

A ver, viendo que Amegakure se inventaba su mierda para tapar la realidad de lo sucedido aquel día, ¿quien no sospecharía que Kusagakure iba a hacer lo mismo? Igual Juro podía ser medianamente veraz, pero siempre iba a tirar a su villa, y no tenía ningún sentido decirle a un amenio que ellos habían empezado un conflicto con Uzushiogakure. Me dolía tanta falta de respeto a la verdad, mintiendo como bellacos y faltando a su honor como vulgares ladrones no iban a conseguir hacer avanzar al mundo.

»Por favor, no me malinterpretes. Sólo intento averiguar qué es lo que pasó de verdad. Yo en ese momento no estaba allí, así que sólo cuento con los testimonios de las personas que me encuentro.

Estaba claro que esperaba una reacción por mi parte. La cual fue suspirar y masajearme los ojos mientras pensaba en cómo demonios explicarle lo que había sucedido sin que pareciera que simplemente estaba contradiciendo a Kusagakure por contradecirla. Pero no tenía ningún sentido preocuparme por las conclusiones erróneas que ella pudiese sacar de una narración verídica, eso era cosa suya.

— En vistas de que hay una manipulación terrible de todo lo que pasó, en general, no solo lo que pasó en el estadio, es como si cada uno hubiese estado en un examen completamente diferente, pero bueno. Voy a contarte estrictamente lo que pasó.

Ya verás la que se va a liar aquí.

— A ti se te fue la olla, con perdón, pero ser fue, y Eri y el Uchiha feo se tiraron a salvarte a ti, y a todos ya que estaban, entonces Datsue se quedó solo en el ring. La primera reacción en las gradas fue de tu jefa, la subkage que os acompañaba, que se lanzó a por nuestro jinchuriki desenvainando la katana e intentando rajarle, literalmente. Por suerte, el segundo en reaccionar fue nuestro kage, que detuvo el arma y pidió a la más que agresiva amenia que se calmase. No estoy seguro de lo que pasó allí, porque yo estaba pendiente de Datsue, que salió por patas a ordenes de Hanabi, pero me han dicho que tu jefa escupió a mi kage. Todo normal.

Recordad la situación igual no era lo que necesitaba uno para mantenerse en calma, sobre todo controlando a no cagarme en la puta madre que los parió a todos que encima tengan la poca vergüenza de decir Uzushiogakure mimimimimi. ¡Les salvamos el culo a todos y nos echan la culpa de sus mierdas! Joder, si es que es para ponerse de mala hostia. Me guardé mi ira y seguí con la explicación.

— Por la parte de Datsue, cuando intentaba ponerse a salvo de la subkage de Ame, entra un kuseño y le ataca por la espalda. Tal cual, sin una orden de nadie, en medio del caos y por la espalda. El epitome de la conciliación lo llaman. Sin embargo, Stuffy y yo ya estábamos atentos al percal y pudimos impedir que le alcanzara su ataque. Mientras deteníamos a ese loco, aparecieron cuatro kuseños, uno de ellos fue directo a Datsue y le dio un puñetazo, de nuevo, así sin más. No sé si traerían ordenes de casa o como funcionan, pero fue una locura. Otro vino a placarme a mí, total, una fiesta sin ningún sentido. El único que se mantuvo al margen fue Juro. Hasta que Eri informó que estabas en el hospital. Ahí empezó la verdadera fiesta.

Ya estaba sonriendo, porque me hacía tanta gracia oir lo estúpido que sonaba todo. Si buscabas sentido en esa historia, no lo había. Ahora también tiene todo el sentido del mundo a sabiendas de que el que dirigía a los kuseños, era un bonito traidor. Vaya, qué cosas tenía la vida, igual Amegakure debía vigilar a la loca del coño que nos envió también, pero claro, no iba a soltarle eso a Ayame a quemarropa.

— Por suerte para ti, yo llegué antes que ellos al hospital. Estaba solo, contra cinco kuseños que se disponían a entrar por la fuerza en el lugar, dios sepa para qué. No sé qué coño se pensaban que estaba pasando en un HOSPITAL, después de que tu bicho te dejase hecha un cisco con su chakra, ¿curarte? Bueno, que estuvimos discutiendo Juro y yo en la puerta. Yo le dejaba bien claro que no iban a entrar con esa actitud y él me decía que solo quería saber si estabas bien. No te voy a mentir, si hubiera estado solo, yo mismo le hubiese acompañado dentro. Pero mientras el resto de kuseños se afilaban los colmillos y soltaban improperios por detrás, pues no. Y bueno, al final llegaron Hanabi y los otros dos y todo quedó en un emotivo relato de violencia sin sentido.

Colorín colorado, esta guerra aún no ha empezado.

Nabi tardó algunos instantes en responder. Lanzó un largo y tendido suspiro y se masajeó los ojos, como si estuviera midiendo cuidadosamente sus palabras. Aunque Ayame pronto comprendería que de medida entendía poco.

—En vistas de que hay una manipulación terrible de todo lo que pasó, en general, no solo lo que pasó en el estadio, es como si cada uno hubiese estado en un examen completamente diferente, pero bueno. Voy a contarte estrictamente lo que pasó. A ti se te fue la olla, con perdón, pero ser fue —comenzó, pero Ayame, lejos de ofenderse, sólo pudo agachar la cabeza con gesto culpable—, y Eri y el Uchiha feo se tiraron a salvarte a ti, y a todos ya que estaban, entonces Datsue se quedó solo en el ring. La primera reacción en las gradas fue de tu jefa, la subkage que os acompañaba, que se lanzó a por nuestro jinchuriki desenvainando la katana e intentando rajarle, literalmente.

«Shanise-senpai... eso debió ser cuando creyó que me habían secuestrado.» Asintió Ayame.

—«Por suerte, el segundo en reaccionar fue nuestro kage, que detuvo el arma y pidió a la más que agresiva amenia que se calmase. No estoy seguro de lo que pasó allí, porque yo estaba pendiente de Datsue, que salió por patas a ordenes de Hanabi, pero me han dicho que tu jefa escupió a mi kage. Todo normal.»

—Uh... —gimoteó Ayame, encogiéndose.

—Por la parte de Datsue, cuando intentaba ponerse a salvo de la subkage de Ame, entra un kuseño y le ataca por la espalda —continuó Nabi—. Tal cual, sin una orden de nadie, en medio del caos y por la espalda. El epitome de la conciliación lo llaman. Sin embargo, Stuffy y yo ya estábamos atentos al percal y pudimos impedir que le alcanzara su ataque. Mientras deteníamos a ese loco, aparecieron cuatro kuseños, uno de ellos fue directo a Datsue y le dio un puñetazo, de nuevo, así sin más. No sé si traerían ordenes de casa o como funcionan, pero fue una locura. Otro vino a placarme a mí, total, una fiesta sin ningún sentido. El único que se mantuvo al margen fue Juro. Hasta que Eri informó que estabas en el hospital. Ahí empezó la verdadera fiesta —sonrió—. Por suerte para ti, yo llegué antes que ellos al hospital. Estaba solo, contra cinco kuseños que se disponían a entrar por la fuerza en el lugar, dios sepa para qué. No sé qué coño se pensaban que estaba pasando en un HOSPITAL, después de que tu bicho te dejase hecha un cisco con su chakra, ¿curarte? Bueno, que estuvimos discutiendo Juro y yo en la puerta. Yo le dejaba bien claro que no iban a entrar con esa actitud y él me decía que solo quería saber si estabas bien. No te voy a mentir, si hubiera estado solo, yo mismo le hubiese acompañado dentro. Pero mientras el resto de kuseños se afilaban los colmillos y soltaban improperios por detrás, pues no. Y bueno, al final llegaron Hanabi y los otros dos y todo quedó en un emotivo relato de violencia sin sentido.

Ayame respiró hondo y alzó la mirada al cielo.

—Menudo lío... —comentó. Por dentro, su cerebro trabajaba a toda velocidad, hilando todas y cada una de las versiones que había recogido hasta el momento. Aquello era como un enrevesado puzzle, sólo que algunas de las piezas eran réplicas falsas y podían encajar de forma tan perfecta como las verdaderas—. El Kusajin me dijo que había intentado ir a hablar con Datsue, pero tu ahora me dices que fue a atacarle. Son dos versiones completamente opuestas, y mucho me temo que la verdad quedará para siempre entre vosotros —dijo, clavando la mirada de nuevo sobre él. No era que no quisiese creerle, pero en aquel momento tenía dos testimonios muy diferentes de dos personas muy diferentes con las que había interactuado muy diferente. Una parte de ella se resistía a creer que Yota pudiera haberle mentido, pero en aquellos instantes no podía hacer otra cosa que dudar de ambos—. Lamento lo de Shanise-senpai, espero que haya resuelto el problema con Hanabi-dono en la reunión que mantuvieron. Sin embargo, debo excusarla: ella creía que me habíais secuestrado. Y enterarse de que Uchiha Akame había esposado sin ningún motivo a Daruu después de haberle ayudado a él y a Eri-chan a contenerme no facilitó las cosas. Y supongo que los de Kusagakure fueron al hospital por ese mismo motivo, pero eso ya no puedo saberlo —añadió, de forma severa—. ¿Qué pretendía haciendo algo así? Daruu no se habría negado a llevarme al hospital para que recibiera atención médica, ni representaba una amenaza para nadie. Pero fue esposado, cuando yo era la única que debía ser contenida. Pero mucho me temo que se ha llevado ese secreto a su tumba.

»Sobre mí... sólo puedo pediros perdón por lo ocurrido. No hay día que no me arrepienta de haber perdido el control de ese modo. No volverá a ocurrir.

— El Kusajin me dijo que había intentado ir a hablar con Datsue, pero tu ahora me dices que fue a atacarle. Son dos versiones completamente opuestas, y mucho me temo que la verdad quedará para siempre entre vosotros —

Seguí cruzado de brazos mientras escuchaba a la muchacha intentar defender lo indefendible con argumentos típicos. Me han dicho que tal, y claro, ahora tú me dices lo contrario y yo no creo a ninguno así que a partir de ahora corto cualquier vinculo con este asunto. Los ignorantes siempre evaden la racionalización, porque si se pudiese razonar con los ignorantes, no habría ignorantes.

— Lamento lo de Shanise-senpai, espero que haya resuelto el problema con Hanabi-dono en la reunión que mantuvieron. Sin embargo, debo excusarla: ella creía que me habíais secuestrado. Y enterarse de que Uchiha Akame había esposado sin ningún motivo a Daruu después de haberle ayudado a él y a Eri-chan a contenerme no facilitó las cosas. Y supongo que los de Kusagakure fueron al hospital por ese mismo motivo, pero eso ya no puedo saberlo¿Qué pretendía haciendo algo así? Daruu no se habría negado a llevarme al hospital para que recibiera atención médica, ni representaba una amenaza para nadie. Pero fue esposado, cuando yo era la única que debía ser contenida. Pero mucho me temo que se ha llevado ese secreto a su tumba.

»Sobre mí... sólo puedo pediros perdón por lo ocurrido. No hay día que no me arrepienta de haber perdido el control de ese modo. No volverá a ocurrir.

Fue irrisorio. Un capitulo comico en mi aburrida vida. Combatir estaba bien, pero era por esos momentos de logica totalmente inexistente de los amenios que me levantaba cada mañana. Ante la tesitura de tener que elegir entre la versión de un kuseño culpable y de un uzunes dudoso, la amenia no se moja en elegir bando. Pero le digo que su superior se lanzó a decapitar y lo acepta sin ningún problema. Es decir, lo segundo es completamente normal y aceptable, pero la idea de que un kuseño atacase por la espalda no es aceptable.

Amegakure era fuente de sorpresas y risas. Apunté esta anécdota para contársela a Datsue para cuando se decidiese a escribir sus memorias, que con el ego que tenía era algo más que probable, además, tenía todas las papeletas para sobrevivirnos a todos en la villa, incluidos los Uzumaki.

Por suerte, en ese momento estaba más concentrado en dejar en evidencia el discurso de Ayame que en divertirme, así que me mantuve tan serio como un kuseño hablando de agricultura.

— Uchiha Akame está muerto. Supongo que ya lo sabes, ya que ahora compartimos ese tipo de información. No voy a entrar a debatir su actuación porque no creo que sea correcto. Sin embargo, cualquier cosa que pasase a posteriori, fue después, en el momento, la tal Shanise, no tenía ningún motivo para sospechar tal cosa. Hanabi-sama se había dejado la piel por la paz y el pacto seguía vigente. Pero bueno, tampoco voy a entrar a debatir eso porque acabaras tomandotelo como algo personal.

No había reproche alguno en mis palabras, simplemente era una verdad como un templo. Acabaría enrabietada atacándome o huyendo y no era plan de sembrar malas vibraciones ahora que teníamos que trabajar juntos.

— Como bien has dicho, Daruu tendrá su versión y Akame ya no puede defender la suya, así que la verdad solo Shiona-sama la sabe. Aunque creo que uno de los dos apuñaló al otro a pesar de estar esposado. Nada que pudiese indicar la necesidad de inmovilizarlo.

Yo lo había intentado. Pero ella iba pinchando alegremente, ahora me soltaría el "¡Para no querer discutir bien que estas sacando el tema!" de nuevo. En los fregados que me tenía que ver por intentar arreglar el mundo. ¿Por qué no podía ser como Stuffy? En el rato que habíamos estado discutiendo la tergiversadora esta y yo, él se había colado en un campo sin vigilar, había dado un mordisco a una cebolla, había salido corriendo al saborear esa mierda y ahora perseguía una mariposa mientras daba saltos para intentar comersela.

—Uchiha Akame está muerto. Supongo que ya lo sabes, ya que ahora compartimos ese tipo de información —informó Nabi, y Ayame asintió en confirmación a que ya conocía aquella información. Sin embargo, Nabi no vería ningún tipo de pesar en los ojos de Ayame más que el respeto por una persona fallecida. Después de todo, no podía sentir pena por él, no después de todas las cosas que habían pasado entre ambos—. No voy a entrar a debatir su actuación porque no creo que sea correcto. Sin embargo, cualquier cosa que pasase a posteriori, fue después, en el momento, la tal Shanise, no tenía ningún motivo para sospechar tal cosa. Hanabi-sama se había dejado la piel por la paz y el pacto seguía vigente. Pero bueno, tampoco voy a entrar a debatir eso porque acabaras tomandotelo como algo personal.

Ayame abrió la boca, deseosa de intervenir, pero Nabi no había terminado su peculiar monólogo.

—Como bien has dicho, Daruu tendrá su versión y Akame ya no puede defender la suya, así que la verdad solo Shiona-sama la sabe. Aunque creo que uno de los dos apuñaló al otro a pesar de estar esposado. Nada que pudiese indicar la necesidad de inmovilizarlo.

—Daruu se vio esposado sin razón alguna y entregado al Uzukage en terreno desconocido —espetó Ayame, alzando un dedo. Se le había acabado la paciencia y así lo demostraba su ceño fruncido. No entendía los argumentos de Nabi, ni entendía adónde quería llegar. Alzó un segundo dedo y sus ojos destellaron momentáneamente con rabia—. Todo en el estadio se volvió patas arriba entre que yo perdí el control y después desaparecí sin dejar rastro por obra de tu compañero. Supongo que la idea del secuestro fue la primera que le cruzó la mente a Shanise-senpai.

»Y no vuelvas a malinterpretar mis palabras. No estoy intentando excusar a ninguno de los dos. Yo misma le dije a Daruu que aquella no había sido una buena idea y que había tenido mucha suerte de no acabar muerto. Y no hay día que no le agradezca a Hanabi-dono que le perdonara la vida. ¡Es inútil que juguemos a ver qué aldea hizo el bien y cuál hizo el mal! ¡Las tres cometimos errores! ¡Y casualmente las tres tenemos nuestras propias versiones de la historia que nos benefician a nosotros mismos! ¡Ya está bien de tantos dedos acusadores y tanto victimismo! Por mi parte, yo ya me he disculpado ante tu Kage, ante Eri-chan y ahora ante ti. Y lo haría ante toda tu aldea si me fuera posible. ¡Yo sólo quiero que las tres estemos en paz! ¿Pero qué más quieres de mí? ¡Dilo de una maldita vez!

Tal y como había previsto, se lo tomó todo a pecho. Tras ser ella la que saca el tema. Había tantos cabos sueltos, tantos argumentos sin sentido en su discurso.

— Tú te disculpas, tras soltarme: primero, que no te crees una mierda lo que te he dicho, porque un kuseño dijo lo contrario y segundo, es que Akame esposó a un elemento que le apuñaló a posteriori. Despues de eso, me dices, PERO YO LO SIENTO MUCHO. "Creo que fue todo culpa vuestra pero lo siento mucho". Puede que eso te sirva con Eri y con Hanabi, pero yo no te voy a dar una palmadita en la espalda y te voy a decir, ah, ¿lo sientes? Pues no pasa nada.

No estaba especialmente alterado, de hecho, estaba liberado de la condena social de poner buena cara. Sonreía, porque era tan estúpida la situación que no podía hacer más que reírme de sus argumentos, ahora abiertamente.

— ¿Qué esperas tú de mí? Yo estuve allí, yo vi a esas dos villas con la que estábamos en un pacto montar consejo de guerra en una fracción de segundo. Entiendo que no puedas comprender que casi destrozais mi villa, casi matais a mis compañeros, que se jugaron la vida por salvar la tuya, pero si hay algo que me repatea, es que encima yo tenga que aceptar que se dude de como se porto Uzushiogakure. ¡A tomar por culo ya! Tragamos lo intragable aquel día. Los amenios apuñalaron, los kuseños golpearon y nosotros recibimos. ¡Pero entonces vais y haceis una especie de discurso de "COMO SOBREREACCIONAN ESTOS UZUNESES"!

Qué a gusto me estaba quedando.

— ¿Victimismo? ¿Vosotros fuisteis las victimas? ¿De qué? ¿Esposaron a un amenio? ¿Quieres que hagamos un minuto de silencio por ello? Pobre Daruu, le esposaron. No lloro porque se me correría el maquillaje. Nosotros salvamos una vida y evitamos un conflicto mientras Kusa y Ame afilaban sus kunais. Así que no me toques los cojones con que 'nos estamos haciendo las victimas', no tenéis puta vergüenza.

Me crucé de brazos, a la espera de que dijese algo minimamente excusatorio, pero no había nada que les pudiese proteger de la verdad, así que o se enrabietaba y se iba o se enrabietaba y me atacaba físicamente, con violencia física y cero dignidad, como buena amenia que era.

No se lo podía creer. ¡Es que no cabía en sí de las tonterías que estaba escuchando! ¡Y encima seguía sonriendo con aquella cara de bobalicón! ¿Acaso le estaba tomando el pelo?

—¿Pero tú te estás escuchando a ti mismo? ¿Has escuchado siquiera una palabra de lo que yo he dicho? —le espetó, abriendo ambos brazos. Puede que Nabi no estuviera alterado, pero desde luego había conseguido sacarla de sus casillas. El fuego de la rabia ardía en sus entrañas y, desde luego, ganas de golpearle no le faltaban después de todo lo que acababa de escuchar—. No he dicho que no te crea a ti, ¡he dicho que no puedo creeros a ninguno de los dos porque no tengo manera de saber cuál es la verdad! ¡Y yo no he dicho que sea toda la culpa vuestra, maldita sea! ¡Deja de inventarte cosas que yo no he dicho! —Se acercó aún más a él, con ojos chispeantes y húmedos—. Si no comprendiera que estuve a punto de arrasar con una grada llena de gente inocente no me estaría disculpando. Si no comprendiera que Eri y Daruu me salvaron devolviéndome a la normalidad no les habría dado las gracias a ambos. Y mis disculpas son sinceras, pero puedes hacer con ellas lo que te dé la real gana, Nabi. El victimismo no es nuestro, ni siquiera es de Uzushiogakure, ¡es sólo tuyo! Hablé con Eri, ambas nos entendimos, ambas nos disculpamos por nuestros errores, y ambas quedamos como amigas. Debes tener las orejas llenas de mierda de perro, porque no me explico que tú seas incapaz de entender nada de lo que estoy diciendo.

Volvió a retroceder, pero aquella vez no le dio la espalda. Había aprendido de su error.

—Gente como tú es la que pone en peligro la paz entre las tres aldeas. Yo ya he tenido suficiente. Hasta nunca Nabi, espero que no nos volvamos a encontrar.

Y, con un sello de su mano diestra, Ayame desapareció en apenas una brisa. No tenía por qué estar soportando aquella sarta de sinsentidos e invenciones. Buscaría a su hermano para emprender el viaje de regreso a casa.