Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Tatsuya se encontraba en el suelo adolorido por el desgarre causado por el colmillo del jabalí, levantó la mirada y pudo ver como la bestia se acercaba lentamente, no com un cazador o un depredador, sino como un verdugo cruel y despiadado. El ninja de Taki intentó incorporarse pero de nuevo una ola de dolor en la herida le impidió hacerlo, sintió miedo.... Cerró los ojos por un instante, pero al abrirlos lo que divisó fue un haz de chakra de tonos grises seguido por un séquito de figuras espectrales, un gritó de guerra se escuchó y pronto el jabalí fue herido por aquel misterioso poder proveniente de la espada de Kazuma.
"¿Qué clase de jutsu es ese?
El Takanashi había escuchado sobre muchos estilos de Kenjutsu, desde su más pura escencia en el estilo samurai hasta los ninkenjutsus elementales desarrollados por los ninjas, pero nada que el conocía se asemejaba a aquella estela fantasmal producida por el arma del Ishimura, ¿sería un arte misterioso o quizás el secreto de ese poder radicaba en su katana?. Sea como sea Kazuma siguió con su ofensiva enfrascándose en un duelo directo con el jabalí y aunque se vió despojado de su preciada Bohimei logró asestar con el kunai en el otro ojo de la bestia, cegándola, pero enfureciéndola aún más.
—¡Tatsuya, muévete, no puedes permitirte morir aquí! —Gritó con todas sus fuerzas, con la esperanza de que su compañero evadiera la mortal sombra que se cernía sobre él.
Talvez el olor de la sangre fue lo que guió a la bestia hacia la posición de Tatsuya, este pensó en utilizar otra vez la misma táctica para frenarlo pero debido a la velocidad a la que se acercó el jabalí no le dió tiempo para preparar la shuriken y el hilo, pues cuando lo tuvo preparado la bestia ya estaba por aplastarlo; no tuvo otro remedio que rodar para evitar la embestida, el jabalí percibía el aroma del líquido vital y aunque no tuviera presición intentó clavar sus colmillos en el ya malherido cuerpo del ninja de Taki, pero esa hilera de 3 dientes se vería interceptada por el filo de la katana de Tatsuya que logró sacarla en el momento en que había esquivado la primera ofensiva.
-¡Kazuma-san!, ¡es tu oportunidad!, ¡recupera tu espada!- Le indicó al ninja de Uzushio, mientras su propia espada que desprendía unos chirridos chispeantes se empezaba a incrustar en aquellos dientes.
El jabalí ejercía presión sobre su víctima usando el peso de su cabeza, aquellos colmillos cada vez estaban más y más cerca de Tatsuya pero a su vez la espada se seguía hundiendo en el duro marfil. No lo veía, estaba herido y estaba canasado, pero el deseo violento lo impulsaba a querer acabar con los invasores de su territorio; pero Tatsuya no se iba a dejar amedrentar, si Kazuma lograba asestar otro potente impacto le daría a Tatsuya una oportunidad más para atacar.
"Podrán ser colmillos tan fuertes como el acero, pero hasta el acero puede ser cortado... No voy a morir de esta manera.. DÉ-JA-ME-EN-PAZ"
Pronto la ninjatou de Tatsuya atravesó totalmente los dientes del jabalí, cortándolos totalmente. Tatsuya en ese momento sintió como si los minutos dejasen de correr, pudo ver en cámara lenta los trozos de colmillos en el aire mientras el jabalí levantó la cabeza sin entender lo que estaba ocurriendo.
Vida
70/100
–
0
–
Chakra
100/110
–
-6
–
Raiton: Chakura Nagare no Jutsu Activo
Inventario:
Portaobjetos Básico de Kazuma (Costado derecho de la cadera~ 2/10)
Shuriken x1
Hilo Shinobi (1 usos)
Kunai x0
Ninjatō (Empuñada con ambas manos)
¤ Raiton: Chakura Nagare no Jutsu ¤ Elemento Rayo: Técnica del Flujo del Chakra - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Raiton 15 - Gastos:
6 CK (divide regeneración de chakra)
(Raiton 30) (multiplicable x2)
- Daños: Daño del arma + 10 PV - Efectos adicionales:
Hace que un arma cuerpo a cuerpo sea capaz de cortar a cualquier otra.
(Raiton 80) Atraviesa técnicas Doton.
(Raiton 80) La versión sin multiplicar puede usarse con armas a distancia.
Una de las ventajas del elemento Raiton es que puede ser conducido a través de las espadas y demás armas cuerpo a cuerpo para aumentar su capacidad de corte. Aunque tarda un poco en hacer efecto, si durante un choque de armas el oponente no se aparta, el filo del arma del ejecutor de la técnica acabará cortando por la mitad al filo de su contrincante. Por cada golpe, para mantener activo el flujo de chakra, el usuario debe volver a pagar el coste.
Tatsuya no alcanzó a tirar la shuriken con el hilo, así que se quedó tirada por ahí...
Como impulsado por las palabras de su compañero, el chico de ojos dispares se incorporó antes que la bestia herida depositara su colosal peso sobre él. Sin embargo, el olor de su sangre parecía seguir atrayendo el filo de esos colmillos hacia ya herido cuerpo. Incluso estando ciega, con aquellos dos kunais llenando sus cuencas, la criatura arrobas erráticas estocadas a lo que pudiera entrar en su alcance. Pero incluso así Tatsuya logró interceptar con su ninjato el filo de aquellas cimitarras naturales.
—¡Kazuma-san!, ¡es tu oportunidad!, ¡recupera tu espada! —Le indicó al ninja de Uzushio, mientras su propia espada que desprendía unos chirridos eléctricos y unos destellos chispeantes se empezaba a incrustar en aquellos dientes.
El arma del chico brillaba y chisporroteaba con pequeños relámpagos mientras lentamente se incrustaba en los colmillos del jabalí. Aquel monstruo pareció percibir que algo andaba mal, pero como su violento actuar indicaba siguió con una embestida llena de ira ciega. Aquel flujo de chakra demostraba ser tan efectivo en su tarea de cortar, que luego de unos instantes de estar enzarzado en un choque, aquel trió de colmillos duros como el acero terminó partiéndose y causando cierto grado de confusión en su dueño.
Mientras tanto, Kazuma se había tomado unos instantes para recuperar su preciada espada. La oportunidad estaba servida; Solo era cuestión de acercarse al jabalí y realizar unos cuantos ataques más hasta que este callera. Claro, tenía un plan de respaldo por si aquello no funcionaba, pero en realidad esperaba poder terminar con el asunto sin más complicaciones y a la brevedad.
—¿Qué demonios? —Un escenario improbable se estaba manifestando ante sus ojos.
Cuando comenzó la carrera hacia donde se encontraba su compañero, el cerdo monstruoso pareció percibir su aroma y comenzó a retroceder. Por un instante se quedó quieto, dando la impresión de que colapsaría de un momento a otro. Pero a aquel animal le faltaba mucho para dar su último aliento.
De un momento a otro la bestia comenzó a bramar y chillar, mientras que de su hocico comenzaba a elevarse una densa nube rojiza. Pronto la extraña niebla comenzó a crecer a la par de su perturbador resoplar. Un instante después su cuerpo había sido cubierto por completo, y luego de unos segundos el claro se había sumergido en un ambiente similar a un sauna con un fuerte olor acre circulando. Entonces, cuando apenas se podía ver a un metro por delante, se hizo un silencio absoluto.
«¡Joder, esto es malo!» —Ni siquiera tuvo tiempo de analizar la situación, pues arrancó a correr hacia donde había visto a su compañero por última vez.
Luego de unas cuantas zancadas logró llegar al lado de Tatsuya, que tampoco tenía cara de saber que estaba sucediendo. Se encontraban dentro de un caluroso banco de niebla carmesí y sin visión más allá del área inmediata que les rodeaba. Kazuma estuvo en alerta y calma total, incluso cuando de repente se escuchó un fuerte sonido de pisadas que indicaba que la bestia comenzaba a moverse.
«Cielos, cielos.» —El sonido se intensificó a cada momento… Pero el eco y la nula visibilidad impedían ver que sucedía.
Para cuando vio la silueta que se cernía sobre él fue demasiado tarde. El jabalí se arrojó con todas sus fuerza y enfilando su única hilera de colmillos hacia el cuerpo del peliblanco. Se podría decir que tuvo suerte, pues estaba lo suficientemente separado del Takanashi como para que no se pudiera llevar a ambos, además que tuvo la oportunidad de cubrirse con su espada.
En su vida jamás había expuesto a Bohimei contra un impacto tan violento, la enorme lluvia de chispas rojas le daba esa impresión, aun si, el arma soporto la carga sin sufrir daño alguno. Sin embargo, aquella masa con esa velocidad se manifestó en una fuerza tan brutal, que el Ishimura salió despedido por los aires hasta estamparse contra el tronco del árbol. Fue tanto así que dejó un trayecto visible al apartar la niebla que se atravesó en su camino.
Todo ocurrió en una fracción de segundo y en ese mismo tiempo el animal se puso en marcha de nuevo. Volviendo a ocultarse en la neblina, con la probable intención de atacar al invasor restante. Con el joven de cabellos blancos parcialmente estampado en el árbol, quedaba en manos de Tatsuya el encontrar la manera de continuar el combate.
El gran jabalí feroz
Puntos de Vida:
46/200
–
Gran Olfato: Por el olor puede diferenciar a un clon de alguien real.
Cuerpo Robusto: Gracias a su gran contextura, recibe la mitad de daño de las armas y del ninjutsu elemental.
Colmillos de Sable: Cada colmillo tiene un daño de: 15 PV/golpe o empujón 22 PV/corte superficial, 30 PV/corte, 50 PV/penetración
Arremetida Salvaje: Utiliza su enorme cuerpo para cargar contra su enemigo y causar 50 PV de daño.
Aliento del Bosque Profundo: Hace hervir su sangre y órganos para posteriormente exhalar un densa nube carmesí. Debido a lo cerrado del lugar no se dispersa, y gracias a su olfato es capaz de moverse y orientarse dentro de la misma.
Estado de Ishimura Kazuma
Puntos de Vida:
100/150
–
Puntos de Chakra:
106/110
–
Acciones Ocultas:
¤ Bohimei - Tirada quien sabe donde.
¤ Hitai-ate - Frente o Cuello
¤ Fūma Shuriken [1] - Roto
¤ Portaobjetos Básico - Pierna Derecha o Cintura (8 de 10 Espacios Usados)
¤ Sello Explosivo de Clase C [1]
¤ Comunicador Básico [1]
¤ Hilo Shinobi [1] - Tatsuya
¤ Shuriken [3] - Tatsuya
¤ Kunai [2] - Tatsuya
Luego de que el jabalí perdiera la mitad de sus colmillos salientes empezó a alejarse cuando el Ishimura se disponía a cargar contra él, Tatsuya se alivió por unos instantes pero poco lo duraron al ver como la bestia se sacudió liberando una extraña nube rojiza, que dificultaba la vista. No podía creer lo que estaba ocurriendo, y no pudo hacer nada al respecto para evitar que el lugar terminase totalmente cubierto por la densa neblina.
"¿Q... qu.. que?
El Takanashi mantenía el chakra fluyendo a través de su espada atento al momento en el que pudiera asomarse al jabalí, estaba realmente alterado, de hecho, en esos momentos tenía miedo. La hemorragia de su herida continuaba mermándolo, si seguía sangrando acabaría debilitándose quedando totalmente expuesto. Divisó una silueta humanoide en medio de la roja nube, se trataba de Kazuma que de alguna manera había logrado encontrarlo.
-Esto esta mal, muy mal.- Dijo volteándolo a ver.
Pronto las pisadas del jabalí se escucharon de nuevo, ambos shinobis se encontraban tensos, Tatsuya apretó el mango de su katana, aferrándose a ella tratando de sacar fuerza y valor, si bien le temblaban los brazos era más por el dolor del desgarre y no tanto por el temor, aunque sí estaba asustado. Intentó calcular la distancia de donde provenía, pero no sabía por donde atacaría, no tuvo tiempo a reaccionar cuando el jabalí arremetió contra el Ishimura, el ninja de Uzushio utilizó su arma para bloquear los colmillos, pero la fuerza del envite lo mandó disparado en la dirrección contraria.
-¡NOOOOOOOOOOOOO!- Gritó mientras veía a su camarada estrellarse con violencia contra el tronco.
La bestia rabiosa se ocultó nuevamente entre el rojo de la niebla, Tatsuya quería socorrer a Kazuma e intentó ir en esa dirrección, pero pudo escuchar el resoplar del jabalí en los alrededores y entró en pánico. "Maldita sea." Se dijo mientras se echaba a correr entre la niebla, en ese momento ya no le importaba pensar o decir insultos impropios de él, la etiqueta y los modales era lo último de lo que debía preocuparse en esas circunstancias.
No podía ver nada pero tampoco podía quedarse quieto, ni siquiera sabía que dirección había tomado pero una cosa era segura, debía evitar ser embestido por el jabalí, entre tanta vuelta pudo esquivar casi de milagro a la bestia. Seguía desorientado mientras era acechado por el animal que a diferencia de él no tenía problemas para ubicarlo gracias a su olfato, pero pronto Tatsuya se dió cuenta de algo muy importante.
"La sangre..."
El genin de Takigakure se dispuso a quitarse sus prendas superiores como pudo, además tratanto de embarrarlas con un poco más de sangre; también se las ingenió para atar un hilo a su arma por precaución. La respiración de la bestia amenazaba desde las nubes rojizas, y al percibir nuevamente el aroma de su víctima herida arremetió en su dirección, pero esta vez lo único que se encontraría sería la ropa ensangrentada colocada encima de un tronco.
-No dejaré que lastimes a más personas, bestia- Susurró el joven de cabello negro.
Tatsuya aprovecharía el despiste del animal para cargar con su Ninjatō electrificada, su objetivo era la herida que había abierto el haz fantasmal del jutsu del Ishimura, estando ya expuesta la carne podría al menos intentar encajar más profundo su arma para hacerle más daño que una simple cortada. Con toda su determinación y la espada en punta el ninja atacó a la bestia monstruosa.
Vida
70/100
–
0
–
Chakra
94/110
–
-6
–
Raiton: Chakura Nagare no Jutsu Activo
Inventario:
Portaobjetos Básico de Kazuma (Costado derecho de la cadera~ 2/10)
Shuriken x1
Hilo Shinobi (0 usos)
Kunai x0
Ninjatō (Empuñada con ambas manos)
¤ Raiton: Chakura Nagare no Jutsu ¤ Elemento Rayo: Técnica del Flujo del Chakra - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Raiton 15 - Gastos:
6 CK (divide regeneración de chakra)
(Raiton 30) (multiplicable x2)
- Daños: Daño del arma + 10 PV - Efectos adicionales:
Hace que un arma cuerpo a cuerpo sea capaz de cortar a cualquier otra.
(Raiton 80) Atraviesa técnicas Doton.
(Raiton 80) La versión sin multiplicar puede usarse con armas a distancia.
Una de las ventajas del elemento Raiton es que puede ser conducido a través de las espadas y demás armas cuerpo a cuerpo para aumentar su capacidad de corte. Aunque tarda un poco en hacer efecto, si durante un choque de armas el oponente no se aparta, el filo del arma del ejecutor de la técnica acabará cortando por la mitad al filo de su contrincante. Por cada golpe, para mantener activo el flujo de chakra, el usuario debe volver a pagar el coste.
Ninjatō: 15 PV/golpe con mango o vaina, 20 PV/corte superficial, 30 PV/corte, 40 PV/penetración (+10)
La Ninjatō tiene un hilo atado.
Se movió un poco y un quejido acompañó a una ola de dolor le cruzó todo el cuerpo. Abrió los ojos y entonces su desorientación comenzó a disiparse. El jabalí le había embestido y arrojado contra aquel árbol, ahora que veía la niebla carmesí y el suelo por debajo de él lo recordaba.
«Parece que perdí la conciencia por un instante.» —Aquello tenía sentido dada la magnitud del golpe.
Observo los alrededores y no pudo distinguir ninguna silueta. Trato de moverse, pero su cuerpo entumecido le dificultaba aquella simple tarea. Se arrojó del lugar donde había quedado y aunque aterrizó con un leve golpe, sintió como iba recuperando un poco de movilidad.
«¿Qué habrá pasado con Tatsuya?» —Resultaba en extremo preocupante el pensar que pasaría con su compañero si recibía un ataque igual a ese.
A Kazuma lo había salvado la gran resistencia de Bohimei, sin embargo su compañero no tenía aquella ventaja. Un golpe directo podría matarle en lugar de solo mandarle a volar. Quería ayudarle pero su estado y la densa neblina le impedían ir a buscarle. Se levantó tembloroso y trato de dar algunos pasos hacia alguna parte. Pero entonces escuchó el inconfundible sonido del envite del jabalí, seguido por aquel sonido chisporroteante del flujo de chakra de Tatsuya.
«Por allá están... —se dijo mientras seguía el sonido a tropezones—, debo acercarme más si quiero atacar.»
El sonido le llamaba a través de la nube roja. Cada vez podía sentir más cerca el chillido de dolor de la bestia con la cual su compañero estaba peleando. Su estado tembloroso no le permitiría acercarse mucho, pero ya de por si necesitaba a estar a cierta distancia para realizar su ataque. Su oportunidad llegó en cuanto escuchó como el jabalí se daba a la fuga, superado por el ataque del Takanashi.
«Kibaku Fuda: Kassei-ka —Y entonces la etiqueta que había puesto en su kunai estalló—. Fue buena idea preparar un plan b.»
Luego de la explosión lo único que se escuchó fue el sonoro golpe de una masa de carne contra el suelo y unos cuantos resoplidos más. Después de eso todo fue silencio absoluto… Los jóvenes habían acabado con aquella bestia y por ahora la lucha había terminado.
«Cielos, al fin —pensó mientras se dejaba caer sentado, pues para él aquello era el último aliento del animal—. Que ser tan aterrador, no me extraña que los aldeanos lo consideraran un peligro extremo.»
Mientras yacía descansando pudo percibir como la niebla se iba dispersando con lentitud.
La espada se clavó justo en la herida del animal, la bestia chilló de manera aterradora por el dolor, se sacudió violentamente para alejar a su agresor, Tatsuya se vio forzado a soltar su espada para evitar que lo golpease; el jabalí entonces empezó a huir entre la niebla roja pero el ninja de Taki no iba a permitir que se llevara su espada con él. Utilizó su chakra a través del hilo para atraer de nuevo la espada, usando su jutsu Kaifuku pudo sentir como la espada salió de tirón de entre las carnes de la bestia, y justo cuando la katana estaba de nuevo en sus manos pudo escuchar una explosión proveniente de la dirección en la cual se había ido el jabalí.
"¿Habrá sido obra de Kazuma-san" Se preguntó a si mismo.
La densa neblina roja amaninó poco a poco, guardó su espada al saber que el jabalí no sería más una amenaza, cuando pudo divisar a su compañero se dirigió a donde este se encontraba sentado, Tatsuya se tocaba la herida con el brazo derecho, se le veía agotado pero ya más tranquilo. Agachó la mirada para dirigirse al ninja de Uzushio.
-Me alegra que te encuentres bien, Kazuma-san-
Tatsuya entonces volteó a ver el cadáver de la bestia, emanando aún espuma amarilla y sangre negra; sintió pesar, durante sus momentos de adrenalina y enojo quiso acabar con el aquel animal sin dudarlo, pero cuando ya se había calmado llegó a sentir lástima por el animal. Pensaba que no era culpa del jabalí, algo lo había corrompido, a ciencia cierta talvez nunca sabría que fue lo que causo que esa criatura se convirtiese en semejante monstruo.
Caminó hacia donde había dejado el paquete con los hongos medicinales cerca del hueco en el árbol, por unos momentos respiró profundo por el alivio de saber que todo había terminado al fin. Divisó uno de los colmillos que le había cortado al jabalí, serviría de prueba para los aldeanos de que ya no debían preocuparse, se acercó a recogerlo y luego caminó de nuevo hacia Kazuma para dárselo.
-Este es el trofeo de tu cacería- Dijo mientras lo sujetaba con el brazo izquierdo extendido. -Es probable que cuando regresemos al pueblo ya habrá caído la noche. Añadió.
Ambos shinobis estaban cansados, heridos y semidesnudos. Lo mas prudente sería que ese día lo pasaran en el pueblo para recuperarse, aún quedaba a incógnita de porque el jabalí se volvió loco, no se sabe si descubrirían el misterio o no. Como fuera en el pueblo estarían más cómodos para hablar.
La niebla rojiza comenzaba a dispersarse, llevándose con ella parte de la sensación de peligro que se había acumulado en aquel campo de batalla. El joven de ojos grises se encontraba sentado en el suelo, a la espera de que el dolor de su cuerpo se esfumara con lentitud. Aun permanecía en cierto grado de alerta residual cuando desde el vapor carmesí una joven figura se acercó hacia él.
—Me alegra que te encuentres bien, Kazuma-san.
—Sí… Un tanto maltrechos —la lucha había sido tanto difícil como violenta y sus heridas darían fe de ello—, pero ambos estamos vivos y con nuestro objetivos cumplidos… Creo que estamos bien.
Se levantó con movimientos temblorosos pero calmados, como los de un anciano. En parte fue para ir a buscar su espada que había quedado tirada a unos metros de él y en parte fue para tener una mejor vista del enorme cadáver que acababan de crear. Aun estando muerta, las dimensiones de aquella bestia resultaban atemorizantes. Con el tiempo hasta su enorme cuerpo sería consumido por la naturaleza y entonces el bosque podría tener un poco de paz, aunque nada podía ocultar la posibilidad de que aquel ambiente hostil llegará a engendrar un nuevo monstruo como aquel.
«No se… Hay algo sobre todo esto que aún me inquieta un poco.»
Camino un poco hasta alcanzar su preciada arma y con movimientos lentos pero elegantes la volvió a poner donde solía descansar, en su espalda y con la empuñadura sobresaliendo por encima de su hombro. Observo sus alrededores y fue testigo de cómo su compañero se aventuraba en búsqueda de un colmillo que pudiese probar que había cumplido con lo prometido.
—Este es el trofeo de tu cacería —dijo mientras lo sujetaba con el brazo izquierdo extendido—. Es probable que cuando regresemos al pueblo ya habrá caído la noche. —Añadió.
—Puede que se convierta en una decoración con una buena historia tras ella. —Admitió mientras tanteaba el considerable peso de aquella gran pieza de marfil grisáceo.
Puede que alguien en su sano juicio diera todo aquello por terminado, y puede que las heridas y dificultades le convencieran de retirarse tranquilamente a casa… Pero a Kazuma no le gustaba dejar cabos sueltos cuando se trataba del deber. Decidió revisar la guarida de la bestia en busca de alguna pista que pudiera señalarles el motivo por el cual había caído en tal locura.
Se acercó al enorme agujero en la base del árbol, tan grande que pasaba fácilmente, y lo primero que percibió fue el inconfundible olor de algo que había muerto. Se adentro un poco más. Estaba húmedo y oscuro como cualquier madriguera. Por unos instantes supuso que no había nada anormal, pero entonces encontró no una respuesta, sino algo que provocaba más preguntas.
Entre la tierra mohosa de la guarida encontró una gran osamenta que inequívocamente pertenecía a otro jabalí, uno más pequeño que el que habían enfrentado, claro. Pero no estaba solo en aquel lecho, pues a su alrededor estaban los restos dispersos de lo que parecía haber sido una camada de crías de jabalí.
«Aún están descomponiéndose, así que deben de haber muerto hace poco —le costaba protegerse de aquello, pues olor ardía en los ojos y la nariz—. Probablemente era la hembra de aquel monstruo, pero en su locura jamás le permitió ir a alimentarse y entonces ella y sus crías murieron.» —Lo antinatural de aquella escena le causaba demasiada inquietud.
Roso con el pie una de las calaveras a las cuales aún no le crecían colmillos y por un instante sintió lástima, al ver marcas de grandes mordidas en ellas. Ese sentimiento fue reemplazado por el desconcierto cuando algo comenzó a moverse en aquel agujero. Busco en toda la amplitud que sus grises ojos podían abarcar pero aun así no encontró nada. Se puso en guardia y comenzó a dar pasos hacia atrás mientras esperaba que algo pudiera saltarle encima.
—¿Pero qué rayos? —No supo cómo reaccionar cuando sintió que algo salía de la madriguera pasando por debajo de sus piernas abiertas.
Unos instantes después aquello golpearía al Takanashi, una bestia idéntica a la muerta y con el potencial de matarle, dentro de una década quizás. Apenas podría sentir el impacto en el tobillo y poco tendría de mortal aquella pequeña bola de pelos no más grande que un conejo. La pequeña criatura de pelaje rayado con los colores del suelo del bosque, golpeaba contra su pierna y chillaba con la ternura de un cerdito enojado.
Aquellos colmillos eran de un color metálico y casi de la misma consistencia que el propio acero, el genin de Taki lo había comprobado personalmente al cortarlos con su espada, si bien su jutsu aumentan el filo de sus armas le costó trabajo rebanar esos cónicos dientes que ofrecieron mucha más resistencia que algunas katanas que había enfrentado antes. Seguía con la duda de que o quién convirtió al jabalí en eso, además del porque ocurrió, lo único seguro es que por ahora ya no tendrían más problemas, o al menos eso creía él.
—Puede que se convierta en una decoración con una buena historia tras ella. —Admitió mientras tanteaba el considerable peso de aquella gran pieza de marfil grisáceo.
-Ambos nos llevamos un premio extra, tú un tesoro extraño y yo una cicatriz de por vida.- Los dos shinobis tendrían un recuerdo de esta experiencia, aunque el de Tatsuya no era uno muy grato.
Al parecer Kazuma no se había dado por satisfecho, y se dispuso a husmear en el agujero que había en el tronco del árbol, el ninja de Taki no había alcanzado a revisar antes el interior pues se dedicó sólo a recoger los hongos que había en las raíces, pero si recordaba haber percibido un mal olor en ese lugar. En lo que el ninja de Uzushio se adentraba Tatsuya fue a buscar su ropas ensangrentadas.
En el lugar habían quedado rastros de aquella batalla, no sólo la sangre que el propio Tatsuya había dejado por ahí, no muy lejos estaban los pedazos de la fuuma shuriken de Kazuma, los hilos empleados, las huellas dejadas por la bestia en medio de sus feroces carreras... El joven pelinegro se alegró de que aunque se hubiera desgarrado su ropa no había quedado completamente destajada como la camisa de Kazuma, aunque la suciedad le resultaba incómoda. Ya teniéndola en sus manos se dirigió de nuevo hacia donde estaba el otro ninja, para ver si había encontrado algo, y vaya que lo hizo.
"Esperen, esto tiene que ser una broma"
Con ojos incrédulos pudo ver como se acercaba a él con fiereza un diminuto jabalí a toda velocidad, le parecía un mal chiste que luego de haberse jugado la vida contra la bestia gigante apareciera uno de tamaño mil veces menor tratando de arremeter contra él, el animalito le daba toponcitos con la cabeza en la pierna mientras el ninja lo seguía observando. Decidió agacharse para verlo más de cerca, tuvo que apoyarse con su espada para no perder el equilibrio, a falta de colmillos y debido a lo infructuosas que resultaban sus embestidas la criatura decidió morder el pantalón del shinobi.
-Un minuto, NO ME DIGAN QUE...- Tatsuya acababa de caer en cuenta de algo importante.
Volteó a ver el cadáver del jabalí gigante, luego volteó a ver al pequeñito, nuevamente giró su cabeza hacia el grandote y de vuelta al miniatura, por último miró a Kazuma y luego decidió levantarse. Tomó con ambas manos al cochinito que le jaloneaba el hakama y lo alzó frente a él, no importaba que esos ojitos estuvieran llenos de enojo, Tatsuya no podía evitar compadecerse de esa diminuta criaturita que se zangoloteaba para intentar safarse.
-Awwnnnn- Se le escuchó exclamar con un tono lastimero.
En esos momentos Tatsuya se sentía como si hubiera cometido un crimen terrible, él era el asesino del padre del lechoncito y por su culpa ahora se encontraba huérfano. Su consciencia lo atormentaba por el atentado contra la vida que acababa de cometer, un acto de maldad pura. Talvez nada de esto era verdad, pero el ninja de Takigakure se había convencido de que sí lo era y se reflejaba en su mirada que se mostraba cristalizada y triste.
—Awwnnnn. —Se le escuchó exclamar con un tono lastimero.
Y ahí estaba Tatsuya, sosteniendo a aquella pequeña fiera no más grande que un conejo. Aquella escena extrañamente tierna resultaba bastante agradable luego de todos los horrores vistos en aquel bosque. La criatura se notaba enérgica y rebelde, pero seguía siendo un inocente lechoncito. Pese a lo agradable de lo ocurrido, el chico del ninjato parecía un poco triste al observar el cadáver del monstruo que con toda seguridad era el padre de la cría.
—No te aflijas, Tatsuya —la expresión de su compañero denotaba múltiples formas de culpabilidad—. En realidad creo que lo salvamos.
»Dentro de la cueva están los cadáveres de lo que seguramente eran la familia de aquella bestia —aseguro mientras comenzaba a caminar hacia él—. Al principio pensé que habían muerto de hambre, pero al ver las marcas de mordidas en sus huesos creo que en realidad fue el padre jabalí quien se los comió.
En una primera impresión parecía algo completamente monstruoso y antinatural, pero de cierta manera era bastante creíble que aquella fuera la naturaleza del jabalí con quien acababan de pelear. Tampoco sabía cómo explicar el que el lechoncito sobreviviera, pero lo más probable es que se escondiera entre los restos de su madre y hermanos para no ser devorado.
—Es una criatura bastante tierna —admitió cuando estuvo lo bastante cerca para observarla bien—. ¿Deberíamos llevárnosla? —Preguntó de repente—. Digo, ha perdido a su familia y dudo mucho que pueda sobrevivir solo en lugar como este.
3/04/2016, 22:30 (Última modificación: 3/04/2016, 22:45 por King Roga.
Razón: Errorcitos
)
Kazuma le dijo al adolescente de cabello negro que quizás le habían hecho un bien a la bolita de pelos al matar a su progenitor, le relató del macabro hallazgo que hizo en la madriguera de la bestia. Le resultaba escalofriante a Tatsuya escuchar las palabras del muchacho de ojos grises. Era completamente anormal aquella conducta, que un animal cometiera canibalismo era raro y más aún si se trataba de devorar a sus propias crías, atentaba contra el mismísimo instinto paternal. El joven observó al bebé jabalí, parecía ya estar empezando a cansarse de tanto forcejear.
—Es una criatura bastante tierna —admitió cuando estuvo lo bastante cerca para observarla bien—. ¿Deberíamos llevárnosla? —Preguntó de repente—. Digo, ha perdido a su familia y dudo mucho que pueda sobrevivir solo en lugar como este.
-Creo que sería lo mejor, pues lo que ha ocurido acá no es para nada natural- Se refirió respecto a la conducta de la bestia muerta. -Me pregunto sí aún existe riesgo de que otros animales terminen convertidos en demonios iguales a ese jabalí-
Era sin duda extraño, alguien o algo había causado la transformación de la bestia, Tatsuya al ver que el diminuto ser ya no podía oponer resistencia debido a la fatiga lo acurrucó en su regazo, el antes feroz lechón se puso tembloroso quizás por miedo instintivo a que le pudiera pasar algo, pero el joven ninja no tenía esas intenciones, sólo deseaba abrazarlo, poco a poco la cría empezó a tranquilizarse. Por un momento el ninja de Taki se alegró, cuando de repente sintió un mareo y tuvo que dar un paso atrás para mantener el equlibrio.
"La hemorragia me debilitó más de lo que creí" Dedujo.
Luego de unos instantes logró recuperarse, no fue nada más que una debilidad momentánea. Ahora esperaría a escuchar la opinión del Ishimura para saber que hacer, si quedarse a investigar el asunto o marcharse, si bien lo prudente sería volver a causa de las heridas de ambos también existía la incertidumbre de que es lo que realmente estaba ocurriendo en el Bosque de los Hongos. Observó el lugar en el que estaban, aunque aquel monstruo ya estaba muerto el paisaje no dejaba de ser siniestro y silecioso, ni la más mínima luz llegaba a ese lugar.
-En esta parte del bosque no lograría saber si es de día o de noche, ni siquiera en Takigakure a la sombra del Árbol Sagrado está tan oscuro como en este lugar...- Soltó el comentario para luego darse cuenta de lo que había dicho. -Ahh, jeje- Añadió con tono nervioso.
A estas alturas sería tonto no admitir que es un ninja, Kazuma ya había visto sus jutsus y habilidades, aunque intentase negarlo el joven Takanashi era pésimo mintiendo. No había mencionado su lugar de origen por miedo a represalias estando en el País del Bosque, si bien había muchos de sus compatriotas que a veces se adentraban en esos territorios como sí les perteneciesen a Tatsuya no le agradaba ese comportamiento y prefería evitarse los problemas.
—En esta parte del bosque no lograría saber si es de día o de noche, ni siquiera en Takigakure a la sombra del Árbol Sagrado se está tan oscuro como en este lugar... —Soltó el comentario para luego darse cuenta de lo que había dicho—. Ahh, jeje. —Añadió con tono nervioso.
—Jejeje, ya decía yo que eras muy hábil para ser un civil —se quedó observante y sin mostrar ni un ápice de sorpresa—. Es comprensible que disimules tu profesión, después de todo, los viejos rencores entre el país del bosque y el país del río están más presentes que nunca.
Al joven Ishimura no le molestaba en lo más mínimo la procedencia de aquel que le había ayudado. Siempre había pensado que lo mejor llegar a conocer la forma de ser de una persona antes de saber cuál es su origen. De aquella manera podría apreciarla por como es y no por el sitio del cual procede. Aunque por supuesto, la gente del bosque creía con fervor que las personas del rio eran malvadas y muy probablemente sus contrarios tendrían la misma creencia.
—En el bolso que me dieron hay algunos suplementos para dar primeros auxilios —aseguro mientras contemplaba la herida en Tatsuya—. Pero creo que lo mejor es atender nuestras lesiones en otro lugar.
Hablaba con la idea de que ningún lugar de aquel bosque era seguro. Bueno, ciertamente la guarida de aquella bestia era el último lugar al cual se acercaría otro animal, pero el sitio había quedado tan maloliente y repugnante que permanecer allí por más tiempo se presentaba como una idea terrible.
—Creo que deberíamos irnos por el pasaje por el cual apareció el jabalí —miraba con cierta mezcla de ternura y curiosidad a aquel lechoncito tembloroso que el Takanashi sostenía con firmeza—. No solo nos permitirá movernos más rápidamente, si no que el olor reciente alejara a posible alimañas.
Recogió su bolso y los pocos jirones de tela que quedaban de su camisa. Solo faltaba esperar la opinión de Tatsuya para poder ponerse en marcha. De todas maneras, seguir un camino mucho más fácil era una gran tentación en aquel sitio tan agreste. Además también estaba la posibilidad de que al seguir aquel sendero terminarán encontrándose con un pequeño abrevadero en el cual quedarse a recuperar fuerzas.
Kazuma no se mostró para nada sorprendido por el comentario del joven Takanashi, es como si lo hubiera sabido todo el tiempo, no parecía haberse enojado por el hecho de que Tatsuya no le dijera su lugar de procedencia, el ninja de Taki se sintió aliviado al notar que su homólogo shinobi comprendía su situación, estaba enterado de las situaciones tensas entre las naciones del Río y del Bosque.
-Perdóname por habértelo ocultado todo este tiempo.- Dijo avergonzado bajando la cabeza, no podía reverenciar con la cosita peluda en brazos.
El Ishimura indicó que sería mejor buscar un lugar para reposar y curar las heridas, Kazuma se le quedó viendo a la herida de Tatsuya y este en reacción suspiró profundamente, le iba a quedar una cicatriz enorme cortesía del colmillaso del jabalí. Tuvo suerte de que aparte de víveres los aldeanos le dieran un botiquín a Kazuma, ahora que lo pensaba fue tonto ir así como así a ese lugar, él no estaba para nada preparado a diferencia del ninja de Uzushio.
—Creo que deberíamos irnos por el pasaje por el cual apareció el jabalí —miraba con cierta mezcla de ternura y curiosidad a aquel lechoncito tembloroso que el Takanashi sostenía con firmeza—. No solo nos permitirá movernos más rápidamente, si no que el olor reciente alejara a posible alimañas.
-Tienes razón, andando- Respondió Tatsuya mientras sostenía al bebé jabalí.
Así pues se dispuso a seguir al chico peliblanco a través de uno de los túneles creados por el jabalí, eran bastante prácticos ahora que lo pensaba, podían fácilmente conducir a zonas críticas del bosque donde pudiese encontrar alimento o agua. Además de servir para moverse con mayor facilidad, no tendrían que ir a través de la complicada maleza. Seguirían caminando por un buen rato, estando heridos el paso de los dos sería lento, el lechón se mostraba curioso, movía la cabeza y olfateba el aire, quizás nunca había salido más alla del territorio de su padre.
"Me pregunto si comer hongos gigantes hizo a los animales tan grandes... Naaa, debo dejar de pensar cosaa tontas" Se dijo a sí mismo.
Tatsuya imaginaba posibilidades extrañas, con todo lo que había pasado no le importaba ya pensar cosas fuera de la lógica, las ideas raras se habian apoderado de su mente. Y hablando de cosas anormales de repente clavó su mirada en la espada de Kazuma, en un inicio la belleza de la katana y los destellos carmesí le hipnotizaron, pero al recordar la técnica tan misteriosa del Ishumura se quedó totalmente intrigado, quería saber más sobre aquella arma, no era una espada corriente.
-Kazuma-san, me ha llamado bastante la atención tu Bohimei, puedo ver que no es para nada una espada normal, dime... ¿Hay alguna historia detrás de ella?- Preguntó mostrando curiosidad pero sin perder su tono de voz elegante. -Además... Tu jutsu no se puede comparar a ningún estilo de espada que yo conozca- Prosiguó.
Una extraña espada, una técnica espectral y un ninja misterioso... Tatsuya siempre a buscado conocer acerca de las espadas y sus artes, aunque a decir verdad, ahora mismo quizás estaría interesado en "quién" era realmente ese chico de ojos grieses y cabellos blancos, cualquiera podria pasar por alto ese tipo de cosas, pero Kazuma reunia muchas carácteristicas que intrigaban al ninja de Taki. El bebé jabalí por un momento se le quedó viendo al shinobi que lo cargaba, la bolita de pelos no entendia que estaba sucediendo.
El camino que estaban siguiendo resultaba ser bastante fácil de transitar, pero las lesiones de ambos disminuían su paso. Lo bueno era que por aquel sendero se hacía poco probable que apareciera algún animal salvaje para atacarlos. El Ishimura se encontraba caminando al frente, atento a cualquier cosa extraña que pudiera aparecer y pensando que es lo siguiente que haría.
—Kazuma-san, me ha llamado bastante la atención tu Bohimei, puedo ver que no es para nada una espada normal, dime... ¿Hay alguna historia detrás de ella? —Preguntó mostrando curiosidad pero sin perder su tono de voz elegante—. Además... Tu jutsu no se puede comparar a ningún estilo de espada que yo conozca. —Prosiguió.
«Está preguntando por mi… Podrías contarle un poco, pero luego tendrás que matarlo para que guardara silencio ¿no?»
«Solo pregunta por qué es un amante de las espadas y te considera interesante, por lo que prácticamente es un colega, así que no, no lo matare.»
—Hum… —El joven de cabello blancos giro un poco su cuello y lo vio de reojo—. Creo que no hay problema si te cuento un poco. —Ciertamente, entre ninjas era algo muy tabú y peligroso el hablar sobre sus facultades, pero el muchacho ya la había visto y preguntaba con inocente curiosidad.
»Bohimei tiene muchas historias —su tono se volvió un poco lúgubre—. La historia de cada uno de sus anteriores usuarios, que también resultan ser cada uno de mis ancestros directos. En mi familia, la tradición es que se hereda de generación en generación. A veces eso puede ser un largo tiempo, pues solo podemos cederla cuando morimos.
Se detuvo un momento y observo alguna flores púrpura que crecían en el sendero. Luego siguió caminando como si nada hubiera pasado. Había pensado en contarle sobre la presencia dentro de su espada, pero hasta donde sabía él era el único que podía escucharla, así que bien podría ser que solo estuviera loco o traumado.
—En cuanto a aquella técnica… —Se mostraba un poco dudoso, como si no encontrara la manera de explicarse—. En términos simples, es una arte que combina el kenjutsu y el ninjutsu. Lo de la forma y el sonido… En realidad no tengo idea del porque mi chakra se comporta así —reconoció con un poco de indiferencia hacia el tema mismo—. El único otro usuario además de mi, era mi padre. Recuerdo que sus técnicas tomaban las mismas características pero jamás me llegó a explicar el porqué.
»Por otra parte, me parece un espectáculo un poco perturbador… Así que trato de no utilizarlo en la medida de lo posible, en esta ocasión se presentó una emergencia así que no quedaba de otra. Pero estas habilidades son algo que contándote a ti solo dos personas han visto.
En realidad tanto Naomi como su maestro ya sabían de aquellas habilidades. Pero los únicos extraños que la habían visto eran él y posiblemente Karamaru, aunque este último probablemente solo la escucho. Claro, había otro sujeto que la había visto en todo su esplendor, aquel al que había matado con su espada. A este último decidió no mencionarlo para no incomodar al Takanashi. Después de todo decir “Eres el segundo que la ha visto, o mejor dicho, el único ya que al primero lo mate” Hubiese dado una muy mala impresión.
No pasaron más de unos minutos desde que terminó de hablar, cuando el pasaje los llevó hasta una pequeña cascada de aguas cristalinas. El río que se formaba era transparente como el aire mismo y el agua fresca impregnaba el ambiente con su humedad. Aquel debía ser el lugar a donde aquella bestia saciaba su sed.
—Que buen sitio, justo lo que necesitábamos. —Sonrió mientras observa el primer lugar agradable en aquel bosque hostil.
Tatsuya escuchó con gran atención cada palabra de Kazuma, aunque sintió algo raro en su forma de hablar, como sí el Ishimira mismo se mostrase desconcertado por lo que narraba. A decir verdad lejos de responder generaba más incógnitas en el ninja de Taki, pero se quedaría con las dudas pues ni el mismo Kazuma estaba seguro de la razón por la cual su técnica era de esa manera. Tal y como lo suponía aquello era un tipo de ninkenjutsu que no se relacionaba a ningún elemento, pero eso no hacía que dejara de parecer aterrador.
-Hmmmm... Por lo que me dices, he llegado a pensar que talvez, sólo talvez, la espada este relacionada de alguna manera a la forma en que se manifiesta el chakra- Comentó, mientras su mirada se perdía en unas flores que habían en el sendero.
»Creo que no me he explicado bien, quiero decir... Según tus palabras sólo tú padre ha tenido técnicas similares a las tuyas, entonces, ¿será posible que la espada tenga una conexión con el linaje de tu familia?-
Tatsuya no sabía como decirlo, el lo que pensaba es que el arma más allá de ser un tesoro heredado tenía alguna característica especial que la unía a su portador, otorgándole esa extraña cualidad de chakra y que eso era la causa de que Kazuma no posea un elemento afín. Aquello sonaba como una teoría descabellada, digna de libros de aventuras y misterio, pero bueno, en un mundo donde existen personas que escupen fuego por la boca (o que tiran rayos con las manos como él) la línea entre lo que es normal y lo que no era muy difusa.
Pronto salieron de ese túnel, la luz del sol nuevamente los saludaba con sus rayos amarillentos y blancos, el pequeño jabalí se inquietó un poco y se intentó sacudir, Tatsuya tuvo problemas para que no se cayera. Había una cascada frente a ellos, pura y limpia a diferencia del ríachuelo shuco que habían visto antes, de la alegría una sonrisa enorme se dibujó en el rostro del Takanshi, le dieron ganas de ir a tirarse un chapuzón al agua así tal cual pero sólo se quedó en eso, en las ganas, tenía que guardar la compostura.
—Que buen sitio, justo lo que necesitábamos. —Sonrió mientras observa el primer lugar agradable en aquel bosque hostil.
-Me has quitado las palabras de la boca- Tatsuya pensaba exactamente lo mismo.
Tatsuya se agachó para dejar que el bebé jabalí fuera a beber, la criatura corrió rápidamente hacía la orilla mientras él se acercaba lentamente a la fuente de agua, dejó los honguitos que había envuelto previamente en hojas cerca bajo un gran hongo que había por ahí. El pudo ver que se había manchado las manos con su propia sangre, la verdad es que había pasado ya dos malos ratos en dos días, y quién sabe hasta cuando seguría así.
—Hmmmm... Por lo que me dices, he llegado a pensar que tal vez, sólo tal vez, la espada esté relacionada de alguna manera a la forma en que se manifiesta el chakra. —Comentó, mientras su mirada se perdía en unas flores que habían en el sendero.
»Creo que no me he explicado bien, quiero decir... Según tus palabras sólo tú padre ha tenido técnicas similares a las tuyas, entonces, ¿será posible que la espada tenga una conexión con el linaje de tu familia?
—Hum… —Con anterioridad se había cuestionado aquello, pero jamás encontró una respuesta que le satisficiera—. No estoy seguro, pero eventualmente terminare descubriendo los cómo y los porqué de mi espada y de mi técnica.
«Mientes con total descaro… Sabes que poseo todo el conocimiento que podrías querer y a cambio solo te pido que me dejes unirme a ti por completo.»
«Eso lo sé bien, igual que tu sabes que aun no estoy listo.»
Los pensamientos de Kazuma se interrumpieron en cuanto divisó aquel agradable sitio. Tatsuya parecía estar de acuerdo y solto al pequeño cerdito salvaje para que bebiera un poco de líquido. El Ishimura introdujo su mano en el agua y esta emitió un agradable temblor ante la baja temperatura del riachuelo.
—Hay que aprovechar este sitio —aseguro satisfecho por su descubrimiento.
Busco un árbol cercano en una zona donde no estuviera mojado el suelo. Ahí se deshizo de su vestimenta hasta quedarse en ropa interior. Colocó con cuidado su espada, de manera que quedara verticalmente apoyada en el tronco. Y sin esperar mucho más fue a sumergirse en las gélidas y prístinas aguas del arroyo. El alivio fue enorme cuando sintió la fría corriente envolviendo y golpeado su inflamado cuerpo.
—El lugar es perfecto —se dijo a si mismo mientras sumergía su cuerpo entero—. Nos podremos asear un poco, atender nuestras heridas, comer algo y descansar hasta que podamos ponernos en marcha.
Kazuma se dispuso a desvestirse para disfrutar del agua y Tatsuya no se quedaría atrás en eso. También se quedó en ropa interior y se metió al arroyo rápidamente, pero cuando el agua le llegó a la altura de la cintura sintió un dolor punzante proveniente de su herida que se extendió a todo su cuerpo, tuvo que pararse de inmediato y taparse la boca para no pegar un grito a causa del dolor, aunque en sus ojos se veia que se sentía mal.
"A-A-A-A-U-U-U-C-H-H-H" Se quejó mentalmente mientras se cubría la boca con ambas manos.
Cuando ya se hubo calmado decidió no entrar de golpe y mejor entrar muy despacio, volvió a sentir el dolor pero ya no tan fuerte, lo que le permitió sumergirse al punto que lo único que se veía era la mitad de su rostro, sólo era visible desde la nariz para arriba. Se permitió cerrar los ojos para disfrutar el frío recorrer su cuerpo, esto era lo que había estado buscando desde un principio, poder reajarse en aguas limpias.
"Al fin..."
El pequeño jabalí también parecía querer darse un chapuzón junto a ellos, intentó meter la patita pero se resbaló y cayó al agua, aunque como era la orilla estaba poco profundo y luego de patalear un rato salió solo, se puso a sacudirse para sacarse el agua. Tstsuya no pudo evitar soltar una risita al darse cuenta de aquello, talvez la situación ya no era tan tensa y resultaba hasta graciosa pero eso no le haría bajar la guardia, ya había aprendido la lección y no volvería a distraerse ante ningún peligro.
Por otro lado luego de sentirse más fresco salió un poco del agua para limpiarse la herida, ya luego vería si en el botiquín de Kazuma había algo para desinfectarla. Al restregarse la sangre pudo darse cuenta de que estaba peor de lo que creía, el corte fácilmente cubría una superficie de 10cm de largo con un grosor de unos 5cm en el centro, que se iba haciendo mas fino conforme avanzaba a los lados. Se lamentó por ser tan descuidado, en aquel momento pudo haber perdido la vida si el colmillo del jabalí lo hubiera cortado más profundo, tuvo suerte de que no fue así.
Ahora que lo pensaba, se sentía frustrado... Si el no hubiera sido negligente con los entrenamientos en el pasado talvez ahora no estuviera pasando estas dificultades, no estaba acostumbrado al peligro, a diferencia de Kazuma. Se puso a meditar en lo que le había dicho, si era cierto que la espada sólo la heredan cuando mueren, eso significaba que...
-...Tu padre esta muerto, ¿no es verdad?- Preguntó de la nada, aunque pronto creyó que no era correcto meterse tanto en la vida de alguien que acababa de conocer. -Perdón por inquirirte de esa manera, si no deseas contármelo no lo hagas-
Volteó la cabeza algo apenado, quería remediarlo, dió un suspiro y luego se le ocurrió algo.
-Tengo una idea, pregúntame lo que sea, te responderé lo que quieras, aunque yo no tengo una vida muy interesante que se diga.- Le ofreció.