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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Viento Gris, año 220

Eran tiempos oscuros para la Hierba. Desde hacía un mes, la villa estaba siendo atacada cada semana por un grupo terrorista interno llamado la Guerrilla por el Consejo Democrático de Kusagakure. ¿Sus reivindicaciones? El derrocamiento de la Morikage, Aburame Kintsugi, y la reinstauración de la democracia tal y como el pasado la concibió. El pasado, sí, un pasado anterior a Moyashi Kenzou que la mayoría ve con malos ojos.

Por eso se rumorea que la Guerrilla está reclutando genin. Ninjas desconocedores de aquella época, ninjas con sueños de futuro. Muchos se están dejando engañar...

Lo que en principio parecía una amenaza de ridículo tamaño que se podía aplastar fácilmente se había convertido en un parásito resistente. Kintsugi no conseguía dar con los líderes de la banda... y por eso trazó un plan que requería la participación de dos de sus mejores genin.

Sagiso Ranko y Tsukiyama Daigo. Estos dos genin fueron requeridos por sendos ANBU al alba de un mal día, tras una noche de terror en la que murieron dos fuertes chūnin, víctimas de la Guerrilla.

¿Acudirían a la llamada de su líder?


Master: Daruu. Hueco de rol.

Tratemos de mantener la norma de las 72 horas por turno. Esta trama, técnicamente, se ambienta en Viento Gris, pero como los eventos que sucederán en ella podrían incurrir en cambios importantes, quizás tendremos que moverla hacia adelante.

Disfrutad de la trama. ¿Quién sabe qué ocurrirá...?
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#2
Nunca era demasiado temprano para Ranko. Acostumbrada desde siempre a recibir el día de pie antes de la primera luz, no tuvo problema en atender al llamado del ANBU que le invocaba. El que fuese requerida por Aburame Kintsugi le dio una inyección de adrenalina. Alistó su equipo tan rápido como pudo y se empacó algunos bocadillos también.

Lista para partir. —Le diría al shinobi, junto a una breve reverencia, y le seguiría.

Otrora habría estado abrumada por la emoción, pero Ranko había crecido. Había vivido mucho, aunque no tanto como otros, y estaba cada día más consciente de su poder como ninja de Kusagakure. Si era un poder usado para proteger, como la Morikage, o para destruir, como el exiliado, lo decidiría la misma Ranko. Y ella ya había escogido el camino a seguir hacía años. Por ello mismo lamentaba el estado de las relaciones con las otras aldeas. No podía siquiera intentar acercarse a donde sus amigo Rōga, ni donde la chica flautista Eri. Por toda la conmoción no había faltado a la “no cita” con Ayame, y se la imaginaba molesta o triste con ella. Si tan solo todos pudiesen llevarse tan bien como ella con sus amigos…

”Pero el mundo no funciona así, Ranko. Nada es tan sencillo, ni lo será nunca” suspiró mientras andaba tras el ANBU.

Al ser invierno, Ranko había cambiado sus pantaloncillos verdes por unos pantalones deportivos largos color vino, y su típica blusa larga sin mangas era ahora de ajustadas mangas largas, color gris. Encima vestía un chaleco negro con pelusa en el cuello. Y, por supuesto, su gargantilla, una negra y ancha, esta vez con un pequeño dije de flor en el centro. Ya aceptaba de buena gana el estilo que su hermana le había sugerido.

”Cuarta Morikage, su Excelencia… Espero cumplir con sus expectativas…” pensó la kunoichi, nerviosa, mientras se acercaban a su destino.
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#3

Tengo un par de misiones activas, pero solo cobraré esta~

Había pasado mucho, mucho tiempo desde lo sucedido en el torneo de los dojos, pero ninguna cantidad de tiempo iba a ser suficiente para olvidarlo. Aunque en el caso de Daigo ni siquiera había intentado olvidar lo sucedido.

Para bien o para mal, desde entonces el joven boxeador había triplicado su tiempo de entrenamiento, reduciendo sus horas de descanso a... sus horas de sueño y las horas que utilizaba para ayudar en la cafetería de Koku y Gura.

Todas esas horas de insano entrenamiento fueron para el día en el que lo necesitaran, para ser suficiente. Por eso, cuando el ANBU fue a la puerta de su casa, Daigo estaba a punto de salir a entrenar, sin saber que ese día había llegado.

Con la bandana bien atada en la frente, el genin se dispuso a acudir a la llamada de su líder, preparado para cumplir con su deber.

«No sé lo que espera de mí, pero no la decepcionaré, Kintsugi-sama».
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¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!

Team pescado.


Canal 5 con Uzumaki Eri hasta verano del 222.
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#4
Era ya por todos de sobra conocida la extraña costumbre de Kintsugi por vestir máscaras con forma de mariposa, de muchos colores distintos. Menos sabían que solía elegir dichos colores según su estado de ánimo o una bien merecida ocasión. Aquél día la Morikage llevaba puesta una máscara blanca, quién sabe por qué.

Sagiso, Tsukiyama —les saludó, cuando atravesaron la puerta del despacho. Los jóvenes se habían cruzado en la recepción, y allí mismo se habían enterado de que ambos habían sido reclamados. Por supuesto, no podía ser una casualidad—. Por favor, cerrad la puerta y sentáos. He hecho traer té. —En efecto, habían tres tazas de té. Una para la líder, y otras dos para los genin. El té ya era casi una tradición en las recepciones de un Morikage. Este, particularmente, les recordó a Moyashi Kenzou. Era su favorito, el que siempre hacía servir a sus subordinados. Lo hacían traer desde un pequeño pueblecito en la Capital de las Islas del Té. ¡El mejor té en toda Kusagakure!

Sólo que aquél té era un té distinto al que servía Kenzou. No estaba tan caliente, de eso no había duda. Pero tampoco estaba tan bueno.

No era el mismo té.

Era un té frío. Un té triste.

Los tres shinobi que había en aquél despacho lo sabían.

»Supongo que habéis oído hablar de la Guerrilla —dijo Kintsugi—. Ayer murieron dos chūnin. Una trampa con sellos explosivos. —Negó con la cabeza—. Esto está yendo demasiado lejos. No consigo dar con esas alimañas, y tarde o temprano uno de sus miembros podría acabar infiltrado entre mis ninjas más cercanos. Me arriesgo a un atentado contra mi cabeza. En última instancia, temo que eso acabaría desencadenando en una guerra civil. Y sería el fin de Kusagakure. —Para Kintsugi estaba muy claro. La forma de gobierno de la villa no estaba en cuestión por lo más mínimo. Ellos sólo eran terroristas. No se planteaba ni por un momento que el problema era que la derrocasen, sino que Kusagakure acabase siendo la más grande de las pérdidas.

»Iré al grano: vamos a adelantarnos a ellos. He oído que están intentando reclutar a genin. Más fáciles de manipular, más fáciles de eliminar si... se van de la lengua. Vosotros sois genin, pero de los más fuertes y capaces de la aldea. Por desgracia, habéis tenido que enfrentaros a peligros que van mucho más allá de las responsabilidades de vuestro rango. Así que... Váis a infiltraros por mí y váis a encontrarme la identidad de los cabecillas de esa banda. Sus nombres, sus caras, sus puestos reales en la villa. La ubicación de su escondite.

»¿Os véis capaces?
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#5
Al encontrarse con su compañera en la recepción del edificio, Daigo la saludó con una sonrisa. Sin importar de qué se tratase la misión, el chico se sentía mucho más tranquilo sabiendo que sería junto a ella, especialmente después de haber estado pasando tanto tiempo entrenando juntos a diario.

Al pasar por la puerta del despacho de la Morikage, los jóvenes fueron por ella y por tres tristes tazas de té.

— Muchas gracias, Kintsugi-sama. —Dijo el chico, mientras se sentaba frente a una de las frías tazas de té.

La Morikage les habló de la Guerrilla, un grupo de asquerosos terroristas atentaba contra toda Kusagakure y que un día atrás se habían atrevido a terminar con la vida de dos de sus propios hermanos.

Pero Kintsugi, igual que su predecesor, era tan lista que daba miedo y amaba a Kusagakure por encima de todas las cosas. Es por esto que les pidió tanto a Ranko como a Daigo, dos simples genin, que se infiltraran en la organización para conseguir toda la información necesaria para desmantelarla.

— ¿Os véis capaces?

El chico se quedó un segundo mirando su taza de té, de hecho, lo llevaba haciendo durante toda la explicación. No es que no le hubiera prestado atención ni mucho menos, pero la última vez que Daigo estuvo en ese despacho para recibir una misión ni siquiera había conseguido terminarse el té. Cuando regresó, tan solo trajo de vuelto una carga de conciencia y la mitad del trabajo hecho.

Cerró los ojos y de un solo trago se bebió toda su taza de té antes de responder.

— ¡Sí!
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¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!

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#6
Ranko sonrió al ver al boxeador, y le saludó con una breve reverencia. Por un momento pensó que era una muy bonita coincidencia que se encontraran en el edificio de la Morikage, hasta que cayó en cuenta que lo más probable era que ambos genin hubiesen sido llamados.

"¿Será… otra misión junto a Daigo? Esta vez madre no tuvo qué ver, ¿Verdad?"

La máscara de mariposa blanca de la líder Kusajin les dio la bienvenida al despacho y, apenas escuchó su apellido, Ranko se inclinó con todo el respeto y admiración posible.

¡E-e-es todo un honor, Cuarta Morikage, su E-Excelencia!

La mirada oculta de Kintsugi era intimidante, pero reconfortante. Les invitó a sentarse y tomar té. Daigo agradeció y Ranko le imitó. Apenas tomó la taza, notó algo extraño, y al dar un sorbo lo confirmó. Kintsugi había hecho traer té, pero ¿hacía cuánto? ¿Habían tardado tanto en llegar que la bebida se había enfriado? ¿O es que habían hecho el té con agua fría? La chica de la trenza no hizo comentario alguno y dejó la taza de nuevo, lista para escuchar a su líder.

La mujer les preguntó sobre la Guerrilla. Ranko ni era muy versada ni tenía mucho interés en temas políticos, pero aquel era un tema que llegaba hasta sus oídos. Incluso más cuando su padre discutía a viva voz en casa la seguridad de sus intercambios comerciales y la estabilidad del gobierno.

Ranko asintió levemente conforme escuchaba. Había muerto un par de genin, y Kintsugi necesitaba recopilar información sobre la Guerrilla. Y los necesitaba a ellos, Daigo y Ranko, para infiltrarse.

"Una misión por su Excelencia. ¡Y dice que soy de los más fuertes y capaces genin de Kusagakure!" Ranko gritó mentalmente.

¿Os véis capaces?

Daigo respondió con un certero “¡Sí!”, mientras Ranko respiró profundamente. Aunque fuese con Kintsugi, la chica no podía ignorar su impulso de sinceridad. No, era porque era Kintsugi no podía ignorarlo. Quería ser una heroína honesta, ¿no?

¡P-por supuesto, s-su Excelencia! Aunque s-si he de ser sincera, la infiltración n-no es mi… ahm… especialización. ¡Pero daré todo de mí p-por usted y por Kusagakure!

Sin levantarse, le ofreció una reverencia a la enmascarada.

¿C-cómo podemos comenzar?
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#7
Kintsugi extendió la palma de la mano hacia Ranko.

Por favor, esas formalidades me parecen excesivas —dijo, incómoda—. Trátame con el debido respeto, con eso es suficiente. Aquí todos somos familia. —La mujer bajó la mano, dejó escapar un suave suspiro y se recostó sobre la silla cruzándose de brazos. Era una misión complicada, y siempre era difícil para ella hablar de detalles con los genin—. No podemos llamar la atención de la Guerrilla, de modo que debéis considerar que la misión es de largo plazo. Quiero que sigáis haciendo vida normal. Entrenad, salid por ahí. Tenemos que buscar la casualidad de que contacten con vosotros. Ahí es cuando entraréis.

»No puedo poneros sellos de protección de ningún tipo, ni hacer que una de mis mariposas os acompañe. Si detectasen cualquier anormalidad, estaréis muertos, no me cabe duda. Sabed que esta misión puede ser muy peligrosa. Ni siquiera sabemos si ellos disponen de alguna medida para cubrirse las espaldas. —Como el sello de Dragón Rojo, que volvía a los ninjas en su contra. Kintsugi lo tenía en cuenta, ¿pero qué podía hacer? Eso tan sólo la ponía más nerviosa—. Sé que puedo contar con vuestra lealtad. Por eso he contactado con vosotros. Pero no vengáis a informarme hasta que no estéis muy seguros de que tenéis una información precisa y preciada. A la mínima sospecha, podrían haceros algo, como os dije.

»A vosotros, o a vuestras familias. Tenedlo en cuenta, por favor.
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#8
Ranko enrojeció al corregir Kintsugi su nivel de formalidad. La chica asintió repetidamente, nerviosa.

S-sí. L-lo siento, mi señora Morikage.

”Sólo quería expresar mi admiración y respeto… ¡Debí de haber considerado la posibilidad de que ella se sintiese incómoda!”

La mujer procedió a explicar con un poquito más de detalle la misión: estarían prácticamente solos, sin apoyo ni protección, y sólo podrían reportar hasta que estuviesen absolutamente seguros. Era algo definitivamente peligroso, y Ranko tragó saliva, aunque no supo si era por los nervios o por la emoción de tener una misión tan en serio. No solo ellos, sino sus familias podrían estar en peligro si cometiesen un error.

”Bueno… No creo que puedan hacerle algo a madre… Pero Kuu… y Meme… Debo de ser la mar de precavida.”

Pero Ranko estaba decidida. Si quería ser una guerrera de leyenda, no podía acobardarse. Tenía que demostrar su valía ante su aldea, sus hermanos, su líder. Ante sí misma.

Entendido, mi señora Morikage. Te-tendremos mucho cuidado.

Le dedicó otra reverencia a Kintsugi.
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#9
— Aquí todos somos familia.

Daigo nunca había hablado personalmente con Aburame Kintsugi más allá de la vez que su clon lo salvó en la enfermería del estadio del Torneo de los Dojos, por lo que siempre había tenido algo de curiosidad sobre la clase de persona que sería. Esto no quiere decir que haya dudado de ella, pues si Kenzou la había escogido como Morikage es que debía ser ella, pero era tan misteriosa que no podía evitar sentirse algo inseguro, especialmente su predecesor era alguien tan carismático.

Aún así, escuchar esas palabras de parte de ella le hizo saber que, sin importar qué clase de persona fuera, Kintsugi del tipo más indicado.

Luego, la Morikage les explicó un par de detalles extras sobre su misión, dejando muy claro lo peligrosa que sería. Usualmente eso no le importaría mucho a Daigo, quien ya estaba acostumbrado a poner en riesgo su vida para enfrentarse con decisión al peligro ¿pero poner en riesgo a los demás? Si un fallo podría costarle la vida a un ser querido...

«Entonces no cometeré ningún error».

— Entendido. Lo tendremos en cuenta. —Dijo Daigo enseguida—. ¿Cree que sería seguro que utilizásemos el Gentoshin para comunicarnos?
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#10
Kintsugi negó con la cabeza.

No lo creo, Daigo —dijo—. Como os digo, no podemos levantar ninguna sospecha en absoluto. ¿Y si comienzan a vigilaros para asegurarse de vuestra lealtad? No —insistió—. A partir de ahora, vais por vuestra cuenta. Lo que puedo hacer es llamaros dentro de un tiempo, fingiros que os he dado una misión. Tendréis la excusa para hablar conmigo y contarme lo que necesitéis.

»Si no os llamo, no vengáis para nada excepto para contármelo todo.
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#11
Ranko asintió. Estarían totalmente aislados en lo que respecta a comunicación, y ni siquiera podrían usar el jutsu que Daigo sugería.

Estarían solos.

"No, no es cierto. Si estoy con Daigo-san, no estaré sola" pensó la de la trenza con decisión.

Entendido, mi señora Morikage. E-esperaremos a que nos contacten, e-entonces. No la defraudaremos. ¿A-alguna indicación más, mi señora?
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#12
— Entiendo. —Respondió Daigo antes de morderse el pulgar, algo nervioso.

Miró de reojo a su compañera. Eso significaba que estarían totalmente solos durante la misión. Una misión en la que incluso sus familiares estarían en peligro solo porque formaban parte de ella.

Daigo respiró profundamente y espero en silencio a que Kintsugi respondiese a Ranko.
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#13
Kintsugi aguardó un tiempo prudente mientras los pensamientos se agolpaban en su cabeza. Trataba de encajarlos, para ver si encontraba una fisura, alguna posibilidad que se le hubiera pasado. Se agachó para abrir el cajón de su escritorio y entregó un papel a Ranko. Era una misión, de rango D. Se requería de dos ninjas con algo de experiencia para hacer una demostración práctica en la clase de Taijutsu para un grupo de alumnos asignados a diferentes Dojos de Instrucción. Debían de ir al dojo de la Tortuga Ciega, al norte de la villa, a las tres en punto del siguiente mizuyōbi.

Una tapadera por haber venido a hablar conmigo. Cumpliréis esta misión. Es una misión real, así que tratadla como tal —explicó—. Tendréis que llamar la atención de la Guerrilla. No puedo daros más consejos. Estamos, simplemente, tratando de que crezca algo en suelo fértil. Sólo nos queda esperar.

»Partid. Quedáis libres hasta el siguiente mizuyōbi, así que preparáos bien para lo que pudiera pasar y discutid los detalles mientras tanto. Mucho cuidado y, por favor: que no os sorprendan hablando de esto. Cualquiera podría ser enemigo. Hacedlo solo cuando estéis realmente a solas.
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#14
Después de que los genin confirmaran, la líder Kusajin sacó un pergamino y se lo entregó a la joven kunoichi. Ranko asintió y lo tomó como si fuera una reliquia, aunque pronto Kintsugi les dijo que era una misión. La de la trenza abrió el papel y leyó. Un encargo sobre una demostración de taijutsu. Era un señuelo, aunque no dejaba de ser una misión auténtica. Le mostró el documento a Daigo.

¡P-por supuesto, mi señora Morikage! E-estaremos atentos a todo y lograremos infiltrarnos. C-cuente con ello.

La emoción de tener algo tan importante en manos le llenaba. Ranko se tomó el resto del té de dos tragos, se puso de pie y le dedicó una reverencia profunda a la Cuarta Morikage. Esperaría a que Daigo le devolviera el pergamino de la misión y se prepararía para retirarse, aguardando a que el peliverde hiciera lo mismo.

Muchas gracias por confiar e-en nosotros. Lo daremos todo d-de nuestra parte. Pase un excelente día, mi señora Morikage.

Si el boxeador estaba listo y si Kintsugi no hacía nada para evitarlo, se retiraría junto con su amigo.
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#15
Luego de un tiempo de silencio, Kintsugi se agachó para sacar un pergamino de un cajón de su escritorio. Se trataba de una misión de rango D que utilizarían como señuelo para llamar el interés de la Guerrilla.

«Una demostración de Taijutsu». Pensó Daigo, sonriendo. «Eso es básicamente lo que hacemos todos los días».

Daigo se levantó y también le dedicó una reverencia a su Morikage a la vez que su compañera.

—Muchas gracias por confiar e-en nosotros. Lo daremos todo d-de nuestra parte. Pase un excelente día, mi señora Morikage.

— ¡No la decepcionaremos! —Exclamó, antes de marcharse si no se lo impedía.

Al salir, el peliverde le devolvió el pegarmino a Ranko.

— Mis padres irán a ayudar en la cafetería en un rato, así que podremos estar solos. —Le comentó—. ¿Te vienes?
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