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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
¡Ah, por supuesto! ¡Suena a un excelente plan! ¿A las diez de la mañana estaría bien? Así entrenamos unas horas y tendremos tiempo suficiente para el almuerzo.

A las diez suena perfecto. Haré unos cupcakes para ti y tus hermanas, ¿quieres que traigamos algo más? Ya que es tu casa. En el dojo tenemos todo tipo de herramientas para entrenar.

No tienes por qué sentirlo. Ella es... Especial. Como una muñeca. Estoy segura de que así será, nos divertiremos. ¡Me alegra mucho haberme topado contigo hoy, Kaminari-san!

En el momento en que Ranko dijo que era como una muñeca, durante un segundo, Chika pensó en la articulación. Rápidamente se corrigió mentalmente y se imaginó a una mini Ranko muñeca. Era super adorable.

Desde luego, haberte encontrado ha hecho que mi viaje no fuese en balde. ¡Así Kimi no me soltara un sermón por lo de meditar! Jeje. — se rascó la nuca con una sonrisa de oreja a oreja.

Parecía que el tiempo había pasado a toda prisa hablando con Ranko. Su estómago la devolvió al espacio tiempo donde vivían gruñendo amablemente. Sonrojada, se giró a su bolsa para sacar un par de bolas de arroz. Literalmente, un par. Y le ofreció una a Ranko.

¿Quieres? Parece que mi estómago me ha descubierto.
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#32
Oh, ¡Me encantarían unos cupcakes! Bueno... No sé. Lleven lo que consideren, lo que gusten. No solemos ir a la casa de Notsuba a entrenar, aunque sí hay un patio enorme perfecto para ello.

Ranko rió con suavidad ante lo de la meditación. Definitivamente conocer a Chika había sido mucho mejor que solamente sentarse y pensar. Hacer una amiga —y combatir con ella— le daba vida a la Conejo Blanco. La peliazul sacó un par de onigiris y le ofreció uno a la Kusajin. A sabiendas de que sería de mala educación rechazar comida, y con una creciente hambre también, Ranko asintió y tomó la bola de arroz.

Oh, muchas gracias —De entre sus cosas, Ranko sacó alimento propio: aquellas galletas de avena que su mamá siempre le hacía. Calóricas y llenas de proteína para sus entrenamientos —. ¿Quieres una? Mi madre las hace siempre. Ya n-no puede acompañarme a entrenamientos, así que me las da como... Una especie de talismán, creo je.

Ranko mordió su onigiri, y el sabor del arroz le devolvió energía rápidamente. Entrenar, comer y charlar. ¿Qué mejor vida?
Pensamientos (Plum) Diálogos (PaleVioletRed)

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#33
Oh, muchas gracias. ¿Quieres una? Mi madre las hace siempre. Ya n-no puede acompañarme a entrenamientos, así que me las da como... Una especie de talismán, creo je.

Chika aceptó la oferta de Ranko con mucho entusiasmo. Demasiado incluso, pero es que la kusajin había aceptado la mitad de su almuerzo. Que ella le había ofrecido, por supuesto, pero era la mitad de toda su alimentación diaria.

Claro. — dijo mientras cogía la galleta y la devoraba al instante. — Muy rica.

Alabó la galleta con la boca llena, intentando satisfactoriamente no escupir ni una sola miga. Tras eso, se quedaron un buen rato comiendo y charlando hasta que empezó a oscurecer y ambas kunoichis se despidieron.

Con una promesa y una fecha.
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