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Gentes de Amegakure,
Os ofrezco una experiencia única y diferente, un reto divertido que pondrá a prueba vuestras capacidades. ¿Hay algún shinobi de verdad entre vosotros? Entonces atreveos a entrar en mi habitación y a escapar. Seguid las pistas, resolved los puzzles, encontrad las llaves y escapad antes del que el tiempo se acabe. Demostrad que sois ninjas de verdad.
¿Se atreve alguno de vosotros a resolver los misterios que encierra mi habitación?
El cartel se había vuelto famoso en las calles de Amegakure. No tenia mas que esas palabras, un fondo blanco y la dirección marcada en la esquina inferior derecha. El cartel en sí era tan misterioso como el texto que contenía.
La dirección que informaba no era otra que un edificio que había estado abandonado durante varios años, y que hacia un par de meses alguien había comprado y había empezado a remodelar. Las obras habían terminado hacia solo un par de días, y fue entonces cuando empezó a verse el cartel por toda la ciudad.
También había un muchacho repartiendo panfletos en el distrito comercial, pero tenia la misma información que el cartel. Al parecer le habían pagado para que repartiera el papelito sin darle ninguna información mas.
Claro que con toda esta desinformación el sitio no se había vuelto muy popular. Por no decir que no había recibido ninguna visita y solo circulaban malos rumores sobres él.
—"Dicen que todo el que entra no vuelve a salir jamas"
—"Ese edificio estaba maldito, por eso nadie lo compraba, hay que ser muy valiente para acercarse, dicen que las almas que lo habitan devoran tu alma"
De todos los rumores, ninguno era cierto ni creíble. La primera razón y la mas importante, es que nadie que había visto el cartel o había recibido el panfleto había ido a visitarlo. La segunda era que en el edificio jamas había vivido nunca nadie. Se dejó a medio construir por que el presupuesto se había terminado. La ultima, es que si de verdad despareciera la gente que entraba, la Arashikage ya hubiese intervenido hacía tiempo.
¿Se atrevería alguien a ir alguna vez? o ¿acaso aquello desaparecería de la memoria de todo el mundo antes?
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La kunoichi salió de su hogar para caminar por el distrito comercial la intención era despejar su mente, había logrado su propósito inicial, el cual era graduarse de la academia, pero no encontraba un nuevo propósito mas que cumplir las misiones que se le otorgue.
De momento, se encontraba haciendo cosas de chicas como ver ropa que comprarse, accesorios y cosas por el estilo. La kunoichi tenia su atención centrada en cualquier cosa menos en el chico que se acerco a dejarle un folleto en la mano para luego seguir su camino y seguir entregando folletos.
Se tomo su tiempo para leerlo detenidamente, al parecer, alguien dentro de la aldea desafiaba a los ninjas locales a hacer gala de sus habilidades en alguna especie de habitación resolviendo rompecabezas, encontrar llaves para poder escapar...al decir verdad parecía algún tipo de juego mas que otra cosa, y al decir verdad, le parecía divertido.
Vio la dirección en la donde encontraría aquel local, o al menos era lo que ella esperaba ver, y dirigió su caminar en aquella dirección. Lo que no se esperaba era ver aquel edificio que, según rumores, estaba repleto de fantasmas, animas y otras apariciones y que además nadie de los que habían entrado, lograron salir...claramente esas patrañas no creía que fueran ciertas.
Al llegar a aquella dirección, espero ver a alguien que la dijera mejor de que se trataba todo, pero la chica seguía con la idea de que todo se trataba un juego y si asi era, ella estaba realmente interesada en participar del juego.
Hablo - Pienso - Telepatía
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«Gentes de Amegakure... Os ofrezo una experiencia única y diferente, un reto divertido que pondrá a prueba vuestras capacidades. ¿Hay algún shinobi de verdad entre vosotros? Entonces atreveos a entrar en mi habitación y a escapar. Seguid las pistas, resolved los puzzles... ¿Qué es esto, una especie de broma? ...encontrad las llaves y escapad antes del que... del que... esto está mal, escrito. De que el tiempo se acabe. Demostrad que sois ninjas de verdad. ¿Se atreve alguno de vosotros a resolver los misterios que encierra mi habitación?»
Daruu se rascó la barbilla, pensativo, delante del cartel. Hacía una semana no estaba ahí, y ahora estaba ahí. La gente se paraba a leerlo porque le llamaba la atención. No es que fuese muy llamativo, pero es que en esa pared nunca había habido nada, y claro, se te va la vista. A Daruu se le solía ir la vista a mucho sitios.
¿He dicho que Daruu estaba delante del cartel? No, la verdad es que estaba en su casa, mirando por la ventana con su Byakugan. Claro, se podría decir que el cartel estaba delante, pero estaba muchos metros delante.
Se entrenaba a menudo forzando la vista, a ver hasta dónde podía ver. Muchas veces acababa con un dolor de cabeza importante, pero otras veces sacaba cosas en positivo, como la localización de un nuevo local donde ponen pizza. Para Daruu esto era muy importante, ojo. Tenía que mejorar su técnica, y sólo la mejoraría si probaba todas y cada una de las pizzas de Amegakure.
—Mamá, me voy a... unas cosas —se despidió, pasando por delante de la barra de la Pastelería de Kiroe-chan.
—¡Vale! Trae harina a la vuelta.
Daruu cerró la puerta y echó a andar hacia la dirección indicada en el cartel.
«Ya estamos con la harina de las narices, me cago en todo ya con la harina de los huevos. Seguro que se acaba tan rápido por todos los bollitos de vainilla que se come Kori, que no damos abasto.»
De modo que en unos minutos se plantó delante de aquél edificio abandonado al que nadie se acercaba desde que tenía uso de razón. Hacía poco que alguien lo había comprado y había hecho obras para restaurarlo. Tenía un aspecto mucho mejor de lo que recordaba, desde luego. El nuevo dueño debía ser quien había puesto los carteles.
Por supuesto, aquello no hacía que la gente se atreviera más a acercarse, de modo que el lugar estaba desierto. Es curioso, porque con el buen ojo que tenía para aquellas cosas —como a él siempre le gustaba decir—, no se había dado cuenta de que había alguien a su lado cuando se plantó en el centro de la calle y levantó la vista a las ventanas de la edificación.
Activó su Byakugan, y empezó a registrar el edificio. Si había algo allí dentro que fuese interesante, lo vería desde allí mismo.
«Ja, paredes a mi.»
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26/02/2017, 23:54
(Última modificación: 3/03/2017, 21:47 por Sasaki Reiji.)
Por fuera, el aspecto del edificio no era nada del otro mundo. Podía pasar perfectamente por un lugar habitable, como cualquier otro edificio de Amegakure. De hecho, pese a todas las leyendas, los edificios de los alrededores estaban habitados.
Dos valientes shinobis que no creían en los inexistentes fantasmas y que habían sentido curiosidad por la prueba de la que hablaban los carteles. La primera en llegar fue una joven muchacha del clan Yamanaka, y unos segundos después, se paro a su lado un joven del Clan Hyuga. El chico puso sus ojos en blanco, ignorando a su compañera, y observo el edificio.
No pudo ver mucho, una barrera de chackra recubría las paredes del edificio. Entero.
—Si fuera tan sencillo no tendría ninguna gracia ¿verdad? — Escucharon ambos una voz femenina que se acercaba desde el edificio. La voz pertenecía a una mujer de unos treinta años, con el pelo moreno , largo y liso. Lo llevaba sujeto en una coleta. Los ojos de la mujer eran de color verde, tan claro que a veces, cuando cambiaba la luz, parecían azules. — Mi marido era como tu, mi nombre es Inoue Hyuga, y soy la dueña de todo esto ¿Estáis interesados? ¿Queréis pasar y divertiros? —Saludo y se presento mientras le tendia la mano primero a Daruu y luego a Reika.
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Sentía una gran curiosidad por saber de que se trataba todo aquello, de fantasmas u otra cosa por el estilo ni hablar, de eso la kunoichi estaba segura de que no era, pero aun asi la atraía todo el misterio que rodeaba esta casa.
Siguió alli parada sin ser atendida por nadie cuando, de pronto, un muchacho se colocó al lado de Reika, un muchacho con un curioso par de ojos de color blanco el cual la chica se percató de que tenia venas hinchadas alrededor -Disculpa- dijo al muchacho y espero que le prestase atención -¿Te encuentras bien?- preguntó inocentemente sin saber de que se trataba de un doujutsu propio del clan de aquel chico
Se acerco una mujer quien, al parecer, era la propietaria del edificio -¿Que habrá querido decir con que su marido era igual?¿También se le ponían los ojos en blanco y con venas?- se preguntaba Reika a la vez que le escuchaba. -Yamanaka Reika, encantada!- correspondió a la presentación como era debido -¿Es un salón de juegos Inoue-san?- preguntó aun sin saber de que trataba todo, pero al parecer era algo recreativo.
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Daruu entrecerró los ojos, molesto, y chasqueó la lengua. Ahora sí que tenía curiosidad por saber lo que estaba pasando allá adentro, pero por otra parte estaba creciendo en su interior una galopante desconfianza. ¿Por qué tomarse tantas molestias? ¿Y si había algo peligroso realmente allá dentro?
—Disculpa —Una voz femenina le hizo dar un respingo—. ¿Te encuentras bien?
Daruu sacudió la cabeza. Las venas alrededor de sus ojos dejaron de ser perceptibles al instante.
—¿Eh...? ¡Sí! Sí... Estaba preguntándome... ¿Has leído la nota sobre una habitación con puzzles? Me ha llamado la curiosidad.
—Si fuera tan sencillo no tendría ninguna gracia, ¿verdad? —Daruu retrocedió un paso, sorprendido por otra voz de mujer. Se trataba de una fémina de treinta años, con el pelo negro, largo y liso, sujeto en una coleta. Sus ojos aguamarina eran tan misteriosos como el edificio que tenía detrás—. Mi marido era como tú, mi nombre es Inoue Hyuuga, y soy la dueña de todo esto. ¿Estáis interesados? ¿Queréis pasar y divertiros?
Inoue Hyuuga. ¿Por qué el apellido después que el nombre? Qué raro. Quizás Hyuuga era el nombre. Pero no tenía ningún sentido.
—No sé, todo esto me parece muy extraño —dijo Daruu—. Una habitación con puzzles recubierta de chakra, ¿una atracción para ninjas? ¿Y como pagas todo esto? ¿Para qué lo haces? ¿Con qué dinero? No has dicho nada de un precio. ¿Vas a cobrarnos? ¿Si no, por qué demonios hacer todo esto?
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La mujer sonrió ante las preguntas que empezaron a dispararle los jovenes, pero sobretodo el joven Hyuga, que lanzo una pregunta detrás de otra sin dar tiempo a contestar la primera. Pero la mujer no dejo que las preguntas la abrumaran y permaneció serena y risueña delante de ambos shinobis. No era una sonrisa forzada, la mujer parecía desprender un aura de amabilidad y simpatía.
—Podéis llamarme Ino simplemente si queréis —Dijo la mujer ante las formales palabras de la joven Yamanaka —Déjadme que os lo explique mejor y después podéis seguir haciendo tantas preguntas como deseeis— Dijo la mujer antes de aclararse la voz y empezar su discurso —No se trata de un salón de juegos, es algo diferente, enseguida lo entendereis. Este es el sueño de mi difunto esposo, murió en una misión y me dejo al cargo de su legado, todo esto lo diseño el antes de morir, incluso lo de recubrir las paredes de chakra para que no fuera tan sencillo para los de su familia fue idea suya. Lo hago por que amo a mi marido y quiero hacer su sueño realidad. No es mas que un simple juego de resolver puzzles para salir de una habitación en un tiempo limitado. Si no lo consiguierais por vuestros propios medios al acabar el tiempo, yo misma abriría la puerta y os dejaría salir. Hay diferentes habitaciones, con puzzles diferentes, para que si un cliente quiere repetir la experiencia, pueda superar retos distintos. Por eso compre este edificio. En cuanto al precio, la primera vez es gratis, al menos por el momento, mi marido quería llevar este juego al mundo entero, pero de momento me gustaría que la gente lo probara para que corriera la voz. ¿Que me decís, os apetece? —Pregunto la mujer a ambos jóvenes al mismo tiempo —La mismisima Arashikage que me dio permiso para montar todo esto, fue la primera en probarlo, y lo supero en tiempo récord —Dijo la mujer para picar a los jóvenes, creyendo que todos querían ser tan fuertes y hábiles como la mujer que los gobernaba.
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Luego de su pregunta, las venas de sus ojos volvieron a la normalidad -Alguna clase de técnica?- se preguntaba la rubia luego de verlo hacer esa cosa -Si, un chico me dio este folleto en la plaza central y me dio curiosidad saber de que se trataba- respondió la chica al muchacho de los ojos extraños.
Seguía intentando saber a que se refería la mujer con la frase "Mi marido era como tu" que le había dicho al chico, pero antes de poder preguntar algo este mismo comenzó un bombardeo de preguntas a la mujer, quien permanecía serena ante el ataque de curiosidad del chico y fue donde la mujer decidió comenzar a explicar de que iba todo aquello. La kunoichi escucho con atención el relato de la mujer que quería seguir adelante con el legado de su difunto marido, mientras escuchaba corrió el mechón de cabe que tenia siempre sobre el ojo derecho, el cual ahora lo había acomodado por detrás de la oreja -Ya veo- respondió la chica -Entonces usted nos esta diciendo que todo el edificio son distintos juegos de ingenio e inteligencia, verdad?- pregunto a rubia interesada en participar
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