La palabra que mejor define a Takumi es extraño. Es un chaval reservado, frío y misterioso; su mirada suele estar perdida en el horizonte, como la de los soldados y shinobis que vuelven de las guerras más duras. Su cara no suele cambiar de gesto, es hierática y muy poco expresiva. Es más maduro de lo que debiera ser un chico de su edad, su complicada infancia le dejó una marca indeleble la cual no parece haber mejorado desde su llegada a Uzushiogakure. Es callado, demasiado tal vez, sólo abre la boca para hablar con sus superiores o si se le pregunta directamente, pero no es propenso a participar en conversaciones por voluntad propia. Eso sí, cada vez que habla, lo hace con una calma y tranquilidad apabullante, como si nada ni nadie le perturbara o le provocase siquiera la más mínima reacción. También es un chaval muy sincero, siempre dice lo que piensa cuando le preguntan aunque le pueda meter en problemas.
Aún hoy en día sigue teniendo pesadillas sobre sus primeros años de vida, en estos malos sueños se suceden recuerdos de los dos golpes de estado que se dieron a lo largo del año 210 en Kaze no Kuni contra la Daimyō Natsukatto Erina, en los cuales sus padres y su hermano acaban siendo apresados y ejecutados. Después de ver a su familia colgada en el patíbulo empieza a llorar y a correr pero es detenido por la Policía Militar y estos le cortan la garganta sin mediar palabra, justo el momento en el que Takumi se despierta sudoroso y con los ojos llorosos. Estas pesadillas y sus temas correlativos son lo único que perturba la mente del joven marionetista.
Su sueño es poder pacificar estabilizar todos los estados de Ōnindo que no cuentan con aldea shinobi, pero este ideal es algo que no va a compartir con nadie.

La palabra que mejor define a Takumi es extraño. Es un chaval reservado, frío y misterioso; su mirada suele estar perdida en el horizonte, como la de los soldados y shinobis que vuelven de las guerras más duras. Su cara de normal no suele cambiar de gesto, es hierática y muy poco expresiva, pero al mantener una conversación con otras personas intenta mostrar un mínimo de humanidad para no preocupar a nadie. Es más maduro de lo que debiera ser un chico de su edad, su complicada infancia le dejó una marca indeleble la cual algo ha mejorado desde su llegada a Uzushiogakure, pero sigue estando muy presente e influencia en gran manera la personalidad del joven. Es callado y sólo abre la boca para hablar con sus superiores o si se le pregunta directamente, pero no es propenso a participar en conversaciones por voluntad propia. Eso sí, al hablar, lo hace con una calma y tranquilidad apabullante, como si nada ni nadie le perturbara o le provocase siquiera la más mínima reacción. También es un chaval muy sincero, siempre dice lo que piensa cuando le preguntan aunque le pueda meter en problemas.
Aún hoy en día sigue teniendo pesadillas sobre sus primeros años de vida, en estos malos sueños se suceden recuerdos de los sucesivos golpes de estado que se dieron a lo largo de su infancia en Kaze no Kuni, en los cuales sus padres y su hermano acaban siendo apresados y ejecutados. Repetidamente ve a su familia colgada en el patíbulo y empieza a llorar y a correr, pero es detenido por la Policía Militar, los cuales le cortan la garganta sin mediar palabra, justo es ese el momento en el que Takumi se despierta entre sudores y con los ojos llorosos noche tras noche. Estas pesadillas y sus temas correlativos el principal tema que perturba la mente del joven marionetista.
Mantiene el ideal de pacificar todos los estados de Ōnindo que no cuentan con una Aldea Oculta para que el pueblo tenga una vida digna. Este ideal es heredado de su hermano Arata, el cual murió intentando reestablecer la otrora gran Sunagakure para acabar con las guerras civiles de los Daimyō que asolan su país natal.