9/05/2015, 01:39
(Última modificación: 10/05/2015, 21:30 por Sasagani Yota.)
Las semillas de la destrucción
Prologo
Los hermanos se encontraban postrados frente a un oscuro altar cuyos alrededores se antojaban imperceptibles por la lúgubre oscuridad que envolvía la habitación de lado a lado. Tan sólo les regocijaba la presencia de un par de velas que alumbraban lo suficiente como para percatarse del mediano monumento de piedra que reposaba frente a ellos, detrás del que también se encontraba una persona, alta y canosa; aunque fornida e imponente a pesar de la avanzada edad que aparentaba.
El hombre carraspeó la garganta una y otra vez hasta que tuvo la atención de los jóvenes, quienes habían estado buscando confort en el otro debido a la extraña situación en la que se encontraban. No sabían el por qué se encontraban allí ni mucho menos con quién, pues en su vida habían visto al hombre que aguardaba impaciente al otro lado del podio improvisado. Incluso habían tratado de huir pero tras un par de infructíferos intentos, decidieron terminar con aquello lo más pronto posible para así volver a casa, preferiblemente con la cabeza reposando aún sobre sus hombros.
Una voz gruesa cuyo tono atestiguaba su paso por el tiempo terminó por abrazarles en súbito y romper con la espera.
—Estáis aquí para saber la verdad, la cual nunca llegaríais a conocer de no ser por los esfuerzos de mi equipo. Uno que ha perecido y cuyo único legado en vida soy yo, todo gracias al vil esfuerzo de la familia de vuestro padre por ocultar la realidad. Nosotros hemos pagado las consecuencias, aunque creemos que ha valido la pena. Todo por el hoy, por el ahora... por el que vosotros podáis descubrir lo que realmente sucedió.
La sorpresa les invadió cuando los ojos del viejo se tintaron de rojo tal y como lo hacían sus relativos Uchiha. Era aterrador y aunque era probable de que se tratara de un truco, todo lucía demasiado real como para ignorarlo. Y así fue como la energía del sharingan les afectó por primera vez, cayendo ambos en un sopor durante el cual harían el papel de espectadores de una obra cuyo nombre se titula "pasado".
El hombre carraspeó la garganta una y otra vez hasta que tuvo la atención de los jóvenes, quienes habían estado buscando confort en el otro debido a la extraña situación en la que se encontraban. No sabían el por qué se encontraban allí ni mucho menos con quién, pues en su vida habían visto al hombre que aguardaba impaciente al otro lado del podio improvisado. Incluso habían tratado de huir pero tras un par de infructíferos intentos, decidieron terminar con aquello lo más pronto posible para así volver a casa, preferiblemente con la cabeza reposando aún sobre sus hombros.
Una voz gruesa cuyo tono atestiguaba su paso por el tiempo terminó por abrazarles en súbito y romper con la espera.
—Estáis aquí para saber la verdad, la cual nunca llegaríais a conocer de no ser por los esfuerzos de mi equipo. Uno que ha perecido y cuyo único legado en vida soy yo, todo gracias al vil esfuerzo de la familia de vuestro padre por ocultar la realidad. Nosotros hemos pagado las consecuencias, aunque creemos que ha valido la pena. Todo por el hoy, por el ahora... por el que vosotros podáis descubrir lo que realmente sucedió.
La sorpresa les invadió cuando los ojos del viejo se tintaron de rojo tal y como lo hacían sus relativos Uchiha. Era aterrador y aunque era probable de que se tratara de un truco, todo lucía demasiado real como para ignorarlo. Y así fue como la energía del sharingan les afectó por primera vez, cayendo ambos en un sopor durante el cual harían el papel de espectadores de una obra cuyo nombre se titula "pasado".
Capítulo I: Senjus y Uchihas
Cuenta la leyenda que durante los siglos de los siglos, shinobis fueron contratados como mercenarios por los señores feudales antes de que las Aldeas Ocultas fuesen construidas. Dichas familias luchaban por llevar un poco de pan y agua a sus casas cuando acababan con su habitual jornada de la que nunca sabrían si volverían. Dos de esas familias eran los Uchiha y los Senju, los cuales en su gran mayoría acabaron aposentándose en Konoha. Tras la destrucción de Konoha tras el incidente de los bijuus, una parte de ambas familias se movilizaron hasta Uzushiogakure, lugar donde se asentaron por su estrecha relación con la derruida Konoha y fue allí donde generación tras generación, sus niños y niños se convirtieron en hombres y sirvieron a la gente del Remolino.
Pasaron los años pero no fue hasta el año 180 cuando una de las dos familias se adelantó a la otra. Y es que Uchiha Seiyo llevó al clan Uchiha a una posición privilegiada, formando ninjas realmente poderosos a los que, en líneas generales, los Senju no podían rivalizar y se tuvieron que conformar con lo que tenían con la esperanza de poder retomar su posición esperada.
Tanto fue así que Seiyo se adentró en los entresijos de los Senju, buscando su media naranja, una mujer guapa, hermosa y que complementase su corazón. Y así fue pero aquello no hizo más que enfurecer al líder de los Senju. Senju Miramoto vio como el líder de sus rivales empezó una apasionada historia de amor con su hija, Senju Naomi. Trató de cortarlo de raíz pero tanto Seiyo como la propia Naomi lucharon contra mar y corriente haciéndole entender a aquel hombre que aquello les fortalecería y les daría aún más estabilidad en el seno de Uzushiogakure.
Era un hombre terco, orgulloso y ligeramente cabezota pero terminó accediendo antes que montar una masacre donde todo terminó en la unión de Uchiha Seiyo y Senju Naomi. Finalmente fue el Uchiha el que llegó a un acuerdo con él y la boda tuvo lugar aquel mismo año en un acto multitudinario, aunque, por supuesto, solo accesible para miembros de las dos famílias y es que eran de lo más secretistas en pro de que sus secretos jamás fuesen revelados.
Pasaron los años pero no fue hasta el año 180 cuando una de las dos familias se adelantó a la otra. Y es que Uchiha Seiyo llevó al clan Uchiha a una posición privilegiada, formando ninjas realmente poderosos a los que, en líneas generales, los Senju no podían rivalizar y se tuvieron que conformar con lo que tenían con la esperanza de poder retomar su posición esperada.
Tanto fue así que Seiyo se adentró en los entresijos de los Senju, buscando su media naranja, una mujer guapa, hermosa y que complementase su corazón. Y así fue pero aquello no hizo más que enfurecer al líder de los Senju. Senju Miramoto vio como el líder de sus rivales empezó una apasionada historia de amor con su hija, Senju Naomi. Trató de cortarlo de raíz pero tanto Seiyo como la propia Naomi lucharon contra mar y corriente haciéndole entender a aquel hombre que aquello les fortalecería y les daría aún más estabilidad en el seno de Uzushiogakure.
Era un hombre terco, orgulloso y ligeramente cabezota pero terminó accediendo antes que montar una masacre donde todo terminó en la unión de Uchiha Seiyo y Senju Naomi. Finalmente fue el Uchiha el que llegó a un acuerdo con él y la boda tuvo lugar aquel mismo año en un acto multitudinario, aunque, por supuesto, solo accesible para miembros de las dos famílias y es que eran de lo más secretistas en pro de que sus secretos jamás fuesen revelados.
Capítulo II: La descendencia de Uchiha Seiyo
Fueron 5 largos años. Lo trataron por todos los medios siempre que las misiones se lo permitían; el deber para con la aldea no era esquivable e incluso Seiyo y Naomi, quienes eran parte de la cúpula de sus familias no podían negarse cuando la aldea requería de sus servicios.
Lo cierto era que en cuanto les era posible, buscando el día más fértil de la Senju trataron de concebir el hijo que afianzaría el pacto que hizo Seiyo con Miramoto. Pero necesitaron de 5 largos años. Finalmente llegó el día. Aquel caloroso día de verano del año 185, Senju Naomi dio a luz al primogénito del Uchiha. Pero el destino es caprichoso. De las entrañas de la muchacha salieron dos asorables criaturas, una de cabellos nevados y la otra con el pelo totalmente azabache.
Aquello fue sin duda algo inesperable y puso en entredicho la tregua que se había instalado entre ambos clanes visto que el líder de los Senju reclamó su derecho de criar uno de los dos Uchihas bajo la doctrina de los Senju, como si se tratase de un miembro más de su familia, aunque su sangre dijese lo contrario. Pero aquella decisión enfureció a Seiyo. Ni por asomo iba a consentir que un futuro portador del sharingan tuviese que rebajarse ante la doctrina Senju; quería enseñarle los secretos de los Uchihas, él mismo.
Pero aquel fue el mayor error del líder de los Uchiha. Aquella simple decisión rompió los fundamentos que tantos años se habían trabajado. Miramoto se alzó en pie de guerra y la relación entre ambos clanes no hizo más que empeorar. Así pues, aquellos mellizos, Uchiha Yota y Uchiha Kota fueron llevados de la mano de su progenitor, Uchiha Seiyo y serían adoctrinados en el seno de su familia, donde serían entrenados para acabar ingresando en la academia y formar parte del ejercito de Uzushiogakure.
Lo cierto era que en cuanto les era posible, buscando el día más fértil de la Senju trataron de concebir el hijo que afianzaría el pacto que hizo Seiyo con Miramoto. Pero necesitaron de 5 largos años. Finalmente llegó el día. Aquel caloroso día de verano del año 185, Senju Naomi dio a luz al primogénito del Uchiha. Pero el destino es caprichoso. De las entrañas de la muchacha salieron dos asorables criaturas, una de cabellos nevados y la otra con el pelo totalmente azabache.
Aquello fue sin duda algo inesperable y puso en entredicho la tregua que se había instalado entre ambos clanes visto que el líder de los Senju reclamó su derecho de criar uno de los dos Uchihas bajo la doctrina de los Senju, como si se tratase de un miembro más de su familia, aunque su sangre dijese lo contrario. Pero aquella decisión enfureció a Seiyo. Ni por asomo iba a consentir que un futuro portador del sharingan tuviese que rebajarse ante la doctrina Senju; quería enseñarle los secretos de los Uchihas, él mismo.
Pero aquel fue el mayor error del líder de los Uchiha. Aquella simple decisión rompió los fundamentos que tantos años se habían trabajado. Miramoto se alzó en pie de guerra y la relación entre ambos clanes no hizo más que empeorar. Así pues, aquellos mellizos, Uchiha Yota y Uchiha Kota fueron llevados de la mano de su progenitor, Uchiha Seiyo y serían adoctrinados en el seno de su familia, donde serían entrenados para acabar ingresando en la academia y formar parte del ejercito de Uzushiogakure.
Capítulo III: Sangre Senju derramada
No había marcha atrás. El ambiente estaba demasiado caldeado y ya solo podía quedar uno; aquello se convirtió en un juego de ninjas en el que el más listo y el más habilidoso sería el vencedor.
Por aquella sencilla razón y por preservar a los Uchiha, Seiyo se dispuso a ir desmantelando la familia Senju. Ni siquiera el hecho de estar casado con una Senju le detuvo ya que en su cabeza tan solo había una sola cosa: El odio hacía Senju Miramoto. Trazó un plan para deshacerse, uno tras otro de los integrantes del clan al mismo tiempo que se dispuso a adoctrinar a sus retoños.
Pero Seiyo sabía que debía asegurarse de algo antes de hacer nada. Un día, cuando ya salieron el hospital, en su hogar, se plantó ante su amada y con los ojos ensangrentados le mostró el sharingan. La mujer, con las dos criaturas en brazos no pudo evitar la mirada repleta de odio de Uchiha Seiyo y lo que vio le creó un profundo hueco en su corazón.
El Uchiha metió a su esposa en uno de los genjutsus icónicos de su clan, mostrándole lo que acababa de suceder, pudo ver a sus más directos familiares en el suelo, sus cuerpos inertes, manchados por la sangre derramada por Seiyo. Parecía tan real… Le costaba dar crédito pero por la seriedad que se reflejaba en Seiyo pudo ver que no se trataba de ningún farol, ni mucho menos. ¿Cómo las disputas entre dos familias podía llegar tan lejos? Pero el Uchiha la obligó a callar, de lo contrario correría la misma suerte que su padre y su familia.
Desde aquel entonces, Naomi no fue la misma. La alegría que la caracterizaba cada día fue desapareciendo como si cada día que pasaba, un cachito de su vida se fuese volatilizando, en definitiva como si se estuviese perdiendo. En ocasiones se retorcía al ver al otro lado de la cama al asesino de los suyos y sin embargo tenía que callar, por el bien de Kota y Yota, así como por su propio bien.
Por aquella sencilla razón y por preservar a los Uchiha, Seiyo se dispuso a ir desmantelando la familia Senju. Ni siquiera el hecho de estar casado con una Senju le detuvo ya que en su cabeza tan solo había una sola cosa: El odio hacía Senju Miramoto. Trazó un plan para deshacerse, uno tras otro de los integrantes del clan al mismo tiempo que se dispuso a adoctrinar a sus retoños.
Pero Seiyo sabía que debía asegurarse de algo antes de hacer nada. Un día, cuando ya salieron el hospital, en su hogar, se plantó ante su amada y con los ojos ensangrentados le mostró el sharingan. La mujer, con las dos criaturas en brazos no pudo evitar la mirada repleta de odio de Uchiha Seiyo y lo que vio le creó un profundo hueco en su corazón.
El Uchiha metió a su esposa en uno de los genjutsus icónicos de su clan, mostrándole lo que acababa de suceder, pudo ver a sus más directos familiares en el suelo, sus cuerpos inertes, manchados por la sangre derramada por Seiyo. Parecía tan real… Le costaba dar crédito pero por la seriedad que se reflejaba en Seiyo pudo ver que no se trataba de ningún farol, ni mucho menos. ¿Cómo las disputas entre dos familias podía llegar tan lejos? Pero el Uchiha la obligó a callar, de lo contrario correría la misma suerte que su padre y su familia.
Desde aquel entonces, Naomi no fue la misma. La alegría que la caracterizaba cada día fue desapareciendo como si cada día que pasaba, un cachito de su vida se fuese volatilizando, en definitiva como si se estuviese perdiendo. En ocasiones se retorcía al ver al otro lado de la cama al asesino de los suyos y sin embargo tenía que callar, por el bien de Kota y Yota, así como por su propio bien.
Capitulo IV: La traición de los Uchiha
Los años pasaron y Seiyo seguía haciendo como si nada. Siguió con su vida, amando a Naomi y a sus hijos. Cuando alcanzaron la edad de 10 años ambos ingresaron en la academia shinobi de Uzushiogakure. Ambos conocían las costumbres de los Uchiha, pero había llegado la hora de crecer como shinobis y conocer los entresijos de la vida en el Remolino, y aquello solo iban a aprenderlo en la academia donde se forjaba el futuro del Remolino.
Sin embargo, algo se estaba cociendo en el seno de los Uchiha. Un hombre, portador del sharingan y subordinado de Seiyo contactó a espaldas de su líder con Senju Naomi. Aquella mujer no fue la que se casó con Seiyo, parecía un cuerpo sin vida, decrepito y superada por las circunstancias, pero aquel hombre trajo luz a su vida. Había llegado el momento de cambiar las tornas y mostrar la verdad a sus hijos. Se trataba de Uchiha Sora, pero debía esperar el momento oportuno, un paso en falso y su cabeza acabaría rodando por el suelo.
Fue tras la graduación de los muchachos. Se convirtieron en gennins hechos y derechos y lucían con júbilo sus bandanas con el símbolo del remolino, lo cual les acreditaba como ninjas de Uzumaki Shiona, pero por encima de todo de Uzushiogakure. En el seno Uchiha todo era una fiesta, los primogénitos de Uchiha Seiyo, líder de la familia habían superado a prueba y se habían convertido en verdaderos hombretones de pleno derecho y era el momento perfecto para llevar a cabo el plan de Sora y Naomi.
El Uchiha se dirigió a los bosques colindantes de la zona donde encontró una cueva de una ruta poco transitada y allí fue, durante una noche cuando Naomi, aprovechando que su marido estaba durmiendo acompañó a Kota y Yota hasta aquel lugar. No se atrevió a entrar a su interior. Cuando los chicos entraron vieron una sala enorme iluminada por el fuego de las antorchas y en el centro un pequeño podio de piedra en el que les aguardaba, sentado sobre aquella losa de piedra Uchiha Sora, el traidor del clan Uchiha.
El hombre se aclaró la garganta y emitió un agudo carraspeo tras el cual les explicó a los muchachos la cruda realidad. Eran la descendencia de un asesino despiadado que había puesto a los Senju en contra de los Uchiha. Debían saber la verdad y aquello fue lo que Sora decidió hacer. Con el sharingan iluminado en sus pupilas, metió en un poderoso genjutsu a los chavales.
—Estáis aquí para saber la verdad, la cual nunca llegaríais a conocer de no ser por los esfuerzos de mi equipo. Uno que ha perecido y cuyo único legado en vida soy yo, todo gracias al vil esfuerzo de la familia de vuestro padre por ocultar la realidad. Nosotros hemos pagado las consecuencias, aunque creemos que ha valido la pena. Todo por el hoy, por el ahora... por el que vosotros podáis descubrir lo que realmente sucedió.
Tras aquel breve discurso les liberó de la ilusión y pudo observar como ambos despertaron su propio sharingan. Supo en aquel preciso momento que ambos entendieron la verdadera situación y sabían qué clase de persona era su padre. También pudo ver como comprendían a su madre, su actitud, su modus vivendi...
Sin embargo, algo se estaba cociendo en el seno de los Uchiha. Un hombre, portador del sharingan y subordinado de Seiyo contactó a espaldas de su líder con Senju Naomi. Aquella mujer no fue la que se casó con Seiyo, parecía un cuerpo sin vida, decrepito y superada por las circunstancias, pero aquel hombre trajo luz a su vida. Había llegado el momento de cambiar las tornas y mostrar la verdad a sus hijos. Se trataba de Uchiha Sora, pero debía esperar el momento oportuno, un paso en falso y su cabeza acabaría rodando por el suelo.
Fue tras la graduación de los muchachos. Se convirtieron en gennins hechos y derechos y lucían con júbilo sus bandanas con el símbolo del remolino, lo cual les acreditaba como ninjas de Uzumaki Shiona, pero por encima de todo de Uzushiogakure. En el seno Uchiha todo era una fiesta, los primogénitos de Uchiha Seiyo, líder de la familia habían superado a prueba y se habían convertido en verdaderos hombretones de pleno derecho y era el momento perfecto para llevar a cabo el plan de Sora y Naomi.
El Uchiha se dirigió a los bosques colindantes de la zona donde encontró una cueva de una ruta poco transitada y allí fue, durante una noche cuando Naomi, aprovechando que su marido estaba durmiendo acompañó a Kota y Yota hasta aquel lugar. No se atrevió a entrar a su interior. Cuando los chicos entraron vieron una sala enorme iluminada por el fuego de las antorchas y en el centro un pequeño podio de piedra en el que les aguardaba, sentado sobre aquella losa de piedra Uchiha Sora, el traidor del clan Uchiha.
El hombre se aclaró la garganta y emitió un agudo carraspeo tras el cual les explicó a los muchachos la cruda realidad. Eran la descendencia de un asesino despiadado que había puesto a los Senju en contra de los Uchiha. Debían saber la verdad y aquello fue lo que Sora decidió hacer. Con el sharingan iluminado en sus pupilas, metió en un poderoso genjutsu a los chavales.
—Estáis aquí para saber la verdad, la cual nunca llegaríais a conocer de no ser por los esfuerzos de mi equipo. Uno que ha perecido y cuyo único legado en vida soy yo, todo gracias al vil esfuerzo de la familia de vuestro padre por ocultar la realidad. Nosotros hemos pagado las consecuencias, aunque creemos que ha valido la pena. Todo por el hoy, por el ahora... por el que vosotros podáis descubrir lo que realmente sucedió.
Tras aquel breve discurso les liberó de la ilusión y pudo observar como ambos despertaron su propio sharingan. Supo en aquel preciso momento que ambos entendieron la verdadera situación y sabían qué clase de persona era su padre. También pudo ver como comprendían a su madre, su actitud, su modus vivendi...
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
![[Imagen: dlinHLO.png]](https://i.imgur.com/dlinHLO.png)
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
![[Imagen: QnCxpbO.png]](http://i.imgur.com/QnCxpbO.png)
![[Imagen: dlinHLO.png]](http://i.imgur.com/dlinHLO.png)
![[Imagen: 9ZWDtLG.png]](http://i.imgur.com/9ZWDtLG.png)