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Eikyuu Juro · 29/01/2019, 00:34

La chica observó fijamente a Kazuma, cómo si buscase alguna clase de objección o ironía en sus palabras. Sin embargo, el rostro imperturbable del chico pareció convencerla de algo.

—Mi nombre es Hanamura Kazuma, ¿Cuál es el tuyo?

— Supongo que te lo perdonaré. Por esta vez. Soy Sora. Akarui Sora — dijo la chica, y le tendió la mano a Kazuma, contra todo pronóstico. La palabra "señorita" parecía haber ablandado su juicio —. Pareces bastante joven para ser un shinobi. ¿Cuántos años tienes? ¿Ese chico que va contigo es tu compañero? ¿Vais a hacer alguna peligrosa misión?

La chica parecía ligeramente emocionada, escupiendo preguntas sin ton ni son, pero trataba de disimularlo con una aparente desinterés, preguntando como quien habla del tiempo. Al parecer, tenía suficiente capacidad para reconocer las bandanas que portaban Juro y Kazuma, aunque quien sabía si una simple civil como ella podía reconocer más signos del mundo shinobi.

La chica cruzó las piernas, esperando una respuesta. Ahora, en lugar de mirar a la hierba, miraba a Kazuma.

Hanamura Kazuma

—Supongo que te lo perdonaré. Por esta vez. Soy Sora. Akarui Sora — dijo la chica, y le tendió la mano a Kazuma, contra todo pronóstico. La palabra "señorita" parecía haber ablandado su juicio —. Pareces bastante joven para ser un shinobi. ¿Cuántos años tienes? ¿Ese chico que va contigo es tu compañero? ¿Vais a hacer alguna peligrosa misión?

Kazuma le estrecho la mano con suavidad, mientras sentía caer sobre él la lluvia de preguntas. Aquello le agradaba, la gente que se preguntaba cosas, puesto que de alguna manera le parecían muchos más vivos que el resto, que aquellos envenenados por la indiferencia.

—Sora; es un bonito nombre, ¿no? Significa cielo —aseguro, mientras que con una rama dibujaba los correspondiente kanjis en la parte más blanda del suelo—. Ase por cumpli los trece años, aunque hay gente más joven y de mayor rango que yo. Quien me acompaña es mi sensei, un ninja de alto rango y mi superior… Y en cuanto al viaje, no sabría decirte: se supone que mi deber es acompañarle y estar atento a lo que pueda pasar.

Se levantó un poco y enfoco la mirada en la joven.

—Ahora es mi turno —aseguro con una tenue sonrisa—: ¿Las personas que te acompañan son tus padres? ¿Están en algún viaje de negocios o mudanza? ¿Has visto algo interesante en lo que va de viaje?

Eikyuu Juro · 2/02/2019, 22:40

La muchacha sonrió ante la apreciación de Kazuma, aunque no confirmó ni negó nada.

— ¿Por eso lleva el chaleco? ¡Vaya! ¡Sí parece un niño también! — exclamó la chica, la cual no podía dar crédito a que alguien de menor edad que ella fuese ya un superior shinobi.

Kazuma no perdió el tiempo, y pareció querer aprovechar la oportunidad de que la muchacha le hubiese preguntado algo, convirtiendo aquella conversación en alguna clase de juego de turnos. Aunque fuera solo una forma de empezar la pregunta, la chica pareció tomarselo a lo literal.

—Ahora es mi turno ¿Las personas que te acompañan son tus padres? ¿Están en algún viaje de negocios o mudanza? ¿Has visto algo interesante en lo que va de viaje?

— ¡Oh! ¡No sabía que estábamos jugando a las preguntas! — Se pasó una mano por el pelo, quizá confundiendo alguna clase de juego con lo que Kazuma pretendía —. ¡Pues claro que son mis padres! Si todo el mundo dice que nos parecemos mucho. En fin. Somos comerciantes, y vamos de pueblo en pueblo por la ruta comercial buscando clientes para nuestros negocios.

» He viajado desde que tengo memoria, y he visto muchas cosas, pero eso te costará otra pregunta. Ahora me toca — La chica le sacó la lengua. A pesar de que Kazuma le había devuelto el número exacto de preguntas, la chica no debía de haber queadado satisfecha con las respuestas —. ¿Has matado alguna vez a una persona? Y si es así, ¿Cómo lo has hecho?

Hanamura Kazuma · 3/02/2019, 15:24

La muchacha parecía dispuesta a caer en aquel intercambio de preguntas y respuestas, aunque fuese bajo sus propios términos. Como respuesta confirmo que aquellos viajeros eran sus padres, aunque Kazuma no les veía un parecido real, quizás porque era pésimo en ese tipo de asociaciones físicas. Por otro lado, resulto que no eran viajeros ocasionales sino gente del camino, vendedores de la ruta.

—He viajado desde que tengo memoria, y he visto muchas cosas, pero eso te costará otra pregunta. Ahora me toca —respondió la chica, dando a entender que sería ella quien guiara la conversación—. ¿Has matado alguna vez a una persona? Y si es así, ¿Cómo lo has hecho?

—Jamás he matado a nadie, aunque… mi trabajo puede que lo requiera alguna vez —aseguro, pero siendo incapaz de imaginarse a sí mismo tomado la vida de alguien más, tal como era incapaz de tomar la vida de aquel lechón que le habían regalado y que ahora era una especie de mascota salvada por su infantil blandura.

Y a pesar de ahora le correspondía cobrar la pregunta que se le debía, se quedó en silencio, preguntándose como su sensei respondería a aquella pregunta.

Eikyuu Juro · 7/02/2019, 18:51

La pregunta de la chica pareció traer una gran tristeza a la mente de Kazuma, pues este se mantuvo en silencio. Aun así, admitió que nunca lo había hecho, aunque parecía temer mismamente el tener que hacerlo en el futuro.

—Jamás he matado a nadie, aunque… mi trabajo puede que lo requiera alguna vez

Y silencio. La chica esperó, pero no hubo contestación.

— Bueeeno... — murmuró —. La verdad es que a mi me gustaría un poco más de acción. La vida del comerciante es aburrida. Aunque admito que a mi también me inquietaría el tener que asesinar a alguien.

La chica vio a Kazuma triste, y echó un vistazo a la caravana de sus padres: Juro seguía arreglandola, y sus padres, hablaban. Sora suspiró otra vez, consciente de que Kazuma era el único medio que tenía para divertirse en ese momento, y no podía perderlo en hablar de esas cosas.

Sora se levantó de golpe, yh le dedicó una sonrisa traviesa a Kazuma.

— Ven conmigo. Aún tardaran un rato en arreglarla — Acto seguido, la chica se introdujo en los arbustos, y fue directa al bosque que parecía rodear el camino. Si el chico no la seguía pronto, probablemente la perdería.

Hanamura Kazuma · 9/02/2019, 18:18

—Bueeeno... —murmuró—. La verdad es que a mí me gustaría un poco más de acción. La vida del comerciante es aburrida. Aunque admito que a mí también me inquietaría el tener que asesinar a alguien.

Kazuma abrió lo boca para decir algo, pero se detuvo: creía necesario señalar que no había nada de malo en una vida tranquila, mientras uno hiciese lo que realmente le gustaba; pero recordó que aquella era una de esas “peculiaridades” por las que le llamaban niño aburrido o anciano prematuro.

—Ven conmigo. Aún tardaran un rato en arreglarla —Acto seguido, la chica se introdujo en los arbustos, y fue directa al bosque que parecía rodear el camino.

—Interesante —se dijo a si mismo mientras apresuraba el paso.

Aquella chica le producía la impresión de ser alguien que tendía a desafiar reglas y buscar problemas constantemente, aquello que los mayores llamaban una adolecente rebelde. Pero eso a él le resultaba interesante, pues generalmente las personas “problemáticas” se veían envueltas en las situaciones más extrañas y curiosas.

Eikyuu Juro · 10/02/2019, 23:16

No había ninguna clase de sendero allá donde ambos iban. Los arbustos solo se deshacían en diferentes ramificaciones de césped, hierba, y árboles, que impedían ver la mayor parte del cielo. Algún fruto colgaba de ellos, pero nadie se atrevía a tocarlo, ni a irrumpir en aquella armonía.

Sora caminaba despreocupadamente por el césped, observando la naturaleza.

— Me gusta mucho pasear por el bosque, ¿sabes? Es como un enorme lugar misterioso para explorar — dijo, sin mirar si quiera al joven, que le seguía de cerca[ —. ¿A tí no te pasa?

La chica se detuvo de pronto, al observar un conjunto de flores que destacaban sobre el pasto. Los tallos eran verdes claros, y sus petalos, de múltiples colores: rosas, blancos y amarillos. Eran alargadas y sobresalían por toda la planta.

— ¿Ves lo que te digo! ¡Son preciosas!

Hanamura Kazuma · 11/02/2019, 21:57

—Me gusta mucho pasear por el bosque, ¿sabes? Es como un enorme lugar misterioso para explorar —dijo, sin mirar si quiera al joven, que le seguía de cerca—. ¿A ti no te pasa?

—Si… El bosque es un sitio interesante, lleno de vida y misterios —concordó, siguiendo los pasos de Sora—. Aunque de noche pueda resultar un tanto aterrador.

—¿Ves lo que te digo? ¡Son preciosas!

Kazuma observo las flores y sus cálidos colores. Jamás había reparado en la belleza de las mismas, al menos no más allá de lo simplemente estético. Pero aquella muchacha parecía ver en ellas algo más que un simple adorno, como si fueran el símbolo de algo tan obvio que a él no le era posible verlo.

—Es agradable conocer a alguien con interés por la naturaleza —señalo mientras se agachaba para acercarse al suelo—. Suele ser que las chicas bonitas estan mayormente al pendiente de tener romances o estar a la moda… Aunque eso también puede ser lindo, de alguna manera.

Eikyuu Juro · 11/02/2019, 23:38

Sora soltó una pequeña carcajada cuando escuchó las palabras de Kazuma sobre las "chicas bonitas". Aun así, un leve rubor se coló en sus mejillas.

— Eres muy mono — dijo, y acarició levemente su hombro, para luego seguir observando las flores —. No es que no me interese la ropa o el amor. Me gustan las cosas bellas. He viajado a muchos lugares, y he visto muchas cosas, ya te lo he dicho. Pero en la naturaleza es en lo que encuentro mayor belleza.

» No lo sé, la forma en la que crecen, o cómo surgen. Es realmente misterioso. ¿Por qué la naturaleza les da a las flores esas formas excéntricas y esos colores tan vistosos? Están hechas para ser contempladas.

Sora se dejó caer al suelo (sobre el cesped, con cuidado de no aplastar ninguna de las flores) y suspiró. Observó a Kazuma y le invitó a sentarse, tumbarse o seguir de piel, tal y cómo él lo prefiriera.

— La verdad es que no me gusta viajar tanto — le confesó —. Me gustaría tener mi propio jardín, lleno de flores y plantas. Pero si nunca estamos quietos en un sitio por mucho tiempo, me es imposible hacer nada de eso. Las plantas requieren mimos y atención, y no podría darselas.

Hanamura Kazuma · 12/02/2019, 02:16

Kazuma se sentó al lado de Sora, teniendo cuidado de no colocarse sobre alguna flor o insecto.

—La verdad es que no me gusta viajar tanto —le confesó—. Me gustaría tener mi propio jardín, lleno de flores y plantas. Pero si nunca estamos quietos en un sitio por mucho tiempo, me es imposible hacer nada de eso. Las plantas requieren mimos y atención, y no podría dárselas.

Comprendía aquella sensación. Ahora que era un ninja y que tenía que cumplir con los deberes que ese estatus implicaba, tenía menos tiempo para pasar en su huerto. No se sentía atraído por el cultivo, pues lo suyo eran las plantas alimenticias. Aun así, el sentimiento de ver crecer algo y contemplar la belleza del proceso de maduración era algo que le llenaba de satisfacción.

—Espero que algún día puedas tener ese jardín que tanto deseas, Sora-san —dijo, deseando que tuviera éxito con ello—. Creo que todas las personas deberían tener la oportunidad de cuidar un jardín, un jardín que sea parte de ellos mismos.

»Ya sabes, como en el mito de El jardín del reino superior.

Eikyuu Juro · 13/02/2019, 21:45

La chica sonrió ante las palabras de Kazuma. Desde luego, era un niño, y no podía entender lo que ella (una complicada chica de dieciseis años) sentía y vivía en sus carnes. Pero aun así, era agradable que alguien le dijera lo que quería escuchar. Lamentablemente, sus padres no pensaban igual (como en todas las historias trágicas), y lo del jardín realmente lo consideraban una tontería.

Ella tendría que trabajar como su padre, llevando el carro hasta que caminara encorvada como una anciana.

Sin embargo, las últimas palabras de Kazuma llamaron su atención.

— Nunca he oído hablar de ese mito — musitó la chica, con los ojos brillantes, llenos de curiosidad —. ¡Cuéntamelo, cuéntamelo!

Hanamura Kazuma · 14/02/2019, 03:18

—Hay varias versiones, pero la más conocida cuenta así: en una época tan antigua que ha sido olvidada, los dioses que vivían en el reino superior (el cielo) pasaban la eternidad descansando en un hermoso jardín. Aquel lugar de belleza y deleite contenía todas las flores que han existido, existen o existirán. Pero dicho lugar necesitaba ser cuidado eternamente, por lo que concedieron la inmortalidad a una humana que consideraron digna, para que lo protegiese por siempre, una mujer llamada Haru.

»La humana cumplió con su tarea durante miles de años, honrada y satisfecha. Pero algo atormentaba su corazón: en el jardín había un estanque místico, con el cual podía observar el mundo terrenal. Dedicaba sus horas libres a contemplar el reino de los mortales, viendo como en la tierra solo había marrones y verdes… No había colores o dulces aromas, no había flores.

»Triste por el hecho de que los terrenales jamás habían conocido la belleza de las flores, pregunto a los dioses si podía hacer algo por ellos. Estos le contestaron que sería muy fácil el darles a los humanos el regalo de las flores, pero eran indignos de tener un tesoro que solo debía ser contemplado por ellos.

»Incapaz de tolerar esta injusticia, la guardiana del jardín se sumergió en el místico estanque y escapo hacia la tierra, llevando todo lo que pudo consigo (un tarro de semillas y una colmena de abejas). De inmediato los dioses iniciaron su persecución, pero ella les evadió durante la cuarta parte de un año.

»Para cuando la apresaron, ya había recorrido gran parte del mundo y esparcido por el mismo gran variedad de flores. Las mismas habían prosperado tanto y de forma tan hermosa que los dioses se vieron incapaces de destruirlas. Además de eso, el tiempo de la guardiana en la tierra fue el suficiente como para revelar el prohibido lenguaje de las flores, los sagrados conocimientos del arte con las mismas y los prodigiosos métodos de las abejas y la miel… Y también les revelos a algunos elegidos los secretos de las flores místicas, aunque lo hizo de forma tan secreta que sus divinos señores no se enteraron hasta milenios después.

»Por haber dado semejante regalo a los indignos humanos, los dioses la condenaron a pasar la eternidad recluida en una cárcel de espinas, atendiendo un jardín que florecía durante la noche y que se marchitaba durante el día… Y allí la dejaron, con el único consuelo de poseer un estanque que le permitía mirar hacia la tierra durante la misma cuarta parte de un año que allí estuvo, una estación a la que luego llamaron como a quien la creo, Haru, la primavera, la que trae las flores desde el jardin del reino superior.

Eikyuu Juro · 16/02/2019, 20:49

Sora escuchó con la boca abierta la historia de Kazuma. Practicamente, bebió de sus palabras. Había escuchado historias, como cualquier otro niño. Cuentos de hadas, de terror... Sin embargo, la leyenda de Kazuma tenía... algo Algo que la atrajo a no separar la mirada del chico mientras hablaba.

Cuando terminó de contarla, Sora abrió la boca, dejando expresar una clara exclamación.

— Es una historia preciosa y... triste — murmuró la chica —. Pero la entiendo. Las flores tienen algo especial. Algo divino, supongo. Quizá es eso lo que siento cuando las veo. Ya sé que es un mito, pero a veces... no puedo evitar pensar que estas cosas podrían tener algo de verdad.

» Pero... Kazuma-kun... ¿De verdad esa mujer castigada por toda la eternidad simplemente por eso? ¡Es totalmente injusto! — exclamó, indignada.

Para ella, que la vegetación y las flores constituían una de sus maneras de vivir, era casi inconcebible aquel horrible castigo. De ser una historia verídica, le debería a esa mujer practicamente su vida entera.

Hanamura Kazuma · 17/02/2019, 02:09

—Pero... Kazuma-kun... ¿De verdad esa mujer fue castigada por toda la eternidad simplemente por eso? ¡Es totalmente injusto! —exclamó, indignada.

Kazuma la observo durante unos instantes y luego le sonrió.

—De hecho, hay varias versiones de la misma historia: mayormente difieren las unas de las otras solo en cuanto al destino final de Haru —señalo, haciendo énfasis en que había más de una historia, porque la misma quizás fue contada por testigos distintos—. La que te acabo de contar es la más común hoy en día, la que se puede conseguir con mayor facilidad en enciclopedias y antologías… Pero se de una que es mucho más antigua y que desmiente la que recién narre: alguien que sabe de mi pasión por estas cosas me facilito el acceso a una copia secreta de un antiquísimo pergamino encontrado en unas ruinas del País del Viento y que parece haber sido propiedad de un gran erudito.

»Allí dice que en realidad los dioses no pudieron hallar a Haru, de que esta se ocultó tan bien que nadie jamás podría hallarla. Aprovechando que nadie jamás lograría desmentirlos, estos aseguraron haberla capturado y haberle aplicado un castigo ejemplar; todo fuese para conservar su orgullo. Pero los que fueron más cercanos a ella en sus últimos días, dijeron que en algún lugar ella emulo y elevo a nuevas alturas de belleza el jardín del reino superior (mientras que los dioses perdieron a la única guardiana digna)… Y que, para protegerlo, se guardó el secreto, pero que aun así yace allí eterna y pacíficamente, recibiendo a quienes por esfuerzo o casualidad llegan, y permitiendo quedarse a quienes demuestren ser dignos.

Kazuma se recostó en la hierba, pensando en cómo sería aquel lugar.

—Creo que esa es una mejor y más verdadera versión, ¿no te parece, Sora-san?

Eikyuu Juro · 19/02/2019, 01:21

Sora escuchó las palabras del chico. Un nuevo final, una nueva oportunidad para la figura de aquella mujer. Bebió esas palabras también.

La diferencia es que, cuando terminó de hablar, la chica esbozó una enorme sonrisa.

— Eso, desde luego, es un digno final para una buena historia — dijo Sora —. Vaya, Kazuma-kun, la verdad es que me has devuelto las ganas de viajar por el mundo con la caravana. El solo imaginar que en algún recóndito lugar pudiera existir algo así como un jardín sin igual... Me dan ganas incluso de salir a buscarlo. De ver su belleza para poder crear la mía.

» Daría lo que fuera por conocer a una mujer así. Me encantaría aprender de ella — suspiró la chica.

Sora observó el cielo, y dejó escapar un suspiro de anhelo.