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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
La frenética ave no estaba dispuesta a ceder esa pelea, el zangoloteo del animal había salpicado sangre alrededor y Tatsuya sentía que los brazos empezaban a fatigarse, pero aún así seguía intentando defenderse pues confiaba en que Kazuma haría algo al respecto para ayudarlo y confiado en eso seguía batallando contra la ave que al contrario que él no parecía cansarse demasiado aunque estuviera en un estado mucho peor.

Pronto su atención fue llamada por un sonido de otro tipo de depredador, específicamente el de la cola de una víbora de cascabel; Tatsuya por un instante se asutó más al creer que tendría que lidiar no sólo con el buhó sino con la serpiente, sin embargo cuando el ave volteó la cabeza en dirección al sonido y le dió instantes a Tatsuya para descansar pudo observar que era Kazuma el que estaba produciendo aquel sonido para distraer al animal.

Era la oprtunidad de Tatsuya, no le agradaba tener que lastimar animales pero era su única opción ya que era su propia vida la que estaba en riesgo, quizás su ninjatou no sería suficiente para ejecutar al animal de un sólo tajo, al menos no con un cuello tan corto que casi ni se lograba distinguir donde terminaba el torso y donde empezaba la cabeza. Para acabar con el animal rápidamente debía ser un ataque muy preciso y letal.

"Lo siento amiguito... ¡Raiton!.. ¡Chakura Nagare!"

El joven canalizó su chakra a través de la espada, con el rayo impregnado en la katana la clavó en el centro de la garganta del buhó y luego se la cortó en dirección hacia afuera sin que la carne ofreciese mayor resistencia al filo cargado con relámpago; un chorro de sangre salpicó a Tatsuya como sí la que le había echado encima durante el forcejeo no hubiera sido suficiente, el animal cayó finalmente, con la cabeza colgando sólo sujeta a su cuerpo por la carne que no fue cortada por la ninjatou de Tatsuya, el joven se dió un momento para descansar y cerrar los ojos, dejó caer los brazos pero sin soltar su arma, aún la sujetaba con su mano izquierda, respiraba de manera agitada por el esfuerzo y el cansancio, el chakra dejó de fluir en el arma, ya no sería necesario otro golpe...

Tatsuya luego de unos momentos, decidió incorporarse, cuando ya había recuperado el aliento se acercó un poco al torso del ave y sacó la fuuma shuriken incrustada en su cuerpo, estaban casi totalmente ensangrentada de las cuchillas, la plegó y se dispuso a caminar hacía donde estaba Kazuma, para devolvérsela.

-Kazuma-san...- Dijo con un tono de voz difícil de descifrar. -Perdóname, no tomé precauciones y me adentré sin fijarme por donde caminaba... Te debo mi vida- Continuó e inmediatamente se inclinó y mantenía esa postura de manera firme.
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#17
El ave poso su mirada en Kazuma y aquellos ojos naranja oscuro le observaron de manera depredatoria. Era como si no supiera que había un chico agitando el cascabel de una serpiente muerta. Era como si creyera que se trataba de otro ofidio que se encontraba cruzando por su territorio.

«!Vamos, Takanashi!» —Sintió como si el ave planeara lanzarse ahora contra él.

Pero antes de que el peligro emplumado se cerniera sobre él, la cabeza del animal se desprendió parcialmente de su cuerpo. Aquella decapitación resultaba en extremo macabra, y no solo por la fuente de sangre en la que recién se había convertido su cuello, ni no que también porque aun con la cabeza colgando de una lánguida tira de carne el Búho jamás quitó sus ojos de él. Su cuerpo quedó de pie y observante hacia el peliblanco, como si jamás hubiera visto llegar el fin y no se diera cuenta de que había muerto.

«Que intenso…» —De pronto sentía como su habitual calma volvía a él.

Tatsuya se acercó a él con el fuuma shuriken en la mano y con una perturbadora cubierta de sangre en todo el cuerpo. Se le veía bastante agitado, aunque luego de lo sucedió era de esperarse. No todos los días eres atacado por un ave de presa gigante, pero cuando pasa es algo que te hace pensar en muchas cosas, cosas como: “¿Por qué rayos me pasan estas cosas? Ah, cierto que soy un ninja, a eso se debe”. Al menos esa era la manera de verlo de aquel de ojos grises.

Kazuma-san... —Dijo con un tono de voz difícil de descifrar—. Perdóname, no tomé precauciones y me adentre sin fijarme por donde caminaba... Te debo mi vida —Continuó e inmediatamente se inclinó y mantenía esa postura de manera firme.

Ok... Lo importante es que logramos apañarnosla —Para el aquéllas cosas sucedían todo el tiempo. Es más, si hubiera decidido adentrarse solo en el bosque aquello le hubiese sucedido a él y se hubiera repetido la historia animal de horas atrás—, además no necesitas ser tan solemne conmigo, jejeje —se permitió reír un poco para relajar el ambiente—. De todas formas, creo que deberíamos buscar un riachuelo para que laves tu ropa, pues el olor a sangre fresca podría atraer a otros depredadores.

El de Uzu tomó su arma y se encaminó hacia alguna parte. No estaba seguro de que se estuviese dirigiendo a un río, pero para cuando los carroñeros comenzarán a llegar cualquier lugar sería mejor que ese.
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#18
El joven genin de Takigakure estaba avergonzado con sí mismo, su excesiva confianza en que podía andar libremente por el bosque no le hizo pensar en los peligros que pudieran haber estado acechando. Aquel lugar no era como los apacibles bosques del País del Río donde el normalmente se suele pasear, era en extremo diferente, no debía dejarse guiar por lo amigable de los colores del lugar, así como mucho de esos hongos poseían veneno detrás de su apariencia así eran los peligros que ocultaban los árboles y plantas de aquella jungla. Tatsuya no sabía que desenlace hubiera tenido el ataque si Kazuma no hubiera estado presente, era díficil saber si podría haberse valido por sí mismo en aquellas circunstancias, era un ninja pero realmente no esta acostumbrado a situaciones de tanto peligro.

Kazuma por otro lado en el momento en que se percató de que el ave ya no representaba amenaza alguna mostró una gran tranquilidad, era como sí sólo hubiera sido un pequeño contratiempo para él, de esos que luego de un par de días ni te acuerdas que ocurrieron.

Ok... Lo importante es que logramos apañarnosla —Para el aquéllas cosas sucedían todo el tiempo. Es más, si hubiera decidido adentrarse solo en el bosque aquello le hubiese sucedido a él y se hubiera repetido la historia animal de horas atrás—, además no necesitas ser tan solemne conmigo, jejeje —se permitió reír un poco para relajar el ambiente—. De todas formas, creo que deberíamos buscar un riachuelo para que laves tu ropa, pues el olor a sangre fresca podría atraer a otros depredadores.

Kazuma no parecía molesto para nada, de hecho incluso le dijo al joven de Takigakure que podía ser más coloquial con él, aunque como eso es algo que Tatsuya hace por pura inercia difícilmente dejaría de mostrar su cortesía. Cabe destacar que por alguna razón Tatsuya estaba sintiendo un mayor respeto a Kazuma que a otras personas en general, no porque lo salvase sino quizás por el simple hecho de que Kazuma también fuese un aparente practicante del arte de la espada; respecto a la idea de el chico de melena blanca Tatsuya no podía estar más de acuerdo, era imprescindible que se limpiase de la sangre o podían acarrearse más problemas, Kazuma se puso en marcha y esta vez sería Tatsuya el que lo siguiese.

-Tienes toda la razón- comentó y luego se dispuso a seguirlo no sin antes voltear a ver por última vez al ahora inmóvil cadáver del buhó.

No le agradaba matar a un animal, sabe que si un humano se mete al territorio de un animal es la persona la que tiene la culpa, aquel buhó sólo hacía lo que sus instintos le demandaban, cazar una presa y seguir con el ciclo de la naturaleza. Tatsuya no imaginaba como era que los aldeanos comunes y corrientes sorteaban este tipo de peligros todo el tiempo para lograr conseguir los hongos para comerciar, debían tener algún método secreto o simplemente sabían como evitar a las bestias, era preocupante pues si los habitantes del pueblo podían evitar lidiar con las bestias corrientes pero no con el jabalí indicaba que la bestia era algo fuera de lo normal, un peligro mucho mas extremo que las criaturas habituales del lugar.
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#19
Puede que Kazuma no supiera ubicarse en un bosque como aquel, pero tenía cierta idea de cómo encontrar una fuente de agua. Los cauces de los ríos solían encontrarse en la parte de menor altitud, además de que el sonido y la humedad son factores esenciales a la hora localizarlos. Al principio se guió por un pequeño riachuelo no más ancho que un pie. En silencio lo fue siguiendo, no sin dificultades, mientras veía como aumentaba en cause.

Bien. —Luego de un rato de atravesar la densa espesura llegó a un buen sitio.

Se trataba de un arroyo poco profundo y con unos dos metros de orilla a orilla. El Ishimura le hizo un gesto a su compañero para que se acercara a ver. Las aguas eran un poco turbias, debido quizás a la materia orgánica que se descomponía en el fondo. Cuando el pelinegro se encontraba cerca, rompió una rama baja de un árbol y con ella comenzó a golpear la superficie del arroyo. La idea básicamente era asegurarse de que no hubiera ninguna alimaña que pudiera morderles.

No creo que podamos beberla, pero estará bien para limpiarnos un poco. —Aseguró luego de cerciorarse que todo estuviera bien.

Sin pensarlo mucho se sentó en una roca y sumergió sus cansados pies en el agua, apenas si le llegaría hasta las rodillas pero se sentía fría y refrescante. Aquel lugar era oscuro por causa del espeso dosel que le cubría, pero en el fango de la orilla no había huellas de animales por lo que se podía suponer que ninguno solía acercarse a beber por allí.

Dejo a Tatsuya para que se ocupase de su ensangrentada indumentaria y procedió a hacer lo mismo. La caería bien el quitarse toda la mugre pegajosa que traía encima, pero sus prioridades estaban bien definidas; Primero limpiar su arma arrojadiza, luego lavar y recoger su cabello y por último podría encargarse del resto.

Kazuma tomó un trozo de tela húmeda y comenzó a lavar minuciosamente el filo de su fuuma shuriken. Se le veía totalmente relajado, ahí sentado sobre una roca, con sus piernas en el agua mientras se concentraba en su tarea. No estaba apurado, pues sabía que aquellas cosas podían tomar tiempo. Además a Tatsuya podría tomarle un buen rato el deshacerse de toda la sangre que le había cubierto.
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#20
Tatsuya caminaba ahora con gran precaución a diferencia de la calma que mostraba antes, aquel ataque había dejado sus sentidos en estado de alerta; cada cierto tiempo se dedicaba a voltear a ver hacia alguna zona oscura que pudiese parecer sospechosa. Esperaba que cuando encontrasen algún cuerpo de agua pudiese ser en un área segura, Tatsuya no quería pasar por mas incovenientes, pues cuando encontrasen al jabalí ya tendrían suficientes cosas de las cuales preocuparse. Kazuma de pronto pareció haber encontrado un lugar donde hubiese aquel deseado líquido; le indicó a Tatsuya que se acercara pero al ver no fue lo que esperaba.

"Parece algo contaminado, pero es lo único que hay, debo conformarme"- Se dijo.

Acostumbrado a los grandes ríos, lagos y cataratas no le agradaba aquel arroyo que parecía algo sucia como si fuera una charca cualquiera, de hecho se veía hasta pantanosa. Incluso se podía ver el sedimento atrapado en el fondo, así que no era muy profunda; aquello desanimó un poco a Tatsuya pues el esperaba una fuente de agua al menos de mayor profundidad donde pudiese haberse bañado, sin embargo no se dió el caso y debía arreglarselás con lo poco que tenía, eran gajes del oficio de un shinobi, pero a los cuales él no estaba acostumbrado. Toda esta experiencia le sería útil, para luego saber actuar si volvía a estar en una situación similar.

No creo que podamos beberla, pero estará bien para limpiarnos un poco. —Aseguró luego de cerciorarse que todo estuviera bien.

Kazuma inmediatamente se puso manos a la obra, sumergió sus pies en el arroyo y sacó un trapo que, luego de mojarlo empezó a quitarle la sangre a su arma. Parecía cómodo, como si lo hubiera hecho un millón de veces, esto reforzaba la creencia de Tatsuya de que el joven de Uzushio poseía mayor experiencia que él a pesar de que por su apariencia se notase que tenía una edad menor.

Tatsuya hizo lo propio para empezar a deshacerse de la sangre que lo cubría, se despojó de sus prendas superiores dejando al descubierto todo su torso y luego las metió en el agua para que se desprendiesen las manchas de sangre, luego de exprimir un poco las dejo en la orilla un poco sumergidas para dejarlas un rato en remojo. Prosiguió deshaciendo la coleta que suele llevar dejando ver su larga cabellera que le llegaba casi hasta la mitad de la espalda, se agachó para sumergir su melena en el agua para que sus cabellos destilaran la sangre, y el rojo del líquido se iba perdiendo lentamente en el fluir de las aguas.

No iba a sacar su pelo con violencia o podría salpicar a Kazuma, así que levantó su cabeza con cuidado dejando que su cabello húmedo cubriese su rostro, volteó para tomar su ninjatou, que se había manchado incluso en la funda, lo cual no le hacía nada de gracia; dispuso del pañuelo que suele cargar para limpiar su espada, pero esta vez llevaría un buen rato para dejarla totalmente impecable como a él le gusta.

Ya se había hecho de tarde, las pocas luces que se dejaban ver través de las ramas de los árboles y los sombreros de los hongos eran de un color naranja, lo cual indicaba que no faltaba mucho para el anochecer, entre tanto despiste ni quiera habían comido aunque la verdad estando completamente ensangrentado a Tatsuya no se le antojaba nada. Volteó a ver a Kazuma que seguía en su labor, en lo que se dedicaban a limpiar podrían charlar un poco.

-Kazuma-san, te he visto bastante calmado con lo ocurrido, dime... ¿estas acostumbrado a pasar por estas dificultades?... Digo, veo que eres un shinobi con mucha experiencia.- Preguntó.
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#21
Se encontraba con su atención fija en el filoso borde de su arma cuando la voz de aquel chico le encontró.

Kazuma-san, te he visto bastante calmado con lo ocurrido, dime... ¿estás acostumbrado a pasar por estas dificultades?... Digo, veo que eres un shinobi con mucha experiencia. —Preguntó.

Le observó con sus ojos grises, manteniendo una expresión tranquila. En realidad se preguntaba a sí mismo la forma en la que debía de responder. Era algo en lo que jamás había pensado, pero siempre supo que era así, calmado ante lo perturbador.

Es una pregunta difícil —admitió ante lo poco que se entendía a sí mismo—. En realidad este tipo de cosas me suelen pasar todo el tiempo, digo lo de caer súbitamente en una situación peligrosa —siempre había sido así, desde muy chico—. Sin embargo uno jamás se acostumbra, solo te insensibilizas o te controlas un poco mejor.

Miro detenidamente el filo de su arma y comprobó que no hubiera rastros de sangre en ella.

Creo en que todos tenemos alguna habilidad que nos diferencia del resto… Y creo que la mía es permanecer calmado, al menos en la mayoría de las situaciones —aseguro con cierto orgullo—. Claro, eso no significa que no sienta cosas como el miedo, el pánico o la consternación… Es solo que les mantengo bajo control a base de voluntad… Al menos eso intento.

Ciertamente era así su manera de ser y como se había formado. Termino con su fuuma shuriken y lo dejo a un lado para que se secara un poco antes de plegarlo. Se quito la bandana y dejó que su abundante melena se expandiera. Sin pensarlo mucho sumergió su cabeza en el agua y luego la retiró lentamente para sentir como el calor abandonaba su cuerpo a causa del agua fría que caía de sus mechones.

Tú también tienes buenas habilidades y cierta experiencia —hablo mientras dejaba escurrir su blanco cabello—. El de allá atrás fue un buen movimiento, no cualquier sabe cómo utilizar un ninjato para lograr un golpe como ese… Y menos utilizar el flujo de chakra de una forma tan genial.

Para el joven de piel morena era obvio que no había utilizado un simple corte. El sonido chisporroteante, la poca resistencia del hueso y el espasmo que dejó paralizado el cuerpo del ave eran las señales de que había utilizado ninjutsu enfocado al fortalecimiento del arma. Kazuma no solía hablar mucho de ello, por falta de con quién hacerlo, pero sabía mucho sobre todo lo referente a los distintos tipos de arma, sus usos y sus efectos.
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#22
Tatsuya escuchaba con gran atención cada palabra de Kazuma, no pudo evitar sentir admiración por él, pues, consideraba que se necesitaba mucha fortaleza mental para poder sobrellevar este tipo de circunstancias. Además Kazuma elogió las habilidades del propio Tatsuya, se notaba que podía distinguir a la perfección el tipo de arma cuando muchos sólo las llaman bajo su nombre genérico de katana. En definitiva Kazuma era tal y como lo había pensado, un gran shinobi, y un gran espadachín pero sobre todas las cosas, una gran persona.

"Él pudo descifrar mi técnica aunque no la haya visto, es la primera vez que encuentro a alguien que pueda apreciar esos detalles."- Reflexionó.

Tatsuya alzó la mirada hacía las copas de los árboles y sombreros de los hongos, buscando la luz de un cielo que se encontraba oculto a sus ojos en aquella selva enigmática, pensaba que él y Kazuma eran parecidos pero a la vez diferentes, ambos parecían tener un gran aprecio por las espadas, pero Kazuma era un ninja hecho y derecho, no como Tatsuya que solía evitar a toda costa meterse en problemas y líos, al punto de a veces dudar si él realmente tenía lo necesario para ser un shinobi, pues no sabía si algún día podría ser como Kazuma. El joven de Taki luego de sacar su mirada de lo alto miró su reflejo en el filo de su espada.

-Agradezco tu halago Kazuma-san, pero, yo realmente no me siento como alguien realmente especial como tú, incluso ahora siento que hay una gran abismo que me distancia de tí- Dijo mientras observa el azul brillante de su propio iris izquierdo en el arma de acero. -Yo no se si podría soportar una vida así, viendo a los ojos de la muerte todo el tiempo...-

Tatsuya parpadeó un poco, dejo su ninjatou a un lado por un momento y se dispuso a tomar un poco de agua del riachuelo para lavarse la cara, luego de eso remojó el pañuelo para limpiarlo de la sangre y se dispuso a seguir con la labor de dejar completamente brillante su tan querida arma, mientras seguía viéndose a sí mismo en el metal y planeba seguir hablando a Kazuma.

-Nunca le he dicho esto a nadie, pero por alguna razón creo que tú podrás escucharme y entenderme- Pausó un momento para levantar su arma y seguir observándola fijamente. -Cuando algún sentimiento negativo me hace sentir mal, o cuando me siento confundido, mi refugio es esta arma. Siempre trato de pulirla, para así poder verme en ella, muchos me ven raro cuando lo hago pero no puedo evitarlo, es lo único que me tranquiliza cuando siento que no puedo contra aquello que me rodea.- Y pronto bajó su arma, para guardarla.

Pronto ya casi no se filtraba luz de sol en aquel lugar, quizás hubiese luz de luna y algún destello de parte de las estrellas, pero en la inmensidad de la noche y lo tenebroso del bosque sería imposible que algún brillo penetrase en aquel lugar silencioso, en donde sólo el sonido tenue del agua fluyendo y las voces de aquellos dos ninjas eran lo único que se dejaba apreciar. Tatsuya dió un suspiro y miró a Kazuma con una mirada que mostraba inseguridad.

-Soy patético, por depender de mi arma en vez de lidiar yo mismo con mi realidad, y es por ello que siento miedo de separarme de ella, pues cuando lo hago es como sí todas mis frustraciones y mi ira me dominaran, aquellas que me guardé en lo profundo salen y me hacen una persona diferente al yo que has visto hasta ahora.- Dijo con voz de resignación.

-Pero... deseo seguir adelante a pesar de todo, practiqué mucho hasta que mi padre me dejó tener esta espada, quizás sea una simple ninjatou comparada con tu Bohimei pero para mí vale mucho... Siempre he querido aprender a valorar cada espada por lo que es, pues para mí representan mucho más que una herramienta para matar- Sentenció Tatsuya.
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#23
Por alguna razón el ambiente se torno mucho más solemne y emocional, como si las aguas de aquel riachuelo dejarán al descubierto el fondo de las personalidades de ambos, como el oro de rio que sale a la superficie.

«Creo que he encontrado a alguien excepcional.»

El Ishimura no podía dejar de escuchar lo que Tatsuya le comentaba, así como tampoco podía dejar de sentir una extraña mezcla de celos y admiración. En el mundo cualquier tonto puede lanzarse hacia el peligro y entregar su vida a cambio de una fe ciega mientras se engaña creyendo que tiene valor, pero eso solo es una falsa fuerza. La verdadera fuerza era la de personas como aquel chico, con el valor suficiente para aceptar el mundo y a ellos mismos tal como son, con virtudes y defectos. Todo eso mientras se mantienen firmes en cuanto a que camino seguir.

El chico se expresaba desde el fondo de su corazón y por ende Kazuma se sintió en obligación de corresponderle en cuanto a verdades se refería.

La muerte es lo más común y cotidiano del mundo, igual que la vida —aseguro tratando de recordar sus raíces y los principios de su familia—. Siempre la vemos a la cara, solo que usualmente estamos tan ocupados viviendo que no lo notamos.

Aquello resultaba perturbadoramente cierto. Ser un ninja solo implicaba que la veías de manera más clara, pero aun así seguía siendo la misma muerte que veía todo el mundo. Un albañil puede morir aplastado a diario, un marinero corre el riesgo de morir en el mar cada vez que sale, un pacífico granjero podría morir por la simple picada de un insecto. La muerte nos da el beneplácito de la vida, pues si la muerte no existiera ¿Qué tantas ganas le quedarían de vivir a las personas?

Creo que te entiendo —reflexiono mientras la poca luz que había se perdían en el cielo—. Yo tampoco puedo hacer mucho sin mi espada. Es más, en mi primer entrenamiento me vi en aprietos pues no podía hacer nada sin ella, pero aunque fuera muy fuerte sin ella, no creo poder abandonarla ya que representa mucho para mí… Me ha mantenido con vida mucho tiempo y para bien o para mal, creo que ya es una extensión de mí ser.

Se acostó en aquella roca y dejo escapar una sonrisa ante algo que repentinamente le parecía gracioso.

De hecho, aquí entre nos… No se convertir mi chakra a alguna naturaleza elemental —admitió con una sonrisa medio avergonzada—. Me he centrado tanto en mi estilo personal que he dejado mi ninjutsu de lado. Claro, ahora me causa gracia, pero cuando mi sensei se entere va estar bastante cabreada, jejeje.

Kazuma no podía evitar sentirse un poco inmaduro al escuchar las palabras del Takanashi; Aquel chico asegura querer y amar a cada espada por algo más que su cualidad de matar, quizás el mismo no lo sabía, pero seguramente hablaba del corazón y del espíritu marcial que hay en cada arma. Por su parte, el moreno tenía una espada que literalmente tenía un espíritu y voluntad propia. La cuestión era que aun no podía aceptarla tal y como era. Si estaban juntos y la apreciaba, pero Bohimei tenía tantas cosas que le aterraban que le era imposible amarla como quizás se mereciera.

«Bohimei es una buena espada, si… Pero creo que jamás nadie tendría que llevar una carga tan pesada como la que implica, pues la única manera en que esta arma podría descansar en paz es que yo esté muerto… Bueno, ese es el camino que escogí por voluntad propia.»

Se levantó de golpe con cara expectante, como si acabara de darse cuenta de quien le hacía compañía.

Tus palabras me han recordado algo... —Aseguro con una sonrisa enorme que era muy poco habitual en él—. Es una historia sobre espadas y destinos que podría ayudarte a formar tu camino ¿Quieres escucharla?

Una historia sería una buena forma de recibir la noche luego de que encendieran un fuego y comieran un poco de lo que Kazuma llevaba consigo.
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#24
Tatsuya pudo encontrar una explicación sincera por parte de Kazuma; era muy cierto, la muerte estaba en todos lados pero quizás el joven Takanashi simplemente había tratado de no verla, de creer que era algo lejano, cuando en realidad estaba más cerca de lo que el creía. Desde pequeño su padre casi siempre estaba afuera en misiones de espionaje, el niño siempre tuvo el miedo de que no volviese, a pesar de que Takigakure mantenía en secreto su existencia seguían estando en medio de una guerra, y, el día que el Zorro de las Nueve Colas destruyó Kusagakure hubo quienes festejaron, pero Tatsuya no podía alegrarse de la desgracia ajena, más aún sabiendo que el Kyubi pudo haberlos destruido a ellos o a cualquier otra aldea. Tal y como decía Kazuma, la muerte está rondando todo el tiempo alrededor de todas las personas, durante cada momento, pero talvez siempre tratamos de evitar pensar en ella.

Kazuma también parecía entender el sentimiento de impotencia que genera el desprenderse de su arma, mucha gente siente que poseer una katana te hace alguien muy fuerte y peligroso, algunas personas ególatras llegan a llenarse de vanidad al sentirse superiores por el simple hecho de tener una y buscan aprovecharse de ello para intimidar a los demás. Pero lo cierto es que alguien que realmente esta consciente de lo que implica tener una espada entiende que sin ella será tal y como las demás personas, una espada da una gran fortaleza a su portador a la vez que se convierte en su debilidad.

Tatsuya notó que cuando Kazuma se recostó en la roca y le habló respecto a sus habilidades se mostraba algo azareado por el hecho de no poder utilizar una naturaleza del chakra y que, se había concentrado única y exclusivamente en el kenjutsu, realmente le sorprendía, pues aquello demostraba que Kazuma también tenía sus fallos como cualquiera pero había logrado superarlos, perfeccionándose en sus virtudes para sobrellevar sus carencias.

"Un ninja sin ninjutsu, eso suena muy raro"- Pensó, quizás hasta le parecía gracioso por lo paradójico que era.

Además de que Tatsuya solía pensar que la personalidad de alguien podía ser interpretada de acuerdo a la naturakeza del chakra que poseia y solía buscar la manera de asociarlas, pero alguien como Kazuma le resultaba raro, quizás, así como era desconocida su naturaleza así era de misterioso el mismísimo Kazuma. Pronto el joven de los ojos grises se levantó raudo y veloz, algo tenía en mente.


Tus palabras me han recordado algo... —Aseguro con una sonrisa enorme que era muy poco habitual en él—. Es una historia sobre espadas y destinos que podría ayudarte a formar tu camino ¿Quieres escucharla?

-Me encantaría escucharla, Kazuma-san- Respondió Tatsuya con una sonrisa correspondiendo la del ninja de Uzushio.
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#25
Con el pelinegro dispuesto a escuchar lo que había por decir, Kazuma se puso manos a la obra.

Ya habían salido del riachuelo y comenzaba a hacer frío, por lo que tendrían que encender un fuego para pasar la noche. Aquello era lo mejor, puesto que si aquel sitio era tan peligroso de día no quería ni imaginar lo letal que podría ser en la oscuridad. La fogata tardo un poco en encender debido a la humedad reinante, pero al final lograron conseguir un fuego bastante caluroso.

Las llama crepitaban al quemar la madera y soltar las ascuas que les mantendrían cálidos. Solo necesitaban algo con lo cual llenarse el estómago. Irónicamente había miles de hongos que podían comer, pero estaban mezclados con miles que podrían matarlos. Por suerte el Ishimura se había ido preparado; Los aldeanos le dieron una mochila llena con comida, al menos lo suficiente para permanecer un buen rato en el bosque.

«Al principio no me agrado nada su indirecta de darme suficiente comida para pasar una semana aquí —lo considero algo muy poco cortés—, pero he de admitir que resultó siendo de utilidad.»

Comenzó a revisar su mochila mientras trataba de recordar cómo se comía cada alimento. Aunque en realidad solo eran un montón de hongos eran lo mejor que pudo llevar consigo. En la parte superior encontró unos níscalos delgados y secos. Los pobladores le habían dicho que se podían comer solos y sin nada más.

Esto servirá. —Aseguró mientras le pasaba a su compañero una bolsita de aquellas setas.

Sacó dos botellas de agua, una para cada uno. Se rescato en un tronco cercano, para descansar mientras probaba la comida. Su sabor era bastante curioso; tenían un gusto a tocineta y al mismo tiempo eran un poco picantes como el curry. Estaban un poco tiesos, pero aun así sabían muy bien. Aunque comerse unos hongos mientras que te rodeaban algunos que podrían matarte al contacto, podría afectarles el apetito.

Ahora que estamos cómodos podré contarte la historia —El bosque se había vuelto terriblemente oscuro y el fuego proyectaba sombras distorsionadas en la orilla de aquel riachuelo—. Esto es algo que me contó mi maestro cuando noto mi gran pasión por las armas y el combate. —Comenzaba a recordar las palabras que escuchó en aquel entonces.

Se acomodo y mientras miraba el fuego danzante comenzó su relato.

Hace mucho tiempo, más del que pudiera ser recordado, el país del agua se encontraba bajo la amenaza constante de muchos peligros… Uno de ellos, aunque difícil de creer, era un poderoso demonio llamado Hōnnana no Akuma… En el folclore popular se decía que su crueldad y sed de sangre eran incomparables. Muchos sacerdotes trataron de detenerlo, pero resultaba demasiado poderoso. Se decía que era gigantesco y de forma humanoide, y que su poder provenía de siete cuernos que crecían por todo su cuerpo, cada uno con habilidades distintas.

Hizo una pausa para hacerse una imagen mental de aquel abominable ser.

Incapaces de seguir tolerando sus masacres, un grupo de ninjas se reunió para hacerle frente. Eran siete en total, y cada uno tenía que encargarse de un cuerno en particular. Pasaron mucho tiempo estudiando a la criatura y aprendiendo acerca de sus habilidades, hasta que un día estuvieron en condiciones de combatir. Juntos invocaron una espesa niebla para que el demonio no pudiera huir, y entonces comenzó una épica lucho que duró cinco días y cinco noches. Al final, cuando la neblina se dispersó, los siete guerreros se encontraban de pie frente al monstruo que había perdido todos sus cuernos.

Hizo otra pausa, preparándose para el giro que daría la historia.

Para honrarlos por su gran victoria, un grupo de herreros le forjó a cada uno una poderosa e incomparable espada con los cuernos de la bestia. Cuando sus armas les fueron entregadas, fueron condecorados con el título de los siete espadachines de la niebla. Los guerreros más fuerte y valientes del país del agua.

Mordió unos cuantos hongos y tomo un poco de agua.

Pero aquel título legendario, que estaba lleno de honor y gloria, pronto se vio manchado con sangre y crueldad. Cuando se fundó Kirigakure, el grupo fue reclutado como un escuadrón de asesinato. Quizás solo querían servir a su país, pero de igual manera sus actos barbáricos solo eran comparables a los que aquel demonio realizará en vida. Las generaciones pasaban y las espadas iban siendo heredadas igual que las manchas en ellas.

Se sentó derecho y vio como las pavesas brincaban hacia la oscuridad.

Desde entonces se cree que aquellas armas están malditas y que convierten a sus portadores en verdaderos demonios… Pese a eso, sigue habiendo mucho que las buscan para obtener su poder sin importarles en que se puedan convertir y las abominaciones que puedan llegar cometer.

Pensó un poco en los objetivos que tenía para su vida y en lo que se había planteado con anterioridad.

Hubo un tiempo en el que me hubiera gustado tenerlas y volverme más fuerte, pero luego me di cuenta de que solo me convertiría en un carnicero más, pues las estaba codiciando solo como armas… —reflexión un poco sobre sí mismo—. Pero creo que alguien como tú, que ama las espadas por lo que son, podría reunirlas y hacer que dejen de ser simples guillotinas y que se conviertan en los símbolos de valor que solían ser antaño… ¿Te lo imaginas? Tatsuya, el sabio de las siete espadas.
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#26
El joven heredero de los Takanashi siguío al Ishimura para ayudarlo a preparar la cena. Tatsuya aún tenía manchado de sangre su pantalón, pero no podía quedarse desnudo, tenía suficiente frío con el torso descubierto. En cuanto hicieron la fogata decidió poner cerca su ropa para que se secase, ya se había remojado lo suficiente para desteñir totalmente el rojo sangre. Tomó su cabello que aun se encontraba ligeramente húmedo y se peinó de nuevo con su típica coleta, sintió algo de ardor de pronto y al verse el antebrazo derecho vió que tenía un raspón que por alguna razón no había notado antes, probablemente provocado por el arrastre a la hora de evitar al búho, pero era leve así que decidió ignorarlo.

El fuego hacía proyectar sombras danzantes en aquel lugar, aquella luz suplía la ausencia de las estrellas. Kazuma traía consigo docenas y mas docenas de hongos en la mochila, en un inicio Tatsuya no estaba muy convencido de probarlos pero al ver que Kazuma se lo ofrecía con toda seguridad creyó que no debía temer a quedar intoxicado o algo por el estilo, para su sorpresa sabían mucho mejor de lo que esperaba, nunca había probado uno en su vida pero eran de lo mejor. Se alegró de que su acompañante venía preparado, así no tendrían que buscar algúna planta o regresar al lugar donde dejaron al ave para arrancarle un ala.

Cuando todo estuvo listo aquel chico de Uzushio empezó a narrar el relato que según decía había sido su maestro el que se lo había contado a él. Kazuma le imprimía un toque especial con su voz. No era lo mismo leer cuentos en un libro que alguien te cuente la leyenda con sus propias palabras, uno puede contagiarse de las emociones del otro como si realmente lo hubiesen vivido.

Kazuma relataba la historia de 7 espadas, que por su poder eran codiciadas, aquella sed de poder de los hombres que no saben lo que significa el poseer un arma, a Tatsuya en un inicio le hizo ilusión la historia de aquellos guerreros que vencieron al demonio, pero, a su vez también sintió rabia por la ignorancia que hizo que se corrompieran aquellas armas, y asi se perdieron en el olvido al igual que la antigua Kirigakure. En aquella historia se reflejaba aquello que el Takanashi sentía, aquello que ni el mismo sabía explicar, aunque pronto el Ishimura culminó de una manera inesperada aquella leyenda.

Hubo un tiempo en el que me hubiera gustado tenerlas y volverme más fuerte, pero luego me di cuenta de que solo me convertiría en un carnicero más, pues las estaba codiciando solo como armas… —reflexión un poco sobre sí mismo—. Pero creo que alguien como tú, que ama las espadas por lo que son, podría reunirlas y hacer que dejen de ser simples guillotinas y que se conviertan en los símbolos de valor que solían ser antaño… ¿Te lo imaginas? Tatsuya, el sabio de las siete espadas.

-¿¡EEEEHHH!?- Tatsuya casi se va de espaldas al escuchar las palabras pronunciadas por Kazuma.

El joven de Taki se ruborizó de las mejillas, el no se veía a sí mismo protagonizando una búsqueda digna de ser contada por juglares, le gustaba escuchar o leer historias, pero no como para lanzarse el mismo a buscar problemas, aunque... La verdad el era muy tranquilo, pero, algo era innegable; el hecho de que le resultaba fascinante la idea de aquellas armas legendarias.

Tatsuya se subestima mucho a sí mismo y nunca había tenido ninguna aspiración a ser alguien grande porque no se cree capaz de serlo. Él admira mucho al Kawakage, pues Yubiwa es todo un ninja legendario para los habitantes de Taki, el joven Takanashi pensó que quizás el algún día podría igualarlo, pero desistía al pensar que no era nada más que un sueño infantil. Aunque Tatsuya siempre ha querido proteger a los demás con su espada pero a veces creía que también era una meta demasiado alta.

-No... no se que decir- Dijo para luego respirar profundo. -Yo siempre he tratado de evitar los problemas, aunque por alguna razón por más que lo intento siempre termino metido en uno- Continuó mientras centraba su vista en la fogata. -Puede ser que lo intente, pero, no estoy muy seguro de llegar a un nivel así de legendario- Terminó de decir aún con el rostro algo sonrojado.
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#27
El joven de cabello negro quedó completamente sorprendido por lo que Kazuma proponía. Aunque era de esperarse, no todos los días te dicen que eres el adecuado para embarcarte en una odisea épica llena de peligros. Pero siempre era así en las mejores historias de aventura; El protagonista no buscaba embarcarse en un viaje ni tener aventuras, pero su objetivo de vida lo llevaba a encontrarse en aquellas situaciones. Hasta podría considerarse una noble meta pues nada tendría que ver con la venganza o con la codicia, sólo se trataría de su amor por las espadas.

Yo también suelo ser un imán de problemas, jejeje, pero ahora procuro enfrentarlos y no evitarlos, si no lo hago jamás me libraría de ellos —en ocasiones incluso llegaba a buscarlos a sabiendas de las consecuencias—. Por otro lado, toda leyenda viviente ha de comenzar desde abajo… Ya que las historias legendarias no nacen de la nada, son forjadas por la gente que no abandona sus convicciones.

Aún estaban en la noche temprana y el fuego aún tenía mucha vida por delante, pero al día siguiente tendría que levantarse con el alba para continuar con su tarea. Se reclinó en el árbol y cerró los ojos, con todas las intenciones de dormir en aquella postura, por si necesitaba despertarse y moverse rápido. Puso a Bohimei sobre sus piernas y se relajo.

Ouaaagh, lo mejor será que tratemos de dormir un poco —dijo bostezando—. Lo que te dije… No es algo que tengas que hacer de manera obligada y mucho menos es un deber… Pero si algún día tomas la decisión de emprender ese viaje, bueno, seria genial acompañarte en aquella aventura y volverse parte de la leyenda.

Y sin más cerró los ojos, medio vencido por el cansancio de todo un día en aquel bosque.
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#28
Kazuma instó a Tatsuya a seguir, indicándole que si lo iba a hacer, sería un camino largo el que tendría por delante; además que podría contar con él para realizar aquella tarea. El ninja de Taki se quedó pensativo, por primera vez se estaba replanteando cual sería su futuro, durante mucho tiempo el joven Takanashi se había resignado al destino de ser el jefe de la familia algún día, y que por lo tanto tendría que convertirse en un shinobi respetable, pero también había algo que él quería hacer por cuenta propia y eso era poder ayudar a los demás con el filo de su espada, no sólo a sus compatriotas, sino a todo aquel que lo necesitase; después de todo esos son los valores que le enseñaron, los instaurados por el Kawakage y en los cuales Tatsuya creía plenamente.

"Debo esforzarme si quiero lograrlo, quiero demostrarme a mí mismo de lo que soy capaz".

Si decidía hacerlo habría muchos obstáculos, más de lo él ha vivido hasta ahora, quizás ya era el tiempo de que Tatsuya tomara una decisión al respecto, era tiempo que dejase de huir y ver cara a cara a sus miedos y dilemas, tal y como lo hace Kazuma, el cual por cierto ya estaba preparándose para dormir, aún tenían que encontrar los hongos y evitar que el jabalí salvaje siguiese causando destrozos por todas partes. Una pequeña tarea, pero que quizás marcaría el inicio de un gran cambio en su vida. Ahí en una silenciosa y oscura noche, a la luz de una fogata se había escrito el comienzo de una gran aventura.

-Con la suerte que tenemos para atraer problemas por separado no me imagino que podría pasar estando juntos- Quizás Kazuma no escuchó la leve broma de Tatsuya, pues se encontraba ya recostado con los ojos cerrados, así que al ninja de Taki sólo le quedó desear las buenas noches. -Descansa, Kazuma-san-

Tatsuya tomó algunas hojas y plantas en silencio para no incomodar al ninja durmiente de uzushio, pudo medio hacer una almohada con ello y así recostarse a domir mientras sujetaba su preciada ninjatou en su regazo, era díficil saber que pasaría al llegar el amanecer.

Y la respuesta a esa pregunta era que el ninja de Taki fue despertado por un curioso ratoncito que se movía y olfateaba en sus sandalias ninja, las cosquillas lo hicieron sacudirse y el diminuto mamífero corríó a esconderse. No había mucha luz de sol que pudiese alumbrar pero los tenues rayos que se dejaban apreciar se dejaban ver en el verdoso riachuelo, la fogata se había consumido durante la madrugada, por suerte no hubo nada que los atacase, el buhó semidecapitado era de las pocas amenazas nocturnas que pudieron haber tenido, quizás el fuego alejó a las demas bestias.

Antes de despertar al ninja de Uzushio se dispuso a limpiar su katana como hacía todas las mañanas, además así le daba más tiempo al Ishimura para descansar. Cuando cumplió con esta labor se dirigió en dirección al árbol donde se encontraba su compañero.

-Kazuma-san, despierta- Dijo mientras sacudía levemente su hombro para sacarlo del mundo de los sueños.
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#29
¿Eh? —Una leve sacudida en su hombro le trajo de vuelta al mundo de los despiertos—. Buenos días.

Se levanto lentamente y comenzó a estirarse, para su sorpresa dormir en aquella postura no le había causado el fuerte dolor de espalda que esperaba. Se desperezo y se dirigió al riachuelo para echarse un poco de agua fría en el rostro y con ello despertar por completo.

La noche no había sido precisamente cómoda, puesto que el calor era bastante mayor a lo que estaba acostumbrado. Si no hubieran estado en aquel lugar medianamente fresco, hubiera despertado empapado en sudor. Pese a todo estaban descansados y listos para continuar; la tenue luz que llegaba a aquel arroyo les indicaba por su ángulo que el sol, al igual que ellos, recién estaba regresando al mundo.

«El día de hoy también será caluroso.» —Se dijo a sí mismo.

Mientras observaba los grises restos de lo que fuese su fogata, sentía una extraña sensación de olvido. El Ishimura había soñado con algo significativo, pero por alguna razón no podía recordar lo que era. No le parecía extraño tener viajes oníricos puesto que Bohimei siempre le arrastraba a los mismos, lo que estaba fuera de lo común era el hecho de no recordar nada. Quizás fuera por el cansancio y la incomodidad que sus recuerdos nocturnos se disiparon. Como fuese, no podía permitirse el meditar sobre ello en aquel momento, pues le esperaba una dura jornada por delante.

Es hora de que nos pongamos en marcha —recogió su cabello, guardo sus cosas y se ajustó la katana en la espalda—, si no tenemos más incidentes y vamos a buen paso podremos llegar hoy al centro del bosque.

Yacía de pie esperando a Tatsuya, quien fuera el único de los dos que podría llevarles por el camino más corto y evitarles el riesgo de perderse.
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#30
Después de despertar a Kazuma ambos shinobis se empezaron a alistar para seguir con su búsqueda y cacería en el Bosque de los Hongos, las vestimentas de Tatsuya ya se habían secado, como no había traído mayor cosa (ninguna mejor dicho), no tardó en estar preparado, se sentía aún cansado a pesar de haber dormido más de 10 horas, quizás se debía a que no esta tan acostumbrado al desgaste que implica estar acampando en un lugar tan hostil donde era díficil sobrevivir. Luego de quitarse las lagañas de los ojos pudo ver a Kazuma que ya estaba listo y esperándolo.

Es hora de que nos pongamos en marcha —recogió su cabello, guardo sus cosas y se ajustó la katana en la espalda—, si no tenemos más incidentes y vamos a buen paso podremos llegar hoy al centro del bosque.

-Espero que así sea- Respondió asintiendo con la cabeza.

Inmediatamente Tatsuya nuevamente se puso al frente para guiar el camino, pero esta vez lo haría con más cuidado para caer nuevamente en las garras del peligro. No sabía a ciencia cierta que otros peligros existirían en aquel lugar, pero en todo caso tampoco quería saberlo. Después de todo no era necesario involucrarse con más bestias que no fueran el jabalí, ya tendrían suficientes problemas cuando encontrasen a su objetivo, no sin antes ir por los hongos medicinales para la madre de Tatsuya. Volteó a ver a su alrededor, y ese inexplicable instinto o costumbre rápidamente lo hizo orientarse de nuevo.

-Buscar el arroyo nos hizo alejarnos un poco del rumbo que teníamos, pero ya he encontrado de nuevo la ruta- Sus palabras reflejaban total seguridad. -Sígueme, es por aquí.- Mencionó para luego saltar con gracia y subirse a lo alto de un hongo.

Ya lejos del área donde se encontraba el buhó los árboles y hongos alcanzaban tamaños aún más enormes que los vistos al inicio, lo cual podría indicar que estaban cerca del corazón del bosque, a pesar de estar cerca Tatsuya sentía un leve malestar, pues se encontraba preocupado por su madre. Dentro no mucho se realizaría un torneo al cual su padre planeaba llevarlo a pesar del estado en que su madre se encontraba, tenía un muy mal presentimiento respecto a ello pero por ahora trataría de concentrarse más en buscar los hongos.

-¿Kazuma-San puedes seguir?- Dijo volteando a ver hacía atrás.

Tatsuya estaba acostumbrado a moverse con mucha libertad, por muy resbaloso que estuviera el musgo en un tronco lograba mantener el equilibrio, pero por andar pensando en otras cosas no se molestó en ver si su acompañante le seguía o no, estaba tan atento a lo que tenía enfrente que no se fijó en el hecho de que quizás su paso era muy acelerado.
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